Importantes declaraciones del canciller Elmer Schialer en el sentido de haber reafirmado ante los miembros de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, con quienes sostuvo una reciente reunión, que el Perú ratifica su permanencia en el sistema.
El Perú, como nación democrática, debe permanecer en el sistema interamericano de derechos humanos, pues en ello radica no solo su responsabilidad moral, sino también su estabilidad política e internacional. La pertenencia a este sistema es una garantía de que las conquistas democráticas, logradas con tanto esfuerzo, no se vean relegadas por la tentación de autoritarismos disfrazados de populismo. Es, ante todo, una afirmación de que los derechos fundamentales de las personas, como la libertad, la justicia y la igualdad, son principios irrenunciables que deben prevalecer ante cualquier contingencia.
Este sistema internacional no es una entelequia, sino un entramado de derechos que permite a los ciudadanos de cualquier país de América Latina recurrir a instancias supranacionales cuando las leyes internas se ven contaminadas por la corrupción o la arbitrariedad. De esta manera, el Perú protege su imagen ante el mundo y se coloca del lado de aquellos países que han entendido que la democracia solo es legítima cuando está subordinada al respeto por la dignidad humana.
El mantenerse dentro de este sistema es, por tanto, una cuestión estratégica. No solo implica un compromiso con los derechos humanos, sino también una herramienta de defensa frente a posibles vulneraciones que pudieran ocurrir dentro del propio país. En tiempos de incertidumbre, como los que se viven en la región, el sistema interamericano se convierte en un refugio para las víctimas de abusos, mientras que su salida sería vista como un retroceso peligroso en el camino de una nación que aspira a consolidar su democracia y ser un ejemplo de convivencia pacífica y respeto a los derechos de todos.