Hacer campaña anticipada rinde frutos. A diferencia del axioma desactualizado de que solo se debe aparecer en un proceso electoral en los tramos finales, en la que se viene para el 2026, dada la inmensa cantidad de candidatos, corresponde iniciar lo antes posible la estrategia de “posicionamiento”.
El mejor ejemplo de ello es el de Rafael Belaunde Llosa, hijo de un destacado empresario minero y nieto del expresidente Fernando Belaunde Terry, quien, temprano, inscribió su partido Libertad Popular y empezó a recorrer el país.
La encuesta de Ipsos de ayer lo coloca con 2% de intención de voto, igual que otros competidores mucho más mediáticos, recorridos y conocidos, como César Acuña, Rafael López Aliaga, Aníbal Torres, Phillip Butters, Guido Bellido, Yonhy Lescano o Carlos Álvarez.
Es quizás el único candidato de la centroderecha que a la par de tomar distancia de la izquierda, lo hace también del gobierno de Dina Boluarte, al que critica con acritud e insistencia. Se ubica así en el lugar correcto, correspondiente a una candidatura liberal que no puede tragarse los sapos de un régimen mediocre e ineficiente como el que tenemos en mala suerte gobernándonos.
Por cierto, dado el caso de tener que aglutinar esfuerzos haría bien, desde ya, en ser sumamente escrupuloso en definir con quién se alía. Si de algo le va a servir tener al costado a Pedro Cateriano y Diana Álvarez Calderón, exintegrantes del Movimiento Libertad, y de asociado a Mario Vargas Llosa, es, precisamente, aprender la lección de los 90, donde el Fredemo fue una mala idea (si iba nuestro Nobel solo hubiera sido presidente de la República).
Según la última encuesta del IEP (contrariando mis impresiones precedentes) la mayor preocupación ciudadana en estos momentos tiene que ver con la situación económica (29% respecto del 22% seguridad y delincuencia y 21% corrupción). Un movimiento como Libertad Popular, que pone especial énfasis en ello, puede encontrar terreno fértil para seguir creciendo.
Ojalá que lo haga. Se necesita con urgencia el surgimiento de un partido de derecha liberal y democrático, que le haga frente a los extremos autoritarios tanto de la izquierda como de la derecha.