El Congreso tiene que romper la burbuja en la que suelen radicar los parlamentarios, sin capacidad de percepción de la realidad política y social, amoldados por las gollerías de las que gozan y el relativo aislamiento de la calle (que solo se va a romper cuando se opte por renovación parcial del Parlamento y la constitución de distritos electorales múltiples).
El de Dina Boluarte es, esencialmente, un régimen de transición y, en esa medida, mientras más rápido dé curso a su vigencia, mejor, más aún en medio de las circunstancias aciagas en las que vivimos, que es urgente desescalar.