Lo que sí no puede hacer Boluarte es convocar a nadie que haya sido cómplice directo o indirecto del régimen castillista. Estos personajes merecen el ostracismo más radical y sus intentos por reciclarse firmando comunicados masivos o tratando de regresar al sector público, deben ser rechazados por ciudadanos de toda laya ideológica.
Más allá de eso, debe actuar con la cancha libre de hipotecas y mucho menos de aquellas que provienen de un sector vocinglero, pero minoritario y dañino para el país y que ojalá nunca llegue a capturar al poder. La DBA debe seguir siendo un reducto de radicales descaminados y pasadistas, sin eco en las esferas gubernativas.