Por angas o por mangas, hay que celebrar esta bronca entre el presidente y su ex alter ego, el primariamente radical Vladimir Cerrón. Gran parte de los males del gobierno en estos once meses de gestión se deben al hecho de que el presidente se haya sometido a los dictados del cacique de Junín. Rota esa dependencia, se abre la posibilidad de que ejerza un gobierno más sensato, aun cuando las propias mediocridades del primer mandatario permitan la sospecha de que poco o nada va a cambiar en el modo de gobernar. Tampoco hay que albergar muchas esperanzas al respecto.

Castillo-Cerrón: una bronca para celebrar
Por:
Juan Carlos Tafur
29.06.2022