Le ocurriría probablemente lo mismo que a Vizcarra, quien disolvió un Congreso adverso, que efectivamente lo quería vacar, para terminar siendo vacado por el nuevo Legislativo convocado por elecciones ad hoc (aunque, claro, Vizcarra cometió el grueso error de no presentar lista congresal, quedando inerme frente al poder de la plaza Bolívar).
La pataleta anticonstitucional del premier Aníbal Torres está conduciendo al presidente al abismo político, a una situación de zozobra mayor (¿alguien, por ejemplo, va a invertir si disuelve el Congreso y convoca nuevas elecciones parlamentarias?) y a un riesgo que no figuraba en su horizonte político real (acabar su mandato antes del 2026).
Porque es claro que, tal como están dadas las cosas, Castillo va a culminar su mandato. No hay ni los votos ni la intención real de la oposición congresal de sacarlo de Palacio y correr el riesgo de anticipar elecciones generales. La lógica tácita es que se queden todos.
Pero si Castillo patea el tablero, disuelve inconstitucionalmente el Congreso y convoca nuevas elecciones, abre una caja de Pandora, que lo más probable es que termine por hacer realidad su temor de ser expectorado de Palacio antes del plazo original de su mandato.
Sacar a la luz los documentos que sustentaron el toque de queda del último 5 de abril no fue sencillo. La transparencia, una característica de la que adolece el gobierno, se ha vuelto engorrosa. El periodista de Sudaca que firma este reportaje solicitó sin éxito los informes de la Policía y la DINI mediante un pedido de transparencia al Mininter. Su pedido fue denegado porque se consideró “información reservada”.
Quien sí lo consiguió fue la abogada Dania Coz, consultora en transparencia y derechos fundamentales en el Estudio Iriarte & Asociados. Su interés en conocer las motivaciones de la inmovilización social obligatoria le hizo esperar tres meses para obtener los informes.
Coz solicitó los documentos al Mininter, la Policía y la PCM. Las tres entidades se negaron, también bajo la excusa de la reserva, pero la letrada decidió apelar al Tribunal de Transparencia y Acceso a la Información Pública (TTAIP) a finales de abril. Este órgano, que depende del Ministerio de Justicia (MINJUS), cuenta con dos salas conformadas por tres vocales cada una, y desde finales del 2018 resuelve controversias relacionadas al acceso a la información pública.
Cualquier ciudadano puede acudir al TTAIP. Lo único que debe hacer es registrar su solicitud a través de la Mesa de Partes del MINJUS. “Tu presentas la apelación, el tribunal la recibe, notifica a la entidad y les piden que eleven el expediente junto a sus descargos. Con ese material ya pueden emitir una decisión”, explica la abogada Dania Coz. Un fallo puede tardar entre 2 y 3 meses.
Coz apeló al TTAIP porque dudaba del argumento de reserva de la Policía. “Tienen la manía de catalogar toda información como reservada, pero según la Ley de Transparencia, [se niega] la divulgación de la información si entorpece la lucha contra el crimen. También existe jurisprudencia del Tribunal Constitucional (TC) que dice que los ciudadanos tienen derecho a saber los motivos detrás de un Estado de Emergencia”, explica la especialista en Derechos Humanos.
Ya con la información en mano, a la letrada le quedó la misma impresión que el resto de entrevistados por Sudaca. “No hay fundamento fáctico que respete criterios jurídicos establecidos por el TC. Es claro que fue una medida de carácter político. El principio de necesidad exige que evalúes el abanico de medidas para limitar derechos y optes por la menos gravosa, no la más extrema de arranque. Podían reforzar puntos estratégicos, por ejemplo”, asegura Coz.
Así se cocinó el toque de queda del último 5 de abril. Una fecha de connotación nefasta para la historia del Perú, y que gracias al gobierno del lápiz, este año también atormentó a la capital entera.
La señal más clara de que esos fueros se van a respetar pasa, en estas horas, por hacer que Aníbal Torres renuncie al Premierato. Es una piedra en el zapato de la ya escasa gobernabilidad que este régimen mantiene a duras penas. Cada minuto que este personaje pasa despachando como tal, se sigue deteriorando un régimen al que apenas uno de cada cinco peruanos aprueba.
La captura de San Marcos era estratégica para el régimen de aquel entonces. Por eso colocaron al frente de la Comisión Reorganizadora a Manuel Paredes, un hombre cercano a Fujimori. El expresidente, en la gestión de Paredes, empezó a ir a la universidad para inaugurar obras. “De más está repetir que San Marcos sufrió también los ramalazos de algunos estudiantes y personas ajenas a la universidad enquistadas para sembrar el caos. Todo ese clima insoportable para la convivencia terminó felizmente”, dijo Paredes en un discurso, con la presencia de Fujimori.
De acuerdo a la tesis de Kevin Lazo, Paredes empezó a tener exposición en los medios de comunicación afines a la dictadura que lo presentaban como un “salvador de la crisis sanmarquina”.
Manrique y la Comisión Reorganizadora, integrada por Torres, autorizaron también el espionaje realizado por el desaparecido Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) dentro de la sede universitaria. “Los infiltrados del SIN vigilaban día y noche a los profesores, estudiantes y administrativos opositores, a quienes grababan, tomaban fotos y filmaban día y noche para elaborar informes de inteligencia sobre todas sus actividades en la universidad, las mismas que eran remitidas exclusivamente y en forma confidencial al Presidente de la Comisión Reorganizadora, Manuel Paredes Manrique”, dice un texto del psicólogo sanmarquino Moisés Vargas, publicado en el 2002 y titulado «El oscurantismo intelectual en San Marcos: Intervención militar y corrupción política 1995-2000».
“Está claro que existía espionaje sistemático contra los principales dirigentes estudiantiles, docentes y trabajadores. Grababan nuestros movimientos, yo he sido N veces grabado. Es más, hay un informe de espionaje en donde está mi nombre”, agrega René Meza, estudiante expulsado.
Los testimonios apuntan a que Aníbal Torres duró un año en la comisión auspiciada por Fujimori. Se retiró por discrepancias con el rector Manuel Paredes. Así lo recuerdan René Meza y Marco Huaco.
“Recuerdo que él se peleó con el rector Manuel Paredes, aduciendo problemas de corrupción o mal manejo y renunció a la comisión interventora. No obstante, Torres ha sido un cómplice de la dictadura fujimontesinista en San Marcos, contribuyendo a la represión de docentes, estudiantes y trabajadores”, dice Marco Huaco a Sudaca.
El acta de defunción de la Comisión Reorganizadora se firmó en el 2000. Desapareció con la caída de la dictadura fujimorista.
El pasado naranja del premier parece no perseguirlo. Más de veinte años después, no tiene inconvenientes en cuestionar al fujimorismo y mostrarse como un abanderado del antifujimorismo. En marzo pasado, ya como primer ministro, comparó a Alberto Fujimori con Adolfo Hitler. Dijo que nadie es juzgado “por sus buenas obras, se les juzga por las malas obras”. Sudaca llamó al primer ministro para pedir su versión, pero al cierre de la edición no contestó las llamadas.
“De cierta forma hay algunas situaciones internas en las que podemos discrepar. Como cualquier tipo de bancada a la larga se puede llegar a fraccionar. Pero, por el momento, nos mantenemos firmes y vamos a continuar con el respaldo de nuestro compañero Pedro [Castillo]”, dice Quiroz.
En la tienda del lápiz son conscientes de que el proyecto de ley para que una Asamblea Constituyente redacte una nueva Constitución va a fracasar en el Congreso. Pero esperan que la negativa de la oposición a elaborar una nueva Carta Magna encienda la pradera en las regiones y se inicien las protestas. Ese -dice una fuente de Perú Libre cercana a Cerrón- sería el famoso “plan B” del que habló el secretario general del partido en una entrevista en Canal N.
Lo cierto es que, a pesar de las cifras maquilladas que mostraban un desempleo bajo en las estadísticas, la economía alemana empeora notablemente a partir de 1936. Las divisas estaban casi agotadas, debido a que la industria importaba demasiada materia prima y exportaba muy poco. El petróleo, los minerales y el caucho comienzan a escasear. Los ciudadanos se ven obligados a prescindir de ciertos bienes, pues la industria armamentista tiene prioridad. A partir de enero de 1937 se raciona la mantequilla y las grasas animales y vegetales. Dos años después, la fruta y el café. Muy pronto las panaderías sólo venden pan hecho con harina de baja calidad, y también los huevos y el papel son escasos.
En 1938 el forado en las finanzas estatales era de casi diez mil millones de marcos. En marzo de 1938 el Estado se endeuda aún más para cancelar las letras de cambio de la MeFo. La catástrofe financiera es inminente, pero aún así Hitler acelera el proceso de rearme. En marzo de 1939 el banquero Schacht advierte que la expansión de los gastos estatales estaban a punto de destrozar las finanzas del Estado y la moneda. La respuesta de Hitler fue el despido inmediato de Schacht, porque ya no encajaba en el «marco nacionalsocialista».
Lo único que podía impedir la inflación, tan temida por Hitler, era el saqueo más allá de las fronteras alemanas y la rapiña de los países sometidos. Éste habría sido uno de los motivos por el cual Hitler dio inicio a la Segunda Guerra Mundial.
En cuanto a su proyecto preferido, la red de carreteras, se tuvo que detener su construcción en 1941 debido a falta de medios. Se habían logrado más de 3,800 kilómetros, los últimos de los cuales fueron construidos por prisioneros de guerra y judíos en régimen de trabajo forzado. Alemania tenía las mejores carreteras del mundo, pero estaban vacías, pues el escaso combustible estaba reservado a los vehículos militares y los pocos automóviles particulares tenían prohibido conducir en las autopistas. En 1943 se autorizó su uso por parte de bicicletas. Paradójicamente, los primeros que se beneficiaron enormemente con las carreteras de Hitler fueron las fuerzas aliadas, cuyas caravanas de tanques y vehículos militares pudieron hacer uso de ellas para invadir con facilidad Alemania.
Visto de este modo, las carreteras de Hitler fueron un elefante blanco que el régimen nacionalsocialista usó como espectáculo de propaganda. Y si bien después sirvieron de base para el sistema de circulación vial que existe ahora en Alemania, fue uno de los factores que condujo a Alemania a la ruina y a una espiral bélica con violaciones sistemáticas y atroces de derechos humanos en perjuicio de poblaciones enteras. Y eso es algo que Aníbal Torres debería saber.
NOTA: Este artículo toma datos de un artículo en alemán de Marion Hombach y Joachim Telgenbüscher, aparecido en el N.º 57 (septiembre de 2012) de GEO Epoche, una revista especializada en historia.