Es un sismo político de gran magnitud el que ha detonado el destape de Anuska Buenaluque en Epicentro.tv, en el que se confirma que al interior del gobierno se libran luchas fratricidas y se despliegan zancadillas mortales entre sí.

Los alfiles de Cerrón (y él mismo): Guido Bellido, Waldemar Cerrón y algunos sumisos congresistas allegados, enfilan baterías en un chat privado partidario en contra de integrantes del propio gobierno y establecen estrategias para hacerles daño.

Así, arremeten contra el canciller Maurtúa, el vicecanciller, la primera vicepresidenta Dina Boluarte, la congresista Betsy Chávez, los ministros Aníbal Torres y Pedro Francke, etc. Y, sin ninguna atribución legal para permitírselo, el secretario general de Perú Libre, Vladimir Cerrón instruye los pasos a dar para golpear a sus enemigos dentro del régimen.

Queda claro que el pasmo político del Presidente de la República genera un vacío que, en este caso, un enfebrecido Cerrón trata de llenar a toda costa, a punta del poder que le brinda su bancada fiel y su testaferro en el Premierato.

El gobierno flaquea y se tambalea, no por obra y gracia de la oposición congresal, de los medios periodísticos adversos o de algún imaginario sabotaje de los poderes fácticos. El régimen hace agua por obra y gracia de sus propios integrantes, dedicados con más ahínco, que a gobernar, a capturar cuotas de poder a favor de cada uno de los grupos de la coalición de izquierdas que, dizque, nos gobierna.

Ya se entiende el desmadre cojonudo en medio del cual estamos. Castillo no ata ni desata, se resigna a ser mero espectador de las luchas intestinas, sin zanjar en favor de ninguna de ellas, provocando así un resultado de parálisis, mediocridad y exabruptos por doquier, sin orden ni concierto.

Tal descuajeringue político no se veía ni en los peores momentos del casi inimputable Alejandro Toledo, quien al menos tuvo la sabiduría de nombrar buenos ministros que hiciesen la tarea de gobernar a la que él no era muy afecto que digamos.

Esto solo lo puede arreglar el Presidente, quien tiene que ponerse los pantalones y expectorar de las cercanías de Palacio a los conspiradores cerronistas, que, a sus espaldas, traman golpes políticos contra otros integrantes del propio gobierno, faltándole el respeto a la mismísima investidura presidencial. Si Castillo deja pasar por alto estos hechos, corroboraría que es un pelele con el que se equivocaron grosera e irresponsablemente millones de peruanos.

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Cuando tenía 17 años, Marina Bustamante tuvo una idea: crear un negocio dedicado al cuero. Podía hacer cinturones, carteras, billeteras o bolsos. En fin, una amplia gama de productos con un propósito: que sean de calidad y con buen diseño. Era la década del setenta y hacer negocios -cuenta- parecía una tarea imposible para una mujer. “Mi padre era machista y me decía. ‘Tú no puedes ser negociante. Las mujeres van a colaborar con sus maridos, pero una mujer no lleva adelante un negocio’”. Sin embargo, ella -que por esos años tenía una máquina de costura y una atracción por el cuero- no hizo caso y siguió con la idea de hacer empresa, mientras estudiaba las carreras de psicología en San Marcos y actuación en la Escuela de Arte Dramático.

Desde entonces han pasado 48 años y ahora tenemos a Marina Bustamante al frente nuestro, vía Zoom, recordando sus inicios. Es la fundadora y gerente general de Renzo Costa, una marca que produce y vende artículos de cuero. Una empresa que nació cuando ella cumplió los 20 años y abrió una pequeña tienda en el jirón de la Unión, en el Centro de Lima y que bautizó con el nombre de su primogénito. Un emprendimiento que se convirtió en un imperio del cuero y que -hace unos días- la hizo obtener el reconocimiento de Empresaria del año 2020, otorgado por IPAE.

“[Galardón obtenido] por su trayectoria, perseverancia y su contribución al desarrollo empresarial, con un ejemplo de empoderamiento femenino e iniciativa privada ética”, se lee en el comunicado donde la anuncian como ganadora del premio que se entrega desde 1961.

Usted fundó en la década del 70 Renzo Costa, en los 80 se fue a Chile y siguió con su negocio en medio de una crisis social y económica; y encima, en tiempos donde era aún más difícil hacer empresa siendo mujer. ¿cuán complicado fue emprender y enfrentarse a todo eso? ¿Se podría decir -usando una palabra de moda- que la suya es una historia de resiliencia?

“Soy una resiliente 100%. La historia de una mujer que empezó un negocio superando la súper hiperinflación, el terrorismo y el machismo. Nuestra empresa no hubiera salido adelante si no hubiera sido resiliente. Los peruanos somos resilientes. Eso nos salva”, cuenta.

Líneas arriba Marina Bustamante nos había contado que su padre no la apoyaba en su idea de ser empresaria. Él, lamentablemente, no pudo ver su éxito. Falleció en 1973, cuando ella comenzaba a despegar su negocio. “A mi padre le hubiera gustado ver mis logros. Se hubiera sentido orgulloso y hubiera olvidado lo que me dijo antes, cuando me hacía la guerra”, dice y sonríe orgullosa, algo nostálgica.

Todo esto nos hace peguntarle sobre las dificultades que tuvo que sortear en medio de una sociedad que solo concebía a un hombre de saco y corbata creando industria. “Cuando iba a los bancos a pedir un préstamo, imagínate, era joven y mujer. Me veían y no me lo daban. Todos los que iban a pedir eran hombres con terno. Entonces yo me decía: ‘Vengo a recibir un sí’, pero generalmente me daban un no. Me recorría las cajas municipales, Asociaciones de iglesias, o les pedía dinero prestado a mis hermanas. Un día me dieron una respuesta positiva y comenzó todo”.

Crecer en grande

Actualmente Renzo Costa de Marina Bustamante es una de las empresas más importantes de la región en su rubro. Tiene 65 puntos de venta distribuidos en centros comerciales, tiendas independientes en zonas estratégicas de Lima y en el aeropuerto Jorge Chávez. Es una empresa familiar donde su hijo, Renzo Costa, tiene una de las gerencias. ¿Cómo lidiar con la familia en el negocio y con las discusiones en el trabajo?, le preguntamos sobre ese delicado terreno que es laborar con los parientes.

“En el trabajo no hay familia, todos somos trabajadores. Todos debemos responder a una disciplina, organigrama y responsabilidades”, cuenta. “En el trabajo se respeta cada jefatura. Formamos comités y consensuamos, discutimos, hacemos críticas constructivas. La palabra respeto está, sobre todo”, agrega y señala: “Siempre hago una diferencia: hay que separar la mesa del directorio de la mesa del comedor. En casa no se habla de temas de negocios. Hablamos de nuestra familia, de nuestros cachorros, de otras cosas… pero no de trabajo”.

Ser reconocida como Empresaria del año 2020 parece una paradoja si tenemos en cuenta que la economía se desplomó durante el año pasado y muchos negocios quebraron durante las cuarentenas en medio de la pandemia. ¿Qué retos tuvo que enfrentar la empresaria y cómo adaptó su negocio en tiempos de Covid-19?

“Nosotros los empresarios estamos preparados para asumir retos difíciles, pero nunca tan difíciles como los del 2020”, responde. Luego de una pausa cuenta las peripecias que enfrentó: En marzo del 2020 se quedaron con el stock de la mercadería para el Día de la madre y del padre. Tuvieron que fortalecer el ecommerce, que ya venían impulsando en Renzo Costa desde hace cinco años. Trabajar de manera presencial les era imposible: abrieron su fábrica, tuvieron contagios y cerraban. Volvían a abrir, nuevamente aparecían más contagios y tenía que cerrar otra vez. “Era muy riesgoso y tuvimos tercerizar la producción. Era imposible trabajar así”, detalla, aunque acepta que su empresa salió a flote porque su marca es sólida y ya es parte del imaginario de la gente cuando se habla de productos de cuero. Además, habían ampliado su gama: diseñaron ropa casual, pues la gente ya no salía a reuniones ni fiestas. Hicieron productos resistentes al alcohol y desinfectantes. Impulsaron la perfumería y la venta de chocolates con la marca Renzo Costa. “Nos diversificamos”, dice Marina, quien en octubre lanzará su libro de memorias Atrévete, donde contará su experiencia de vida como emprendedora. Entonces le pedimos que dé algunas claves para quienes aspiran a emprender en el Perú.

“Persigan su sueño y conviértanlo en una meta. Hay que ser creativo, innovador, que no solo los mueva el dinero, sino la pasión”, dice. “Conviértete en un líder y forma líderes. Estudia para mejorar. El mundo cambia. Califícate y mejora día a día. Sé curioso y sé disciplinado”, recomienda: “A pesar de la situación difícil tenemos que hacerlo con optimismo. Cualquier producto, que es bueno, tendrá éxito. Pensemos así”, enfatiza y añade a modo de sentencia: “Esta pandemia nos ha enseñado mucho. Hemos aprendido frente al dolor y hay que ser solidarios, hay que estar unidos y trabajemos en equipo. Una empresa sin valores no sirve. Todos debemos ser honestos y transparentes”.

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IPAE, Marina Bustamante, Renzo Costa

Sinceramente pienso que Guillermo Bermejo es una persona bien intencionada que dedica su energía a intentar cambiar al Perú para beneficio de los más pobres y necesitados. Es cierto que en el Perú hay mucha pobreza, que los servicios públicos son de pésima calidad, que sufrimos una plaga de corrupción a todo nivel, que la infraestructura es deficiente y que tenemos muchas cosas por corregir. Está claro que nuestro objetivo debe ser corregir estos problemas, pero la pregunta es: ¿Cómo hacerlo? 

Sin embargo, si Bermejo quiere eliminar la corrupción en el Perú, ¿cómo puede tener de socio político a Vladimir Cerrón?, que ha sido sentenciado por corrupción y ahora aparece vinculado al caso “Los Dinámicos del Centro”. Si Bermejo es una persona correcta, como creo que es, tendría que haberse alejado de Cerrón hace rato. Sin embargo, son socios políticos cercanos. ¿Bermejo está siendo políticamente pragmático y se hace de la vista gorda porque romper con Cerrón no ayuda a sus objetivos políticos? Si este es el caso creo que Bermejo pierde mucha legitimidad al mantener esta sociedad vigente. ¿Con que cara puede uno tratar de cambiar al Perú si es aliado de alguien sentenciado por corrupción?

Si Bermejo quiere mejorar la economía peruana ¿porque no critica la política económica chavista que ha empobrecido tremendamente al pueblo venezolano? Puedo entender que Bermejo tenga simpatía por el gobierno venezolano dado que lo ayudaron cuando él lo necesitaba, sin embargo, su lealtad principal es con el Perú y esto implica ser honesto con la realidad. No criticar la economía chavista me hace dudar respecto al criterio de Bermejo.

Bermejo escribió recientemente un tweet en el que indica que en Berlín recientemente los ciudadanos votaron a favor de expropiar 240 mil departamentos para resolver sus problemas de vivienda y que este hecho no afecto a los indicadores de la economía alemana, de lo cual deduce que la subida del dólar en el Perú, despues de la amenaza de expropiación de Bellido, es producto de un boicot maquinado por especuladores locales.

¿Como explicar la lógica de Bermejo en este tweet? Para empezar Bermejo debería saber que ese referéndum fue no vinculante por ende solo registra el deseo de los participantes, no implica que la medida se vaya a tomar. 

También debería saber que esa medida le costaría a Alemania USD 40 mil millones, es decir el 1% del PBI alemán, lo cual no es mucho para la cuarta economía del mundo, mientras que si el Perú expropiase Camisea (un costo de USD 30 mil millones según algunos) implicaría alrededor del 10% del PBI peruano, un golpe durísimo para la economía peruana.

Por otro lado, si Camisea se expropia tendría que ser administrado por el Estado peruano, sabiendo que este es tremendamente ineficiente y corrupto, el resultado obvio es que esa gestión sería desastrosa. 

Finalmente, el mensaje que el gobierno envía al sector privado con una expropiación es el de un gobierno estatista que no respeta los acuerdos pactados lo cual reduce aún más la confianza de los inversionistas en el gobierno. 

Por todas estas razones se entiende fácilmente que la subida del dólar es fruto de la inepta propuesta del primer ministro y no resultado de los esfuerzos de un grupo de especuladores maquiavélicos. 

¿Bermejo en su percepción ideologizada creerá que expropiando empresas que rentabilizan los recursos del Perú se contribuye a reducir la pobreza y corregir los diversos problemas del país? ¿Puede ser posible que Bermejo tenga tal nivel de desconocimiento de cómo funciona la economía de un país?

Que maravilloso seria que toda la energía y buenas intenciones de Bermejo estuvieran acompañadas de una adecuada comprensión del funcionamiento de la economía y de las verdaderas soluciones que requieren los problemas de gestión de nuestro país.

 

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Camisea, Guillermo Bermejo, Vladimir Cerrón

En la semana del Día del Periodista, que desde 1953 se celebra en el Perú cada 1 de octubre, conmemorando la aparición del Diario de Lima, periódico fundado ese día en 1790 por Jaime Bausate y Meza (nombre real: Francisco Antonio de Cabello y Meza), un escritor, abogado y militar español que vivió en nuestro país durante el virreinato de Francisco Gil de Taboada (1790-1796), dedico esta columna a los quijotescos escribas que insisten, desde diversos espacios, en colocar noticias asociadas al mundo de la música en las mentes de un público cada vez más anestesiado por la farándula, la política y el fútbol.

Lester Bangs (1948-1982), el irreverente cronista y entrevistador de los años setenta, prefería iniciar sus diálogos con estrellas de rock con la pregunta más malcriada posible, pues no creía en endiosar a personas comunes y corrientes. Inició su carrera destruyendo el debut de MC5 (que incluye el clásico proto-punk Kick out the jams) y escribió, sobre el primer disco de Black Sabbath, que “sus jams parecen una carrera de locos drogados corriendo a toda velocidad y que jamás llegan a sincronizarse. Como Cream. Pero peor». Bangs –quien falleció prematuramente a los 33 años-, paseó su implacable pluma por otras publicaciones importantes como Creem, New Musical Express y The Village Voice. Su estilo ácido puede haber sido la causa de que Frank Zappa soltara esta frase, lapidaria contra nosotros, allá por 1977: «La mayoría de periodistas de rock son personas que no pueden escribir, entrevistando a personas que no pueden hablar para personas que no pueden leer».

En contraste, David Fricke (1952), demostró respeto absoluto por todos los músicos a quienes conoció en sus cuatro décadas escribiendo sobre rock. Como editor general de los mejores años de la revista Rolling Stone, ha entrevistado a todos, desde Joe Strummer y Lou Reed hasta Kurt Cobain y Jack White. Su erudición es oceánica y genuina -no como las posturas sectarias del idolatrado británico Simon Reynolds (1963), uno de los escritores de planta del histórico semanario Melody Maker en los ochenta, hoy convertido en celebridad cultural por sus amplios, profundos y muy documentados ensayos acerca de la cultura retro y la escena moderna- y sus descripciones, lo más parecido a escuchar un disco, conocer a un personaje o asistir a un festival. Desde su oficina en Manhattan, Fricke deja las cosas claras, a sus 69: «Cuando voy a un concierto es mi obligación experimentarlo todo. Si lo grabas desde un Smartphone, eres un idiota».

La crítica musical apareció en el siglo 19 en Europa. Prominentes compositores como el francés Hector Berlioz (1803-1869) y el alemán Robert Schumann (1810-1856) la ejercieron, cien años antes de la subcultura pop-rock. En el ámbito de la literatura -antaño tan ligada al ejercicio periodístico-, personajes como el cubano Alejo Carpentier (1904-1980), el norteamericano Norman Mailer (1923-2007) o el irlandés George Bernard Shaw (1856-1950) también nos regalaron exquisitas páginas sobre música, con niveles de altura pocas veces replicados en tiempos modernos, salvo las crónicas y perfiles que, de vez en cuando, se publican en The New Yorker (EE.UU.), El Clarín (Argentina) o The Guardian (Inglaterra). Aunque revistas como Melody Maker (pop-rock) y Down Beat (jazz) aparecieron en 1926 y 1934, respectivamente, a partir de los cincuenta/sesenta surgió, en EE.UU. e Inglaterra principalmente, una generación de periodistas que se entregaron, en cuerpo y alma, a la cobertura de las nuevas escenas populares. Publicaciones como New Musical Express (1956), Creem (1969), Rolling Stone (1967) presentaban extensas piezas periodísticas –crónicas, entrevistas, reportajes- sobre artistas marginales, creando un mundo paralelo de códigos propios, cuando el pop-rock era todavía un fenómeno subterráneo y profundamente disruptivo, al margen de industrias más convencionales como el cine y la literatura, permeando poco a poco sus contenidos, acontecimientos y personajes. Un caso aparte fue Billboard, revista que apareció en 1894 hablando de teatro, circo y otras artes escénicas, para luego dedicarse exclusivamente  a la música.

En los ochenta, la evolución del rock y sus derivados se reflejó en Kerrang! (1981) y Metal Hammer (1983); The Wire (1982), Spin (1985) y Q (1986), que competían por una legión de lectores ávidos de información fresca y especializada. En Francia, Les Inrockuptibles (1986) y en España Rockdelux (1984), marcaban la pauta del periodismo musical no anglosajón, combinando sus escenas locales con lo que pasaba afuera. Asimismo, revistas de música clásica, electrónica o sobre instrumentos –Guitar Player (1967), Bass Player (1988), Modern Drummer (1977), entre otras- complementaban sus ediciones con partituras, cassettes y, más adelante, CD recopilatorios (práctica que aquí fue replicada por Caleta, con varios discos que hoy son artículos de colección).

La década siguiente salieron Mojo (1993), Vibe (1993) y Uncut (1997) con una gama cada vez mayor de propuestas musicales. Classic Rock Magazine combina, desde 1998, hondos artículos revisionistas con información sobre artistas nuevos. El equipo editorial TeamRock/Louder Sound, responsable de su edición, lanzó una familia de revistas asociadas: Prog Magazine, Vintage Rock, AOR y Blues Magazine, todas con textos, fotos y diagramaciones de excelente calidad y rigor periodístico. En el 2015 apareció la colección The History Of Rock, que recopila las páginas de Melody Maker y NME, en lujosas ediciones mensuales de 150 páginas, año por año, desde 1965. Cada fascículo permite un acercamiento directo a aquella época en que los artistas abrían sus puertas a la prensa para mostrarse en estado puro, como reflejó la película Almost famous (2000), dirigida por Cameron Crowe. Todas tienen, actualmente, su versión online, uniéndose a websites como Pitchfork, All Music o MetaCritic, solo por mencionar los más visitados. Pero eso no significa que solo existan páginas de pop-rock en inglés. Una simple búsqueda en Google basta para descubrir una infinidad de opciones con información sobre toda clase de artistas, países y géneros.

En Sudamérica, un caso emblemático fue la revista Pelo de Argentina, fundada por el periodista y promotor de conciertos Daniel Ripoll, que impulsó desde 1970 a su rica escena local. Sus vibrantes páginas se publicaron hasta el año 2001 y hoy están alojadas en la web. En nuestro país, en cambio, el periodismo musical es un bicho raro, espacio para la terquedad de quienes tratamos de sostener ese género que tiene de crónica, recuperación y organización de datos, referencias culturales pero también de amor al arte -en todos los sentidos-, hobby que apenas sirve para cubrir algunas cuentas (del alma) y que pugna por encontrar espacios en medio de noticias de farándulas ramplonas y espectáculos masivos.

Aunque no era estrictamente un periodista, Gerardo Manuel Rojas (1946-2020) se convirtió en el principal difusor del rock en radio y televisión nacional. Gerardo Manuel había sido vocalista de pioneras bandas nuevaoleras y psicodélicas como Los Doltons, Los Shain’s, The (St. Thomas) Pepper Smelter y Gerardo Manuel y El Humo, aunque su talento al micrófono era bastante limitado, a decir verdad. Profundo conocedor de los vericuetos del pop-rock, condujo el programa Disco Club, entre 1978 y 1985 de manera ininterrumpida a través del canal del Estado y luego, esporádicamente, en televisión por cable hasta los primeros 2000 aproximadamente, marcando a fuego la cultura musical de toda una generación de jóvenes peruanos. Siguiendo sus pasos, personalidades como Javier Lishner, Sonia Freundt, Diana García de Palacios, Miguel Milla, Cucho Peñaloza, entre otros, crearon espacios de muy breve duración y fuerte impacto entre públicos rockeros, pero siempre como casos aislados, casi místicos. También vale la pena recordar a divulgadores de otros géneros musicales como Jorge Henderson (baladas), Luis Delgado Aparicio «Saravá» y Roy Rivasplata (salsa y latin jazz), Juan Ramírez Lazo (boleros), Roy Morris y Salvador “Speedy” Gonzales (jazz y música «adulto-contemporánea”), Nicomedes Santa Cruz y Manuel Acosta Ojeda (música criolla y folklórica).

Volviendo al rock, la única revista musical especializada en el Perú fue, por supuesto, Caleta (1995-2002) -sin olvidar a sus antecedentes directos, Esquina (1986 y que siguió, con altibajos, hasta hace poco) y Ave Roq (1983-1986)- que logró reunir, bajo el liderazgo de Percy Pezúa y Julián Rodríguez, a los mejores periodistas musicales del medio, muchos de los cuales aun publican de manera dispersa en diarios, redes sociales y blogs, como John Pereyra (alias Hakim de Merv), en su interesante blog Apostillas desde la disidencia. Hubo otras –mayormente derivadas de Caleta- como SUB, Britania, Interzona, 69 y Freak Out!, de corta duración y siempre bajo el espíritu/formato de fanzine –que merecería una nota aparte, por cierto- por obvias razones presupuestales pero también por rebeldía frente el establishment periodístico limeño. Sucede lo mismo con el fanzine Cuero Negro, dedicado al heavy metal y sus vertientes más extremas. En la prensa convencional, las expertas plumas de Raúl Cachay (Cosas), Ricardo Hinojosa (El Comercio), Fidel Gutiérrez (Diario El Peruano), Rafo Valdizán, entre otros, persisten en este empeño, placentero e ingrato, de escribir para minorías.

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Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. En nuestro episodio número 231: La cancha se inclina hacia la censura a Maraví. ¿Qué partido va a jugar Castillo? Y los chats de Perú Libre. ¿Cómo sostener un gobierno con una oposición dentro?

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Todos los días de lunes a viernes «Si el Río suena» con Patricia del Río, entrevistas exclusivas. Este es nuestro episodio número 20.

El congresista de Alianza Para el Progreso Roberto Chiabra señaló que nadie pensó que este gobierno tendría un gabinete de tan baja calidad, al punto de que sean ellos quienes desestabilicen al presidente.

Además señaló que el titular de la cartera de trabajo debe dejar el cargo porque su permanencia hiere a todos los peruanos.

En el análisis político del día, Juan Carlos Tafur indicó que presentar una cuestión de confianza sería atizar la hoguera y complicar más la situación política del país.

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Alianza Para el Progreso, Gabinete Bellido, Roberto Chiabra

Si el gobierno realmente hace cuestión de confianza por la eventual censura al ministro de Trabajo Iber Maraví, como ha amenazado el premier Bellido, abrirá las puertas del infierno político, en donde la disolución del Congreso o la vacancia presidencial estarán en ristre.

Porque si efectivamente lo hace, quedará claro que será una herramienta que empleará para muchos otros temas: la aprobación de leyes expropiatorias, la solicitud de facultades delegadas en materia tributaria, la reforma del artículo 206 para cambiar la Constitución y permitir la Constituyente, etc., etc.

Y el objetivo final será que el Congreso le niegue en dos ocasiones dicha confianza para, simplemente, proceder a disolverlo. Y entre tanto, gobernar a punta de bonos y concesiones populistas, que le aseguren en las nuevas elecciones congresales que deberá convocar, por lo menos los 66 votos que le permitan aprobar la reforma de la Carta Magna para ir en camino hacia la Constituyente. Y una vez logrado ese propósito, convocar la Asamblea corporativista que tiene pensada y destruir por fin todo vestigio de democracia y mercado, que el Perú ha sostenido a lo largo de los últimos 30 años con tanto éxito.

Felizmente, todo parece indicar que el Congreso ha entendido cuál es el probable juego político del Ejecutivo y ha decidido que no va a ceder a chantajes, primero, y que, dado el caso, pues procederá a vacar a un Presidente que, si intenta forzar la disolución del Congreso por objetivos antidemocráticos, no tendría la capacidad moral de ejercer el cargo.

Hasta antes del exabrupto de Bellido, todo permitía suponer que, contra lo previsto hoy, el titular de Trabajo iba a conseguir salir bien librado de la interpelación. Pero luego de la amenaza del Premier, en el Congreso han cerrado filas y ya tendrían los votos para censurar a Maraví, haya o no cuestión de confianza de por medio.

El Congreso se reivindicaría así de la claudicación de haberle dado la confianza a un gabinete presidido por un inefable testaferro político del prontuariado Vladimir Cerrón. Este gabinete nunca debió entrar en funciones, ya que, salvo tres o cuatro excepciones, es una calamidad absoluta, plagada de radicales cerronistas, filosenderistas, acusados de violencia de género o claramente incompetentes para el cargo que ocupan.

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Congreso de la República, Cuestión de confianza, Iber Maraví, Premier
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