Carlos Canales, presidente de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur) asegura que vienen trabajando con el Estado para cambiar la imagen del Perú en el extranjero a través de una campaña ‘El Perú te cuida’. Afirma que el 90% de trabajadores del sector están vacunados y vienen coordinando con el Gobierno la apertura de las fronteras de Tacna, Tumbes y Puno. Además, para atraer turistas extranjeros. Afirma que medidas como los feriados largos de inicios de octubre y los próximo del 1 y 2 de noviembre; así como los de diciembre, esperan movilizar cerca de tres millones de turistas.

-¿Cómo impactan las nuevas medidas implementadas para que el sector turismo se reactive, como la implementación de los feriados largos de octubre, noviembre y diciembre?

 

Los feriados largos se usan para impulsar el turismo cuando esta industria se encuentra estancada. En este caso, hace más de un año, con el gobierno del señor Sagasti veníamos impulsando la apertura de determinados días porque teníamos medidas de confinamiento muy complicadas y arbitrarias. Ahora, con el actual ministro de Comercio Exterior y Turismo, Roberto Sánchez, se recogió la iniciativa. Con el feriado largo de inicios de octubre viajaron 500 mil peruanos. En este feriado de noviembre calculamos que habrá una movilización de 800 mil turistas. Y los de diciembre creemos que serán importantísimos, para captar dos millones de turistas en las fiestas de fin de año.

-¿Cuáles vienen siendo los destinos favoritos de los peruanos?

Lima es el mayor emisor de viajeros al interior del país. El primer destino de un limeño es Ica y Paracas. La Reserva de Paracas es el segundo recurso turístico más visitado después de Machu Picchu. Luego están las playas del norte; y Cusco se ha vuelto un lugar con mucha visita de turismo nacional. Ahora tienen la posibilidad de conocer Machu Picchu a precios reducidos. Prepandemia solo el 20% de peruanos iba a conocerlo porque era un destino costoso. Un promedio de 500 dólares una incursión. Hoy por 500 soles puedes ir a Machu Picchu, pagando el tren, el bus, la entrada, las comidas, etc. Esto ha generado un movimiento importante de peruanos que quieren conocerlo. Ahora este Gobierno incrementó el acceso a esta Maravilla a 3500 personas (antes era 2500) y la meta a fin de año es abrirlo a 6000 visitantes. También hay un movimiento interesante en la región San Martín, hacia Kuélap donde se integra una oferta de El Sauce, Tarapoto y Alto Mayo.

¿Esta cantidad de viajeros cuanto gasta y cuánto dinero genera para el turismo?

Usualmente un peruano gastaba 100 soles por día, fuera del transporte. Hoy el ticket ha subido, está gastando 150 o 200 soles por día. Si hay un feriado largo, son cuatro días, son 600 soles solo en consumo local. Eso implica que el dinero se gasta en restaurantes, artesanías, incursiones, consumo de productos locales y eso genera trabajo y un movimiento económico importante. Solamente, el feriado largo de octubre ha generado unos 250 millones de soles.

Ahora la idea -en ese nuevo feriado largo- es duplicar la cifra…

Exacto. Tenemos muchas expectativas. Estamos solicitando una serie de medidas importantes al Gobierno: ya tenemos instalada una mesa de trabajo con el Ministerio de Economía y con el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur). Y es multisectorial porque también participan los ministerios de Transportes, Interior, Cultura y Salud. Hay una mesa específica entre el Ministerio de Salud y el Mincetur. Tenemos hoy un escenario distinto porque hay diálogo y puertas abiertas.

¿También están trabajando con Cancillería para atraer turistas extranjeros?

Con el señor Sagasti y la señora Claudia Cornejo (ex titular del Mincetur) no hubo diálogo. Se cortó. No había un plan de reactivación. Antes venían un promedio de 14 mil personas (turistas extranjeros) por día, hoy llegan menos de 500. Con Cancillería hemos rediseñado la forma, táctica y estrategia: “El Perú te cuida”. La información de Perú en el extranjero nos dice que somos el país con la mayor cantidad de fallecidos (por Covid-19). Eso tenemos que desterrarlo. Tenemos que demostrar todos los protocolos que tenemos, solo en turismo de aventura tenemos 15 protocolos distintos: los guías solo pueden llevar a 15 personas, los buses de turismo están al 50%. Todos los protocolos en trenes, cruceros, hoteles y restaurantes se respetan. Eso nos hace el país más seguro de Sudamérica en cuestión de protocolos. Pero si no lo dices, entras a Google y lo que verás es que murió tanta gente por temas sanitarios y por eso no vienen. Tenemos que cambiar esa imagen: El Perú te cuida. Ven al Perú y verás que el 90% de nuestra línea de trabajo en turismo está vacunada.

¿Qué medidas específicas les han pedido al gobierno para reactivar el sector turismo?

Primero: que nos bajen las medidas sanitarias para el ingreso al país, al igual que México, Colombia, Costa Rica y Panamá. Los vacunados entran al país sin restricciones y los no vacunados o sin la dosis completa, entran con una Antígena. Segunda medida: apertura de las fronteras. Tenemos que abrirlas para que se reactive Tacna, Tumbes y Puno. Un millón y medio de personas podrían movilizarse. Tercera medida: Exoneración del IGV a los servicios turísticos, y el ministro Pedro Francke lo está evaluando. Eso hará que sea 18% más barato el costo de avión, hoteles, restaurantes. Una cuarta medida es el rescate financiero. Necesitamos líneas de crédito tipo Reactiva, pero de largo plazo. Se está trabajando en la metodología con Asbanc, Cofide, Mincetur, para que tengamos un crédito de 10 a 15 años. Con un plazo de gracia de 4 a 5 años y una tasa de interés de 4% subsidiada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) al 50%, con lo cual pagaríamos una tasa del 2%. Si logramos esto, podremos recuperar los 2 millones y medio de puesto de trabajo que se han perdido.

Usted anunció que el gobierno está por activar la suspensión perfecta en su sector.

Han cerrado 150 mil restaurantes, 20 mil agencias de viaje, 19 mil hoteles los tenemos parados por la falta de turistas. Tenemos que impulsar la demanda interna y acercar la oferta con precios reducidos.  Tenemos que mantener la relación con nuestros trabajadores del sector a través de la suspensión perfecta, pero si esa norma no la reactivan, las empresas van a liquidar al trabajador, pero la empresa no tiene el dinero, porque no tienen ingresos. Entonces habrá quiebra de empresas que trataremos de evitar.

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Canatur, Carlos Canales, Perú, Turismo

Sería una insensatez, políticamente suicida, que la oposición congresal le niegue la confianza al gabinete presidido por Mirtha Vásquez y que mañana se presenta ante el Pleno.

Corresponde leer con propiedad la nueva realidad política. La salida de Bellido del Premierato y la ruptura con Cerrón constituyen claramente un alejamiento, por parte del régimen, de la lógica de la confrontación ideológica y política, y en la práctica suponer arriar, al menos temporalmente, las banderas de la refundación socialista y constitucional del país.

Frente a esa nueva realidad, cabe, valga la redundancia, realismo. No es lo mismo el gobierno actual que el de hace algunas semanas. Y lo que inteligentemente corresponde a la oposición es tenderle un puente de plata a los arrestos moderados del régimen, que si bien no lo conducen al centro sino a una reafirmación izquierdista (la propia Premier es claramente de izquierda), despliega una opción más sensata y viable.

Hay un par de ministros que no merecen la confianza, es verdad. Puntualmente hablamos de los titulares del Interior y de Educación. Pues, a por ellos, que la posibilidad de interpelarlos y censurarlos la tiene a mano el Congreso, más aún ahora que el Ejecutivo ya no puede hacer cuestión de confianza por tales circunstancias.

Pero en términos globales, sobre todo el centro, debe apartarse de la lógica vacadora, lindante con el golpismo, que un sector de la derecha, fuera y dentro del Congreso, promueve a toda costa, sin importar razones.

A Castillo se le puede vacar, claro que sí, es un derecho congresal constitucionalmente establecido. Pero solo cabría ante una situación de abierta inmoralidad o sospechas fundadas de ella por parte del Primer Mandatario, o porque políticamente pretenda tirarse abajo el Estado de Derecho forzando una caprichosa disolución del Congreso para llegar, al final, a la convocatoria de una Asamblea Constituyente corporativista, que supondría el fin de la democracia y el modelo económico, de cuyas virtudes hemos gozado las últimas décadas.

Pero ni lo uno ni lo otro está cerca de ser realidad ahora. Por el contrario, la ruptura con Cerrón aleja al régimen de esa eventualidad. Esa realidad política debe ser correctamente leída por la oposición y no jugar irresponsablemente a la reciedumbre, cuando no es el momento de hacerlo. Lo era hace unas semanas, no ahora.

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Cerrón, Mirtha Vasquez, Premier
Por Cristian Rebosio

Para los congresistas, ¿resultaba necesario que el presidente Pedro Castillo realice cambios en el Gabinete?

Sí, era absolutamente necesario. Especialmente por los ministros y el premier que le estaban generando problemas a su presidente.

 

¿Mirtha Vásquez es la persona idónea para liderar el nuevo gabinete?

Bueno, por lo que la he podido tratar en Palacio, he advertido que es una persona conciliadora, sabe escuchar, tiene conceptos claros y cuenta con experiencia política. Hasta el momento, me merece una apreciación positiva. Ojalá el mensaje del lunes  zanje el tema de la Asamblea Constituyente, que es un elemento perturbador en la política y economía peruana; proponga la construcción de una etapa para el Congreso y el Ejecutivo con una relación mucho más positiva; y encare los problemas centrales del país.

En la reunión que Alianza Para el Progreso sostuvo con Mirtha Vásquez, ¿cuáles son las inquietudes que le presentaron?

Primero, le dijimos que nuestra bancada tiene la voluntad de ser una oposición constructiva que colabore con el presidente en los temas positivos para el país. Le hemos pedido que, en su discurso, ella nos proponga acciones de gestión pública vinculadas a la generación de empleo, atención a la salud, educación presencial para el próximo año y recuperación de la confianza de agentes económicos. También hemos tocado el tema de los ministros que deberían ser removidos antes de su presentación, principalmente el ministro del Interior, y, sobre el tema de la Asamblea Constituyente, le hemos reiterado que respaldamos su punto de vista y que no debería estar en una agenda de corto plazo. Si hay reformas puntuales, las deben plantear conforme al artículo 206 y se aprobará o se rechazará. 

Para que la bancada de APP otorgue el voto de confianza, ¿es necesario que Luis Barranzuela abandone el Ministerio del Interior o podrían plantear luego una censura a este ministro?

El problema es que nosotros suponíamos que esta presentación se iba a producir en noviembre y tendría un tiempo mayor para evaluar, porque Mirtha Vásquez señaló que iba a conversar con el presidente Castillo sobre la propuesta de la bancada respecto al ministro del Interior. Pero no solamente hemos sido nosotros. Hemos escuchado a los voceros de otras bancadas exigir como una condición el retiro del ministro en referencia antes de la presentación en el Congreso. Escucharemos el día lunes y tomaremos una decisión.

¿Cuál fue la actitud de Mirtha Vásquez cuando propusieron la salida del ministro Barranzuela?

Ella fue muy receptiva. Comentó que todos los cargos ministeriales están en permanente evaluación y será el presidente Castillo quien tome la decisión. 

¿Hay algún otro ministro que consideren que debe abandonar su cargo?

Las observaciones se hicieron exclusivamente sobre el ministro del Interior, Luis Barranzuela.

¿La bancada de APP votará en bloque o darán libertad a sus integrantes?

La idea es votar en bloque. Nos reunimos previo al debate para evaluar la coyuntura, lo que ha sucedido en los últimos días, el escenario político global y, luego del debate, hacemos una reunión rápida y tomamos una decisión. Siempre aspiramos a que la bancada vote en bloque, aunque a veces no se produce, pero eso sería lo ideal para el próximo lunes.

Desde Perú Libre y varios sectores de la izquierda señalan que existe miedo a que el pueblo decida su futuro con un cambio de Constitución, ¿existe este temor al rumbo que pueda elegir la población?

Ellos [los de Perú Libre] hablan con mucha ligereza en nombre del pueblo, pero este ha votado por un cambio responsable y no el que ellos están haciendo en este momento con un gobierno que no tiene un norte definido y designa funcionarios que no tienen la trayectoria ni la idoneidad para los cargos. Este es un gobierno que no puede resolver el paro indefinido en el corredor minero ni la toma de la carretera Interoceánica por los cocaleros de Puno. Es decir, un gobierno sin liderazgo. Es muy fácil hablar del pueblo, pero hay que gobernar para ellos. Temor no creo que lo haya. Solo el 10% respalda su Asamblea Constituyente, porque el pueblo entiende que sí se deben hacer cambios con seriedad.

En las últimas semanas se han observado fuertes discrepancias entre el presidente Pedro Castillo y el líder de su agrupación política, Vladimir Cerrón. ¿Considera que este distanciamiento, que un sector de la clase política demandaba desde el inicio del mandato de Castillo, es positivo para el país?

Por supuesto. Sería una excelente noticia para el país. Cerrón ha sido un obstáculo permanente para la gestión del presidente Castillo. Las decisiones y propuestas políticas del señor Cerrón son ideas que, está demostrado, no funcionan, no son útiles y no generan bienestar ni riqueza. Es un pensamiento totalmente antidemocrático y económicamente inviable. Es más, los funcionarios en altos cargos propuestos por Perú Libre no tienen la idoneidad ni la calidad profesional para esos cargos. En estos días de gestión, el “cerronismo” ha estado dominando gran parte de la escena del Ejecutivo y los resultados son deprimentes.

¿Considera que resulta más sencillo dialogar con Pedro Castillo que con el bloque de Perú Libre más cercano a Vladimir Cerrón?

Creo que sí. Se observa con las decisiones que está tomando, como convocar a Mirtha Vásquez, Oscar Maúrtua o Pedro Francke, que son gente de izquierda, pero una democrática y moderna, como la que se practica en Europa, con Lula da Silva en Brasil, Michelle Bachelet en Chile o José Mujica en Uruguay. A ellos no se les ocurre nacionalizar, estatizar y colectivizar la economía. Son gente que entiende que la economía moderna va por el libre mercado. Obviamente el Estado tiene que ser fuerte para que brinde seguridad, salud y educación, e impida que haya monopolios y abusos de empresas. Esa izquierda es bienvenida, no una que está pensando en la revolución cubana de los sesenta, una economía colectivista donde el Estado esté omnipresente y un presidente perpetuo como en Cuba o Venezuela.

¿La izquierda de Vladimir Cerrón tiene la intención de perpetuarse en el poder?

Bueno, si uno revisa su ideario y las palabras de sus integrantes, se habla de un partido marxista, leninista y mariateguista. Si nos atenemos a ello, además de su endiosamiento a Hugo Chávez, Fidel Castro y Evo Morales, ya sabemos hacia dónde van. Si recordamos las palabras míticas del colega Bermejo sobre las “pelotudeces democráticas”, terminamos de entender hacia dónde iría el país si aceptamos mayoritariamente la propuesta del señor Cerrón. 

Lady Camones, congresista de APP, justificó la ley que regula la cuestión de confianza alegando que el Congreso tiene que defenderse. ¿Considera que actualmente el Congreso está siendo amenazado?

Lo que interpreto es que hace referencia a la historia política reciente del país en la que se han producido cuestiones de confianza y posterior disolución del Congreso. Pero lo que se ha hecho es un acto legítimo. No se ha reformado la Constitución ni se está preparando una vacancia presidencial ni hay un golpe parlamentario, como han estado vociferando los colegas de Perú Libre y Juntos por el Perú. Lo único que la norma hace es precisar en qué casos concretos el primer ministro puede plantear cuestión de confianza, que es en los temas exclusivamente vinculados a los actos de gobierno. Esta definición la hace el propio Tribunal Constitucional, no es nuevo. Reclaman que debió normarse de manera paralela la incapacidad moral permanente. Pero, si querían que esto se norme, ¿por qué no lo presentaron si el proyecto de ley fue presentado en el mes de agosto y discutido más de un mes en la Comisión de Constitución?. 

Aníbal Torres, ministro de Justicia, anunció que van a presentar acción de inconstitucionalidad.

Es legítimo. El derecho no es la matemática. Yo estoy dando mi punto de vista y puede haber otra. Para eso está el Tribunal Constitucional, máximo intérprete de la Constitución, y definirá. Estamos dentro de los cauces democráticos. No hay por qué hacer tanta bulla y decir que se quieren tumbar la democracia.

Si se llega a concretar el distanciamiento entre Pedro Castillo y Perú Libre, ¿la bancada de APP podría trabajar con el presidente para favorecer la gobernabilidad?

APP siempre está dispuesta a colaborar con el país y la gobernabilidad. Pero eso de ninguna manera va a significar que seamos una bancada seudo ficialista. El elector le ha dicho al ingeniero César Acuña que no gana las elecciones presidenciales esta vez, esperemos que sí en 2026, pero que a su bancada le da un rol de oposición democrática y constructiva. Nosotros somos de provincia y cuando viajamos la gente nos pide que apoyemos a Castillo. Porque la gente de abajo no entiende de estas discusiones en las alturas sobre cuestión de confianza o vacancia. La gente quiere actos concretos que le ayuden a mejorar sus condiciones de vida. Si hay una división en Perú Libre, no solo APP brindaría un respaldo [a Castillo] sino muchas bancadas y congresistas de forma individual.

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Alianza Para el Progreso, Mirtha Vasquez

Desafortunadamente, todavía se respira racismo y clasismo en una sociedad como la nuestra. La mayoría de nuestras familias afroperuanas y de ascendencia indígena han experimentado alguna agresión racista en su vida cotidiana, ya sea yendo a una tienda o a degustar alguna comida en uno de estos cafés cosmopolitas que encontramos en distritos “pitucos” como San Isidro o Miraflores.

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Alicorp, Negrita, Umsha

El domingo pasado, en mi videocolumna dominical, recurrí al distingo que hacía el célebre historiador británico Erick Hobsbawm entre siglos cronológicos y siglos históricos para proponer que el corto siglo XX peruano comenzaba desde el advenimiento de Leguía, con su autogolpe del 4 de julio de 1919 y culminaba con la caída de Fujimori, en Septiembre de 2000. Sustenté mi afirmación en que, desde Leguía, la avasalladora llegada de las inversiones, capitales y modas norteamericanas nos metieron al siglo XX al son de los modernos y pegajosos ritmos del one step y el foxtrot.  

Sin embargo, el imperialismo yanqui, como lo llamaba Haya de la Torre, no fue el único huésped inesperado que, desde 1919, se alojó en el país sin intenciones de irse, lo hizo también una parroquiana insospechada, mucho más sombría e indeseada, y que marcaría decisivamente el devenir de nuestra veinteava centuria: la dictadura. 

Si aceptamos que el siglo XX histórico comenzó con la modernización y expansión del Estado emprendida por Leguía, con cientos de millones de dólares gringos que luego, con la depresión del 29, nos sumieron en una extenuante crisis económica que provocó su estrepitosa caída, la conclusión que se desprende de su innovación autoritaria es inequívoca: 

En los 81 años transcurridos entre 1919 y 2000, vivimos 53 en dictadura, los 11 de Leguía (1919 – 1939), los 3 de Sánchez Cerro (1931 – 1933), quien a pesar de resultar elegido democráticamente, en su primer acto de gobierno promulgó la ley de emergencia, convirtiéndose así en uno de los dictadores más sanguinarios que haya registrado nuestra historia, los 4 (1935 – 1939) de Oscar Benavides, luego de que concluyese el periodo de amnistía con el que intentó pacificar al país (1934), los 6 de Manuel Prado en su primer gobierno, quien, a pesar de ser elegido a través del voto, lo hizo en elecciones con proscripción del APRA y el PC, y en un gobierno que mantuvo al tope la persecución contra de los militantes de ambos partidos (1939 – 1945), los 8 de Manuel Odría con la represión política al tope (1948 – 1956), el años de la junta de Nicolás Lindey y Ricardo Pérez Godoy   (1962-1963), el GRFA con Juan Velasco y Francisco Morales Bermúdez (1968 – 1980) y finalmente el ochenio fujimorista (1992 – 2000), con lo que cerramos el corto siglo XX histórico defenestrando una dictadura el mes de septiembre, así como lo iniciamos inaugurando otra en julio de 1919. 

A su turno, los periodos democráticos, casi brillan por su ausencia: el limbo de 1930/31, cuando Luis Sánchez Cerro renunció al poder para postular a las elecciones de 1931 y se lo cedió a la Junta de Gobierno que encabezó el dignísimo Comandante Gustavo Jiménez encargado de organizar dichas justas electorales y que se quitaría la vida en circunstancias trágicas al fracasar su rebelión en contra de la cruenta y ultrarepresiva dictadura sanchecerrista. Luego nos encontramos otro limbo, debido a la ley de amnistía promulgada por el presidente Benavides en 1933, en favor de apristas y comunistas que terminó diluyéndose en el transcurso de 1934 y con los lideres de ambos movimientos una vez más en la clandestinidad antes de fin de año. La democracia sólo volvió en el trienio de José Luis Bustamante y Rivero (1945 – 1948), en buena parte arruinada por la poca disposición del APRA para convertirse en un aliado más colaborador con el Poder Ejecutivo, en circunstancia en el que el mundo se recuperaba de la Segunda Guerra Mundial y hacían falta medidas económicas de ajuste fiscal. 

El segundo gobierno de Manuel Pardo (1956 – 1962) es un gobierno de transición. Prado llega al poder con el voto aprista que obtiene a cambio de la amnistía política que se extiende también a los comunistas. El pacto da lugar a un periodo de apaciguamiento nacional y a las elecciones libres de 1962 en las que, desgraciadamente, una vez más  intervienen los militares para impedir el triunfo de Haya de la Torre. En el 63 se repiten las justas y gana Fernando Belaúnde quien lidera un gobierno democrático hasta el golpe de Velasco del 3 de octubre de 1968. La democracia se recupera recién el 28 de julio de 1980, otra vez con Belaunde, y el 28 de julio de 1985 es la primera ocasión, en nuestro corto siglo XX (1919 – 2000) que un presidente democrático le entrega la banda a otro también democrático, la escena se repitió una vez más en 1990, cuando Alan García se la entregó a Alberto Fujimori, hasta que este interrumpió el proceso democrático más largo del siglo XX, el 5 de abril de 1992, y encabezó una dictadura teñida de nocturnidad y oscurantismo y que se prolongó hasta septiembre de 2000.

El saldo democrático, entre 1919 – 2000, no puede ser más exiguo: suman 21 años de un total de 81. Luego nos preguntamos ¿por qué no hay partidos políticos en el Perú? ¿por qué lo que tenemos son vientres de alquiler? ¿por qué contamos con partidos con propietarios privados como Podemos o Alianza Para el Progreso? Los números, bien interpretados, responden ellos mismos la pregunta: no tuvimos cuando madurar una cultura democrática en el Perú, tan sencillo como eso.

Hacia un nuevo autoritarismo ¿el camino del siglo XXI?

Los números del siglos XXI, a primera vista, deberían ser motivo, sino de entusiasmo, al menos de expectativa. Ya el año pasado batimos el récord de 19 años de continuidad democrática ininterrumpida que ostentaba la vetusta República Aristocrática (1895 – 1914), nosotros acabamos de cumplir 21, desde septiembre de 2000 a septiembre de 2021, nada mal. 

Sin embargo, 21 años constituyen una ridiculez como tiempo necesario para madurar en la construcción de una institucionalidad democrática. Lo es más si analizamos la calidad de dicha democracia, la ya referida ausencia de partidos y la difusión de viejas formas de clientelismo, patrimonialismo y feudalización de la política, las que constituyen el verdadero vínculo entre la ciudadanía y el estado, aunque con ropajes contemporáneos. 

Si a esto le sumamos la creciente corriente de extremismos de derecha que se abre paso hace una década como respuesta a los excesos de la cultura de la cancelación proveniente de la izquierda cultural,  podemos retratar un panorama en el cual el desinterés por las formas y contenidos de la democracia y el republicanismo, así como por los derechos que enarbolan, los han colocado casi en la periferia del juego político, cuya posición central, principalmente en el debate, comienza a ser ocupado por los extremos de la derecha y de la izquierda.  

No es pues casualidad, que el aliado más indeseado del gobierno de Pedro Castillo, hoy puesto en entredicho, se declare marxista leninista sin ningún apuro y que algunos personajes no completamente deslindados de los grupos terroristas hayan formado parte del gabinete en sus inicios. En la otra orilla, la reivindicación del pasado hispano, acompañado de cruces de Borgoña, vigilias a la escultura de la estatua de Cristóbal Colón al conmemorarse un año más del descubrimiento de América, y la agresión verbal al presidente Sagasti en una librería sanisidrina, con el terruqueo como fácil recurso que apunta hacia la polarización binaria cerrando el debate para más opciones, nos muestran cuál es el escenario que desde ciertos sectores extremistas se quiere montar para nuestra política del futuro inmediato. 

El año pasado, varios meses antes de las elecciones presidenciales, Salvador del Solar hizo un oportunísimo y desoído llamado a formar un gran frente de centro, uno que defendiese eso que hoy a pocos parece entusiasmar pero que es nuestro mayor resguardo para el desarrollo material y espiritual de la nación: el centro, entendido como confluencia de movimientos cuyas bases doctrinales las constituyen el republicanismo, la democracia y los derechos fundamentales, civiles, humanos, políticos y sociales; los que conforman el marco fundamental para el debate, así como las fronteras que deben acogerlo. Es por eso que ese centro admite también derechas e izquierdas, si el punto de partida es ese gran consenso. 

He sabido recientemente de los esfuerzos de Carlo Magno Salcedo a través de la Confluencia Perú que agrupa a los colectivos Perú Republicano, Confluencia Ciudadana, Colectivo Colibrí, Grupo Valentín, Dignidad Magisterial y Servicio La Libertad; que apura esfuerzos para alcanzar su inscripción ante el JNE. Al mismo tiempo, El Partido Morado ha mantenido su inscripción ante el JNE y hoy delibera la elección de una nueva directiva que esperamos troque maneras verticales de hacer política por otras auténticamente republicanas, pues ese es el cambio de cultura política que en un Bicentenario no ha surtido efecto en el Perú y que la ciudadanía reclama a gritos.

Mucha cháchara. ¡Construid en centro! El centro amplio, el centro que puede incluir a las derechas y las izquierdas democráticas también, de lo contrario, las sombras del autoritarismo, una vez más, están a la vuelta de la esquina.  

 

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dictaduras militares, sendero luminoso

Frente a un público citamos a alguien —muy importante y reconocido— que habla pestes, valga la ironía, sobre la generación joven, aquellos que irrumpen en la vida adulta y comienzan a enfrentar las tareas de producción y reproducción; a hacer sus pininos en las artes plásticas, la literatura, la música, el talento escénico; a hacerse de preseas en los distintos deportes; a desembarcar en empresas y crear negocios. 

Que se la quieren llevar fácil, que son pusilánimes, que son displicentes, que son estrambóticos, que son perversos en sus usos y costumbres, que no tienen gusto, en fin, que son jóvenes bárbaros sitiando, tratando de destruir, los templos de la cultura universal. Y luego de que nuestras audiencias de ex muchachos asienten aprobando las anteriores afirmaciones, desvelamos a los citados: algunos vivieron hace cientos, incluso miles, de años. 

La relación entre generaciones, en todas las épocas, son complejas, llenas de ambivalencia y no poca agresividad. No es precisamente sorprendente. Están en juego las 3 dimensiones centrales de la vida humana: placer, poder y saber. Quien las controla —y en todas las culturas están reguladas— hace más copias de sus genes, acumula más pertenencias, deja más recuerdos, la pasa mejor. 

Es lógico que quienes están de subida y los que están de bajada, quienes juegan en la cancha y quienes esperan en la banca, se midan, cooperen y compitan; muestren envidia, recelo, admiración; aprovechen cuando sienten que tienen el mango de sartén y busquen refugio cuando están desconcertados o temerosos. 

En pocas ocasiones lo anterior es más evidente que cuando acaece un evento universal devastador, de esos que hacen tambalear los presupuestos colectivos, que generan un sentimiento compartido de fragilidad e impotencia, que abolen el largo plazo, que hacen peligrar la continuidad de la vida, que cancelan la convicción de que somos los dueños del planeta  y su destino. 

¿Quiénes saben?

¿No era que los mayores tienen la suficiente experiencia para resolver todos los retos y enfrentar todos los peligros? Nos han dado clases acerca de qué se hace y cómo se hace, nos hacen pasar por todo tipo de exámenes y selecciones antes de darnos la licencia para realizar toda suerte de actividades. Ahora resulta que están perdidos, no tienen la menor idea de lo que está pasando. 

¿Quiénes son débiles?

Pues esta vez —no ha sido así en otros ataques virales— los menores recibieron el encargo de congelar sus vidas en aras de no contagiar a sus padres y abuelos. Dejaron, por órdenes explícitas y regulaciones draconianas, de hacer todo aquello que define la adolescencia y la juventud. En nuestro país y en todas las culturas latinas, donde la familia extensa es una realidad masiva y muy relevante desde todos los puntos de vista, la cosa fue más allá de saludar desde lejos. Significó un reordenamiento de toda la vida y sus protocolos y un enfrentamiento casi cotidiano a dilemas morales dolorosos. 

En estos días en los que los objetivos ya no son sobrevivir, no contagiarse y no contagiar —la próxima semana trataré sobre lo que ello significa, que no es sencillo— las alteraciones en las relaciones de poder entre las generaciones, que hemos vivido durante casi dos años van a hacer sentir sus consecuencias. 

Hay algo de eso que ocurre cuando un pequeño se zafa de las manos de quien lo cuida y se acerca al borde de una terraza que se encuentra en el quinto piso o al de una autopista: mamá o papá se abalanzan con el corazón en la boca. Lo detienen, lo toman en brazos, sienten el enorme alivio de verlos a salvo. Pero, inmediatamente, les gritan y hasta, lo he visto más de una vez, les pegan. Pasado el peligro, la rabia domina el resto de los sentimientos. Solamente que en esta ocasión es el pequeño quien evitó la tragedia al mayor. 

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generaciones

El pasado 14 de octubre, el Ministerio de Salud presentó con bombos y platillos un protocolo de semipresencialidad, luego de una reunión con los rectores de universidades públicas y privadas. Pero el documento no está terminado, según diversas fuentes del Ejecutivo con las que conversó Sudaca. De hecho, todavía hay reuniones con los rectores para afinar la versión final. 

Eso no es, sin embargo, lo que más preocupa a las universidades. Los rectores de las universidades públicas están insatisfechos con el presupuesto que se les ha asignado para afrontar la “nueva normalidad”.

Para Américo Guevara, rector de la universidad Agraria La Molina, las demandas presupuestales para enfrentar el regreso a clases semipresenciales han sido toreadas por el MEF. Así, la adecuación de comedores, bibliotecas o laboratorios se ha quedado en suspenso puesto que no hay recursos. 

“Al MEF hicimos requerimientos mínimos para trabajar en condiciones normales bajo la semipresencialidad. El documento final de lo que nos otorgarían lo vamos a tener en estos días, pero es preocupante. Es como si el MEF estuviera interesado en destruir a la universidad pública y no mejorarla”, dice Guevara, también presidente de la comisión de presupuesto de la Asociación Nacional de Universidades Públicas del Perú (Anupp).

De acuerdo a esta asociación, 13 universidades públicas tuvieron recorte presupuestal en ‘personal y obligaciones sociales’; 31 fueron recortadas en ‘bienes y servicios’; y 25 en ‘pensiones y otras prestaciones sociales’, de acuerdo al proyecto de ley de Presupuesto remitido al Congreso y cuya fecha tope de aprobación es el 30 de noviembre.

Hasta inicios de este mes, aún durante la gestión de Juan Cadillo, el Ministerio de Educación (Minedu) estuvo pujando por un mayor presupuesto para implementar la semipresencialidad el 2022. Esta cartera había solicitado S/894 millones, pero el MEF solo asignó 87, menos del 10% de lo demandado y menos de 30% respecto a lo otorgado en 2021 para el “plan de emergencia remoto”.

Documento interno del Minedu revela lo demandado al MEF y lo asignado en el proyecto de Ley de Presupuesto para el 2022.
Documento interno del Minedu revela lo demandado al MEF y lo asignado en el proyecto de Ley de Presupuesto para el 2022.

 

Las cifras quedaron plasmadas en un documento interno del Minedu al que accedió Sudaca. En este se analiza la situación financiera en la que se encuentra el sector para afrontar el retorno a las clases. Se lee, por ejemplo, que la falta de dinero “limita la capacidad del Estado para apoyar la mejora de la formación de los 360.000 estudiantes de las universidades públicas”.

El documento también señala que se puso en riesgo una serie de incentivos para el sistema de educación universitario, como los convenios de gestión mediante los cuales el Minedu transfiere recursos a las universidades públicas, o el Bono del Docente Investigador, lo que afectaría directamente a 500 docentes.

En busca de apoyo, la Anupp dice haberse reunido dos veces con el MEF en setiembre. Según Américo Guevara, en la segunda de esas citas se les dijo que no había nada que hacer porque la ley de Presupuesto ya se había remitido al Congreso.

La Anupp le tocó la puerta ese mismo mes al presidente de la Comisión de Presupuesto del Congreso, Héctor Acuña (APP). Guevara le explicó que era necesario revertir el recorte presupuestal del sector.

El rector también le manifestó su preocupación por la ley 31349 del 18 de agosto, que autorizaba el nombramiento de los docentes contratados en las universidades públicas. Aquellos nombramientos estaban en suspenso por la falta de dinero, así que le pidieron intermediar con el MEF para que pudiera reunirse con los rectores.

Acuña dirigió un oficio al ministro Francke el 28 de setiembre en el que se solicitaba la reunión. Esta se llevó a cabo el último viernes por la tarde, entre los rectores y el viceministerio de Hacienda. Una fuente que asistió a dicha cita dice que el MEF se comprometió a “analizar el incremento de partidas”, pero que no hubo un acuerdo concreto.

Consultado el MEF por estos cuestionamientos, señalan que el proyecto de ley del Presupuesto del 2022 se “realizó de manera consensuada con todos los sectores, incluyendo el de Educación”, algo que desde la Anupp desmienten.

El MEF también asegura que se atiende las demandas del sector tanto para la educación a distancia como para el retorno a la semipresencialidad. “El Presupuesto Institucional de Apertura (PIA) de las universidades públicas para el 2022 para gastos de capital asciende a un total de S/1.002 millones, un alza frente al PIA de 2021 de S/842 millones”, indica el MEF a Sudaca. No señala, sin embargo, cuánto es la partida que le tocará al retorno a la semipresencialidad, que debe salir de este presupuesto general.

UN FANTASMA EN EL MINEDU

Otro punto que genera zozobra es la falta de apoyo de la nueva gestión del Minedu, a cargo de Carlos Gallardo. A diferencia de Juan Cadillo, que estuvo liderando las demandas de las universidades públicas, el nuevo ministro mantiene un silencio sepulcral. De hecho, no ha habido reunión con los rectores a dos semanas de su asunción.

Lo mismo consideran en la Sunedu, una entidad que se ha sentido marginada de las coordinaciones del retorno a las aulas. Fuentes en dicha entidad indicaron a Sudaca que ni siquiera se enteraron de la reunión entre el Minsa y los rectores para afinar los protocolos. Tampoco tienen comunicación con Gallardo.

«Con Cadillo se llegó a tener un diálogo fluido, pero con el nuevo ministro nada. Hace una semana, en la despedida de Cadillo, Gallardo dijo que la línea de trabajo del ministro saliente se mantendría, así como el apoyo a la Sunedu, pero no hemos sabido nada más», indica una fuente de la Sunedu.

El pasado 18 de agosto, en una reunión que sostuvo un equipo técnico del Minedu con el Consejo de Ministros para hablar sobre la estrategia del ingreso universal a universidades -una promesa de campaña de Pedro Castillo-, se explicaron los lineamientos para llevar a cabo esta iniciativa.

Según una fuente presente en la reunión, el ministro de Economía, Pedro Francke, se mostró de acuerdo, pero añadió que también era “importante apoyar a las universidades públicas para la semipresencialidad”. Todo parece, sin embargo, haber quedado en intenciones. ¿Los universitarios? En la incertidumbre.

 

Fotoportada: Darlen Leonardo

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