El Perú en su conjunto es más pobre por la corrupción. Los corruptos se llenan de plata, pero el resultado global es un decrecimiento del PBI producto de la misma y, por ende, un aumento de la pobreza y las desigualdades.
Lastimosamente, ninguno de los miembros de nuestra clase política, mucho menos los insignes congresistas, ya ni qué decir de los señores ministros, tiene alguna idea de qué hacer al respecto y, por ende, no hay una sola estrategia en curso de discusión para acabar con este mal endémico de la República que nos carcome y drena las energías económicas sanas que mueven el resto del aparato productivo del país.