El desarrollo de habilidades blandas es vital para todo buen líder. Además, debe saber motivar a sus colaboradores, ser empáticos y tener un alto nivel de consciencia.

Es sabido que los trabajadores no renuncian a la compañía, sino a un jefe tóxico. Ya sea por su falta de liderazgo o empatía con el equipo que dirige. José Antonio la Rosa, cofundador de Supera World, explica -además- que un líder del 2021 debe ser aquel que desarrolle habilidades como: Buscar el bien mayor con alto nivel de conciencia; alta capacidad de análisis de la realidad; y, tener un pensamiento estratégico claro. Esas son tres características claves, en un contexto tan complicado como el que vivimos en la actualidad.

“Existe un gran número de jefes de empresas que miran solo su propio bien y el de su círculo inmediato o el de sus empleados, pero el líder consciente cuida el bien de todos sus Stakeholders: clientes, vecinos, comunidad, Sunat, la sociedad completa, para que el éxito sea compartido y sostenible” sostuvo.

Por su parte, Alejandra Osorio, gerente de Training & Consulting de Adecco, recuerda que, en un mercado laboral cada vez más enfocado en el desarrollo y bienestar de la persona, las habilidades blandas cobran una especial importancia dentro de la formación de líderes profesionales. Por ello, liderar con el ejemplo es fundamental. No se le puede exigir una conducta adecuada a los colaboradores si quien los maneja no la tiene en su actuar diario.

¿Cuáles es el perfil de un buen líder en estos tiempos?

Debe motivar a sus empleados. Un buen líder es capaz de incentivar a sus trabajadores a mejorar su desempeño y a crecer tanto personal como profesionalmente. Para conseguirlo, es importante que tenga llegada con sus colaboradores y pueda haber un feedback constante. “Es imprescindible que le pueda decir a su equipo qué está haciendo bien y qué está haciendo mal”, explica.

Saber delegar. El peso de la empresa u organización no puede caer sobre los hombros de una sola persona, por eso es importante saber delegar funciones. En este punto es importante mencionar que es fundamental hacer seguimiento a las labores, de modo que el jefe está al tanto del proceso y evitar sorpresas a última hora.

Inteligencia emocional: La empatía es una de las habilidades blandas por excelencia de un líder, quien no debe olvidar que cada empleado tiene una vida personal de la cual no es posible desconectarse del todo cuando se está en el trabajo. Un buen líder tiene en cuenta que, en ocasiones, hay situaciones que pueden afectar a un colaborador y por tanto influir en su desempeño.

Desarrollar equipos: El líder debe saber en qué son buenos sus colaboradores, cuáles son sus competencias, y en qué aspectos necesitan un impulso. Además de saber en qué están en el ámbito personal”, señaló la ejecutiva de Adecco.

¿Se pueden adquirir estas habilidades? De acuerdo con Osorio, si bien para quienes tienen estas capacidades de forma innata se hace más fácil, es posible desarrollar y aprender cada una de ellas. “Actividades como el coaching, mentoring, talleres vivenciales, lecturas y capacitaciones inhouse son herramientas excelentes para trabajar la obtención de dichas habilidades”, enfatizó.

Por su parte, el gerente de Gestión y Desarrollo Humano del Grupo Crosland, Giancarlo Ameghino, señaló que un buen líder llega a formar y consolidar equipos altamente productivos y felices asumiendo el rol de coach o mentor con el objeto de facilitar el proceso de cambio y apoyar el crecimiento profesional de sus colaboradores.

“Un buen líder, antes que estar obsesionado por los resultados, se preocupa porque los integrantes de su equipo se sientan bien, estén motivados, desarrollen lo que están haciendo con pasión, y se animen a investigar y aprender por iniciativa propia. Crea y fomenta relaciones de confianza y de respeto recíproco entre los integrantes de su equipo”, señaló.

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Una reciente encuesta de Ipsos, asegura que el 71% de los peruanos gastará su dinero en la preparación de la cena navideña. Además, un 40% de encuestados aseguró que destinará dinero a la compra de regalos.

El Covid-19 nos obligó a distanciarnos. Serán unas fiestas atípicas donde cuidar nuestra salud será nuestro principal regalo, hacia nosotros y hacia quienes amamos. Sin embargo, es indudable que muchas familias mantendrán la tradición de obsequiarse regalos y se incrementará el presupuesto familiar. Esto, finalmente, siempre genera gastos extras que, sino los sabemos manejar, pueden generarnos deudas que afecten nuestra economía, y solo nos traerá complicaciones en el inicio del nuevo año.

Una reciente encuesta de Ipsos, asegura que el 71% de los peruanos gastará su dinero en la preparación de la cena navideña. Además, un 40% de encuestados aseguró que destinará dinero a la compra de regalos. Aunque, un 68% indica que prevé reducir sus gastos en esta fecha.

En ese sentido, la directora del Centro de Asesoría Microempresarial de la Universidad de Piura, Brenda Silupú, aseguró que evaluar ingresos, hacer un plan de ahorros y registrar los gastos del mes, es una manera correcta de llevar las cuentas, sin endeudarse.

Evaluar los ingresos: se debe considerar los gastos fijos que se tiene y el pago de deudas.  Aprovechar los excedentes de dinero que se pueda tener para ordenar las finanzas personales, pagar deudas vencidas o aquellas cuya tasa de interés es muy alta, a fin de salir del sobre endeudamiento.

Empezar un plan de ahorro: ayudará a solventar algunos gastos en el futuro. Administrar adecuadamente los ingresos, la planificación y el buen control de los gastos en este mes permitirá tener un equilibrio financiero evitando problemas más adelante.

Registrar los gastos de este mes: para llevar un buen control del dinero es necesario tener una lista de gastos que se realizan en fiestas navideñas. Este control servirá para replicarlo mes a mes y registrar algunos gastos fijos como por ejemplo, los pagos de luz, agua, teléfono, gas, matrículas de colegios, préstamos, tarjetas, alimentos; etc.

Definir una meta de ahorro: antes de realizar las compras navideñas, es importante fijarse una meta de ahorro que permita cumplir con algunos objetivos personales en el futuro como, por ejemplo: estudios, viajes, compra de algún bien, etc. Del excedente se podrá hacer los demás gastos.

Al comprar, tomar un tiempo para reflexionar: es relevante tomar un tiempo para reflexionar sobre los gastos que se está haciendo y así priorizar los que son verdaderamente importantes.

Silupú recordó que celebrar la Navidad no significa gastar, sino una ocasión para pasar un momento de unión por lo que no tendría por qué causar un perjuicio en las finanzas personales.

¿Y si gasté de más?

Por otro lado, si el pasado fin de semana comenzaron los gastos y ya existe un sobre endeudamiento. ¿Qué hacer? En la página web el ABC de la Banca del BCP presentaron algunos consejos, útiles que aquí compartiremos.

No pagar una deuda con otra deuda: Esta es una opción a la que muchos suelen recurrir; sin embargo, te llevará a agravar aún más tu situación financiera, pues se podría convertir en un círculo vicioso. Recuerda que en caso tengas varios compromisos monetarios con alguna entidad, debes priorizar las deudas que se encuentren atrasadas para no afectar tu historial crediticio y, así, evitar complicaciones de acceso a futuros créditos o asumir tasas de interés más altas.

Reducir gastos: Siempre ten presente que no debes gastar más de lo que puedes pagar. Esta es una buena opción que consiste en ajustar los gastos que tienes pensado realizar próximamente, tales como salir con amigos, comprar ropa, adquirir un nuevo celular, etc. que podrías dejar de realizar en el corto plazo.

Compra de deuda: Esta puede ser una opción para ordenarte, porque te permitirá consolidar cada una de tus deudas en una sola entidad y aprovechar distintos beneficios. Además, permite acceder a una menor tasa, reduciendo el pago de intereses.

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Año nuevo, Celebraciones, Fin de año, Navidad

En el camino de empezar un negocio o hacerlo crecer, obtener un crédito es sumamente importante. En el Perú, debido a la informalidad, se calcula que solo 35% de las micro y pequeñas empresas (mypes) cuentan con al menos un producto financiero formal, según el Informe anual de mypes de ComexPerú al 2019.

Para que más mypes puedan acceder fácilmente a un crédito en la banca, Kathia Giraldo, gerente regional de negocios de Cusco Norte de Mibanco, recomienda que el negocio ya tenga al menos seis meses de funcionamiento, y se pueda cumplir con estos requisitos:

-Documento de identidad.

-Documentos que demuestren sus ingresos y un cuaderno con el registro de sus ventas.

-Documento del domicilio (recibo de luz, agua u otro).

Algunos emprendedores se han atrasado con sus pagos por la crisis económica y es posible que su calificación crediticia se haya deteriorado, por lo que Giraldo aconseja tener un plan de recuperación y presentárselo a la entidad financiera.

“Por esta gran coyuntura, muchas instituciones del sistema financiero nos estamos basando más en el historial crediticio del emprendedor antes del inicio del estado de emergencia. No obstante, es importante que el emprendedor evidencie su plan de recuperación (nivel de ventas y finanzas) y que podrá cumplir sus obligaciones con el sistema financiero”, sostiene.

¿Qué pasa cuando es el primer crédito?

Si el emprendedor nunca antes ha tenido deudas y con el negocio será la primera vez que solicite un préstamo, Giraldo asegura que es importante contar con boletas de compra y un registro de venta de su mercadería.

“Esta documentación servirá para que el equipo de Asesores de Negocio pueda evaluar el negocio para un préstamo. También es recomendable tener a la mano su título de propiedad, constancia de posesión, testimonio de compra-venta, declaratoria de herederos u otros documentos que puedan acreditar la propiedad de su negocio o vivienda”, agrega.

Cuando el local en el que se va a operar es alquilado, también se puede presentar el contrato de alquiler y los pagos mensuales de la renta, electricidad y agua.

Todos estos requisitos aplican en caso el emprendedor sepa manejar el giro del negocio y demuestre con sus conocimientos que podrá cumplir con la deuda y sacar a flote el proyecto. En caso contrario, la especialista comenta que una persona que sí tiene la experiencia puede servir como garante o aval.

“En el caso que el emprendedor quiera incursionar en un giro nuevo y que desconoce, sí se tiene que traer un aval que conozca del negocio y aliarse con él o ella”, detalla.

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Próximo a celebrarse las fiestas de fin de año, miles de peruanos saturan los malls. Sin embargo, comprar en redes, en tiempos de Covid-19 es más seguro. ¿Qué estrategia de marketing debo seguir para que tus clientes compren vía online?

Muchas empresas tuvieron que reinventar sus estrategias de marketing al migrar del mundo físico al mundo digital, ante el confinamiento por la pandemia. Este año que se acaba, por el distanciamiento social, terminó con la cercanía física entre emprendedor y cliente, en la mayoría de los casos.

En este contexto, los negocios que mejor se adaptaron a la situación fueron los que poseían algún nivel de digitalización y uso de herramientas tecnológicas. Para aquellas que no, la respuesta más rápida fue habilitar una central de pedidos por teléfono, fortalecer su página web y contactos por redes sociales. El docente de marketing y gestión comercial de la Universidad Le Cordon Bleu, Luis Fernando Terry, afirma que las plataformas digitales aumentaron las ventas de los negocios. En el 2019, el 56% de las mypes peruanas ya utilizaba redes sociales como parte de su estrategia comercial, según American Market Intelligence.

Con la reapertura de nuevos rubros de negocios es importante mantener una estrategia 360°. Por esa razón el docente de la Universidad Le Cordon Bleu, brinda las siguientes pautas para que toda mype potencie su estrategia de marketing:

Conoce a tu cliente: ¿Qué tan digital es? Si es poco digital, probablemente use Whatsapp, Facebook y/o correo electrónico. Si es un cliente medianamente digital, hace uso intensivo de redes sociales y hace compras en páginas web. Si es un usuario muy intensivo, es un comprador digital nato, es un consumidor omnicanal, que compra en las diversas plataformas de e-commerce y apps existentes.

Prioriza los canales de comunicación: Implementa una estrategia de marketing que consideren los canales que tu público utiliza. Si tu público objetivo es escasamente digital y solo utiliza Whatsapp y Facebook, esa es tu vía de comunicación y contacto. Invierte ahí. No necesitas mucho dinero, por ejemplo, en Facebook puedes llegar a impactar a 100,000 personas a un costo aproximado de 10 dólares o menos que eso.

Genera contenido relevante:No utilices tus redes sociales y páginas web solo para vender. En un contexto donde todos tenemos miedo, inseguridad y no vemos una cura cercana, lo mejor que podemos hacer como microempresarios es generar contenido valioso para el cliente. Por ejemplo: puedes brindar información para cuidarse, para tener protocolos en casa, para enseñarle cómo tus productos le ayudan a tener una vida más sencilla.

El tiempo vale más que el dinero, sobre todo en épocas del covid-19:Si te hacen consultas o preguntas mediante una red digital, intenta no demorar en la respuesta. Porque si demoras más de 30 minutos en responder un correo, un mensaje de Whatsapp o de Facebook, ese mismo cliente, ya hizo esa pregunta a otro proveedor. Si vas a contactarte con tu cliente mediante plataformas digitales, sean sencillas o complejas, genera una respuesta rápida.

Cumple con tus clientes: Si te cuesta llegar con un servicio de delivery en menos de una hora, sé honesto acerca del horario real. Justifica tus tiempos de entrega, los protocolos de seguridad que deben acatar, ofréceles detalles y sé transparente. Por otro lado, es importante contar con protocolos de devolución con las especificaciones claras de seguridad y las condiciones para que el cliente no se sienta engañado.

Influencers ¿Buena apuesta o no?:No todos son igual de efectivos para tu negocio. Es recomendable realizar un análisis previo para evaluar a qué público se dirigen, cuál es su indicador de engagement y qué tan buena es la calidad de sus seguidores. Recuerda que cantidad no es calidad. Puedes tener a un influencer con un millón de seguidores y generar una reconversión con menos del 1%, es decir, que menos de 1,000 personas te den “like” o te sigan. Pero, por otro lado, puedes tener a otro influencer con 10,000 seguidores que tenga mejores indicadores de fidelización y nivel de conversión.

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Al autor de esta nota siempre le ha parecido interesante el concepto ‘hogar’. Era mayo del 2019 y Renzo Ratto lo llevaba caminando por las instalaciones de Matute, tras una entrevista para una nota sobre asuntos administrativos. El levante de la misma ya estaba definido y se sostenía básicamente en cifras. No había muchas más vueltas que darle al tema.

Pero el entonces administrador temporal de Alianza Lima había insistido varias veces en mostrarle la nueva zona acondicionada para los jugadores de las menores. Para entonces, el autor de esta nota ya tenía un par de años de experiencia con gerentes entusiastas. En el periodismo económico, por alguna razón, los grandes empresarios creen que pueden inclinar el enfoque de un artículo paseando al reportero por las instalaciones de su fábrica. El autor de esta nota aceptó con su mejor cara de entusiasmo. Debía corresponder la amabilidad de haber concedido la entrevista.

El paseo fue, en su mayoría, absolutamente olvidable. Una cancha sintética es la misma donde sea que se encuentre, y el mediodía limeño estaba tan gris como de costumbre. No había una sola razón para agregar mayor detalle de ello a un artículo sobre finanzas deportivas. Cuando ya parecía hora de partir, sin embargo, tocó entrar a la residencia de menores. Es un pabellón blanquiazul en el lado norte del estadio. La gestión de Ratto terminó de renovarlo a inicios del 2019.

Los chicos que aparecieron en la escena son, en su mayoría, la principal esperanza de sus familias para salir adelante. Muchos vienen de provincia y apenas tienen parientes en Lima. La responsabilidad con la que cargan les pesa como un yunque. Llevarla lejos de casa solo lo hace todo más complicado. Con ellos, Ratto tenía un trato como de papá. Acababa de implementarles una sala de estudios, para que hagan las tareas después del fútbol.

El autor de esta nota tuvo, entonces, un enlace conceptual. Un ‘hogar’, aunque ajeno, se percibe. No tiene que ser de cuatro paredes. Puede ser la tribuna de un estadio, el bar de una esquina, la canchita donde uno conoció a su mejor amigo. Se trata de una sensación que permite distinguir pedazos de una memoria emocional compartida. El autor de esta nota entendió recién que eso –Matute, Alianza– también podía ser una casa. Que no era su casa, ni nunca sería, pero que era la de muchos otros. Una forma particular en la que millones de personas entienden el fútbol –con lo que ya bastaría–, pero a veces también la vida.

Por dios, la incompetencia

El artículo para el que declaró Ratto se publicó días después. El autor de esta nota le dio un enfoque optimista. Pero no exactamente por la labor del entonces administrador temporal. Había que reconocer, sí, su trabajo en ordenar las finanzas aliancistas, pero la verdadera oportunidad para salir de la crisis estaba recién por venir. El Fondo Blanquiazul, un grupo de hinchas millonarios de Alianza, estaba por comprar S/23,8 millones en acreencias tributarias para adquirir un porcentaje de control en el club. Era exactamente lo que este necesitaba.

La premisa era la siguiente: en el negocio del fútbol, como en cualquier otro, para obtener resultados se necesita inversión. Y la administración temporal de la Sunat estaba, como es esperable, más preocupada en cumplir con su cronograma de pago de la deuda concursal. Alianza ya no estaba perdiendo plata, pero venía de hacer un terrible papel (otro) en la Copa Libertadores. Había anotado apenas un punto y una diferencia de goles de -10.

El orden financiero de Ratto no alcanzaba para competir donde realmente hacía falta: a nivel internacional. Con la plata fresca que traería el Fondo, en cambio, se podría invertir en una plantilla más larga y sólida, y tentar quizás unos cuartos de final. “La compra es para inyectar recursos”, le aseguró al autor de esta nota una fuente del grupo de socios. “Hay un plan de inversión”. 

Diversos especialistas en gestión deportiva respaldaron esa premisa. “Las administraciones temporales han estado más preocupadas por números y dinero [para pagar la deuda]. Pero si la inversión en la plantilla es débil, es como si te estuvieras comiendo los músculos cuando ya no tienes grasa”, dijo el profesor de Pacífico Business School, Gabriel Levrini. Aunque hay muchas excepciones –que embellecen al deporte–, la regla del fútbol suele ser que las plantillas más caras juegan mejor y las más baratas, peor. Un equipo sin inversión tiene muchas menos probabilidades de elevar su performance deportiva y mantenerla en el largo plazo. 

¿Cómo llegamos, entonces, hasta aquí? ¿Qué pasó para que Alianza pase de ese horizonte alentador a irse a segunda? Antes de explicarlo es bueno hacer una pausa. El autor de esta nota sabe que corre el riesgo de que esta sea acusada de ‘renzorattista’, así que prefiere encarar la imputación de antemano ciñéndose a las cifras. Entre el 2016 y el cierre del 2019 –la gestión Ratto– los ingresos aumentaron 80%, a S/56,9 millones; el club volvió a tener utilidades, hasta las S/11,4 millones de 2019; se redujo el pasivo total en S/18 millones; y se pagaron 13 cuotas, más un prepago, de la deuda concursal. 

El año financiero del Fondo Blanquiazul se resume en una pérdida proyectada de S/4,7 millones, una caída interanual de los ingresos de más de S/16 millones, las dos últimas cuotas del Plan de Reestructuración retrasadas, por lo menos dos años sin poder jugar la Libertadores y el riesgo de no tener ingresos por taquillas si la pandemia regresa en el 2021. Y lo deportivo no vale la pena estarlo restregando. ¿Cómo es posible tanta incompetencia? ¿Cómo se puede dilapidar un equipo de esa manera, en menos de dos años? ¿Cómo hombres supuestamente exitosos en los negocios llegan a ese extremo?

No es cuánto, sino de quién

El Fondo Blanquiazul compró en junio del 2019 gran parte de la deuda de Alianza con la Sunat. Con ello, debía hacerse del control total de la Junta de Acreedores. Sin embargo, la administración tributaria recordó un crédito contingente de S/7,7 millones que el Indecopi reconoció luego. Con ello, la participación del Fondo bajó de 50,6% a 47%. Por entonces, fuentes cercanas a la transacción contaron que la actitud de la Sunat en la negociación por la compra de la deuda fue muy extraña. Casi como si, en realidad, hubieran querido mantenerla. 

El caso es que, con el asiento más gordo de la Junta, los nuevos ‘jeques’ de La Victoria empezaron a tomar decisiones. Calificarlas de ‘poco acertadas’ sería demasiado generoso. Los principales inversionistas eran Diego Gozales-Posada, presidente de Energigas, Fernando Farah, de la textilera Lancaster y el colegio Villa Per Se, y Salomón Lerner, ex primer ministro y financista esporádico. De pronto, el Fondo se convirtió en una escuela para hinchas con la billetera suficientemente gorda para jugar a ser directores técnicos.  

En lugar de canalizar los recursos que estaban inyectando en traer jugadores bien evaluados, que valgan el precio –o algo que siquiera parecido– las cabezas del Fondo optaron por influenciar en decisiones deportivas inexplicables. Todo comenzó con la llegada del colombiano Víctor Hugo Marulanda, un exjugador del club (1997) con el que –en teoría– se iba a recuperar la quimba y la alegría aliancistas. Ese fue el primer choque con el todavía administrador Ratto. Fuentes cercanas a su gestión aseguran que él había decidido no traer a Marulanda antes por algo: había que cuidar el presupuesto y era muy caro.

Luego pagó el fútbol. El efectivo ‘ratoneo’ de Pablo Bengoechea, que ese año les conseguiría un segundo subcampeonato, se mostró incompatible con la promesa de retorno del fútbol vistoso. El uruguayo tuvo que renunciar en marzo del 2020 tras perder el clásico con la U. Pero quizás lo más inexplicable –esa es la palabra más acertada para describirlo– sea el armado previo de la plantilla. Según las fuentes consultadas por Sudaca, el Fondo tuvo influencia –entre otros– en la llegada de Jean Deza, Alexi Gómez y Carlos Ascues, conocidos por sus indisciplinas, y de dos jugadores de cristal: Alberto Rodríguez y el Beto Da Silva. 

Jean Deza tuvo que ser despedido por indisciplina en junio y Alexi Gómez fue acusado dos veces por su expareja de agresión. Da Silva y Rodríguez presentaron sus esperadas lesiones. Alianza había armado una plantilla carísima cargada de jugadores cuestionados por problemas extradeportivos. Estos son apenas ejemplos de una serie de decisiones deportivas cuestionables que la prensa de ese rubro ya se ha encargado de reseñar. Durante la gestión de Ratto, no sólo se evaluaban las estadísticas deportivas de los nuevos jales, sino también su vida personal. “Que sea una buena persona, un buen esposo, un buen hijo, un buen hermano, un buen padre y también un buen jugador“, dijo el administrador hace un año.

El valor anual de la plantilla, declaró Gonzales Posada a Gestión, pasó a ser de US$12 millones de dólares. Con la salida de varios jugadores a lo largo del año y la suspensión perfecta de Ascues, uno de los más caros, el presupuesto del primer equipo igual ha terminado siendo 67% de los ingresos, frente a menos de 60% en el 2019. A finales de aquél año, Ratto había decidido irse. Quedó como administradora su exgerenta de Finanzas, Kattia Bohórquez.

Ratto se ha negado a hablar públicamente en contra del Fondo Blanquiazul, pero allegados a su gestión explican que decidió irse cuando se dio cuenta de la injerencia que este quería tener en las decisiones administrativas y deportivas del club. “Los motivos que me llevan a tomar esta decisión son personales”, excusó en su carta de renuncia, que presentó el 18 de diciembre. Grabó un video de agradecimiento. Los directivos querían que se quede. Con Bohórquez, las proyecciones de Ratto se cumplieron. La nueva premisa quedó totalmente demostrada: no importa cuánto dinero entre a un club, sino quiénes lo colocan y a quiénes le permiten administrarlo.

Nociones básicas sobre el negocio del fútbol

Vale la pena aquí hacer una última pausa para aclarar otra cosa. El autor de esta nota es hincha de la U. No es el que vaya junto al bombo en todos los partidos, pero como buen hincha de la U espera siempre que a Alianza le vaya mal. Si juega un partido de Libertadores, sonríe con los goles del rival extranjero. Si desciende, se alegra de lo mucho que va a poder molestar a sus amigos aliancistas. El autor de esta nota no entiende muy bien a las personas que viven el fútbol de otra manera.

Por eso no hace periodismo deportivo: le sería imposible separar el hinchaje de la profesión. Y por eso, también, ha decidido emplear la primera persona, no esconderla, y poner el disclaimer directamente en el titular. Cuando se trata de temas administrativos, sin embargo, es absolutamente posible hacer la mentada separación. Y la razón es clara: la U está al borde de la liquidación desde el 2016 también por decisiones administrativas y pugnas entre acreedores. En ese dolor, el de la desgracia financiera, somos hermanos. 

Para terminar de entender la debacle de Alianza Lima es imprescindible irse ocho años para atrás. En el 2011, cuando el modelo de negocios del fútbol peruano colapsó, la U y Alianza debían S/105 millones y S/26 millones, respectivamente, solo a la Sunat. Al año siguiente, el Congreso les tiró un salvavidas. La ley tiene un nombre bastante largo, pero su esencia fue esta: evitar que se liquide a los clubes más importantes del país. En el Perú ningún Parlamento querría chantarse el monstruo de haber acabado con un siglo de historia futbolística.

¿Qué hacía la ley? Creaba un régimen concursal especial donde no había posibilidad de liquidación. La idea era que las administraciones temporales cubrieran el hueco de dinero, generaran utilidades y pagaran la deuda con ellas. Esto, por supuesto, no le ocurrió de forma sostenida a ninguno de los dos ‘compadres’. Hasta la gestión de Ratto, la deuda total de ambos clubes tuvo una sólida tendencia de crecimiento. 

La diferencia entre Alianza y la U es que este último quedó atrapado entre las pugnas internas de sus dos principales acreedores, Gremco y la Sunat, ambos con suficiente cantidad de deuda como para querer tener la voz cantante en la Junta. Cada uno ha tenido periodos en los que ha podido designar a una administración temporal de acuerdo a sus intereses. Y ese tira que tira, con personajes nefastos de por medio, terminó por destruir cualquier plan para reestructurar en el club. Por eso, en 2016 pasó al régimen concursal ordinario, donde sí puede ser liquidado.

Alianza, además de una deuda menor, tuvo la suerte de tener que lidiar solo con la Sunat. Eso terminó dándole a Ratto la estabilidad administrativa para reconducir las finanzas y empezar a pagar la deuda, de S/47 millones el año pasado. Todo eso se ha acabado. Si el descenso de Alianza finalmente se confirma, la plata para pagar las acreencias va a tener que ingresar por fuente ajena a lo normal en el negocio deportivo. El Fondo Blanquiazul, el acreedor más grande del club, no tiene cómo justificarse.

El artículo 3.14 de la ley de rescate para el fútbol peruano dice claramente que “la Junta [de Acreedores] acordará el régimen de administración en el que no deberá participar el deudor, sus acreedores, u otra persona vinculada directa o indirectamente a ellos”. Y no hay mucho que interpretar ahí. La norma responde a que la caída en desgracia de los clubes se debió a los malos manejos de sus socios, en acuerdo con sus principales dirigentes. La utopía era que las administraciones temporales alcancen la profesionalización de la gestión deportiva.

El negocio del fútbol en el Perú, sin embargo, no es uno de corporaciones mega-multi-millonarias. El potencial de lo que el deporte mueve como sentimiento popular excede por mucho el volumen de sus ventas. El año pasado, en su pico de rendimiento, Alianza facturó solo S/59 millones. En el 2018, la U ingresó alrededor de S/42 millones. Eso es lo poco que cuesta mantener viva la pasión. Para comparar magnitudes, en el 2014 la Universidad César Vallejo –dueña de otro equipo de fútbol– registró ventas por S/532 millones. Solo sus utilidades fueron de S/142 millones. Otra universidad, la UPC, llegó en el 2018 a facturar más de S/1.000 millones.

El fútbol peruano, como en muchas otras partes del mundo, se sostiene principalmente en los ingresos por derechos de televisión. Significaron alrededor de 45% de los de la U y 36% de los de Alianza, respectivamente, en el 2018. La administración Ratto redujo el porcentaje y dejó de adelantar el cobro de las facturas, por el que debía soportar un castigo financiero importante. Luego están los sponsors, que representan –según eel éxito del equipo comercial– entre 2% y 20% de la facturación. La ‘tele’ y los auspicios, mal que bien, se pueden planificar por un año.

El resto de los ingresos, en cambio, está supeditado al azar deportivo. Las taquillas (alrededor del 20%) dependen de que el equipo juegue bien y la gente quiera ir a verlo. Los premios, que por clasificar a una fase de grupos de la Libertadores puede representar un quinto de los ingresos, dependen de que los jugadores los consigan. El merchandising no pasa del 2% de la facturación.

Ahí nace la inestabilidad del negocio futbolístico: casi la mitad de lo que genera no se puede prever. Pero también es esa la oportunidad de que se active un círculo virtuoso que hace lindo al deporte: cuando hay inversión inteligente, el equipo juega mejor, vende más entradas y consigue más premios. Entonces invierte más y da un salto hasta otro nivel de competencia. Mientras, empieza a pagar sus deudas. ¿Cómo lograrlo? Con eso termina este análisis.

El fútbol es una industria de grandes deudas. No hay que tenerles más miedo que a las administraciones dirigidas por personas sin criterio. Sobre todo –pero no exclusivamente– en América Latina, los equipos más importantes suelen tener acreencias elefantiásicas. El Flamengo de Brasil, por ejemplo, debía 750 millones de reales en el 2013. Al 2019, logró reducir la cifra a la mitad, apoyado en criterios básicos de gestión: un programa de incremento de socios y la venta de jugadores de su cantera. Ese año, campeonó la Libertadores. El 2020, sin embargo, su deuda ha vuelto a dispararse por el castigo del Covid-19: 703 millones de reales, según Globo Esporte.

Un cierre

Si el autor de esta nota se permite alegrarse por el descenso de Alianza es porque intuye que, más temprano que tarde, el compadre se ganará su regreso a primera en las canchas. Y entonces, este episodio quedará apenas como un estigma en la clásica rivalidad de las dos hinchadas. La lección de este desastre es, en realidad, administrativa: la gestión del club ha fracasado porque la han llevado personas ‘iluminadas’ solo por el tamaño de sus cuentas bancarias. Pero sin muchas luces arriba. A la hinchada le toca combatirlas y pelear por una gestión que pueda manejarse en base a evaluaciones sensatas y contrataciones inteligentes. Ya se probó que es posible.

Si Alianza logra convocar a 50.000 socios que paguen S/50 mensuales, podría eliminar su deuda concursal en dos años. Pero para eso se necesita gestión. Una mínimamente profesional. El 28 de noviembre, el día que se consumó la debacle aliancista, Renzo Ratto fue en su camioneta a dar vueltas por las afueras de Matute. Personal de portería del club acredita haberlo reconocido. No estuvo en la tribuna durante el partido. Vio descender al club del que asegura ser hincha en casa.

La memoria emocional de mucha gente, una forma particular de ver la vida, recuerdos compartidos de tribuna, oscureció aquél sábado. La casa de millones quedó en silencio. Para el próximo año, Bohórquez ya advirtió que habrá que ajustarse. Pero el círculo virtuoso de Alianza puede recomenzar por su hinchada, que es la que no ha perdido –ni perderá– la categoría. El primer paso es presionar para que se le pongan límites estrictos a la capacidad de decisión del Fondo Blanquiazul. El autor de esta nota espera el retorno del compadre porque, sin él, se le acaba una sana costumbre: ver a su equipo ganar en Matute.

Pero sobre todo, espera que acreedores incapaces para la gestión deportiva dejen de destruir la pasión de millones de personas. Tanto en la U como en Alianza. No hay más secreto que ese. ¿Tan difícil es administrar bien? ¿Tan difícil es mantener, al menos, a alguien que pueda hacerlo? No hay derecho a jugar con algo que, para muchos, es su única reminiscencia al concepto básico de ‘hogar’. Que condensa casi todas sus memorias felices. Que la historia los juzgue.

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Lili Gilvonio

La rentabilidad es la proporción que existe entre los recursos que se invierten comparadas con las ganancias que se obtienen. Este es un indicador vital para toda empresa ya que permite analizar la realidad financiera de la organización y evaluar la calidad de su gestión administrativa.

Y es que hacer una empresa sostenible en el tiempo no es tarea sencilla. Por ello, resulta vital desarrollar estrategias que permitan lograr los objetivos en los plazos establecidos. Ana Vera Talledo, gerente general del Grupo Kobsa, empresa peruana especializada en servicios financieros, comparte cinco consejos para lograr un crecimiento controlado y acelerado de tu nuevo negocio.

1.- Conoce a detalle el estado financiero de tu empresa: Este aspecto es fundamental, ya que te permitirá tener un panorama claro sobre cómo se mueve el dinero de tu negocio. De este modo, podrás identificar aquellos gastos innecesarios o excesivos, con el objetivo de realizar recortes pertinentes y optimizar el uso de tus recursos. Para ello, puedes realizar un estado de flujo de efectivo mensual y presupuestos para visualizar los movimientos de efectivo.

2.- Asigna los precios adecuados: Para fijar precios, necesitas saber cuál será tu margen de ganancia, es decir, la diferencia entre el precio de venta de un bien o servicio y el costo que implica producirlo. Recuerda que debes contar con una metodología definida de asignación de costos para determinar cuáles son tus gastos directos e indirectos y te permita identificar los precios que se ofrecen en el mercado.

3.- Identifica el valor que te diferencia de la competencia: Es muy importante enfocarte en diferenciar tu marca del resto, ya que justificará el precio que le asignes a tu bien o servicio. Para ello, la innovación es clave, pues mejorará la experiencia del cliente y logrará que cualquier empresa emergente aumente sus ventas.

4.- Cumple con tus obligaciones tributarias: Toda empresa debe tener en cuenta sus obligaciones con el Estado en materia de impuestos y sus fechas de pago. De lo contrario, la Sunat podrá imponer sanciones que afectan directamente las ganancias, desde multas hasta una orden de cese de actividades.

5.- Desarrolla la fidelización de tus clientes: Tener nuevos clientes es positivo, pero retener a los clientes actuales es mucho más importante, implica un menor costo y ofrece mayores ganancias. Por ende, es recomendable construir una relación a largo plazo con los consumidores. Mantenga una comunicación constante con ellos para identificar oportunidades de lealtad.

Ana Vera asegura que no existe una fórmula milagrosa para obtener la tan ansiada rentabilidad de una empresa, ya que esta varía de acuerdo con el negocio, el ambiente y el lugar. No obstante, estos consejos ayudarán a tomar medidas adecuadas para tener un negocio sostenible en el tiempo.

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estoy palteao por las siguientes encuestas jaja ya el profe me dijo que el objetivo no es liderar la tabla sino llegar al playoff pero ayer soñé que acababa quinto y solo llegaba a la sudamericana jaja el jueves le dije a mi apá “oe ya fue mejor juego por alianza en segunda” y me mandó a la mierda “no, George, tú tienes que ser Presidente para hacerme canciller” encima tengo que leer mi libro me va a doler la cabeza jaja mi doble Joaquín que es bien tarao me lo resumió y me entregó un vinifile lleno de banderitas “hola George aquí está tu brief con bullets” y yo “háblame en español oe huevón te voy a parar de cabeza” de verdad lo odio encima se pinta la barba con plumón pero mi papá me volvió a gritar “aguántalo, George, toda su familia es socia del Golf y de ahí van a salir tus volantes” jaja mi viejo es bien mosca bzzz bzzz

I’m tired of pretending to be peruvian, darling, y eso es que recién estamos diciembre. Last week estaba con mi chief of staff y le dije que necesitaba una entrevista as soon as possible para subir en las encuestas, “consígueme a Anand Giridharadas que está bien radical, darling, o a Anderson Cooper, que ha envejecido muy bien”, pero él me dijo “señor de Soto yo estoy detrás de Óscar Torres del Trome para que le den la página trasera, donde estaban Las Malcriadas”. Goddammit. Lo peor es que ni siquiera me salió esa entrevista: “dice el señor Torres que primero va a entrevistar a Juan Sheput, y René Gastelumendi está haciendo la quinta biografía de la gallina Esperanza. Pero La República TV va a mandar a un chico a preguntarle sobre”. The horror, darling, the horror! No quise escuchar más. Ahora entiendo a my rural prince, Alfredo Barnechea, que se retiró de todo porque no le dejaron hacer su campaña por Zoom.

esta mañana ha estao tensa jorge nieto se molestó conmigo porque estoy despejando mal los córners y me pidió esconderme hasta navidad jaja ni que fuese pavo pero mi viejo le dio la razón: “por mí escóndete hasta el 11 de abril”. mi equipo cree que mi caída se debe a que siempre aparezco solo y así me veo muy baboso jaja y que necesito una pareja para mejorar mi imagen. el profe dice que hasta hernando de soto se inventó una novia y le respondí la verdad “profe yo le dije que me gustaba toni alva y usted se cagó de risa” y se volvió a reír el conchasumare: “piensa en algo más realizable”. mi papá lo interrumpió “puede ser también una pareja política, como Susel en La Victoria” y me dio nostalgia jaja cuando estaba con ella todo salía bien hacíamos harto operativo armado la prensa nos sacaba todo pero un día me dijo “lo siento George me han ofrecido el papel de Baby Yoda y tengo que dejarte” y desde entonces he estao solito último hombre así que mi equipo acordó encontrarme una pareja para fin de año y cuando nos estábamos yendo apareció Joaquín vestido de torero a decir “yo puedo ser tu partner además yo soy liberal” y ahí ya le metí su patada a lo chiquito flores “cállate oe huevón a la otra te pego con los zapatos de tu abuelo” de verdad lo odio un día lo voy a llevar a san jacinto para que lo asalten no me importa quedarme sin volantes igual no voy a ganar jaja

I don’t know what was the deal with that interview, really. Yo respondí lo que me preguntaron, something about the elections, pero mi chief of staff estaba al borde de las lágrimas, “señor Hernando”, me decía, “ese chico le preguntaba por las pensiones, por el Congreso, por los viejitos”.

—Darling —le dije—, ¿conseguiste la entrevista con Anderson Cooper?

—No. Pero hemos retado a debatir a Popy Olivera.

—Get out of my sight.

Me di media vuelta y regresé a casa. Es el lugar ideal cuando estoy tired of peruvian politics. Allí no tengo televisión ni internet: solo un tocadiscos, mi gato disecado y un teléfono fijo que le robé a Ghibellini en 1986. Puse Nancy Sinatra y me eché en la alfombra a esperar a que pasen las horas, los días, los meses, a esperar que llegue el 11 de abril para irme de aquí de una vez porque I can’t stand this anymore, I practice everyday to find some clever lines to say to make the meaning come true, y así estaba cantando en el piso cuando en eso ring, ring, my phone.

—Hello, this is the De Soto’s campaign headquarters.

—¿Gordo?
—Mr. Cooper?

—No, gordo, soy yo. Alfredo Barnechea.

—Alfred, darling! What a surprise.

—Gordo, ¿qué tal? ¿Cómo has estado?

—Bien, Alfred querido, todo muy bien. La campaña va viento en popa, you know. No me doy abasto con los reportajes y las entrevistas y con Anderson Cooper que me persigue como un raquetero.

—Me alegro, gordo, me alegro.

—¿Y tú, Alfred? ¿Cómo has estado en todo este tiempo?

—…

—Alfred?

—Gordo… estoy cansado de todo, gordo.

—Oh…

—Con la pandemia he descubierto que realmente odio a la gente. No sabes lo bien que la he pasado sin salir de casa: he dormido siete meses seguidos, gordo, siete meses. Pero cuando le dije a Raúl Diez Canseco que quería hacer mi campaña por Zoom me mandó a la mierda. ¿Te imaginas salir a la calle de vuelta, gordo? ¿Dejar mi sala para viajar a Puno a comer cancacho?

¿Ir a los terminales a comer pescado con espina?

—I feel you, darling.

—¿Sabes que el otro día me hicieron comer chicharrón? Me dio tifoidea, gordo. Esa misma tarde me sacaron el apéndice por si acaso.

—Este país no es para nosotros, Alfred. El Perú nos hace daño.

—Tú siempre me decías eso, gordo. Tenías razón.

—¿Y qué vas a hacer ahora, darling?

—No lo sé, gordo, la verdad que no sé.

—¿Recuerdas nuestros sueños, Alfred? ¿Tú y yo conquistando el Perú como Jesse y James y con Kenji Fujimori vestido de Meowth?

—Pero yo no estoy solo, gordo. Yo soy miembro de partido.

—Alfred, deja de mentirte.

—De verdad.

—¿La foto que subiste con Raúl Diez Canseco, diciendo que era tu cielo?

—Sí…

—Alfred, yo te conozco tan bien, sé que fue pa darme celos.

—No, gordo, somos aliados.

—No te diré quién pero llorando por mi te vieron.

—Lo nuestro no tiene futuro, gordo, acéptalo. Raúl tiene inscripción y encima tiene plata. Yo no trabajo desde 1983.

—Sé ve que él te financia bien, que es todo un caballero. Pero eso no cambiará que yo llegué primero.

—Gordo, no seas pendejo, tú ni siquiera sabes el nombre de tu partido. Yo quiero descansar 5 años y hacer tele-campaña el 2026.

—Sé que te va a ir mal pero él no te quiere como yo te quiero.

—¿Vas a dejar de cantarme, gordo? Ya basta. Para ser presidente se necesitan cosas que ni tú ni yo tenemos. Y cuando nos aliamos en el 2016 me hiciste bajar 5%, gordo perdedor.

—Y ahora en esta guerra no gana ninguno.

—Te odié, gordo, ¿sabes? Hasta ahora creo que es tu culpa.

—Déjame hablar, Alfred, porfa no te interrumpas. Si te hice algo malo entonces discúlpame.

—No sé para qué te llamé, Hernando. Tú siempre quieres que seamos algo más que amigos, y eso no va a ser posible. Yo ya tengo un partido, y no es el tuyo.

—La gente te lo va a creer, actúas bien ese papel.

—Yo ya tengo un aliado, y no eres tú.

—Pero no eres feliz con él.

—Gordo de mierda.

Me colgó.

Silencio.

A los 10 minutos recibí otra llamada. Pensé que era Alfredo, pero no, era mi chief of staff: no conseguí a Anderson Cooper, señor Hernando, pero Milagros Leiva lo quiere en su programa de vuelta y dice que…

Le colgué.

Me eché de vuelta en la alfombra. Volví a mirar el techo. Me llevé las manos a la cara: estaba húmeda. El tocadiscos seguía sonando. Alfredo seguía odiándome. Tomé un poco de aire. Me puse a cantar: and then I go and spoil it all by saying something stupid like I love you.

I love you.

I love you.

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Carlos León Moya, Hernando De Soto

Hace dos décadas, las frutas y hortalizas de la costa peruana no viajaban en enormes barcos a todo el mundo como lo hacen ahora. De hecho, en 1998 la oferta exportable del negocio tenía un valor ocho veces menor en comparación al 2014. En algunos productos, incluso, no existía. Ica, por ejemplo, hacía honor a su calidad de desierto. No era en absoluto la industria boyante en la que se terminaría convirtiendo.

Pero el desierto hizo boom. Un tipo de explosión ya conocido en la historia del Perú: el guano de las islas, el caucho de las selvas o, más recientemente, la minería de las sierras. Cada uno de esos despertares productivos, con sus características y fracasos, cargó con notorias desigualdades bajo la promesa de convertirse en una industria. Hoy, en cambio, la agroexportación del Perú -principalmente costeña- es una realidad de más de S/25 mil millones anuales.

En los primeros quince años del boom, el crecimiento promedio anual de la industria de productos no tradicionales -la base de la agroexportación- fue de 22.5%. Se diversifica del mango y la cebolla, abriendo camino a la uva, la páprika, la alcachofa, el arándano y la palta, entre otros. Las no tradicionales pasaron a representar el 48% al 83% del total de envíos agrícolas al mundo en ese periodo inicial.

Cinco factores explican ese llamado ‘boom agroexportador’ de las últimas dos décadas. Apenas uno de ellos ha sido cuestionado recientemente. ¿Cuál es la historia completa de la agroexportación en el país? En resumen, es así: las decisiones políticas crearon una coyuntura propicia para garantizar los envíos al exterior. ¿De qué? De lo producido por la tierra con agua, certificado de calidad, y menos impuestos. ¿A dónde? A mercados nuevos, abiertos por tratados comerciales, y -finalmente- en uso de la mano de obra local. ¿Una maravilla, no? Revisemos.

Uno: Más tierras aptas

La primera maravilla del boom es la tierra. En Perú hay 84 de las 104 zonas de vida que existen en el mundo y 28 de los 32 tipos de clima. Entre el 60 y 70% de la diversidad biológica del planeta habita el país. Sin embargo, la industria agroexportadora se ha concentrado en una sola franja de ese suelo megadiverso. Pese a que la costa tiene el 23% de las tierras agrícolas, aporta el 60% del PBI agropecuario. Las exportaciones del sector, por si no quedó claro, se sustentan principalmente en tierras costeñas.

El investigador del Grade Ricardo Fort dice que las empresas agroexportadoras se beneficiaron de diversas decisiones normativas del gobierno. Para explicarlo es necesario retroceder algunos años. Tras la Reforma Agraria, muchas tierras de la costa no eran rentables. “El reto planteado en el gobierno de Fujimori fue poner en producción las que estaban adjuntas a los valles, con ambiciosos proyectos de irrigación”, señala.

A esas tierras en desuso por falta de irrigación se les dice “eriazas”. Fueron incluidas en el mapa agrario recién desde los noventa. Más de 30 modificaciones legislativas en veinte años (1990-2010) hicieron posible que fueran subastadas, vendidas, concesionadas o hasta alquiladas a privados. Entre esa normativa están la Constitución de 1993 y la Ley de Tierras. Así lo recopila la investigadora Zulema Burneo para la Coalición Internacional para el Acceso a la Tierra.

Burneo sustenta un cambio trascendental para lograr el boom: el Estado dejó de ser el encargado de incrementar la cantidad de tierras para agricultura. En los noventa, en cambio, las obras de irrigación con las que se amplió la frontera agrícola se concibieron para la venta a grandes agentes privados que sí disponen de los recursos y el know-how de grandes volúmenes. La agroexportación, según la FAO, impulsó la ampliación de la superficie de producción agrícola de todo el país de 1,6 millones a 2,7 millones de hectáreas entre 1991 y 2002.

Un claro ejemplo de esta realidad es el proyecto de irrigación más grande de la costa norte: Chavimochic. De la venta de lotes agrícolas en la zona, entre 1994-2006 -después de las modificaciones legislativas que la fomentaban-, el 86% quedó en propiedad de once empresas agroindustriales. Solo Camposol adquirió en esos años más de 10 mil hectáreas (23%) del total de las tierras eriazas ganadas al desierto.

El cuarto y último Censo Nacional Agrario (Cenagro) ocurrió en el 2012. La realidad del sector era la siguiente: 80% de los productores agropecuarios poseían menos de 5 hectáreas y, entre todos, alcanzaban apenas el 6% de las tierras. Entre 1994 y el 2012, la cantidad de pequeños productores había crecido 45%, pero sólo incrementó en 9% su cantidad de suelo. ¿Qué significa? Un aumento en la concentración de suelo favorable a las grandes empresas exportadoras.

Desde el 2008, la adjudicación de tierras se da a través de subastas públicas. Ese año, los precios en la costa norte se elevaron -en promedio- 2,5 veces el precio base de la subasta.  En las pujas suelen ganar las grandes empresas con mayor poder adquisitivo. Resulta irónica -pero muy gráfica- una anécdota parlamentaria: el congresista aprista Walter Cenzano presentó un proyecto de ley en el 2010 que establecía un tope de 40,000 hectáreas máximas por cada comprador para “evitar la concentración”. Sin embargo, Burneo señala que la hacienda más grande de la costa en la época de la Reforma Agraria apenas alcanzaba las 30,000 hectáreas. Es más, el total de los lotes de Chavimochic subastados entre 1996 y el 2006 es, precisamente, 43,870 hectáreas.

La decisión consciente del Estado de promover el gran agro la describió Alan García en su texto “El síndrome del perro del hortelano”, publicado en El Comercio en octubre del 2007.“Hemos caído en el engaño de entregar pequeños lotes de terreno a familias pobres que no tienen un centavo para invertir, entonces aparte de la tierra, deberán pedirle al Estado para fertilizantes, semillas, tecnología de riego y además precios protegidos”, aseguró. La administración de las tierras en su gobierno privilegió la distribución del terreno entre quienes puedan hacer mejor uso del mismo: las grandes agroexportadoras.

Dos: Agua garantizada

El acceso a la tierra no basta sin sistemas de irrigación. Más aún en la costa, donde la lluvia es escasa y los lotes de producción suelen estar lejos uno del otro. La mayor cantidad de proyectos privados asociados al riego se concibieron en la década de los noventa, detalla Ricardo Fort.

Según información del Minagri, hasta el 2000 el Estado había invertido US$3,400 millones en proyectos de riego. Hacia el 2012, doce años después, la inversión ejecutada se duplicó a US$6,716 millones. Los proyectos más importantes son Majes Siguas (Arequipa), Chavimochic (Trujillo), Chira-Piura, Olmos (Lambayeque) y Pasto Grande (Moquegua).

Entre el 2006 y 2010, durante el gobierno de García, se incrementó en 28% la asignación de recursos a proyectos de irrigación. Pero pese a la privatización, hasta el 2012 la mayor parte de los proyectos de riego fueron ‘subsidiados’ por el Estado. De la venta de nuevas tierras en subastas y servicios como agua y energía solo se pudo recaudar el 7% de la inversión ejecutada.

Además, Lorenzo Eguren publicó un estudio en el 2014 donde analiza el impacto de los subsidios del Estado en irrigación e impuestos. En el documento se compara el ingreso por impuestos agropecuarios con el gasto en obras de irrigación. Si se considera el periodo entre 1998 y el 2012, en quince años se habría recuperado solo la sexta parte del gasto invertido. Ojo: esta medición considera todo el sector agrario y no solo la gran agroexportación.

En el 2000 se promulgó la -hace poco derogada- Ley de Promoción Agraria. Entre otros beneficios, redujo el Impuesto a la Renta de las actividades de agroexportación a la mitad: 15% en lugar del 30% regular. Según el estudio de Eguren, si bien esta medida puede haber tenido un matiz de promoción a las inversiones privadas en el sector naciente, no hubiera tenido un impacto negativo en la actividad agrícola de haberse mantenido el impuesto regular.

Y vale la pena agregar un dato: según información tributaria recopilada por Luis Alberto Arias, exjefe de la Sunat, en el 2019, el monto del Impuesto a la Renta pagado por el sector agropecuario no ha crecido en una década. En el 2019, se pagaron US$111.4 millones, mientras que en el 2011 la cifra había sido ligeramente superior: US$116.4 millones.

Volviendo a la irrigación: buena parte de la actividad agrícola de Ica para exportación se sirve del agua subterránea. Esta es de gran calidad y permite el riego por goteo, una práctica sofisticada que incrementa el valor de productos como el espárrago y la uva. Es posible extraerla a partir de pozos debido a la capa acuífera extensa debajo de la región.

Lo preocupante del asunto es que el marco normativo de las propiedad de las tierras ha permitido a las empresas propietarias un rol de decisión sobre la cantidad de pozos a perforar y el volumen del agua a extraer, según los requerimientos técnicos de sus cultivos. Así lo concluye el economista de la PUCP Ismael Muñoz en una investigación sobre la extracción de agua en Ica publicada el 2016. Muñoz explica cómo el Estado no ejerce un rol fiscalizador en esta actividad. Al 2014, el 77% de pozos operativos en la región no contaban con licencia para operar. La Autoridad Nacional del Agua (ANA) reporta cifras similares al 2018.

Por si fuera poco, la ANA definió en el 2016 que la cantidad de agua subterránea explotable del acuífero de Ica es de 252 millones de metros cúbicos para que se recargue de forma natural en un año. Se ha estimado que la extracción asciende a 563 millones al año, ¡más del doble y una tasa de sobreexplotación del 123%!

Tres: Mercados abiertos

Una vez solucionada la capacidad para producir, mediante el acceso a tierras y agua, se necesitan mercados de compradores. La exitosa estrategia del Estado para ello fue la negociación de tratados de libre comercio (TLC) con beneficios arancelarios para la exportación de productos. Según Ricardo Fort, el rol de los TLC es fundamental para explicar el boom agroexportador. Es el segundo factor más importante en la decisión del Estado de promover este tipo de industria, asegura, después del acceso a las tierras.

En términos concretos, entre el 2009 y 2014, tras la firma del TLC con Estados Unidos, los envíos del sector agropecuario a ese país se duplicaron. Hacia China, en un periodo inicial de cuatro años, crecieron de 25,6 millones de dólares a 82,7. A la fecha, en un proceso que empezó en los primeros años del siglo XXI, Perú ya tiene 21 acuerdos comerciales firmados y algunos otros en proceso.

Además de la firma de los acuerdos, el Estado fortaleció el rol de la agencia de promoción comercial hacia el exterior, PromPerú. Había sido creada en los noventa como una mesa de articulación entre sectores industriales en los primeros pasos de la exportación. A partir del 2002, se adscribe al Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), creado ese año. Ambas instituciones se especializan -hasta hoy- en promover los acuerdos comerciales y activar canales de comunicación para la apertura y mantenimiento de mercado.

Algunos hitos del Mincetur suponen la creación de la Marca Perú en el 2010 y la posterior marca sectorial Superfoods, que promueve productos del agro no tradicional. Con estos esfuerzos de publicidad y promoción se dio participación y visibilidad a la industria emergente en eventos y rondas de negocios locales e internacionales. Adicionalmente, desde el sector Comercio Exterior se han instalado en los últimos diez años hasta treinta Oficinas Comerciales del Perú en países del exterior.

Al inicio del boom, en 1992, el Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri) había creado el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa). Tanto como el Mincetur, Senasa fue clave para abrir los mercados. Los investigadores agrarios Héctor Paredes y Ricardo Fort mencionan que todavía es un actor vital para darle a las agroexportadoras certificaciones sanitarias y fitosanitarias, con estándares internacionales, sin las cuales sería imposible que logren colocar sus envíos en los mercados más exigentes (los que más pagan).

Una tesis elaborada por la economista Maryuri Reyes, en la Universidad Nacional de Trujillo, explica también el rol crucial de Senasa en reducir plagas y otros problemas sanitarios en los cultivos industriales. De hecho, se le adjudica al servicio de sanidad una participación trascendental en la erradicación de la mosca de la fruta, un enemigo mundial para los cultivos no tradicionales. Implementó un programa de producción de más de 400 millones de moscas estériles cada semana -en sus mejores años- para repartir al agro costeño y revertir las plagas.

Cuatro: La otra agricultura disminuida

La ‘cuarta pata’ del agro es, en realidad, un factor negativo: se ha privilegiado a la costa en desmedro del resto del país, coinciden los analistas consultados para esta nota. La región natural tiene el 53% de la población y aporta el 76% al PBI del país. ¿En qué deriva ello? En que la sierra y la selva no han recibido el mismo impulso. Para el investigador Eduardo Zegarra, la conectividad -carreteras- y las características del terreno de ambas regiones serían las principales razones.

Una explicación adicional la brinda la FAO. Desde 1992, con la desactivación del Banco Agrario, el crédito agrícola ha quedado principalmente a cargo de los bancos comerciales y cajas rurales. Ellos trabajan, en su mayoría, con medianos y grandes productores, y no cubren los requerimientos de todo el sector agrícola. En la sierra, la propiedad del agro suele estar fragmentada en pequeños terrenos que no logran tener acceso pleno a crédito barato.

El PNUD reconoce en un informe del 2009 a un Estado peruano inclinado a invertir en la costa bajo la idea de la modernización. “El tratamiento privilegiado se expresa en que allí se concentran dos tercios de la inversión en riego”, señalan. Así, el 70% de la superficie destinada a la agroexportación se localiza en cuatro departamentos de la costa: Ica, La Libertad, Piura y Lima, según el cuarto Cenagro. El 98% del área costeña tiene acceso a irrigación y, en contraste a las otras regiones, un mayor número de grandes empresas la operan.

El Banco Mundial, en un recuento del boom agroexportador publicado en el 2017, dice que, entre el 2007 y 2015, la productividad al agrupar todos los factores involucrados en el proceso agrícola peruano creció a una tasa promedio del 2.1%. De ello, sin embargo, el desagregado es lo más importante: un 7% para la costa, 0.2% para la selva y -0.2% en la sierra.

Cinco: La mano de obra

Con los cuatro factores ya descritos, al boom agroexportador le faltaba la mano de obra. En el 2000 se estableció la llamada Ley de Promoción Agraria, que creó un régimen laboral especial para los trabajadores de empresas dedicadas a la agricultura industrial. Entre otros, se redujo el pago de EsSalud y se incluyó en el salario jornal las gratificaciones, vacaciones y compensaciones por tiempo de servicios. “Como si todos esos beneficios no tuvieran una razón de ser en el bienestar del trabajador”, indica Eduardo Zegarra.

Como resultado, tras veinte años de ejecución de la ley, las grandes empresas agroexportadoras tienen la mayor cantidad de empleos formales del sector (ver gráfico), según datos recopilados por el economista Hugo Ñopo. Esto ocurre porque pagan mejor y ofrecen mejores condiciones laborales que el resto. Incluso, según datos del Ministerio de Trabajo al 2017, si se compara empresas de agricultura, comercio y construcción de más de 500 trabajadores, el agro tiene el doble de formalidad laboral.

La cuestión, sin embargo, no es esa. Uno de los problemas graves, como afirma el economista Carlos Ganoza, es que las mismas cifras arrojan que los trabajadores de las grandes empresas sólo representan el 10% de la mano de obra empleada en la agricultura. Coinciden Zegarra, Fort y Ganoza en que la forma de revertir esta situación es focalizar la inversión y los beneficios tributarios al fortalecimiento de pequeñas y medianas empresas, para hacerlas más competitivas.

Lo otro es bastante más sencillo. En las últimas semanas ha habido una ‘polémica estadística’ entre cifras presentadas por Hugo Ñopo y por el SAE de Apoyo sobre si los índices de crecimiento de las exportaciones agrícolas y de la masa salarial del sector formal se han acompañado en el tiempo. El primero dice que no y el segundo, que sí. Pero, nuevamente, el tema es mucho más sencillo: el salario de un obrero agrícola (y no la masa salarial del sector) sigue estando pegado al sueldo mínimo. En una industria que hizo ‘boom’ durante dos décadas, es natural que con ese nivel de sueldos ahora el estallido sea social.

Eso, en medio de la disparidad en la gestión de intereses que existe entre las empresas y los trabajadores. La industria no solo cuenta con gremios por producto (como el de los cítricos) y siete gremios representativos por industria que agrupan más de 200 empresas cada uno; sino que existen tres estructuras de mayor amplitud como la Asociación de Exportadores (Adex), la Sociedad Nacional de Industrias (SNI) y la Confiep. Los trabajadores no tienen sindicatos -debido a la temporalidad de las contrataciones- ni instituciones gremiales fuertes.

“Esto demuestra, además, una desconexión muy grande entre los propietarios de las empresas y los trabajadores del campo”, señala Fort. Y ese es el punto final de este análisis. La boyante agroindustria del país ha crecido sostenida en cuatro sólidas patas: la tierra, el agua, los mercados y el privilegio de estar en la costa. ¿Puede hoy prescindir de la quinta? El Estado y las grandes agroexportadoras detrás del boom tendrán que decidir si deben acercarse un poco más a las demandas de sus trabajadores y, tras haber generado dos décadas de beneficios a través de políticas públicas, apostar por pagos más altos y beneficios laborales excluidos del jornal. Como toda industria que crece en beneficio de la gente.

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Agro, Exportación, Paro

En el mes de octubre, una de las medidas para reactivar la economía fue destinar S/. 988 millones en compras estatales para beneficiar a 13 000 micro y pequeñas empresas (mypes) y para el próximo año, según lo expuesto en el Congreso por el ministro de la Producción, José Luis Chicoma, se dispondrá de S/. 600 millones para apoyar a 6 000 mypes.

Si bien habrá una reducción en el apoyo vía compras estatales, Juan Carlos Mathews, exviceministro de Mype e Industria, precisó que los planes de inversión pública como Arranca Perú, para el que se han destinado S/. 3 268 millones, también tendrán un efecto positivo indirecto.

“Cuando se habla de reactivar programas de infraestructura, esa inversión arrastra la participación de mypes. El 2020 es un año difícil, pero si se compara con la recesión de 1988 o de años anteriores, esta vez saldremos más rápido de la crisis y el próximo año se debería revertir la tendencia”, estimó.

Indicó que el principal problema de las micro y pequeñas empresas es el mercado, y en una situación como la actual, donde el consumo interno se ha contraído, el Estado es un comprador muy relevante para las mypes, que podrían tener más programas de financiamiento.

“Con que se le compre a la empresa, se le está dando una ayuda espectacular. El segundo problema que tiene la mype es el financiamiento. Entonces, sí creo que el Estado como garante solidario puede seguir ayudando a la mype. Ese tema de la garantía solidaria sí lo mantendría para que el financiamiento sea más fluido y a tasas competitivas”, comentó.

 

Ajustes requeridos 

En el caso del programa Compras MYPErú, Dalila Gamarra, presidenta del Comité de la Pequeña Industria (COPEI) de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), recordó que estas convocatorias han sido gestionadas por Foncodes, a través de los núcleos ejecutores, y que al inicio funcionaron bien, pero muchas mypes no han podido aplicar.

“El requerimiento de proveerse de otras empresas que también postulan como proveedores, les encarece el producto. Además, hay un monto que reciben de adelanto, pero la aprobación es un trámite que demora y como se trabaja con un cronograma, si no llegan a la fecha de entrega, las empresas son castigadas. El problema es que las mypes viven el día a día y no tienen el capital suficiente para demorarse en cobrar”, explicó.

Teniendo en cuenta que las mypes no tienen tanta liquidez, aseguró que han pedido en varias oportunidades que las empresas de factoring acepten las facturas del Estado. También consideró que se podría dar algún otro programa de créditos garantizados porque algunos sectores ya estaban en crisis antes de la pandemia.

“Lo bueno es que tienen la experiencia, la maquinaria y la capacitación que, durante el periodo de paralización, ha sido diaria. En un tiempo normal de repente no se hubieran dedicado a capacitarse. Ahora, el riesgo de que queden fuera del engranaje de innovación y tecnología ha aminorado. Las mypes están conscientes de que eso las hará más sostenibles y competitivas”, sostuvo.

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