EL PODCAST DIARIO DE OPINIÓN DE JUAN CARLOS TAFUR.

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2022, Congreso de la República, Vladimir Cerrón

La definitiva ruptura de 16 congresistas cerronistas respecto del gobierno altera el mapa político vigente, trastocando significativamente la correlación de fuerzas en el Congreso. Si antes era imposible, por ejemplo, pensar en una vacancia, dado el apoyo que ocho congresistas lescanistas y el parlamentario Héctor Valer le daban al gobierno, reduciendo las filas de la oposición de 88 a 79, hoy con los cerronistas ese número pasa a ser de 95, número más que suficiente para que, dada una situación de crisis mayor, la vacancia caiga por sí sola.

Aunque Evo Morales lo esté intentando, no parece que vaya a haber pronta reconciliación, menos si tanto Cerrón como Castillo avanzan con agendas electorales paralelas respecto de los comicios regionales y locales del próximo año (Cerrón con Perú Libre y Castillo con el partido político magisterial).

Aunque no lo quiera, Castillo, sin renunciar a sus ideas de izquierda -nadie, en verdad, aspira o espera que se humalice-, tendrá que mirar a los partidos de centro (básicamente Acción Popular y Alianza para el Progreso) y tender puentes que le permitan sobrellevar en buen pie una eventual crisis futura.

El 2022 va a ser un año horripilante: tercera ola pandémica, crisis económica, crisis política azuzada por las elecciones, crisis social, que ya se ha empezado a apreciar. La tormenta perfecta para que la aprobación presidencial se vaya por los suelos y aliente a quienes lo quieren desde el primer día fuera de Palacio. Se configurará un “momento destituyente”.

Esos puentes solo pueden pasar por el abandono explícito y declarativo de la idea de forzar una Asamblea Constituyente. Es improbable que eso ocurra en el corto plazo, pero no queda duda de que Castillo cree que va a obtener un triunfo resonante con su partido en las elecciones para gobernadores  regionales y alcaldes, y si eso ocurriese, se sentiría empoderado y probablemente vuelva a resucitar la peregrina idea de llevar al país al despeñadero constitucional.

Si descartase de antemano esa pretensión, podría generar enorme tranquilidad en los mercados financieros, alentar quizás la reactivación del flujo inversor, pero, sobre todo, podría consolidar un pacto político con el centro que le permita soslayar la labor de zapa que sus exsocios cerronistas traman para sacar a su examigo del poder.

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2022, Congreso de la República, Vladimir Cerrón

La crisis económica provocada por la pandemia enfrentó a los peruanos a reinventarse y diversificar sus ingresos. Esto queda evidenciado en el estudio realizado por Activa Perú, que reveló que el 36% de peruanos decidió iniciar un emprendimiento durante la pandemia.

Este es el caso de Alan Rodríguez, creador de Don Rancherito, un emprendimiento familiar de pollo a la brasa que nació por la necesidad de buscar la manera de salir adelante. La propuesta fue bien recibida en redes sociales, y para acercar a su comunidad creó la Nación Ranchera, de forma que sus clientes se sientan parte de Don Rancherito.

Sin embargo, al poco tiempo, Alan decidió dar la milla extra y a partir de esa Nación Ranchera, crear #LaNaciónEmprendedora una iniciativa que busca unir fuerzas entre diversos emprendimientos. “Es un concepto un poco revolucionario y contestatario, en el sentido de que quienes integramos La Nación Emprendedora tenemos por concepto ayudar sin pedir nada a cambio”, explica.

Nación en crecimiento

Son 14 los negocios que forman parte de #LaNaciónEmprendedora, y van desde odontología, pasando por indumentaria, hasta comida saludable. Esta iniciativa nació en Twitter, aprovechando los Spaces, un espacio de transmisión de voz en vivo en dicha red social. “Teníamos la necesidad de crear comunidad entre emprendedores, de buscar en mayor difusión a través de nosotros. Nos ha dado unos resultados realmente sorprendentes a nivel de ventas, apoyo y contención”, cuenta Alan.

“No somos marcas grandes ni franquicias. Somos gente que quiere hacer las cosas bien para los que ama y quiere tener un canal de ventas constante, poderoso e impactante”, comenta el emprendedor que cree que la solidaridad y el trabajo en equipo genera grandes cosas.

Este grupo de emprendedores, entre los que se encuentran la actriz Laly Goyzueta con MufFit, marca de snacks saludables, se reúnen cada domingo a las diez de la noche por Spaces de Twitter para conversar y brindar consejos a emprendedores, así como pasar un buen rato con su fiel audiencia y clientes.

Como todo negocio, que requiere no solo de la difusión, sino también de un planeamiento estratégico de ventas, los integrantes de #LaNaciónEmprendedora se reúnen los lunes para determinar quién llevará la “camiseta emprendedora” durante la semana. “A quien le toca, le decimos: prepárate, haz tus mejores memes, estate atento y nos avisas qué quieres que te likeemos y vamos interactuando lo más orgánico posible. La idea es que la empresa o el emprendimiento hablen”, comparte el dueño de Don Rancherito.

Además, estos emprendedores cuentan con un organizado grupo de WhatsApp en el que van apoyándose para difundir las diversas promociones que vayan proponiendo. “Nos damos apoyo, contención, un poco de disciplina y compromiso, así como capacitaciones. La idea es, y eso lo repetimos siempre, ayudar sin pedir nada a cambio, porque al final es un efecto bumerán. Mientras más solidario seas, más semillas vas sembrando en cada corazón y tu público lo siente, se engancha”, indica Alan. Estas capacitaciones mencionadas por el vocero de La Nación Emprendedora son brindadas por integrantes de dicha iniciativa, como Johnnathan Vásquez, experto en Dirección y Finanzas, y Miguel Fernandez dedicado a la capacitación y formación de emprendedores.

¿Cómo pertenecer a La Nación Emprendedora?

Alan Rodríguez comenta que las puertas de #LaNaciónEmprendedora están abiertas para quienes deseen hacer crecer sus negocios, bajo una condición: que tengan alma. “La idea no es solo vender, pues hay un compromiso de salir adelante todos juntos”, comenta.

Para ser parte de esta iniciativa, lo primero será atender el espacio de #LaNaciónEmprendedora en Spaces de Twitter los domingos por la noche para conocer a los integrantes y estar seguros de querer pertenecer a ese equipo. Es necesario que el emprendedor interesado y su negocio sean activos en Twitter, plataforma principal de esta iniciativa.

Finalmente, los emprendedores pueden contactarse vía Twitter con los coadministradores del space Alan Rodríguez de Don Rancherito, Carolina Ríos de Kimsa, y Miguel Fernandez.

Para conocer los 14 negocios que forman parte de La Nación Emprendedora, puedes visitar a Cynthia Espinoza en Dentistachevere; Don Rancherito; Carlos Cuadros de Gloren; Carolina Ríos de Kimsa; Donde Tavo Burger; Janice de OHvillos; Johnnathan Vásquez; Lucca Papelitos y Cartones; Misipa Wasin; Camelia, Miguel Fernandez; Laly Goyzueta de MufFit; Panifiesto, y Mrs. Ollivanders.

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#LaNaciónEmprendedora, Alan Rodríguez, Don Rancherito, La Nación Emprendedora

28 de octubre de 2016, horas de la mañana en Frankfurt, en una lujosa suite doble del Grand Westin Frankfurt Hotel, que cuesta 520 euros la noche. He recorrido unos 125 km en tren desde mi domicilio en el pequeño pueblo de Kleinfischlingen para encontrarme con Ian Elliott, experto internacional de origen irlandés contratado por el Sodalicio, a fin de conversar sobre mi caso y ver cuánto se me daría como indemnización en mi calidad de víctima de la institución.

Cuando el hilo de la conversación llegó al tema de las reparaciones, Elliott me dijo que el Sodalicio había determinado una suma para ser repartida entre todas las víctimas reconocidas por la institución. Aunque en ese momento no me quiso decir cuál era el monto, dos años más tarde, gracias a las declaraciones de Alessandro Moroni, entonces Superior General del Sodalicio, ante la Comisión De Belaúnde en el Congreso de la República (noviembre de 2018), se sabría que el monto era de alrededor de 4 millones de dólares, a ser repartidos entre 67 víctimas del Sodalicio.

Pero aun no sabiendo en ese entonces a cuánto ascendía esa suma, le pregunté a Elliott si había averiguado a través de documentos contables el monto del patrimonio del Sodalicio, para que, como experto profesional en abusos, hiciera la recomendación de cuánto se debía pagar en concepto de indemnizaciones para reparar el daño ocasionado a las víctimas de manera justa. Ciertamente, no había averiguado nada, y tampoco le interesaba hacerlo. Le bastó con le dijeran el monto destinado a reparaciones pues, como se luego se inferiría de su labor en la comisión de expertos convocada por el Sodalicio, Ian Elliot nunca estuvo del lado de las víctimas sino del lado de la institución que lo había contratado, a fin de realizar un efectivo control de daños.

Y de eso mismo se encargaría también el Sodalicio, asegurándose —mediante la implementación de un sistema de prevención, apoyo y denuncias absolutamente inútil e ineficaz— de que no aparecieran nuevos casos en el futuro, es decir, dificultando y obstaculizando —en la medida de lo posible— cualquier acción que pudiera tomar una eventual nueva víctima de abusos, desalentando cualquier denuncia en vistas de las consecuencias y obligando a las víctimas que aceptaron las reparaciones a guardar silencio sobre lo ocurrido. De hecho, cinco víctimas no recibieron nada porque se habrían negado a aceptar las condiciones impuestas por el Sodalicio a través de sus abogados.

Si bien hubo una víctima que habría recibido US$ 250,000 de indemnización, la mitad habría recibido sumas inferiores a los US$ 30,000, que difícilmente cubren todos los daños y perjuicios sufridos en diferentes rubros, con lo cual no se puede hablar de una reparación justa.

Ahora que Paola Ugaz, en un reportaje publicado el 3 de noviembre en La República, estima en mil millones de dólares las utilidades de los negocios del Sodalicio en el Perú, se puede legítimamente especular que el monto que se destinó a las reparaciones de las víctimas no agota lo que efectivamente podría pagar el Sodalicio. Ese monto no se habría establecido en base a estándares internacionales de justicia, teniendo en cuenta los daños ocasionados a las víctimas, sino más bien calculando lo mínimo que podía desembolsar la institución para sacarse el problema de los abusos de encima, como quien ahuyenta una fastidiosa mosca de su cara. Aparentemente, una de las cosas más sagradas para la institución es el dinero que han acumulado y que nadie sabe a qué destinan, si a fines estrictamente religiosos o de otra índole. De ahí saldría el dinero destinado a mantener el ritmo de vida de Luis Fernando Figari hasta el fin de sus días en su exilio dorado en Roma, monto que debe superar ampliamente los cuatro millones de dólares que la institución por él fundada destinó a las víctimas.

Lo más escandaloso es que la manera en que el Sodalicio adquirió este patrimonio está plagado no sólo de irregularidades, sino de prácticas de saqueo y explotación que habrían afectado en primer lugar a la gran masa de los miembros de la misma institución. Esas prácticas yo las he sufrido en carne propia.

Los estudios de teología que realicé en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima los pagó mi madre, no obstante que yo ya no dependía de ella y vivía en comunidades sodálites. Cuando comencé a tener ingresos propios trabajando como docente en instituciones que ya no existen —la Escuela Superior de Educación Catequetica (ESEC), el Instituto Superior Pedagógico de Educación Catequética (ISPEC) y el Instituto Superior Pedagógico “Marcelino Champagnat”, que se convertiría en la Universidad “Marcelino Champagnat— tenía que entregar el monto entero de lo ganado a la comunidad y se me dejaba una pequeña cantidad para gastos personales, que no incluían gastos médicos o de ropa. Para cubrirlos tenía que sablear a mi progenitora. Durante todo el tiempo que viví en comunidades sodálites (de diciembre de 1981 a julio de 1993), el Sodalicio nunca me pagó un seguro médico. Durante ese tiempo, los trabajos que realicé para la asociación cultural Vida y Espiritualidad, gestionada por el Sodalicio —entre ellos artículos, reseñas de libros y traducciones, además de revisiones de libros y folletos a ser publicados— nunca fueron remunerados.

Pero quizás el saqueo más descarado que he sufrido ha sido el de las canciones que compuse para el Sodalicio. Porque Figari siempre quiso que la institución tuviera canciones propias, e inició esta labor cambiándole la letra a antiguos himnos políticos, militares y religiosos. De esta manera, el Himno de la Cruzada Eucarística de 1940 se convirtió en el Himno Sodálite a Cristo Rey; el himno “Llámame camarada” del falangista Frente Nacional de Juventudes, grupo integrante del fascismo español, se convirtió en “Alza tu frente”, un himno sodálite cantado en ceremonias internas; el “Bella ciao”, himno de los partisanos italianos durante la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en “Oh gran amor”, canción repetitiva y machacona que se usaba en los retiros para concientizar a jóvenes y adolescentes: la Marcha Peronista se convirtió en “América, levántate”, una canción que se solía entonar a viva voz al inicio o al final de las Misas, y que tenía un estribillo que decía: «América, levántate / América a evangelizar / el Plan de Dios sigamos hoy / el Plan de Dios sigamos hoy».

Cuando en la década de los 80 comencé a componer canciones con música y letra propia, a lo cual se sumaron las composiciones de otros sodálites de comunidad, Figari vio en ello su sueño cumplido, y en el año 1988 se hicieron las primeras grabaciones interpretadas por el grupo Takillakkta, del cual fui uno de los fundadores e integrante como guitarrista y voz de apoyo. Finalmente, 23 canciones mías terminaron incluidas en cinco fonogramas de Takillakkta que fueron publicados en formato cassette y CD entre 1989 y 2004 por el Instituto Cultural, Teatral y Social (ICTYS), vinculado al Sodalicio, además de 3 canciones mías que fueron interpretadas por el conjunto Voz de Esperanza. Las canciones han sido luego comercializadas en plataformas como iTunes, Spotify y Amazon. Y nunca he recibido un solo céntimo por concepto de regalías, no obstante que ICTYS me reconoce como autor y compositor de esas canciones.

En carta de ICTYS del 28 de marzo de 2019, se me comunicó lo siguiente:

  1. «Mediante contratos de edición y cesión de derechos suscritos el 28 de agosto de 1989 y el 10 de diciembre de 1990, usted cedió gratuitamente, a favor de la asociación ICTYS, todos los derechos de autor de su titularidad».
  2. «En razón de ello, ICTYS es la titular de derechos de las obras musicales que forman parte de dicho contrato».
  3. «En tal sentido, las regalías provenientes del uso de las obras musicales antes referidas le corresponden a su titular, quien en este caso es ICTYS».
  4. «Cabe mencionar que los referidos contratos fueron registrados, en su oportunidad, ante la Biblioteca Nacional. Sin perjuicio de ello, todos los registros de contrato y obras, a la fecha, se encuentran a cargo de INDECOPI. De necesitarlos, podrá acceder a los mismos, acudiendo a dicha institución». 

Hecha la consulta a INDECOPI, recibí copia de la documentación a que se refería esta carta. Efectivamente, con fecha del 1° de septiembre de 1989, firmé un contrato de edición y cesión de derechos, por el cual yo concedía a ICTYS «la CESIÓN, en forma gratuita, de la propiedad de todos los derechos y beneficios que le corresponden como autor de las obras mencionadas en la cláusula primera, sin restricción ni limitación de ninguna clase y en virtud de lo establecido en la Ley No. 13714 de Derechos de Autor y por sus Reglamentos». Las obras mencionadas consisten en las ocho canciones mías que aparecieron en “Améríca de nuestra fe” (1989) de Takillakkta.

Anteriormente no conocía el contenido de este contrato que yo mismo firmé, pues el P. Jaime Baertl, quien era entonces director de ICTYS, abusó de su puesto de autoridad y me indicó que debía firmar esos contratos por la obediencia religiosa a la cual yo estaba sujeto, sin necesidad de leer su contenido. Lo hice de buena fe, con la confianza inocente que a uno le brota una vez que uno ha sido sometido previamente a un lavado de cerebro.

No existe ningún otro contrato de edición y cesión de derechos posterior al de 1989. Con fecha del 12 de diciembre de 1990 sólo hay en INDECOPI registros de cuatro canciones de Javier Leturia y una de Alejandro Bermúdez. De modo que la explotación comercial en el lapso de dos décadas que ha efectuado ICTYS de por lo menos 18 canciones compuestas por mí sería ilegal, y se me estaría adeudando todas las regalías que durante este tiempo han ido a engrosar una parte del patrimonio sodálite.

Conociendo las prácticas del Sodalicio, no me extrañaría que yo no haya sido el único que fue objeto de saqueo y explotación.

Finalmente, después de la conversación en Frankfurt, Ian Elliott me comunicó el 9 de noviembre de 2016 por e-mail, sin darme mayores explicaciones, que yo no calificaba para ser incluido en el programa de reparaciones a las víctimas del Sodalicio. Según me comunicaría posteriormente Alessandro Moroni el 31 de enero de 2017, se había concluido que mi relato no era verosímil. Con lo cual la obra saqueadora del Sodalicio alcanzaba la cumbre de su perfección: al saqueo material y la explotación de sus propios miembros, se añadía el saqueo de la esperanza y de la verdad.

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explotación, saqueo, Sodalicio

Examinar a profundidad los siete discos que conforman el boxset The Roxy Performances (2018) revela los altos niveles de meticulosidad y adicción al trabajo que podía alcanzar Frank Zappa (1940-1993) cuando se trataba de manipular cintas analógicas y construir, como un complicado rompecabezas, una pieza sonora diferente, única, a partir de múltiples fuentes.

Todos los que hemos escuchado el álbum Roxy & Elsewhere compulsivamente, hasta aprendérnoslo de memoria, sabemos que no es un disco en vivo, propiamente dicho. Se trata, más bien, de un fino trabajo de edición para combinar cinco conciertos diferentes, realizados en tres días, entre el 8 y el 10 de diciembre de 1973, en un legendario nightclub del Sunset Strip, en Los Ángeles, California, el Roxy.

Pero no solo es que se intercalan canciones completas de un show con las de otros. Eso sería tan simple como cuando uno hacía una de esas mixtapes (selección de canciones de diferentes artistas) para regalar a alguien especial en los años del cassette y el disco compacto. En el trabajo de laboratorio sonoro que hizo FZ para Roxy & Elsewhere –una práctica común en su discografía desde 1967-, hay tracks en los que la presentación hablada corresponde al concierto 1, la primera sección al concierto 4, el solo de guitarra comienza a la mitad de lo que realmente tocó en el concierto 2, la siguiente sección instrumental regresa a la del concierto 3 (… o 1, o 4…), y así, con tal nivel de precisión que el oyente promedio es incapaz de detectar los cortes. 

Roxy & Elsewhere, el disco, apareció en su versión original de LP doble el 10 de septiembre de 1974, bajo el sello discográfico DiscReet Records, creado por el mismo Frank como una extensión de sus dos anteriores emprendimientos empresariales, Bizarre y Straight Records. Esto significa que Zappa pasó nueve meses completos, entre enero y septiembre, escuchando, escogiendo, editando, mezclando, encerrado en un estudio junto a su ingeniero de sonido Kerry McNabb. Un trabajo titánico en esos años, que hoy se resuelve en segundos con el copy-paste que las nuevas generaciones usan para unir y desunir fragmentos en mp3.

Sobre todo si consideramos que, en ese período de tiempo, no solo se dedicó a la confección del disco, sino que siguió de gira -de hecho, en Roxy & Elsewhere hay un par de temas de conciertos en dos lugares más, en Pennsylvania y Chicago (de allí el “Elsewhere” del título)- e inició los registros, en dos estudios distintos, de los álbumes Apostrophe (‘) y One size fits all (en marzo y agosto de ese mismo año). Si pensamos en el nivel de detalle de arreglos, overdubs, ensayos, traslados y etcétera de actividades en cada etapa del proceso de composición y grabaciones, sin mencionar los temas de índole administrativa -trato con managers, periodistas, administradores, sonidistas, cuestiones familiares- uno se pregunta ¿a qué hora dormían estas personas?

The Roxy Performances nos da, por primera vez, la oportunidad de escuchar cómo fue realmente cada una de esas noches. La expectativa de los minutos previos, la interacción entre Frank y sus músicos, o los diálogos con el público, poseen un nivel de calidez que, si bien es cierto también se siente en la edición de 1974, se diluyen un poco en medio de los intencionales cortes y la secuencia artificial del vinilo original. Fueron, en total, cinco shows: uno el sábado 8 y dos por noche, los días restantes (9 y 10 de diciembre). Otra vez, la capacidad de trabajo de Zappa y su grupo –la cuarta y final encarnación de The Mothers Of Invention- parece sobrenatural y totalmente diferente a la forma de operar que desarrollaron otros famosos músicos de aquel período glorioso que hoy todos llamamos “rock clásico”.

Pero lo más importante y valioso de esta colección son los conciertos en sí mismos, con una banda extremadamente capaz y entrenada, en su mejor momento, que echaba humo por donde iba. George Duke (teclados, voz), Ruth Underwood (vibráfono, percusiones), los hermanos Bruce y Tom Fowler (trombón y bajo), Napoleon Murphy Brock (voz, saxo, flauta) y los bateristas Ralph Humphrey y Chester Thompson realizan proezas instrumentales de alto calibre técnico con una actitud dinámica, relajada y divertida, a casa llena (el Roxy tenía, en ese época, un aforo máximo de aproximadamente 500 personas).

Esa breve residencia de Zappa y The Mothers en el Roxy -que aquel diciembre de 1973 apenas tenía dos meses abierto- debe haber sido uno de los eventos musicales más importantes de la década. El local, que aun sigue activo como bar y sala de conciertos, es parte de la historia del West Hollywood. El productor David Geffen, fundador de importantes sellos discográficos como Asylum Records, Geffen Records y la compañía cinematográfica DreamWorks, fue uno de los dueños del conocido teatro. Hoy Geffen, de 78 años de edad, es uno de los magnates más importantes de la industria musical, con una fortuna que supera los 10 billones de dólares.

Además de los diez temas que conforman el álbum Roxy & Elsewhere (ocho en realidad, pues Son of Orange County y More trouble every day provienen de los conciertos adicionales mencionados, que se realizaron en mayo de 1974), que aquí aparecen tal y como se tocaron, sin intervención alguna, hay una serie de alucinantes sorpresas para el fan de FZ. Por cierto, algunas ya habían sido vistas y oídas en Roxy: The Movie, un lanzamiento del 2015 en DVD y CD, editado por Joe Travers y la familia de Zappa, para conmemorar los 30 años de su lanzamiento. La calidad del material interpretado esas noches es oro en polvo para quienes conocen y admiran esta etapa de la extensa discografía del genio de Baltimore.

Por ejemplo, la presentación en sociedad de Cosmik debris, antes de grabar la versión definitiva del disco Apostrophe (‘), con cínica dedicatoria a L. Ron Hubbard, líder y fundador de la Cientología (en dos extraordinarias versiones); la punzante Dickie’s such an asshole, sobre Richard Nixon y el entonces reciente escándalo de Watergate, con la que cerró tres de los cinco conciertos; o las contundentes rendiciones de Montana y I’m the slime, temas del que era su más reciente disco en estudio en ese momento, Over-nite sensation (lanzado en septiembre de 1973), son algunos de los puntos estables en cada setlist.

Una conexión inesperada con el Perú: en la introducción de Inca roads, también de estreno y a una velocidad totalmente diferente a la que quedó registrada, dos años después, en One size fits all (1975), Frank habla de los Caminos del Inca y las Líneas de Nasca como fuentes de inspiración para esta alocada historia sobre naves extraterrestres que aterrizan en los Andes.

Roxy & Elsewhere comprime, en 68 minutos, todos los elementos que hicieron especial a Zappa: humor negro, crítica al establishment, jazz, blues y rock de alta calidad, participación del público y harta complejidad instrumental. En las casi ocho horas de música de The Roxy Performances (que también incluye un disco de ensayos y rarezas) estos elementos aumentan en progresiones geométricas.

Si el segmento Echidna’s arf (of you)/Don’t you ever wash that thing? te sorprendió cuando lo escuchaste por primera vez en el vinilo de 1974, espera a oír Dupree’s Paradise -muy común en los setlists de Zappa de esa época, en YouTube puede verse una versión en vivo de 1973 con Ian Underwood y Jean-Luc Ponty aún en la banda-, RDNZL o T’Mershi Duween, inéditas hasta ahora. Todas estas composiciones, que Zappa estrenó en esta época, diez o doce años antes de lanzarlas oficialmente al mercado, tienen aquí una frescura especial y muestran los aspectos más afilados de su versátil y preparada banda.

Por otro lado, The Mothers se dieron tiempo para tocar algunos clásicos de su repertorio como The idiot bastard son (We’re only in it for the money, 1967), The dog breath variations/Uncle meat (Uncle meat, 1969), Big swifty (Waka jawaka, 1972) y un medley de tres temas del periodo 1969-1970: King Kong, Chunga’s revenge y Son of Mr. Greene Genes. Aunque la gente le pide temas como Peaches en regalia -se escucha a un hombre gritar «play Regala!» a lo que FZ responde «it’s not regala, is regalia!»- y hasta The Mud Shark, aquella rutina con la que hizo bailar al Fillmore East en 1971, Frank no accede y presenta, en cambio, el Be-bop tango, de estructura similar que incluye la participación del público. En una de las dos versiones del boxset, Zappa se burla del ícono del jazz Miles Davis y su conocida costumbre de tocar dándole la espalda al público.

En una entrevista publicada hace unos meses en la revista Rolling Stone, el baterista Chester Thompson (72) recuerda que, durante su tiempo con Zappa, casi no dormía transcribiendo y ensayando sus partes. También cuenta que fue un trabajo sumamente satisfactorio y, sobre todo, divertido, pues Frank estaba «en una fase muy feliz de su vida». Según Chester, quien después alcanzaría fama mundial junto a Genesis y Phil Collins –quien se decidió a llamarlo tras escuchar el dúo de batería que hace con Ralph Humphrey para cerrar Don’t you ever wash that thing?-, el guitarrista, conocido por su carácter elusivo y hasta antisocial, pasaba mucho tiempo con el grupo, entre ensayos, grabaciones y conciertos, bromeando y pasándola bien. Esa buena onda se nota en estos fabulosos conciertos del Roxy, que puedes escuchar aquí.

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Frank Zappa, Música, The Roxy Performances

Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. En nuestro episodio número 255: El gobierno de Castillo en las manos de AP y APP. Mirtha Vásquez va suave con el consorcio Camisea. ¿Un batallón militar «de apoyo» a la PNP? ¡Y el elenco de la presidencia, según Netflix!

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Lima – Perú

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AP, app, Mirtha Vasquez, Netflix, PNP

La sombra de Vladimir Cerrón no se puede borrar fácilmente de Junín. Ni mucho menos el rastro que dejó como gobernador. Ahora, la Contraloría ha identificado a tres funcionarios de su confianza que causaron un perjuicio de S/1.161.274 al gobierno regional en una trama que favoreció al Consorcio Vial Junín. En el conglomerado de empresas estaba un familiar de Carlos Wilfredo Zárate Villalobos, el policía que fungía de guardaespaldas del secretario general de Perú Libre.

LO QUE EMPIEZA MAL…

Durante la gestión del exgobernador regional de Junín, Ángel Unchupaico (2015-2018), se convocó el proceso de selección para la obra de “Mejoramiento del corredor vial de transporte masivo” en Huancayo. Desde el inicio, la contratación estuvo llena de irregularidades que le pasaron factura a la entidad. Literalmente.

De acuerdo a un informe de la Gerencia Regional de Control de Junín, al que Sudaca tuvo acceso, las cosas pintaban mal desde el inicio. En 2018, los funcionarios del Gobierno Regional de Junín le dieron la buena pro al Consorcio Vial Junín para que se encargue del proyecto, valorizado en poco más de S/54 millones.

El consorcio está conformado por las empresas Corporación San Rafael SAC (con 44% de participación), Ditranserva SAC (33%), Corporación Ejecutora de Obras (15%), Constructora y Consultora la Incontrastable Great Group SRL (7%) y HVC Inmobiliaria y Constructora SAC (1%). 

A la hora de elegir al ganador, poco importó que la empresa Corporación Ejecutora de Obras tuviera, en ese entonces, una sanción del Tribunal de Contrataciones del Estado por presentar documentos adulterados. Al día de hoy, tiene tres más por presentar información inexacta o documentos falsos.

HVC Inmobiliaria y Constructora SAC, por su parte, tenía como gerente -durante los años en los que ocurrieron las irregularidades- a Milton Zárate Palomino, tío del efectivo policial que hacía de ‘chaleco’ de Vladimir Cerrón. Aunque la participación de esta empresa era, en apariencia, menor, la tajada que le tocaría era de más de medio millón de soles, si nos ceñimos a los porcentajes de su participación. El informe de Contraloría señala que esta consorciada no cumplía con los requisitos de las bases del concurso.

Lo más grave, sin embargo, es que la obra se inició cuando no se contaba con la “disponibilidad física del terreno”. Y es que se necesitaba la autorización de Ferrovías Central porque los trabajos se realizarían dentro del área de concesión de esa empresa ferroviaria. Para intentar saltarse los protocolos, el Gobierno Regional emitió un “acta de libre disponibilidad de terreno”, que solo sirvió para avanzar la obra por un breve tiempo.

Los funcionarios de la Gerencia Regional de Control de Junín realizaron la visita de inspección el 23 de febrero de 2021. Hasta el día de hoy, la obra -que le ha salido cara al Gobierno Regional de Junín- sigue paralizada.

A inicios del 2019, las obras se paralizaron y -hasta la fecha, según la Contraloría- han generado un perjuicio total de S/2.469.863. Por estas irregularidades, hay cinco funcionarios de confianza del gobierno de Unchupaico que tienen presunta responsabilidad administrativa y penal. Sin embargo, casi la mitad de ese monto se explica por la mala praxis de tres funcionarios de confianza de la gestión de Vladimir Cerrón. ¿Por qué?

 

CERRONISTAS EN ACCIÓN

Según el cronograma, la obra debía terminar en mayo de 2019. Ese año, el fundador e ideólogo de Perú Libre, Vladimir Cerrón, se convirtió en gobernador regional de Junín. Al poco tiempo de asumir, el 19 de marzo, su gestión declaró la nulidad del contrato por la falta de un terreno donde realizar la construcción.

Cualquiera diría que Cerrón entró a poner orden, pero no fue así. Funcionarios colocados por él en puestos de confianza aprobaron un informe que describía supuestos avances en la obra. Pero, como corroboró la Contraloría luego, estos nunca existieron. De acuerdo al informe de control, esto generó un perjuicio económico de S/1.161.274.

Según el documento de Contraloría, el gobierno regional contrató a inicios de abril del 2019 al ingeniero Miguel Ángel Escobar Ramos para que indique cuáles eran los gastos que había realizado en la obra el consorcio en el que participaba el tío del chaleco de Cerrón, hasta ese momento.

Escobar elaboró un informe en el que se afirmaba que la empresa había realizado trabajos obligatorios del contrato, como el relleno para la nivelación de subrasante (la superficie sobre la que se coloca pavimento) o la compactación y riego de material de relleno.

El resultado del estudio elaborado por Escobar concluía que, al 20 de marzo de 2019, el proyecto tenía un avance del 14,2% y que la empresa solo debía devolver S/1.155.365 de lo que se le había desembolsado en la gestión anterior, como adelanto. Pero lo que el gobierno regional debía recibir, de acuerdo a los cálculos de la Contraloría, era S/2.316.640. 

Según el órgano de control, el documento de Escobar no presentaba evidencia alguna de que se haya avanzado lo que él mencionaba en su informe. Sus dudosas conclusiones, sin embargo, fueron aprobadas por Luis Ángel Ruiz Ore, subgerente de Supervisión y Liquidación de Obras, y funcionario de confianza del gobierno regional cuando Cerrón todavía era gobernador.

De izquierda a derecha los funcionarios de confianza de Cerrón: Luis Ruiz Ore, Jakelyn Flores Peña y Marcial Castro Cayllahua.

Ruiz emitió un informe técnico el 2 de mayo de 2019 aprobando que se liquide a la empresa por los avances efectuados. Al día siguiente, Jakelyn Flores Peña, gerenta regional de Infraestructura, otra funcionaria de confianza, envió un oficio a la oficina de Asesoría Jurídica recomendando hacer lo mismo, según documentación recabada por la Contraloría.

Flores, de acuerdo al Registro de Organizaciones Políticas, es militante del partido de Cerrón desde 2017, cuando aún era un movimiento regional. Ingeniera de profesión, en las últimas elecciones tentó suerte como congresista por la región Junín. Según La República, al menos hasta abril de este año, tenía dos investigaciones en su contra por los delitos de colusión agravada y negociación incompatible. ¿La entidad afectada? El Gobierno Regional de Junín.

Sus cuitas judiciales sobran. Recientemente la fiscalía decidió investigarla en el caso de lavado de activos que se le sigue a dirigentes de Perú Libre, por el presunto financiamiento ilegal de las campañas electorales del 2020 y 2021. La fiscalía sostiene que la exfuncionaria cumpliría el “rol de operadora respecto a actos de conversión y transferencias de dinero que facilitarían a la organización criminal las operaciones de lavado de activos”. También que, como candidata al Congreso, “habría recibido financiamiento de las ganancias ilícitas provenientes de actos de corrupción” del partido de gobierno.

La cadena de irregularidades, según la Contraloría, terminó en Marcial Castro Cayllahua, entonces gerente encargado de Infraestructura, quien emitió una resolución gerencial el 8 de mayo de aquel 2019 haciendo eco del informe de Escobar.

Castro, que ostentaba un puesto de confianza en el gobierno de Cerrón y había sido funcionario de la gestión anterior, no tenía fama de ser muy diligente. El 2018, fue inhabilitado por 1 año y 2 meses por la Contraloría por haber incurrido en faltas graves durante el ejercicio de sus funciones.

Como parte de sus indagaciones, en diciembre del año pasado funcionarios de la Contraloría de Junín se presentaron en el lugar con el objetivo de corroborar que los trabajos efectivamente fueron realizados. Algo que no hizo ningún funcionario de la gestión, a decir del órgano de control. Los inspectores terminaron corroborando sus sospechas: que nunca se habían llevado a cabo los avances que Escobar había descrito en su informe.

Consultado por el organismo de control, el jefe de supervisión de la obra, contratado por el consorcio, también confirmó lo que era evidente con solo visitar el sitio. En los cuadernos de obra (documentos oficiales donde se registran todos los acontecimientos importantes que ocurren durante la construcción) tampoco había rastro de que los trabajos se hubiesen concretado.

Vladimir Cerrón ya no es gobernador regional de Junín, pero las decisiones que se tomaron durante su corto mandato siguen causando problemas.

Estos hechos, de acuerdo al informe de la Contraloría, transgredieron la “Ley de Contrataciones del Estado”, que establece que se debe pagar solo por los trabajos ejecutados. El órgano de control añade que estos hechos ocurrieron por el “accionar de los funcionarios que intervinieron en razón de sus cargos en los referidos trámites”, originando así el perjuicio económico en contra del gobierno regional.

Consultada por su participación en la aprobación del expediente en cuestión, Jakelyn Flores señala escuetamente que no tiene conocimiento del informe de la Contraloría. Sin embargo, de acuerdo al documento al que Sudaca tuvo acceso, “las personas comprendidas en la presente observación fueron notificadas mediante cédulas de comunicación y notificación”.

Marcial Castro, por su parte, solo se limitó a dejar en visto los mensajes. Quien sí respondió fue Luis Ruiz Ore, quien aseguró que “el perjuicio que demanda la Contraloría viene de más atrás [de la gestión de Unchupaico]” y que ellos lo que hicieron fue anular el contrato. Sobre la aprobación del documento que originó el presunto perjuicio de más de S/1.000.000, solo dijo que la “Contraloría es un ente que tiene un sesgo” y que pronto hará el descargo correspondiente. Esperemos que sea ante un fiscal anticorrupción.

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Hoy se cumplen 100 días de gobierno de Pedro Castillo y por ello conversamos con los congresistas Arturo Alegría (FP), Darwin Espinoza (AP) y Óscar Zea (PL) quienes coincidieron en que durante este periodo no se ha visto un norte claro en el gobierno.

Con respecto al voto de confianza, el congresista Alegría indicó que Fuerza Popular se ha mantenido firme en su posición de negar la confianza a un gabinete que no le convence; mientras que desde Acción Popular el congresista Darwin Espinoza señaló que ellos decidieron apoyar a la Premier por su mensaje conciliador y experiencia política. En el caso de Perú Libre, el congresista Óscar Zea indicó que se buscará unir nuevamente a la bancada mediante el diálogo.

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100 días de gobierno, Arturo Alegría, Darwin Espinoza, Óscar Zea, Pedro Castillo, voto de confianza
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