“Pedro Castillo: la fuerza nace del pueblo”, “El lápiz es cultura popular” y “No más pobres en un país de ricos”. Con estos lemas y arengas, el local de campaña de Perú Libre en Lima celebró el pase de Pedro Castillo a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Cerca de treinta personas aplaudían y se abrazaban ante la ausencia de cámaras de televisión. La gran prensa limeña se olvidó que la popularidad de Pedro Castillo también había llegado al centro de la capital. Apenas conocieron los resultados a boca de urna, los reporteros tuvieron que recular y llegaron a la sede de la celebración.
El pasado jueves 8 de abril, sin embargo, a solo unas cuadras de su local, Castillo ya había realizado su cierre de campaña con una multitud de simpatizantes que terminó cerrando el tránsito vehicular hacia la Plaza Dos de Mayo. Castillo no terminó “tomando” Lima, pero sí arrasó en sus provincias y ganó en 16 de las 24 regiones del Perú. En las últimas 24 horas, las búsquedas de su nombre en Google se dispararon.
El maestro y dirigente gremial natural de Chota (Cajamarca) se estrenó en política el 2002. Ese año se lanzó como candidato a la alcaldía del distrito cajamarquino de Anguía por el partido que lideraba Alejandro Toledo, Perú Posible. Luego de perder las elecciones, permaneció sin mayor trascendencia en el partido de la chakana hasta el 2017. Ese mismo año ganó protagonismo al liderar la huelga magisterial durante el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, que puso en jaque al Ministerio de Educación y al propio año escolar.
Hace apenas unas semanas, las imágenes de Pedro Castillo llenando plazas al interior del país aparecían mientras él subía en las encuestas. En Apurímac y Huancavelica, dos plazas en las que protagonizó mítines masivos, el profesor habría pasado el 50% de las preferencias, según Ipsos. “La acogida que está teniendo es considerable. Hemos visto que en los lugares que estaba visitando aquí en la región y en los distintos distritos la recepción ha sido considerable”, dice Juan Romero, periodista del distrito de Paucará, en cuyas mesas de votación Castillo arrasó con más del 71%.
Hace una semana, Castillo llegó a un hipódromo del distrito donde, según Romero, habría acudido cerca de 3,000 personas. El periodista recuerda que Castillo propuso la reducción del sueldo de los funcionarios públicos, un menor costo de energía eléctrica y prometió defender al pueblo de los presuntos pasivos ambientales de las mineras que operan en la zona. Romero no había visto convocatoria similar con otros candidatos, como Yonhy Lescano y Geroge Forsyth. “Con ellos no hubo aglomeraciones, llegaron como de pasada”, dice.
En su natal Cajamarca, donde según Ipsos habría obtenido el 37% de las votaciones, su conquista fue más difícil. Pero ningún otro candidato le pudo hacer frente. “Acá Castillo ha tenido buena convocatoria. Antes de ayer (miércoles) ha congregado a entre 3,000 y 4,000 personas en la Plaza de Armas. Pero Cajamarca siempre ha estado dividida en dos: en promineros y antimineros”, comenta Walter Silva, periodista de la región.
Al parecer Castillo también ha dividido las preferencias entre las rondas campesinas, a quienes dice representar. Incluso hay líderes históricos que desmienten cualquier participación de este entre los ronderos. Aladino Fernández, presidente regional de las rondas campesinas, es uno de ellos. “Nunca lo he visto en esas rondas. He sido dirigente en las rondas campesinas y nunca le hemos visto en actividades. Recién lo conocemos de la huelga magisterial”, dice Fernández a Sudaca.
Por su parte, Mariano Mendoza, con 40 años de actividad en las rondas campesinas, dice que tampoco ha tenido mayor contacto con Castillo. “Las rondas hemos trabajado con el SUTEP, pero a Castillo nunca se le ha conocido. Él se presenta como profesor y rondero, pero nunca lo he conocido, ni siquiera en Chota”, precisa.
Lo que sí es innegable es su peso al interior de una facción escindida del sindicato magisterial: el Comité Nacional de Reorientación del Sutep, o Conare. En la ciudad de Cusco, según una fuente del magisterio, las cuatro facciones del Sutep que existen en la región terminaron más fracturadas con la irrupción de Castillo; y en Madre de Dios, región que venía luchando a favor de la institucionalidad del magisterio, la presencia del ahora candidato se tradujo en una serie de ataques a los dirigentes que finalmente hizo que el proyecto naufrague, de acuerdo a una fuente de esta región.
No es lo único. Un informe publicado en Hildebrandt en sus Trece reseña, con información documentada de la Dircote, los vínculos de Conare con el Movadef, el brazo político de Sendero Luminoso. Pedro Yaranga, además, indicó a Perú21 que Conare fue dirigida inicialmente por Robert Huaynalaya, “abiertamente un admirador de la línea de Sendero Luminoso». Yaranga precisó que esta escisión del Sutep fue creciendo en la sierra centro, sur y Cajamarca como brazo político de la organización fundada por Abimael Guzmán.
Willy Ñaui, jefe de campaña de Perú Libre en Lima, defiende a rajatabla a su candidato y califica las informaciones como “refritos”. «Siempre está la acusación de calificar a un partido democrático para bajarnos, pero no tiene asidero», indica.
Polarización a la vista
Si hay algo que a Castillo no le falta son críticos. Lucio Castro, secretario general del SUTEP y opositor del ahora candidato desde las protestas magisteriales, dice que la votación ha revelado un clamor por cambios importantes, pero considera que quienes manejan el poder fáctico le han dado facilidades a Castillo para crecer. “La elección pasada lo hicieron con Gregorio Santos, ahora quieren hacerlo con Castillo”, indica.
Castro critica un supuesto doble discurso del ahora candidato a la presidencia que arrastra. “Ha dicho en entrevistas que es contrario a la ideología de género, plantea 10% del PBI con desconocimiento completo. Antes decía que más presupuesto significaba corrupción, pero ahora pide 10% de PBI. Es bastante débil en su sustentación”, afirma convencido Castro.
Lo cierto es que, al cierre de esta edición, Castillo ya se posicionó como el virtual ganador de la primera vuelta electoral con más del 16% de los votos a nivel nacional. Paolo Sosa, politólogo de la PUCP e investigador del Instituto de Estudios Peruanos, explica que su crecimiento es, en realidad, una constante en la que el candidato viene trabajando desde finales de 2020 combinada con un escenario político fragmentado.
“Creo que es en realidad una combinación de virtud y fortuna. Tiene que ver con la dinámica de la campaña, que es fragmentada y volátil: hay olas, descontento, indecisos que escogen a un candidato por un momento, saltan a otro, el que se beneficia es el que toma la última ola. Ese ha sido Castillo”, explica Sosa.
El politólogo indica que existe un nicho de elector antistablishment pro-estado que se ha encontrado huérfano y en el que, por ejemplo, Veronika Mendoza no logró aterrizar. Sosa resalta que hasta el 2016 el electorado tendía a un área política de centro, mientras que, en los últimos años, esta tendencia empezó a aglutinarse en los extremos. “La segunda vuelta va a azuzar la polarización. Quien gane la presidencia, llegará con legitimidad de paja, construida en el último tramo de la campaña, con un Congreso fragmentado no solo a nivel de bancadas, sino también de forma interna”, dice el politólogo.
*Con la colaboración de Julio Rospigliosi
Fotoportada: Leyla López (imágenes: La República y Geraldo Caso)
Fecha de publicación: 12/04/2021
Tags:
Elecciones 2021,
Pedro Castillo