Le Pen

Hace pocas semanas, y luego de una estrepitosa derrota en las elecciones del parlamento europeo, el presidiente francés, Emmanuel Macron, disolvió constitucionalmente el congreso y convocó a elecciones congresales cuya primera vuelta se realizó el pasado domingo 30 de junio.

El otrora Front National-FN (Frente Nacional), partido de extrema derecha fundado por Jean Marie Le Pen, vio cómo bajo el liderazgo de su hija, y varias veces candidata a la presidencia, Marine Le Pen, el partido, bajo el nuevo nombre de Rassemblement National-RN(Encuentro Nacional), tomaba un aire menos radical y un lenguajetambién menos agresivo, aunque siempre manteniendo su bandera nacionalista y anti inmigracionista.

Con su nueva estrella Jordan Bardella, de tan solo 28 años, el RN ganó en la primera vuelta de las elecciones congresales con poco más de 33%, seguido por la unión de las izquierdas en el Front Populaire-FP ( Frente Popular) con 28%, tercero un demacrado partido Macronista, Ensemble (Juntos) con 21% y cuarta, una unión de derecha con 10%,que para simplificar llamaremos Les Républicains-LR ( Los Republicanos).

La manera de elegir congresistas en Francia requiere de la mayoría delos votos en cada distrito electoral uninominal para ser declarado ganador. Si no es el caso, se va a segunda vuelta, una semana después, con aquellos candidatos que superaron el 12.5% de votos, por lo que,en la mayor parte de las circunscripciones, serán 2, 3 o incluso 4 candidatos a disputarse una curul. Interesante sistema para evaluarlo en el Perú, tanto para congresistas como para presidente.

Según las proyecciones, difícilmente el RN de derecha o el FP de izquierda, obtendrían la mayoría absoluta, pero es más probable que el RN, en alianza con el otro grupo de derecha, Les Républicains, puedan lograr el mágico número de 289 congresistas para que una nueva era de cohabitación se inicie en Francia. Macron se vería entonces, obligado a gobernar con un primer ministro ajeno a su partido, en este caso, el joven Jordan Bardella.

Este sistema no es extraño para los franceses, ya François Mitterrand tuvo un gobierno de cohabitación con Jacques Chirac de primer ministro, y el mismo Chirac, ya de presidente, tuvo que ceder al socialista Lionel Jospin, la formación de un nuevo gabinete.

Pero claro, la madurez de la clase política y la fortaleza de las instituciones francesas permiten que se lleve con diplomacia y concordia esta cohabitación de avanzada, moderna y casi romántica, quizá no tanto como un beso francés, pero sí como un fraterno abrazo a la francesa.

La ola nacionalista de derecha, que ya parece un tsunami que avanza por toda Europa, es consecuencia de años de imprudencia y desidia de la casta política al insistir en un supuesto estado de bienestar que fomenta la ociosidad con 2 o 3 años de subsidio al desempleo, que es indiferente ante el gasto público incontrolable por la enorme cantidad de funcionarios públicos con excelentes condiciones de empleo y que propugna una política laxa contra la inmigración ilegal.

En adición a todo lo anterior, esa casta política con careta humanista, ha permitido que se instale en territorio europeo extremistas religiosos que no solamente no se integran a la sociedad, sino que, además, al tratar de imponer su religión, reacciona y ha reaccionado con violencia terrorista inusitada matando cientos de ciudadanos inocentes en varios países de ese continente.

El sistema de bienestar europeo cumplió su objetivo hasta el siglo pasado. El no entender que las sociedades clamaban por un cambio hacia una inmigración racional y controlada, a tener gobiernos más pequeños y eficientes, a fomentar la productividad y a ser inflexibles con los enemigos de la paz, fueron los detonantes de este giro haciaesta nueva Europa.

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