No he podido evitar, leyendo los poemas de este libro, ver surgir, en la dicción del poeta, algunos de los fantasmas que animan su diálogo con la tradición peruana: un afán sentencioso y crítico que remite a Wáshington Delgado y Juan Gonzalo Rose, un coloquialismo sobrio y contenido que hace pensar en el mejor Marco Martos y esa mirada sobre el mundo natural que tiende un vínculo con el universo de José Watanabe. Nada de esto desautoriza la autonomía de Sánchez en su lograda expresión, solo creo ver lecturas que consciente o inconscientemente pueden aflorar en la escritura para dar vida a un poemario sólido que, en su tramposa sencillez, muestra una construcción rigurosa.
Dejo al pie de estas notas este poema.
SILENCIOSAMENTE
Hubo un tiempo en donde tú,
hermosa como una hoja,
bailabas suspendida en el aire.
Arrojabas tu mirada
a los suplicantes
que revolvían sus cabellos
al otro lado de la vereda
para quebrar así la inocencia
de las estrellas del otoño.
Hubo un tiempo en donde fuiste
hermosa como una hoja, sí.
Luego vine yo a posarme
en tus rodillas,
tembloroso como un suspiro
-como la primera culpa-
y, generosa, entregaste
tu voz al viento
que empezó a descorrer el infinito
para que yo aprendiera a amar
silenciosamente,
madre.
Diego Alonso Sánchez. Un sol líquido. Lima: 2023, Vallejo & Co.