Agua

[TIEMPO DE MILLENIALS] Fabricar un nuevo producto requiere muchos materiales y energía, desde la extracción de materias primas hasta la fabricación del producto y su transporte al lugar de compra, por ello el reciclaje es una excelente alternativa: ahorra energía, reduce desechos y crea puestos de trabajo.

¿Qué es un material reciclable?

Los materiales reciclables son aquellos que tienen potencial de ser reciclados. Es decir, que después de ser descartados se pueden utilizar para convertirlos en nuevos productos. Los más comunes son: plástico, vidrio, aluminio, papel, cartón.

Sin embargo, es importante entender que de todo el universo de materiales potencialmente reciclables no necesariamente llegan a ser reciclados todos ya que no siempre existe una cadena de reciclaje favorable para ello en nuestro país. Un ejemplo de un material reciclable que no se recicla es el cuero.

¿Qué es un material reciclado?

Es un material que ha pasado por el proceso de reciclaje. A su vez, ereciclaje es el proceso de recoger y procesar materiales, que de otro modo se desecharían como basura, para convertirlos en nuevos productos, define la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.

El reciclaje es la tercera de las llamadas “tres erres” de la economía circular: reducir, reutilizar y reciclar y permite conservar energía y recursos naturales, indica la EPA.

¿Existen productos que son reciclables y reciclados?

Sí! Son el ejemplo perfecto de la economía circular, ya que su materia prima es reciclable y al mismo tiempo reciclada, por lo que se pueden convertir en algo nuevo al terminar su vida útil.

En Perú hay una botella de plástico que cumple con estos aspectos: la botella de agua San Luis. Esta botella está hecha con resina reciclada al 100% y además tiene la posibilidad de regresar nuevamente a botella grado alimenticio, lo cual la vuelve altamente sustentable.

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Agua, agua san luis, reciclable, Reciclado

[EN UN LUGAR DE LA MANCHA] A esta vertiente se suma ahora una novela compuesta de fragmentos narrativos (cosa que concede un lugar especial a la manera cómo opera la memoria) en la que su protagonista, una niña frágil y solitaria es sometida a presiones disciplinarias y sociales que, a la larga, le brindan un puntual conocimiento del mundo adulto, de los condicionamientos sociales que limitan su propia existencia y le dan la posibilidad no solo de ser autoconsciente, sino también de explorar lúcidamente su intimidad.

Agua, de Lucero de Vivanco, se instala pues en una escritura que supone para la narradora la experiencia de desarrollar la habilidad de comprender el mundo que la rodea, desde los secretos que toda familia calla hasta las sutiles formas en que la sociedad impone su hegemonía sobre los sujetos, especialmente en contextos en los que el género resulta problemático. La propia relación de la protagonista con su madre presenta estos rasgos: “Es que mi historia de intimidad con la munchi ha sido desafortunada. Siempre marcada, además, pro las advertencias de lo que yo “no” debía ser, en lo que “no” me podía convertir: no debo ser introvertida (…), no tengo que ser soberbia (…), nada de ser desobediente (…)” (p.77).

Por otro lado, desde el inicio de la narración, la presencia del padre es poderosa y acaso asfixiante. La protagonista practica la natación, bajo la estricta supervisión del padre, quien además se encarga de controlar el tiempo, una de las maneras en que ejerce poder. “Mi padre está parado en la tribuna de la piscina del Campo de Marte, a media altura. Tiene su cronómetro Omega en la mano, apoyado en la palma. El pulgar en el botón derecho, listo para iniciar la cuenta. Dos agujas y números en negro y rojo le permiten medir minutos, segundos y décimas con precisión suiza. Controla la velocidad con la que me desplazo de extremo a extremo en estilo libre, una y otra vez, ejercitándome para que mi técnica sea cada vez más eficaz” (p.13).

La memoria es el archivo en el que reposa lo más trascendente. O lo que conviene o se puede a duras penas recordar. O lo que, también a duras penas, se pueda callar. La memoria es una cicatriz y en esta narración el adagio no es una excepción: “No hay sutura definitiva para los labios de una herida. Es necesario limpiarla cada tanto tiempo, renovarle el vendaje, rociarla con ungüentos que limiten su expansión, que mitiguen su agravamiento. Blindarla contra las nuevas lesiones que llegan con otros ropajes” (157). En esa analogía, la memoria alcanza su mejor capacidad de conmover al lector y en relación con el sujeto, la descarnada revelación de su propio ser íntimo.

Lucero de Vivanco. Agua. Cocodrilo Ediciones. Lima, 2023.

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Nosotros, somos el pueblo del Perú. Hombres y mujeres que muchas veces callamos ante la indolencia e indiferencia de quienes tienen el deber de darnos una mano, porque hace décadas que nos hemos acostumbrado a este tipo de atención. Y esto pasa en todos lados: en hospitales, colegios, instituciones públicas, e incluso, en algunas privadas.

Nosotros los ciudadanos tenemos el poder, mediante el voto, de generar el cambio. Pero no esperemos callados hasta el 2026, usemos con honor y pacíficamente nuestro derecho a la protesta, en calles y plazas, en redes sociales y de manera focalizada para poder ser efectivos.

Por ejemplo, una campaña de protesta ciudadana podría estar dirigida exclusivamente a exigir mejoras inmediatas en el sistema de salud con sugerencias puntuales como: separar la gestión administrativa de la médica, contar con un call center de primera calidad para atender las solicitudes de citas, que existan suficientes camillas para atender emergencias, implementar ya los hospitales construidos y que no están operando, entre otros.

Otra protesta ciudadana debería estar enfocada a que todos, sí, todos los peruanos tengamos agua potable y desagüe. No podemos nosotros mismos ser indiferentes ante esta injusticia.

La acumulación de frustraciones por no recibir servicios básicos de calidad y/o el ser víctima de constantes abusos de autoridades, es una bomba de tiempo que puede explotar en cualquier momento y que siempre es aprovechada por radicales violentos, que lejos de buscar en la democracia las vías de solución pacífica, azuzan la violencia para su propio beneficio, sin conseguir nada para los más necesitados.

El poder recae en la ciudadanía. Usémoslo con responsabilidad y pacíficamente, primero para generar los cambios inmediatos en la gestión pública y luego para elegir, en las próximas elecciones, autoridades con capacidad, empatía y honradez.

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AGUA BENDITA

El Movimiento Regional Agua de Huancavelica es el más antiguo de los tres que han sido protagonistas en este proceso electoral. Su fundación data de 2015 y, al igual que en los casos de Ancash y Ayacucho, tuvo a su fundador como el candidato a gobernador regional. Samuel Morán Cárdenas de 68 años, a quien sus seguidores se refieren como “padre Samuel” por su paso como docente en una institución educativa religiosa, obtuvo 87,704 votos según el conteo de ONPE, pero no le alcanzaron para superar a su rival del Movimiento Regional Ayni.

La agrupación política de Morán Cárdenas, que se define como independiente, regional y “sin ideologías políticas de codicia y maldad” y también prioriza en su ideario el cuidado del medio ambiente y los recursos naturales, ha tenido a dos candidatos ganadores en las municipalidades provinciales de Angaraes y Catrovirreyna. Pero, además, han sumado veinticuatro alcaldías distritales en Huancavelica. 

No obstante, el proceso electoral no estuvo libre de problemas para el padre Samuel. En agosto, el Jurado Electoral Especial de Huancavelica lo excluyó en primera instancia por no haber declarado empresas que tenía a su nombre. “El padre Samuel no tenía la obligación de hacer declaración de estas empresas en su hoja de vida, a razón que desde el 2014, 2016 y 2018, respectivamente había hecho venta de estas acciones”, señaló su abogada Magaly Contreras en declaraciones recogidas por Diario Correo. El candidato de la gota apeló y, finalmente, fue devuelto a la contienda.

 

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Samuel Morán Cárdenas obtuvo el 44.696% en las elecciones del domingo 2 de octubre. Imagen: Diario Correo

Fuerzas políticas jóvenes en años de existencia aunque no necesariamente con candidatos y que encaran las elecciones dándole un lugar importante en sus discursos al cuidado ambiental lejos del debate dicotómico derecha versus izquierda que sí predomina en la capital. Así se podría definir a estos candidatos de la gota de agua que han rebalsado las ánforas de tres regiones del Perú convirtiéndose en una de las alternativas políticas más ganadoras que dejaron las elecciones de este año. A partir del 2023 se verá si sus representantes en más de cien distritos, trece alcaldes provinciales y un gobernador regional logran consolidar el nombre de sus partidos o si, como tantas veces ha ocurrido en la política nacional, son un fenómeno momentáneo. 

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