Jorge Luis Tineo

2022: In Memóriam

"Como cada año, el recuento de aquellas figuras de la música que pasaron a la inmortalidad los últimos doce meses compone un amplio abanico de géneros y épocas. Personajes que dejaron huellas indelebles en los estilos que cultivaron..."

Como cada año, el recuento de aquellas figuras de la música que pasaron a la inmortalidad los últimos doces meses compone un amplio abanico de géneros y épocas. Personajes que dejaron huellas indelebles en los estilos que cultivaron, algunos conocieron el éxito y la fama a niveles masivos y otros, desde la independencia que brinda el casi anonimato, escribieron páginas eternas en la historia musical, al margen de las tendencias del mercado y los siempre injustos y mal encaminados gustos populares. Aunque este 2022 quizás sea más recordado como el año en que murieron el rey -Pelé, a los 82 hace apenas unos días- y la reina Isabel -más asociada al mundo del rock de lo que ella misma hubiese querido o imaginado-, desde aquí va nuestro homenaje a aquellos hombres y mujeres que hicieron de este planeta un lugar mejor con sus voces, creaciones e interpretaciones.

Sin lugar a dudas, una de las partidas más lamentadas fue la del cantautor Pablo Milanés (79), ocurrida el pasado 22 de noviembre. Su fallecimiento generó también más de una discusión en círculos intelectuales y políticos pues, como sabemos, pasó de ser un militante del castrismo a una de las pocas figuras relacionadas al primer estadio de la revolución cubana en demostrar su desacuerdo con el régimen verde olivo. Mientras que la prensa convencional describió este alejamiento como un ejemplo de valentía, otros sectores consideran que el autor de Yolanda y Yo no te pido solo habló a media voz desde su cómodo exilio madrileño. 

Otros astros de la música cubana dejaron el mundo físico este año. José Luis “El Tosco” Cortés, excelente flautista, saxofonista y arreglista que había fundado la orquesta de timba NG La Banda, luego de pasar varios años liderando la sección de metales de la segunda formación de Irakere, falleció el 18 de abril, a los 70 años. Casi un mes después, el 17 de junio, sucumbió a la muerte el pianista y arreglista César “Puppy” Pedroso, otro histórico de la salsa isleña, que ayudó a cimentar como fundador, desde 1969, de la orquesta Los Van Van, al lado del bajista Juan Formell. 

Desde el otro extremo del mundo, nos enteramos del deceso del genial innovador del sonido y del uso de sintetizadores Vangelis (79), el 17 de mayo, quien dejó para la posteridad impresionantes bandas sonoras para Blade runner (1982) o Chariots of fire (1981), composiciones que unieron de manera imperecedera la música y el cine. Su colega, el alemán Klaus Schulze, baterista y tecladista de bandas del krautrock y la electrónica Tangerine Dream y The Cosmik Junkers, falleció a los 74 años, exactamente un mes antes. Schulze, cuya discografía personal suma más de sesenta títulos, también fue integrante de Ash Ra Tempel, otros pioneros de la experimentación teutona, banda liderada por el guitarrista Manuel Göttsching, también caído este año, el 4 de diciembre. Su álbum Inventions for electric guitar (1975), es una joya del space rock. Tenía 70 años.

Jerry Lee Lewis, el extravagante pianista y cantante que estremeció a nuestros abuelos con sus malabares sobre el piano, dejó de existir a los 87 años, el 28 de octubre. Aunque grabó discos de manera esporádica hasta bien entrado el siglo XXI -su último álbum oficial, Rock and roll time, data del 2014- “The Killer” será eternamente recordado por sus clásicos Great balls of fire o Whole lotta shakin’ going on, ambos lanzados en 1957. Otra leyenda de la primera generación de rocanroleros, el guitarrista original de The Ventures -banda instrumental de surf-rock que acuñó exitazos como Walk don’t run o Raunchy– Don Wilson, murió a los 88 años, el 22 de enero. Por su parte, Loretta Lynn, una controversial cantautora country de negativa recordación por su apoyo a presidentes republicanos como Richard Nixon, George W. Bush y Donald Trump, falleció de causas naturales a los 90, el 4 de octubre.

Las huestes de la generación hippie lloraron la muerte de Michael Lang (77), productor y organizador del Festival de Woodstock, la primera semana de enero. Ese mismo mes, el día 20, nos enteramos de la partida de Meat Loaf (74), nombre de guerra del cantante Michael Lee Aday, conocido por sus melodramáticas puestas en escena en las que combinaba el hard-rock con los romances doloridos y tortuosas historias, que pasó a la historia con su álbum Bat out of hell (1977), uno de los más vendidos de esa década. El bajista Alec John Such, integrante fundador de Bon Jovi, falleció a los 70 años el 5 de junio. Asimismo, John Hartman, uno de los dos bateristas de la formación original de los Doobie Brothers (22 de septiembre, 72) y Christine McVie, tecladista, cantante y compositora de varias de las mejores canciones de Fleetwood Mac (30 de noviembre, 79), engrosaron las filas de los obituarios en clave de rock clásico. Por su parte, el rock progresivo perdió a algunas luminarias como Ian McDonald, saxofonista fundador de King Crimson y Foreigner (9 de febrero, 75); Gary Brooker, voz y teclados de Procol Harum (19 de febrero, 76), inmortales por el tema A whiter shade of pale, de su álbum debut de 1967; Nik Turner, vocalista, saxofonista y fundador de los psicodélicos Hawkwind (10 de noviembre, 82); y el baterista de Yes, Alan White (26 de mayo, 72).

Pero si hubo una muerte que conmocionó al rock mundial fue la de Taylor Hawkins, integrante fundamental de los Foo Fighters, quien perdió la vida tempranamente, apenas cumplidos los 50 años. Hawkins, reconocido por su carácter vehemente y energético estilo para tocar, fue hallado sin vida el 25 de marzo en un hotel de Bogotá, donde se encontraba de gira, a causa de una sobredosis de drogas. Los días 3 y 27 de septiembre se realizaron dos multitudinarios conciertos para recordarlo, el primero en el estadio Wembley de Londres y el segundo en California, con invitados de lujo como Paul McCartney, Brian May, Nile Rodgers, Steward Copeland, integrantes de bandas como Rush, Led Zeppelin, Black Sabbath, Nirvana, Oasis, etc.

Andy Fletcher, importante miembro de Depeche Mode, falleció a los 60 años, el 26 de mayo, dejando un inmenso vacío en este grupo puntal del electropop británico de los ochenta y noventa. Por su parte Mimi Parker, baterista y vocalista de Low, uno de los grupos más respetados de la escena indie norteamericana, murió víctima del cáncer a los 55. Parker será recordada por su hipnotizante voz y carisma, que combinaba en finas y claustrofóbicas armonías junto a su esposo Alan Sparhawk, en discos claroscuros y entrañables como Trust (2002) o The great destroyer (2005), ideales para una media tarde taciturna e introspectiva.

El mundo del pop también tuvo serias bajas durante este calendario que, por fin, se termina mañana. Quizás la que más conmovió fue la de la cantante y actriz australiana Olivia Newton-John, célebre por su papel de Sandy en Grease (1978), el musical cinematográfico más influyente de todos los tiempos. A los 73 años y luego de duras batallas contra el cáncer, la reconocida intérprete falleció el 8 de agosto. Otra fantástica cantante asociada a exitosas películas musicales, la norteamericana de origen latino Irene Cara, abandonó el mundo físico hace poco, el 25 de noviembre. La también actriz, consagrada por las bandas sonoras de Fame (1980, en la que además tiene rol protagónico) y Flashdance (1984), murió en su casa en Florida a los 63. Las razones, al día de hoy, aun no han sido esclarecidas.

A comienzos del año, el 12 de enero, falleció la cantante de soul Veronica Yvette Greenfield, más conocida por su nombre artístico Ronnie Spector, apellido que obtuvo por su convulso matrimonio con el productor Phil Spector -una de las celebridades musicales fallecidas el año pasado- y que algunos amantes del rock de los ochenta seguro recordarán como corista de Eddie Money en el hit Take me home tonight (1986), en el que incluso inserta el título del emblemático tema de su grupo, The Ronettes, Be my baby, de 1963. Otra estrella del soul de los sesenta, Lamont Dozier, coautor junto a los hermanos Eddie y Brian Holland de éxitos de Motown Records como Baby love (The Supremes, 1964), Stop! In the name of love (The Supremes, 1965), Reach out I’ll be there (Four Tops, 1965) y decenas de canciones grabadas por estrellas como Marvin Gaye, Smokey Robinson, James Taylor, Vanilla Fudge, Phil Collins, etc., falleció a los 81 años, el 8 de enero.

En Brasil fue un año duro en lo relativo a la pérdida de varias de sus estrellas musicales. Las más notables, por supuesto, fueron las de Gal Costa (9 de noviembre, 77) y Erasmo Carlos (22 de noviembre, 81). Mientras que la primera fue protagonista central del movimiento tropicalista en los setenta, el segundo coescribió junto a Roberto Carlos algunos de sus más grandes éxitos. Canciones como Amada amante, Un millón de amigos, Lady Laura, Detalles, entre muchísimas otras, pertenecen a ambos, compañeros de ruta desde los tiempos de La Joven Guardia. Además, Erasmo Carlos tuvo una sólida carrera en solitario, más orientado al rock. También fallecieron Luiz Galvão (22 de octubre, 87), uno de los fundadores de Os Novos Baianos, banda de rock de enorme influencia en la difusión de los nuevos sonidos brasileños en los años setenta; y el concertista de guitarra Carlos Barbosa Lima (23 de febrero, 77), quien se insertó en la movida jazzera de New York gracias a sus grabaciones junto a Charlie Byrd. Y hablando de jazz, este año partieron el pianista Ramsey Lewis (12 de septiembre, 87), el saxofonista Pharoah Sanders (24 de septiembre, 81) y el también saxofonista Ronnie Cuber (7 de octubre, 80). Mientras que Lewis y Sanders lideraron sus propios conjuntos tras trabajar con estrellas como Ornette Coleman y John Coltrane, Cuber fue un extraordinario músico de sesión, que paseó su saxo barítono con gente como The J. Geil’s Band, Billy Joel, Frank Zappa, Steve Gadd, Eddie Palmieri y la banda residente del conocido programa Saturday Night Live, entre otros.

La música latina también tiene más de un motivo para estar de luto este 2022. Comenzamos recordando al autor de La bikina, el violinista mexicano Rubén Fuentes (5 de febrero, 95), del famoso Mariachi Vargas de Tecalitlán. Fuentes escribió también otros clásicos mexicanos como Cien años o Flor sin retoño, grabados por Pedro Infante, Javier Solís, Pedro Vargas y un largo etcétera. Hace pocas semanas el mundo de la salsa se sorprendió al enterarse de la muerte de Lalo Rodríguez (13 de diciembre, 64), conocido por sus versiones de Ven devórame otra vez o Después de hacer el amor, éxitos de la “salsa sensual”. Otro histórico de la salsa, Héctor Tricoche dejó de existir a los 66 años, el pasado 17 de julio. Tricoche se hizo famoso como vocalista de la orquesta de Tommy Olivencia, con éxitos como Lobo domesticado y Periquito Pin Pin. Y el vocalista/bajista de Los Enanitos Verdes, icónica banda de rock argentino de los ochenta y noventa, Marciano Cantero, falleció el 8 de septiembre, a los 62. Finalmente, no podemos dejar de mencionar a estrellas de otros géneros como el guitarrista flamenco Manolo Sanlúcar (27 de agosto, 78), el cantautor argentino Diego Verdaguer (27 de enero, 70), la soprano española Teresa Berganza (13 de mayo, 89), y la cantante Ana Bejerano (2 de enero, 60), quien reemplazara a Amaya Uranga en Mocedades, durante la segunda mitad de los ochenta.

En el ámbito local, el público quedó estupefacto ante la trágica partida de Diego Bertie, quien perdió la vida tras caer desde el piso 14 del edificio donde vivía. Aunque se le asocia normalmente con la actuación, Bertie inició su carrera en la música, como cantante de la banda pop-rock Imágenes, con la que tuvo un par de éxitos radiales –Caras nuevas y Los buenos tiempos- allá por 1987-1988. Años después, se relanzó como cantante con un disco solista del que sonó fuertemente Qué difícil es amar (1997) y, posteriormente, tuvo uno o dos intentos más por reactivar su faceta musical, aunque su popularidad en cine, teatro y televisión fue mayor. Por su parte, Ramón Stagnaro, genial guitarrista que alternó con músicos internacionales en infinidad de sesiones de grabación y conciertos, falleció el 16 de febrero a los 76 años. Ese mes fue particularmente duro con la música nacional pues partieron, casi en seguidilla, el cantante nuevaolero Pepe Miranda (9 de febrero, 80) y, tres días antes, el compositor de fusiones instrumentales Manuel Miranda (6 de febrero, 62). El fundador y director de la popular orquesta de cumbia norteña Armonía 10, Walther Lozada, murió tras una larga enfermedad a los 61 años, el 25 de julio. Finalmente, el 22 de abril el público amante del folklore andino lamentó la partida de la compositora y activista política Martina Portocarrero, a los 72 años.

Otros notables que nos dejaron huérfanos este 2022: Angelo Badalamenti (11 de diciembre, 85), compositor de importantes bandas sonoras; Gregg Philbin (24 de octubre, 75), bajista original de REO Speedwagon; Radu Lupu (17 de abril, 76), pianista rumano de música clásica; Sir Harrison Birtwistle (18 de abril, 87), compositor británico de música instrumental contemporánea y óperas con temas mitológicos; el rapero Artis Leon Ivey, alias Coolio (28 de septiembre, 59), quien se hizo famoso en 1995 sampleando un clásico de Stevie Wonder, Pastime Paradise, con el título Gangsta’s paradise; Martín Carrizo (11 de enero, 50), bajista de la banda metalera argentina A.N.I.M.A.L.; los integrantes de la banda escocesa de hard-rock Nazareth, el vocalista Dan McCafferty (11 de agosto, 76) y el guitarrista Manny Charlton (5 de julio, 80); el vocalista de Screaming Trees y Queens Of The Stone Age, Mark Lanegan (22 de febrero, 57); el saxofonista de Earth Wind & Fire, Andrew Woolfolk (25 de abril, 71); y Calvin Simon (6 de enero, 79), una de las voces originales de los Parliament Funkadelic de George Clinton.

Toda una nueva constelación de estrellas que serán recordadas por siempre por sus aportes al mundo de la música, cada vez más desamparado y sepultado por el mal gusto y la chabacanería repetitva del reggaetón y afines.

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2022, Cultura, In Memóriam, Música

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