No es un escenario catastrófico. Hace dos meses había 18 candidatos de centroderecha, cuya dispersión amenazaba con entregarle en bandeja el pase a la segunda vuelta electoral a un candidato de izquierda disruptiva, que se llevaría toda la bolsa poblacional izquierdista, dado el desprestigio enorme en el que se ha visto embarcada la supuesta izquierda moderada (Verónika Mendoza y adláteres).
Ojalá seamos testigos de una segunda vuelta entre dos candidatos de centro o de derecha, lo que aseguraría la continuidad del modelo económico, y se esperaría que las reformas urgentes (salud, educación, seguridad, descentralización, etc.) se empiecen a plasmar. En un ciclo virtuoso, con tranquilidad congresal (habrá que suponer que se ha aprendido la lección del 2016), el Perú podría dar vuelta a la página a la crisis política y la parálisis económica por la que discurre.