[INFORMES] Manuel Velarde Dellepiane era burgomaestre del distrito de San Isidro cuando se declaró viable el “Proyecto de Inversión Mejoramiento de los Servicios de Salud y Bienestar de la Gerencia de Desarrollo Humano de San Isidro”; según la información a la que pudo acceder Sudaca. Este proyecto, con Código Único Nº 2369797, tenía una inversión de S/. 21,491,037,27 Nuevos Soles.

Dicho monto comprendía, entre otros, mejoras de las instalaciones de la infraestructura del local de calle  Paul Harris, la adquisición de un inmueble para el Centro Médico Municipal en la urb CORPAC, cuyo monto estaba presupuestado  en S/. 4 860 000,00 Nuevos Soles y su acondicionamiento presupuestado en S/. 1 425 454, 07 Nuevos Soles.

El alcalde Velarde terminaría su gestión sin poder iniciar el proyecto  y al ingresar el cuestionado sr Augusto Cáceres a la alcaldía de San Isidro (personaje que en Sudaca también hemos hablado) se modifica el monto de inversión a S/. 23 331 937, 20 Nuevos Soles.

Estando Cáceres en la alcaldía, se efectúa la Contratación Directa Nº 6-2019-SL/MSI-1 “Adquisición de Inmueble-Mejoramiento de los Servicios de Salud y Bienestar de la Gerencia de Desarrollo Humano”

Centro de salud municipal perjudica a San Isidro
Augusto Caceres (sentado), alcalde de San Isidro, detenido por la PNP

La Municipalidad de San Isidro concede la buena pro a la empresa ARTE INVERSIONES S.A, por un inmueble de su propiedad ubicado en la avenida Guardia Civil N° 754-760 y  por un valor de  6 595 842,24 Nuevos Soles.

El 21 de diciembre de 2020 la MSI  emite la Orden de Servicio N° 4064-2020 por S/ 9800,00 para el expediente técnico de la partida de demolición del inmueble.

Sudaca converso con Mario Altuna, vecino sanisidrino, quien ha estado al pendiente del tema y que ha sido uno de los denunciantes de este caso. “Los vecinos le hicimos una consulta al MINSA (DIRIS LIMA CENTRO) para saber si podría funcionar un centro de salud en el lugar pues la Norma Técnica N° 113 MINSA DGIEM V01 no lo permitía al encontrarse el terreno a menos de 100 metros de una estación de combustibles, un colegio, un templo y un centro de convenciones y eventos; respondiendo la entidad que NO PROCEDÍA”, menciona.

Centro de salud municipal perjudica a San Isidro

Dicha información ya había sido remitida por la DIRIS LIMA CENTRO al Órgano de Control Institucional ( OCI-MSI ) el 30 de junio de 2021. “Por lo tanto, no es posible la instalación del centro médico municipal en dicho lugar«, menciona el citado documento. Puesta a disposición de la gestión Cáceres; gestión que no tomó relevancia de la advertencia y demolió la vivienda que, además, no cumplía con los requisitos del MINSA por haber sido construida para ese uso ( vivienda ), empezando luego la construcción de  un edificio de cinco pisos que no está aún terminado por diferentes problemas y que la gestión actual no ha querido parar.

Centro de salud municipal perjudica a San Isidro
Respuesta de la DIRIS CENTRO a Mario Altuna, vecino de San Isidro

Nancy, ¿Qué hacemos?

Es lamentable que en medio de estas irregularidades, la actual alcaldesa de San Isidro no haya impedido el avance de la obra . Ella fue regidora durante la gestión del alcalde Cáceres y tenía conocimiento del tema .

Centro de salud municipal perjudica a San Isidro “Este es un caso grave que amerita abrir procesos contra los que resulten responsables, pues la edificación nos costaría a los vecinos cerca de 35 millones y no podría ser utilizada como centro de salud”, refiere  Mario Altuna.

No es poca la preocupación que debemos tomarle al caso, y es que este predio se encuentra ubicado a 81.97 mts del grifo REPSOL y a 70.80 mts del Colegio John Neper:

Ubicación del “Centro Médico Municipal de San Isidro”

Citando los documentos oficiales, la Norma Técnica Sanitaria Nº 113-MINSA-DGIME-V01 aplica obligatoriamente para centros del primer nivel de atenciòn del sector salud y nos dice :

Art 6.1.1.3. Relacionado a la ubicación del terreno:

  1. b) Los terrenos NO deben ubicarse a una distancia menor a los 100 metros equidistantes del lìmite de propiedad de una estación de servicios de combustibles , de grandes edificaciones comerciales , edificaciones que generen concentración de personas como centros educativos, centros culturales, campos deportivos , centros religiosos u otros”

Ante los hechos expuestos; la Contraloría GDR y el MINSA deberían pronunciarse de inmediato.

Vemos que no se cumplen ninguna de estas precauciones que proporcionalmente puede perjudicar a los vecinos de San Isidro. Al día de hoy el edificio y los sueños truncados de varias gestiones sigue en cuestionados trámites para que pueda ser concluida. Hay mucho más que decir del caso; sobre todo, del actuar de la Contraloría, la DIRIS y la actual burgomaestre de San Isidro. Sin embargo, hablaremos de ello detenidamente en otro informe de Sudaca.

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La declaratoria de emergencia de tres distritos (dos en Lima y uno en Piura), supone una claudicación de las funciones estatales mínimas y la apertura de un proceso de impostura consciente por parte del Ejecutivo respecto de la lucha efectiva contra la inseguridad ciudadana.

Cerrar negocios desde cierta hora es condenarlos a la quiebra y aumentar la crisis económica que ya sufre el país. Es casi tan absurdo como que para evitar los accidentes de tránsito se suprima la circulación de vehículos o para disminuir el arrebato de celulares se prohíba su uso en lugares públicos. Y ya no hablemos de la evidente migración delincuencial que sucederá a otros distritos menos resguardados que los hoy “beneficiados”.

El Estado peruano ha claudicado y si ese va a ser el tenor de las facultades graciosamente delegadas por un Congreso sumiso y torpe, estamos derrotados de antemano frente a la galopante delincuencia que ya constituye el principal problema nacional, según diversas encuestas.

Se requiere un plan integral que incluya de modo esencial el combate a la corrupción existente en el seno de nuestras propias fuerzas policiales, donde muchos de sus altos mandos deben estar coludidos sin duda con las bandas delincuenciales que azotan las principales ciudades del país, mediante el canje de cupos por impunidad o la vista gorda. De eso ni una palabra.

De otro lado, ¿alguien cree que el extorsionador va a cesar en sus actividades porque se suspenden las fiestas a partir de cierta hora o porque salen patrullas militares a rondar las calles? El Tren de Aragua debe hoy estar festejando la pusilanimidad de un gobierno mediocre (si no fuera por el de Castillo, el de Boluarte sería, sin duda, el peor gobierno de los últimos cincuenta años y paremos de contar).

Las bases mismas del contrato social -que el ciudadano le otorga el monopolio de la fuerza al Estado para que lo proteja y garantice la convivencia pacífica- han sido rotas en mil pedazos por el propio Estado, ineficiente y corrupto, que en el área de la seguridad ciudadana permite la proliferación de bandas delincuenciales que actúan muchas de ellas, si no todas, en complicidad con los hombres de uniforme, sin que nadie del Ejecutivo tome cartas en el asunto.

Las facultades delegadas no van a servir para nada. Todos los expertos en seguridad ciudadana coinciden en que, salvo una o dos iniciativas, el resto de lo planteado es puro fuego artificial, inútil e inconducente. La delincuencia nos ha ganado la batalla por nuestra propia indolencia y falta de reacción ciudadana para exigir, con más vehemencia, que el Estado haga lo que le corresponde hacer.

 

 

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[PAPELES VIRTUALES]

UNO

En pleno partido del US Open, un fascista emitió el grito oprobioso.

  • Deutschland über alle. Esto es, Alemania por encima de todo.

Entonces el rubio tenista alemán Zverev, con pinta de rockero, se quedó atónito. Decidido paró el match y se dirigió al juez.

  • ¡Ha dicho la frase más famosa que hay de Hitler en el mundo!, es inaceptable.

A continuación, el árbitro se dio la vuelta y exigió que se ubicara a la persona vil. En tanto, Alexander estaba decidido a no continuar jugando. Transcurridos unos segundos, los guardias lo identificaron y lo conminaron a salir del recinto; entre los gritos de aprobación y aplausos de la gente.

Esto reafirma, lo que piensan gran parte de los alemanes, hoy en día, de Hitler.

  • Es una mancha negra en su historia. La cual, no desean que se vuelva a repetir.

Indudablemente, el tenista tiene sus principios enhiestos.

En Alemania, ser nazi es un delito.

DOS

Es un obeso cincuentón, natural de Tebicuary, el interior de Paraguay. Es el arquetipo del político paraguayo siglo XXI. Desde temprana edad, dio cuenta de su habilidad con los números; también, para entablar lazos con las personas convenientes. Esto dio frutos en 1999; cuando fue nombrado Director de Administración y Finanzas de la UNA (Universidad Nacional de Asunción). Ocho años después, declaró que vivía en alquiler, pero al mismo tiempo poseía 2.000 millones de guaraníes (aproximadamente 500 mil dólares), que colocaba debajo del colchón. Sí, no es joda; ese monto no aparecía en su cuenta corriente. El susodicho contaba con un salario de 10.800.000 Gs y un plus de 8 millones por asesoría. En 2018, sumó bienes inmobiliarios valuados en más de 3 mil millones y 900 millones en vehículos.

En el 2015, los alumnos de la universidad, lo acusaron de planillero. Era el momento de Una No Te Calles. Por lo tanto, renunció.

Acá la gente confunde el termino Liberal. Muchos de los políticos del PLRA no son en absoluto Liberales.

  • ¿Qué significa ese término en política?

Se atribuye a las personas que promueven las libertades civiles y económicas. Se oponen al absolutismo y conservadurismo. Se fundamentan, tanto en el Estado de Derecho, como la Democracia representativa y la División de Poderes.

Recordar que Amarilla fue expulsado del Congreso anterior por enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias y corrupción.

  • ¿Hace falta añadir algo más?

TRES

Los estudiosos europeos del siglo XIX, utilizaron el termino ario para identificar a los pueblos indoeuropeos. A mucha honra, yo lo digo: mi ascendencia materna es indoeuropea y no me avergüenza ser indoeuropeo. Yo soy de raza aria y mi ascendencia es de raza aria.

Senador Dionisio Amarilla

El ilustre Martin Ramírez, Doctor en Lingüística y Filosofía, refutó las falacias vertidas por el personaje de marras. No existe tal raza, es más un término usado por los nazis. Por último, dejó en claro lo que buscaba Hitler con la perfección racial.

  • Ser caucásico, rubios, estatura 1.75 cm. y ojos azules.

En otras palabras, senador Dionisio Ud. hubiera pasado por los hornos crematorios. Aunque no lo crea.

No me asombra, en absoluto, que una autoridad, dizque liberal, ensalce la raza aria.

Hace un tiempo, en la Feria Alemana de San Bernardino se vendía jarras de Chopp con el rostro del Furher o la esvástica. Y hubo muchos que compraron. Ante el lógico reclamo, del presidente de la Unión Hebraica, se inició un debate. Lo más insultante, fue cuando un conocido periodista justificó las compras, en nombre de la Libertad. Discutí con muchos que tenían la misma posición del periodista. Entonces les pregunte lo lógico.

  • ¿Porque no colocas la esvástica, como tu foto de perfil, en tus redes sociales?

Ninguno me respondió.

Por si fuera poco, sin inmutarse, el referido personaje insultó y trató de denigrar la figura de, una de las pocas personas rescatables del Hemiciclo Paraguayo, la senadora Celeste Amarilla, llamándola mestiza, ahondando en su ignorancia. El ínclito, debería saber que Paraguay es una nación mestiza descendientes de los guaraníes y los españoles. Por ende, todos son mestizos.

  • Y si Dionisio Oswaldo Amarilla Guirland, no eres de raza aria. Aunque te duela.
  • ¿Habrá en el Perú, quienes también se consideren de raza aria?

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[BATALLAS PERDIDAS] Parece que vas a ser escritor y luchador social, le había dicho su padre, y de esas profesiones en el Perú no se vive, generalmente se muere, cuenta Eduardo González Viaña, en su novela Kachkaniraqmi, Arguedas (2023), que le dijo su padre a José María Arguedas. Pero quizás esté contando una anécdota de su propia vida. Son las licencias del escritor, que nos revelan su profunda identificación con el mítico narrador andino. Novelar a un novelista, todo un desafío del que Eduardo González Viaña sale más que airoso.

¿Quiénes mejores que dos zorros, uno de arriba y otro de abajo, para narrar la vida de José María Arguedas? En la obra del gran escritor peruano, los zorros son personajes mitológicos que encarnan la sabiduría y la astucia. En El zorro de arriba y el zorro de abajo estos animales se reúnen para conversar y revelar lo que sucede a su alrededor. Representan el conocimiento y la comprensión de la realidad, capaces de percibir lo que escapa a los humanos y de desvelar secretos naturales y espirituales.

Los zorros también simbolizan la tensión entre la tradición andina y la modernidad. El zorro de arriba representa la tradición, la sabiduría ancestral y la conexión con la naturaleza. El zorro de abajo representa la modernidad, la tecnología y el cambio social. En este sentido, los zorros son símbolos de la lucha interna que Arguedas vivió como mestizo. Representan esta tensión interna, la lucha entre dos mundos que se atraen y se repelen al mismo tiempo. Arguedas era un hombre que se sentía profundamente conectado con la cultura andina, pero también estaba educado en la cultura occidental.

Inspirado por Eduardo González Viaña, aunque en algún momento de la narración estos le desafíen, dos zorros entablan un diálogo-narración sobre la vida de José María Arguedas. La tarea no es sencilla, pero la sensibilidad para comprender al colega escritor y la maestría en el arte del relato de Eduardo González Viaña hacen que Kachakamirakmi Arguedas enfrente este desafío desde una perspectiva única, combinando en este texto literario la prosa, la poesía, la música y la misma voz de Arguedas, fuente principal de la obra.

Precisamente, uno de los méritos de la obra es la reconstrucción de la vida de Arguedas, utilizando todos los fragmentos que nos dejó en sus diversos escritos, no solo en “Los ríos profundos”, sino también en sus cartas y declaraciones públicas. Para el autor, Arguedas es un escritor andino “que posee un lenguaje que no solo es quechua, sino que también abarca un espacio y un tiempo diferentes”. Este lenguaje, señala, tiene la capacidad de dar voz al mundo andino, que a menudo se reduce a una imagen estereotipada.

González Viaña no pretende ser un biógrafo, lo que le permite usar la ficción en beneficio de una imagen más nítida de lo que representó Arguedas: la voz de lo  indígena y la denuncia de las desigualdades sociales, que lo llevaron a orientarse hacia el socialismo. Arguedas, lejos de presentarnos respuestas -ya que se quedó en el camino de obtenerlas (o tal vez constató que ese camino no existía)-, nos plantea interrogantes profundas sobre lo que somos como sociedad. Y esa es también precisamente la sensación que puede experimentar el lector después de la lectura de la novela de Kachkaniraqmi, Arguedas.

Abarcar la vida completa de Arguedas en una novela no es posible, pero González Viaña ha tenido la capacidad de presentarnos, a lo largo de sus más de 400 páginas, los elementos esenciales de la vida del escritor, incluso aquellos que normalmente son silenciados, como lo que significó para él en sus últimos años la  relación con quien fuera su compañera.

El último capítulo de esta novela es memorable. Eduardo González, valiente, recrea los últimos minutos de la vida de Arguedas que, como sabemos, no murió de muerte natural, sino por sus propias manos. Pretender comprender el significado de José María Arguedas sin esta parte sería una omisión absurda. En Arguedas, su trágico final es una parte integral de su historia. Ignorar su suicidio sería ignorar la profundidad de su sufrimiento y el impacto que tuvo en su escritura. Su vida y su muerte son inseparables de su obra, y ambos deben ser considerados para entender su legado. El ineludible encargo lo cumple González Viaña de manera sobria, con respeto, pero también sin ambages.

Sin embargo, que en la narración aparezca el último minuto de la vida de Arguedas, sellado con un disparo, no significa que sea lo que prevalezca en la novela. La producción de Arguedas es vital y eso forma parte primordial del texto. No en vano el vocablo quechua que titula la novela: “Kachkaniraqmi”, que significa “todavía estoy aquí”.

Como muestra, el párrafo final: «Allí, enfrente, Máximo Damián levantó el violín, rasgó sus cuerdas, miró hacia el cielo, obtuvo permiso y, por fin, emitió algo que parecía ser el sonido primero de la creación. Frenética y arrolladora, la vida volvió a brotar».

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Eduardo González Viaña, influencia literaria, José María Arguedas, Kachkaniraqmi

Existe el mito político en el Perú de que las campañas deben ser cortísimas, que no se necesitan sino pocos meses para tentar suerte, y que hacer una campaña larga es exponerse al zarandeo y concomitante perjuicio que dicha exposición conllevaría.

Ni siquiera en circunstancias normales eso es cierto. Keiko Fujimori tuvo que hacer dos o tres años de campaña, con “escuelas naranja”, visitas a provincias y demás, durante buena cantidad de tiempo, para poder compensar el enorme daño que le había producido el comportamiento de su bancada con Pedro Pablo Kuczynski. Y así, logró obtener el 13.4% que le permitió pasar, contra todos los pronósticos, a la segunda vuelta el 2021 y disputarla con el nefasto Pedro Castillo (por cierto, otro sería el país si ella hubiera ganado).

Hoy la situación exige algo similar o de mayor intensidad, porque la cancha está inclinada a favor de la izquierda radical. El 80% de los que desaprueban a Dina Boluarte identifica a su gobierno como uno de derecha y hay, además, regiones enteras (el sur andino) con un ánimo antiestablishment que, salvo un milagro político, no se inclinarán por un candidato de la derecha identificado con el statu quo.

Si en circunstancias normales, es necesario que los candidatos hagan política de largo aliento, en las circunstancias actuales es imperativo. Y eso pasa, obviamente, no por limitarse a escribir tuits o a dar entrevistas en los canales de televisión o radios nacionales, que en provincias no ve ni escucha nadie. Lima no es el objetivo principal sino las otras regiones nacionales.

Y hay que visitarlas, a costa de sufrir eventuales desplantes o manifestaciones contrarias, lo que ocurrirá con mayor intensidad al inicio, pero que luego irá bajando. La presencia física es vital si candidatos como Roberto Chiabra, Carlos Anderson, Rafael Belaunde, Carlos Espá, entre otros, quieren llegar al 2026 (o eventualmente antes, al paso que va este gobierno) con posibilidad de disputarle el terreno a los radicales disruptivos (Antauro, Bellido, etc.) que ya parten con ventaja.

Los candidatos de la centroderecha que no forman parte del establishment tienen que hacer política en serio desde ya. Inclusive, es hasta tarde para que no hayan empezado a hacerla. Tienen que recorrer el Perú palmo a palmo, soplarse amanecidas y desaliento, pero tolerar ello mirando el país con la promesa manifiesta de transformarlo y transmitir ese mensaje a los pueblos olvidados que hoy abjuran de un Estado que no les ha dado atención durante las mejores décadas de crecimiento del país en siglos. Contra eso deben luchar, pero si no lo hacen, mejor que abandonen la contienda y no le resten puntos a la centroderecha, que los va a necesitar a gritos para que siquiera uno de los suyos pueda pasar a la segunda vuelta venidera.

 

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centroderecha, elecciones 2026, Estrategia Política, Izquierda Radical

[EN LA ARENA] Si usted vive en Sullana, en San Martín de Porres o San Juan de Lurigancho, a partir del martes 19 un soldado, un policía o varios de ellos,  podrán ingresar a su casa, registrar su casa sin que usted lo autorice, sin necesidad de mandato judicial. Desde el martes ya no tendrá permiso para vivir en su distrito, tampoco para entrar o salir de él sin la anuencia de las fuerzas de seguridad. Tampoco podrá reunirse pacíficamente después de las 12 de la noche. No habrá forma de que lo consiga, así la reunión sea en un local privado, abierto al público o en su casa. De nada servirá que ya haya avisado. Nada de disturbios en los espacios públicos. Ni siquiera considere que un grupo pueda alzar la voz y protestar. Eso genera desorden. Debe tener esto bien claro porque de lo contrario podrán a usted detenerlo, sin necesidad de que un juez lo solicite formalmente. Tampoco habrá plazos para que lo pongan a disposición de un juzgado, pues el terrorismo “urbano” como lo ha bautizado el Alcalde de Lima, permitirá que el Estado lo mantenga detenido el tiempo que mejor le parezca. Y nadie podrá defenderlo, pues durante su prisión, ninguna autoridad tendrá que dar cuenta al Ministerio Público y o al juez de le estará pasando durante la detención. (Ah, y estimado lector, no se queje de que no parezca que también me dirijo a las mujeres lectoras, pues como ya no se puede escribir con lenguaje inclusivo…)

Eso es el Estado de Emergencia que ha decretado un gobierno que todos los días en las noticias nos muestra cómo la Policía Nacional del Perú captura sicarios, ladrones y extorsionadores,  narcotraficantes y abusadores sexuales. La pregunta natural es entonces, ¿por qué aumenta y no disminuye el crimen? Y la respuesta inmediata es porque los detienen pocos días y luego los dejan libres. Algunos, quizás usted, saben además que aquellos que van a la cárcel, aunque sea poco tiempo, ingresan a una suerte de convención delincuencial, al núcleo comunal de los más osados delincuentes, con acceso a una coordinación sin precedentes a nivel territorial. Cuentan además con una camada de delincuentes comunes, abandonados en prisiones sin un debido proceso, prestos a servirles para sobrevivir en los hacinados penales del país. Sin espacio en las cárceles, surge entonces la pregunta, ¿la Presidenta quiere hacinar más las cárceles o ya existe alguno de esos grandes proyectos de construcción que gustan tanto los empresarios del gremio? ¿Dónde irán a parar los nuevos detenidos?

En todo caso, la Presidenta desquerida, animada ante la Asamblea de las Naciones Unidas, con este decreto parece querer posicionar su firmeza, aquella que la ha caracterizado desde los primeros días de asumir su mandato, siempre rodeada por integrantes de las Fuerzas Armadas. Y de seguro se preguntará usted, al igual que yo, cuál será entonces el papel de los militares en las calles de Sullana, de San Martín de Porres, ¡de San Juan de Lurigancho!, a donde se trasladaron varias mafias delincuenciales cuando los militares el año 2015 salieron a ordenar las calles de El Callao. Esa puede ser una razón por la que rápidamente sus burgomaestres han declarado no saber nada del plan de la Presidenta.

Con este precedente (porque el del Presidente Castillo el año 2021 quedó en tan solo un intento), sólo nos queda recurrir a una hipótesis psicosocial. Es decir, que la Presidenta y allegados como el Alcalde López, piensen que con psicosociales podrán detener a la delincuencia (de hecho, el Alcalde confía en las macetas). La Presidenta optó por masacres para atemorizar a la población y consiguió mantenerse en el poder y amedrentar a los ciudadanía. ¿Cómo no amenazar a delincuentes y opositores (como el impulsivo Bukele) mostrando que se cuenta con una violencia de nivel superior, mucho más poderosa de la que creían? Mostrar especialistas en matar al enemigo es un recurso mediático, pero la delincuencia sólo se aviva con más y más violencia. Si se resuelve, es atendiendo las causas. Nadie se cura sólo combatiendo los síntomas.

Nosotros (cómo no mencionar a las mujeres) ya vivimos lo que fueron las torturas, asesinatos y masacres de los gobiernos de Belaúnde, Alan García, Fujimori enfrentando al terrorismo con terror. Las consecuencias fueron nefastas, decenas de miles de muertos y desaparecidos y sólo han pasado poco más de 50 años como para haberlo olvidado. ¿Lo que se hizo en Ayacucho ahora en Lima se quiere repetir? Hay alcaldes que están pidiendo ser declarados en Estado de emergencia. ¿Está seguro, querido lector, que desea usted que las mafias del país sean enfrentadas de esa manera?

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Amenaza Militar, Más Violencia, Plan Boluarte

[INFORMES] El pasado 9 de septiembre Sudaca dio a conocer la historia de Glenda Villegas Vargas, una mujer de setenta y ocho años que se encontraba internada en el Hospital Nacional Carlos Alberto Seguin Escobedo de Arequipa padeciendo una grave fractura en la pierna y la indiferencia del personal médico de dicho centro de salud.

En el informe titulado SOBREVIVIENDO A LA INDIFERENCIA: OTRA HISTORIA DE NEGLIGENCIA MÉDICA también se relataba que, durante su internación, Glenda sufrió un ACV durante su internamiento y, además, le notificaron que se le encontró un tumor, aunque no le ofrecían tratamientos ni alternativas para estos problemas de salud.

Tras la publicación de informe periodístico, el área responsable de relaciones públicas del hospital se comunicó con la familia de Glenda en lo que parecía ser la luz al final de camino lleno de problemas. “Después que salió el informe de Sudaca me llamaron de relaciones públicas para decirme que yo había entendido mal y que sólo le habían dado el alta de neurología”, relata Ania Villegas, sobrina de Glenda, aunque agrega que no confiaba en esta excusa debido a que cuando le comunicaron el alta le dijeron a su familia que se la debían llevar del hospital y no sólo del área de neurología. Sin embargo, el calvario para Glenda estaba lejos de terminar tal como se expondrá en este informe.

LA ESPERA INTERMINABLE

Luego de la aclaración que le hizo el área de relaciones públicas, Ania esperó dos días para que encuentren una cama para su tía Glenda en traumatología y pueda ser trasladada. Tras haber esperado por semanas, unos días más podían parecer poco con tal de ver a su tía librarse del dolor que día a día experimentaba en su pierna. “Me dijeron que no me preocupe porque mi tía estaba estable y el jueves la iban a operar”, relata Ania, quien paralizó su vida hace más de un mes para viajar a Arequipa y acompañar a su tía en una operación que, inicialmente, sólo iba a ser cuestión de días.

Pero al día siguiente surgió el primer inconveniente. En el hospital le notificaron a Ania que, para operar a su tía, debía conseguir cinco unidades de sangre adicionales. Aunque esta situación representaba un problema debido a que tanto Glenda como Ania no tienen familiares ni conocidos en Arequipa, la posibilidad de ponerle punto final a la dolencia de su tía llevó a que Ania consiga que varias personas viajen de Tacna a Arequipa para cumplir con la exigencia del hospital.

Cuando se habían hecho las gestiones y las personas dispuestas a colaborar se encontraban listas, un nuevo percance se topó en el camino. “Hice setenta y seis llamadas al banco de sangre y me dijeron que no iban a atender. Llamo al día siguiente y me dicen que estaban en campaña y no iban a atender”, cuenta Ania todavía indignada, un sentimiento que aumentaría al día siguiente cuando, tras llevar cuatro personas, le dijeron que sólo podían recibir dos donantes por paciente.

La tarde del día anterior de la operación, la familia de Glenda recibiría una nueva y desagradable sorpresa. “Un técnico me comentó que nadie le había dicho nada (con respecto a la operación de Glenda) pese a que normalmente los doctores le avisaban para alistar a los pacientes”, relata Ania y señala que tampoco le explicaban las razones detrás de esta decisión.

Finalmente, tras la constante presión por parte de la familia, le dijeron que el lunes 18 se realizaría la operación. Cuando llegó el día, Ania vio que a la una de la tarde su tía fue llevada para ser operada. Sin embargo, como se ha repetido a lo largo de esta historia, un cambio de último momento terminaría por sorprender a la paciente de 78 años.

caso de Glenda VillegasTras varias horas sin información sobre su tía, Ania vio que la camilla volvía al cuarto. Pero, increíblemente, al levantar la sábana que cubría la pierna de su tía no encontró ninguna marca propia de una operación y, para exasperar los ánimos todavía más, nadie le brindaba información sobre lo que había ocurrido durante esas largas horas en las que supuestamente estaban operando a Glenda.

LABERINTO SIN SALIDA

“No tienen la valentía de decirme que no la quieren operar”, cuenta la sobrina de Glenda a Sudaca y, en medio de lágrimas, señala que lo único que buscan es que su tía tenga una mejor calidad de vida y que esto sería posible si le realizan la operación en la pierna que a diario le produce un dolor intenso. “Mi tía todo el rato grita y llora por el dolor de la pierna”, relata Ania Villegas.

El panorama de Glenda no es alentador y empeora con cada día de indiferencia por parte del personal médico del Hospital Nacional Carlos Alberto Seguin Escobedo. Durante el tiempo que ha estado internada ha sufrido un ACV para el cuál no está recibiendo terapia de rehabilitación y el tumor que le detectaron recientemente no está siendo tratado y tampoco se han hecho los estudios para conocer su gravedad.

caso de Glenda Villegas“Mi tía entró con sus cinco sentidos”, reclama con impotencia Ania al recordar que, días antes de internarse para lo que sería una operación en la pierna, Glenda se encontraba lúcida y, en la actualidad, ha perdido una considerable cantidad de peso y ha perdido la movilidad de la mitad del cuerpo.

caso de Glenda Villegas“Están dejando morir a mi tía”, es el reclamo de Ania y sus familiares que hace más de un mes se encuentran en una ciudad en donde se encuentran solos y atrapados en un laberinto sin salida debido a la indolencia que padecen a manos de un hospital que parece buscar todas las excusas posibles para no operar a Glenda y tampoco es capaz de ofrecer otras alternativas para mejorar su calidad de vida que a lo largo del último mes se ha deteriorado ante la indiferente mirada de quienes debían velar por su salud.

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Quien quiera tener alguna posibilidad electoral el 2026 (o antes, ya no se sabe) va a tener que tomar la mayor distancia política posible del régimen fallido de Dina Boluarte y el premier Alberto Otárola.

El gobierno es una lágrima en cuanto a la resolución de los cuatro principales problemas que aquejan a la población (inseguridad ciudadana, corrupción, crisis económica y salud pública). La seguridad urbana se reduce a cotos muy exclusivos y la mayoría de ciudadanos del país está expuesta a la delincuencia creciente (el Tren de Aragua y el Comando Vermelho actúan con absoluta impunidad). El Perú no es un paraíso para las inversiones sino para el delito y demagógicos estados de emergencia no van a resolver nada.

La corrupción campea en todas las instancias del sector público (desde guachimanes hasta gerentes) con absoluto descaro. La crisis económica ya claramente no depende de factores externos (pandemia y guerra Ucrania-Rusia) sino de factores internos que provocan la caída de la confianza empresarial y el concomitante desplome de la inversión privada, principal sostén del crecimiento económico.

Por su parte la salud pública sigue siendo un desastre. Cerca de 150 mil peruanos acuden todos los días a alguna entidad de salud pública y son tratados como ciudadanos de quinta categoría, sembrando disidencia masivamente. Y el gobierno no mueve un dedo para mejorar ello.

El régimen de Boluarte es el reino de la medianía más rampante. El papelón protagónico de su reciente viaje a Nueva York, donde no se ha reunido con nadie importante, solo refleja la mediocridad estructural de un gobierno que se encontró el poder de casualidad y no ha sabido responder a la altura de las circunstancias.

Y la derecha tonta, empezando por su cúpula empresarial, anda feliz de la vida simplemente porque hay aparente estabilidad y ya no hay conflictos sociales. Y ni qué decir de la clase política de la centroderecha parlamentaria que no agita ni un plumero si cree incomodar al oficialismo del Ejecutivo, no pasando de bravatas verbales o gestos parlamentarios irrelevantes (como la eventual censura a los titulares del Minem y de Defensa).

La oposición se está haciendo a sí misma un flaco favor otorgándole un periodo de gracia permanente a un gobierno que merecería, casi, el mismo maltrato que el desastre de Castillo (quien, a pesar de todo, obtuvo sumisamente la confianza de todos sus gabinetes). Las urnas se lo van a hacer pagar caro.

 

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[DETECTIVE SALVAJE] Hace varios años, cuando la fiebre de la novela me había cogido y no tenía pinta de querer soltarme, alguien me sugirió que la ficción era una pérdida de tiempo. Yo solo leo cosas de la vida real, me dijo. Estábamos en la playa y recuerdo no haber querido pelearme. Además, aunque en ese momento yo ya sabía que mi interlocutor estaba equivocado, que los beneficios de leer ficción eran reales, no se me ocurría por qué, ni cómo explicárselo. En mi mente, volví muchas veces a esa conversación. En noches de insomnio, digamos, motivado por la rabia. Me pasaba también que leía una novela extraordinaria, atisbaba en las páginas una revelación (Kafka habla de un hielo que las buenas novelas deben quebrar), y recordaba el talón de acero que, esa tarde de verano, un mal lector había alzado entre la ficción y la no-ficción.

Un día se me ocurrió que toda ficción es una predicción. Una ficción bien lograda predice qué pasaría si una persona de tales y cuales características (el personaje) se enfrenta a tal y cual situación (la trama). Rodion Romanovich Raskolnikov no existió en la vida real, pero su historia sirve para comprender, o para predecir, qué pasaría si –a muy grandes rasgos– nos creyéramos exonerados del mal y matáramos a dos personas con un hacha. Dostoyevski no narra en Crimen y castigo la desgracia de Raskolnikov, sino aquella que podría caer sobre nosotros –la humanidad– si cometiéramos los errores de su personaje.

Leer La traducción del mundo, de Juan Gabriel Vásquez, fue como si alguien reformulara mis preguntas y las contestara con sustento. El libro transcribe las conferencias de la cátedra Weidenfeld de Literatura Europea Comparada, que Vásquez dictó en Oxford el año pasado. Los cuatro textos que componen el libro son una defensa de la ficción. Puede que a muchos apasionados de la literatura les pase lo mismo que a mí: en cada página te encuentras con ideas que alguna vez tuviste (o casi tuviste, o apenas sospechaste), pero que no sabías desentrañar. Eso no le quita originalidad al libro; mucho menos valor. Es emocionante descubrir un texto que toque con tanta precisión temas que a la mayoría se nos escapan de las manos.

El primer capítulo es quizás el que más vincula el arte de la novela con la disyuntiva cultural actual. En él, Vásquez arremete contra la idea de la ‘apropiación cultural’. La ficción es siempre un acto de apropiación. Lazarillo de Tormes, tal vez la primera novela, está escrita en primera persona, en forma de carta, supuestamente por un campesino de bajos recursos, pero en realidad por un autor con formación académica. La novela no pretende degradar al Lazarillo. Lo contrario: nace de una creciente curiosidad por la vida ajena, por esas identidades efímeras que antes no eran dignas de ser retratadas en el arte. Es la manifestación de un interés por la humanidad más allá de los reyes, las guerras y los documentos históricos.

Ahí está el valor de la novela: en investigar la vida del otro, en comprender el mundo desde una perspectiva íntima y secreta. Vásquez cita a Kundera, que dice lo siguiente: “La sociedad occidental se suele presentar como la sociedad de los derechos del hombre, pero antes de que un hombre tuviera derechos, se tenía que construir como individuo y ser considerado como individuo; y eso no hubiera podido pasar sin la larga experiencia de las artes europeas, y en particular el arte de la novela, que enseña al lector a sentir curiosidad por los otros y a tratar de comprender verdades distintas de la suya propia”. Limitar ese voyerismo interpersonal, como lo llama Zadie Smith, es ponerle un límite a nuestra capacidad imaginativa, a cuánto aprendemos del mundo, cuánto comprendemos al ser humano y por ende a nosotros mismos.

Sin ese voyerismo, sin adoptar el punto de vista ajeno, no habría visto la luz El viejo y el mar, donde Hemingway, estadounidense blanquiñoso, narra la experiencia de Santiago, un pescador cubano. A Faulkner se le hubiera complicado la escritura de Luz de agosto, pues una de las características más relevantes Christmas, personaje principal, es que su padre era negro. Tampoco existiría La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa, una de las novelas peruanas más importantes del siglo pasado, que observa el choque cultural que existe en Lima: el pluralismo, sí, pero también el racismo, la violencia, la desigualdad.

Por otro lado, ir en contra del alarmismo de la llamada apropiación cultural no significa dar rienda suelta a que cualquier persona, simplemente por tener ganas de hacerlo, se ponga a escribir sobre una cultura ajena, sobre un tiempo que no es el suyo o una realidad que desconoce. Hemingway vivía en Cuba y conocía muy bien la pesca cuando escribió El viejo y el mar. Faulkner pasó casi la vida entera en el sur profundo de Estados Unidos y conocía sus dilemas. Vargas Llosa estudió dos años en el Colegio Militar Leoncio Prado, de los que manó La ciudad y los perros. Ninguno escribía desde la ignorancia.

Pero a veces no es posible vivir una realidad para escribirla. Margarite Yourcenar, por supuesto, no vivió en Roma durante el primer siglo AD. Sin embargo, escribió Memorias de Adriano. Yourcenar llama “magia simpática” a eso de colarse en la mente de otro y contar la historia desde un punto de vista ajeno. “Es un gesto de enorme dificultad”, comenta Vásquez. El fin, según Yourcenar, es “rehacer desde dentro lo que los arqueólogos del siglo XIX hicieron desde fuera”. Es la manera de conocer la historia sin limitarnos a los documentos oficiales. El parte del General puede dar una mirada rápida de lo que sucedió en tal batalla. Pero comprender la guerra como un conjunto de números (muertos y metros ganados o perdidos) es insuficiente.

Viene a mi memoria una escena de la película Sin novedad en el frente (2022), basada en la novela escrita por Erich María Remarque en 1928. Un joven alemán se alista para luchar en la Primera Guerra Mundial. Cuando recoge su uniforme de soldado, descubre en su casaca una etiqueta con otro nombre. Cuando se lo hace notar al supervisor, este arranca la etiqueta y le devuelve la prenda. El número de fallecidos y una descripción histórica de las grandes batallas, las trincheras, el gas mostaza, pueden dar una idea general del infierno que fue esa guerra. Pero solo en la ficción perdura la imagen de un alemán, joven y engañado, usando el uniforme que otro alemán ya usó, que fue cocido para ocultar el hueco de una bala y lavado para quitar las manchas de sangre. Solo las novelas, y en su defecto las películas, conservan las emociones de tal sutileza, y solo a través de esas emociones es que nos acercamos a la realidad del alma humana.

Los cuatro textos de La traducción del mundo alcanzan para llenar un periódico entero de artículos. Cada argumento da para ahondar y dar vueltas infinitamente. Por ejemplo, se habla también de la imprecisión de los documentos históricos, de cómo fluctúa el número oficial de muertos en la masacre de las bananeras. En Cien años de soledad, José Arcadio dice: “Debían ser como tres mil”. El libro se ha leído tanto, que muchas veces esta cifra, inventada por García Márquez, ha sido malinterpretada como real.

Vásquez menciona otra anécdota: en la novela, José Arcadio es testigo de la masacre, y, sin embargo, nadie cree en su testimonio. La conclusión oficial, la que los medios difunden y los políticos defienden, es que no hubo ningún muerto. Bueno, hace pocos años, una congresista colombiana se atrevió a decir que la masacre de las bananeras, la de la vida real, no sucedió, que fue un invento de “la narrativa comunista”. Por el final de La traducción del mundo, Vásquez argumenta que la realidad misma está construida por ficciones. “Hay una red de ficciones que constituye los fundamentos mismos de la sociedad”, dice. La de la congresista es una de tantas ficciones. La de García Márquez y el número exagerado de muertos que inventó, otra. Y lo de adivinar que a José Arcadio le negarían lo que él mismo vio, una predicción acertada.

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Exploración de la realidad, ficción, Juan Gabriel Vásquez, La traducción del mundo, Literatura
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