A mi entender, la importancia del test de Bechdel reside en que, cuando se aplica masivamente a un grupo grande de películas, es posible llamar la atención del público en general sobre ciertos patrones relacionados con la poca representación femenina en el cine. ¿Esto qué significa exactamente? Bueno, que muchas de las películas que dominan nuestras conversaciones cotidianas presentan un mundo diferenciado, en el cual la participación en diálogos significativos es desproporcionadamente masculina, en un nivel mayor del que ocurre en el mundo real. Porque, está de más decirlo, a pesar de que somos una sociedad profundamente machista, en nuestro entorno cotidiano vemos muchísimas mujeres conversando entre ellas sobre cosas que no son un hombre: esto podría indicar que en cierto sentido muchas películas muestran un mundo con menos participación femenina que el mundo real.
Los especialistas tal vez no necesiten de una herramienta tan inexacta como el test de Bechdel. Pero, como padre de dos niñas, a mí el test me hizo pensar en el tipo de películas y series que consumen mis hijas. Y no es que solo les muestre las que pasan el test (si se ha entendido bien lo que he escrito líneas arriba, no considero adecuado usar el test de ese modo: es más, ¡no veo la hora de que mis hijas crezcan para poder ver juntos El Señor de los Anillos!). Pero sí estoy más atento a que lo que consumen tenga roles femeninos positivos. Conocer el test de Bechdel me hizo pensar mucho sobre ese tema. Espero que hoy, 8 de marzo, les haga pensar en ese tema también.
[Nota: Dos buenos videos, cortos, con subtítulos en español, que introducen al tema son este de Anita Sarkeesian:https://www.youtube.com/watch?v=bLF6sAAMb4s; y este de Colin Stokes: https://www.ted.com/talks/colin_stokes_how_movies_teach_manhood/transcript