Emprende

Una de las características de las colaboraciones que presento cada quince días es tentar que luego de su lectura se pueda iniciar a profundidad mayor investigación en el tema, y a los que se atreven a leerlas les parezca interesante para hacerlo; pues son temas generales que tratan de pensar el Perú, siendo esto una misión latente de los científicos sociales.

En nuestra actualidad hay un tema que acoge las conversaciones de los entendidos empresariales, de los proyectados económicos financieros y las esperanzas de los que tienen que buscar siempre trabajo, es decir nuestra población mayoritaria a nivel nacional. Se va a gestar un hito para el comercio exterior peruano que avizora un gran cambio en el panorama del comercio global, es la inauguración, muy pronto de un mega puerto en Chancay, un distrito costero  de los doce que conforman la provincia de Huaral, y que se ubica a una hora de Lima capital, permitiendo ahora mismo, una franca comunicación social y económica poblacional, traducida en los recorridos de ida y vuelta de movilización. La población de Chancay y alrededor será testigo de un gran cambio social. 

Por otro lado, es seguro que ya, de inmediato, (y hay razón en eso), se va creando una necesidad natural y ambiciosa de comenzar a informarse de los más  recientes avances en infraestructura portuaria pues las oportunidades se van a presentar para importar o exportar. Pues este proyecto muy ambicioso como dije líneas arriba se encuentra solo a 80 kilómetros al norte de Lima, y presenta una excelente ubicación para permitir el tránsito de mercancías entre Asia y América del Sur. De esta forma, en términos reales, el Perú al convertirse en un gran centro logístico de Sudamérica, será visto y reconocido por el mundo y obviamente generará ganancias y convertirá al Perú en el primer centro logístico del Pacífico sudamericano.

Este ambicioso proyecto contará con una infraestructura que va desde muelles de espigones, puntos de embarque y descarga, canales de ingreso marítimos, áreas de inspecciones de aduanas, estacionamientos para vehículos pesados, túnel subterráneo para conectar el complejo de ingreso con la zona operativa y muchos otros beneficios más especializados aún, que volverá al Perú en un  centro de atención de la región, permitiendo estabilidad macroeconómica, permitiéndole también ser un  polo de crecimiento y en un centro marítimo y logístico en toda América Latina. Liderado por la naviera china COSCO Shipping Ports Limited en asociación con la empresa peruana Volcan Compañía Minera, ambos dicen asegurar estándares internacionales en tecnología, seguridad y eficiencia.

Y es seguro que esto traerá beneficios sobre todo a las empresas inmersas en el comercio internacional, donde podrán mover productos en forma directa a Asia, esto reducirá costos logísticos reduciendo también los tiempos de tránsito, descongestionará nuestro querido puerto del Callao, abriendo de alguna forma mayor rentabilidad de carga para el oriente y la sierra central. En fin, se viene el nuevo HUB portuario y logístico de América Latina.

Ahora bien, mirando hacia el futuro, el mega puerto  no solo será un punto de convergencia para el intercambio económico global, y un impulsor sin precedentes del progreso económico y comercial para Perú con las importaciones o exportaciones, todos los involucrados serán protagonistas de un crecimiento económico. 

Pero también, y es importante decirlo, será un punto de convergencia de distintas poblaciones, cada una con cultura distinta, con múltiples diferencias, con muchas particularidades, donde la movilidad humana se dará no solo a la interna sino la migración externa se convertirá en necesidad operativa seguro y la mano de obra o el empleo será competitivo y las oportunidades generaran desbordes seguramente. El auge que se genera por este movimiento económico, motivará  cambios importantes en los habitantes de la zona y alrededores, con una trasformación económica que desatará repito un proceso de migración que trae consigo nuevas y distintas dinámicas sociales y culturales. 

Entonces la pregunta es: estamos preparados para ese nuevo fenómeno social que se vislumbra? Parafraseando a Arguedas «La cartografía de mercados y circuitos nomádicos (ahora en Chancay) ha tenido como objetivo detectar una correspondencia simbiótica generada entre la producción de espacios y la pluralidad de lenguajes»(El zorro de arriba y el zorro de abajo”), entiendo que este cambio social involucra obligadamente, a las diversas instituciones del Estado que comandados por un consciente Ministerio de Cultura sea el articulador funcional para que el mega proyecto funcione sistemáticamente. Economía – Sociedad articulada.

Migrantes foráneos en masa llegados al puerto, atenciones formales hacia ellos, negocios, empleo, autoempleo, emprendimientos serios, hace que sea urgente, incluso la revisión de leyes de atención social o programas de asistencia que deben comenzar a revisar las normas para ser un verdadero país que acoge no solo carga material sino los contrastes inmateriales traídos por las poblaciones que ya sean itinerantes ò con proyecciones de establecimiento, requieran también atención, para ello, por ejemplo, es urgente generar una seria y advertida ley migratoria.

 

Chancay no puede perder su esencia cultural y tendrá la misión de adaptarse, para ello se necesita gran apoyo, por ejemplo su pesca artesanal  corre el riesgo de ser desplazada a otras zonas costeras del norte motivando sobre explotación de recursos en zonas pequeñas y con ecosistemas legitimados, sería un peligro ambiental, esto además podría generar conflictos sociales.

En fin, no demos la espalda al crecimiento económico y por ende a nuestro desarrollo, pero advirtamos que existen temas que son relevantes y que tienen que ver con la población misma, con la sociedad, con el gran cambio social que hay que canalizarlo para beneficio mismo de la región y del Perú.  Que hace tiempo es un país de acogida, aceptémoslo. Y quedan más temas señores, echemos a andar la investigación. 

En el análisis constante que los estudiosos hacen de los países, (sobre todo en Latinoamérica), de sus sociedades y de su economía, es muy común leer artículos que tocan el tema con frases que tratan de explicar una realidad latente. Frases como  crecimiento económico”, “desarrollo social” y también  “desarrollo económico”. Por esta razón, considero necesario el buscar entender las circunstancias que crean estos conceptos entendiéndose como generadores o creadores de  dependencia que se da como una cadena de resultados.

Entiendo que el desarrollo social se centra en la necesidad de poner en primer orden a la población o más directamente a la sociedad, en un proceso que apunta al desarrollo propiamente dicho. La atención de la pobreza no solo se dirige a paliar las bajas remuneraciones o los mínimos ingresos económicos, sino también se trata de la atención directa de las vulnerabilidades, de evitar la exclusión, quizás de optimizar funcionalmente a las instituciones, consolidando la toma de decisiones y evitando la exposición constante, inclusive, de la violencia en las calles. Solo así entenderíamos, creo yo, que el camino al desarrollo social está llano. Una sociedad en desarrollo genera la inclusión social, empodera a las personas, cohesiona poblaciones y genera resiliencia en muchos casos. El acceso a la convivencia real es la estabilidad que se busca en el llamado desarrollo social. 

Todos los esfuerzos para atender a la sociedad y lograr su desarrollo, involucra no solo a los gobiernos, sino también a la comunidad misma, donde también consideramos a la llamada sociedad civil, al sector privado, y a los grupos que aún siguen al margen de las decisiones claves, como los pueblos indígenas o todos aquellos grupos que se muestran como minorías en la población. Todo ello debería aproximar a la sociedad y los estados para considerar acciones concretas. Dicho esto, podemos comenzar a evaluar si este desarrollo social está listo para fortalecer otro desarrollo que es el económico. Dos desarrollos que van muy asociados. Uno genera y aporta al otro y viceversa. 

En el contexto de una modernización del estado y de la generación de estrategias de desarrollos productivos, en este aspecto, cobra relevancia el comportamiento de las economías locales que reflejan directamente esta alianza de desarrollo social con desarrollo económico, venciendo poco a poco las concentraciones económicas e inequitativas que suelen darse en la realidad. Pero lo que promueve el fortalecimiento de esta alianza socioeconómica, es la generación de un crecimiento sostenido de la economía de un país. Pues el crecimiento económico de un país contribuye directamente en la construcción de un desarrollo social que se desarrolla con economías que emergen y se posicionan. La cadena de una fuerte estructura socio económica, la propone el crecimiento de las economías de los países. No hay desarrollo sin crecimiento. 

Cuando hay crecimiento económico en un país, se asume que los desarrollos  se darán por generación natural (exagerando) pero la aplicación de políticas de atención social basadas en las oportunidades que se generarán por el ingreso mayor de los presupuestos generales normalmente no se lo asocia a desarrollar la sostenibilidad y por ende no se desarrolla nada. El crecimiento económico repercute de manera importante en el desarrollo social de un pueblo. El factor financiero y la estabilidad económica aportan un estilo de vida a las familias e incrementa la tranquilidad emocional en relación con el futuro.

En estas circunstancias entonces, entiendo que no es lo mismo hablar de desarrollo económico y crecimiento económico, el primero es el resultado de una concienzuda política de buen uso del incremento ganancial de las economías de los países, el país crece económicamente y se dan las oportunidades para contribuir al desarrollo de la sociedad en fortalezas que las necesidades obligan: educación, salud, empleo, proyectos productivos reales, el apoyo a los emprendimientos serios y reales con apuestas fuertes futuras, las micro y pequeñas empresas con apoyo concreto y la  mediana y gran empresa con una visión proyectada al interior y al exterior. Tema importante a trabajar en otro artículo.

Resumiendo entonces, puedo decir que al hablar de desarrollos económico y social se considera el fortalecimiento en el crecimiento general de un país. Deberíamos hablar solo de crecimiento económico y no limitarnos a compararlo con el desarrollo solamente, pues este es el resultado de la buena aplicación y redistribución lógica cuando las arcas se manejan en azul extremo. Para ello hay que considerar además que para que haya un buen desarrollo económico es importante que el Estado elabore, implemente y ejecute políticas orientadas a este desarrollo y no solo al crecimiento, teniendo en cuenta que el crecimiento se da en el corto plazo pues se carece de políticas diseñadas para ese fin, en cambio el desarrollo tiene un alcance a mediano y largo plazo. Solo ahí, estaremos avistando el gran desarrollo social que la economía permite y desarrolla, apoyándose en conjunto con lo económico. No es lo mismo. Veamos que sigue……..

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crecimiento, Desarrollo, sociedad

En casi todas las sociedades latinoamericanas se vivieron muchos cambios luego de ser parte de un fuerte ingreso de la globalización y algunas, sino muchas, reformas neoliberales que la precedieron, motivando la modificación de las perspectivas de los estados para entender y generar las formas de enfrentar los problemas que originaban la pobreza y generaban la exclusión, dando de esta manera un giro conceptual de las políticas sociales. Por esta razón, creo yo, que se puso en debate actual el tratar de encontrar el verdadero sentido de la aplicación de una política social, y de esta forma poder encontrar los mecanismos para atender este problema, poniendo énfasis en la llamada inclusión social.

Con la presencia de un nuevo orden mundial en materia económica se impulsan nuevas metodologías para aliviar la pobreza estructural de las poblaciones excluidas y necesitadas de apoyo en muchos sentidos. Por eso es válida la generación y en muchos casos la continuidad de programas asistenciales que buscan atender a priori las necesidades básicas insatisfechas, por ende la tendencia y misión actual es la de promover y fortalecer programas sociales que velen por las personas pobres y se consiga apartarlas de este círculo vicioso de pobreza, y por eso es que por ahí existen las transferencias condicionadas por subsidios monetarios, asistencias en la promoción de emprendimientos y/o generación de espacios de capacitación para el descubrimiento de habilidades innatas en la población para que puedan desarrollar auto sostenidamente crecimiento económico, de esta forma se va generando una gran cantidad de beneficiarios dependientes del Estado. Cuidado que estos planes generan dependencia en la sociedad.

Entonces, para el caso peruano no encontramos la diferencia, la situación como país latinoamericano es la misma, por eso me permito tratar de analizar dos situaciones que tendrían que revisarse con mayor profundidad y además es clave que las instituciones estatales involucradas en el tema de lucha contra la pobreza lo consideren para encontrar un camino óptimo para el desarrollo.

Advertir la dependencia es darnos cuenta que al ejecutar las políticas sociales, el beneficiario entra en una condición de espera, que lo motiva a generar dinámicas de subsistencia que dependen de la intervención directa del Estado, todo su desarrollo habitual toma como base de inicio las condiciones proteccionistas que le brinda la ayuda monetaria y su mínima estabilidad generada. El diseño de asistencia y protección no es malo pero la mayoría de las veces tienen un impacto de corto plazo y si no se le encuentra un cierre, los costos para la atención que genera esta dependencia implica un aumento del gasto social que no tendría retribución, sino que incrementaría los presupuestos, por ende, se conseguirá generar un vínculo extremo que será muy difícil de romper y por ende no es una salida sostenida de la pobreza. En resumen, son paliativos que se desintegran con el pasar de los años. Triste realidad, pero cierta.  

Por otro lado, promover la autogestión, el encontrar los mecanismos necesarios para revertir la pobreza y entrar en franca lucha para ello, hace que las posibilidades de la población beneficiaria incrementen y los fortalecimientos de sus habilidades y capacidades, los emprendimientos promovidos o las vinculaciones laborales, tendrían un efecto de sostenibilidad, creando autonomía y el comienzo de lograr ciertas estabilidades económicas. De esta forma, la política social que promueva la autogestión encontrara niveles de impacto al observar que se puede ir superando la pobreza de a pocos, permitiendo además la inclusión de más personas en los circuitos económicos, de la provisión de servicios. Son dos caras de una misma moneda, exageradamente vinculadas.  

Muchos beneficiarios asistidos por los programas sociales presentan características que validan su situación económica y los presenta como potenciales pobres, son parte de fichas de atención que certifican su condición, sin ellas no habría asistencia monetaria o de cualquier tipo, pero ayuda al fin, y esta situación genera pasividad y subsistencia pura. Por otro lado también, los mismos beneficiarios por lo general también son considerados con características resilientes que permitirían la autogestión, el cambio y crecimiento autosostenido. Los emprendimientos permitirían, por ejemplo, la existencia de circuitos comerciales que ayuden a salir de la pobreza. 

Sin embargo, la apuesta por salir de la pobreza esta anclada con la duda de tener lo seguro. La población curiosamente entiende que la formalización que sustente su mirada autogestionaria, de superación económica, quita la asignación de recursos asistenciales. Es muy cierto que las funciones del Estado son absolutamente necesarias, como ordenador y protector de los intereses nacionales de los pobladores, la gran tarea de reactivar la economía, y la atención de poblaciones vulnerables no debería traslaparse. Lo pongo mas sencillo: “Te subsidio como pobre extremo, te saco de la pobreza, tú decide” “Formalízate y comienzas a salir de pobre” “saliste de la lista de extrema pobreza ya no recibes nada”. Cuidado con eso, no debemos sin pensarlo promover la informalidad. Somos un país emprendedor, si emprendemos hagámoslo con seriedad y el estado deberá ser parte de esta discusión, y lograr la inclusión social.

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Autogestión, Economía, Globalización

En los años 90 del siglo pasado, estando aún en la universidad, uno de mis primeros trabajos de campo marcó ese camino que los siguientes años se encargaron de fortalecer en mí la pasión por la antropología: la realidad urbana tradicional, los barrios históricos, los barrios antiguos muy limeños motivaban mirar comparativamente a aquella población que había conquistado grandes espacios y que ya criaban terceras generaciones de nuevos limeños en lugares que habían sido habitados productos de las llamadas “invasiones”. Una realidad que sin dar cuenta avizoraba un gran tema a tratar a futuro cercano, el pase al siglo XXI, y la gran “conquista de Lima”.

Mi trabajo, comparaba jóvenes de los Barrios Altos frente a jóvenes del distrito de el Agustino, propiamente la primera etapa de la Cooperativa Huancayo, demás está describir que aquella población había establecido una red social del centro de nuestro pais, y por allí se explica el nombre de la cooperativa. Los barrios tradicionales contaban con jóvenes que en su mayoría mostraban características muy conformistas, muy metidos en los proyectos de corto plazo, la sociedad de las esquinas primaba en las juventudes, junto con la salsa y a veces el rock, mientras que muchos jóvenes de la cooperativa Huancayo tenían una mirada más cuesta arriba, proyectos largos y las conquistas habían sido su pan de cada día, la luz, el agua, las pistas y Chacalón era verdaderamente el descriptor de su historia. Momento clave perdido para el aprovechamiento pensado para el desarrollo y crecimiento socioeconómico.

  En los años 90, repito esta comparación barrial se podía dar, aun existían esas marcadas diferencias poblacionales, aun había rasgos culturales que condicionaban actitudes y la cultura y la personalidad se veían asociadas. Pero luego de muchos años, esta historia se equilibró y la zona urbana se hizo una y la pobreza urbana se estancó y se perdió en el olvido. La ciudad “no es pobre” pareciera pensarse.

A simple vista no interesa tal resumen y descripción, sin embargo, sirve para pensar una realidad que motiva muchos temas de análisis a futuro, pues los barrios tradicionales como los Barrios Altos por ejemplo se han estancado, ya las casas señoriales son almacenes de emprendedores y negociantes, la historia comienza a tener amnesias en la población y los barrios que fueron emergentes, ahora entran en ese conformismo y la cascada de decepciones sociales alimentan los estudios de la historia de la población en el Perú.

Pues bien, ahora se habla de pobreza urbana que, como forma de exclusión económico-social, es un problema grave y las dimensiones en el que se advierte son las dificultades de acceso al trabajo principalmente vinculante a otras carencias, aquellas que sufren las personas para alcanzar una vida digna, bien sean de salud, educación y cualquier otra, independientemente del lugar de la población afectada. Sin embargo, es importante conocer las brechas en que se manifiestan a fin de poder diseñar políticas adecuadas para atenderlas. En las últimas décadas las situaciones de privación que padecen las personas han ido mostrando cada vez más formas diferenciadas según habitan en zonas urbanas o rurales. Con la salvedad que los rurales, por cuestión natural tienen más posibilidades de ser atendidos y de crecer en emprendimientos comunales o desarrollo productivo agrícola, por esa razón es que los nuevos enfoques metodológicos de medición de la pobreza hacen la salvedad para el estudio de la pobreza urbana y rural; y, sobre todo, para conocer los procesos de empobrecimiento que hacían surgir esas formas específicas y distintas de pobreza en una y otra área.

He allí entonces una explicación de ambas partes. La sociedad sin asistencia, conocimiento y acompañamiento se estanca, se vuelve conformista y lo peor de todo invisible. La mayor pobreza que existe está en las zonas urbanas tradicionales, el olvido de los barrios antiguos que rodean Lima es latente y el caos y los temores que se viven son producto de la falta de atención. Las autoridades mucho miran a los cerros y la atención siendo necesaria es muy lírica, muy asistencial, y no está mal, pero los cerros son emprendedores, son comunales, son diferentes. En la ciudad tradicional, hasta las polladas ya perdieron la esencia de la ayuda en cooperación. 

Hay mucho pues por desarrollar, mientras ustedes seguro dicen, qué mirada tan corta de la pobreza urbana en el Perú, y yo les respondo, NO, las consecuencias las genera el mismo Estado. Hace muchos años un estudiante se dio cuenta que el conformismo de la ciudad pasaría factura, los primeros “conquistadores” se sumaron al conformismo y esto se repetirá siempre que haya falta de oportunidades, de mirada, de lectura, de atención. 

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Conformismo, Economía, Urbano

Hace unos días, revisando unos artículos, confirmé que se han comenzado a acuñar a nivel mundial, algunos conceptosque buscan conversar, entender y comenzar los cambiosintegrales, dándole mucho valor e importancia a la ruralidad. Y pude avizorar que, se puede comenzar a hablar en la academia y/o desde la gestión pública, sobre todo, de unarevitalización de la agricultura, que puede entenderse como la búsqueda por mejorar la calidad y con los productos agrícolasentrar a un tema de competitividad muy serio.

Para ello tendríamos que ir considerando también de manera muy seria, varios elementos que han sido trabajadosestos años en algunas de mis colaboraciones en este portal, como por ejemplo el fortalecer las habilidades y las capacidades empíricas de nuestro campesinado, fomentar la calidad de este personal localizado y que tiene un gran conocimiento de su diversidad productiva, clave, este momento, el de la asistencia técnica y capacitación constante.

La cultura del trabajo familiar, que genera una cultura rural inteligente y constante, comunal a veces, pero con un nortesiempre, el desarrollo, enfrentando a la sola subsistencia, que podría promover el desarrollo, siempre y cuando por otro ladose fortalezca la gobernanza de los gobiernos locales.

Los distritos rurales, deben ser capacitados, acompañadosy escuchados, dándoles el soporte necesario para poder hacerusos de las pautas que el estado nacional determinanormativamente. Conocer las leyes, los presupuestos, losprogramas, las atenciones y hacer uso de ellas es muyesperanzador, están ahí muchas veces, y los mandos distritalesdígase alcaldes a veces las desconocen.

Entonces podría entender que la clave de la estrategia para una revitalización rural reside en la coordinación constante con el mundo urbano, existe una bisagra campo ciudad que la hanconstruido socialmente las migraciones internas, sin darsecuenta, las comunicaciones patronales, los péndulossocioculturales, el paisanaje aún existe y construye, moderniza, cambia percepciones, la linea de comunicación está y eso, pensándolo bien es una puerta para el cambio que lo rural necesita. Una revitalización que enfatiza “el descubrimiento del valor rural y la promoción de la libre transacción de factores de producción entre los sectores rural y urbano. A nivel mundial, la revitalización rural es una consideración estratégica para mejorar la competitividad y el estatus internacional en el sistema de gobernanza global.Y no se debe temer a losobjetivos que este concepto presenta, pues se quiere lograr a través de esta revitalización rural el desarrollo industrial, el respeto con el medio ambiente, una gobernanza eficaz y nuevas buenas opciones para el sector rural.

Se debería comenzar a evaluar cómo cooperar y cómocoordinar para plasmar que ésta idea se haga realidad, puesademás se debe considerar la fortaleza y estrategias que el mismo mercado maneja, que las instituciones públicas seaninvolucradas con conocimiento real del tema planteado, la política normativa debería revisar elementos que coadyuven al cambio rural, proponer lo nuevo y buscar que el campesinoevalúe seriamente lo familiar, lo comunal y la asociatividad, como caballos de fuerza para su crecimiento y desarrollo

La coordinación entre lo rural y lo urbano es muyimportante, el estado y el mercado deberían mirarse de frente, los efectos de la migración interna ser aprovechados en lo social, cultural, todo esto y otros pensares generarían la fuerzanecesaria para revitalizar una agricultura que solo sobrevive.

Muchos temas, como siempre se filtran para posteriormente ser tratados, las políticas culturales rurales, las políticas industriales rurales, el sistema serio de la gobernanzarural, las políticas rurales de defensa del cambio climático y muchos más. Lo cierto e importante es reconocer que, si no lo ponemos en el tapete del debate, no se estaría haciendo nada. Muchos dirán o pensarán, nuevamente que iluso, pero no, debodecir que la solución es más sencilla de lo que parece, solo hay que echarle ganas.

El tema del emprendedurismo requiere obligadamente de un concienzudo análisis económico y social, pues se siguen presentando temas de vital importancia que entiendo necesitan una mirada seria. Las movilidades sociales continúan, los péndulos económicos “de hecho” están existiendo con más fuerza en todas las capitales del pais, las redes sociales humanas se fortalecen cada vez más y no solo dependen del mundo digital, sino que se siguen transmitiendo a nivel de lo presencial, se convierten en un instrumento, la interculturalidad trae consigo nuevos temas por descubrir, nuevas sociedades, muchos cambios sociales también, lo competitivo abre paso a la búsqueda de estrategias a nivel social y claro está a nivel de estado. Ya pasó el tiempo de jugar a ser emprendedor y acuñar esa palabra a toda apuesta momentánea de necesidad, ya es tiempo creo yo, que los emprendedores apuesten por la seriedad que una oportunidad económica de crecimiento y desarrollo les llega, esa empresa debe pasar la barrera del tiempo mínimo establecido por las experiencias vividas en la brega de subsistencia. 

Me parece, que no estamos teniendo la lectura fina de entender que, en esta coyuntura global y mundial, cada vez estamos más motivados a las libertades laborales, a la independencia horaria, o mejor dicho a la empresa hecha a la medida. El emprendimiento es considerado en muchos países como activos económicos que deben ser trabajados, apoyados y seguidos de manera adecuada, pues comienzan a generar pequeños espacios que singularizan la forma en que vivimos y trabajamos. Con éxito, muchas innovaciones pueden variar los niveles de vida, además de crear riqueza, también crean puestos de trabajo y sientan bases modernas para construir una sociedad más prospera. 

En el artículo anterior, mencionamos al campesinado como la unidad productiva por excelencia que soporta todos los cambios económicos y que es vital para la construcción de un gran cambio dirigido por el estado, para ello es muy importante poder integrar los conceptos del emprendimiento con la educación, con la sostenibilidad que brinda el fortalecer capacidades innatas del poblador rural, afianzar las familias para que desde sus conocimientos empíricos y tradiciones culturales de trabajo colectivo puedan generar grandes empresas, donde la asociatividad, venza los egoísmos individuales. Las familias campesinas deben asociarse y con el apoyo del estado, comenzar a hacer frente a los obstáculos cotidianos que los monopolios generan. Los “trucheros”, los “alpaqueros”, los lecheros” y todos aquellos pobladores que busquen obviar los intermediarios tienen la posibilidad de emprender a nivel de sus familias y sus comunidades.

 El ideal de una cultura emprendedora es innovar, es liderar con inteligencia, crear siempre condiciones positivas para la acción y el éxito, es cultivar una mirada consciente y real frente al crecimiento y a la riqueza, así como las habilidades para tomar riesgos, adaptarse y transformar lo pensado en realidad. Para ello las familias rurales constituyen una buena base de apoyo.

Los emprendedores rompen con las ofertas tradicionales existentes, presentan nuevos o renovados productos o afinan los servicios, dando lugar a la creación de nuevos puestos de trabajo y que en ocasiones produce un efecto de cascada o círculo virtuoso en la economía al desarrollar nuevos negocios satisfacen las necesidades de la población y por ende del pais, generando gran incremento en la productividad. Así es como se genera más y mejor empleo que contribuye a un mayor valor agregado de la economía. El empleo y el trabajo también se puede quedar en el sector rural.

Me reafirmo en pensar que los emprendimientos individuales y colectivos son definitivamente un motor para el crecimiento de un pais. Tanto así que ya han sido incluido en la agenda política de muchos países, con políticas públicas, con programas con normativas que garantizan el buen desarrollo de esta actividad, en consecuencia, el pais debe considerar este fenómeno económico y social y hacerlo parte de una estrategia para el crecimiento. Y el sector rural es clave. Repito.

Haciendo un rapidísimo recuento de como en el Perú se trabajan las políticas sociales, podemos partir en primera instancia que no se consideran los emprendimientos como un tema social y mucho menos laboral. Los programas sociales en el Perú siguen siendo asistenciales, temporales y a veces eternos por un lado y en otros un tanto desfasados cuando de capacitación para el trabajo se habla. Falta una gran mirada social, cultural, de afinamiento en estrategias consensuadas y avaladas por el mismo actor involucrado. Es por eso que para plantear un desarrollo económico el reto es sensibilizar a la política, a las instituciones, a los empresarios, para que todos ellos consideren como agentes de cambio a aquellos grupos que suman en recursos primarios y transformables, las familias campesinas, en este caso específico. De esa forma la economía y a la sociedad tendrán un impacto positivo. 

Por otro lado, es muy importante también, que los programas sociales consideren los escalones que la economía construye día a día entre la población, se fije en la verdadera necesidad de la población en general, la rural y la urbana también, (no quiero olvidarme de lo urbano), los autoempleos deben tomar forma de emprendimientos monitoreados y estratégicamente útiles para un crecimiento pais. 

Dar la alternativa de cambio a un poblador o una familia rural, que necesita ayuda es darle un instrumento para construir su desarrollo. No todo es asistir, el acompañamiento de las capacidades y fortalezas en el poblador peruano permite ver éxitos empresariales en todos los niveles, como ya se ha escrito, desde las empresas comunales hasta las innovaciones que la cultura te permite. Los andes y la amazonia saben emprender también, las familias saben emprender, solo es cuestión de captar la idea de desarrollo y escucharlos.

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Economía, Emprendimiento, familia, rural

Todos deben coincidir en que la generación y la aplicación de las políticas públicas son realmente importantes, puesto que brindan el marco general para un trabajo coordinado y de cumplimiento obligatorio por parte de las instituciones que son involucradas en las intervenciones estipuladas. Sobre todo, desde un Estado que centraliza y en la práctica convierte a los gobiernos locales de alguna manera en solo agentes de intervención, pues el poder adquirido por éstos que les permitiría tomar decisiones propias sobre su esfera de competencias, muchas veces es limitado por múltiples razones. Una razón, supongo, es la carencia de definiciones estándar que se maneja desde el gobierno central y los espacios regionales. Aunque parezca imposible, es una verdad.

Es por esta razón que muchas políticas nacionales que apuntan al desarrollo de todo lo denominado rural, han sido estructuradas y se manejan tomando como base los conceptos que se explican desde lo urbano o desde la ciudad propiamente.  Siendo recurrente la debilidad que se muestra, creo yo, al momento de intervención. Cabe decir que no es exclusividad que “lo rural” sea visto solo por los gobiernos regionales con fuertes componentes en lo rural, pero si es muy importante su presencia en la construcción de políticas de atención. Por eso es necesario de que los ejecutores de las mismas estén bien capacitados y sensibles a la realidad. 

Es necesario entonces, que el concepto del tema rural debería construirse desde el conocimiento del espacio y la propia región donde se trabaja, viendo las densidades poblacionales, las particularidades y colectividades, la cultura, la organización social, el trabajo que desarrollan propiamente, las múltiples características diferenciadas, pero lo más importante, es tener bien claro cuál es su base estratégica de subsistencia. Y apuntar a trabajarla, fortalecerla, potenciarla y canalizarla para un desarrollo auto sostenido que permita su ingreso a un mercado mayor. Dicha base estratégica es la agricultura. Con la Agricultura surge un sector social que es definido normalmente como la unidad económica campesina familiar, cuya modalidad de producción se caracteriza porque la fuerza de trabajo y los medios que tienen para trabajar en el campo, se constituyen en un solo valor, constituyendo de esta manera la muy conocida categoría social que representa la mirada al campo: La familia campesina.

Ahora bien, plantear y/o sustentar el ingreso de un modelo de economía capitalista al agro no tiene por qué hacer desaparecer el modelo de organización campesino tradicional, donde es la familia la base de la producción, y que mantiene una modalidad de economía local, pero para entrar en esa apuesta, se debe considerar entre muchas, estas interrogantes: ¿Qué rol cumple la cultura para una resistencia hacia el cambio? ¿Qué papel juegan la organización social (el parentesco) en la defensa de la cultura tradicional? Teniendo las respuestas, se podría conseguir que toda propuesta para el desarrollo tenga la oportunidad de avanzar y de fortalecer al campesino. Este modelo de organización socioeconómica campesina basado en la familia es tan fuerte, que resiste cualquier crisis y valida cualquier cambio. El medio rural es representado por la familia campesina, cuya lógica económica de producir bienes transables, en franca sumatoria con más familias, generan redes y podrían tener efecto quizás sobre los precios en los mercados locales y regionales y aunque parezca paradójico, la práctica económica tradicional campesina, que se basa en una unidad básica de producción, de trabajo familiar, se podría constituir en la base también de una futura economía de mercado muy aprovechable desde el sector rural.

En conclusión, volteando la mirada y reconociendo en la familia campesina, en el agro, en la práctica económica tradicional campesina, basada en su unidad básica de producción, el grupo familiar, es un aliado, en lo económico, de una entidad superior, la economía de mercado el verdadero significado y valor que posee el sector rural, se tendría la oportunidad de comenzar a trabajar varios temas con mayor firmeza, identificando una vez más, en este sector, su espíritu resiliente. La mirada hacia la agricultura debería ser renovada, el campo mismo es una necesidad, darle juventud a los que trabajan la chacra, (ahí vendrían políticas con respecto a este tema) construir y fortalecer la asociatividad, generar los péndulos económicos, aprovechando del fenómeno migratorio los retornos estacionarios, es decir, entender y fortalecer la mirada de la familia campesina emprendedora, darle mayor valor. El Pais es rural y urbano como muchos otros países, las redes están construidas, lo social es fundamental para la generación de propuestas, lo económico es la base para fortalecer y sustentar dichas propuestas, la articulación de instituciones, etc. Respetemos el campo, el sector rural es clave.

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agricultura, campesino, Economía, redes

La sociedad peruana en general se ha desarrollado a través de la historia con una serie de fenómenos sociales que han marcado mucho su devenir, y ha mostrado características muy particulares en los espacios urbanos que han visto este proceso. 

 Cuando observamos manifestaciones o acontecimientos que nos son rutinarios y los resultados son por decir lo menos novedosos y en parte comienza a generar impacto, estamos pues ante un fenómeno social, que, entre muchas definiciones con debate incluido, mis amigos sociólogos pueden resumirlo como “………todos aquellos eventos, tendencias o reacciones que tienen lugar dentro de una sociedad humana establecida. Se evidencian a través de modificaciones colectivas de conducta”

No hay duda de que los entornos influyen en cada persona y de alguna forma se encuentra explicación de cómo actuamos como sociedad. De lo individual a lo colectivo, se van gestando también los cambios sociales de un fenómeno más grande que trasgrede todo tipo de rubros, desde lo económico, cultural y propiamente social que incluye ideas, modas, hasta religión, como expresiones que se van dando y van acumulando tiempo. Todo esto nos lleva a pensar en abrir nuevas posibilidades para el desarrollo y crecimiento de los espacios involucrados, considerando la idea del progreso, de la productividad y quizás también del consumo. Es importante entonces considerar varios temas que aplican en este trastoque natural que provoca un fenómeno social, como por ejemplo educar para el trabajo para que todo lo que signifique una mirada productiva posibilite el desarrollo integral de la población, inmersa ya sea como hacedora o como resultado de un fenómeno social, generando algún tipo de valor económico, una mirada de mercado. Nuestra sociedad es diversa, pluricultural, multicultural, cada cultura que tenemos tiene el derecho a ser escuchada, respetada y también valorada, para que el desarrollo de la misma sociedad se dé dentro de la diversidad, permitiendo un éxito continuo y prometedor. 

Es ya una realidad en el mundo, el rescate y la valoración de las diferencias, donde lo singular, lo especifico de cada grupo es importante y útil, por persona, por comunidad o como un colectivo social. Las migraciones son fenómenos sociales plenos de toda investigación, adecuación, aceptación y acogida, donde exigimos todo un proceso de construcción de convivencia. En el Perú, lo pasamos (las migraciones campo-ciudad) y nos adecuamos o nos vamos adecuando a este fenómeno y ahora el espectro se amplia y comienza o quizás continua el reto haciéndose internacional. Muchos migrantes comienzan a cambiar escenarios y la cuestión se traslada a nivel nacional. Trastocando o poniendo la cuestión identitaria en cuestión, donde se revisan posesiones culturales que hagan frente a lo nuevo. Es un juego de costumbres legitimadas y asimiladas desde los espacios de acogida que se “fortalecen” naturalmente.  Sin embargo, es importante que el tema se comience a trabajar con detenimiento desde los lugares, distritos propiamente donde se percibe esta situación de encuentro de nacionalidades, de culturas y que la acogida que nos corresponde, permita un desarrollo y crecimiento armónico.

En otras palabras, es papel fundamental de los municipios, que, como gobiernos locales, tomen habida cuenta que el fenómeno social que estamos viviendo, presenta un escenario de convivencia, aprendizaje, enseñanza que permite se genere una realidad próspera, venciendo percepciones a priori. El Perú es un pais emprendedor, donde se nace emprendedor, por historia más que por necesidad, bueno, este detalle debería abrir las mentes para aprovechar lo nuevo y afianzar con el conocimiento una mayor competitividad para beneficio conjunto y crecimiento sostenido. La convivencia enseñará nuevas técnicas y potenciará la localidad utilizando la estrategia del conocimiento compartido.

Un enfoque migratorio, en las políticas nacionales tendría mejores resultados dada la coyuntura expuesta, la sensibilización de las autoridades y de la población de acogida con respecto a este tema, podría afianzar mejores emprendimientos, y considero que comenzar por los gobiernos locales con ordenanzas de acogida y tolerancia, seria de mucha utilidad. La violencia en las calles, podría reducirse, con la aceptación social y convivencia horizontal. La defensa de un espacio sería conjunta y los migrantes también se preocuparían por salvaguardarlo. Todo es cuestión de tomar el toro por las astas. Gracias.

En el artículo anterior reflexionábamos sobre la importancia de poder identificar cadenas de valor a nivel de regiones, teniendo como base todos los procesos de adaptabilidad social y cultural que ha tenido nuestro poblador en el Perú. Una cadena de producción genera empleo, fortalece las competitividades, aplaca las crisis, amortigua los conflictos. Pensarlo como estrategia no es descabellado y considerarla a nivel nacional menos. Es una posibilidad palpable, necesaria y posible, solo se necesita comenzar a concretar los procesos que nos lleven a dicha atención.

CEPAL ya en el año 2001 manejaba el concepto de cadenas productivas, considerándolas como una concentración de sectores a nivel geográfico con empresas dedicadas a las mismas actividades o actividades que están relacionadas, ya sea de atrás como para adelante, es decir desde la producción hasta la comercialización o viceversa (entendida como un circuito) y que cuenten con importantes economías externas, colectivizando el desarrollo. Este enfoque de cadena productiva, desarrollado en Europa en los años setenta, “ha permitido mejorar la competitividad de los productos y servicios de las empresas al promover la definición de políticas sectoriales consensuadas entre los diferentes actores de la cadena” (Carbajal y Tovar, 2009).

En esa línea, es importante considerar la idea de un encadenamiento industrial que como entidad socioeconómica permite a una comunidad social que está compuesta por organizaciones sociales, y con agentes económicos localizados en estrecha cercanía física dentro de una determinada región geográfica, generar un bien común en la forma de productos, tecnologías, valores y conocimiento organizacional que contribuye a la generación de productos y servicios altamente competitivos en el mercado global. De aquí se desprende la característica central que diferencia a los encadenamientos industriales competitivos de las simples e inevitables aglomeraciones geográficas de agentes económicos.  Es decir, una cadena de funciones que coordinen sistemáticamente.

En el Perú, cual pais diverso se presentan muchos ejemplos de posibles encadenamientos, especialmente alrededor de actividades de tipo artesanal y/o preindustrial, considerando las actividades textiles, agrícolas, ganaderas, acuícolas, etc., que son desarrolladas en estrecho trabajo comunal andino y amazónico. Estos encadenamientos tienen fuerte componente cultural que han sido desarrollados a lo largo del tiempo, y que pueden ser muy aprovechables, sin embargo, aun percibimos déficits de inversión, innovación y capacidad para gerenciar, que imposibilitan afianzar su competitividad. No podemos negar que existen agentes económicos que trabajan en estrecho vínculo geográfico, con capital fuerte y tecnología acorde a los tiempos, pero que siguen operando como islas, sin ejercer niveles profundos de cooperación entre las empresas y mucho menos con las comunidades involucradas en el primer escalón de la producción. He ahí nuestra debilidad, no identificar con seriedad esta realidad, teniendo todo para empilar un cambio económico y productivo, solo falta decisión. Existe entiendo una comisión congresal que ve estos temas, sería bueno mirar el tema. 

Con todo lo expuesto, esta estrategia pais planteada, hace posible imaginar lo interesante que sería considerar, las cadenas productivas como instrumentos de política pública que permitan fomentar y posibilitar el desarrollo económico en un determinado territorio geográfico. Permitir la integración de los actores involucrados en la producción y comercialización de un bien o servicio. De esta forma, se busca una mayor coordinación entre los productores, proveedores de insumos, empresas de servicios, comercializadores y consumidores finales.

En ese orden de ideas, el interés de formular la estrategia nacional para el desarrollo de las rutas productivas con base en las cadenas productivas nace que la gran mayoría de unidades económicas como las mypes, las asociaciones, las cooperativas y todas formas de instituciones socioeconómicas, para el cumplimiento de sus metas productivas necesitan de la contribución de actores públicos y privados, en las cuales se establecen complejas modalidades de colaboración, el Estado como tal y la inversión privada permitirá el desarrollo y crecimiento social y económico de una región respectivamente. El misterio del capital no es un misterio. Lo tenemos claro.

Es papel del Estado, comenzar el desarrollo de unas rutas productivas que definitivamente considere a todos los que quieran involucrarse como los emprendedores, las mujeres y hombres, (no existe exclusividad de género, es un error de siempre), los tecnológicos, los globales, es decir, las rutas de producción marcan el camino y acompaña nuevas intervenciones. Solo es cuestión de pensarlo. Con ferias y mercados asistidos no se soluciona nada, apostemos por más. Es el reto.

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