Emprende

En el mundo actual, en los países donde comienzan a originarse cambios y con poblaciones con dependencias extremas, se encuentra la figura del asistencialismo social, cuya acción misma o sino también de manera conjunta, llevan a cabo las instituciones que desde el Estado prestan ayuda a los grupos humanos en franca condición de vulnerabilidad, a veces de manera temporal y muchas más de manera permanente. En muchos lados, se convierte en compromiso obligatorio de los gobiernos con sus ciudadanos.

En la historia del Perú, el tema no es ajeno a este concepto, pues ya se ha convertido en una obligación también de nuestros gobiernos, el asistir a las poblaciones más necesitadas, más vulnerables, con la misión de satisfacer las necesidades básicas de las personas que requieren de la ayuda inmediata. La vulnerabilidad no tiene sector específico, puede estar en lo rural y en lo urbano, el tema es que la necesidad de esta masa periférica no solo es económica sino que también deviene en las pocas posibilidades de acceso a la educación, a la salud, a los alimentos, etc. 

Es necesario e importante entonces atender y porque no, seguir asistiendo integralmente a los grupos identificados. La ayuda social asistencial no es mala, es buscar una capitalización en un piso que podemos denominar cero para después poder escalar la atención paulatinamente. Es claro que en el Perú, tenemos esa ayuda asistencial y muchos programas sociales están dirigidos a palear la pobreza, muchas veces extrema en ese sentido, y está bien, pues la racionalidad histórica, fortalece las buenas intenciones y son los programas del Estado los encargados de atenderla. Diversos actores sociales de organismos públicos y/o privados, están involucrados con las personas en situación de necesidad extrema y las acogen y asisten y  la sociedad receptora subsiste recibiendo la ayuda. El tema es la temporalidad que no tiene punto final. Es decir existen y es necesario todavía poder contar con programas asistenciales, lo que falta es considerar en la línea, un final del camino. 

Por otro lado, existen también programas sociales muy interesantes que trabajan en un primer y segundo piso de atención, es decir, son promotores de cambio, aquellos que fortalecen capacidades y exaltan habilidades en la población, para generar el cambio en la sociedad a todo número y a todo nivel. Son estos los programas que constituyen aportes de afianzamiento de asociatividades, de emprendimientos serios a nivel urbano o rural, de trabajos coordinados para el desarrollo.

Entonces, la atención de nuestra sociedad debe estar enmarcada en una línea identificada donde se canalice toda forma de atención social, que vaya del asistencialismo puro a la mecánica generadora de cambio, un modelo que escale de la base cero a niveles de primer y segundo piso. He allí este problema recurrente en nuestro país, es necesario construir ese puente comunicante que permita el paso de lo asistencial a la promoción de fortalezas. Muchos programas asistenciales malacostumbran al público receptor y permiten una subsistencia estacionaria, que recorre su existencia a lo más fácil, ser atendidos y recibir. La aceptación pura de un derecho manoseado que es el de recibir del Estado toda ayuda posible. Un tema aparte es definir derechos y deberes sociales.

Encontrando esos puentes sociales, desde lo asistencial, la poca capitalización podría generar el comienzo de pequeños cambios y la auto identificación social,  para convertir a la población atendida en un futuro agente de cambio en medianos plazos.

No es fácil, eso es una verdad, el papel lo aguanta todo podrán pensar, la realidad es distinta, pero tampoco es imposible comenzar a identificar esa necesidad que permita comunicar a los programas de atención social. Un todo integral y ordenado, procesal y escalador permitirá comenzar a cambiar y traerá consigo nuevos enfoques, tan necesarios para lo que se quiere, nuevos mercados locales, emprendimientos nuevos, fortalezas poblacionales, gobernanza, etc. Es pues necesario construir este puente social, de la asistencia social pura a la generación de oportunidades económicas.

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Asistencialismo, población, sociedad

En nuestro territorio, aquellos procesos donde interviene el consumo, la producción, la comercialización, y sumados a los llamados desarrollos tecnológicos y humanos, constituyen lo que la academia suele denominar los circuitos económicos solidarios que buscan promover el desarrollo económicamente viable, ecológicamente sostenible y socialmente justo para el buen vivir de todos, en un determinado espacio. Para ello, es bueno considerar la formación planificada de los denominados mercados locales. Como es sabido, este tipo de mercados, que se caracterizan exclusivamente porque los compradores y los vendedores generan una relación estrictamente local o regional, pueden generar el comienzo de una cadena interesante de crecimiento como primer eslabón para un desarrollo a mayor escala.

Por lo general, son los sistemas agroalimentarios, quienes  incluyen no solo los aspectos de la producción de alimentos, sino también el procesamiento, la distribución y el acceso, que en el caso de los espacios locales se sostienen a través de los principios de diversidad, descentralización y adaptación dinámica. Interesante situación que se va gestando, creo yo, desde prácticas pasadas ancestrales que caracterizan las zonas llamadas rurales y que son reflejadas en el intercambio de mercancías, donde se  aprecia la dinámica entre productores y consumidores. Todo sistema productivo local, se muestra en una relación más democrática en comparación con los macro sistemas de producción que por lo general con altas tecnologías apuntan al incremento de ganancias de diversas formas. Contextualizando espacios a todo nivel, inclusive el político. 

Una idea que se puede manejar a nivel de gobiernos regionales o quizás desde el mismo Estado es constituir espacios donde se construya o fortalezca de forma planificada las instituciones locales, aquellas que en mediana escala pueden contribuir a un circuito económico que genere una dinámica local potenciada y en donde los productores puedan crecer de manera interna para poder apostar en futuros cercanos a un crecimiento externo. De esta forma se puede mejorar la capacidad de la población para sostener y generar sus propias iniciativas.

Al hablar de instituciones locales me estoy refiriendo a aquellas asociaciones, pequeñas empresas que van surgiendo en los sectores productivos que requieren no solo de capacidad para producir y trasformar sus productos, (algunos programas sociales apuntan en ese sentido) sino en la base de consumo que de igual forma puede ser organizada por los entes involucrados. Es decir formalizar la relación oferta y demanda a nivel de espacios locales. La acción colectiva, presenta alternativas a un manejo industrial a gran escala de los recursos naturales que a la larga verticaliza la relación en el mercado de manera excesiva. Por lo mismo, impulsar el desarrollo participativo desde la producción, es una opción que no deberíamos dejar de tomar en cuenta, puesto que al fortalecer o crear un verdadero mercado local, la interacción comercial, repito, planificada ahorraría costos y facilitaría el paliar las necesidades de la población, estableciendo formas de producción y consumo que contribuyan a encarar la crisis ecológico y social, que afecta, así no nos demos cuenta en nuestra sociedad y sobretodo en nuestros espacios rurales.

Propongo entonces que haya una articulación desde lo local, considerando lo social, lo económico y lo cultural, para que de forma integrada, en el puro estilo adaptativo, se permita generar un tipo de economía que integre y que se ponga al servicio de la población y no del lado opuesto. Es así que lo local, facilita que muchas organizaciones sociales y productoras puedan generar alianzas para ordenar la producción y el consumo. Los circuitos cortos de comercialización y sobretodo los mercados locales tiene muy de cerca la valoración ecológica, la identidad local, la fortaleza de la región y sobretodo la cultura del consumidor. 

Se deben construir redes de consumidores, comprometidos con los productores articulándose para producir cooperativamente parte de sus alimentos. El conocimiento local incide mucho en el conocimiento de formas para satisfacer las necesidades básicas de la población, buscando la reciprocidad y la equivalencia, promoviendo el apoyo mutuo para producir y consumir alimentos sanos. Los precios pueden ser más justos, los productores rurales, apuntan ese esquema.

En el sector urbano, hablar de mercados locales internos es un tema que requiere de mucha más elaboración, las ciudades necesitan otras estrategias, puesto que la dispersión cultural y social así lo exige. Es el Estado que basándose en fortalecer la aceptación de la población para el consumo local, debe promover ello. En resumen, no es mala la idea de voltear la mirada a lo que significa fortalecer los mercados locales.

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crecimiento, Mercado, sociedad

Una de las definiciones más trabajadas por los estudiosos de las ciencias sociales es la que tiene que ver con el concepto de “comunidad”, y en el Perú se han generado un sin número de trabajos que veían a la comunidad y al trabajo comunal como una estrategia muy pensada de subsistencia y de orden natural de la población. Los andes y la amazonia organizada, ambos territorios representaban con certeza lo trabajado académicamente. La comunidad es vista como el conjunto de personas que tienen en común diversos elementos, el mismo territorio donde se habita, las tareas de adaptación diarias, los valores, los roles, el idioma o la religión, en general un condicionante que tiene a la cultura como eje articulador. La comunidad campesina funcionaba de la mejor manera, y hace gala de un orden funcional y una estructura que permite el trabajo coordinado entre sus integrantes. Cada pueblo en los andes, sobretodo, constituyen sus comunidades y el reto de crecimiento autosostenido funciona.

El punto es pues, tener un objetivo en común, como unidad social se generan diversas relaciones interpersonales, concibiendo los sentidos de pertenencia como una fuerza de unión y crecimiento. Además, más allá de una concepción geográfica y cultural, las relaciones sociales que surgen en una comunidad pueden ser analizadas desde puntos de vista funcionales o también estructurales y muchas veces desde el análisis netamente cultural.

En un país generador de cambios, esta condición ancestral o histórica de articulación poblacional, se vuelve base para buscar definir qué entendemos por  participación ciudadana, que es donde los ciudadanos, comienzan a tomar decisiones respecto al manejo de sus recursos y generan las acciones que buscan tener un  impacto en el desarrollo de sus comunidades. Para el acompañamiento de este derecho casi consuetudinario, es necesario tener marcos legales que ordenen estas organizaciones comunales y puedan ser parte del grupo de actores sociales que bregan para el desarrollo y crecimiento del país. No perdamos este punto de vista, la población organizada, aun lleva consigo esta experiencia ancestral, aunque en la misma comunidad la correlación de poderes está inmersa y definida por las necesidades que el mercado global obliga a hacer frente, nuevos empresarios que saltan la línea de lo tradicional, grupos de camioneros, productores, que guardan particularidades  comerciales exentas del concepto rígido de lo comunal. Este es un tema que será tratado después. 

Sin embargo es importante rescatar, que siempre perdura la imagen, válida, que, con la participación social o ciudadana legitimada, el consenso de una determinada población, permitiría cerrar brechas en la relación con los gobiernos y se pueda mediar con la sociedad los cambios que determinados territorios buscan articuladamente. La población organizada tiene historia ancestral y democracia representativa asumida. He allí la importancia de un  involucramiento de la sociedad con el estado. 

Son muy válidas las experiencias ejecutivas de la población, el espíritu de asociatividad para conseguir objetivos de subsistencia marcan la pauta en muchos programas sociales, donde el desarrollo autosostenido es una característica que raya con lo exitoso, la generación de los llamados núcleos ejecutores como gestión participativa y transparente, fue creada para ejecutar proyectos de infraestructura social y productiva para los pobladores, ciudadanos o familias en situación de pobreza y pobreza extrema de las comunidades rurales del país. Con la activa presencia de una población  que se organiza para ese objetivo

No esta demás reafirmar esta experiencia ancestral andina, donde un grupo de familias que ejecutan proyectos están revalorando el Ayni que describía la ayuda mutua entre familiares o vecinos, y en otros casos a la minka que era el trabajo comunitario con objetivos puramente sociales. Es ahí donde la población de una comunidad o centro poblado a través de un núcleo ejecutor gestiona los proyectos de inversión social, pues desde la base misma del conocimiento que le permite su sentido de  adaptabilidad y donde la  cultura condiciona estas fortalezas es que se permite aprovechar de mejor manera las oportunidades sociales y económicas, considerando además las potencialidades de su territorio. El sistema de un núcleo ejecutor funciona en la confianza de los desarrollos autosostenidos que cubren las necesidades inmediatas de la misma población.

El estado es parte importante en esta característica poblacional y como dije líneas arriba exige la consecución de marcos legales que ordenen estas organizaciones comunales y puedan ser parte del grupo de actores sociales que bregan para el desarrollo y crecimiento del país, para hacer realidad esta situación que presenta. Al transferir dinero a los núcleos ejecutores, estos a su vez, organizados se desarrollan y ejecutan, con la confianza de un trabajo comunal para beneficio mayoritario y general, se rinde exitosamente cuenta del recurso publico otorgado. 

Es muy importante, considerar que con los núcleos ejecutores formados a nivel nacional en los andes y en la amazonia, se fortalece y valida practicas ancestrales de colectividad. En esa lógica, es necesario más adelante, entender y analizar las razones por las cuales el segundo escalón de crecimiento para los demás accesos naturales al crecimiento, por ejemplo el mercado, es un tema que aun cuesta consolidar a nivel de la población referida en este artículo.  Discutamos la necesidad inmediata cubierta frente a la proyección de crecimiento como estrategia. Repito, siguiendo la misma lógica.

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Comunidad, crecimiento, Empresa

Al echar un vistazo a la Amazonía en el Perú reconocemos su área de 782,880.55 km² al este de la Cordillera de los Andes, cuyo territorio posee la mayor biodiversidad y endemismos del planeta, y ocupa más del 60% de nuestro territorio, definiéndose como selva baja y selva alta, cada una con distintas características sociales, ecológicas, climáticas, y por supuesto culturales. Se pueden establecer tres ecosistemas distintos: mucho bosque tropical, cantidad de ríos y humedales y las sabanas. Este lugar abarca al menos 40.000 especies en plantas, 427 en mamíferos, 1.300 en aves, 378 en reptiles, más de 400 anfibios y al menos 3.000 tipos de peces. Es una región que podemos considerar única e interesante en proyección de desarrollo y utilidad futura mundial, desde el aspecto ecológico, sobretodo.

En el aspecto poblacional, existen aproximadamente cuatro millones de personas, de las cuales unas 332 mil pertenecen a comunidades indígenas, según los datos que el INEI maneja del 2018. Desde el Censo del 2017, se conoce también que este territorio verde concentra el 28,6% de sus habitantes en una situación de pobreza monetaria con respecto al total del país y que su  área rural considera el 46% respecto al total del país. El Ministerio de Cultura el 2019 identificó como población rural a 51 pueblos llamados originarios, además de la población migrante asentada inclusive desde tiempos coloniales de España hasta los colonos republicanos que cual mano de obra se asentaron en la región descrita. Ahora bien, no es un secreto que la historia de la Amazonia siempre estuvo asociada a la percepción de ser un espacio con una gran fuente de recursos naturales, invisibilizando a su población nativa y caracterizándola por brindar de a “gratis” recursos extraíbles, materia prima por doquier y demás elementos que posibilitan la gran inversión desde afuera, motivando las conquistas comerciales de una gran empresa afincada siempre, en la conquista continua.

  Sin embargo, en los últimos años, al poseer esta envidiable riqueza natural se comienza a asociar y a visibilizar  y sobre todo a reconocer la gran riqueza cultural que posee la Amazonía, incluyendo a las poblaciones nativas en los procesos de desarrollo. Y es  en este momento donde surgen las teorías, las tendencias y las necesidades de inclusión en fondo y forma de estas comunidades, buscando armonizar procesos de cambio y desarrollo auto sostenido, a escala local y regional. Las dinámicas productivas amazónicas, distintas de otras, las llamadas andinas permiten abrir una vasta gama de actividades estratégicas que guardan relación con la diversidad biológica, geográfica y socio-cultural de la región. Existen características a considerar para comenzar a definir las formas de crecimiento económico desde diversos enfoques, pero que contribuyen a establecer un orden de captación para trabajar en beneficio de la población en cuestión. Considerar por ejemplo el sentido de  la expansión de la frontera agrícola, considerar también la deforestación por la extracción de minerales de manera ilegal a veces  y la reforestación con especies comerciales de usos no maderables. Buen punto para la no afectación posterior de los bosques.

El relacionamiento de la población amazónica con su territorio ha cambiado a través de la historia, haciendo lectura de ella recordamos a los caucheros, los madereros, el oro aluvial, por otro lado los accesos necesarios para la comercialización de productos como el café, el cacao o la hoja de coca, es decir, las dinámicas han cambiado y en todas ellas es urgente tener una mirada seria de cambio, no solo en términos de crecimiento sino también de salvaguarda de la misma población en convivencia con la protección ambiental que permite fortalecer a la población. He ahí que lo sostenible es misión seria del Estado que busque orientar bien los procesos  de atención. 

Para lograr un desarrollo de la Amazonia es necesaria la conjunción articulada de diversos actores involucrados como son los gobiernos regionales, los gobiernos locales, el sector privado y quizás también las organizaciones no gubernamentales poniendo énfasis en atender y entender las necesidades inmediatas de los mismos pobladores de la Amazonía permitiendo así el diseño políticas y planes viables para el desarrollo de las atenciones. 

El tener  acceso a los recursos naturales (tierra, bosques, agua, pesca y pasturas, entre otros) por parte de las comunidades nativas más pobres es vital para su subsistencia. Es un modus vivendi del cual se puede aprovechar varias intervenciones, desde la generación de excedentes hasta la constitución de emprendimientos comunales bien desarrollados y acompañados en la sostenibilidad de los mismos. Considerar también el silencioso movimiento migratorio a la región amazónica que no se detiene y que genera un lento crecimiento demográfico que se refleja de diversas maneras, por ejemplo en el acceso y utilización de las tierras. La tecnología y la capacitación no es negada, y es considerada necesaria, siempre y cuando parta de una base de estudio de necesidad elemental.

Muchos son los temas que se pueden hablar de la selva, siempre tratando de insistir en un enfoque de desarrollo “de” la región, donde se incluye obligadamente el desarrollo humano y social de la población, considerando las diversidades, particularidades o complejidades, tomando en cuenta su complejidad, diversidad y diferencias y no del mismo enfoque pero “en” la región, donde el esfuerzo realizado en solo para la explotación, extracción y aprovechamiento de las ventajas ecoambientales, socioculturales o de otra naturaleza. Parece mentira pero una silaba puede enmarcar mucho debate.

Para culminar, una reflexión necesaria en esta colaboración, y es que existe una verdad que se constituye en un reto país más, y es que la Amazonía peruana es un territorio poco atractivo para los emprendimientos, pues muchas dificultades reconocemos que existen, sin embargo, dejo el tema de los  emprendimientos verdes que como apuesta no es descabellado, pues en la búsqueda para desarrollar negocios y emprendimientos con prácticas sustentables, se pueden crear soluciones innovadoras que puedan reducir los impactos ambientales y preserven los recursos naturales. La Amazonia, puede hacerlo, solo falta mirar más la región en la interna.

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amazonía, crecimiento, Empresa

Es motivo de estos escritos, tratar temas o intentar esbozar análisis de conceptos y/o definiciones de uso recurrente a nivel país, y así, hemos tratado aspectos que tienen que ver con el emprendimiento, con las movilidades humanas  internas y externas  como oportunidad de integración, se han tocado aspectos que tienen que ver con la interculturalidad y se ha buscado aportar con algunas ideas que permitan pensar nuestra sociedad y su relación con el  Estado. En fin, el sistema nos permite desglosar muchas veces, estructuras que pueden analizarse y encontrar, con el debate científico social algunas soluciones. El sector rural y el sector urbano, con grandes diferencias y con distintas posibilidades de cambio también han sido motivo de generación de expectativas y de recomendaciones.

Y en todo este periplo de aportes bienintencionados y gratuitos, existe un tema que se obliga a ser tocado, y es el de analizar rápidamente el concepto de pobreza, el terrible “mal” que caracteriza a los sectores poblacionales y que hacen mella en la construcción de un posible crecimiento y desarrollo en nuestro país.  

La mayoría de personas conoce la definición de pobreza, sin embargo, la pobreza entiendo se manifiesta de diferentes formas, y es la forma de medirla la que discrimina tipos de pobreza, considerando la geografía y la forma en que afecta, existiendo parámetros que generan un clima de distinción de la pobreza. La Organización de Naciones Unidas (ONU), define la pobreza como “la condición caracterizada por una privación severa de necesidades humanas básicas” y esta se da considerando que las condiciones sean adversas por ejemplo, en el acceso a los alimentos, al agua potable, al acceso a los servicios de salud, al acceso de la vivienda, a una buena educación y también, porque no al acceso de información. 

Se trabajan conceptos que relativizan la pobreza midiéndose desde la percepción de las carencias de unas personas junto a otras que viven en el mismo entorno social, caracterizándose por el acceso al empleo o a la vivienda, un tema de oportunidades y carencias particulares, mientras por otro lado las personas que no pueden cubrir sus necesidades básicas para poder vivir como su alimentación, o el acceso al agua potable, describen una llamada pobreza absoluta. Además de ello, la pobreza se estructura también en la insatisfacción de los ingresos percibidos, lo cual bajo la lógica normal no permite afrontar el costo para llevar una buena calidad de vida. Más recurrente es la llamada pobreza coyuntural que siendo básicamente económica y a veces temporal afecta en determinados momentos.

Es cierto pues que la pobreza es la dificultad de poder obtener los recursos necesarios básicos para vivir. Sin embargo, no solo está asociada a la falta de recursos económicos, sino  en realidad va mucho más allá de la carencia monetaria. Esto lo podemos apreciar en un desglose geográfico entre lo urbano y lo rural, razón que pone en el punto de análisis de cómo se maneja desde la población misma la condición de pobre y como la historia genera respuesta perceptiva y convivencia constante con esta situación.

Por ejemplo, pobreza rural, es aquella que se concentra en zonas rurales, alejadas de zonas urbanas. Especialmente se presentan en países con escaso desarrollo industrial, como el nuestro. Mientras que la pobreza urbana se opone  a la pobreza rural, manifestándose  mayormente en núcleos urbanos donde las desigualdades  son mayores, sobretodo en ciudades como Lima  por su gran crecimiento producto de las múltiples migraciones internas acontecidas, son los barrios llamados marginales los que concentran y definen este concepto. Hay mucho por hablar de pobreza, desde conceptos manejados por el Banco Mundial o la ONU misma descrito en este artículo. 

Sin embargo, la gran tarea que está por definirse, creo yo, es como tratamos la pobreza desde el Estado y para ello, considero es evaluar geográficamente, socialmente y por qué no culturalmente el desarrollo de la misma y repito, evaluar el tratamiento para ayudar a salir adelante a nuestras poblaciones diferenciadas.

En el campo es necesario considerar que nuestro mundo rural es resiliente, emprendedor, sabe hacer frente a las adversidades y los condicionantes culturales les permiten manejar su pobreza desde otro frente o sea asumido de manera distinta. La pobreza genera necesidades que van de la mano con oportunidades, es por eso que no solo es asistencia sino desarrollo de capacidades y fortalecimiento de habilidades innatas para hacer frente conjunto para salir de pobre. Tarea difícil pero no imposible. El recuerdo de la historia nos dice que el campo en la ciudad conquistó y generó nuevas Limas de desarrollo y crecimiento. El sector rural necesita ser considerado de esa forma, con posibilidades de acceso vial, con políticas de desarrollo sostenido, con visión trasformadora. En el mundo urbano, distinto en percepción, ensimismado en los avatares de una ciudad desordenada y muchas veces estacionada y conformista, lo más práctico es la asistencia o lo que normalmente conocemos como el asistencialismo como tal. Cubrir necesidades de momento, que tampoco es malo, pero si es distinto. En resumen, también en estos casos, cuando definimos, también hay que considerar cómo aplicamos éstas definiciones, nuestro Perú es diverso y la cultura genera actitud y también aptitud.

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Pobreza, rural, Urbano

Ahora mismo, en estos tiempos, en el Perú sobre todo, descubrimos que el ser emprendedor se convierte en una moda bastante atractiva y por supuesto con retos constantes y cada vez más complejos, muchos de estos emprendedores, sin darse cuenta comienzan a convertirse en una especie de eje del cambio social, a pequeña y gran escala indistintamente, y por ende poco a poco comienzan a ser considerados como parte de un importante aporte para un tipo de crecimiento económico, aportando al fortalecimiento de un mercado interno legitimado y un desarrollo social que se enmarca en los cambios que la sociedad va testificando. 

Cuando un emprendedor comienza a fortalecerse y su formalidad lo lleva a circular en un sistema mucho más grande y articulado, entonces la idea de convertirse en un eje del cambio social va asociada a una gran responsabilidad y no solo de manera individual, sino a nivel asociativo, grupal o de conjunto. De esta forma comienza a madurar en distintos espacios un crecimiento económico que irá generando poco a poco un gran cambio social y que va a confluir con todos los cambios que se van dando de manera acelerada en nuestro país y en el mundo quizás. La idea de manejar estrategias de marketing cada vez se hace más necesaria para aplicarlas y además sincerar de qué forma quiere un emprendedor insertarse al mercado y de esta forma poder considerar diversos elementos que permitirían buenos cimientos para que la ola del fracaso no golpee y no destruya lo avanzado.

Entonces, es misión de los analistas en estos temas, advertir nuevamente los cambios que se presentan en el país y el mundo y aplicar las estrategias oportunas para hacer viable la apuesta por emprender, estrategias que van desde lo social, lo cultural y quizás lo marketero. Por eso, importante es la aplicación de, por ejemplo, una lógica intercultural cuyo componente, no me canso de advertir, es necesario, pues permitirse desde una mirada seria,  llegar a muchos más sectores del mercado interno, con una posición firme de entendimiento y tolerancia ante la presencia de varias culturas siendo fundamental para la apuesta por seguir y mantenerse en un juego de mercado que tiene demanda y está inmerso en la estructura económica local. Las localidades urbanas sobre todo, están de hecho,  viviendo con mucha fuerza la interculturalidad. Otra lógica a considerar es el rango etario en una muestra de inversión marketera, donde la edad es parte de un mercado diferenciado, la comunicación diaria, coloquial en los espacios sociales, las pocas palabras que nos quedan para entendernos, hace que se sincere a un público cautivo y consumista que comienza a entenderse de otra forma. Los cortes lingüísticos e idiomáticos, tiene una lógica que debemos buscar entender. La sociedad emoticona, se hizo un espacio en el entendimiento y por ende en el consumo. 

Para ello, la misión del marketing se comienza a horizontalizar, y las masas, sobre todo juveniles ven con agrado los mensajes marcados por “lo que no te obliga a pensar”, y los egoísmos naturales de una sociedad cambiante y desordenada, colectiviza las ideas superficiales y las asume de muy buena forma. Es una masa poblacional interesante a la cual me refiero. Es por eso que se comienza a fortalecer la imagen de los influencer, quienes en los últimos, casi cinco años, se han puesto de moda desde el momento en que las redes sociales digitales comienzan a formar parte de nuestro estilo de vida, otro elemento a considerar, principalmente también en los más jóvenes, y definitivamente el término ha ido cobrando cada vez mayor relevancia.

En sí, el poder de los «influencer» en la sociedad actual está sustentado por  aquellas personas que van fortaleciendo su credibilidad ante un público online que sigue su día a día, sus acciones y publicaciones a través de las redes sociales. Incluso, por su estilo, presencia y alcance en las comunidades digitales, se convierten en historia o apoyo de una marca. A eso deben apuntar los nuevos emprendimientos, a considerar este detalle de acción participativa y de marketing constante. El impacto que logran estas personas en las redes es muy potente, pues son horizontales y lectores de la realidad inmediata informal, juguetona e impensada, consiguiendo una infinidad de seguidores. Este facilismo marketero, legitimado por la coyuntura global actual permite que surjan líderes de opiniones naturales y con estrategias de marketing muy asequibles y de profunda llegada. Con la presencia de los influencers nace  una nueva manera de hacerse conocido el mercado, posicionando una marca, haciéndola más personal y directa. Estrategia que sin proponérselo considera la interculturalidad, tiene una llega etaria diferenciada y que al horizontalizar el mensaje, no tiene mayores cuestionamientos, pues la sociedad real.  Actual, informal, formal, lo entienden y lo siguen. Tema para pensar, en que momento nos ordenamos en el desorden.

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Emprendimiento, población, sociedad

Las sociedades en el mundo ya no se constituyen, hoy en día, con una homogeneidad entre su población, son menos losbloques culturalmente hermetizados y diferenciados frente a unmundo global con un crecimiento sostenido; aunque aún se podrían admitir algunas excepciones, pero eso es un tema para otra discusión. Lo cierto y real es que, a través del tiempo, las sociedades humanas a nivel mundial se han ido constituyendo desde lo heterogéneo y lo diverso, en algunos casos por movilidades humanas internas, (vale decir migraciones internas que han repoblado los países, ordenándolos y desordenándolos a la vez), sobre todo en los países latinoamericanos y como migrantes de aporte en países de acogida en el occidente del mundo. Es por eso que podríamos afirmar que las sociedades ya no son en la actualidad masas homogéneas, sino sociedades con pensamientos colectivos diversos que presentan una  pluralidad social con diversidades muy marcadas. Es por ello, que notamos que se podrían ir generando nuevos problemas sociales en general, obligando al establecimiento de nuevas estrategias por los Estados en atención a este fenómeno social. La sociedad pues, cambia.

En las últimas décadas, la mirada política del mundo se ha transformado y ha contribuido a cambiar las percepciones de la sociedad en general y ha generado también una nueva mirada para atender los efectos del cambio. Entonces, se comienzan a trabajar conceptos que definen una latente sociedad de consumo, donde el mundo se acelera y la vida y la convivencia y la tolerancia, constituyen la base de una nueva mirada intercultural, donde se instalan un cúmulo de culturas en un territorio, obligando a incluir diversos enfoques, de adaptación y de adopción pensada y trabajada. Se constituye por ende una realidad global distinta.

En el Perú, la realidad nos dice que no hemos sido ajenos a estos cambios mundiales, estamos en el camino correcto, a nivel social, de comenzar a construir una sociedad peruana que se comienza a reconocer diversa y que confluye en la aceptación legitimada de una interculturalidad del día a día, permitiendo la  construcción de una nueva cultura peruana. Se ha escrito mucho sobre este tema.

Considerar este concepto y comprenderlo es tarea obligada que debe priorizarse mucho y es el Estado quien debería tomar con seriedad la construcción de un verdadero enfoque intercultural, poniéndose a la vanguardia, sobre todo a nivel de las instituciones que comandan los cambios  sociales. Es necesario que no se piense que la necesidad es solo teórica o académica, sino muy por el contrario, la realidad actual en nuestro país está enfrentando un reto donde ha acogido, de diversas formas, sean las correctas o las erradas un gran contingente de ciudadanos de otros territorios, por ejemplo el caso venezolano, que como ya se ha dicho vienen a nuestro territorio  con todo un bolsón de particularidades culturales. Conocerlos seria provechoso para entenderlos y tolerarlos, ese es un principio básico de la interculturalidad como concepto.Las ciencias sociales, cuya misión no solo es definir la sociedad, sino avizorar los cambios que en ella ocurren, pueden ir advirtiendo que se darán más migraciones, más movilidad humana y se seguirá trastocando la economía, quizás la política y por ende las convivencias sociales. Tema que ya deberíamos ir previniendo. Los cambios en nuestra economía, por ejemplo, el norte chico, Chancay atraerá mucho visitante golondrino y estacionario, con el esperado HUB regional, en otro sentido, crisis económicas en países vecinos generan normalmente fugas poblacionales por pasos irregulares fronterizos, esa es una realidad que se va acercando, no será mucho el tiempo que pase y veamos esta movilidad.

Entonces, es preciso estar claro en que considerarnos un país intercultural, no solo aplica a una sociedad cambiante, sino a todo el conjunto que un país debe manejar, pues considerar el enfoque en estos términos permitiría manejar los mercados internos, evitar los conflictos, atender los programas sociales, generar empleabilidad, sectorizar las atenciones, construir comunidades migrantes, atender a las visitas sin descuidar a nuestra población. Es decir integrar de manera inteligente y planificada. Es misión repito ya no solo de la academia sino del Estado y más aun de la institución que debe ser el eje del cambio de mirada, el ministerio que dirige y canaliza nuestro concepto de cultura. La interacción social se da va a dar todos los días, y más aún, cuando tenemos culturas nuevas que están introduciendo su presencia entre nosotros y de manera rápida van fortaleciendo sus redes sociales, culturales y económicas, ya no es un secreto que somos testigos de  restaurantes o tiendas importadoras que son dirigidas por nativos de otros países, por eso,  repito, debemos  considerar este concepto para fortalecernos desde la cultura nuestra, la popular urbana, o la nueva cultura llamada peruana.

Considerar lo intercultural en nuestro país, permitirá tener más clara la apuesta por generar cambios y atender sostenidamente estos cambios.

Quiero comenzar este artículo, diciendo una verdad comprobada: la sociedad peruana es joven. Y podemos decir que es casi una necesidad el tenerlo presente siempre, sobre todo al momento de apuntar a la gestión de políticas de desarrollo. Y digo esto porque, parecería que desde las escuelas, se ha olvidado (es mi percepción),  el reflexionar siempre, sobre este tema, que parte de un  rápido recorrido de nuestra historia. Ahí es fácil percibir que desde la época prehispánica, o la época colonial, siempre hemos sido divididos o desmembrados como población por el antojo de los grandes poderes, que en su momento dominaron nuestros territorios. Los incas por ejemplo, generaron invasiones pacíficas y/o sangrientas que permitían su control geográfico, además del otro dominio, el político-administrativo, siendo que con la presencia de los llamados mitimaes, aquellos grupos de determinadas etnias que eran reubicadas por el Imperio en otras zonas de su territorio, cumpliendo funciones económicas, sociales, culturales, políticas y militares, llegaban a todos lados. Sin desconocer que la práctica de los mitimaes podía ser tanto un castigo como una recompensa, el punto era que el desarraigo era una constante en esos tiempos. Por otro lado, ya en la Colonia las famosas reducciones toledanas, concentraban o «reducían» aldeas pequeñas y dispersas, para formar pueblos de mayor envergadura y con traza urbana, es decir también era un desarraigo. La colonia se encargó de esos divisionismos.

En la República, los inicios no fueron distintos, no hubo claro esa movilidad forzada que tendía al desorden pero sí se comenzaban a agudizar las diferencias sociales y culturales,  y las zonas urbanas se consolidan y la ruralidad se hermetiza en las llamadas comunidades  campesinas. Esto es historia pura, que de vez en cuando se debería revisar, la historia económica en el Perú parte por este análisis que se debería detallar más. Quizás en otra colaboración. Entonces, era pues muy difícil ir consolidando un país con la idea de serlo, dividido, desconocido y ausente, desmembrado y con la mirada al mar, costeñizado. Ya los años posteriores de una “consolidación” republicana lo muestran, guerra del pacifico, fue un ejemplo de esa división y proyecto país trunco. 

La mitad del siglo XX es el inicio de un cambio y es ahí donde el Perú se comienza a conocer y a reconocer, el paso masivo de lo rural a las capitales y sobre todo a la capital limeña, marca el inicio de un nuevo tiempo. El comienzo de la construcción de un país. El Perú. 

¿Por qué menciono y resumo esta parte de nuestra historia? Pues para probar de alguna forma, con esta reflexión, lo que indiqué al inicio, que nuestra sociedad es joven. Una sociedad que se comienza a reconocer en diversos campos, el cultural sobre todo, pues se masifican nuestras ciudades y todo el caos que la historia genera en nuestra construcción social, se obliga a ordenarse, a reconocerse, a aceptarse y a convivir con un mismo norte. Vemos desde aquí, que toda nuestra realidad en todos los sentidos es producto de un doble esfuerzo y seguimos en ese rumbo. Somos un país que tiene menos de cien años de encontrarse, reconocerse, tiene todas las posibilidades para, pues, poder hacerlo, encontrar un camino hacia el crecimiento. 

Después de todo lo expuesto, emprender en un país joven, en pleno proceso de reconocimiento, con todas las posibilidades para descubrir e innovar, no debería ser complicado, sin embargo, no es tan fácil, en la realidad misma, es necesario contar con políticas que ayuden a hacerlo, que se comprenda este fenómeno social, que se entienda el proceso mismo de construcción de identidad. Tener menos de cien años de existencia real como país, nos presenta un gran reto a futuro, en todo sentido, en el cultural, en el económico, en el político y en lo social sobretodo.

Los momentos para comprender a la juventud, los momentos para analizar la violencia, el momento para evaluar la pobreza o las alternativas que encontramos cuando queremos terminar con la informalidad en el Perú, nos llevan a considerar los tiempos y nuestra historia que hace de nuestro país, uno en construcción. No estoy justificando errores, lo que pretendo es indicar que es tiempo de buscar enrumbar para no seguir cometiéndolos. El joven aprende, un país joven tiene aún futuro y por eso pienso yo, se podría construir ese futuro. A pensarlo.

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Cultura, Historia, país

Muchos países en el mundo consideran trabajar el concepto de cultura como un eje determinante para la aplicación de políticas de asistencia social, tratamiento de actividades que conllevan a fortalecer el trabajo conjunto para toda una sociedad. El análisis está siempre presente a manera de involucramiento previo a cualquier aplicación de políticas públicas.

En el Perú se debería considerar dicha línea, pues como país multicultural y pluricultural, toda decisión depende, aunque no creamos, de un concienzudo análisis en ese sentido. De esta forma podríamos acercarnos a corregir falsas percepciones construidas por terceros, muchos de los cuales enfocan un débil conocimiento de la realidad cultural que actualmente vive nuestro país, generando irreales percepciones  a nivel de nuestra muy diversa sociedad.

El ser humano es un ser cultural, que asimila su cultura y la construye, asimilándola, influenciado por el tiempo y las situaciones de las historias de vida de las familias generadoras previas (padres, abuelos). Es inherente a la especie humana y las sociedades comienzan a crear a sus individuos a su imagen y semejanza desde su cultura. Se comienza a pertenecer a una cultura, se comienza a modelar identidades y se pretende poder reforzar una cohesión social, donde se comienza a englobar modos de vida, religión, ley y ciencia, tradición e innovación, arte y música, idioma y literatura. Resumiendo, se puede apreciar que por definición la cultura es el conjunto de elementos y características propias de una determinada comunidad humana, donde existen particularidades  que son  costumbres, tradiciones, normas  modos para poder  pensarse a sí mismo, de comunicarse y de construir una sociedad. Y esta cultura no puede existir sin una sociedad, la sociedad, no las sociedades sino una gran sociedad, que se vuelve diversa y al pasar los años se vuelve más diversa aún.

Tratar este tema de manera seria, permitiría desde los acostumbrados constructos sociales tener una base enfocada en la pertinencia a futuro para cualquier mirada política, o económica de Estado ò de lo privado empresarial. No está lejos la experiencia que los constructos sociales son dejados llevar muchas veces por las ideas, los romanticismos y motivan los errores muchas veces en la percepción que tenemos de nosotros mismos. Es una gran verdad que la sociedad cumple un papel fundamental en la formación de las construcciones sociales. Desde el momento en que nacemos, la población es bombardeada con expectativas y normas sociales, que van cambiando con el pasar de los años y con las variaciones poblacionales o movilidades humanas, las identidades van cambiando, la población va cambiando y la historia va variando también. Es peligroso cuando no se tiene la base fortalecida y aparece una sociedad que privilegia y da importancia a ciertos rasgos, como el atractivo físico, la inteligencia, la riqueza o el éxito o en contraposición risible exalta los rasgos de poblador indígena para validar una región. 

En consecuencia, al interiorizar estándares sociales nos juzgamos a nosotros mismos y generamos una falsa idea de lo que somos, distorsionando nuestra propia percepción, sin considerar los cambios sociales que son generadores de nuevos rostros o mismísima nueva cultura,  más popular, más peruana, más diversa.

Ya es tiempo que tengamos claro y busquemos adaptarnos como una nueva cultura peruana, mestiza, distinta, las polleras no es símbolo de miseria, tampoco de riqueza, el campesino es resiliente, un hombre para el mercado, el hombre de la calle es parte de una sociedad distinta, es decir, no son esquemas cuadriculados. Muchas veces, no tener claro esta realidad nos hace romantizar nuestras percepciones, un comercial publicitario que baja los canones de belleza ficticia y foránea, no debería buscar los mismos estándares en lo indígena, pero pintados con otro color de lápiz, por poner un ejemplo recurrente que muchos entienden, esto daría risa y ofendería. El ser humano es uno y categorizarlo desde una mirada errada, no suma, más bien resta.  En situaciones de crisis, es más productivo dejar atrás las percepciones y abocarse al conjunto determinado de atención social. La pobreza está en todos los sectores, el rural y el urbano, y en todas las regiones, el campesino y el empleado. 

En el Perú, multicultural y pluricultural, receptor de movilidades humanas, la realidad ya es distinta, debemos comenzar a construir nuestra autopercepción, definirnos como peruanos, sin entrar en los chauvinismos, ni mostrar solo un lado de nuestra historia, no solo somos incas, moches, o huancas, ya somos peruanos, desde todas las sangres, ya se está  construyendo una sola. Sino trabajamos en eso, las políticas públicas, las inversiones comerciales, los emprendimientos y todos los que pretendan describirnos no van a saber cómo hacerlo.  No quiero parecer nuevamente un romántico, pero la realidad social, la sociedad misma, nos muestra cambios y la necesidad de adoptarlos obliga a considerarlos. La historia en el Perú nos ha enseñado que nunca supimos cuál era nuestro norte. Estamos en el momento de tentar construir uno, sin dividirnos entre blancos y cholos o pobres y ricos, siempre habrá categorizaciones tontas pero la construcción de un país está por encima de eso. Fortalecer la nueva cultura peruana es un reto obligado.

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crecimiento, Cultura, sociedad
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