La Bolsa de Valores de Lima (BVL) encargó un estudio al Mag. Julio Villavicencio para identificar las barreras que dificultan la participación de inversionistas retail, especialmente tras el impacto de la pandemia y los retiros de AFP. Villavicencio señaló que los altos costos y la baja educación financiera desmotivan a los inversores, y destacó la necesidad de reducir comisiones y riesgos para facilitar el acceso al mercado. Propuso plataformas digitales y educación financiera continua para mejorar la experiencia del inversor y segmentar las acciones para ofrecer opciones más seguras.

El estudio reveló que los inversionistas retail en Perú enfrentan altos costos en comisiones, liquidez y dificultades para obtener información confiable, lo cual desalienta su participación: “Identificamos que, en el mercado local, el costo para adquirir y procesar información para estimar el valor fundamental de una empresa es alto, más aún cuando la educación financiera es baja en los inversionistas retail«, comenta Villavicencio. En comparación, los inversionistas institucionales gozan de ventajas en comisiones y acceso a información. Además, la falta de educación financiera contribuye a que los inversores tomen decisiones sin una comprensión completa de los riesgos y beneficios del mercado de valores.

Villavicencio consultó experiencias internacionales para formular recomendaciones efectivas, observando cómo Estados Unidos y otros países mejoraron el acceso al mercado para pequeños inversores. Una de las lecciones aprendidas fue la importancia de plataformas accesibles como Robinhood, que facilita el comercio para usuarios nuevos, aunque también resaltó los riesgos de este tipo de acceso.

El profesor propuso un sistema en el que las “acciones premium” más líquidas y con mejor gobierno corporativo sean la opción de acceso para nuevos inversionistas, quienes así tendrían menos riesgo de pérdidas significativas. Estas propuestas apuntan a crear un mercado más accesible y confiable, reduciendo la especulación y fomentando una experiencia positiva en la Bolsa de Valores de Lima.

En la PUCP, Villavicencio continúa vinculando el ámbito académico con el mercado financiero real, impulsando investigaciones aplicadas y formación práctica para sus estudiantes en finanzas. Este enfoque les permite una mejor inserción laboral y la oportunidad de contribuir al desarrollo financiero del país, alineando la teoría con los retos del mercado actual.

 

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Las mafias que trafican con lotes y terrenos atacan con fuerza a pujantes urbanizaciones en los conos de Lima.

En la urbanización Las Palmeras de Carabayllo, una familia amenaza a sus propietarios, diciéndoles que manejan el Poder Judicial del cono norte y les exige que les paguen ahora a ellos otra vez el valor de su terreno más 10 mil dólares adicionales. Les están diciendo que demolerán sus casas si no lo hacen.

En base a una ilegal expropiación de la reforma agraria de los 70, esta familia quiere revender estos terrenos presionando a propietarios que tienen título de propiedad y todos sus documentoe en regla.

Todos los detalles de este sorprendente caso en el reportafur “Los Revendedores de la Reforma Agraria”.

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A lo largo de su historia, el Perú tuvo un Congreso con cámaras de senadores y diputados hasta que Alberto Fujimori y su Constituyente, propusieron un solo parlamento conformado por el mínimo posible de representantes para evitar desperdicio de dinero. Décadas después nos dimos cuenta de que habíamos creado un parlamento sin un filtro contra sus descabelladas propuestas, pero al Congreso ya poco le importó. Tomado por redes de corrupción y clientelaje, el año 2020 las protestas de diversos sectores de la población fueron escuchadas y se realizó un referéndum. A sabiendas que también queríamos impedir urgentemente que continuaran reeligiéndose los congresistas, tomaron como pretexto el poder postular a la futura cámara de senadores para poder continuar haciendo de las suyas con la legislación nacional. Fue por eso que en el referéndum nos opusimos a la creación de dos cámaras. Nos obligaron a distorsionar nuestro proyecto pero priorizamos detener a este clase política corrupta. 

A pesar de los resultados del referéndum, este Congreso se zurró en la decisión del pueblo peruano y emitió en marzo de este año la Ley 31988, que retoma las dos cámaras y que declara abiertamente la posibilidad de la reelección (artículo 90). La presidenta le dio luz verde sin ningún comentario. De esta manera, en el Perú se evidenció cómo el Poder Legislativo mantiene (bajo amenaza de destituir la Presidencia) el control de Ejecutivo para legislar y gobernar según los intereses de sus integrantes.

Si son 130 parlamentarios (que salvo muy raras excepciones) no nos representan, la crisis política en la que nos encontramos podríamos describirla como una carencia de representación que proteja los diversos derechos e intereses de la población en los poderes del estado. Que la decisión de amplios sectores de la población no sea tomada en cuenta, nos lleva a evidenciar que entonces en nuestro país la ciudadanía más básica ya no existe; que nuestra participación se reduce a las elecciones, reemplazando el aparato necesario para un diálogo fundamental de acuerdos públicos, por tendencias de aprobación y popularidad, más cerca de una rifa, de un ranking televisivo, que de la versión más simple de una asamblea popular. La crisis es sin duda, de la democracia.

Como cereza en la crema, El día de ayer se ha presentado a la Comisión de la Constitución, sin el sustento legislativo requerido, el proyecto de Ley que establece la reforma electoral para votar según la estructura del futuro Congreso. En él se modifica el número fijo que se aprobó en marzo (60 senadores y 130 diputados) porque añade una fórmula para determinar el número representativo de diputados y de senadores. Este requerimiento se encuentra en el artículo 21.4 del predictamen, precisando que se dispone un diputado por cada 150.000 electores y un senador por cada 300.000 electores. Dada esta fórmula, los senadores serían por lo menos 80 y los diputados al menos 170. 

Más allá de que esa fórmula debiera ser aprobada por todo la población, sometida a debate y quizá a referéndum, lo cierto es que añade al aumento del número de curules, el mantenimiento del voto preferencial, el principal recurso que encontraron las cabezas de organizaciones delictivas para controlar la legislación nacional. El voto preferencial provoca que se vote por los candidatos y no por los partidos políticos. Por esta razón, los candidatos solo invierten en sus campañas electorales, y no trabajan con propuestas legislativas diseñadas y defendidas por sus partidos políticos, acordes con sus principios y propuestas ideológicas. Los partidos sólo son medios alquilados temporalmente para ser elegido y conseguir manipular directamente la legislación como convenga. La mayor farsa política.

En estos días de paros y protestas, uno de nuestros primeros reclamos debiera ser ponerle fin al sistema de votación preferencial que tal como lo anuncia este gobierno, nos someterá a un mismo Congreso durante cinco años más, sólo que con un número mayor de parlamentarios listos para continuar desmontando los restos de un sistema justo y democrático de gobierno nacional.

Por : Andrés Echevarría

El mismo día en que la Iglesia católica celebra al Santo que sufrió en carne propia el comunismo y luego, como Papa lo venció, fallece el teólogo que intentó hacer una síntesis entre el Evangelio y el Marxismo.

Esta coincidencia entre San Juan Pablo II y Gustavo Gutierrez tiene, para mí, un mensaje de lo alto. Las cosas pasan por algo. Lógico que es una interpretación muy personal. Pero no podemos negar que el teólogo peruano y el Santo polaco son como antípodas en el pensamiento. Ahora sus vidas ( y sus muertes) están unidas en una fecha:  22 de octubre. 

Pienso que esta curiosidad trae un mensaje de unificación al interior de la Iglesia y en el mundo. Hoy necesitamos reconciliar posturas, reconocer la diversidad, respetar a quien piensa distinto, defender la libertad de conciencia (y la objeción de ésta), no atrincherarse en ideas ni en formas, etc. Conservadores, progresistas, de derecha o de izquierda…todos tienen cabida. La Iglesia es una familia y bajo la autoridad del Vicario de Cristo nos reconocemos hermanos en la misma fe.

¿Qué Juan Pablo defendió la doctrina y Gutierrez la cercenó? Creo que los juicios tan simples resultan injustos con la historia.

Recuerdo que escuché al Padre Gutierrez en una charla en la PUCP en el segundo semestre de 1984. El aula estaba repleta. Había gran expectativa. Después de su disertación, hubo intervenciones de alumnos. Recuerdo dos de ellas. En la primera, uno citó una frase de uno de sus libros, donde el teólogo propone que se le debe liberar al rico de su riqueza usando la violencia. El P. Gustavo respondió que no era esa una interpretación correcta y que no se le debe interpretar de manera literal. Después, otro, salivando por la emoción de tener a un ídolo enfrente, lo alabó diciéndole que él había conseguido la cuadratura del círculo…que había conseguido hacer compatible el marxismo con Jesús. El teólogo rechazó esa alabanza y dijo que no era así. Según él, los evangelios tienen la flexibilidad para estar siempre en actualidad. 

La teología de la liberación llevó a unos sacerdotes y agentes pastorales a entrar en la lucha armada contra las injusticias sociales. Su buena intención, junto con su escaso raciocinio, estuvo marcado por un emotivismo. No se dieron cuenta que la liberación de las injusticias pasaba por la liberación del corazón. Quisieron acortar camino y recurrir a la violencia. Por otro lado, nos ayudaron a preguntarnos por los necesitados. A poner la mirada en cómo llevar a Cristo al mundo de la pobreza extrema. Qué responder ante el cuestionamiento sobre las estructuras injustas. Cierto es que la Doctrina Social de la Iglesia tiene una respuesta. Sin embargo, no agotaba el tema. 

Entre los teólogos de la liberación, unos se apartaron de la Iglesia. Negaron la autoridad del Papa. Otros, como el teólogo peruano, aceptaron seguir fieles. 

El 22 de octubre será el día de la conciliación. Un Papa y un sacerdote se dan la mano. Ambos defendieron sus verdades con ardor y sabiduría. La doctrina es clara. Viene de lo alto. Pero las interpretaciones son humanas y más allá de lo que afirman, nuestros corazones deben tener la hidalguía de tender puentes. La Iglesia debería ser un buen ejemplo donde se pueda vivir en armonía y cordialidad, teniendo, cada uno, sus puntos de vista.

Creo que el mejor homenaje a ambos teólogos es que el mundo vea en nosotros, los católicos, que es posible vivir la unidad en la diversidad, la caridad en la pluralidad y la esperanza de un mundo más justo y solidario. Nuestro compromiso es con Dios y con nuestro prójimo. Trabajando para erradicar la pobreza con la mirada puesta en el cielo.

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Han pasado 3 meses desde que llegó Moisés a nuestra vida,  han sido días de acomodarnos, establecer rutinas, conocernos y querernos cada vez más. Pero también han sido días de autoconocimiento en mi nuevo rol de madre y de sorpresa al ver características en mí que nunca pensé que tendría. 

Escribo desde el hotel en el que me estoy quedando pues estoy fuera del país por trabajo, algo normal en mi vida laboral sea dentro o fuera del Perú. No cuestiono el viaje ni trabajar ya que no quiero dejar de hacerlo pues para mí siempre ha sido importante y me apasiona lo que hago. Mi duda es si en adelante, voy a trabajar sintiendo culpa y debo “acostumbrarme” a sentir el corazón -algo- triste. 

Leyendo y hablando con amigas del tema entendí que la culpa de la madre es universal, tanto así que hay estudios al respecto como el de Kathleen McGuinn, de Harvard Business School.  

McGuinn descubrió que los hijos de madres que trabajan fuera de casa crecen igual felices que los de la madre que trabaja en casa pero notó ciertas diferencias entre varones y mujeres:

  • Las hijas de madres que trabajan fuera de casa tienen más tienen mas posibilidades de conseguir trabajo en el futuro así como de ganar más dinero y tener posiciones de liderazgo al supervisar a otros. Tener una mama que trabaja fuera de casa hace que las hijas crezcan con la plena convicción  que tener un trabajo y ser madre es compatible. Recordando mi niñez debo decir que esto es cierto, yo veía a mi mama como una empresaria y me daba orgullo, quería ser como ella.
  • La influencia es distinta en el caso de los hombres. Ellos crecen con actitudes de genero mucho más equitativas, contribuyen mucho más en las labores del hogar, cuidan más a sus familiares y tienden a casarse con mujeres que trabajan. Pienso en mis hermanos y mi esposo y debo decir que esto también parece ser cierto.

El estudio también señala que al trabajar fuera de casa estamos contribuyendo económicamente en el hogar, ayudándonos a nosotras mismas al hacer algo que nos apasiona y ayudando a nuestros hijos a ser mejores adultos. La parte más interesante del estudio -para mí- es el descubrimiento de que los hijos de madres que trabajan por fuera crecen y son adultos felices. 

En suma, el estudio indica que trabajar fuera de casa es bueno para los hijos. Con esta información, me voy a dormir tranquila sabiendo que todo va a estar bien.

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La Biblioteca Nacional vive momentos críticos ante la falta de experiencia por parte de sus actuales autoridades y el presupuesto de la institución estaría próximo a despilfarrarse con contrataciones más que cuestionables.

Que, para una gran parte de la clase política peruana, todo aquello relacionado con  la cultura es subestimado, visto como prescindible y hasta señalado como una pérdida de dinero no es una sorpresa para nadie. Sin embargo, a ese gran desinterés por abordar la cultura parece que se le ha sumado el aprovechamiento para darle un uso absurdo e irresponsable al presupuesto que tienen asignado.

Esta es la situación que se está viviendo por estos días en la Biblioteca Nacional del Perú. Esta institución que resguarda importantes colecciones de libros y documentos históricos, hoy afronta uno de sus momentos más críticos y la responsabilidad que tiene a cargo se ve en peligro ante contrataciones tan costosas como inexplicables.

Sudaca ha podido acceder a nuevos casos que exponen estos irresponsables manejos dentro de una institución que evidencia la ausencia de una misión clara como resultado de la inexperiencia  de quienes actualmente toman las decisiones referidas al presente y futuro de la Biblioteca Nacional del Perú.

UN POLÉMICO RETORNO

En un informe publicado la semana pasada, Sudaca expuso el crítico momento que está atravesando la Biblioteca Nacional del Perú por diversas contrataciones muy cuestionadas y, entre estas, se encontraba el de la jefa institucional, Ana Peña Cardoza, que no tenía mayor experiencia en el sector cultura que el de haber sido asesora y jefa del gabinete de asesores del Ministerio de Cultura por un breve periodo durante el 2023.

Esta falta de conocimiento del sector en el que ocupa un cargo tan importante habría llevado a que Peña Cardoza deba recurrir a medidas desesperadas y una de ellas sería la contratación de un antiguo jefe institucional de la Biblioteca Nacional con el objetivo de darle algún tipo de dirección a una institución que no está en su mejor momento y que la propia Peña Cardoza no sabría conducir por su inexperiencia.

La persona de la que estamos hablando es Ezio Neyra Magagna, el hermano de los reconocidos actores Gianella y Jesús Neyra que fue noticia en enero del 2020 por su designación como jefe institucional de la Biblioteca Nacional y se mantuvo en este cargo hasta el año 2021 cuando salió del puesto tras la llegada del nuevo gobierno.

Pero Neyra Magagna estaría próximo a regresar a la Biblioteca Nacional. Sudaca pudo acceder en exclusiva a una orden de servicio a nombre del exjefe institucional por cerca de treinta mil soles bajo el concepto de un servicio de elaboración y análisis para la formulación organizacional, investigación e innovación.

Cristian Rebosio

Según información que pudo obtener este medio, el propósito de esta contratación sería ayudar a Peña Cardoza a manejar una institución de la cual entiende poco y, por lo menos, Ezio Neyra tendría un poco más de conocimiento. Pero, además, esta contratación buscaría no tener que devolver el presupuesto no ejecutado por la gestión actual.

Además, cabe señalar que, en su momento, la gestión de Ezio Neyra Magagna recibió duros cuestionamientos y fue acusado de despilfarrar los recursos de la Biblioteca Nacional. Según información que publicó el escritor Luis Felipe Alpaca en el medio digital Limagris, la institución realizó gastos por más de trescientos mil soles por materiales audiovisuales.

También se cuestionaba que se destinaron cerca de trescientos mil soles por un servicio de fotocopiado, impresión y escaneo. La publicación realizada por Luis Felipe Alpaca también recogía la postura de la Asociación de Bibliotecólogos del Perú que era muy crítica con Neyra Magagna.

Cristian Rebosio

¿BIBLIOTECA O AGENCIA DE EMPLEOS?

Pero estos no son los únicos gastos que están llamando la atención. Sudaca también pudo obtener una serie de documentos que exponen la intención de la actual jefa institucional, Ana Peña Cardoza, de gastar varios miles de soles en contrataciones que, casualmente, están todas dirigidas a su jefatura.

Una de estas contrataciones ha sido descrita como un servicio de gestión y seguimiento de proyectos culturales para la jefatura y, por este encargo, la persona elegida para realizar dicha labor recibirá la cifra de cuarenta mil soles.

Cristian Rebosio

Pero este no es el único gasto que pretenden realizar. Se ha podido encontrar en estos documentos que se invertirá en un servicio de revisión y gestión de actividades de la jefatura por el cual la Biblioteca Nacional estará haciendo un pago de veinte mil soles a la persona encargada.

Cristian Rebosio

También en un trabajo vinculado con la jefatura, la Biblioteca Nacional estará gastando doce mil soles en un servicio para la sistematización, análisis y gestión de proyectos para, casualmente, el despacho de la jefatura que encabeza actualmente la señora Ana Peña Cardoza.

Cristian Rebosio

Los planes de contrataciones continúan y, tal como se observa en la siguiente imagen, la jefatura institucional vuelve a aparecer como la dependencia que requiere el servicio y en este caso el servicio consiste en un diagnóstico y propuesta para el fortalecimiento institucional de la Biblioteca Nacional y por el cual deberán destinarle la cifra de treinta y cinco mil soles.

Cristian Rebosio

Una quinta contratación pretendida, que tiene como protagonista una vez más a la jefatura institucional, pretende utilizar doce mil soles para pagar un servicio de asistencia legal para la jefatura encabezada por Ana Peña Cardoza.

Cristian Rebosio

Se suele decir que el dinero destinado al sector cultura no es gasto sino inversión, pero la comprobada falta de capacidad y experiencia de quienes hoy tienen un encargo tan importante como es el manejo de la Biblioteca Nacional del Perú llevan a que el dinero que hoy tienen bajo su administración sea, muy probablemente, malgastado y no una inversión eficiente.

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[El dedo en la llaga] José Ambrozic fue el primer sodálite que conocí, allá en el verano limeño de 1978, en el mes de marzo. Si me pusiera riguroso tendría que decir que el primero fue Rafo Martínez, pero éste todavía no había asumido plenamente el ser sodálite, y antes de terminar ese año dejaría la institución para buscar su vocación religiosa en los carmelitas, a los cuales también acabaría abandonando, perdiéndose después su rastro. Ambrozic —a quien llamábamos coloquialmente con el sobrenombre de Pepe— fue el primer sodálite de veras que conocí y que causó una fuerte impresión en el adolescente de 14 años que era yo entonces.

Pues fue en esa reunión de una agrupación mariana, realizada en la residencia de la familia Gastelumendi Dargent en la Av. La Paz en el distrito de Miraflores, donde se apareció Pepe. Era Felipe, el más joven de los hermanos Gastelumendi, quien nos había invitado a esa reunión a mí y a Miguel Salazar, donde los demás adolescentes participantes eran mayoritariamente del Colegio Santa María de los marianistas, ubicado en el distrito de Monterrico. Así describí ese momento en un texto que redacté en el año 2008, pero que recién publiqué en mi blog Las Líneas Torcidas el 18 de enero de 2013:

«Pues bien, nos habían invitado a una reunión de una Agrupación Mariana, donde se iban a tocar temas relacionados con la religión. Aunque la forma en que se planteó el tema principal no tuvo nada que ver con el discurso edulcorado de curita de parroquia o monja celestial con el cual asociábamos por entonces lo religioso. Toda la discusión giró en torno a una sola pregunta: ¿qué razones teníamos para no suicidarnos? La labor de Pepe era sabotear todas las respuestas que le dábamos, desmantelándolas hasta quedar en escombros. Ninguno de los motivos que teníamos era suficiente como para seguir en vida. Cada vez sentíamos más cerca la nube negra del sinsentido, y se despertaba en nosotros el deseo intenso de encontrar una razón poderosa que le diera un norte a nuestras mediocres existencias.

La conversación que mantuvimos con Pepe, en un lenguaje salpicado de palabras malolientes propias de la juventud limeña —lenguaje que yo recién estaba aprendiendo y al cual nunca llegué a acostumbrarme— resucitó en mí recuerdos de los cuestionamientos suscitados por [un extravagante profesor de religión del Colegio Humboldt], dándome el presentimiento de que se abría un nuevo camino en el cual podría por lo menos buscar respuestas a mis inquietudes y saber por qué valía la pena vivir, aunque en ese entonces aún no veía las dimensiones que llegaría a tomar ese camino».

No obstante lo dicho, he de reconocer que Ambrozic, a diferencia del común de los sodálites y sobre todo de las autoridades del Sodalicio, no era dado a utilizar palabrotas a diestra y siniestra, y más bien siempre me dio la impresión de que buscaba evitarlas. He aquí la descripción que hice de él en un texto del 3 de abril de 2016:

«José, a quien conocíamos coloquialmente como Pepe, de barba poblada, trato amable y gesto tímido, tenía una personalidad tranquila pero enigmática, como si continuamente estuviera contemplando un secreto que guardaba celosamente en lo más recóndito de su alma. Tenía una sonrisa franca, pero aún en conversaciones íntimas irradiaba una especie de distancia impenetrable, que me inspiraba a la vez respeto y admiración. Pero cuando se ponía al volante de un coche, que manejaba con la destreza de un Fittipaldi, era capaz de ponernos el corazón en la boca. O los huevos de corbata, como decíamos en nuestro coloquial y vulgar lenguaje adolescente.

No era extraño que condujera por avenidas de la urbe limeña a más de 80 kilómetros por hora. Dios sabe por qué nunca tuvo un accidente. Y si se trataba de conducir un coche en carretera, era a tal punto de temer, que el P. Armando Nieto S.J. llegó a decir que tuvo más miedo cuando Pepe lo llevó a un retiro por la Carretera Central que cuando una vez casi se cae la avioneta en que volaba sobre la selva peruana. Y lo más increíble es que Pepe era miope como una tapia y usaba lentes de contacto de gran aumento».

Y a esto habría que añadir lo que ya había escrito en mi texto de 2008:

«Pepe siempre me inspiró un profundo respeto, en especial por sus constantes esfuerzos de vivir siempre la reverencia, sus silencios que evidenciaban o bien su incertidumbre ante los misterios de la fascinante y ambigua realidad que nos acompaña en cuanto humanos, o bien su sufrimiento ante lo que intuía en el corazón de las personas a las que llegaba a conocer, su elevación de miras a la vez que una mirada compasiva ante la debilidad humana. Rara vez lo vi enojarse».

Debo añadir a su favor que, cuando fue superior de la comunidad sodálite de San Aelred, fue uno de los pocos líderes sodálites a los que vi someterse a una disciplina de ejercicios físicos. Los sábados, cuando madrugábamos para dirigirnos a La Parada a comprar verduras, y después al Mercado Mayorista de Santa Anita a comprar fruta en cantidades suficientes para alimentar a la comunidad toda una semana, Ambrozic se levantaba temprano con nosotros y era el que conducía la camioneta pickup. Nunca vi a otro superior hacer el mismo sacrificio. Era de asumir riesgos con un carácter tranquilo y paciente, sin importunar a nadie.

Y, sin embargo, el 21 de octubre de este año Ambrozic se convirtió en uno de los expulsados de alto rango del Sodalicio, en un comunicado donde también se expulsaba al cura Luis Ferroggiaro y al laico consagrado Ricardo Trenemann por partida doble —pues ya se le había expulsado en el comunicado del 25 de septiembre—, aduciendo «abuso del cargo y de la autoridad, particularmente en su forma de abuso en la administración de bienes eclesiásticos, así como de abuso sexual, en algún caso incluso de menores». Esto último se aplicaría a Ferroggiaro, que tendría denuncias por este delito en la arquidiócesis de Arequipa. Respecto a abusos sexuales de jóvenes mayores de edad, se sabe que hay denuncias contra Trenemann. Y Ambrozic, culpable de abusos del cargo y de autoridad, ¿ostenta también culpabilidad por abuso sexual? Supuestamente también, según nota periodística del 22 de octubre en el diario español El País, aunque no se mencione ningún detalle sobre los abusos. Otra fuente confiable me confirmó que esa información era cierta y que Ambrozic también habría cometido algún que otro abuso sexual.

¿Me sorprende? En parte sí, porque siempre le he tenido un cierto aprecio personal a Ambrozic y lo he considerado un hombre de conciencia recta y de gran calidad humana. Pero, por otra parte, no me sorprende en absoluto, pues sé por experiencia propia que la disciplina sodálite y su comprensión tan poco natural de la sexualidad humana puede desordenar las pulsiones sexuales de cualquiera que esté sometido a su férula. Y Ambrozic no sería la excepción.

Recientemente un amigo exsodálite que prefiere guardar el anonimato me comentaba:

«José Ambrozic. Hombre bueno, inteligentísimo y 100% sumiso a Luis Fernando Figari. Hace cerca de 40 años cuando Eguren no era mas que un sacerdote, Pepe era el superior de la comunidad donde ambos vivían. Eguren tenia tendencia a extender sus sermones por tiempos bastante largos y Figari le ordenó a Pepe que cuando se cumplieran diez minutos de la homilía, si el padre no había terminado, él debía ponerse de pie como señal de que Eguren ya tenía que cortarla. Recuerdo un domingo en que estaba estudiando con dos compañeros de universidad, los convencí de ir a misa conmigo. Pues bien, ese domingo el cura se pasó del tiempo y, en medio del silencio y la reverencia, Pepe se puso de pie cual resorte, se quedó parado un par de minutos —él solo, nadie más en toda la asamblea— y luego se sentó. Por un lado, los compañeros de universidad salieron de la misa como quien sale de un museo extraño. Yo, por mi parte —con el chip conectado y activado en el cerebro—, sentía orgullo por el nivel de obediencia de Pepe. Porque Pepe siempre supo obedecer. Era un ejemplo paradigmático. ¿Qué pasó con Pepe? ¿Qué puede haber hecho para que termine expulsado? Pues eso: ser obediente, ser un ejemplo paradigmático de obediencia.

Pepe Ambrozic, siendo tan inteligente como es, tiene que haber tenido el discernimiento totalmente trabado por los años de obediencia a Figari. ¿Iba el a negarse a firmar algún documento de algún negocio del Sodalicio? ¡De ninguna manera! No estaba dentro de sus posibilidades».

Eso nos lleva a la siguiente reflexión. La mayoría de los que han sido expulsados del Sodalicio son personas con cualidades humanas positivas. A excepción de Figari, no son personas malignas per se. Hay muchos que los recuerdan con cariño, porque han visto su lado luminoso. Pero eso no los excusa de haber contribuido con sus acciones y su complicidad a mantener funcionado el lado ominoso y terrorífico de la maquinaria sodálite, que, cual moledora de carne, ha arruinado la vida de por lo menos más de un centenar de víctimas. Al respecto, son muy atinadas las reflexiones con las que mi amigo anónimo culmina su comentario:

«Hay algunas de las personas expulsadas a quienes conocí hace muchísimos años atrás y sé que el tiempo en comunidades los deformó seriamente. Esto último lo se de oídas y por el libro “Mitad monjes, mitad soldados” y no lo pongo en discusión. Pero sí me da un inmenso pesar, porque los conocí bien, los conocí cuando aun eran buenos, los conocí antes de entrar a comunidad e incluso los visite recién entrados a comunidad. En mi opinión toda esta debacle se debe a la consabida obediencia sodálite.

¿Queda gente buena aun dentro del Sodalicio? En mi opinión, ya no. Si aún no te has salido es porque estás totalmente incapacitado para ver la realidad, o porque eres un cómplice de esta secta mafiosa que, como tumor canceroso adherido al cuerpo, vive adherido a la Iglesia. O tienen una ignorancia invencible, o tienen una conciencia voluntariamente ciega. Y a decir verdad, a estas alturas del partido ya no puede quedar nadie que aún tenga ignorancia invencible. Las pruebas son contundentes. El aluvión ha caído mas de una vez. Si no lo ves, es porque no lo quieres ver, excepto quienes son cómplices, muchos de los cuales están siendo expectorados por órdenes del Vaticano.

El Sodalicio es lo mas maquiavélico que he visto en mi vida, con fachada religiosa. Maquiavelo, a quien se le atribuye la frase “el fin justifica los medios”, parece ser el estandarte de los sodálites. Ellos quieren transformar el mundo y ponerlo a los pies del Señor Jesús. Ahora bien, para llegar a eso se van a tener que hacer algunas excepciones y tomarse licencias del carajo, pero es solamente porque al final todo va a ser bueno. Es por eso mismo que al Sodalicio nunca le ha importado verdaderamente el daño hecho a las personas. Para ellos los seres humanos son descartables y reemplazables, así que si no soportas la presión —tensión de santidad lo llamaba Germán Doig— y revientas, no es su problema. Que pase el siguiente a ver hasta dónde aguanta».

Miguel Salazar, el amigo con el que inicié mi recorrido en el Sodalicio, se quedó en la institución, ascendió en su jerarquía y puso todos sus talentos al servicio del monstruo. Mi hermano Erwin, a quien puse en contacto con sodálites para que le hicieran “apostolado”, siguió un camino similar. El primer sodálite hecho y derecho al que conocí, José Ambrozic, no obstante su inteligencia por encima del promedio, nunca tuvo la claridad y valentía para ver qué era en lo que estaba metido y abandonar a tiempo el barco. Los tres han sido expulsados de una institución que, por más bueno que uno sea, termina corrompiéndolo todo. Como un Rey Midas al revés: todo lo que toca lo convierte en mierda.

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[La columna deca(n)dente] El fenómeno que estamos observando en el Perú exhibe características que podrían describirse como un «neofascismo de baja intensidad». Este concepto alude a un proceso político que, sin llegar a los niveles de violencia y represión masiva propios del fascismo clásico, implementa estrategias destinadas a debilitar y subvertir las instituciones democráticas mediante la manipulación del marco legal, la cooptación de actores clave, el clientelismo y el uso estratégico de la violencia.

Un ejemplo reciente de esta dinámica se observa en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. El uso de matones para reprimir a los estudiantes durante el proceso electoral universitario refleja cómo se emplean tácticas de violencia selectiva para sofocar la oposición, mientras se mantiene una fachada de institucionalidad democrática. El control del proceso electoral por sectores cercanos a la rectora Jerí Ramón, que incluyó la exclusión y censura de listas opositoras, revela un patrón autoritario orientado a consolidar el poder en el ámbito universitario. Este proceso de captura institucional, característico del “neofascismo de baja intensidad”, vacía de contenido la democracia, mientras conserva las apariencias formales de elecciones y procedimientos legales.

Como bien recuerda la socióloga Irma del Águila, citando al filósofo y escritor italiano Antonio Scurati, el populismo fascista, tanto el clásico como el contemporáneo, se fundamenta en la simplificación de la realidad y el desprecio por las instituciones. En el Perú, podemos observar cómo el Congreso y el Ejecutivo actúan en conjunto para erosionar los contrapesos del Poder Judicial, desmantelando el marco legal que permite fiscalizar sus acciones. La reciente modificación del Código Procesal Constitucional, que limita el control judicial sobre los actos parlamentarios, es un ejemplo claro de cómo se busca desactivar las barreras institucionales que aún resisten el avance de esta forma de autoritarismo.

Lo más preocupante es que este proceso se lleva a cabo bajo una cortina de violencia, tanto directa como indirecta, en la que grupos criminales y fuerzas estatales actúan con impunidad y complicidad. La aprobación de leyes que favorecen a organizaciones criminales, junto con el uso recurrente de la policía para intimidar a manifestantes pacíficos, son indicios de un Estado que no duda, una vez más, en emplear la violencia para mantener su control. En ese sentido, no podemos olvidar las 49 ejecuciones extrajudiciales de ciudadanos, resultado del uso de proyectiles de armas de fuego durante las protestas de fines de 2022 e inicios de 2023.

Este «neofascismo de baja intensidad» no implica una dictadura abierta ni la suspensión total de derechos, pero sí un control creciente sobre las instituciones y un debilitamiento sistemático de las libertades civiles consagradas en la Constitución. A pesar de ello, aún se pueden celebrar pequeñas victorias, como la resistencia de algunos jueces o la movilización estudiantil en San Marcos. Como bien señala Rosa María Palacios, estas luchas demuestran que todavía hay espacios para la defensa democrática. Sin embargo, el peligro de que el Perú se hunda aún más en este modelo autoritario no debe subestimarse. En este escenario, los partidos políticos democráticos tienen la responsabilidad de actuar y evitar que las mafias dinamiten el estado de derecho y consoliden su poder. 

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Recientemente he leído algunos textos de Enrique Dussel, y visto algunas de sus conferencias sobre su tema predilecto: la descolonización o el giro decolonial. Dussel es un filósofo brillante y en estas líneas solo pasaremos revista por sus propuestas más difundidas buscando establecer un diálogo y sumar algunos aportes relativos a ciertos temas fundamentales que Dussel parece pasar por alto al estructurar su armazón teórico.

Un primer elemento a considerar es aquella vieja consigna de Antonio Gramsci, relativa al intelectual orgánico, a aquel que no separa su quehacer intelectual de sus utopías políticas. Dussel fue uno de aquellos hombres y mujeres que, en nuestros tiempos de mercado y consumo, comienzan a escasear en nuestro horizonte filosófico e intelectual.

Dussel parte de la premisa de que dos de las siete civilizaciones fundamentales de la antigüedad son americanas: la Mesoamericana y la Inca. Estas últimas fueron sometidas por el Occidente Europeo desde la llegada de Cristóbal Colón en adelante. Desde entonces fuimos europeizados a la fuerza y colonizados inclusive mental y filosóficamente.

Nuestra propia intelectualidad piensa en términos occidentales, se estructura epistemológicamente así y, por consiguiente, el conocimiento que producimos en América Latina es también un producto o subproducto occidental , sencillamente porque no sabemos siquiera pensar en términos autóctonos, y porque, inclusive los académicos que defienden la teoría decolonial, han sido formados en centros especializados cuyos programas de enseñanza son básicamente occidentales.

Dussel pone como ejemplo, la división de la Historia Universal en Antigua, Media, Moderna y Contemporánea. Por un lado, es ya una verdad de Perogrullo, más aún tras la posmodernidad y el estallido de los grandes metarrelatos, que esta subdivisión del tiempo, le corresponde solo a Europa, o refleja una mirada eurocéntrica del desarrollo de la historia humana. En tal sentido, es positivamente cierto que si vamos a pretender establecer una periodización histórica desde y para América Latina requerimos otro esquema, pues el referido, sencillamente, no es el nuestro, aunque interactuamos con él desde el periodo denominado La Modernidad (1453 – 1789) y aún más desde el periodo denominado contemporáneo (1789 hasta la actualidad), incluidas las revoluciones industrial y científica.

Dussel va más allá y extiende su observación a la ciencia y la tecnología respecto de las cuales considera que los latinoamericanos estamos absolutamente colonizados por no rescatar los saberes ancestrales que aún cultivan nuestros pueblos originarios. También en este aspecto, resultaríamos meros copistas de occidente sin la menor capacidad de desarrollar un conocimiento científico y tecnológico original. En tal sentido, descolonizarse implicaría ver las cosas desde la propia América Latina sacudiéndose del colonialismo mental impuesto por occidente y del cual, hasta el día de hoy, somos tributarios.

Las tesis de Dussel me parecen aceptables hasta cierto punto. Estoy de acuerdo en que no tiene sentido enseñar en nuestras escuelas, donde aún se enseña historia pues no sucede en todos los casos, que los cuatro periodos de la Historia Universal se denominan Antigua, Media, Moderna y Contemporánea. Una revisión de la narrativa histórica parece urgente pues, a pesar de la fragmentación de los discursos y su cada vez más marcada relativización, seguimos reproduciendo un esquema de la historia que, básicamente, nos descentra, no nos corresponde como región.

Donde las tesis de Dussel me parecen más discutibles es en el parteaguas que establece desde la llegada de Cristóbal Colón, cuyo derribo de estatuas promociona sin ambages, en adelante. En efecto Colón trajo la conquista, la colonización, el despojo, así como la entronización de una cultura dominante que se mantiene estructuralmente hasta hoy y que no ha dejado de hacer sentir sus consecuencias en desmedro de nuestros pueblos originarios.

Lo que me pregunto es si la llegada de los europeos a América -suscribo su idea de no llamar descubrimiento a este encuentro- representa solamente lo señalado en el párrafo anterior o se reduce simplemente a eso. A ese nivel, en las tesis de Dussel parece mostrarse un gigantesco agujero de medio milenio, pareciese que los europeos acabasen de llegar y estuviésemos en situación de optar, sin más, por la opción de adherirnos a lo que fuimos en este territorio hace quinientos años rechazando de un plumazo lo que somos: no se puede.

Tampoco podemos negar que nuestra propia cultura ya tiene poco, mucho o regular de Europea, desde la lengua que hablamos. Es posible criticar el mestizaje desde las teorías contemporáneas que tienden a tribalizarnos y a anteponer la diferencia y la separación, pero lo cierto es que hubo mestizaje. Luego, no podemos, como pretendieron nuestras elites a inicios del siglo XX, solazar con este fenómeno una serie de condiciones de desigualdad y discriminación que son palpables, ni pretender arreglar el asunto como intentó institucionalizar Chile con la narrativa del roto bravo y aguerrido, estandarizando así a toda el pueblo chileno que contiene, más bien, una gran riqueza étnica y cultural basaba en sus pueblos y lenguas originarias.

Luego, ¿se trata de escoger nuestra tecnología y ciencia ancestrales y anteponerlas a las occidentales que marcan el ritmo del planeta hace 200 años? O se trata, eventualmente, se integrar saberes ancestrales a herramientas tecnológicas de última generación para de esta manera enriquecernos y promover el desarrollo.

Me preocupan, finalmente, algunas subteorías que subyacen a las tesis decoloniales. Discursos del odio tribal como los que categorizan a toda la etnia caucásica-blanca americana como heredera de una situación de privilegio generalizada entre otras muchas particularidades no parece muy diferente a la manera como los personajes más deplorables del fascismo separaron, con finalidades muy perversas, a las razas en la tercera y cuarta décadas del siglo XX europeo. ¿Dónde queda el individualismo? ¿dónde queda la promoción de la solidaridad? ¿dónde queda la consigna de crear una ciudadanía plena y consciente de sus derechos y deberes si les anteponemos discursos tribalistas?

Para concluir, me parece que las teorías de Dussel parten de un principio de justicia, pero al mismo tiempo me parecen muy simplificadoras y, por ello, omiten una realidad muchísimo más compleja como para reducirla a dicotomías tan simples. Las estructuras de dominación occidentales existen en América, y existen de muchas maneras, pero también existe una realidad latinoamericana construida en cinco siglos. ¿Cómo enfocar estas dos proposiciones que podrían o no resultar en contradicciones insalvables es una pregunta que podría llevarnos al principio de una revisión, también estructural, de teorías que en el camino de la reivindicación han ido dejando caer aspectos fundamentales de una realidad inquietante y compleja.

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