Opinión

La historia de la poesía peruana está llena de arañazos. Muchas veces son los que los poetas se propinan a sí mismos ante la adversidad de una reseña o un comentario negativo a sus recientes creaciones. Otras veces los arañazos van dirigidos a las personas que ellos consideran culpables de haberles desinflado el globo.

Es lo que ha ocurrido hace poco con la reseña que publiqué en esta misma columna al libro La edad ligera. Novela en poesía de la poeta Mariela Dreyfus. La reseña puede leerse pulsando este enlace: https://i.mtr.cool/wasujdodou

El libro de Dreyfus presenta la versión de su autora sobre el Movimiento Kloaka (1982-1984), grupo que contribuyó a fundar, enfatizando los primeros meses de ese colectivo incendiario, permeados de intensidad, drogas, sexo y angustia ante la situación de violencia y crisis económica que se vivió en esos años. No menciona en absoluto las discrepancias internas ni mucho menos la expulsión de la propia Dreyfus del «paraíso kloaka» en enero de 1984 por razones ideológicas y de actitud personal. A pesar de que en mi reseña argumento razonadamente sobre la historia del Movimiento y las diferencias con la versión de Dreyfus, y que demuestro que la conformación de los 63 textos que componen el libro obedece a una concepción que no se diferencia de la prosa referencial si se les quita a los textos el artificio de la falta de puntuación y la división en versos, la poeta ha reaccionado de manera bastante deplorable.

Primero, publicó en el muro del Movimiento Kloaka-refundado en Facebook una imagen que parece ser la radiografía de dos testículos. ¿Qué quiso decir? ¿Que a la reseña –como se diría vulgarmente– le faltan huevos? ¿O que le sobran, quizá?

Poco después, a través de un amigo cercano suyo, el músico tarabilla Piero Bustos, quiso destacar que el número 63 (el total de textos cortos que quiere hacer pasar por poemas) era un homenaje frustrado a Julio Cortázar, el gran autor argentino, que en algún momento escribió sobre la armonía del número 64, formado por los radicales 8 x 8. Pero Dreyfus se quedó corta y decidió publicar solo 63 textos, lo cual sospechosamente coincide con el número de años que cumplió el 2023, cuando se publicó el libro.

Lo que se hace evidente es que este volumen –que no es ni novela ni poesía– resulta una especie de autohomenaje por la edad de la autora. Ahí no hay nada extraño, pues un poeta puede decidir cuántos poemas incluye en un libro por las razones que mejor le parezcan. Por otro lado, cumplir 63 años no es ningún delito ni causa de vergüenza alguna, y con suerte muchos de nosotros llegaremos a esa edad con buena salud si Dios quiere.

Pero la queja de Bustos se pasa de la raya cuando afirma sin el menor empacho que yo no soy la autora de mi reseña, sino el consagrado poeta e intelectual José Antonio Mazzotti, verdadero objeto de los odios de Dreyfus y del creador de esa patraña, el muy conocido agilito Róger Santiváñez, quien sostuvo la misma estupidez en una polémica conmigo por otra reseña que publiqué el 2021 sobre una supuesta historia del grupo Hora Zero escrita por sus amigos José Carlos Yrigoyen y Carlos Torres Rotondo.

En aquel momento, Santiváñez fue expulsado del Movimiento Kloaka por tergiversar la historia del grupo y por sus claras aspiraciones escaleriles en la derecha intelectual peruana.

La cosa, sin embargo, no queda ahí: el tarabilla Bustos usa el tema de la edad de Dreyfus para acusar a Mazzotti de misoginia sin prueba alguna. Yo me pregunto: ¿qué puede haber más misógino que negarle a una mujer como yo, con doctorado en literatura y autora de cuatro libros y numerosos artículos, la capacidad de escribir por mí misma los textos que yo firmo? ¿Es que las mujeres somos tan analfabetas en su cabeza con más pelos que ideas?

Cuando traté de razonar con Bustos solo recibí insultos suyos, de su ex novia la poeta lisurienta Dalmacia Ruiz-Rosas y del también ex novio de ésta, el ya mentado agilito Santiváñez. En suma: un intento de linchamiento solo a partir de una simple reseña.

Todos estos sexagenarios parecen haber perdido la brújula. Debe haberles dolido mucho mi reseña para haber reaccionado de esa manera. Lástima que los egos desproporcionados manchen el quehacer poético en un país tan necesitado de claridad y, por qué no, de un poquito de humildad. Ojalá que en el futuro aprendan, al menos, a insultar con más inteligencia y menos machismo.


 

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Crítica Literaria, movimiento kloaka, poesía

La decisión de remover al economista Carlos Oliva de la presidencia del Consejo Fiscal, un organismo consultivo y vigilante, no vinculante, es una demostración clara de que el gobierno no tolera que le marquen los linderos macroeconómicos por los cuales debe moverse con buen tino, más aún ahora que va a haber un ingreso fiscal récord, producto del alza impresionante en los precios de las principales materias primas de exportación del Perú, sobre todo minerales.

Oliva había venido señalando diversas incongruencias y desatinos, como era la obligación del encargo recibido, y eso no gustó. Ni al gobierno, ni al títere del MEF, ni al alcalde López Aliaga -aliado del gobierno en el Congreso-, ni a las autoridades regionales beneficiarias del dispendio, y que también sostienen al régimen.

José Arista en el MEF está siendo una decepción. Tenemos una larga tradición de titulares de la cartera del jirón Junín, que han sido capaces de pararle el macho al propio Ejecutivo y, por supuesto, al Congreso, respecto de solicitudes de dispendio. Arista ha decidido bajar la cabeza, como ya lo anticipaba, desde el inicio, con su ductilidad para manejar el caso de Petroperú.

Es una pésima noticia para el buen manejo económico del país. La debilidad de Boluarte y su sumisión a los partidos del Congreso, que la tienen maniatada, la obligan a convertir Palacio en un arca abierta, llana a a cualquier desajuste fiscal y monetario, a expensas de seguir recibiendo el apoyo que ella necesita para su único gran propósito político: sobrevivir hasta el 28 de julio del 2026.

Ya lo hemos dicho: olvidémonos de que este gobierno vaya a emprender alguna gran reforma institucional o económica. No está en su agenda. Está usando al gobierno como caja chica de intercambio de favores políticos, y se zurra en los principios de metas fiscales a las que estamos obligados.

El grave efecto que eso tiene, sin embargo, es que la parálisis a la que conduce, solo favorece el advenimiento de propuestas políticas radicales y disruptivas. Al paso que va, cada día que pasa Boluarte en Palacio son cinco mil votos más para Antauro Humala.

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Dina Boluarte, MEF, Ministerio de Economía y Finanzas

Esta Casita de Cartón abre sus puertas recorriendo las calles de Buenos Aires en pie de lucha y en otro hecho histórico que marca un precedente. Y enevitablemente se me vienen como ‘del horno’ las letras memorables de aquella canción de Violeta Parra pero que yo escuchara en versión de la también siempre recordada, Mercedes la ‘Negra’ Sosa: ‘Me gustan los estudiantes/ Porque son la levadura / Del pan que saldrá del horno / Con toda su sabrosura / Para la boca del pobre / Que come con amargura / Caramba y zamba la cosa / ¡Viva la literatura!’. Porque miles de jóvenes sin consignas políticas más solo con el legítimo derecho a reclamar algo que toda persona debería, la educación pública y gratuita, han hecho temblar a este ya infame gobierno. Y tomando los hechos recientes en países de la región en relación a levantamientos sociales, fue la rebelión de los jóvenes estudiantes por la subida del pasaje del metro, que hizo que detonara Santiago por históricas semanas, logrando derribar los esquemas prestablecidos lustros atrás por el llamado ‘neoliberalismo’. Lo cierto es que el gobierno de Milei no tiene horizonte fijo. Fijando posturas en guerras de otras latitudes del mundo que pueden causar más de una consecuencia. Como es sabido, Argentina ya fue víctima de dos atentados perpetrados a la AMIA. Dejando una herida aún hoy profunda en la sociedad.

Y es que la educación pública no se negocia. No hay futuro sin educación, y ante eso lo demostraron centeneras de jóvenes que salieron a las calles, desde distintas facultades, como de Medicina, Ciudad Universitaria, de Filosofía y Letras… Y es que la Universidad es el último tramo de la persona que será parte del rumbo de la historia, el último peldaño con el cual nos integramos a la sociedad. Y siendo consecuente con la realidad, tomando lo empírico, lo que se ve, las grandes naciones invierten tanto en esta área y por eso son lo que son, potencias.

Ya desde días atrás, ante las ofensas lanzadas a mansalva por Milei hacia la educación, provocaban indignación en todos nosotros, que de ‘rojos’ tenemos la sangre y de ‘lágrimas’ la tristeza social de la cual vemos a diario. Esto en relación al ‘tweet’ de que todos los jóvenes terminamos somos ‘lágrimas de rojos’, y afirmando que la UBA, una de las universidades más importantes del mundo, y entre las más importantes de latinoamericana, con la UNAM y la de São Paulo, según informes y mediciones internacionales, como centro lugar de ‘adoctrinamiento y de lavados de cerebro’. Nada más falso que la realidad, como la que pregona en sus ya caricaturezcos mensajes a la Nación, como esta última que lo hiciera un dia antes a la protesta, sobre una supuesta mejora económica. Es que pareciera dentro de la tendencia de estos gobiernos, bajo el argumento que no hay dinero, es que recortan el presupuesto en un área tan esencial como es esta. Ya semanas atrás lo hicieron con las personas con enfermedades oncológicas. Pero como dicen: ‘vienen por todo’. Pero si hay para comprar aviones de guerra en desuso, chatarras inservivibles para el ahora, pagando cantidades absurdas de dólares o como para subirse el sueldo de presidente. Es que el verso de la casta, vino revestido de ideales y personajes creados, y que han hecho un daño insondable a sus naciones en poco tiempo, como el cómico que llevó a su país a la decadencia y endeudamiento por incontables años con la nación del Norte, entre otros, en una guerra que no tenía horizonte victorioso, y ahora se ve en manifiesto.

Y es que Milei parece que olvida que la UBA tuvo a 17 presidentes que han caminado en sus patios como 5 premios Nobel. Milei olvida que Argentina ‘rajó’ a un presidente en un helicóptero sino lo incendiaban. Milei olvida que Argentina es un nación de patria, pasión y locura. Y justamente eso es lo que lo lleva a hacer ‘la nación donde las recetas no funcionan’. Milei parece olvidar que aquellos suelos pueden alimentar a 400 millones de personas. Milei parece olvidar que aquel país hizo morir al maldito dictador de Videla en la cárcel, y no con indultos miserables o como Pinochet, nunca pagando en una celda. Milei olvida tanto, que algún día se van a olvidar de él, cuando quede entre las hojas oscuras de la historia de aquel raro pero entrañable y admirable país hermano.

Este columnista que escribe en la Casita de Cartón estudia en la UBA. Y agradeceré eternamente eso porque sino no estaría escribiendo todo esto. Donde vaya mi alma mater siempre estará donde atesoro las cosas más bellas que me acaecieron. La educación no se negocia. La educación es para el pueblo, y el pueblo somos todos.

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Así de ridículo suena y así de grave es la situación de nuestro país.

En la historia reciente del Perú, desde que regresamos a la democracia en 1980 e incluso un poco antes con la Constituyente del ‘78/’79, el ejercicio de la política estaba limitado a los partidos políticos y a sus representantes tanto en el poder ejecutivo como en los gobiernos locales y a la academia.

En ese entonces, los medios se limitaban en sus noticieros a informar sobre los acontecimientos nacionales y mundiales, incluyendo en su programación espacios políticos, deportivos, de espectáculos y las siempre vistas telenovelas. El poder judicial, siempre con sus cuestionamientos de probidad, aplicaba la ley sin hacer notar una preferencia política, al menos, de manera pública. De los fiscales y procuradores, ni sabíamos quiénes eran.

Cuando Alberto Fujimori se convierte en presidente del Perú en 1990 y para, desde su punto de vista, combatir al terrorismo y la hiperinflación, y luego, mantenerse en el poder, es que comienza la politización de la política, que como bien lo define la Real Academia de la Lengua Española significa, en su primera acepción, es :  “ Dar orientación o contenido político a acciones, pensamientos, etc., que, corrientemente, no lo tienen.”

En la década de los 90’s la política entró en el Ministerio Público con aquella vocecita casi imperceptible y celestial de la fiscal Blanca Nélida Colán que terminó presa, el recién formado Tribunal Constitucional que se armó a la medida del régimen fujimorista y con Vladimiro Montesinos que cerró el círculo comprando al poder judicial y a los medios de comunicación. 

Han pasado más de 23 años desde que renuncia Fujimori y llega Toledo luego de la transición con Paniagua, y la verdad, estamos peor que antes.

La política está ahora en todas partes, incluso en aquellos lugares e instituciones donde no debería estar.

Los fiscales son ahora vedettes que salen a declarar a medios afines y se despachan a diestra y siniestra sin ninguna vergüenza ni ética profesional de guardar reserva en sus investigaciones. Ya no tienen sangre en la cara para expresar condenas a colegas o incluso dejar entrever sus preferencias políticas. La guerra del trono actual por el control de la fiscalía es un claro ejemplo de ello.

La Junta Nacional de Justica, creada políticamente por Martín Vizcarra, tiene el desparpajo de emitir opiniones ex ante como en el caso de la fiscal Zoraida Avalos y de establecer un procedimiento ad-hoc para destituir a la fiscal de la nación Patricia Benavides, con cronometrada coordinación con cierta prensa cómplice.

Tenemos jueces que dan cautelares como el árbitro argentino Javier Castrilli sacaba tarjetas rojas, permitiendo el enfrentamiento de competencias entre instituciones cuando el Tribunal Constitucional ya tiene este tema oleado y sacramentado.

Que los medios tengan sus programas políticos, por supuesto, y que sus conductores tengan afinidad con ciertas ideologías está bien, para eso son programas políticos. Pero cuando la ideología o los intereses de los propietarios de esos medios son también llevados al resto de su programación como noticieros y espectáculos, se está dando contenido político a entornos que no deberían tenerlos. Politizando la política.

La política debería estar concentrada, primariamente, en aquellas instituciones donde los funcionarios son electos por voto popular y a esto me refiero a partidos políticos, poder ejecutivo, gobiernos locales y congreso. Como ciudadanos, ya sea de manera colegiada o individual, también podemos y debemos ejercer política constructiva que sea alimento de los partidos políticos y de los funcionarios electos.

Pero el resto de las instituciones deben regresar a su esencia y trabajar no en función de intereses mercantilistas o ideológicos, sino en función del bienestar de los ciudadanos. 

Basta de fiscales vedettes y magistrados en la televisión, basta de periodistas que fungen de voceros de fiscales en base a posiciones ideológicas, basta de noticieros que chancan día a día y sistemáticamente la labor del congreso cuando deberían individualizar responsabilidades. Basta de doble raseros fiscales como el allanamiento a Juan Carlos Tafur que dignamente responde de inmediato a las preguntas mientras que cuando se allana a Gorriti, éste agarra el celular y llama al fiscal Pablo Sánchez para que le paren el procedimiento.

Si no detenemos esta vorágine de abusos y de enfrentamientos sin pensar en el bien común, y siendo laxos con amenazas latentes como la de Antauro Humala, ya atenuada por algunos periodistas que dicen que será controlado por el congreso o por políticos como Marisol Perez-Tello que ante un escenario Keiko-Antauro en la segunda vuelta votaría en blanco, pues vamos directo hacia la autodestrucción.

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Cómo país enfrentamos, hace mucho, una crisis democrática y de gobernabilidad, cuyas consecuencias las seguiremos padeciendo. 

La corrupción y la pérdida de institucionalidad es parte de ello. Así también lo es el constante ataque a los derechos humanos, a las defensoras/es y los retrocesos en materia de igualdad.

Nuestra clase política es un desastre. Su falta de convicción, de principios y de coherencia es más que evidente. La gran desaprobación de las principales autoridades deja en claro que el panorama es crítico, un ejemplo de ello es el rechazo de la población al actual Congreso de la República que cuenta con 90% de desaprobación ciudadana. Sobre todo, por qué no se ven opciones, salidas o posibilidades reales frente a un próximo escenario electoral.

Muchos de los actores políticos actuales supuestamente defienden “la democracia” vaciándola de contenido. 

¿Puede hablarse de una democracia real sin igualdad?, ¿puede pensarse un horizonte democrático con el racismo estructural fortalecido?, ¿puede un país decirse democrático cuando las autoridades insisten en plantear retrocesos normativos en materia de no discriminación?, ¿puede un país decirse democrático cuándo todo quiere manejarse en función a la acumulación de riqueza y el mercado?, ¿puede hablarse de democracia con amenazas a la libertad de expresión y criminalización de la protesta?

Nuestro país, ese que nunca logró una real transición democrática tras la dictadura fujimontesinista, está siendo secuestrado por corruptos, por mafias, por economías ilegales y por sectores fundamentalistas que se oponen a todo lo que signifique mayor libertad y avance hacia la igualdad.

No es solo el ataque a la institucionalidad democrática y la separación de poderes, sino es la resistencia y destrucción de todo aquello que implique libertad y bienestar con autonomía. 

Mantener estructuras patriarcales y racistas es parte del plan. Por ello, seguiremos observando retrocesos, lamentándolos y resistiendo. Seguirán los ataques, la minimización de luchas históricas, la caviarizacion de defensores de derechos, la precarización de la educación.

Solo una real conciencia ciudadana va a lograr el cambio, y, estos sectores poderosos lo saben. Por ello, el ataque a la calidad de la educación.

Son tiempos que retan a la ciudadanía, a las organizaciones y a quienes desde diferentes espacios creen en la pluralidad, el respeto al otro y los derechos fundamentales de todas las personas. La tarea no es nada fácil. 

 1. Encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) en enero 2024. Información disponible en:   https://www.infobae.com/peru/2024/01/28/dina-boluarte-sigue-sin-levantar-en-las-encuestas-solo-el-8-aprueba-su-gestion/ 

A las múltiples reformas que le corresponderá emprender al gobierno entrante -a éste no se le puede pedir ya nada, por su mediocridad rampante-, entre ellas la reforma del Estado, la de la salud y educación públicas, del proceso de regionalización, de la trama de instituciones pro inversión privada, etc., se deberá sumar, en primer orden, la reorganización completa del Poder Judicial y del Ministerio Público.

Ambos poderes -ya no me sorprenderían más represalias por esta columna- están imbuidos de una degradación institucional terrible y profunda, cruzados por conflictos internos irresolubles y agitados por lógicas políticas que han desnaturalizado el inmenso poder del que gozan, el que, dicho sea de paso, deberá ser acotado.

Se ha intentado ya con anterioridad hacer reformas semejantes y todas han fracasado. Desde fuera y desde dentro. Habrá que repensar con paciencia y reflexión el mejor camino, pero la urgencia de hacerlo es irreversible.

Se suponía que la Junta Nacional de Justicia, que reemplazó al Consejo Nacional de la Magistratura, iba a lograr ello, pero ha fracasado en el intento, sumándose a la mediocridad y politización de los dos entes a su cargo. Se deberá repensar también cómo se conforma un nuevo órgano de control.

El sistema de justicia es vital para la democracia y para el libre mercado. Es, por ello, uno de los rasgos institucionales que rebaja nuestra calificación en todas las mediciones de libertad económica y calidad de la democracia que a nivel global se llevan a cabo.

Degrada la democracia tener un Ministerio Público politizado y arbitrario, afecta la institucionalidad tener un Poder Judicial venal e ineficiente, pervierte la libertad empresarial no tener previsibilidad respecto del modo como se imparte justicia en el país.

Desde ya, las diversas agrupaciones que aspiran a ocupar el poder el 2026 deberán ser interrogadas respecto de qué piensan hacer al respecto. No podemos conformarnos con candidatos carismáticos, disruptivos o sorpresivos. Se debe exigir hondura programática, claridad ejecutiva y presencia de equipos tecnocráticos calificados. Entre ellos, un equipo de juristas de primera nota que ofrezca un cambio urgente al desmadre de corrupción y abuso que reina en las dos instituciones mencionadas, tanto el Ministerio Público como el Poder Judicial.

Abusiva, irracional e inmotivada ha sido la medida de allanamiento dispuesta en mi contra por el equipo de la fiscal Marita Barreto. No se me imputa ningún delito, salvo una referencia inicial difuminada a una supuesta pertenencia a una organización criminal y a la publicación de un informe crítico contra la propia fiscal por el caso Sada Goray, por el viaje que la magistrada efectuara a Punta Cana y Miami a tomarle sus declaraciones.

En base solamente a ello se ha procedido a un allanamiento de mi vivienda y a la incautación de mi equipo telefónico y tres laptops (la mía, de mi esposa y del personal doméstico). El objetivo es claro y evidente: acceder a mis fuentes informativas, que son muchas y sobre diversos temas, pero que en el caso del allanamiento buscan encontrar quiénes eran las personas que me proporcionaban información que sustentaba los informes publicados. Si no fuera así, se me hubiera podido investigar normalmente citándome a la fiscalía, a la que ya varias veces he acudido a rendir testimonio por casos vinculados.

Yo he negado mis fuentes y lo seguiré haciendo. Es un juramento profesional que, maliciosamente, la fiscal Barreto quiere romper, violando los preceptos constitucionales de resguardo de la libertad de prensa. Con mis fuentes siempre he mantenido una reserva absoluta y el compromiso de no revelar identidades bajo ninguna circunstancia, compromiso que estoy obligado a cumplir.

Se esconde además en este presunto afán investigatorio una clara represalia por el informe de Sada Goray, que no faltaba a la verdad en ninguna línea del mismo. Tanto es así que yo no he merecido ninguna carta aclaratoria, carta notarial o querella por difamación de ninguno de los artículos publicados.

Hay un sector del Ministerio Público, que en estos momentos transita por conflictos sangrientos en su seno, que está encontrando víctimas en civiles que no tenemos vela en ese entierro.

Yo no he participado de ningún trasiego de dinero, no he sabido de ello bajo ninguna circunstancia, no he realizado asesorías institucionales ni media training a nadie del Ministerio Público y a ninguno de los imputados, no he recibido jamás emolumento alguno, tampoco he sido operador de ningún favor administrativo de los muchos que se les imputan a otros inculpados en el expediente fiscal.

Conmigo se ha cometido una grave injusticia, se ha atentado contra la libertad de prensa y se ha vulnerado derechos democráticos esenciales. Frente a ello, la frente en alto, la conciencia tranquila y la disposición absoluta a cualquier investigación que se me quiera hacer al respecto.

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Se han juntado mis dos pasiones: el chocolate y el cuidado del medio ambiente. Están directamente relacionados, el cuidado del medio ambiente “asegura” chocolate eterno, el problema es que no estamos solos en su cuidado y dependemos de todos para lograrlo.

El alza del cacao

El costo del cacao, ingrediente clave para la elaboración de los aclamados chocolates, se disparó un 136% entre julio de 2022 y febrero de 2024, según el monitoreo de los precios realizado por UNCTAD (órgano principal de la Asamblea General de las Naciones Unidas en la esfera del comercio y el desarrollo). Cabe mencionar que según los expertos, el precio seguirá subiendo.

El precio por tonelada en el mercado de futuros superó los 10.000 dólares por primera vez en la historia el 26 de marzo pasado. La subida ha repercutido en los consumidores de todo el mundo, ya afectados por la inflación y la crisis generacional del coste de la vida.

Las consecuencias 

Los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (UNUA, conocida además como la FAO) muestran que el cacao se cultiva en países más vulnerables y menos preparados para afrontar el cambio climático. Los países africanos son los más afectados por el cambio climático a pesar de ser los que menos contribuyen a las emisiones de gases de efecto invernadero.

Ghana y Costa de Marfil, que producen casi el 60 % del cacao mundial, experimentaron fuertes lluvias en diciembre, las más instensas de los últimos 20 años. Las inundaciones causaron daños a los cultivos y provocaron que las plantas de cacao se pudrieran con los parásitos de la enfermedad de la vaina negra. Por esto, Ghana ha reducido su estimación de producción de cacao este año de 850.000 a 650.000 toneladas.

Los expertos en clima señalan que las olas de calor solían ocurrir una vez cada 100 años antes de la quema generalizada de combustibles fósiles, pero en el clima actual, las olas de calor ocurren una vez cada 10 años.

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“Mediocracia: Cuando los mediocres llegan al poder”, de Alain Deneault, es un lúcido análisis que desentraña cómo la mediocridad se ha infiltrado en las esferas de poder de la sociedad contemporánea. Deneault expone cómo los mediocres no solo ocupan posiciones de liderazgo, sino que también moldean y perpetúan un sistema que premia la mediocridad en detrimento de la excelencia y el mérito. Además, precisa la relación entre la «mediocracia» y los medios de comunicación.

¿Cómo se manifiesta esta «mediocracia» mediática? En una serie de prácticas que socavan la integridad del periodismo y debilitan el debate público. El sensacionalismo y la banalidad reinan en la mayoría de los medios, donde el contenido escandaloso y superficial eclipsa las noticias relevantes y los análisis profundos. La falta de crítica y análisis serios del poder contribuye a la perpetuación de la mediocridad en la esfera política y social. Además, los medios celebran y exaltan a figuras mediocres como políticos sin ideas, alimentando una cultura que valora lo banal sobre lo significativo.

De igual modo, el discurso vacío y carente de contenido que caracteriza a muchos medios solo empeora las cosas, mientras que la falta de diversidad de voces limita la pluralidad de ideas y perspectivas en el espacio público. Las consecuencias de esta «mediocracia» mediática son profundas y preocupantes: desinformación, manipulación, apatía política y un debate público empobrecido que prioriza los ataques personales sobre el diálogo constructivo. Al respecto, cualquier parecido con la realidad, la nuestra, no es pura casualidad.

Por el contrario, en nuestro caso, medios de comunicación independientes o programas periodísticos como Bunker, Epicentro.TV, La Encerrona, A pensar más con Rosa María Palacios, Ojo Público, El Foco, Wayka, IDL-Reporteros, Sudaca, IDL-Radio, entre otros, ofrecen un periodismo de calidad, serio y comprometido. Los ataques a estos medios y programas por parte de la “mediocracia” política no son fortuitos; responden a razones concretas que reflejan sus intereses y estrategias.

En primer lugar, los mediocres buscan desacreditar a los medios para evitar la fiscalización de sus acciones y el escrutinio público sobre su gestión. Al difamar a los medios intentan socavar su credibilidad y legitimidad, debilitando así su capacidad para exponer la corrupción y la ineptitud. Además, los mediocres ven a los medios independientes y críticos como una amenaza a su dominio, ya que estos pueden desafiar su narrativa oficial y ofrecer una visión alternativa de la realidad. Por lo tanto, los ataques a los medios son una estrategia para mantener su poder y perpetuar la mediocridad en la sociedad.

Ante este panorama desolador, ¿qué podemos hacer para combatir la “mediocracia” en la política y en los medios de comunicación? Deneault ofrece algunas sugerencias valiosas. Es crucial apoyar a los medios independientes que no están sujetos a presiones políticas o comerciales; promover la educación mediática para fomentar la capacidad crítica de la ciudadanía; y trabajar en la creación de nuevos espacios de comunicación alternativos que promuevan perspectivas críticas y diversas. Solo así podremos construir una sociedad más informada, crítica y participativa, capaz de resistir los embates de la mediocracia política y mediática; y avanzar hacia un futuro donde la excelencia y la calidad sean los pilares de nuestra vida pública y democrática. La batalla está en nuestras manos. ¿Estamos listos para librarla?

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