Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. En nuestro episodio número 169: El Poder Judicial le arruina la única prioridad que le quedaba a los congresistas: elegir nuevo TC. Y seguimos debatiendo sobre los Dinámicos y una vacancia a Castillo.

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Lima – Perú

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Congreso, Poder Judicial

Aunque suele ser uno de los lugares comunes más eficientes para esconder la desinformación y el prejuicio hasta racista, es falso que considerar al mundo rural peruano como el futuro del país sea idealización o condescendencia culposa. Es más bien mirar la acción política con lógica, pero desde la amplitud y la multidisciplina. No es cualquier circunstancia ser cuna de civilización junto a otros seis entornos del mundo. El mérito no está en la antigüedad ni en la exclusividad, sino en la capacidad colectiva de crear una solución material y tecnológica sostenible frente al desafío de asentarse en una geografía para dejar atrás la tribu, el nomadismo y la endogamia.

Lo llamo genio civilizatorio andino, e implica una epistemología y una filosofía moral que deben mirarse más a menudo, para así calibrar mejor su vigencia y su grandísimo potencial de aportes. Para el peruano pre-colonial, la naturaleza es una totalidad sistémica viviente, diversa, dinámica, sapiente, volitiva y comunicativa, por lo que se manifiesta con frecuencia, aunque sin mostrar nunca su total e inimaginable inmensidad. Lo hace, por ejemplo, a través de plantas que pueden retirarse ante la vehemencia humana, activar nuestros sentidos al tomarlas o curar pendientes emocionales específicos con la empatía de una terapia conversacional; y de animales capaces de transferir poderes o fuerzas vitales internas. Por medio de fenómenos de escala astronómica que buscan conservar los equilibrios convenientes en medio de la mutancia general de las cosas, o de familiares cuya presencia física ha prescrito pero no han muerto, sino que sus espíritus reposan en una dimensión desde donde se comunican – para protegernos – vía energías que se expanden en ceremonias colectivas. El hombre es parte natural de este concurrente e inclusivo equilibrio, por tanto ni excluye ni pretende andar solo por la vida, porque esto sería contraproducente para su salud emocional – que requiere de  calor comunitario – y para el óptimo ejercicio de sus responsabilidades cósmicas con la especie, la comunidad y la familia. Por la misma razón, tampoco descuidará su propio equilibrio biológico saludable. Y mucho menos querrá dominar y deteriorar el soporte natural que le provee agua, alimentos, sabiduría y vida, sino que buscará resguardar y optimizar su sostenibilidad. Son ciudadanos de la madre tierra.

Esta realidad así concebida, que no es literatura garcimarquezana y puede perfectamente corroborarse, lleva a un entendimiento del evento cognitivo muy opuesto al del canon occidental, que ciertamente es cada vez menos hegemónico, a partir del arribo de corrientes como las teorías de los sistemas complejos, la física cuántica u otros, que han abierto la puerta a todo una nueva concepción del acto de conocer. La filosofía andina dialoga y coincide con esta vanguardia epistemológica, aunque sus convicciones no proceden de la abstracción racional y la aproximación estratégica del científico, sino de la experiencia cósmica cotidiana. Así, si la naturaleza es una morada cuya inmensidad supera nuestra razón y sólo se presenta parcialmente, entonces no hay posibilidad de verdades finales – todo es subjetivo y contingente entre nosotros – y, por lo tanto, no cabe la exclusión definitiva de ninguna perspectiva o persona: más bien se debe buscar lo contrario en casi todo momento, porque enriquece la posibilidad de soluciones. Y dado que la realidad física natural es un equilibrio de diversidades que se debe proteger, el invento técnico siempre será poco intrusivo frente al ambiente intervenido, y la salida para el daño disfuncional siempre será un reequilibrio paciente y progresivo de todas las fuerzas, una regeneración. Y en el extremo necesario, las secesiones y abstenciones serán empáticas con todas las partes implicadas, humanas o no. Finalmente, no hay hacedores y pensadores en la comunidad, todos son ambos, bajo la premisa de que es más fecundo buscar equilibrios que incluyan a la totalidad de actores con poderes relativamente similares, y de que nadie quiere ejercer derechos de autor para diferenciarse y quebrar la divulgación recíproca de los hallazgos técnicos. El exceso de saber, sin hacer o ser, hace daño en la filosofía pre-hispánica.

Estamos ante grandes planificadores, guardianes e innovadores de la diversidad natural, y en muchísimos contextos de extrema adversidad (por algo controlan las alturas del país que hasta hoy nadie conquista). Hay todo un increíble acervo de conocimientos y tecnologías capaz de derrotar a nuestro endémico subdesarrollo, porque han sido cientos de generaciones las que han vivido bajo esta cosmovisión y con este espíritu de creatividad colectiva, y porque el genio civilizatorio andino tuvo un altísimo y sofisticado conocimiento de la realidad físico-natural y sus energías, desde sus núcleos más elementales e imperceptibles (niveles cuánticos) hasta su dinámica astral. Con esos contenidos y esa cultura productiva, se construyen grandes reinos naturalistas y soluciones tecnológicas. Paso a mostrar sólo una parte de tres de sus principales dominios civilizatorios, que casualmente hoy son críticos en el Perú y en el mundo: el  agua, la alimentación y la salud.

En dos o tres décadas, a más tardar, empezarán a darse severos problemas de abastecimiento de agua en todas las ciudades costeras del país. Lima, por ejemplo, es una de las ciudades con mayor estrés hídrico del mundo, lo que se agrava considerando que en el 2050 seremos el doble de capitalinos. Pese a que estamos imposibilitados de acceder a las más modernas tecnologías de captación de agua, por diversas razones ya planteadas en anteriores columnas, seguimos olvidando o ignorando que la civilización andina aseguró la llegada de este insumo a todo su inmenso territorio, enfrentando con ello el problema de la estacionalidad de lluvias y las repentinas sequías de la sierra. Lo hicieron a través de las milenarias mallas de riego que, de generación en generación, fueron ampliando y perfeccionado, incorporándoles diversas ingenierías de obtención, recepción y traslado del líquido elemento.  En este momento, la cooperación internacional y el Estado peruano estudian, a 4000 metros de altura – distrito de Huamantanga, al norte de Lima región – una tecnología Wari de traslado del agua de la lluvia a los canales habituales del suelo y subsuelo, a través de grandes cuencos receptores (llamados amunas) cuyos filtros naturales son conectados a trasvases artificiales por donde el agua viaja hacia su cauce natural, elevando la cantidad de recurso disponible. De la reparación de las muchas amunas dañadas u olvidadas – lo que está en manos de Sedapal – depende el abastecimiento de agua potable de las ciudades de la costa para las décadas próximas.

La alimentación es otro genio civilizatorio andino. Se divulgó hace poco, por las celebraciones del Día del Campesino, que la agricultura familiar peruana produce el 80% de nuestra alimentación. Vale y mucho, pero se quedaron cortos: podemos alimentarnos sin depender de ninguna otra economía, lo puede hacer cada región incluso, y con los productos más nutritivos del planeta. Esto no sólo responde a la riqueza genética de la cordillera, sino a que la inventiva andina desarrolló muy eficientes técnicas para la conservación, el transporte a distancia y la optimización nutricional de alimentos, vía efectivos métodos de deshidratación. Con esta práctica se alimentó – con una calidad que hoy no nadie tiene en el mundo y acaso nunca más se tuvo – a millones de campesinos por siglos, en un territorio de dimensión continental. La falta de soberanía y de seguridad alimentaria nos cobrará factura durante la inmediata post-pandemia, y será un grave problema civilizatorio en pocas décadas. Los pocos países del mundo que puedan enfrentar con facilidad este contratiempo tendrán una enorme ventaja geopolítica. El Perú puede ser uno de esos elegidos históricos, si por fin nos reconocemos y aprovechamos lo nuestro.

Y también la salud – variable crítica para nuestros sueños de progreso – fue muy bien gestionada por los antiguos peruanos. Es bastante obvio que no nos alcanzan los recursos – de todo tipo – para tener servicios médicos de calidad y cantidad suficiente, y que el mercado mundial de los químico-farmacéuticos es excluyente y nocivo con las sociedades pobres. La sanación andina, mientras tanto, es muchísimo más barata, porque utiliza dietas, consumo de plantas – mucho más activas y asertivas de lo que solemos creer -, intercambio de energías con animales y contacto general con la naturaleza para lograr el retorno del equilibrio saludable. En realidad, lo que necesita que la medicina occidental peruana, dueña de nuestra institucionalidad de gobierno en el sector, se abra al mestizaje epistemológico y decida sumar a su complejidad, al mismo tiempo que enseñar lo suyo. Adquirir el conocimiento pre-hispánico de botánica y zootecnia podría implicar una revolución medicinal y científica del Perú para el mundo.

Gran parte de todos estos contenidos civilizatorios, claramente vigentes, son también promisorios porque siguen vivos en las más de 8000 comunidades rurales que, según los cálculos, existen en la sierra peruana, algunas veces en condición de total desconexión. No son saberes que se encuentran en las zonas urbanas de la sierra ni en las pequeñas aglomeraciones de las carreteras de las alturas mayores. Tampoco en las extensas propiedades agrícolas dedicadas al comercio de gran escala. En todos estos lugares, la filosofía civilizatoria es finalmente occidental, obviamente con un muy alto grado de mestizaje. Y por esa razón ahí – o en la escuela o cuando vienen a Lima – los campesinos refuerzan el sentimiento de vergüenza que les fue inoculado en la colonia, y la convicción de que lo sensato es dejar la vida agrícola y buscar la ciudad. Enferman así sus autoestimas y las de sus proles, mientras reman a kilómetros de lo que ambicionan y dejan morir el genio civilizatorio que necesitamos, y el único entorno donde podrían obtener mínima calidad de vida. El Estado peruano nunca ha visto riqueza en las comunidades rurales, y más bien – desde Bolivar – siempre ha querido parcelarlas en propiedad privada y desconocer legalmente su posesión grupal, con fines de facilitar su venta y hacerlas productivas bajo parámetros de monocultivo en grandes extensiones, lo que extingue la diversidad y fertilidad de las tierras. Es la lógica de la competitividad  capitalista occidental, opuesta en aspectos centrales a la cosmovisión pre-hispánica, y que siempre ha terminado en la explotación de migrantes campesinos que apostaron por lo nuevo, y luego no tienen los insumos para hacerse valer en el mercado ni pueden volver atrás porque vendieron o dejaron lo suyo. Es el mismo sentido común que se pone de lado de las empresas mineras cuando hay conflictos sociales por razones medio-ambientales.

Esta mirada – contenida en una economía del desarrollo neoclásica (liberales, pues) – domina la academia y el sector público peruanos desde los noventa, cuando se sumó a nuestro occidentalismo colonial republicano. Luego de una reforma agraria – que fracasó en su intento de cooperativizar a las comunidades – y del abandono en la década de 1980, se pasó la implementación un conjunto de programas sociales donde la unidad comunidad rural casi no existe, porque el objetivo casi siempre es hacer competitivos a los agricultores campesinos, y eso pasa por darles títulos individuales de propiedad y atomizarlos. Incluso el muy descriptivo término agricultura familiar, introducido por la FAO y facilitador de muchos entendimientos, es una conservadora negación de la realidad colectiva y un contrabando ideológico en favor de la venta de tierras. Hasta hoy, el Estado peruano no cuenta con un registro centralizado y definitivo de las comunidades campesinas de la sierra, pese a que su existencia colectiva es norma oficial desde los tiempos de Leguía. Sucede que no cualquier quechua-hablante puede hacer valer sus derechos en el Perú, y más bien son presa fácil de las conspiraciones institucionales y administrativas de los gobiernos de turno.

Es la riqueza civilizatoria de los Andes lo que necesitamos, que es de gobernanza comunal. Ellos no tienen ningún futuro de largo plazo bajo el orden competitivo global, salvo mayor deterioro: son brechas demasiado grandes las que tendrían que superarse. El único derrotero razonable es regenerar y conservar la trama y el contexto histórico de las comunidades rurales, poniéndolas en el centro de nuestras políticas nacionales, y dándoles el poder y los recursos necesarios para que puedan descolonizarse y recordar su valor histórico. Es necesario revitalizarlas a partir del acopio y la divulgación de conocimientos de los cerca de 6000 sabios ancianos que, según se calcula, todavía viven en el territorio que ocupa, por lo menos, la cuarta parte del suelo peruano. No sólo tienen un vasto y sorprendente entendimiento del pensamiento y hacer de sus ancestros, sino que transmiten y transfieren una energía muy reconstitutiva. El camino ideal, y quizá el único que permitiría lograr los objetivos aquí propuestos, es que la próxima constitución – que tarde o temprano vendrá – reconozca a la nación quechua como parte del Estado plurinacional peruano. Eso les garantizaría un orden de gobierno propio (hoy desmembrado pero visible), relevantes consideraciones culturales y representación política en el congreso, lo que hoy increíblemente no tienen. Ellos saben muy bien cómo reconstruirse, y el exceso de intromisión centralista de nuestro aparato público – si decidiera con sinceridad apoyarlos – únicamente ralentizaría un proyecto que es urgente. Nunca la sociedad andina se ha cerrado a occidente ni a su comercio, su filosofía y su historia son de apertura a la diversidad. Pero, como ha atestiguado nada menos que el gran Erick Hobsbawm – que sabía leer el espíritu de los pueblos -, los campesinos peruanos tienen una aguda conciencia de lo que hace peligrar su naturaleza, así como la paciencia ancestral necesaria para recogerse y seguir esperando el momento oportuno de expandirse. Con o sin nosotros, claro está.

* Este texto ha podido terminar su forma y conclusiones gracias a la muy valiosa información y perspectivas que me han provisto los esposos Javier Trigo y Noelia Pérez, grandes promotores, estudiosos y ciudadanos de la civilización andina, y el taita Santiago Agui de Cerro de Pasco, depositario de la sabiduría cósmica de los antiguos peruanos.

Soy un fiel creyente que “El éxito es predecible e inevitable”, frase que he repetido cual mantra desde hace ya muchos años. Pensando de la misma manera, si existe un Ganar-Perder el fracaso también es predecible e inevitable. ¡Piénsalo!

Si en una pareja hay un Ganar-Perder… La ruptura, quiebre, peleas y discusiones se vuelven parte de la relación siendo la dolorosa antesala de una separación.

Si en una relación de amistad existe un Ganar-Perder, en la que uno de los amigos se aprovecha del otro, ya sea emocionalmente o de cualquier otra forma, llegará un momento en que una de las partes, lisa y llanamente se alejará.

Si en el contexto político económico de un país, en el que en las más altas esferas del poder, los pseudo líderes se apropian del poder político, económico, judicial y legislativo en su directo beneficio y en desmedro de la calidad de vida de todos los habitantes del país, estableciendo un profundo Ganar-Perder, el destino de dicho país es, definitivamente y como diría Gabriel García Márquez: “Crónica de una muerte anunciada” y más temprano que tarde una revolución – con sus muertes, división de familias y un sinnúmero de efectos colaterales, que por experiencia y propia historia, durarán varias generaciones – brotará desde lo más profunda de las entrañas de aquel pueblo sometido.

La “Marsellesa” es el himno nacional de Francia y una profunda narración de la rebelión de aquellos que lo habían perdido todo, incluyendo alimentos, techo, libertad, esperanza, futuro y dignidad. ¡Todo! ¡Hasta la vida de sus esposas e hijos! Es por eso que ante un escenario final de tragedia y desamparo, los valientes campesinos se entregan por completo a la verdadera y más profunda revolución. ¡Si ya han perdido todo, qué más da perder la vida!

Es por eso que hoy advierto a aquellos que ostentan el poder. ¡Atención! ¡No se equivoquen subestimando al ser humano! Nada es más poderoso que los movimientos que nacen producto del socavo del más poderoso instinto humano… la sobrevivencia.

Todas aquellas empresas que establezcan políticas comerciales que perjudiquen a sus clientes, así como interrelaciones Ganar-Perder para con proveedores, personal interno, entidades de control, etc., todas ellas estarán condenadas al fracaso y dado el actual contexto de hiper conexión en función del desarrollo tecnológico y de las redes sociales puesto a disposición de líderes, provocará la caída más estruendosa, inminente e impensada de gigantescos imperios.

Es más, hasta en una pequeña sociedad de negocios compuesta normalmente por amigos que lo único que desean es construir un futuro de prosperidad y abundancia, si existe un Ganar-Perder, más temprano que tarde habrá un quiebre, una ruptura y una profunda sensación de fracaso provocando una lamentable separación que echa por tierra el extraordinario potencial de los talentos que en conjunto pudieran tener trascendencia mundial… Y esa también es parte de mi historia.

Es que el ego y la pleonexia o ambición enfermiza, son el cementerio de ideas extraordinarias y proyectos incomparables.

La clave es elevar el nivel de consciencia y decidir jugar un juego Ganar-Ganar. Desarrollar la habilidad de analizar cada situación desde diferentes ángulos y puntos de vista, procurando establecer para todos y cada uno de los “actores” un verdadero beneficio, reconociendo el talento, compromiso, energía y dedicación. Finalmente, la fórmula del verdadero éxito es crear relaciones de largo plazo, asegurando un Ganar-Ganar para todas y cada una de las partes.

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éxito, Sergio Pinto

Pedro Castillo cometería un grave error si despliega una estrategia de acercamiento al centro en base a prebendas cuestionables. Hemos visto, felices de la vida, a los representantes de Podemos (el partido de José Luna) visitar al presidente electo y ofrecer todo su apoyo. ¿A santo de qué?
Por cierto, con ese respaldo le alcanzaría para librarse de una eventual vacancia. Tiene 37 votos propios, 5 de Juntos por el Perú y con los 5 de Podemos sumaría 47, necesitando 44 para estar a salvo.

El problema es que los apoyos que se aprecian se están cocinando entre gallos y medianoche. Sería inadmisible, por ejemplo, que a los pocos meses del nuevo gobierno una flamante Sunedu decida otorgarle permiso de funcionamiento a la clausurada universidad Telesup u otorgarle el permiso a otro grupo universitario vinculado a Alianza para el Progreso para operar en el sur (sumando otros 15 votos a la bolsa parlamentaria).

Lo que se espera es un pacto con el centro congresal, que suma en total 44 votos, que incluya varios compromisos explícitos: primero, la no convocatoria a una asamblea constituyente; segundo, respaldo a las modificaciones tributarias que Castillo quiere hacer en el sector minero; tercero, protección contra cualquier pedido de vacancia; cuarto, eventual apoyo a algunas reformas constitucionales muy puntuales (bicameralidad, acotamiento de la vacancia y las cuestiones de confianza, quizás regulación sobre los oligopolios, etc.); quinto, apoyo en la elección de los magistrados del TC y directores del BCR; sexto, alguna participación de representantes de los partidos del centro en el Ejecutivo. Y así.

De eso se trata un pacto político. Pero Castillo sabe que tiene que dar algunas concesiones y la más importante de todas es que se comprometa a no pretender disolver el Congreso en base a cuestiones de confianza y, por ende, que renuncie a la idea polarizante y confrontacional de convocar, a las buenas o a las malas, a una Asamblea Constituyente.

La polarización del país y la fragmentación del Congreso obligan a que el gobierno entrante establezca pactos políticos de primer orden para asegurar la gobernabilidad. No arreglos o enjuagues de poca monta con el solo afán de sumar votos en el Congreso que impidan su vacancia. Eso no sería alta política. Sería el despliegue de jugarretas encubiertas, de politiquería barata.

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Asamblea Constituyente, Pedro Castillo, TC

El crédito vehicular es destinado a financiar la compra de un carro nuevo o usado y este producto financiero es otorgado por 16 entidades financieras de operaciones múltiples, reguladas por la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP’s (SBS).“La compra de un vehículo es un activo de primera necesidad para aquellos que lo ven como un medio de trabajo, como por ejemplo el servicio de courier que ha despegado durante el último año, o los servicios de taxi remisse”, señala Marcela Pinzón de Experian Perú.

En ese sentido, comparte algunos consejos a tomar en cuenta, si te encuentras evaluando un crédito vehicular.

“Primero, debe quedar claro que cada crédito tiene su función, y en este caso, el crédito vehicular es el que debe solicitarse para conseguir un auto. Esto debido a que este tipo de préstamo tiene menores intereses que otros, como el crédito personal”, señala.

Otra recomendación que brinda es la de adquirir el crédito en moneda nacional para evitar las volatilidades del tipo de cambio.

“Si solicitas el préstamo en dólares y sube el tipo de cambio, podrías terminar pagando un monto mayor a lo presupuestado”, advierte.

Asimismo, indica que es importante comparar las Tasas de Costo Efectivo Anual (TCEA) que cobran los bancos.

“Este es el indicador más adecuado que debes evaluar puesto que representa el costo total del crédito. Esta tasa incluye intereses, comisiones, seguro de desgravamen y todos los gastos administrativos; los cuales son usados para calcular la cuota de pago mensual”, explica.

También aconseja evaluar otros criterios como la tasa moratoria o la penalidad por pago atrasado, para determinar cuál banco es el más conveniente.

Por otro lado, advierte no tomar créditos vehiculares con plazos muy largos porque el monto de interés a pagar resultaría demasiado alto.

“De preferencia tomar un préstamo a 2 o 3 años”, subraya

Por último, señala que es ideal conocer su comportamiento financiero y revisarlo constantemente.

“Ya que tener un historial positivo permite negociar mejores condiciones crediticias con las entidades bancarias o financiera”, afirma.

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Courier, Dólares, finanzas, soles, Taxi

Cada vez son más las personas que prefieren realizar compras por Internet desde la comodidad y seguridad de su hogar. Los consumidores buscarán aprovechar las diversas ofertas para comprar productos de diversas categorías a un mejor precio.

La pandemia ha situado al e-commerce como una de las opciones más empleadas a la hora de comprar. Sin embargo, no todas las visitas a un negocio se convierten en ventas y una de las razones es que un gran número de consumidores tiene miedo a ser víctimas de ciberataques.

Por esto, es importante contar con soluciones para realizar pagos online de manera segura o en una plataforma ya conocida por el usuario, como lo es la banca móvil.

“Una banca digital segura para hacer transacciones, sumada a una solución de pago brinda una gran ventaja y genera confianza a los clientes, pues permite comprar en Internet y pagar desde la banca móvil o agentes y bodegas más cercanos, sin necesidad de tener una tarjeta”, afirmó el gerente general de PagoEfectivo, Juan Fernando Villena.

Según un estudio de Neo Consulting, en los últimos seis meses del 2020, el 72.1% de los limeños usó la banca móvil como principal canal de atención, el 60.3% la banca por internet y el 44.4% la billetera móvil.

“El 50% del total de usuarios de PagoEfectivo realizan pagos por transferencia bancaria para compras online y el otro 50% lo hace por depósitos en efectivo. Esto ha permitido que solo en abril del 2021 alcancemos más de tres millones de transacciones con un ticket promedio de 228 soles”, precisó Villena.

Por su parte, Minsait Payments, la filial de medios de pagos de Minsait, una compañía de Indra, previó una aceleración en Perú del uso de los medios de pago electrónicos, el pago contactless (sin contacto), el pago móvil (NFC y QR) y el e-commerce.

El IX Informe sobre Tendencias de Medios de Pago, que muestra cada año la información sobre las tendencias en este ámbito de 11 países de Europa y Latinoamérica, recordó que Perú ya registraba cambios significativos sobre los medios de pago utilizados por la población adulta bancarizada en sus gastos mensuales. Por ejemplo, según el citado Informe, el uso del efectivo ya sufría un fuerte retroceso (-8%) en el 2019.

Crecimiento del ecommerce

Cabe recordar que en este contexto de digitalización, el comercio electrónico tendrá un crecimiento del 45 % para el segundo semestre de este año, según proyecciones anunciadas por el operador logístico Qayarix

A su vez, de acuerdo con un estudio realizado por Ipsos sobre el índice de espíritu emprendedor, el Perú se ubica en el tercer lugar a escala mundial y segundo lugar en el ámbito de América Latina.

Esta realidad de crecimiento que afronta el emprendedor peruano se une a las tendencias en el sector, las cuales se centran en la distribución; el alcance, que debe ser nacional; el uso de una tecnología de trazabilidad en tiempo real y la velocidad de entrega.

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ecommerce, Métodos de pago

Cada vez que estamos próximos a pasar por una entrevista de trabajo aparece la pregunta: ¿cuáles son mis fortalezas? El psicólogo Oscar Castillero explica que las fortalezas personales tienen un fuerte trasfondo cultural y suelen están vinculadas a valores universales e incluso pueden relacionarse con las virtudes.

A esto se suma la definición del consultor de Recursos Humanos Jay Canchola que indica que “desde el punto de vista de recursos humanos, las fortalezas laborales suelen definirse en términos de competencias como liderazgo, resolución de problemas o el trabajo en equipo”.

¿Cómo identificar mis fortalezas profesionales?

Canchola explica que una manera sencilla de identificar tus puntos fuertes es escuchar tus emociones al trabajar. Piensa en qué actividades, como el liderazgo o la resolución de problemas, te brindan mayor satisfacción. Una forma más compleja de identificar las fortalezas consiste en la validación externa, es decir, cuando otros reconocen tu capacidad o talento para algo en especial.

Al encontrarte en el proceso de identificar tus puntos fuertes es importante que reconozcas las cosas que te interesan y te llenan y luego buscar las habilidades que se derivan de ellas. Puedes hacer esto mediante la exploración de actividades que te agradan dentro o fuera del trabajo.

Una vez que hayas descubierto tus intereses, determina si eres bueno en ellos. Por ejemplo, si disfrutas de la organización de eventos, anímate a hacerlo en el trabajo y observa objetivamente el resultado de tus acciones. “Cuando eres bueno en algo y lo disfrutas de verdad, has encontrado una verdadera fuerza que debes aprovechar en tu lugar de trabajo”, indica el experto.

Fortalezas más buscadas

Un informe de Forbes indica algunas de las fortalezas más requeridas y valoradas:

Responsabilidad: Sé consciente de que deberás hacer frente a diferentes situaciones y que tus decisiones pueden afectar al equipo. La responsabilidad te muestra como una persona con los pies en el suelo que sabe actuar pensando en el bienestar de la empresa.

Iniciativa: Es importante que mantengas el espíritu vivo y respaldes tus propias ideas. Es muy valorado que tras años de experiencia, continúes con el mismo ánimo del inicio para afrontar nuevos proyectos.

Curiosidad: Para seguir creciendo es necesario seguir aprendiendo. Muéstrate como una persona con expectativas de futuro que desea seguir formándose. De esta manera podrás tener más posibilidades dentro de la empresa.

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Fortalezas, profesionales, Trabajo

Una imagen queda en la retina después del partido del lunes, contra Brasil. El tobillo doblado de Gianluca Lapadula, todo el pie hecho hacia un costado, y el rostro de dolor del delantero cayendo al suelo. Las manos a la cabeza, a la nuca, a la frente, de todos los peruanos. Se lesionó el nueve, se acabó el partido, perdimos una vez más. 

Y sí, perdimos. Una vez más. Contra Brasil, el verdugo de todos, el equipo invicto lleno de estrellas de Play Station. Pero no perdimos al nueve. Lapadula, tendido en el piso, aceptó el dolor, se entregó a él, se paró, pisó una, dos, tres veces, y siguió corriendo. Con esa máscara que ayer no era un protector nasal, sino el casco de un luchador greco romano. Con un pie doblado así, Pizarro hubiera salido en camilla y directo al avión. 

Lapadula es el triunfo más grande de Perú en esta Copa América. Un crack. Él, con la nueve en la espalda, en sí mismo, vale más que un partido y que un gol. Hoy, Perú tiene un nuevo delantero titular, el reemplazante claro a Guerrero y Farfán. Dígase y repítase: el nuevo titular. Su virtud principal es el carisma: ha capitalizado a través del sentimiento, la confianza de todo un país futbolístico, y le da así vida a una ilusión. 

Ojalá el pago a Lapadula por este impresionante último mes con Perú, donde encontró goles y determinación, sea conseguir un equipo para protagonizar. En el Leicester, en Mónaco, en la primera de Italia o en la segunda. Donde sea, pero jugando. Motivado, con objetivos, y con goles. Su paso por Perú será breve, pues en pocos años ya será un delantero veterano. Pero mientras esté, no caben dudas, va camino a la leyenda.

En dos meses, toca Uruguay. Ningún partido de la Copa era más importante que Uruguay en Lima, para ir al Mundial. Perú ha probado jugadores nuevos y ha encontrado algunas respuestas. Lapadula es la más visible, pero no la única. Detrás suyo, hay uno que se confunde con Cueva y hace recordar al típico jugador peruano desvergonzado, con cintura y baile. 

Raziel García no es una confirmación. Con tres partidos, entrando desde la banca, es imposible serlo. Es más una agradable sorpresa. Es el recuerdo de que la habilidad más notable de Gareca ha sido encontrar pólvora donde tantos antecesores suyos solo pudieron producir polvo. A punto en lo físico y quizás saliendo pronto del cabizbajo fútbol peruano, es una opción para las próximas doce finales rumbo a Qatar.

Pasos atrás en la misma banda izquierda, Trauco tiene reemplazo y ya no solo un suplente. Gareca ha persistido por años con un jugador originario de Cristal que supo irse rápido a un fútbol de más competencia y mejor formación, la liga de Estados Unidos. Marcos López encontró la titularidad en el San José ya hace mucho, y cuando le toca con Perú entra con ganas, decidido a pelear el puesto. 

Sergio Peña hizo una temporada excelente en Holanda. Encontrará equipo en primera pronto y volverá a la competencia. En Perú, ha logrado entrar en el universo de opciones para ser titular. Bastaba un par de encuentros para descubrir su noble pegada y su toque rápido. Falta contundencia, pero eso sería mucho pedir a cualquier jugador peruano. Quizás con los años. 

Algunas otras conclusiones para Perú. Ha llegado el momento de despedir de la selección, quizás no rápida pero sí decididamente, a Ramos y a Corzo. El primero es una insistencia ante la falta de respuestas que encuentra Gareca en Abram, Araujo, Santamaría o Callens. Pero el único camino al éxito es la perseverancia, y Ramos es un jugador cuyo ritmo actual está muy por debajo de la alta competencia sudamericana. 

Si se reconcilia con Zambrano, Ramos debe quedar en el olvido. Y hay que rotar entre los más jóvenes, que se mantienen en la alta competencia internacional. Hay que saber qué pasó con Abram, y por qué Araujo no le parece una solución al técnico. Pero el camino es la insistencia. Y sino, habrá que encontrar respuestas en el torneo local, no en el pasado.

Aldo Corzo, con casi cuarenta partidos en selección en más de diez años involucrado, es un jugador con notable experiencia y oficio. Pero Perú no es una selección que mira al presente, sino al futuro. Como cualquier equipo chico. Y perseverar en un lateral incapaz de proyectarse y que es superado cuando el rival aprieta el acelerador,  no le hace bien a un fútbol cuya mayor debilidad es la variante. Y ahí están Lora y Lagos.

Aunque no estuvo, el otro que va quedando fuera del universo de Gareca es Farfán. Suena mal agradecido decirlo, pero Jefferson ya no es necesario. Merece un gran partido de despedida y pasar al retiro internacional. Detrás suyo, se clasifique o no al Mundial, es momento de probar variantes, si Lapadula o Guerrero no están. Y si persevera el técnico en un jugador roto en lo físico y al borde del retiro, peligra, nuevamente, el futuro. 

Perú se alista para Uruguay, la primera de las finales en menos de seis meses. Colombia por el tercer puesto es un premio consuelo a una Copa América que dejó conclusiones positivas. Sobre todo, la revalidación de entrar en un séptimo año de Gareca con motivación y buen ritmo de competencia. Ojalá no sea el séptimo malo. Ojalá no sea el séptimo y último. Ojalá llegue a once y más. 

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Lapadula, Raziel García, Ricardo Gareca

El pasado 21 de junio el Tribunal Constitucional emitió la sentencia 641/2021, la cual abre la puerta para traer abajo una de las instituciones patriarcales más naturalizadas que tenemos: la obligatoriedad de poner el apellido paterno en primer lugar.

La máxima instancia judicial del país, a través del análisis de un caso concreto, establece que, cuando el artículo 20 del Código Civil señala “que al hijo le corresponde el primer apellido del padre y el primer apellido de la madre”, no puede interpretarse una jerarquía, por lo tanto, no debe obligarse a las personas a usar como primer apellido el paterno.

Es interesante notar como el TC, en su argumentación, reconoce que existe un contexto histórico de discriminación hacia las mujeres; por lo que la práctica de generar un orden de prelación entre los apellidos responde a lógicas de exclusión que el Estado debe enfrentar para garantizar el derecho a la igualdad en el ámbito familiar y el derecho a la identidad.

En concreto, el TC señala que los padres y las madres deben ponerse de acuerdo en el orden de los apellidos, por lo que exhorta al Congreso a modificar el artículo 20 del Código Civil, estableciendo los mecanismos para la resolución de discrepancias entre los progenitores.

Con estas definiciones se abre una gran oportunidad para que las y los congresistas se comprometan con la igualdad y recuperen los proyectos legislativos que se encuentran en el Congreso – desde el 2017-  sobre esta materia.

Recordemos que, la primera legisladora que plantea esta iniciativa fue la ex congresista Marisa Glave, quién advirtió lo discriminatorio de la norma y su impacto sobre la vida de miles de personas. A su proyecto de ley le siguieron otros que acumulados lograron un dictamen aprobado en la Comisión de la Mujer y opiniones favorables de diversos sectores.  A la luz de la actual sentencia del TC se requiere exonerar de dictamen en la Comisión de Justicia y Derechos Humanos, para que la propuesta sea priorizada y pase directamente al pleno, sea debatida y – esperemos-  aprobada; garantizando que el contenido y los mecanismos para la solución de discrepancias entre las partes, respondan a criterios de no discriminación.

A pocos días del bicentenario este Congreso tiene una última pero gran oportunidad para contribuir con la igualdad, modificando una norma patriarcal y que ha perpetuado relaciones desiguales en las familias, así como limitado el derecho a la identidad. Muchas madres, padres, hijos e hijas, lo agradecerán.

Es tiempo de garantizar  #ApellidosEnIgualdad.

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Apellidos, familia, Tribunal Constitucional
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