Querida Manuela:

Nací en 1973, durante uno de los tantos regímenes militares de nuestra historia. En ese momento, las mujeres teníamos el derecho a votar y postular a cargo político, pero debíamos ser educadas, casadas y mayores de 21. Desde las elecciones del Congreso Constituyente del Perú de 1822, en las que no pudiste votar Manuela, solo varones educados pudieron hacerlo.

Fuimos el penúltimo país en Sudamérica en otorgarnos ese derecho. El 7 de setiembre de 1955, durante el ochenio de Manuel Odría, se promulgó la Ley N° 12391 que otorgaba a las mujeres el derecho al voto con las condiciones mencionadas. Mi abuelo paterno, Alberto Arispe, fue senador de la República en ese periodo, sin saber que hijas y nietas ibamos a gozar de este beneficio; pero quizá pensando en eso, como él, muchos apoyaron la decisión. Luego de algunos años, con la Constitución de 1979, se da el derecho al voto para todos y todas, así como a la educación universal.  Es decir, todos los ciudadanos y ciudadanas, sin condiciones, podíamos votar. Yo tenía seis años.

Los primeros debates por el voto de las mujeres comenzaron en 1931. Las discusiones de los políticos se centraban en el derecho al voto en los comicios municipales. Fue en ese año cuando el poder presidencial cambió cinco veces en un año: Leguía, Ponce, Sánchez Cerro, Elías y Jiménez; por ello, el tema quedó relegado. Sin embargo, los primeros debates ya habían empezado con las primeras sufragistas peruanas a fines del siglo XIX. Las sufragistas destacadas fueron las escritoras María Jesús Alvarado, Zoila Aurora Cáceres, Adela Montesinos, Elvira García y García y Magda Portal. Hace unas semanas se cumplieron 50 años de la muerte de María Jesús Alvarado, la primera peruana en plantear en 1911 la igualdad de derechos y, con ello, el voto femenino. Por esto y diversas reivindicaciones a favor de las mujeres se dio su deportación dictaminada por el gobierno de Leguía. Parece que el exilio o la deportación era el futuro de las mujeres luchadoras.

Pero te tengo buenas noticias, Manuela. Las cosas han cambiado, en junio de 2021, las mujeres no solo decidimos sino somos la mayor fuerza electoral: 50.4% (12 745 409) contra un 49.6% de hombres (12 542 545). Somos más de 12 millones de ciudadanas que podemos escoger y decidir lo que es mejor para nosotras.

Actualmente tenemos dos candidatos que se presentan a la presidencia de la República, ambos machistas, llenos de prejuicios y con un grave desconocimiento de la institucionalidad. Son parte de la sociedad que no reconoce a la mujeres como tú, como María Alvarado y todas las hermanas sufragistas. Es momento de exigirles que cumplan con las leyes, políticas y planes de Estado vigentes (algunos ejemplos son: DS N° 005-2017-MIMP, que dispone un mecanismo para la igualdad de género en las entidades del gobierno nacional y de los gobiernos regionales; DS N° 068-2017-PCM, que dispone la realización del diagnóstico de la desigualdad salarial en el Estado; DS N° 056-2018-PCM, que aprueba la política general del gobierno; DS N° 004-2018-MINEDU, lineamientos para la gestión de la convivencia escolar, la prevención y la atención de la violencia contra niñas, niños y adolescentes; y, el más importante, el DS N° 008-2019-MIMP, que aprueba la política nacional de igualdad de género). No debemos depender solo de congresistas o presidentes mujeres, sino de todos aquellos demócratas que reconocen las leyes y sus derechos. Debemos exigir a las autoridades que elegimos que las hagan cumplir. Llegó la hora de marcar la agenda pública desde una visión de igualdad y equidad de género con el uniforme de Húsares, como tú.

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Elecciones 2021, Opinión, Perú

Estamos a un mes de la segunda vuelta electoral, hay mucha confusión, violencia y desánimo hacia el nuevo gobierno que ingresa el 28 de julio del 2021. Estamos viviendo una realidad política polarizada y adversa, supongo que parecido a lo que viviste en los primeros años de la independencia de América.

En estos momentos de confrontación, solo pienso en la lucha patriota, en el ideal de ser libres, crear una patria y liberar el continente americano. “No estoy aquí para informarles a ustedes, sino para sacrificarme por la causa de la libertad», frase célebre de nuestra heroína anónima María Parado de Bellido quien en vida fue mujer ayacuchana, mestiza, analfabeta y quechuahablante, que exponiendo su bienestar y el de su familia, sacrificó su vida en mayo de 1822. Hace 199 años, ella era informante de los patriotas respecto de los movimientos de los realistas en su región.

María fue llevada en procesión en torno a la plaza huamanguina y en cada esquina un oficial leyó el bando de la sentencia de los realistas estableciendo que era «para escarmiento y ejemplo de los posteriores por haberse rebelado contra el rey y señor del Perú». Fue en la plazuela del Arco donde le esperaba el pelotón de fusilamiento luego de ser torturada para que revele quiénes estaban involucrados en su conspiración patriota. Tú recordarás bien esta historia, ya olvidada con el pasar de los años. Esta fue una de las tantas demostraciones de prepotencia y abuso de las fuerzas realistas cuando escaparon a la sierra una vez que Lima fue independizada. Entraron con represión y pueblos enteros fueron incendiados, arrasados y sus pobladores masacrados.

Actualmente la zona andina sur tiene los mayores índices de pobreza. En el 2019 el INEI identificó a Ayacucho, Cajamarca, Huancavelica y Puno como las regiones con mayor índice de pobreza monetaria del país y cuyos niveles se encontraron entre los rangos de 34.4% y 39.4%. Asimismo, en la actualidad, Uchuraccay, Pucacolpa y Chaca son los distritos más pobres de la república. Son tierras de hombres y mujeres trabajadores, dedicados al agro que alimenta a todos los peruanos; artistas de cerámicas hermosas, de retablos que cuentan historias y música que inspiran como la Flor de Retama.

En diciembre de 1824, tú estuviste las 4 horas que duró la batalla en la Pampa de Ayacucho colindante al pueblo de la Quinua, conoces la zona y su realidad. ¿Qué significa pobreza extrema en 2021? Te explico, significa que los pobladores no pueden cubrir los gastos básicos como alimentos, educación y vivienda. Manuela, parece que nada cambió en tantos años. Sin servicios, sin alimentos, sin derechos, probablemente no es muy diferente a lo que tú conociste. Pero fue en esas tierras donde se firmó la Capitulación de Ayacucho que no solo significó la independencia del Perú sino que abrió la independencia hispanoamericana. Hasta hoy, existe la marcada diferencia entre Lima y la sierra, en especial, la zona sur.

Saludos,

Sil

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Elecciones 2021, María Parado de Bellido

Querida Manuela,

Soy Silvia Arispe querida compañera Manuela Sáenz. Te escribo esta primera carta para establecer contacto contigo, ya que creo que tú, como mujer luchadora e independista, debes saber lo que ha pasado en el Perú en los años previos al Bicentenario. Gracias a ti y a tus tertulias con Rosa Campuzano y otras ilustres damas en aquella casa de Pueblo Libre (Lima) llegamos a conseguir liberarnos de la Colonia. Allí recibiste a Simón Bolivar, Antonio José de Sucre y otros generales de Ejército Unido Libertador del Perú. ¡Qué épocas tan emocionantes! Tu sala conserva todavía los secretos de esas conversas e ideas revolucionarias, donde se diseñaban estrategias políticas y militares para ejecutar en el campo de batalla.

Las mujeres peruanas siempre hemos sido guerreras. Desde las rabonas que acompañaban a las milicias al campo de batalla; pasando por ti, que lideraste batallones a caballo con tu uniforme de húsar, espada en mano; hasta hoy, con el ejemplo de las dirigentes vecinales, organizaciones sociales de base y cocineras de las ollas comunes. Siempre adelante, cuidando a nuestra comunidad.

Soy abogada especializada en derechos humanos y comparto tus principios de libertad. Claro, ahora más mujeres podemos estudiar carreras profesionales, a diferencia de la educación que recibían en tu época las damas privilegiadas: bordado, elaboración de dulces, ingles y francés. Felizmente esto último te llevó a leer a los clásicos griegos y filósofos franceses que ayudaron a activar tus reflexiones y sembraron la semilla del cambio. Sin embargo aún nos queda mucho por avanzar.

Tu conocimiento y garra hizo que participes en la toma de Lima, mi ciudad querida, donde José de San Martín te dio el título de Caballersca de la Orden del Sol de Perú. No tuviste reparo en estar en las batallas de Pichincha, Junín y Ayacucho, con las que llegamos a nuestra independencia y a la de todo el continente. Combatiste bajo las órdenes del Mariscal Antonio José de Sucre en la división de Húsares de Vencedores y así ascendiste a ser Coronela del Ejército Colombiano. Cuántos méritos y cuánta ilusión por independizar al Perú.

Al igual que tú creo en lo mejor para mi país. Me formé con el sueño de realizar un cambio para el Perú. Por ello vengo trabajado activamente hace 20 años y quiero contarte en estas cartas como vamos llegando al Bicentenario en lo que se refiere a derechos humanos en especial para las mujeres, niños, niñas, adolescentes, pueblos originarios y comunidades vulnerables. Quedan dos meses para celebrarlo Manuela, ¿puedes creerlo? El tiempo vuela. En noviembre del año pasado fui por trabajo a Huánuco a inaugurar un hogar de refugio temporal para mujeres víctimas de violencia como Directora Ejecutiva del Programa Nacional Aurora-MIMP. De paso, paré frente al Obelisco de Chacamarca a ofrecer mis respetos. En mi regreso a Lima, por la radio de la camioneta oficial en la que viajaba, me enteré de que habían vacado al presidente de turno. Esto no es fácil Manuela, seguimos construyendo a pesar de dificultades. La independencia solo fue el primer paso y nuestra correspondencia recién comienza.

Un abrazo,

Sil

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Opinión
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