¡Qué difícil es llevar así adelante una vida laboriosa y responsable, razonablemente honesta, articulada alrededor de algunos principios orientadores que sabemos nunca aplicaremos en olor de santidad, con preferencias y simpatías legítimas pero que no se pueden sustentar de manera absoluta, más o menos exitosa y gratificante!
Nunca he escuchado a tantas personas tan distintas en casi todo expresar con tanta fuerza desánimo, cinismo, descreimiento, aburrimiento, irascibilidad y descalificación de todo y todos aquellos que supuestamente representan a alguien. Es pasividad agresiva que combina desprecio por el espectáculo y sus actores con algo de placer vicariante por sus pequeños éxitos y desgracias. Es poco e impredecible aquello que va hacer reventar el hartazgo y mostrar a los que dirigen lo impotentes que son. Ya no tienen confianza. Se van a quedar sin ninguna lealtad.