Gobierno

Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. En nuestro episodio número 324.

En SoundCloud

En Spotify:

Tags:

censura, Gobierno, Juan Silva

 

Mucho se comenta respecto de la inminente caída de Pedro Castillo y su salida de Palacio -desenlace labrado con empeño por el propio presidente-, pero conviene también reflexionar sobre los escenarios que se abrirían a futuro si tal cosa ocurriera (sea por la vía de la renuncia, de la vacancia o de la acusación constitucional).

La primera inquietud, por supuesto, es qué pasaría con Dina Boluarte, en los hechos la primera vicepresidenta y a quien le correspondería, de salir Castillo, ocupar el cargo. ¿Está el país político dispuesto a aceptarlo o el aluvión también se la llevaría de encuentro? Ella tendría que actuar muy aceleradamente: por ejemplo, nombrar un gabinete independiente y tecnocrático, comprometer un gobierno de ancha base o cosas por el estilo, para aquietar las aguas políticas.

Si eso no es suficiente e igual es sacada del poder, se abriría el paso a nuevas elecciones. Ya se plantea discusión jurídica respecto de si corresponderían elecciones generales o solo presidenciales, tendiendo la razón a sugerir que deberían ser generales, es decir incluir a los congresistas (hay, además, argumentos políticos de peso: si no es así, estrenaríamos un Ejecutivo sin mayoría congresal, situación que ha provocado todas las crisis políticas de los últimos tiempos).

 

 

Poniéndonos ya en el escenario de nuevas elecciones, es importante advertirle, sin embargo, a la principal promotora de la salida de Castillo, a la derecha, que no crea que las tiene todas consigo, como parece entender, dado su entusiasmo vacador.

Es verdad que el desprestigio del gobierno de Castillo arrastra grandes cuotas de afectación a la mayoría de las izquierdas (en particular a la de Verónica Mendoza y Nuevo Perú, por más que intenten ahora, desesperadamente, desmarcarse del desastre), pero siguen en pie las condiciones predisponentes para la aparición de un candidato disruptivo, apoyado en la lógica antiestablishment del mundo andino, al cual la derecha no tiene acceso, ni siquiera remoto, en términos de representación.

 

El tema se complica aún más dada la fragmentación de la centroderecha, que ha hecho mutis absoluto respecto de la sensata propuesta de Rafael López Aliaga de renunciar a candidaturas (por lo menos las de él y la de Keiko Fujimori) y construir un gran pacto que propicie no solo un triunfo electoral, sino la consecución de la suficiente mayoría parlamentaria para gobernar sin los sobresaltos que el país viene sufriendo por la fatal circunstancia, mencionada líneas arriba, de que se llega al poder sin mayoría en el Congreso.

Por más deseable, imperativa o saludable que sea, nada asegura que la salida de Castillo del poder vaya a anticipar un periodo de paz política y el final de la incertidumbre y zozobra que venimos padeciendo desde los tiempos de PPK (ya con cinco presidentes a cuestas en menos de un lustro).

 

 

Tags:

Gobierno, Pedro Castillo

Es entendible que en la primera fase del gobierno de Castillo, en un contexto en el cual se les acusaba de fraude y la extrema derecha buscaba deslegitimar su triunfo electoral, Castillo haya buscado consolidar su alianza co-gobernando con los aliados políticos que lo llevaron a la presidencia. Así Bellido asumió como primer ministro y se formó un gabinete con cuadros de Peru Libre y Juntos por el Perú.

A medida que pasó el tiempo fue quedando claro que las acusaciones de fraude eran falsas y que era una estrategia política de la derecha para deslegitimar el triunfo de Castillo. Ese peligro se fue desinflando en la medida que quedaba claro que el fraude era una ficción.

Entonces empezó la segunda fase del gobierno en la cual la amenaza principal no eran las acusaciones de fraude sino la agenda polarizante, conflictiva y retrógrada de los representantes de extrema izquierda en el gabinete. Castillo entendió la situación y corrigió nombrando a Mirtha Vasquez como primera ministra y eligiendo cuadros ministeriales más sensatos y centristas.

En ese momento empezó la tercera fase del gobierno en la cual la amenaza principal no era la agenda de extrema izquierda sino la incompetencia y corrupción de diversos funcionarios del gobierno. En esta fase se ha dado un escándalo tras otro, demostrando en algunos casos la falta de preparación y en otros el comportamiento corrupto de diversos funcionarios. 

A la hora de definir posiciones de gobierno Castillo priorizo lealtad sin tomar en cuenta si estas personas tenían la preparación para el puesto o tenían un comportamiento corrupto. Esa lealtad le generó una falsa sensación de control mientras que abonaba el terreno para futuros escándalos de corrupción e incompetencia. 

La cereza la puso la entrevista en CNN, en la cual quedó claro que Castillo no era capaz de articular respuestas ni presentar posiciones políticas coherentes. Castillo trata de ser conciliador, pero sin posiciones claras, quiere estar bien con todos y solo genera crisis más complicadas. No solo elige incompetentes sino queda como incompetente tambien. 

¿Que puede hacer Castillo para responder a esta crisis? No se necesita ser una lumbrera para gobernar el país, se puede lograr mucho con un poco de sentido común, para lo cual no se necesita estudiar en el extranjero. Para superar el problema de incompetencia y corrupción que tiene en su gobierno la lección es muy simple: 

ELIGE A GENTE PREPARADA Y HONESTA.

Esa consigna es la clave del éxito para los siguientes cinco años de gobierno. Bien aplicada genera un círculo virtuoso: eliges a gente preparada y honesta, el desempeño del gobierno mejora, la aprobación de la ciudadanía aumenta, atraes a más gente preparada y honesta, los inversionistas regresan, los negocios se activan, etc.

El gobierno no es una bolsa de empleos para los amigos del presidente ni los miembros del partido, es una organización hecha para servir al país y que requiere profesionales con experiencia, capacidad y liderazgo. 

En el siglo 19 en EE.UU el modus operandi del gobierno para elegir funcionarios era el “spoils system” o “sistema de tráfico de influencias” mediante el cual los puestos de gobierno se definían en función de amistades y conexiones partidarias. 

Despues del asesinato del presidente Garfield en 1883, se aprobo la Ley de reforma del servicio civil de Pendleton con la cual los puestos del gobierno federal pasaron a seleccionarse en funcion al merito y no en base a conexiones politicas. Han pasado casi 140 años desde que EE.UU. resolvió este problema, creo que ya es hora que el Perú lo resuelva.

Si tienes que viajar en avioneta no vas a elegir al piloto por ser amigo de tu compadre, lo vas a elegir porque tiene las horas de vuelo necesarias y está debidamente capacitado para manejarla. No vas a arriesgar tu vida para favorecer a un amigo. Lo mismo sucede cuando eliges funcionarios clave en el gobierno.

Tags:

Candidatos, Gobierno, política peruana

Adriana Tudela, congresista de Avanza País, dijo que “está clarísimo que la asamblea constituyente es el objetivo de este Gobierno. No considero que hayan habido señales de una marcha atrás por parte de Pedro Castillo, simplemente ha mantenido silencio respecto a este tema durante un tiempo”. Agregó que “confiamos en que el TC nos dará la razón. Hacer lo contrario sería ir en contra del núcleo duro de la democracia. Una asamblea constituyente significa un quiebre con el estado de derecho”.

Carlos Anderson, congresista de Podemos Perú , dijo que “la confianza de la gente en el gobierno se ha evaporado”. Por su parte, Patricia Juárez, congresista de Fuerza Popular, dijo que “es extraño que se observe esta norma porque el presidente señaló que iba a realizarse el procedimiento siguiendo el artículo de la constitución haciendo que la decisión sobre el referéndum pase por el congreso”. Y agregó que “se pretende crear una tercera vía para obtener un referéndum. Esa vía no existe en la constitución. Se está haciendo una interpretación sesgada para ello”. Finalmente dijo que en la ley 26300 “no existe ningún recorte a los derechos de participación ciudadana”.

Por Youtube:

Por Spotify:

Por  Soundcloud: 

Recuerda seguirnos en vivo por Youtube, Facebook live y Twitter

Tags:

Adriana Tudela, Carlos Anderson, Gobierno, Patricia Juárez, Pedro Castillo

Falta poco para que termine el año y si miramos atrás, nos sorprende el haber sobrevivido a un periodo tan intenso: el dolor de la pandemia, la primera vuelta electoral, las vacunas, el desconcertante triunfo de Pedro Castillo, la búsqueda del fraude electoral, la lucha de Perú Libre por el poder en el ejecutivo, la ruptura de Perú Libre en el congreso, la información distorsionada por el periodismo peruano, la búsqueda de la vacancia presidencial, la caída de ministros, la profunda crisis de la educación nacional.

Y justo en el momento en que la crisis socioeconómica en la que se encuentra el mundo entero nos absorbe, Pedro Castillo sigue comportándose como si se encontrará en campaña electoral y aún no gobernara. Un duro desafío para la gestión de un Estado tan inestable, cuando en este contexto, las prioridades debieran tener claro cómo será el retorno a las clases presenciales, el tener listo el sistema de salud para atender al alto número de contagiados con la última variante del virus, el haber empezado un plan para conseguir el retorno de capitales y reactivar la economía de la manera más justa posible, el poner sobre el tapete nuevas políticas de seguridad para enfrentar al narcotráfico y la delincuencia urbana, el tener diseñadas con diversos medios campañas sociales y  culturales a favor de la convivencia sana y solidaria que necesitamos más que nunca.

Contra la urgido, el presidente cierra el año desaprobado, bajo la vigilancia de fiscales debido a sus desconcertantes reuniones fuera de palacio de gobierno, a sus vínculos con funcionarios de estado bajo sospecha de corrupción gracias a que la prensa se encarga de indagarlo. Y más allá de si la información es verdadera o no, la indiferencia del presidente nos desafía cada vez que en lugar de dar razones o justificar lo acaecido, responde tan solo mediante consignas de movilización popular, alimentando el misterio sobre las preguntas que nunca se responderán. Como contraparte, este año nos ha confrontado con un Congreso de la República que hasta la fecha ha realizado pobres y pocas propuestas legislativas creadas para favorecer la informalidad y la corrupción. El resto del tiempo, sus integrantes se han dedicado a deshacer y rehacer alianzas en contra del Ejecutivo y sus ministros. Por supuesto, más desaprobado que el presidente, se encuentra el Congreso.

Esta falta de representación recogida en las encuestas realizadas por diversas agencias, debe alertarnos porque el resultado en cualquier sociedad es sin duda la anomia, el sufrir la carencia de normas capaces de regularnos: los cultivos de coca para el narcotráfico se han multiplicado, los robos a mano armada y los homicidios han aumentado, la violencia de género en los hogares y los problemas de salud mental se han elevado de manera angustiante, la defensa de la informalidad y la evasión tributaria se han posicionado políticamente, la difamación y manipulación abusiva de la información se han vuelto pan de cada día.

Las únicas figuras públicas que han conseguido mantener cierta estabilidad en nuestra sociedad a pesar de esta inmensa ola alimentada por el conflicto de poderes han sido el ministro de Economía y la presidenta del Consejo de Ministros. La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) ya indicó que la economía peruana se encuentra entre las mejor preparadas para el próximo año en la región y el ministro Francke ha cerrado el año anunciando que el crecimiento del producto bruto interno del 2021 ha sido también el más grande en nuestro continente, superando las proyecciones al comenzar el año. La Primera ministra Mirtha Vásquez, reconocida como la auténtica encargada del actual gobierno, ha conseguido como el mayor logro de este año, el reencausar los conflictos con distintas mineras heredados de gobiernos anteriores. Las Bambas sea quizás el más difícil de todos hasta la fecha, pero los resultados mostrados desde el mes de octubre, nos dan esperanza para el desarrollo de la mesa de diálogo que mañana jueves 30 comenzará a trabajar. Que Renovación Popular con apoyo de la prensa no cese de pedir que Vásquez se retire es un ejemplo de cómo en un contexto tan delicado, la oposición política sólo se dedica a alimentar el caos y no nos permite responder solidariamente a las prioridades que tanta falta nos hacen.

Mis mejores deseos para que el 2022 tengamos un respiro con un Congreso y un Ejecutivo dispuestos a trabajar de verdad. 

Tags:

Congreso de la República, Gobierno, propuestas legislativas

Se va acabando el año. A fines del 2020 considerábamos que se acababa un año de quiebre en el país y que lo que viniera en adelante iba a ser mejor, porque nada podría igualar el año de la pandemia, el año del golpe de Merino, el año en el que la clase política se puso de espaldas a la gente.

Vaya que el 2021 se encargó de contradecirnos. Nos fuimos poniendo peor a medida en que avanzaba la campaña electoral y la segunda ola se hizo realidad. Cuando tuvimos que aceptar que el Covid – 19 se había llevado no menos de 200,000 peruanos y no sabemos con certeza cuántos murieron de otras enfermedades porque no encontraron atención médica gracias a la pandemia. Cuando -algunos varios- no pudimos dormir después del resultado de la primera vuelta sabiendo que se enfrentarían dos opciones pésimas en la segunda. Cuando tuvimos que ver cómo semana a semana el gobierno de Castillo se iba encargando de demostrar lo terrible que es la precariedad y la soberbia, y cuando está asociado a sospechas enormes de corrupción y no parece que haya discurso racional frente a eso. Cuando la oposición sigue demostrando que, si en el Ejecutivo la cosa está mal, en el Legislativo está igual, destruyendo las únicas cosas buenas que se han logrado concretas en los últimos años.

En un escenario así, el panorama debería ser desolador y la perspectiva terrible. Los peruanos deberíamos sentirnos en un hoyo en el que la anarquía o la desafección deberían ser alternativas válidas. Pero Lima no es Ciudad Gótica y no aparece un Batman en el país, así que tenemos que vivir con lo que tenemos. En el Perú largamente hemos aprendido a sobrevivir independientemente de lo que el gobierno y el Congreso hagan. Una de las grandes herencias del Perú post 80s ha sido esa: la increíble capacidad que tenemos para estar desligados de la lógica política. Por más que ello dispare el dólar, afecte nuestra canasta básica y nos ajuste el monedero, seguimos adelante ajustando lo que haya que ajustar.

Las últimas encuestas dan fe de ello. La encuesta del IEP, publicada el día de ayer en La República contiene un conjunto de preguntas interesantes a mirar. Por ejemplo, cómo se evalúa a nivel personal este año y qué expectativas se tienen para el 2022. Este año se considera que el balance es regular o malo, pero el siguiente la perspectiva es bastante más positiva. En el siguiente cuadro hemos elaborado un comparativo:

Fuente: Encuesta IEP diciembre 2021. Elaboración propia

Como se ve, las perspectivas para el 2022 son bastante positivas. Vamos a estar mejor a nivel personal sin dudarlo, dicen las personas encuestadas. La paradoja de esto es que entre quienes señalan que el 2021 fue malo o muy malo destaca el bolsón electoral que llevó a Castillo al poder: el NSE D/E rural, con menor nivel educativo, de izquierda (plop), de 25 a más años. Si uno ve esto, comprende más por qué la popularidad del presidente se ha desplomado. Pero aún así, los segmentos que son más pesimistas con el 2021, son los más aprueban al gobierno:

Como apreciamos, es una lógica que no funciona del todo o se asume que no es el gobierno el responsable en estos casos. 

Los optimistas en el 2022, aquellos que señalan que les irá bien / muy bien, son el NSE C, los jóvenes de 18 a 24 años, de educación superior, de centro. 

Estos perfiles ayudan a comprender elementos más finos, pero en grueso nos deja ver que hay un optimismo general con respecto al futuro inmediato que nos habla del divorcio que hay con una política que cada vez es menos relevante para la gente.

Lo mismo pasa cuando se ve la encuesta de DATUM. AL preguntársele a las personas por las compras navideñas, la expectativa de gasto en regalos supera el monto de incluso el 2019.

Impresionante recuperación para lo que ha sido este año para el país, ¿verdad? Hay más, con respecto al 2020, sube 11% la proporción de personas que señalan que gastarán más de 400 soles en regalos este año y baja 8% la proporción que indica que no gastará en regalos.

Una perspectiva indirecta para señalarnos que hay la sensación de tener mejores recursos para afrontar las fiestas -gasto no indispensable- comprando regalos. Esto es muy importante porque puede asumirse como un indicador de bienestar a nivel individual.

¿Todo esto es positivo? Desde luego que sí, por la percepción ciudadana de que la situación va mejorando y que vamos teniendo un alivio pese a la crisis. Pero también nos deja pensando si es que no es un momento en el que esta perspectiva de mejora no nos hará más resistentes al ruido político y las cuerdas separadas funcionen mejor que nunca en este país. Si llegamos al punto del “hagan lo que quieran, mientras mi economía no sufra (mucho)”, estaremos a merced de lo que los políticos hagan, confiados en que no habrá ofensa ciudadana que los haga calcular mejor sus pasos.     

 

Tags:

Congreso de la República, Gobierno

Se ha hablado, escrito y analizado en extenso -desde diversas miradas- el tema de la gobernabilidad en el país para dar así tregua al inicio de gobierno de Pedro Castillo. Terminado las elecciones, opositores a él (y lo que representa) anunciaban que no era posible que esté en Palacio de Gobierno, que era inevitable la vacancia presidencial. Era el inicio de una confrontación por todo lo dicho en campaña de parte del actual mandatario con discurso radical en ese escenario. En ese inicio solo cabía esperar, no era el momento. 

Para tal caso, esperar los cien días de gobierno era ineludible para tener claro el camino que iba a tomar Pedro Castillo. Como había escrito a inicios de julio por este medio, su gestión gubernamental transitaría entre la ideología y la improvisación. Y no me equivoqué. Había analizado, para ese entonces, el entorno presidencial y realizado un posible escenario. 

Desde julio hasta ahora, en nombre de la gobernabilidad (que no es más que relación armónica entre Estado, sociedad y empresarios según lo que expresa la teoría) diversas bancadas políticas habían sugerido que no se vaque al presidente. Habiendo rápidamente indicios de vínculos con Movadef (brazo político de Sendero luminoso), con el narcotráfico y con corrupción en temas de licitaciones públicas, diversas bancadas, sobre todo las de Acción Popular y Alianza Para el Progreso, les otorgaba (y otorgan críticamente) el beneficio de la duda a Pedro Castillo, gabinete y aliados.

Ni qué decir de analistas políticos que también otorgan ese beneficio para que Pedro Castillo siga en Palacio. Es así que la palabra gobernabilidad se desgasta en contextos políticos que presentan políticos amateurs, sin capacidad de poder convocar y mirar sensatamente lo que otros países realizan para el beneficio de sus ciudadanos. En ese contexto, agregamos que minorías activas (como el terrorismo y el narcotráfico) ponen en riesgo nuestra joven democracia por todo lo que representan (y hacen) en el Estado y el escenario político y económico. 

Así, la gobernabilidad presenta quiebres, puentes rotos, entre los actores que esta palabra encierra. Lo que se debería plantear en la opinión es cómo reconstruir ella. Cómo acercar nuevamente la confianza ciudadana a una gestión gubernamental sin ningún tipo de problemas, como las mencionadas líneas arriba. Hay momentos de la historia en que los países pueden ir hacia ese camino. Los ciudadanos se acomodan, resuelven sus problemas y permiten que los actores políticos en juego planteen las soluciones que se requiere. 

Estamos a tiempo, avancemos a reconstruir la relación entre Estado, ciudadanía y empresarios. ¿Quién dijo que eso es fácil? Quien diga eso no ha transitado ni las bibliotecas de historia ni el escenario político. Hay coyunturas críticas que permiten avanzar hacia la reconstrucción de la gobernabilidad. Que los actores políticos tengan firmeza.

Tags:

Gobierno

Si a algunas personas el gobierno de Sagasti debería prestarle atención como potenciales focos de desestabilización es a José Luna Gálvez y a su satélite congresal e hijo, José Luna Morales.

Estuvieron claramente involucrados en la vacancia de Vizcarra, porque éste no satisfacía sus requerimientos de tumbarse la reforma universitaria, Sunedu incluída, y permitir así que su universidad, Telesup, vuelva a seguir estafando a decenas de miles de alumnos ofreciéndoles educación de bajísima calidad.

Los Luna se han agenciado, inclusive, un conglomerado mediático que les sirve de caja de resonancia para todas sus iniciativas demagógicas, como esta peregrina idea de devolverle dinero a los aportantes al sistema de la ONP.

Llama la atención, asimismo, la altísima frecuencia con la que congresistas de otras bancadas, particularmente de Acción Popular, terminan siempre votando en el mismo sentido de los proyectos de ley que Podemos Perú presenta. Los malpensados podrían pensar que eso no es gratuito, pero resulta por lo menos extraño que estos congresistas acaten más las órdenes de los Luna que las indicaciones de sus propios partidos.

Hoy, los Luna están atarantados por el remezón de la calle que frustró la presidencia del monigote de Manuel Merino, pero más pronto que tarde volverán a la carga. Sagasti es el objetivo. Con medios, una bancada artificiosa de 30 congresistas y mucho dinero de por medio, saben que se les acaba el plazo para lograr sus propósitos, de tirarse abajo la reforma universitaria, tumbarse al equipo Lava Jato y gozar, por cierto, de las canonjías del poder.

Sobrevivirán, a posteriori, lamentablemente. La estructura montesinista que han armado tiene en Daniel Urresti una locomotora electoral que les permitirá tener una bancada el próximo lustro, y entonces verán cómo insistir en su agenda, pero hoy en el corto plazo sus objetivos son claros y obviamente un régimen centrista como el de Sagasti es un obstáculo que buscarán extraer.

Solo la movilización callejera los puede detener. No creo, sin embargo, que al final del día ello les importe mucho a la hora de buscar sus objetivos, pero lo que sí queda claro es que la alerta democrática de la ciudadanía y el ojo vigilante de un gobierno que hasta el momento no da pie con bola no puede permitir que esta coalición desestabilizadora convierta al Perú en su chacra personal, a punta de matones, camiones y dinero.

 

Tags:

Francisco Sagasti, Gobierno

Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. En nuestro episodio número 267: El gobierno se modera. Comunidades dicen no querer minería en cabecera de cuenca. Y la necesidad de fortalecer el viceministerio de gobernanza territorial

En Youtube:

En SoundCloud:

En Spotify:

Síguenos en Sudaca.pe

Lima – Perú

Tags:

comunidades, Gobierno, mina, minerías
Página 29 de 31 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31
x