Juan Carlos Tafur

El gabinete no merece la confianza

“Y el problema político más serio es que es el propio Premier, el involucrado en el despropósito. Como ha sido denunciado anoche, Aníbal Torres es pieza operativa de la estrategia de copamiento partidario”

 

El Congreso tiene frente a sí la posibilidad de reivindicarse políticamente. Dada la tozudez del presidente, de no prestar atención a las demandas de diversas bancadas parlamentarias solicitándole cambiar a algunos ministros cuestionados, a fin de brindarle el voto de confianza del gabinete Torres, no le queda más remedio al Legislativo que negárselo.

El Congreso no puede volver a cometer el error que cometió al darle el aval político a un gabinete como el presidido por Guido Bellido. En gran medida, la alta desaprobación del Legislativo en las encuestas se debe a que la ciudadanía lo percibe como comparsa de un Ejecutivo a su vez crecientemente desprestigiado.

Los ministros sometidos a legítima controversia siguen allí, orondos, sin visos de renovación. Y los pocos ministros solventes, como el titular del MEF, no la pasan bien. Oscar Graham acaba de ser desairado groseramente por el propio presidente, al perder su batalla tecnocrática con la politizada ministra de Trabajo, Betsy Chávez, respecto del tema de la tercerización laboral (iniciativa de la ministra que Graham había cuestionado y que, a pesar de ello, hoy sale publicada como norma consagrada en el boletín legal de El Peruano).

 

 

Si el Congreso no le pone coto a la destrucción del sector público y su esencia tecnocrática, el país va a sufrir pronto las consecuencias del copamiento mediocre de cuanta entidad pública está al alcance de las huestes cerronistas y castillistas, que paulatinamente van copando el aparato estatal, haciendo salir en estampida a una enorme cantidad de funcionarios de nota, con experiencia en el sector público o con calificaciones técnicas que les permitían echar a andar ese paquidermo burocrático que es, lamentablemente, el Estado peruano.

Y el problema político más serio es que es el propio Premier, el involucrado en el despropósito. Como ha sido denunciado anoche, Aníbal Torres es pieza operativa de la estrategia de copamiento partidario y de la utilización de los recursos del Estado para fines torvos. Es inaceptable que el Congreso le otorgue la confianza y mire de soslayo la infinidad de denuncias que surgen alrededor del gabinete por él presidido.

¿Se gastaría una bala de plata? Pues sí. Y podría ser aparentemente inútil, ya que Castillo podría insistir en nombrar un nuevo gabinete aún peor que el actual, pero el gesto político es el que vale, sobre todo ante la ciudadanía. El Congreso debe recuperar sus fueros y su dignidad política. Y si eso pasa por el trago amargo de negarle la confianza al gabinete en pleno, pues deberá hacerlo en aras de darle un mensaje a Palacio -que ojalá éste entienda- de que no puede hacer lo que le venga en gana desde el manejo del Estado.

 

 

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anibal torres, Gobierno, Pedro Castillo

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