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Las primeras designaciones del ministro Carlos Malaver incluyen a un cuestionado juez aprista involucrado en el recordado caso de la Megacomisión y un ingeniero ambiental a cargo de las políticas de seguridad ciudadana.

La semana pasada, Carlos Alberto Malaver Odias se convirtió en el nuevo titular del Ministerio del Interior. Sobre los hombros de este oficial general en situación de retiro ha caído la compleja tarea de devolverle a los peruanos la tranquilidad que perdieron hace muchos meses producto de una incontrolable ola de delincuencia.

Sin embargo, los primeros movimientos en el Ministerio del Interior bajo su gestión empiezan a generar dudas con respecto al rumbo que tomará dicho ministerio e invitan a preguntarse si la llegada de este nuevo ministro puede representar la continuidad de los errores que se vieron durante el paso de Juan José Santiváñez por este cargo.

Sudaca ha revisado algunas de las primeras designaciones que se han realizado desde que Malaver Odias llegó al despacho ministerial y ha encontrado casos de personajes que estarán ingresando al Ministerio del Interior con un historial que llama la atención.

EL JUEZ APRISTA

El viernes 16 de mayo, apenas dos días después de iniciar sus labores como ministro del Interior, Carlos Malaver Odias tomó la decisión de desginar a Jesús Manuel Soller Rodríguez como presidente del Tribunal de Disciplina Policial. Este órgano, según explica en la propia página web del Mininter, “resuelve en segunda y definitiva instancia los procedimientos administrativos disciplinarios por la comisión de infracciones muy graves”. 

Cristian Rebosio 

Inicialmente, esta designación no había llamado la atención. Sin embargo, al revisar el historial de Soller Rodríguez se puede encontrar que estuvo involucrado en uno de los casos más cuestionados de la política peruana. Hace más de una década, Soller tuvo un papel protagónico en el caso de la Megacomisión que investigó al segundo gobierno de Alan García.

Por aquella época, García Pérez había recurrido a diversos recursos legales contra la Megacomisión y los informes que lo vinculaban con los varios casos escandalosos, como el de los narcoindultos. Pero es escándalo fue mayor cuando se descubrió que uno de los magistrados encargados de resolver estos recursos tenía una cercanía innegable con la agrupación política del exmandatario.

El personaje en cuestión era Jesús Manuel Soller Rodríguez. Según diversas investigaciones periodísticas que se dieron a conocer por aquellos años, Soller Rodríguez no sólo era cercano a García Pérez sino que, en 1970, se había inscrito como militante del Apra y existían numerosos registros que comprobaban esta cercanía.

Mininter, Santiváñez, Malaver, Apra

La proximidad entre el juez Soller y los apristas no sólo se limitaba a él. Sus tres hermanos y su esposa también estaban inscritos como militantes de este partido político. La siguiente imagen corresponde a Adán Filomeno Soller Rodríguez, uno de los hermanos del juez Jesús Manuel Soller Rodríguez, y se puede observar que se trataba de in militante inscrito y, al igual que él, también existen estos registros de sus otros dos hermanos, Segundo Filomeno Soller Rodríguez y Luis Felipe Soller Rodríguez, así como de su esposa Anita del Pilar Seminario Saravia.

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Aunque Wilber Medina, abogado de García Pérez, negaba por aquel entonces estos vínculos entre el magistrado y los apristas, Ideeleradio dio a conocer que el expresidente también había sido padrino de la promoción del doctorado en Derecho que Soller Rodríguez llevó a cabo en la Universidad San Martín de Porres. Además, en marzo de 1990, García Pérez había nombrado a Soller Rodríguez como juez de primera instancia del 18° Juzgado Civil de Lima.

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Pero pese a todos estos antecedentes que coparon las principales portadas de diarios y noticieros años atrás, durante sus primeras horas en el cargo, el nuevo ministro del Interior consideró que Soller Rodríguez era la persona idónea para designar como presidente del Tribunal de Disciplina Policial.

¿ERA LA MEJOR OPCIÓN?

Otra de estas extrañas designaciones se produjo este último martes. En la resolución ministerial a la que accedió Sudaca se pudo ver que Carlos Malaver eligió a un nuevo director de la Dirección de Ejecución de Políticas de Seguridad Ciudadana, un cargo que por el contexto que atraviesa el país resulta de suma importancia.

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Por ello ha resultado más sorprendente encontrar que Eduardo Rubira Acosta, la persona seleccionada por el ministro Malaver, no es precisamente un experto en este rubro. Sudaca revisó su historial y pudo encontrar que Rubira Acosta no cuenta con experiencia en este sector sino que se trata de un ingeniero ambiental.

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A esto se le suma que en el antecedente más reciente de Rubira Acosta fue como gerente de estudios de inversión para Essalud, un puesto y un sector que poco o nada tienen que ver con las políticas de seguridad ciudadana.

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LA YAPA

Pero esto no es lo único que ha ocurrido en el Ministerio del Interior en los primero días de Carlos Malaver Odias como ministro. El mismo 14 de mayo, cuando Malaver iniciaba sus funciones, se dio a conocer una resolución que declaraba procedente la solicitud de defensa y asesoría legal que presentó Juan José Santiváñez. En otras palabras, el dinero para la defensa del exministro del Interior, el cual se encuentra investigado por un presunto tráfico de influencias, saldrá del erario público.

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Además, en otra de esas sospechosas casualidades, la Secretaría General del Ministerio del Interior, la cual se encarga de declarar procedente estas solicitudes de defensa legal, ahora estará en manos de Erick Fernando Caso Giraldo, quien hasta hace poco ocupó el cargo de asesor de Juan José Santiváñez.

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El caótico presente que afronta el Perú en términos de seguridad demandaba cambios drásticos en este sector y una hoja de ruta clara. Sin embargo, estas primeras decisiones y designaciones no parecen cumplir con las expectativas que la mayoría de peruanos demandan del Ministerio del Interior.

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Nombrar al inefable exministro del Interior, Juan José Santiváñez, como jefe de la Oficina General de Monitoreo Intergubernamental, es una decisión política absurda, que roza lo tragicómico. Revela el nivel de degradación institucional que es responsable de la corrosión del Perú.

Este nombramiento no sólo es un insulto a la inteligencia de los ciudadanos, sino que también socava aún más la autoridad ya desgastada del primer ministro, Gustavo Adrianzén, quien hasta ahora había ocupado un puesto de tecnocratismo racional almidonado.

¿Qué experiencia podría tener Santiváñez para un trabajo tan sensible y estratégico como articular niveles de gobierno? ¿No es ese un trabajo que cae bajo el ámbito de la PCM y está directamente debajo del primer ministro? La mera existencia de esta oficina muestra la lógica clientelista del poder político más que una preocupación real por la gestión del Estado. En un entorno donde el diálogo, la coordinación y la visión estratégica son cruciales, designar a Santiváñez para tal oficina es como poner a un pirómano a cargo de un bosque.

Y esta decisión demuestra que el gobierno no tiene reparos en sacrificar su propia credibilidad en el altar de la política. Adrianzén, quien caminaba una línea fina entre la politiquería y la tecnocracia, ahora sufre las consecuencias de una sombra que lo acecha. No se puede simplemente decir que «el cargo es técnico», cuando el personaje ha mostrado una torpeza desalentadora frente al desafío más acuciante que enfrenta el país en este momento: el crimen.

El Perú no necesita más oficinas ni más burócratas manipuladores de papeles. Necesita una reforma profunda, honestidad y valentía. Y con cada uno de estos nombramientos, nos alejamos aún más de la República con la que soñamos. Duele que en un país que tuvo otras páginas memorables de valentía y decencia, los ineptos sean recompensados como si fueran merecedores de honores.

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Dina Boluarte, santivañez

Mientras señalaban que la razón por la cual no podían combatir la delincuencia era la falta de dinero y recibían un aumento de presupuesto, el Ministerio del Interior destinó varios miles de soles para contratar a un numeroso grupo de personas para que manejen sus redes sociales.

Para el mes de septiembre del año pasado, el entonces ministro del Interior, Juan José Santiváñez, ingresaba al Congreso con la tarea de sustentar el aumento de presupuesto para su ministerio en 2025. En aquella oportunidad, Santiváñez recibió el respaldo de los parlamentarios que escucharon sus planes para los más de doce mil millones de soles que tendría a su disposición y que representaban un incremento de más del 8% con respecto al presupuesto del 2024.

En los primeros meses del 2025, los planes para combatir la delincuencia no parecían estar dando los resultados que el ministro había prometido durante su exposición ante el Legislativo. Sin embargo, quienes todavía defendían la labor del ministro Santiváñez, como era el caso del alcalde Rafael López Aliaga, señalaban que la razón por la cual no se veían resultados positivos en la lucha contra la criminalidad era la falta de dinero.

Sudaca revisó el uso que el Ministerio del Interior le ha dado al presupuesto recibido y se ha podido encontrar una larga lista de gastos que, hasta para el menos conocedor del manejo de ministerios, estarían representando lo que se podría calificar como gastos innecesarios y un despilfarro del dinero que les asignaron.

VIVIR PARA LAS REDES

El uso de las redes sociales para mostrar una vida idealizada aunque irreal es un fenómeno que se ha vuelto común entre adolescentes y jóvenes durante la última década. No obstante, también parece que se ha vuelto una costumbre en el Ministerio del Interior y, en este caso, está teniendo un costo económico bastante alto.

El ministerio encargado de velar por la seguridad de los peruanos, tarea en la cual viene fracasando de forma rotunda, inició el 2025 destinando dieciocho mil soles para la edición del contenido que publican en redes sociales en una orden de servicio a nombre de  Jossé Jesús Alvarado Maguiña, quien en 2024 también había recibido veinte mil soles por este trabajo.

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Dieciocho mil soles puede parecer una suma más que suficiente para el contenido en redes sociales de un ministerio. Pero en el Ministerio del Interior parece que con eso no alcanza. Por ello, este año le pagaron a Christopher Ríos Chinga quince mil soles por el servicio de gestor de contenidos para las redes sociales. Por este trabajo, el monto acumulado entre este año y el anterior supera los cincuenta mil soles.

Los influencers del Ministerio del Interior

DONDE TRABAJAN DOS, TRABAJAN TRES

Pagar estos salarios de dieciocho mil y quince mil soles en el mes de enero a más de uno le parecería un gasto muy elevado si se tiene en cuenta que el Ministerio del Interior venía perdiendo la lucha contra la delincuencia y, por lo tanto, no había logros para presumir. Sin embargo, la gestión de Santiváñez no tuvo mejor idea que contratar a una tercera persona para las redes sociales.

También en el mes de enero de este año, el Ministerio del Interior contrató a Christian Andrés Domínguez Samames por un sueldo de más de dieciséis mil soles para que se encargue de ser el editor de productos comunicacionales para las redes sociales. Entre 2024 y 2025, Domínguez recibió S/ 49,500 soles por esta labor.

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Increíblemente, mientras miles de peruanos emprendedores se veían obligados a pagar elevados montos a bandas de extorsionadores y otros incluso debían cerrar sus negocios a cambio de preservar sus vidas, el ministerio encabezado por Juan José Santiváñez invertía doce mil soles por un servicio de creador de contenido. 

Annete Gabriela León Cárdenas se convertía en la cuarta persona contratada por el Ministerio del Interior para dedicarse a las redes sociales. La suma de los montos que recibió por este trabajo entre enero de este año y los últimos meses del 2024 acumulan un total de treinta mil soles.

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En este equipo dedicado a las redes sociales figura un quinto nombre. Chris Brian Edwin Cielo Lara venía siendo el encargado desde 2021 de elaborar campañas y estrategias para las redes sociales de este ministerio así como para análisis de estas redes sociales. El monto destinado a esta tarea tan sólo en 2025 alcanza los veintiún mil soles y el año pasado superó los ochenta mil soles. 

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Esta inversión, además de parecer inoportuna y excesivamente costosa, no estaría dando los resultados que se esperaban. En la cuenta de Tiktok del Ministerio del Interior se puede observar que son muchos los videos que ni alcanzan las diez mil visualizaciones.

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LOS TEMAS QUE IMPORTAN

En contraste, para puestos mucho más relevantes en la lucha contra la delincuencia, el Ministerio del Interior parece no poner demasiado esfuerzo al momento de seleccionar personal. Un ejemplo de ello se pudo ver en las últimas semanas cuando se anunció que el nuevo integrante del equipo técnico del ministerio sería José Luis Gil Becerra, un exintegrante del GEIN que en redes sociales se muestra como un fiel creyente de diversas teorías conspirativas.

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Pero, además, Gil Becerra fue sancionado en 2023 por haber aprovechado su cargo en la Dirección General de Inteligencia del Ministerio del Interior para que su esposa e hijo tengan chofer y seguridad a su disposición. 

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A ello se le suma que, a inicios de este mes, Sudaca publicó el informe titulado EL GOBIERNO DE LA VANIDAD en el cual se detallaban los contratos por más setecientos mil soles que la propia Presidencia del Consejo de Ministros había asumido durante los últimos meses por servicios de retoques de fotografías y manejo de redes sociales.

El Ministerio del Interior parece haber seguido esa misma política que prioriza la inversión en redes sociales en lo que se podría considerar un desesperado intento por fabricar y difundir en estas plataformas una realidad alterna en la cual sí están ganando la batalla contra la delincuencia, aunque lo cierto que es que cada día son más los sectores afectados por esta crisis mientras en algunos ministerios lucen más preocupados en convertirse en influencers.

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Congreso, Ministerio del Interior, santivañez

Si la presidenta Boluarte no se percata de la urgencia de efectuar cambios ministeriales -varios-, su nivel de aprobación efectivamente, más allá de su bravata contra las encuestas, va a llegar a cero por ciento, a pesar del evidente repunte económico que se aprecia.

Hay varios ministros que deben salir. Arista del MEF, Demartini del Midis, Santiváñez del Interior, Quero de Educación, son, para empezar, ministros que no han demostrado estar a la talla del encargo recibido y por un mínimo de decencia administrativa deberían dejarle su puesto a otros con mayor capacidad.

En el esquema habitual del poder político, tal como funciona en el Perú desde hace décadas, un gabinete ministerial es la primera barrera de contención de un gobierno y contiene un número suficiente de fusibles para impedir que cualquier avatar crítico afecte la imagen presidencial. Cuando esa barrera se resquebraja, el daño llega inevitablemente a Palacio de Gobierno.
Así sea solo por esa razón -porque Boluarte no puede gobernar efectivamente con tan bajo respaldo ciudadano-, la presidenta debería evaluar seria y rápidamente realizar un cambio ministerial urgente, que refresque el ambiente y le restituya la protección política que necesita.

Con mayor razón aún si la otra pata del poder presidencial, el Congreso de la República, adolece de su propia e inmensa cuota de descrédito y sobre eso ella nada puede hacer. La sociedad Ejecutivo-Legislativo drena la popularidad presidencial por sí sola, pero es claro que sin ella, la primera mandataria ya hace rato no estaría sentada en el solar de Pizarro, así que sobre el tema hay poco que decir. Boluarte depende del Congreso por más devaluado que esté.

Boluarte no puede seguir gobernando con relativo éxito mientras no despliegue políticas públicas dinámicas y vigentes, en particular, las vinculadas a la inseguridad ciudadana y la reactivación económica. Esos dos factores, sumados al tema de la lucha anticorrupción, son el trípode de preocupaciones esenciales de la ciudadanía y no solo el actual sino el gobierno futuro que entre el 2026 tiene que tenerlas en la primera hoja de la agenda gubernativa.

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Demartiniz, Dina Boluarte, santivañez

El 80% de la ciudadanía pide la salida de Juan José Santiváñez del ministerio del Interior y apenas el 4% aprueba su gestión. Claramente, es un lastre para el gobierno y no aporta nada para que la presidenta Boluarte empiece a mejorar en algo su también alicaída aprobación popular.

El propio ministro señaló que si los estados de emergencia decretados por su gestión no funcionaban, él daría un paso al costado. Claramente, dichas medidas no han dado ningún resultado y el ministro solo ha dado un paso más cerca de la presidenta que lo respalda con inexplicable entusiasmo.

No hay posibilidad de que una gestión al mando del ministerio del Interior funcione si no arremete directamente y sin tapujos contra la alta penetración de la corrupción en la policía nacional, la misma que se halla comprometida ya no solo con los famosos operativos de tránsito, sino que participa en extorsiones, hurtos, operativos bamba, complicidad con el narcotráfico o el delito organizado. Y ya no solo son elementos aislados sino que la corrupción es sistémica. Ya no es una manzana podrida sino esel barril el que hay que cambiar.

Mientras eso no ocurra, será imposible emprender una lucha cabal contra la inseguridad ciudadana, porque la policía es parte del problema, o porque es sobornada para hacerse de la vista gorda o porque ella misma forma parte del crimen organizado.

En Colombia se hizo una purga monumental de la policía, se reclutaron equipos especializados y se reemprendió la formación de los policías. Debemos seguir ese ejemplo.

Mientras la inseguridad ciudadana no se resuelva no habrá gobernabilidad democrática en el país. Toca la fibra esencial del contrato social que da origen a toda sociedad y en particular a una que se pretenda democrática. La permanencia de un ministro inefable como Santiváñez, solo contribuye a hacer más inviable este gobierno y le aporta una enorme cuota de ilegitimidad.

Hay que tener en cuenta que la inseguridad es la responsable de las marchas de protesta más importantes contra el régimen. De seguir como va, el tema va a seguir escalando y va a tener inclusive repercusiones electorales  

 

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