El candidato morado asegura que las actuales encuestas cambiarán para las votaciones abril, defiende a su líder del escándalo del incendio, y llama ‘políticas floreras’ a Sigrid Bazán y Adriana Tudela.

¿Son ambiguos como partido? Por ejemplo, ¿no lo han sido sobre el cambio de Constitución?

Yo no veo ambigüedad, veo malinterpretación. Una cosa son los textos constitucionales y otra la Constitución viva, que se hace en la vida de la gente. En la Constitución del 93 no existe el derecho a la protesta, pero constitucionalmente lo tenemos, porque un Tribunal Constitucional lo hizo. Nosotros nunca hemos creído, ni hoy, que la razón de los problemas de salud o educación de la gente esté en la norma constitucional. No creo que ese sea el problema.

¿Por qué sí plantean hoy, entonces, una nueva Constitución?

Nosotros siempre hemos usado el concepto de una mejor Constitución, no de una nueva. Un nuevo texto constitucional, sí, pero una mejor Constitución. Recientemente ha vuelto el fantasma de los enemigos de la democracia. ¿Sabes cuál es el problema? Que ahora ganan elecciones. Cuando están en el poder, buscan las letras chiquitas para violentar al Estado y ponerlo a su favor. Te voy a dar ejemplos de afuera: Rusia, Putin. Dos, para que se lo digas a Tejada: Chávez en Venezuela. Tercer caso: Trump, en EEUU. En el Perú: Merino. Eso nos lleva a que tenemos que reformar la Constitución para quitarle esas letras chiquitas.

 

Entonces, ¿apostarían por una Asamblea Constituyente o no?

Queremos una mejor Constitución, una mejora de las instituciones constitucionales. Eso puede pasar por una reforma del texto constitucional o por un nuevo texto. Si nosotros ganamos el gobierno, vamos a crear una comisión conformada por tres entidades: la sociedad civil, los jóvenes bicentenarios y los expertos académicos constitucionales. Esta debe iniciar un proceso constitucional de dos años. La alternativa 1 es un referéndum, para lo que tienes que modificar el texto. La otra posibilidad es que haya una Asamblea Constituyente. Proponemos consultarle al país [mediante un primer referéndum] qué camino quiere seguir.

 

Hablaste de que se debe modificar el capítulo político. ¿Solo ese?

No, esa es la razón fundamental para sacar adelante el proceso de hacer una reforma constitucional: las razones de orden político. Pero eso no quiere decir que no le consultemos a la gente las mejoras en otras partes de la Constitución. Por ejemplo, tenemos que recoger todos lo que ha dicho el Tribunal Constitucional y volverlo contenido: el derecho a la protesta, los derechos informáticos, etc. Y la parte económica tiene que estar pensada en los siguientes términos: explicitar que la Constitución le dé libertades económicas a todos y no solo a algunos con privilegios.

 

¿Cómo?

Necesitamos que las libertades económicas de las personas eviten que una posición del mercado pueda dañar a un ciudadano consumidor. El TC en el caso del ‘medio pasaje’, además, dijo que el rol subsidiario del Estado funciona, pero que hay situaciones donde la solidaridad debe imponerse. ¿Cuáles? Situaciones como la pandemia, de catástrofe nacional, donde el Estado deba tener la posibilidad de hacer controles. En un caso de emergencia nacional tendríamos que apelar a una cláusula social.

 

¿Controles de precio?

Por ejemplo.

 

¿Lo pondrías en la Constitución?

Estamos hablando de situaciones extremas donde todo está deteriorado.

 

¿El Estado, entonces, debería poder controlar el precio de las medicinas en las clínicas o del oxígeno medicinal?

Antes de responderte como candidato morado, te respondo como abogado constitucionalista: en el marco de la Constitución actual eso era posible.

 

¿Entonces para qué hay que cambiarla?

Por eso, el gran cambio de la Constitución está en la parte política. En todo lo demás, lo que necesitamos hacer es traer al texto lo que ya se deduce de los fallos del TC.

 

¿Consideran que se debió imponer el uso público de los recursos de las clínicas privadas para enfrentar la pandemia?

Por supuesto, si estamos en una situación de calamidad nacional, ¿tú crees que no deberíamos usarlos?

 

La actual bancada morada se ha ganado un montón de enemigos en el Congreso y hoy no es capaz de hacer alianzas para impulsar normas con Podemos Perú, Acción Popular, APP, etc. ¿Cómo pasar leyes así, en un Congreso donde no eres mayoría?

Pero no lo creas. En la peor crisis de la República ellos mismos llamaron a la bancada morada para que uno de sus miembros sea presidente del país.

 

Acorralados porque el pueblo en las calles no iba a aceptar un gobierno de una bancada que había votado por la vacancia. 

Entonces, el pueblo nos tendrá que ayudar a acorralar a los congresistas en el futuro también. Por supuesto. Lo que te puedo decir es que la nueva bancada morada va a seguir la misma trayectoria de honestidad que esta. Si eso nos gana enemigos, pues está muy bien. Y si ellos sienten que sus intereses personales están por encima del país, es responsabilidad de ellos. Nosotros estamos haciendo las cosas bien.

 

Pero en el Congreso para poder pasar leyes, convertir iniciativas en realidad, necesitas tener alianzas. Eso porque parece, por las encuestas, que nadie va a tener una bancada mayoritaria. Ustedes incluidos. 

El Perú cambia tanto y tan rápido, que los pareceres de hoy son de hoy, no los del día de las elecciones. Aspiro a que la bancada morada sea mayoría en el Congreso. En el hipotético caso que no lo seamos, la historia ha demostrado que cuando tienes liderazgos buenos en el Congreso, puedes llegar a acuerdos concretos sobre determinadas cosas. Siempre y cuando seas claro ante las demás bancadas y tengas el respaldo de la población.

 

Se acusa a Julio Guzmán de ser un ‘veleta’. De no tener posiciones concretas sobre temas importantes. ¿No lo es?

No sé si esa sea la imagen que tiene la población. Es la imagen que tienen los opinólogos como tú sobre lo que dice la población. Eso para empezar. ¿Por qué dices que tiene mucha ambigüedad? Yo creo que Julio ha dicho las cosas correctas y ha seguido una línea sobre cómo pensamos en el partido.

 

Lo primero que se me ocurre: Julio Guzmán dijo que necesitamos créditos universitarios, en un esquema similar al de Chile o EEUU. ¿Sigue pensando así?

Para nosotros, la educación pública es un valor constitucional. Eso Julio Guzmán siempre lo ha dicho. Hemos dicho también que las personas deben tener la oportunidad de hacer sus propios proyectos de vida. Eso implica tu libertad para decidir el centro universitario en el cual vas a estar. ¿Cuál es el concepto que tomamos del caso chileno? Que las personas puedan tener acceso a mejores elementos de crédito para financiar las decisiones de sus proyectos de vida. ¿Por qué eso está mal? No lo veo.

 

Puede degenerar en un sistema universitario en el que todos los alumnos están endeudados y el mercado laboral no los absorbe. 

Tú lo has dicho bien: puede degenerar. Eso quiere decir que necesitas otros instrumentos. Si descuidas la educación pública, va a degenerar. Si descuidas los controles sobre esos tipos de créditos, va a degenerar. Si no logras un sistema económico que promocione el trabajo para estos profesionales, va a degenerar. Pero si me dices que esa medida ya de por sí degenera todo, eso linda con una obsesión ideológica. ¿Acaso Julio Guzmán ha dicho que sería exactamente como en Chile? Eso sería un absurdo. Nunca lo ha dicho.

 

Parece que Julio Guzmán ya asumió la imagen en la que sale corriendo de un supuesto incendio. Incluso ya lo tiene como lema de campaña: «yo corro con Julio». Pero sus enemigos le siguen diciendo ‘el correlón’. ¿Esa imagen no muestra su real ser?

Hay errores en tu intervención. Primero, no hubo incendio. Lo dice el parte policial. Segundo, él no está dejando una persona en peligro. Como abogado, sé lo que significa dejar a una persona en exposición del peligro. No hay peligro. Tercero: ¿por qué se piensa que porque alguien sale corriendo está dirigiendo la voluntad de la otra persona? ¿No podríamos pensar que se pusieron de acuerdo? ¿La persona que se quedó es un inimputable, un niño? Estamos hablando de personas adultas. Y te digo algo más: Julio Guzmán ha pedido tres veces perdón por eso.

 

Si no hubo incendio ni expuso a nadie al peligro, ¿por qué pide perdón?

No pide perdón por eso, sino por lo que significó esa situación para las personas en su partido y en la Nación. Como diría un Papa: por haber suscitado escándalo. Julio Guzmán no ha robado, no ha promovido un golpe, no se ha llevado el dinero del Estado. Estamos viendo la paja en su ojo y no estamos viendo la viga en los demás. Solo dios y los idiotas no se equivocan. Nosotros no somos dios y creemos que no somos idiotas. Por ende, nos equivocamos. El problema no es que te equivoques, sino que no aprendas de tu error y enmiendes.

 

¿Por qué hay tantas personas blancas visibles en la campaña del Partido Morado, si esa proporción no es representativa del Perú? Susel Paredes, Patricia Gamarra, Rodolfo Pérez, etc, etc. 

Te lo pongo de otra manera: tú has visto mi color. Yo soy miembro del Comité Político desde su nacimiento. Puedes preguntar y verás que soy miembro destacado de la vida institucional del partido. No creo que el problema sea tu color de piel, sino los principios y valores que defiendes. No sabía que Susel era blanca, pero ella defiende y cree en valores en los que yo creo.

 

¿No te parece que la composición de los líderes del Partido Morado reproduce el privilegio que tienen un grupo de personas?

Dudo que ellos representen a una clase social distinta a la del pueblo emergente. Conozco sus historias. Ese es un prejuicio de clase que yo no comparto. ¿Se está reproduciendo un sistema de privilegios al interior del partido? Creo que no. Si así fuera, no apostaría por estar aquí. Por último: cuando te refieres a privilegios, quizás estás pensando en estatus. Soy profesor universitario, abogado tributarista, conferencista internacional. En términos de estatus, seguramente tengo más estatus que varios de ellos.

 

Eres conocido abogado tributarista. ¿Cómo tiene que ser la reforma tributaria que necesita este país?

Lo primero es una reforma en la administración y su relación con los ciudadanos. Cuando la administración tributaria empezó a luchar contra la evasión fiscal, trasladó ese costo a las empresas y a los ciudadanos. Ahora tienes deberes de colaboración, declaraciones, bla, bla. Eso ya no puede seguir. Debes hacerle más fácil la vida a la gente. Luego, a la Sunat la han metido a hacer cosas que no son de su competencia. ¿Sabías que hace control de insumos químicos? ¡La Sunat lucha contra la minería ilegal! El nivel intermedio está en cómo construir un régimen tributario más simple, que establezca una mayor justicia tributaria. Que los que tienen más, paguen más. El Impuesto a la Renta del trabajo paga más que el del capital. Hay que arreglar eso: una tasa única para todos. El tercer nivel es una mayor adecuación del Perú a la lucha contra la elusión de las multinacionales.

 

¿Qué opinas de un impuesto a la riqueza?

¿De qué hablan con eso, de un impuesto a los patrimonios? Hubo uno al patrimonio neto personal hasta el gobierno de Alan García. Hoy tenemos impuestos al patrimonio como el predial para los inmuebles, el vehicular y el de embarcaciones de recreo. Hay que optimizarlos. Hubo un tiempo en que para el impuesto predial se dijo que la base imponible sea el valor del mercado. Eso nunca se aceptó. Hoy día es un valor catastral pequeño. El impuesto a las embarcaciones pequeñas es un chiste. ¿Si potenciamos estos impuestos antes de pensar en un impuesto de patrimonio global?

 

¿No estás de acuerdo con la propuesta general de la izquierda de gravar el patrimonio neto de los ricos?

No puedes, en momentos de crisis, introducir discusiones de largo plazo que tengan que ver con razones ideológicas. Hoy día necesitamos sacar al país adelante. Eso significa mantener unidades [productivas] y trabajo. Después, discutámoslo. Pero no metamos eso a un momento de crisis con fines populistas: confundir a la gente y ganar votos. Este asunto es técnico. Cuando una norma se hace mal, con fines políticos, los únicos que ganan son los abogados que defienden a las empresas.

 

Sigrid Bazán, de Juntos por el Perú, dijo que la Sunat le tiene miedo a cobrarle a las grandes empresas. ¿Coincides?

Le respondí a su tuit y le dije que estaba haciendo populismo, porque eso es mentira. No la conozco, no tengo porqué pensar mal de las personas, pero sí creo que no sabe nada de tributos. La Sunat ha enfrentado una lucha dura con las empresas privadas en el tema de la prescripción. ¿Acaso la Sunat no las aprieta? Si casi todos los grandes casos tributarios han sido ganados por la Sunat. Ese es un dicho para las ventanas. Esos son los políticos floreros.

 

Adriana Tudela, de Avanza País, dijo que estaba en contra de que la Sunat acceda a la información financiera de los contribuyentes que tienen más de cierta cifra en sus cuentas. ¿Te preocupa?

No me preocupa en lo más mínimo. La reté a esa señora, porque vi que estaba recolectando firmas. Otra florera. Puedo pasarme media hora explicándote por qué es una barbaridad lo que dice. Pero en corto: esa información está en un sistema de la Sunat al cual solo un grupo bajo ciertas circunstancias tiene acceso. Es un compromiso de la Sunat que ha sido homogeneizado a través de una serie de tests que la OCDE ha aprobado. ¿Te imaginas a un candidato a congresista en Estados Unidos diciéndole a la IRS que la información que está recibiendo de sus contribuyentes puede llegar a manos de los piratas? ¡El IRS le está mandando información a la Sunat! ¿Crees que lo va a hacer si supiera que la información va a ir a Wilson?

 

Una última pregunta. Tú eres migrante, de Huancayo. En la pandemia se ha visto a mucha gente pasándola muy mal, incluso buscando regresar a pie a sus ciudades de origen. ¿Qué le dirías a ese migrante?

No puedo decirle nada. Siento mucho su sufrimiento. Siento mucho que el Estado y la sociedad no hayamos podido ayudar a que esté mejor cubierto hoy día. Nada más. ¿Sabes por qué? Porque el sufrimiento humano es una experiencia donde la razón no se expone. Simplemente se acompaña y se solidariza con el dolor. Más bien callo y espero que haya otro tiempo mejor para todos. Hay una palabra: compadecerse. Pero no es de «pobrecito», sino padecer con el otro. “Com-padecer”. Y hay una frase bíblica que es muy profunda para mí y me ha servido en los momentos difíciles, personales. Es esta: mientras más oscura está la noche, más cerca está el amancecer.

El jefe del plan de gobierno y candidato al Congreso de Podemos Perú cierra filas junto a Daniel Urresti frente al partido por el que ambos postulan. Desconfía de las AFP, propone una universidad pública abierta y digital, y un RUC universal.

He estado revisando el plan de gobierno que has armado con tu equipo y está bastante ‘marketero’. Lleno de colores, diagramas e “ideas disruptivas”. ¿Por qué?

Desde muy joven he estado en el mundo de las comunicaciones. Trabajé para The Economist. Una cosa que me quedó clara es que las buenas ideas, los intangibles, necesitan hacerse tangibles. Eso se consigue escribiendo bien y haciendo que se vea bien. Fondo y forma. Puedes tener una cosa muy linda, pero que no dice nada. Eso no sirve.

El primer punto del ideario de Podemos Perú es «defender la vida desde su concepción» y el número 12 dice que «la familia es la célula básica de la sociedad» y hay que defenderla. ¿Por qué el énfasis en estos dos puntos? 

Ese es el ideario, una parte declarativa del partido. No hay ningún énfasis. Esa es la visión del partido. Es un partido que busca proteger la vida en todas sus formas.

 

¿Tú compartes esa visión?

Creo que hay que proteger la vida de las personas. ¿Me preguntas “señor Anderson, usted está de acuerdo con el aborto”?. Es una decisión de la mujer que tiene que estar dentro de los márgenes señalados por la ley. Yo no soy miembro del partido Podemos Perú, soy invitado, un técnico. El ideario está ahí porque es un requisito del Jurado Nacional de Elecciones y lo hemos transcrito tal cual.

 

¿Cómo concilias tu visión del mundo con la de Podemos Perú, que parece estar distante de ti en esta y varias otras cosas

¿Te refieres en materia económica?

 

Sí, también, por ejemplo. Porque la bancada se ha mostrado bastante populista con temas como [el retiro de aportes de] la ONP. 

Lo que pasa es que «populismo» es un adjetivo que requiere definición. Algunas de las cosas que ha propuesto Podemos Perú, sin haber tenido parte en ellas, a nivel personal las suscribo. En mis artículos [columnas de opinión], desde el 2006 vengo cuestionando a las AFP. No he encontrado en ninguna parte del mundo un negocio como el de la AFP. No tiene ningún riesgo asociado. El año pasado, con todo lo que ha pasado, las AFP han ganado ‘apenas’ S/414 millones. Un poquito menos, 17%, que el año anterior.

 

Cuando hay pérdidas, pierde el aportante y cuando hay ganancias, gana la AFP. Tenía mapeada esa opinión tuya y la comparto, pero no la de ir por la devolución total de los fondos de la AFP, como dijo Daniel Urresti, y la ONP. ¿Eso no es lo populista?

Devolución total de los fondos de las AFP para aquellas personas que no cotizan y no tienen posibilidad de tener una pensión razonable. Acuérdate que el ahorro previsional forzoso es la excepción. Hay pocos países en los que funciona como aquí. Hay infinidad de modos de generar ahorro previsional en diferentes partes del mundo. Desde compañías de seguro que te ofrecen pólizas de vida con función de ahorro, que cuando llegas a los 65 años tienes ahí un montón de plata como seguro de vida. Puedes recibir anual o te llevas toda la plata. Tú decides. Hay muchas otras opciones. Yo descreo de las AFP. ¿Soy populista por eso?

 

La devolución del dinero de la ONP, previsiblemente declarada inconstitucional, ¿no te parece populista?

Tampoco me parece populista, sino el reconocimiento de una realidad. El sistema de ONP ha sido desde siempre una estafa, como el Fonavi o cualquiera de esos arreglos en los que el Estado hace una promesa que después no va a cumplir. Ya sea porque se gasta la plata en otra cosa o porque la promesa viene con trampa. En un país como el Perú, en el que la condición para tener una pensión es que aportes 20 años, con 70% de informalidad, esa regla fue siempre incumplible para una tremenda mayoría. Que el mecanismo que han buscado sea inconstitucional, de acuerdo. Pero lo dice un Tribunal Constitucional que no está exento de manipulación política. Si lo dijera la Corte Suprema de Estados Unidos…

 

¿Este es un TC irresponsable en comparación al Congreso?

La mayoría de ellos [los magistrados] ya terminó hace rato su gestión [su mandato]. En el caso de la ONP hay una deuda moral, así como con el Fonavi, que el Estado tiene que saldar. ¿Ha sido declarado inconstitucional? Hay que respetar. Pero digamos que no me inclino súper respetuosamente ante los miembros del TC. Nada más.

 

Un gobierno de Podemos Perú, ¿qué enfoque tendría para el sistema previsional?

Tenemos reformas que apuntalan el concepto de formalidad. Hemos propuesto la idea de un RUC universal: que tú tengas la posibilidad de tener todos los derechos de una empresa formal. Lo vas a poder usar para dos cosas: como una billetera fiscal, que te permita pagar tributos, y para que, con cada compra que hagas y pidas factura, un pedacito vaya a una cuenta individual de ahorro previsional. ¿Dónde estaría esa cuenta? Gracias a dios, después de dos años, el gobierno ha aprobado la cuenta DNI del Banco de la Nación. Son tres patas: RUC, cuenta DNI e IGV para todos.

 

¿Y específicamente para el tema previsional?

Que la gente no piense que lo previsional es igual a la AFP. Queremos competencia: que las compañías de seguros vendan productos de ahorro previsional, que las ‘fintechs’ vengan a vender mini ahorro previsional. Esto existe hace rato en el mundo. Hoy tuve un almuerzo digital con un grupo de esos que manejan el Perú y ha sido como caminar sobre llamas hirvientes en el infierno. Están llenos de prejuicios. Entiendo que les llame la atención que alguien como yo esté apoyando a Daniel Urresti por la imagen pública que él tiene. Imagen que en parte se la ha ganado, pero que en parte es hechura de los medios. Yo lo he vivido. Durante seis días fui titular en Perú21, donde decían «presidente de Ceplan no tiene título». No importaba la verdad, sino que el director de ese momento se sentía herido porque en una oportunidad le maté un negocio.

 

¿Quién era?

Juan José Garrido.

 

¿Qué negocio le mataste a Garrido* [descargos al final de la nota]?

Cuando estaba de director de prospectiva de Ceplan, él quería vender la idea de que se hiciera un outsourcing del desarrollo de los planes al 2030-2050. Claro, con ese mandato en la ONG que él tenía [Soluciones Empresariales contra la Pobreza] se volteaba y le pedía al Banco Mundial US$3 millones. Yo me opuse. Esas cosas te las cobran. Yo le puse un pare. Hablé con los Miro Quesada y, en su cara, les dije que era un irresponsable porque estaba tratando de matar mi reputación. A mí me ha costado. A diferencia de él, que es hijito de papá, todo lo que he estudiado yo me lo he pagado. Me pagué la Universidad del Pacífico con mi esfuerzo.

 

Proponen convertir el MEF en un Ministerio de Hacienda y crear un nuevo ministerio que se llame ‘de Economía, Industria y Comercio’. Aparte proponen convertir el Ministerio de Salud en el de Info-Salud. ¿Necesitamos más ministerios y cambios nominales como solución a los problemas del Estado?

No está planteado como solución a los problemas del Estado, sino como un elemento de la solución para la reforma del Estado. El MEF hasta ahora solo ha actuado como un Ministerio de Hacienda, con preocupación por la caja fiscal y como un impedimento para que se hagan actividades de fomento. ¿Alguna vez has escuchado a un ministro de Economía hablando de transformar la economía digital? El país necesita un ministerio que impulse la transformación económica del país. Un ministerio productivo. En salud, queremos que deje de ser un ‘ministerio de la enfermedad’ y pase a ser uno de la prevención. Queremos crear un hospital digital que tenga todas las especialidades y que se conecte con centros de telemedicina en las postas médicas.

 

¿No es eso una lista de deseos? El gobierno de PPK quiso hacer la revolución simplificadora, con buena parte de digitalización de trámites. Trajo a los ‘mejores especialistas’ y no tuvo éxito. ¿Por qué ustedes sí?

Hay mafias de consultores a morir.

 

¿Por eso proponen reducir inmediatamente en 50% el presupuesto de consultorías de todo el Estado?

Sí, yo sé que cualquier cosa que haya se puede reducir a la mitad y no pasa absolutamente nada.

 

¿Tú no has hecho consultorías para el Estado?

He hecho una consultoría para una entidad del Estado que fue prácticamente ad honorem. Yo pedí que lo fuera, pero me dijeron que no. Fue con el Banco de la Nación: los ayudé a que tuvieran grado de inversión. Normalmente, para moverme me tendrían que pagar US$10 mil, pero aquí cobré mucho menos. Hay consultorías necesarias.

 

Pasemos a la educación. Proponen crear la Universidad Digital del Bicentenario y el Lima Institute of Technology. Antes que nada, una tontería: ¿por qué no el Instituto de Tecnología de Lima?

Muy fácil, porque yo soy medio gringo como tú sabes… [ríe sarcásticamente]. Pero esa no es la respuesta. El MIT (Massachusetts Institute of Technology) se ha convertido en una marca. En todos los países donde ha habido un proceso de rápido crecimiento y desarrollo en los últimos 50 años se ha creado un símil del MIT. Normalmente se llaman en inglés. Ellos construyen todo el campus, crean programas de investigación y de transferencia tecnológica. Para el caso de la Universidad Digital, hoy cientos de miles de jóvenes que no tienen recursos y no entran a las universidades públicas porque ofrecen muy pocas vacantes terminan en las universidades chatarra, tipo Telesup, antes de que tú me lo preguntes. Nosotros creemos que eso tiene que acabar. La mejor forma de hacerlo es dándole a los jóvenes la posibilidad de tener educación de altísima calidad con una universidad como el Open University de Gran Bretaña.

 

¿Cómo Podemos Perú propone la creación de universidades, cuando es un partido creado a partir de una universidad que no se licenció?

Para comenzar, esto es un plan de gobierno para un gobierno nacional. Dos: estamos planteando la creación de una universidad pública, no la de una privada. Tercero: el señor Luna puede haber tenido o tener los intereses que quiera en materia educativa, pero eso no significa absolutamente nada a la hora de plantear lo que debe hacer un gobierno. Esto no es la extensión de los intereses privados.

 

¿No suenas un poco inocente? ¿Si Podemos llega al gobierno, crees que ‘Pepe’ Luna no se va a meter?

¿Por qué? ¿Porque él es el dueño del partido? ¿Quién es la dueña de Victoria Nacional? ¿Esa señora va a manejar el gobierno de [George] Forsyth? ¿Quién es el dueño del partido de Hernando De Soto? Un señor que ni me acuerdo cómo se llama. Aquí, el candidato presidencial es Daniel Urresti. Quienes estamos alrededor somos un grupo fuerte de profesionales que tenemos las cosas bien claras. Si esto se desvirtúa, me verás a mí el primerito diciéndolo. Yo no le debo nada ni le tengo temor a nadie.

 

¿No estás siendo usado para legitimar los intereses políticos de ‘Pepe’ Luna?

Tengo 60 años, mi estimado. No sé cuántos tienes tú. No es tan fácil que me usen como ‘tonto útil’. Lo segundo que te voy a decir es que de repente tú me conoces como una persona amable, intelectual, buena gente, pero yo he trabajado 23 años en Wall Street y en Londres. Las películas que has visto no son nada con la realidad. No quiero subestimar a la política, que es terrible, pero lo mismo es el mundo en el que yo me he movido. No hay amistades. Yo no tengo un solo amigo banquero.

 

¿Has hablado con ‘Pepe’ Luna sobre todo esto?

Mira, a ‘Pepe’ Luna lo he visto dos veces en mi vida. La segunda vez ha sido cuando ya se había presentado el plan. Él ni siquiera lo ha visto antes de [presentarlo]. Yo he controlado eso hasta el final. Después que lo presentamos, a los tres días, hubo una reunión en el partido. Me pidieron que le hablara a todos los candidatos del plan. Ahí lo vi y lo escuché [a Luna]. Un tipo bien articulado, sorprendente para mí. Buen orador. Entendí por qué tiene pasado aprista: todos tienen la misma forma de hablar, se peinan igual, se tiñen el cabello. Es muy elocuente. Me presentó. No tengo ni su número.

 

¿El proceso penal de Luna por la creación de Podemos Perú no te genera preocupación?

Hay algo que se llama la prevalencia de la realidad. Este partido está tan bien inscrito que ha participado en dos elecciones consecutivas, municipales y para el Congreso. Ha elegido congresistas que están en actividad y ahora está participando en un proceso electoral donde ha cumplido con todas las normas. Que en paralelo haya una investigación sobre él, son sus problemas de carácter personal. Y cuando uno se pone a mirarlo, es bien difícil demostrar las cosas que le están diciendo [imputando].

 

¿Cómo te contactó Urresti?

A Daniel lo conocí cuando era presidente de Ceplan y a él lo nombraron comisionado contra la minería ilegal. Llegó con su equipo y, en la sala de reuniones, empezó a mandar. Lo vi, me sonreí y le dije «señor Urresti, creo que usted se ha equivocado, en este cuartel mando yo». Yo soy así. En junio [del 2020], me llamó un amigo que me dijo que Urresti quería hablar conmigo. Vino para mi departamento, se acordó de la anécdota y me dijo «quiero ser presidente del Perú, pero me parecería irresponsable hacerlo si no tengo un equipo técnico que me dé soporte. El partido es joven y no [tiene] los cuadros técnicos». Le hice preguntas de carácter personal: ¿si aceptara, estaría trabajando con un asesino o un violador? Me dijo «definitivamente no» y me explicó todo el Caso Bustíos. Luego le dije que estaba dispuesto, pero bajo mis reglas. En primer lugar, que yo solo iba a trabajar con la gente que conocía. En el plan no ha habido ningún técnico de Podemos.

 

Para cerrar, te menciono algunos candidatos y dime en una frase muy cortita qué opinas de ellos. ¿Hernando De Soto?

Hombre de una sola idea.

 

¿George Forsyth?

Hombre sin ideas.

 

¿Keiko Fujimori?

Mejor que no tenga ideas.

 

¿Verónika Mendoza?

Ideas equivocadas. Buen corazón, pero ideas equivocadas.

 

¿Julio Guzmán?

Corazón de chancho. Quiere a todos, quiere todo, está bien con todos.

 

*Ante la mención de Anderson, como corresponde, Sudaca buscó los descargos de Juan José Garrido. El exdirector de Perú21 y El Comercio aseguró que habló con el expresidente del Ceplan Mariano Paz Soldán entre el 2011 y el 2012. Este le pidió que lo ayude con ciertos trabajos de planificación, pero Garrido asegura que le dijo que no tenía tiempo. En contraparte, le sugirió tercerizar el trabajo de prospectiva.

 

“Nunca hubo una propuesta formal, nada por escrito, quedó ahí”, afirma. Agregó que cuando la denuncia sobre los títulos de Anderson llegó a Perú21 decidió hablar con sus editores. “Les dije ‘conozco a este señor y no me cae bien, no quiero saber de este caso’”, asegura. “Había cursado estudios [en la Pacífico], pero los había terminado. Cierto es que luego estudió una maestría”, se reafirma sobre las denuncias.

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Carlos Anderson, Entrevista

Dice que cree en un «Estado pitbull’ y argumenta que «si la izquierda quiere crear Estado-adictos, es su tema». El jefe del plan de gobierno y candidato al Congreso de Fuerza Popular detalla, además, que su filosofía del ‘emprendedurismo’ implica que los peruanos avancen solos, «por su cuenta y riesgo».

¿El Perú que asumiría un eventual gobierno de Keiko Fujimori está en una situación más crítica que el que asumió su padre en 1990?

Creo que sí. Tenemos a lo económico, que quizás era tan crítico como ahora, pero también el tema de salud, con una precariedad total. Vamos a estar vacunados solo un tercio de la población, con suerte. Eso significa que dos tercios de tu economía tendrá que estar cojeando. Escucho a los otros políticos que, con un populismo simple, van diciendo «vamos a crear esto, hacer esto». No hay dinero, es así de simple.

 

¿Cuánto de esa precariedad en salud se debe al gobierno de Alberto Fujimori, como aseguró el candidato de Juntos por el Perú, Sergio Tejada?

Esa es una falacia que he escuchado mucho. Leí la entrevista que le hicieron a Tejada [quien dijo a Sudaca que el ingreso del “mercado de la salud” frenó la posibilidad de ampliar el servicio público]. Es una grosera mentira que esconde la ineficiencia con la que hemos gobernado la salud. Lo mismo ocurre en educación. Si la gente no hubiese tenido la opción de atenderse en clínicas, hubiéramos copado aún más los precarios hospitales nacionales. Lo que hizo el gobierno de Fujimori es aliviar al Estado. Si tengo que atender a diez y dos deciden atenderse por su cuenta, [me] quedan ocho. ¡Debería dar gracias! Igual con las vacunas. Si alguien quiere vacunarse por su cuenta, en buena hora. Me está dejando un sitio libre y está dando plata por su vacuna.

 

¿Un gobierno de Fuerza Popular promovería que los privados comercialicen la vacuna?

Mira, lo primero que haríamos es asegurar que se puedan vacunar todos. Lo que no puedes hacer es promover que exista un mercado cuando no tienes asegurado que llegue la vacuna a todos. Pero si ya las tengo aseguradas, por supuesto que debería abrirse [la venta privada de la vacuna]. Mientras más acceso haya a la vacuna, menos carga tendrá el Estado. Aquél que quiere vacunarse en una clínica súper privada, me está dejando pagado su sitio para otro.

 

¿No se estaría creando allí a dos tipos de ciudadanos: el que puede pagar, que se vacuna cuando quiere, y el que no puede, que debe esperar al lento paso del Estado?

¿Cuál es el objetivo? ¿Mirar si hay ciudadanos de categoría 1, 2, o salvar vidas? Con una decisión así no creas categorías. Los ciudadanos ya tienen diferencias. Hay grandes inequidades que nos preocupan y que quisiéramos que no sean así. Pero las inequidades no las creamos en el momento en que vas a vacunar a alguien.

 

Me hablaste de educación. ¿Crees que el sistema universitario con fines de lucro creado por Fujimori, que parió universidades como Alas Peruanas o Telesup fue bueno?

Tengo un pensamiento que comparto con Fuerza Popular: tú no tienes que decirle a nadie dónde puede escoger educarse ni cómo hacerlo. El que quiera ir y no sienta que es malo, que lo pague. ¿Qué debe preocuparnos? Si tuviésemos una universidad pública eficiente, la gente no escogería esas universidades. A mí no me gustan las universidades con fines de lucro, me parece que sus exoneraciones deben acabar rápidamente. Pero si alguien quiere llevar a su hijo a una universidad [con fines] de lucro buenísima, bien; y malísima, bien [también].

 

¿Así lo que vaya a escoger sea una estafa?

¿Quién va a decidir si es estafa o no? ¿El legislador, el Estado? ¿Somos más inteligentes que la gente para decirle «no compres ese que es Sublime y compra ese otro chocolate? Es una mentalidad que yo no tengo. A la gente déjenle escoger libremente. De repente hay gente que te dirá que la universidad nacional es una estafa.

 

¿En un eventual gobierno de Fuerza Popular se apoyará a la Sunedu, entonces?

Sí. Hemos tenido una capacitación hace poco con todos nuestros candidatos al Congreso. Les hemos dicho que a nosotros Sunedu nos parece una institución respetable, que debe mantenerse y que irá mejorando la calidad. Lo que hizo el gobierno de Fujimori es abrir la posibilidad de que pueda entrar el sector privado, que felizmente ha entrado.

 

¿Pero cómo encajas la idea de que «el Estado no es más inteligente que el ciudadano para decirle dónde puede estudiar» con que la Sunedu haga exactamente eso: decidir que una universidad no es buena y cerrarla?

Lo que pasa allí es que son criterios mucho más específicos. No es una sola elección: escoger una universidad u otra. Sí hay formas de intervenir en el mercado y ver calidad. Es como si dijéramos que no queremos que exista Indecopi, Digesa, Digemid. Hacen las funciones de ese organismo [Sunedu].

 

Postulaste a la Cámara de Diputados en el 90 por la izquierda socialista. Después has estado como precandidato en Fuerza Social y ahora estás en Fuerza Popular. ¿Cómo te defines políticamente? Cuando hago esta pregunta, muchos candidatos me responden «no soy ni de izquierda, ni derecha, porque eso ya no aplica». 

Claro, esa es la clásica. Mira, cuando postulé por la izquierda socialista era un joven de izquierda. Milité ocho años de mi vida en el Partido Socialista Revolucionario (PSR), de lo cual no me arrepiento. Creo que tuve una excelente formación, por la cual tengo amigos que me duran hasta ahora.

 

¿Qué líder de izquierda todavía es tu amigo, ahora que estás en Fuerza Popular?

Alfredo Filomeno, que fue mi secretario general, es mi amigo y mi consejero; Fernando Sánchez Albavera, que fue diputado; Enrique Bernales fue siempre mi maestro; el ‘Chema’ Salcedo. Luego hay mucha gente a la que respeté, como el general Leonidas Rodríguez Figueroa. Pero tengo un punto de quiebre: en el 90 me voy a Rusia [después de la caída del Muro de Berlín] y ahí veo la mentira. La veo, la experimento, me la dicen los dirigentes. Regreso y renuncio. Ahí acabé con mis ideas de izquierda. Nunca fui un marxista, era más bien socialista. Luego, poco a poco, voy entrando a conocer el mundo de las mypes. Digo: este es el mundo del futuro. El emprendimiento, no la gran empresa ni la corporación. De allí he ido gestando mi pensamiento.

 

Diste una vuelta, realmente, de 180 grados. 

No fue tan así, ni tan rápido. Conservaba algunas ideas socialdemócratas en los noventa. Pero viendo lo que hacía el fujimorismo dije “acá está el tema [correcto]”. Las privatizaciones, etc. Luego me voy a lo que llamamos «el emprendedurismo», algo que para mí es una ideología con un pensamiento político, una ética, una forma de ver el mundo. Y es lo que comienzo a desarrollar. Tenía mi alianza de emprendedores, ANDE, y por eso me invitaron a Fuerza Social.

 

¿No te sentías parte de la ideología que exhibía Fuerza Social?

No, y lo tenían claro. Ellos necesitaban a alguien que les diera un lado competitivo. Ganaron y no me invitaron ni a la juramentación. De ahí nos quedamos con la idea de hacer un movimiento político. En ese intento nos encontramos con Yehude [Simon], que nos dejó plantados, y luego con UPP, donde el acercamiento fue porque mi padre conocía a ‘Pepe’ Vega. Pero nunca he militado. Ahora sí quiero hacerlo [en Fuerza Popular], porque no soy una persona, como pareciera, que voy de un lado al otro.

 

¿El gobierno de Alberto Fujimori fue dictatorial?

No. Si uno ha leído ciencia política, las definiciones del gobierno de Fujimori que dan politólogos no peruanos dicen que fue un gobierno de corte autoritario, pero no dictatorial. En una dictadura, no tienes congresistas de oposición, partidos de izquierda legitimados, prensa que te ataca. Que la compraste [a la prensa], etc… pero eso no es una dictadura. Políticamente hablando, es un gobierno autoritario, autocrático, pero los politólogos serios no lo califican como una dictadura.

 

¿Tú cómo lo calificas? 

Como un gobierno que tuvo un corte autoritario.

 

¿A qué exactamente se refieren con «un corte autoritario»?

Por ejemplo, a la disolución del Congreso. Eso es salirte de las reglas en un contexto complicadísimo, de mucha oposición, de boicot. Era un boicot muy parecido al que [Martín] Vizcarra alude para disolver el Congreso, también ilegalmente.

 

Ya, pero Fujimori sacó tanques a la calle y los metió [también] a los medios. 

Bueno, eso serán formas. Vizcarra se tomó la foto con el Comando Conjunto [de las Fuerzas Armadas]. Claro, no ocupó la primera plana de la prensa. Habrá que preguntarnos en qué momento había más libertad de prensa.

 

Compraron diarios. ¿Eso es cierto o es mentira?

Hay una condena sobre eso. Fujimori la ha aceptado [la condena fue anulada en el 2016 por una sala de la Corte Suprema presidida por Javier Villa Stein]. Fueron prácticas hechas por un funcionario del gobierno de Fujimori. No vamos a tapar el sol con un dedo, pues, sí fue una mala práctica.

 

¿Sigues convencido de que fue una práctica montesinista y no fujimorista?

Sí. Siempre he tenido el convencimiento y la información de que hubo un lado fujimorista y otro montesinista oscuro. Que si se permitió o no, es otra cosa. Pero sí hay personas muy valiosas que estuvieron [en el gobierno de Alberto Fujimori]. Vamos a llamarle el lado bueno y el lado oscuro.

 

¿El fujimorismo hoy, investigado por lavar aportes de Odebrecht, ya no tiene ese lado oscuro montesinista?

No, porque el lavado de Odebrecht es el [caso] que menos ha avanzado. Cuando el fiscal ya no tiene claro Odebrecht se va a los aportes de [Dionisio] Romero. Y el fujimorismo no ha gobernado. Si hubiese habido aportes, son a [una] campaña, [lo] que no estaba legislado. No es correcto, pero no creo que sea el equivalente al montesinismo, de ninguna manera. Hasta ahora el fiscal no acusa, han pasado cuatro años. Pérez no le ha podido mostrar nada a Keiko, está desesperado. ¿Cuál es la otra hipótesis? ¿Que acá hay toda una exageración, no?

 

El sobrino de Yoshiyama ha sido claro en que se lavaron aportes ilegales.

Cuando es lavado de activos, el origen de los fondos es ilegal. Por ejemplo, en el caso de Dionisio Romero no es lavado de activos. ¿Es un aporte irregular? Sí. ¿Era delito? No.

 

Háblame de emprendedurismo. ¿Qué es para ti?

Emprender es avanzar por tu cuenta y riesgo. Significa que no tienes que esperar a que otros te ayuden. Desde el punto de vista moral, si valoras al otro, no puedes pedir ni que el Estado ni ningún otro se sacrifique por ti. Avanzarás por tu cuenta. Si te quieren ayudar, enhorabuena, pero no es moral que los demás se sacrifiquen por mi. Si te quito tus audífonos para dárselos a otro que no tiene, eso tampoco es moral. El emprendedurismo tiene una base: el intercambio de un valor por otro. Y no hay nada más digno que dar algo y recibir algo a cambio. La relación comercial no es perversa.

 

¿Los ciudadanos de un país no tienen derecho, entonces, a un Estado que los asista, les sirva, en algunas cosas?

Los estados dicen que les dan esos derechos. Para mí, desde el punto de vista moral, uno debería avanzar [solo]. El Estado debería dejarme avanzar. El primer derecho que tengo es que no me pongan obstáculos. Con eso es suficiente para un emprendedor. En general, el pueblo peruano quiere eso: déjenos avanzar, solitos [nos] arreglamos. ¿Qué me tienes que dar? Dame seguridad, hermanito, para eso te pago. Dame educación. Y listo.

 

¿Esa no es la causa de la enorme informalidad del país? La retórica de que cada uno ve cómo hace. El Estado por su lado y los ciudadanos por otro. 

No te estoy diciendo que el Estado por su lado. Si el Estado me diera seguridad, no me estaría estafando. Yo le daría mis recursos feliz, porque no temería salir con mi dinero y que un marca me meta un balazo. Feliz le doy recursos para educación, infraestructura. Es un contrato. Si le entrego mis recursos al Estado y este no hace lo que debe, ¿dónde se rompió el contrato?

 

¿No se ha usado la retórica del ‘emprendedor’ para justificar la precariedad del pobre? Es decir, como no lo ayuda nadie, hay que aplaudirlo porque sale adelante solo. 

A mí me encanta que se diga eso. Primero, porque significa que el paradigma del emprendimiento ha avanzado. Segundo, porque significa que ha tocado fibras en quienes se oponen a que la gente avance por su cuenta. ¿Qué le debo decir, entonces, a la gente? No, no te esfuerces, no avances. ¿A tu hijo lo vas a criar así? «Hijo, no te esfuerces». ¿De cuando acá esforzarse, avanzar por tu cuenta, querer sacar a tus hijos adelante es malo? ¿De cuándo acá tener es malo?

 

Una acotación: para ti es fácil decirlo porque no has tenido el origen y las condiciones de precariedad que tiene un ‘emprendedor’ que sale de la pobreza, ¿no?

Mira, yo he pasado los últimos 15 años de mi vida entrevistando, conociendo y haciéndome amigo de gente que avanzó en la precariedad. De la nada. Que debió tener cero. Podrás decirme «son excepciones». Son ejemplos. Esos son los ejemplos que necesitamos, no el del que dice «necesito que me ayudes». Perdóname: de la precariedad se sale. Hay quienes nos quieren hacer creer que, para salir de la precariedad, de la pobreza y la miseria, necesitas que el político o el Estado te ayuden. Yo no lo creo. La gente tiene la capacidad para hacerlo. Obviamente, hay que emparejar un poco la cancha.

 

¿Un Estado gobernado por Fuerza Popular no pensaría que debe ayudar a sus ciudadanos?

Yo no estoy diciendo que no ayude. Tú me estás diciendo «es fácil decirlo por la precariedad». No. Yo estoy diciendo que la gente tiene la capacidad para avanzar. ¿Qué tenemos que darles nosotros? Que no los asalten, que tenga luz y agua, una educación básica.

 

El plan de gobierno de Fuerza Popular toma en cuenta varios programas sociales. Por ejemplo, habla de Qali Warma, que reemplazó al Pronaa. ¿Los programas sociales no vendrían a ser lo opuesto de lo que me estás hablando?

Mira, los programas [sociales] deben seguir existiendo. Yo te he hablado de mi ideal del mundo del emprendedurismo. Eso, obviamente, se tiene que matizar cuando estás en una organización, haces un plan de gobierno y vas a proponer cosas. ¿Qué pasa con los programas sociales? Normalmente no tienen el impulso adecuado para tener un gran efecto, son mal administrados, comienzan a tener gastos corrientes [salarios] y terminan siendo burocracia. Programas hay que tener, pero hay que cambiarles el enfoque. Hay que buscar que ahorren, darles plazos y que tengan un enfoque de resultados. Y que puedan ejecutarse de manera rápida. Los programas [sociales] en el gobierno de Fujimori tuvieron esa característica: resultados rápidos.

 

Otro programas, como el del control de la natalidad, las esterilizaciones forzadas, no fueron tan buenos, ¿no? Hay programas y programas. 

Que un programa haya tenido una mala práctica, que también se ha reconocido… Es como que te dijera que en Cuna Más se intoxicaron. Sí pues, hay malas prácticas, pero eso no desnaturaliza el programa.

 

¿Cuál es el ‘paquetazo’ que un gobierno fujimorista tendría que dar para el Rescate 2021 [así se llama el plan de gobierno] del Perú? Medidas urgentes. 

Antes quisiera decirte esto: nosotros no creemos que el Estado deba desaparecer. Creemos en un Estado fuerte, pero más pequeño. Yo creo en un Estado pitbull. ¿Medidas rápidas? Creemos en un empuje rapidísimo del empleo. Empleo, empleo, empleo. ¿Por qué? Cuando hay empleo, hay ingreso. Y cuando hay ingreso, hay consumo. Esa es la fórmula. ¿Cómo creamos empleo masivo rápidamente? Con muchas, muchísimas pequeñas obras.

 

¿Obra pública?

Muchas pequeñas obras públicas, rápidas.

 

Me estás hablando de un esquema keynesiano. 

Exactamente. En este momento, tenemos que tener un esquema más keynesiano. Uno como el del New Deal. Es la única manera de salir ahora. Salvo que quieras emitir. No podemos emitir. ¿Qué hay que hacer? Mucha obra pública, pequeña, rápida, administrada bajo sistemas público-privados, dirigida sobre todo a la sierra y a las áreas marginales. El fujimorismo ya lo hizo.

 

¿Mucha obra pública a pequeña escala es compatible con un Estado más chico, un Estado pitbull?

No lo tiene que hacer el Estado, sí hay que centralizarlo. Nosotros no le daríamos dinero a los municipios para que reactiven la economía. Necesitas crear entidades desde las que se construya mucha obra pública, rápido. Eso no es un modelo súper liberal, es parecido al keynesiano, pero es lo que necesitamos ahora. Por lo menos, dos años. Una vez que tengamos el empleo, pasaremos a las segundas reformas que necesita nuestra economía: profundizar en la reforma del sistema financiero, el sistema de pensiones, laboral, tributario. Pero no puedes hacer nada de eso si el paciente se te muere ahora. Lo otro urgente es la salud. Hay que perseguir al virus con pruebas moleculares. No entiendo cómo Sagasti mantiene a Pilar Mazzetti con la misma política de Vizcarra.

 

¿Tú no hubieras dictado la cuarentena?

En un gobierno nuestro no nos hubiese sorprendido la cuarentena como nos sorprendió. Dicen «todos podemos ser generales después de la batalla». No, Ernesto Bustamante lo dijo. Desde febrero debimos comprar las pruebas [moleculares]. Obviamente, en ese pellejo, cuando me doy cuenta que mi ministra no ha hecho nada, lo único que queda es cerrar. No hubiese hecho una cuarentena tan estricta.

 

¿Y ahora, hubieses vuelto a dictar cuarentena, como Sagasti?

Si hubiese estado en el pellejo de él, sí. Esta es la circunstancia que le ha tocado a Sagasti. Keiko ha dicho «no nos podemos poner en contra de lo que está haciendo el presidente». Este es el momento en el que hay que tener unión. No podemos decir “que abran los negocios”. Eso es demagógico e irresponsable. Después nos juzgaremos.

 

¿Haces, entonces, un mea culpa por el actuar del fujimorismo en el Congreso disuelto, obstruyendo al gobierno?

 

Sí, por supuesto. Además, lo hemos conversado. Hubo un obstruccionismo. Creo que en algunos casos se exagera la foto. La oposición es así en cualquier lado del mundo. Los ingleses le llaman «la leal oposición». Pero hay que entender algunas cosas: Keiko estuvo en prisión buena parte. Y cuando tú no puedes comunicarte con tu bancada, no puedes controlarla. Pero sí se salió, como dice Lucho Galarreta, con un cuchillo entre los dientes. Eso no estuvo bien. Igual, a todos los gabinetes se les dio la confianza.

 

Cayó el Gabinete Zavala después de que se le negó una cuestión de confianza. 

Bueno, cayó después, pero se les dio [inicialmente]. Cuando tú eres un obstruccionista, ni siquiera les das la confianza. Vamos a ver la película correcta. .

 

¿Acaso Keiko no tenía ganas de molestar al Ejecutivo?

Mira, yo te contesto sinceramente: no he hablado a ese nivel. Sí creo que hubo un fastidio. Cuando pierdes por 40 mil votos y sabes de qué cojea tu rival… A ti te están diciendo que eres el corrupto y sabes que el otro es el lobbista. Puedes tener un fastidio que no creo que pueda ser justificable, sino la razón para comprender.

 

Tú, que has estado en la izquierda, ¿podrías dialogar con Juntos por el Perú?

Ayer Keiko en una convención de candidatos dijo «no estamos para enfrentarnos». No son nuestros enemigos, sino nuestros adversarios ahora. Si ves nuestro actuar, en general, la descalificación no viene de nosotros. Por lo menos, inicialmente. Cuando te vienen con el golpeo, de repente alguien sale con el ‘terruqueo’. Pero no es nuestro ánimo. Cuando comenzamos a trabajar lineamientos de campaña, Keiko dijo «vamos a delimitar: hay una izquierda con la que se puede conversar, una izquierda democrática, conversable, amiga, con la que hemos tenido buenas relaciones».

 

¿Cuál es esa izquierda?

No habla de un sector, sino de personas. Ella citó a varias personas, a las que no voy a citar. Creo que Keiko no divide el mundo entre izquierda y derecha. Menos después de haber estado en prisión.

 

Si ustedes pasan a segunda vuelta con Verónika Mendoza, ¿puedes asegurar que no van a ‘terruquear’ a Juntos por el Perú?

Mira, no creo que lo necesitemos. Va a ser mucho más fácil el contraste con una posición que no entiende de economía. No los sentimos ‘terrucos’. Nosotros nos hemos enfrentado al terrorismo, sabemos qué es, dónde se esconde. Una izquierda confundida no es terrorista. Es confundida, nada más.

 

¿Por qué dices que no entienden de economía?

Porque si tuvieran idea sobre el tema económico, se darían cuenta de que no hay recursos. Si tú dices que lo que hay que hacer es dar bonos y bonos y bonos, ¿de dónde va a salir el dinero? ¿De la emisión? Ya lo comenzaron a insinuar. Eso es no entender la economía, olvidarse lo que nos pasó. Nosotros queremos empleo formal y productivo. A la gente no tienes que regalarle el dinero, porque no lo quiere. La gente en el Perú tiene la capacidad de hacer cosas.

 

Si le preguntas a un vendedor ambulante si quiere un bono, ¿diría que no?

Creo que si le preguntas a una persona si quiere que le des capital para que compre más cosas y pueda trabajar y crecer, te va a decir que eso quiere antes que le regales el dinero. Eso es lo que les hace sentir bien, les da orgullo. Si la izquierda quiere crear Estado-adictos, es su tema.

 

En el 2016 dijiste «qué bueno que Julio Guzmán salió del closet». ¿Estás a favor del matrimonio igualitario o no?

Se me acusó de homofóbico porque usé palabras, de repente mal empleadas en ese momento. Lo dije porque él había revelado que su esposa era la que le paraba la olla. Lo dije con esas palabras, pero no porque haya pensado que [Julio Guzmán] sea [homosexual] o no. Ni me va ni me viene. Soy absolutamente respetuoso de las opciones sexuales. Lo que la gente haga con su cuerpo es su tema. En Fuerza Popular estamos en contra de toda forma de discriminación y lo tenemos en nuestro decálogo. Inclusive, de la discriminación política que muchas veces nosotros sufrimos. Hay gente que te dice «tú eres homofóbico» y es «fujifóbica». Entre una y otra cosa, es lo mismo. Denigras a la persona o porque piensa de alguna manera, porque se siente de una manera, o porque se viste de una manera.

 

¿Es realmente lo mismo? ¿La aversión política frente es igual a la discriminación por opción sexual?

Tú tendrías que preguntarle eso a quien recibe esa ofensa. No somos nosotros los que podemos contestar si es lo mismo. Respondiendo concretamente: en el plan de gobierno de Fuerza Popular hemos abierto el espacio para la discusión de los temas LGTB. Lo estamos poniendo así, es la primera vez. Creemos que el matrimonio es una institución, diferente a una unión patrimonial. No hay una posición más hacia allá. Yo respeto esa posición y es la que tenemos oficialmente.

 

Fidel Ramírez denunció y hostigó a tu padre [Nano es hijo de Roger Guerra-García, excongresista que combatió la creación de universidades ‘garage’ desde la antigua CONAFU, casi en solitario]. El sobrino de Fidel Ramírez, Joaquín, fue secretario general de Fuerza Popular. Los Ramírez han estado bien metidos en el partido. ¿Cómo concilias eso?

Yo no lo tenía así de claro. Sin embargo, creo que las enemistades, las discrepancias, no se heredan. Yo defenderé siempre la labor de mi padre. La canallada se puede aprender, pero no se hereda.

 

¿Keiko ha heredado de su padre el afán autoritario del que me hablabas que caracterizó a su primer gobierno?

Mira, si algo le admiro a Keiko, es que es una persona muy cuidadosa en las formas con la gente. Muy cuidadosa. Si te llama, te va a preguntar «¿te estoy interrumpiendo?». Siempre que puede te va a pedir disculpas. Siempre se está preocupando por los otros. Eso no sé si lo sacó del papá, de la mamá, pero es una virtud que aprecio.

El candidato del partido por el que postula [Hernando de Soto] tiene un discurso muy marcado sobre la titulación y, por ende, sobre la informalidad. ¿Qué puede hacer usted desde el Congreso por la formalización?

Desde el Legislativo podemos contribuir en hacer nuestra regulación más simple y menos cargada. Tenemos en el Perú un problema de hiperregulación muy grave. Más de medio millón de normas vigentes.

Es una agenda que tenía el expresidente del Congreso Pedro Olaechea, de quien usted fue asesora, ¿correcto?

Así es. Hay muchísimas leyes que han sido derogadas tácitamente por otras, pero siguen vigentes porque una ley tiene que ser derogada expresamente. Por eso, una de mis propuestas es plantear un 2×1 regulatorio: por cada nueva regulación o trámite que se emita, que se haga una revisión de las regulaciones que ya están vigentes, ver cuál ha sido su impacto, si han servido para algo, para nada, y obligarnos a eliminar dos. Tenemos que hacer un esfuerzo por racionalizar la regulación y simplificarla. Eso genera predictibilidad para los peruanos.

¿Me puede dar tres ejemplos de normas que usted eliminaría inmediatamente porque le parecen inútiles?

¿Normas que yo eliminaría inmediatamente? Bueno, creo que muchísimos de los trámites frente al Estado te exigen llevar una copia de tu DNI. ¿Por qué tendrías que llevar una copia de tu DNI si una agencia pública debería tener toda la información ya sistematizada? [Nota de edición: las entidades de la administración pública ya están prohibidas de pedir una copia del DNI desde el 2016. Lo dice expresamente el artículo 5 del DL 1246, firmado por Fernando Zavala]. Luego, cuando ocurrió la tragedia en las Galerías Nicolini, desde el Congreso se sacó una ley que indicaba que las licencias de Defensa Civil ya no iban a ser a plazo indeterminado sino que se tenían que renovar cada dos años. Esa renovación es carísima, cada vez hay nuevos requisitos. Lo que tenemos que hacer ahí es trasladar ese costo al Estado, no al privado. El Estado tiene que cumplir su rol fiscalizador.

Dado que el Estado ineficiente no está en capacidad de darle una fiscalización apropiada y continua a estos locales para que la gente no se incendie viva, ¿no vale la pena que un privado asuma ese costo para evitar tragedias?

El problema es que las Galerías Nicolini ni siquiera eran informales, sino criminales. Ellos no estaban cumpliendo con la ley. Lo que estamos haciendo con regulaciones de ese tipo es castigar a todas las personas que sí cumplen con la ley.

¿Todas las empresas formales cumplen con la ley?

Si uno quiere obtener una licencia de funcionamiento de Defensa Civil, tiene que cumplir con la ley. Las personas que van a sufrir el costo de renovar esta licencia cada dos años son las que cumplen con la ley.

¿No hay privados que incumplen la normativa de Defensa Civil e igual obtienen sus licencias? ¿No hay corrupción en el sector privado?

Por supuesto que sí. Así como hay funcionarios públicos corruptos, también hay empresas y ciudadanos corruptos. Pero no podemos hacer una generalización y que todo el mundo pague el precio de eso. Porque alguien cometió un delito, estamos imponiendo una carga muy costosa encima de todas las personas. No todas incumplen la ley. Y sí, tenemos un Estado muy ineficiente, pero lo que tenemos que hacer es trabajar para hacerlo más eficiente. No resignarnos a que sea ineficiente y que cada vez sea más costoso hacer empresa.

¿Hacer al Estado más eficiente implica hacerlo más chico?

En algunos casos sí. Cuando el Estado es muy grande, tiene muchas dependencias, genera cada vez más regulación y hay más requisitos por cumplir a la hora de tomar una decisión muy simple. Eso lo hemos visto de manera muy clara durante la pandemia. Cosas tan simples como comprar mascarillas han tomado muchísimo tiempo. La vacuna tampoco la hemos comprado a tiempo. Todo eso va en relación al tamaño del Estado y a la cantidad de peajes que el Estado mismo se va creando para poder tomar decisiones.

¿Un Estado que no llega a la gente con servicios completos no es la receta perfecta para la informalidad? 

Exactamente, esa es una de las grandes causas de la informalidad. No solamente se trata de que sea muy costoso ser formal. Muchas veces se cree que ese es el único problema, y no: el problema está, primero, en el costo de la formalidad; pero segundo en que ser formal no nos trae ningún beneficio, porque el Estado no logra darle a los ciudadanos servicios públicos de calidad. En tercer lugar, también hay un tema de desconfianza: la informalidad encuentra también un factor de mucha desconfianza hacia el Estado

¿Y cómo puede dar servicios de calidad a la ciudadanía un Estado más chico, que se sale de los sectores en los que debe proveer esos servicios [por ejemplo, de la salud]? 

Es perfectamente posible tener un Estado más chico, pero mucho más eficiente y que sí logra dar servicios básicos de calidad. Lo importante es que sea eficiente y que dé resultados, más que el tamaño que tenga. Si simplificamos el sistema de compras estatales, por ejemplo, podríamos lograr mucha más eficiencia.

Entiendo que en el eje económico se sitúa a la derecha. ¿Dónde se sitúa en el eje liberal-conservador?

Tengo algunas posturas más liberales, algunas más conservadoras.

¿Está a favor de la legalización del aborto, por lo menos en casos de violación?

Estoy en contra del aborto. Considero que el concebido es una persona. Desde que existe el cuerpo humano, existe una persona. No son categorías separables. En el caso de las violaciones tengo una postura también pro-vida. Al tenerla no quiero decir que las mujeres que han sido violadas no están atravesando por una situación sumamente difícil. No me puedo imaginar lo que debe ser pasar por una situación así, es una tragedia, pero los esfuerzos deberían estar enfocados en atender a estas mujeres desde el Ministerio de la Mujer, darles toda la asistencia psicológica y económica que sea posible. Permitir el aborto en casos de violación implicaría decir que la vida humana solo tiene valor en función a si es deseada o no, y eso para mí es moralmente inadmisible.

¿Si una amiga cercana le dijera que está embarazada, la apoyaría en esa decisión y la acompañaría a abortar?

La verdad es que trataría de convencerla de que no. Yo considero que lo que lleva dentro de su vientre es una persona y no es correcto. Pero si decidiese hacerlo de todas formas, no me pondría en posición de juzgarla ni condenarla. Es una decisión que ella ha tomado y, por más que esté en desacuerdo, no soy nadie para ponerme en una posición de superioridad moral por encima de ella.

¿Y si le dijera que no tiene cómo mantener al futuro hijo?

Sí eso es un problema. Hay muchísimas madres que tienen a sus hijos sin tener los medios para mantenerlos, pero igual logran sacarlos adelante. Desde mi punto de vista, terminar con una vida porque uno piensa que no va a ser buena implica dejar en nuestras manos la decisión de cuál vida vale la pena ser vivida y cuál no. Definitivamente es un dilema bastante complicado, no es que lo quiera pasar por agua tibia. Pero considero que toda vida vale la pena ser vivida.

¿Y qué opina sobre el matrimonio igualitario?

Estoy a favor de la unión civil. Las parejas del mismo sexo enfrentan muchísimas limitaciones legales para sacar adelante su proyecto de vida y la unión civil es la vía más adecuada para solucionar este problema. Es la figura alrededor de la cual hay más consenso.

¿Le parece que el matrimonio es una institución únicamente religiosa?

Es un tema bastante complejo. Inicialmente sí, era una institución religiosa que fue incorporada a la vida civil. Hay personas que señalan que, al ser una institución religiosa, el matrimonio debería ser sacado del Código Civil y que debería haber allí una figura única para todo el mundo. No me opongo a una cosa así.

¿Se considera una persona religiosa?

No soy particularmente religiosa y no practico el catolicismo. He sido criada en una casa católica, creo en dios y trato de vivir mi vida dentro de los valores católicos, pero no me considero una persona particularmente religiosa.

¿Está a favor de la legalización de la marihuana?

Sí, estoy a favor de la legalización de la marihuana para el uso medicinal. Me inclino también por la legalización de la marihuana para uso recreacional. Creo que no hay ningún fundamento lo suficientemente fuerte para permitir que el alcohol y el tabaco, que también son dañinos para la salud, sean legales pero la marihuana no. Si las personas adultas quieren consumirla, deberían estar en la libertad de hacerlo.

¿Fuma o ha fumado marihuana?

Sí la he probado, pero no soy una consumidora de marihuana de toda la vida como Daniel Olivares.

Se acaba de pronunciar en contra de que la Sunat acceda a la información financiera de ciertos individuos con más de S/10 mil en sus cuentas. ¿Por qué?

Porque tenemos derecho al secreto bancario y hay cierta información a la cual el Estado no puede acceder salvo que tenga una orden judicial o alguna comisión investigadora del Congreso así lo ordene. El Estado no puede pasar por encima de derechos que están garantizados por la Constitución para facilitar su tarea de fiscalización. Esa es información que el Estado no tiene por qué conocer y es muy sensible. Este tipo de políticas, por más que son prácticas de la OCDE, no dejan sin efecto nuestra Constitución ni nuestros derechos fundamentales.

¿El secreto bancario no puede ser afectado [sin vulnerar la esfera íntima de la persona, dado que no se accede a detalles de consumo] frente a la necesidad pública de conocer esquemas de lavado de activos o evitar la evasión tributaria? Ocurre con el ITF.

No, yo creo que los derechos fundamentales no pueden ser atropellados para fiscalizar de mejor manera. Mejor dejemos que la Policía entre de manera sistemática a nuestras casas para revisar si nos hemos robado algo porque hay ladrones.

¿Pero hay gradualidad en las medidas, no? Ese ejemplo es extremo y, por ende, distinto. 

Hagamos la analogía: hay ladrones, hay organizaciones criminales, pero eso no justifica que la Policía tenga carta blanca para revisar las casas de todas las personas. Esa es la figura que se está viendo con la Sunat.

Es común en países desarrollados que el ente recaudador pueda acceder a cierta información para evitar delitos tributarios. 

Sí, pero son países que deben tener marcos regulatorios distintos. No creo que en esos países el secreto bancario solo pueda ser levantado por orden judicial. Además, son países donde la mayor parte de la economía es formal y está bancarizada. En el Perú tenemos una incipiente bancarización, solo el 10% de la población paga Impuesto a la Renta. Este tipo de políticas no guardan relación con la realidad nacional.

¿Usted calza en el grupo de personas a las que llegaría la supervisión de la Sunat?

Sí, claro. Pero no es una oposición porque me afecte a mí, sino que todos los peruanos tenemos derecho a la reserva de nuestra información bancaria.

¿Qué opina de las cuotas en política?

Me parece que no tienen mucho impacto en la calidad de nuestros políticos. En política lo que prima es la afinidad ideológica que tiene la ciudadanía con las personas que postulan a algún cargo público. Un Congreso no va a ser mejor o peor por tener más o menos mujeres, ni más o menos hombres. Un político es bueno o malo independientemente del género que tenga.

¿No existe una estructura social que hace que las mujeres tengan más difícil llegar a puestos de representación o de dirección?

Sí, las mujeres definitivamente no participan tanto en política. Sin embargo, no podría decirte si eso se debe a que hay más impedimentos para las mujeres para acceder a la política. Trasladándose al sector privado, las mujeres están cada día más insertadas en el mundo laboral y acceden a cargos directivos. Sí creo que las mujeres enfrentan más dificultades que los hombres, que hay mucho machismo, pero no creo que sea el único factor. También puede haber un tema de inclinaciones o preferencias.

¿Cree que las mujeres, en mayoría, son ‘menos políticas’ que los hombres?

Lo que observo, por lo general, es que hay más hombres interesados en política que mujeres. Eso es un factor que puede influir en que haya menor presencia de mujeres en política. Con eso no quiero decir que no haya un problema de machismo y que no existan más limitaciones para las mujeres. Hay distintos factores que influyen en esta problemática.

¿Y las cuotas para poblaciones originarias?

No, porque somos una [sola] nación. Empezar a crear circunscripciones especiales en función a grupos identitarios tiene como consecuencia dividirnos y eso no es deseable para el país. Creo que nosotros tenemos que considerarnos una nación. Somos todos peruanos y no deberíamos estar creando circunscripciones especiales en función a nuestras diferencias.

¿Somos un país de iguales?

Yo creo que no. En el sentido legal lamentablemente no somos un país de iguales. Tenemos más del 70% de la economía operando en la informalidad. Debemos apuntar a que todos seamos iguales ante la ley, y que todos tengamos cada vez más acceso a oportunidades.

En entrevista con El Comercio dijo que comparte gran parte de las frustraciones de los millones de peruanos que salieron a marchar en noviembre. ¿Pensó en salir a marchar?

Lo que señalé es que comparto muchas de las frustraciones de los jóvenes que salieron a marchar, porque también estoy muy decepcionada de nuestra clase política. Han debilitado nuestras instituciones porque las están entendiendo como meros instrumentos para concentrar poder y no como límites al poder político, que para eso existen. En ese sentido, considero que es legítimo que ellos hayan marchado. Sin embargo, ante la pregunta de si la vacancia de Martín Vizcarra era un golpe de Estado, considero que no. Fue una vacancia inoportuna, pero que estaba dentro del marco constitucional.

¿Hubiera votado a favor, en contra, o en abstención en la última votación de vacancia contra Martín Vizcarra?

La verdad que, viendo todo lo que ocurrió, hubiera votado en contra.

 

¿Está postulando al Congreso y a la vicepresidencia por el candidato presidencial que acompaña o a pesar de él, porque desea hacer algo por el país?

No, obviamente por el candidato que tengo. George es una persona en la que creo y confío. No somos iguales ni pensamos igual, pero nos complementamos y ayudamos. Eso es bueno, de eso se trata la política: buscar puntos en común, dentro de determinadas compatibilidades. Hay sectores con los que para mí es imposible pensar en llegar a acuerdos, pero hay otros con los que, si llego al Congreso, voy a trabajar. En el caso de George, jamás diría que estoy ahí porque quiero hacer algo por el Perú a pesar del candidato.

Me ha quedado la impresión de que Forsyth, con la conformación de su plancha y su lista al Congreso, ha querido darle contenido político a una propuesta que él no puede llenar. ¿Es así?

Al organizar una plancha, obviamente tengo que pensar qué me aporta la persona. Si no me aporta, no lo voy a llevar en mi plancha. Me parece completamente normal y deseable. ¿Cuáles son las razones por las que uno escoge a alguien si no fuera por el contenido político que te aporta? Jorge [Chávez, el otro miembro de la plancha] y yo aportamos cosas completamente diferentes, pero cada uno enriquece el diálogo.

¿Qué aporta exactamente Forsyth en la discusión política?

Yo diría que sí aporta. Tiene algunos temas que para él son centrales. Por ejemplo, le importan mucho los temas de Interior y Defensa, que para mí son bastante ajenos. Le interesa el tema de la informalidad. George tiene ciertos temas que son un aporte político muy importante. Yo tengo los míos. A veces, los de él me interesan menos. Todos somos así, tenemos nuestros propios intereses. Él tiene muy clara la agenda anticorrupción y en eso sí coincidimos.

Si se tuviera que definir, ¿de qué lado del espectro político se ubicaría?

Digamos, a mí izquierda y derecha me parecen términos que están un poco caducos. Hay sectores de la derecha que son muy progresistas con respecto a derechos civiles, por ejemplo. Y sectores de izquierda que son homofóbicos. Yo prefiero llamarme de centro progresista. ¿En qué sentido? En que estoy buscando el cambio.

Entonces, en la concepción clásica de un solo eje, ¿sería de centro-izquierda?

Es que la concepción clásica es un poco complicada, pero puede ser que sí. Eso no significa que uno no pueda hacer alianzas con la derecha, si hubiera necesidad.

¿Está en una pequeña alianza con la derecha en el proyecto al que se ha sumado?

Sí, y también en una pequeña alianza con la izquierda. Pero no son concesiones a la derecha, sino cosas en las que creo: el libre mercado, en la empresa privada. No es una concesión. Y también creo en cosas que están más relacionadas con la izquierda normalmente: derechos civiles, por ejemplo.

¿El antifujimorismo la define políticamente?

No. ¿Es parte de mi definición política? Sí. El fujimorismo le ha hecho mucho daño al Perú. Yo nunca había estado tan interesada en política hasta que llegó el fujimorismo al Perú. Ahí empecé a decir: qué es esto, qué está pasando. Creo que hay personas dentro del fujimorismo que pueden tener buenas intenciones, pero son pocas. No sé quiénes son, pero supongo que existen.

¿A cuál de sus partidos competidores no podría endosarle el apoyo si pasa a segunda vuelta con Keiko Fujimori?

Probablemente a Unión por el Perú, pero no va a llegar, entonces no es una preocupación. ¿Sabes qué? Creo que no podría endosar nunca a Keiko. La he visto mentir demasiado. Esto de indultar a su padre es nuevamente un cálculo político: está buscando el voto duro albertista. Eso es algo con lo que no puedo: ver como alguien puede utilizar primero a su madre, después a su padre, después a su hermano, después nuevamente a su padre. No puedo confiar.

¿Cuáles son los temas que usted pone en la discusión de su plancha presidencial? 

La anticorrupción es el principal. [Luego], lo que me caracteriza por formación, por trayectoria y por interés: educación y cultura, mujer, y agregaría algo que cada vez me importa más, que es la salud. Específicamente, salud mental.

Lo tiene indexado en tu cuenta de Twitter: una de sus cuatro prioridades es la salud mental. ¿Por qué?

Esta pandemia nos ha hecho ver carencias gravísimas que vienen de muchos años atrás, pero dentro de todos los descuidos posiblemente uno de los mayores es el de salud mental. Cuán frágiles somos, qué estigmatizado está el tema. La gente no se atreve a pedir ayuda, no sabe dónde hacerlo. Se confunde, muchas veces, salud mental con machismo, violencia de género, violaciones. Y ahora estamos viendo mucha depresión, mucha frustración, mucha violencia doméstica. Es una prioridad en el Perú.

¿Dos cosas urgentes que se puedan hacer desde el Legislativo en salud mental?

Por ejemplo, cada distrito debería tener un centro comunitario, donde no solamente haya acceso a un profesional de salud sino a una comunidad. La comunidad es una de las cosas más importantes para la salud mental. Uno de los grandes problemas es el aislamiento, no tener con quién hablar, actividades que realizar, sobre todo para los adultos mayores. Si en cada comunidad hubiera un centro cultural con psicólogos, donde puedas desarrollar arte, música, deporte, sería un gran paso.

Sin dudas la salud mental es importante. ¿Pero nuestro Estado está preparado para crear centros comunitarios en todo el país, cuando no puede implementar plantas de oxígeno?

Deberíamos, porque es tan importante como tener postas médicas. El espacio común, el espacio público, no es solamente un tema de ocio. Es un tema que en este momento es fundamental para resolver problemas como la violencia, la soledad, los suicidios, las violaciones. No digo que se vayan a solucionar con eso, pero el Perú necesita espacios donde la gente se sienta segura, acompañada. No sé si es posible en todos los distritos del país, pero se puede crear algún mecanismo de estímulo mediante asociaciones público-privadas. Hay muchas maneras en las que se pueden hacer este tipo de cosas.

Forsyth ha hecho carrera política con operativos de desalojo de ambulantes en La Victoria. ¿Qué opina de esa forma de tratar al comerciante informal, que tiene que llevar comida a casa?

Bueno, pregúntenle a Susel Paredes, que es la número 1 del Partido Morado. Ella fue quien encabezó toda la fiscalización en La Victoria.

Se lo preguntamos. 

Creo que a veces no hay más remedio. Por las buenas no salen. No es que tenga gran opinión al respecto. No veo muchas alternativas para hacer un desalojo, la verdad. No hay forma de hacer un desalojo amistosamente.

El 70% del Perú es informal. Es un tema que van a tener que enfrentar en algún momento. ¿Lo enfrentarán así si son gobierno?

No, no, no. En un gobierno local no tienes muchas posibilidades: lo único que puedes hacer es que salgan. Esa es una de las razones que llevan a George a moverse hacia las ligas mayores. Te das cuenta de que como alcalde distrital estás muy limitado. Se deben dar estímulos a la formalización. La formalización tiene que ser rentable y en este momento no lo es. Lo que te dan a cambio de formalizarte es muy poco en relación a lo que te cuesta. No es un tema policial, definitivamente. Pero allí el tema era desalojar a gente que estaba perjudicando a los formales, que son los que pagan los impuestos, los que sacan adelante el país con sus impuestos. Con la formalidad pagamos colegios, hospitales, carreteras, policías, maestros, ejército, etc. Sin eso, no hay nada.

¿No está creando ciudadanos de primera y segunda categoría?

No, de ninguna manera. Lo que queremos es que todos tengan las mismas oportunidades. Que la formalización sea rentable no tiene que ver con ser un ciudadano de mayor categoría, sino que te tiene que permitir tener ventajas. No porque seas un ciudadano de primera categoría, sino porque estás pagando tus impuestos. Es así en todas partes del mundo. Si no se pagan impuestos, no hay país.

¿Le gustaría asumir algún ministerio?

Sí, a quién no. Solo en caso de que no fuera elegida congresista. Es un lugar desde donde uno puede hacer muchísimas cosas.

¿Qué ministerio?

De cualquiera de las cosas que te he mencionado: Educación, Cultura, Mujer.

Hablemos de Educación. Ricardo Cuenca dijo [inicialmente, luego retrocedió] que los COAR no iban a admitir alumnos este año. ¿Los COAR deben continuar o son elitistas?

Tienen sus ventajas y sus desventajas. Tampoco es que podamos decir ‘qué maravilla’. Está muy bien tener colegios de alto rendimiento si es que tenemos un sistema público educativo bueno. Cuando ya tienes algo bueno, puedes tener algo mejor. Pero no puedes tener un colegio arriba y el resto abajo, porque es discriminatorio. Está probado que tener alumnos de alto, mediano y bajo rendimiento en el mismo salón favorece que el nivel se eleve. Cuando tienes un compañero que es mejor que tú, tú vas a mejorar.

¿No se estaría condenando a personas que tienen mucho potencial a sucumbir a la precariedad de la educación pública, dado que el Estado no puede darle educación de calidad a todos?

El Estado debe brindar educación de calidad para todos. Conozco mucha gente que es producto de la educación pública reciente, escolar y universitaria, y son de primera. Destacadísimos. No fueron a un COAR. Los colegios emblemáticos son una muy buena experiencia. Se les dio muy buena infraestructura. Han dado excelentes resultados.

¿Se puede replicar un colegio emblemático en las zonas rurales del país, en La Pampa en Madre de Dios, o en Rinconada, en Puno? ¿No es esa también una forma de discriminación?

Igual, los mismos alumnos de La Pampa o Rinconada, con el COAR, están en la misma situación. Su situación no mejora porque existan COAR. ¿Qué es más importante? ¿Mejorar la situación de los alumnos de Rinconada o La Pampa, o hacer COAR? El Estado ha renunciado a su obligación de ser el principal proveedor de educación pública y de calidad. Cada vez menos alumnos van a colegios públicos. ¿Qué estamos haciendo? En la pandemia, muchos alumnos han migrado del sector privado al público. El esfuerzo que estaban haciendo para tener educación privada era tan precario que, en el fondo, no podían sostenerlo. Eso no es justo.

¿Está a favor o en contra de una nueva Constitución?

Favorezco una reforma. En este momento es más realista y menos riesgoso ir por una reforma de temas puntuales, que son los urgentes. Nada nos garantiza que la nueva Constitución va a ser mejor que la que tenemos, no sabemos quiénes la harían. El principal problema de la Constitución está en la reforma política, eso es lo más urgente. Somos uno de los países con menos representantes por habitante del mundo y la Constitución fija el número, lo cual es un error. Eso no tiene sentido, debería haber una fórmula poblacional para definirlo. Luego, tendría que haber renovación por mitades: que puedas premiar a aquellos a los que hay que premiar y castigar a los que lo han hecho mal. Abogaría porque las elecciones congresales se hagan en segunda vuelta y no en primera, eliminaría el voto preferencial para que haya verdadera paridad y alternancia.

¿Qué opina de las propuestas de Forsyth de utilizar ‘jurados como en las películas’ o renunciar a la franja electoral para que se invierta en salud, pese a que no va a revertir al Estado pronto?

Eso de las películas es anecdótico, es una forma de explicarlo con facilidad. Pero los jurados ciudadanos se usan en muchos sitios, no solamente en el derecho anglosajón. Es una propuesta que hay que afinar, no podría ser cualquier ciudadano, pero sí se puede pensar en designar a determinadas personas provenientes de determinadas instituciones. En cuanto al dinero de la franja electoral, creo que es un gesto. No sé si lo puede realmente hacer [renunciar a la franja], pero el gesto es “yo estoy dispuesto a renunciar a mi única posibilidad de hacer publicidad en radio y televisión, ¿tú como ciudadano a qué vas a renunciar para ayudar a tu país en esta pandemia?”.

Forsyth venia cayendo en las encuestas, aunque la caída se ha detenido. ¿Qué sensación le deja para encarar lo que resta de la campaña?

Ha vuelto a subir. Hay cosas que corregir, sin duda. Hay que aparecer más, hay que aparecer con propuestas.

Cuando el breve gobierno de Manuel Merino estaba en funciones, el 13 de noviembre, el superintendente de la Sunedu, Oswaldo Zegarra, fue convocado al Ministerio de Educación (Minedu). El flamante titular de la cartera, Fernando D’Alessio, vicealmirante en retiro y ministro de Salud cuando se dio el indulto a Fujimori, no tenía precisamente las credenciales de férreo defensor de la reforma universitaria. Con solo un día en el cargo, esa citación fue su primera prioridad.

El premier Ántero Flores-Aráoz, por su parte, se había pronunciado varias veces en contra de la “discriminación” hacia las universidades no licenciadas. Una de ellas, Telesup, en un arranque de confianza, había enviado una carta de amedrentamiento a Zegarra el 11 de ese mes. Aunque él y D’Alessio se conocían, todo parecía indicar que su convocatoria al Minedu era algo similar a una celada. La cita había sido programada para las 10 de la mañana. El superintendente se excusó de ir por problemas de salud.

Luego no hubo oportunidad de reprogramar: el gobierno de Merino cayó, en medio de marchas multitudinarias, dos días después.

Con la designación de Francisco Sagasti en la presidencia y la llegada del investigador Ricardo Cuenca al ministerio, la continuidad de la reforma universitaria quedó asegurada. “Estoy absolutamente convencido de la alta calidad técnica de Sunedu”, le dijo Cuenca a Perú21, y aseguró que Telesup no tendría más plazo para licenciarse. Él sí se reunió con Zegarra y lo ratificó. El horizonte anunciaba ocho meses de paz y tranquilidad para el gobierno en el sector Educación.

¿COAR o no COAR?

Pero los primeros dos meses no han sido exactamente así. Si bien el problema universitario se suele llevar casi todos los reflectores, no es una de las tareas a las que el Minedu dedica la mayoría de sus recursos. Su rol allí es el de ente rector: definir políticas macro y poner el pecho ante las presiones de los grupos políticos marginados por la reforma. En el día a día del ministerio, sin embargo, tiene mucho más peso la educación escolar.

El Minedu es un monstruo que atiende a más de 6 millones de alumnos de colegios públicos, tiene a su cargo una de las planillas más grandes del Estado −la de profesores− y opera con un presupuesto superior a los S/10.000 millones. Por eso, llamó poderosamente la atención cuando el ministro Cuenca tuiteó el último martes que no había plata presupuestada para la admisión de los Colegios de Alto Rendimiento (COAR) en el 2021.

Como la comunicación eficiente no es uno de los bastiones de este gobierno, a pocos les quedó claro a qué se refería. ¿Hay o no hay dinero para los COAR este año? Sudaca ha averiguado cómo es.

El presupuesto que aprobó el Congreso el 29 de noviembre, cuando Sagasti y Cuenca ya tenían más de una semana en el Ejecutivo, sí contempla una partida de S/192,9 millones para los COAR. Esta cifra supera por lejos el monto devengado en el 2016, 2017, 2018, 2019 y 2020. En el último quinquenio, los COAR nunca ejecutaron más de S/190 millones anuales.

Los S/192,9 millones de apertura (PIA) del 2021 fueron reducidos por el gobierno de Sagasti a un presupuesto modificado (PIM) de S/151,8 millones, todavía S/30 millones más que lo que se devengó en el 2020 (con clases remotas). ¿Esa cifra no alcanza para organizar un proceso de admisión? Difícilmente. Tres fuentes que ocuparon altos cargos en el Minedu calcularon para Sudaca que el costo de dicho proceso está apenas alrededor del S/1 millón. Y sí estaba incluido en la cifra que se pidió al Congreso.

El ministerio, sin embargo, demanda S/51 millones adicionales para poner en marcha los COAR, según su oficina de prensa. ¿A qué se destinarían? No a la admisión, que es muy barata, ni a la propuesta de valor del programa, sino a establecer medidas de seguridad contra la Covid-19, principalmente en las residencias donde duermen los alumnos de los colegios. La premisa es que volverán a tener clases presenciales. ¿Es eso realmente necesario?

Dos fuentes del ministerio contaron a Sudaca que la Dirección General de Servicios Educativos Especializados, que tiene a cargo a los COAR, ya había preparado una propuesta para hacer las clases a distancia con el presupuesto disponible. “Podrían hacerlo remoto tranquilamente. Por el modelo de valor de los COAR, son los que mejor funcionaron a distancia en el 2020. Los alumnos pudieron llevarse las computadoras”, explica una de las fuentes. Todo indica que Cuenca no tuvo mucho interés en seguir ese camino.

Pero la presencialidad tampoco es un imposible. “Es bien fácil conseguir S/50 millones en el Minedu. Es cuestión de reasignar [el presupuesto] o negociar con el MEF”, asegura a Sudaca una fuente con conocimiento directo del tema. Con más de S/10.000 millones en la bolsa, de los cuales el año pasado se ejecutaron solo S/6,361 millones, su afirmación tiene sentido. “El presupuesto no es abundante. El Minedu tiene diversas prioridades que atender”, replicó la oficina de prensa.

¿’Elitizando’ la educación pública?

Cuenca ha tenido que dar marcha atrás en su imprecisa afirmación inicial. Hoy la oficina de prensa del Minedu informa que se ha aprobado la asignación de recursos a los gobiernos regionales de Ica, Ayacucho, Loreto y Puno para el alquiler de los locales de sus respectivos COAR. Cuenca dijo que este año tendrían una “admisión reducida”. El jueves, decenas de exalumnos de estos colegios hicieron un plantón en contra de ese anuncio.

“La continuidad de los COAR no conlleva una decisión política, sino técnica. En la actualidad, en el Minedu no se está discutiendo ese aspecto”, dijo la oficina de prensa del ministerio. Sin embargo, sí hay un innegable componente de voluntad política en todo esto. Ricardo Cuenca, antes de ser ministro, expresaba abiertas dudas sobre si la estrategia de los COAR debía continuar. Y las dudas eran más tiradas a que no. 

En 2015, cuando era director general del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), escribió una pequeña columna en El Comercio titulada “Los COAR y “las otras decisiones””. Allí reconoce que la implementación de estos colegios experimentales es una “decisión legítima”, pero asegura que “segmentan el sistema educativo”, instalan “un sistema paralelo para los mejores” y “segregan a los jóvenes”. El autor de esta nota entrevistó a Cuenca hace unos años y obtuvo una respuesta similar sobre el tema.

Desde el 2017 hay colegios de alto rendimiento en todas las regiones del país. En total, suman 25. Reciben a estudiantes de desempeño sobresaliente entre el tercer y quinto grado de secundaria, y les ofrecen la posibilidad de hacer el Bachillerato Internacional. Trabajan bajo un sistema de internado gratuito que cubre matrícula, vivienda, alimentación, vestimenta y materiales. La inversión del Estado por cada alumno COAR es 3,5 veces mayor a la de la educación pública regular. 

Hace dos años, la Corporación Andina de Fomento (CAF) terminó un estudio junto al Minedu −en el que el IEP de Cuenca participó como consultor externo− sobre el impacto de los COAR en el desarrollo de sus alumnos. Se comparó al grupo de jóvenes que había logrado ingresar al sistema en los últimos puestos contra el que se había quedado fuera por muy poquito.

Los resultados son sencillos de entender: no hay diferencia significativa en matemática o comprensión lectora −probablemente porque se trata, en ambos grupos, de alumnos sobresalientes en sus respectivas escuelas de origen−, pero sí una enorme mejora en la salud del entorno. “Los alumnos COAR gozan de un núcleo de amigos saludable (no fuman, ni beben, ni consumen drogas), tienden a ser menos agredidos y reportan no ser discriminados ni presenciar situaciones de discriminación”, dice la CAF. 

Otra acusación contra los colegios experimentales es que reciben alumnos más cercanos a la clase media que a la pobreza extrema y más urbanos que rurales. Las cifras indican que esto es cierto. Fuentes del Minedu contaron a Sudaca que, desde que Cuenca asumió el ministerio, ya se comentaba en la interna que no le daría prioridad a los COAR por no considerarlos inclusivos.

Sin embargo, las gestiones pasadas ya habían abordado el tema. Mediante mesas de trabajo, se ha elaborado un esquema de bonificaciones por ruralidad, pobreza y pobreza extrema en el puntaje de admisión. La primera parte había sido implementada, elevando los ratios de ingreso de los más vulnerables. Para el 2021 se esperaba tener a 51% de ingresantes rurales, 31% con condición de pobreza y 47% de pobreza extrema.

Cambios y choques

“Le pasaron una mala ayuda memoria a Pimpinella”, se quejó una fuente sobre algunos de los tuits de Cuenca. Ese es el inofensivo apodo con el que lo han empezado a llamar los funcionarios de planta de la cartera, por su parecido con el cantante de la agrupación argentina. Lo cierto es que en el Minedu hoy hay funcionarios menos ‘cuenquistas’ que otros. Y ello se debe a los cambios que ha realizado desde que asumió.

A diferencia del MTC, donde la estrategia ha sido ratificar o promover a los funcionarios de confianza del gobierno anterior, en el Minedu ha habido varios movimientos en puestos claves. El principal es la salida de Diana Marchena del viceministerio de gestión pedagógica, debajo del cual está la dirección que tiene a cargo los COAR. En su reemplazo, Cuenca ha designado a Killa Miranda.

Miranda −quien no respondió las solicitudes de descargo de este medio− es identificada por todas las fuentes como una persona muy cercana a la exministra Flor Pablo, quien hoy postula a la vicepresidencia y al Congreso con el Partido Morado. “Lo único que le puedo decir categóricamente es que no he tenido nada que ver con la designación de la Sra. Mirada”, respondió Pablo sobre el tema..

Pablo ha dado positivo al Covid-19 y Sudaca, más allá de la labor periodística, desea su pronta mejoría.

Las fuentes del Minedu consultadas por este medio aseguran que Miranda representa la influencia de la candidata morada en la gestión de Cuenca. Algo que la oficina de prensa del ministerio, por supuesto, niega. La cercanía de Miranda con Pablo, sin embargo, se puede rastrear en sus hojas de vida. Entre el 2012 y el 2014, cuando Pablo era directora nacional de Educación Primaria, Miranda era coordinadora de movilización de esa dependencia.

Luego, en el 2014, Pablo pasó a comandar la crucial Dirección Regional de Lima Metropolitana (DRELM), y Miranda la siguió allí como asesora en gestión educativa. En el 2016, el último año de Pablo en la DRELM, Miranda ganó un CAS como jefa de la oficina de atención al usuario y comunicaciones de esa dirección. De allí, hay que hacer un salto al 2019: cuando la hoy candidata morada fue nombrada ministra, Miranda entró por la puerta grande como su jefa del Gabinete de Asesores.

Y la lealtad es férrea. Todavía con Pablo como ministra, Miranda regresó a la importantísima DRELM para dirigirla, pero renunció apenas aquella dejó la cartera en febrero del 2020. Según las fuentes consultadas, Miranda y Pablo representan una forma de ver la gestión pública en educación más tirada hacia la izquierda y hacia la cercanía con el magisterio, algo compatible con la visión de que los COAR son experimentos excluyentes.

Pero la designación de Killa Miranda no es el único movimiento de Cuenca en la alta dirección del ministerio. Apenas llegó, el nuevo ministro puso el ojo en los altos funcionarios vinculados a la cuestionada compra de más de un millón de tablets para los estudiantes más pobres. El primer proceso se tuvo que anular por serios problemas con el proveedor. Las adquisición ya ha sido terminada, pero con retraso.

Cuenca reemplazó a los encargados de la Dirección de Innovación Tecnológica en Educación (Dite), Ricardo Zapata, y de la Dirección de Gestión de Recursos Educativos (Digere), Rosa Prieto. Ambas dependencias están relacionadas a la compra de las computadoras portátiles. En sus lugares puso a Milagritos Vera y Cynthia Otani, respectivamente. La primera de ellas trabajaba para Killa Miranda en un programa adscrito al Ministerio de Desarrollo e Inclusión social desde setiembre del 2020. La segunda trabajó en el Minedu entre el 2011 y el 2016, mismo periodo en el que estuvieron Miranda y Pablo.

Además, Cuenca cambió a Cristhian Pacheco, encargado de la Dirección General de Educación Técnico-Productiva, por Rommy Urbano, quien ya había ocupado el cargo. Esta área del ministerio es clave porque se encarga del complicado (y atrasado) licenciamiento de institutos. El presidente Sagasti dijo esta semana que esa labor pasará a la Sunedu, pero fuentes de la entidad aseguran que no tienen la capacidad de hacerlo y que tendría que ser un plan de largo plazo. Cuenca también cambió a la directora general de Educación Básica Regular, Cecilia Ramírez, por Nora Delgado.

“He encontrado un ministerio muy ordenado”, declaró Cuenca a La República a poco de asumir la cartera. Por eso, todos estos cambios han generado un fuerte alboroto en una gestión que se suponía de transición. A ello se suma que, en el 2021, Aprendo en Casa ya no será transmitido por canales comerciales, solo por TV Perú y Radio Nacional, algo que algunos funcionarios que quedan de la gestión Benavides interpretan como un intento más por desmantelarla.

“No hay facciones ni peleas, no se podría trabajar en ese escenario”, ha replicado la oficina de prensa. Las fuentes consultadas por este medio, sin embargo, aseguran que el bolondrón que se ha armado en torno a los COAR es apenas la punta del iceberg de un choque interno entre formas de entender la gestión pública en educación.Parece que los meses de paz que se vislumbraban para el sector en noviembre serán un poco más agitados que lo esperado.

Usted es hijo de un exviceministro de Salud del gobierno de Fujimori, y nieto de un ministro de Salud del gobierno de Alan García. ¿Cuál es el momento en el que la Salud en el Perú termina siendo lo que es hoy: colapsada con y sin pandemia?

En los años noventa entra mucho esta idea del mercado de la salud. Como entró en todo, en educación también. Las clínicas aparecieron de una manera más presente, más grande, con más poder. Eso frenó la posibilidad de ampliar el servicio de salud [pública]. Las clínicas atienden a un sector todavía reducido de la población. El sistema público es muchísimo más grande, pero fue creciendo de manera totalmente desarticulada. En la pandemia, no había un sistema central de información de cuántos casos había, cuánta gente había en los hospitales.

¿Es el ingreso del sector privado a la salud lo que explica la precariedad del sistema público o es que la gestión pública es en sí misma ineficiente?

No comparto la idea de que la gestión pública es en sí misma ineficiente. Se dice mucho sobre lo público: se dice, por ejemplo, que es intrínsecamente corrupto, pero los grandes casos de corrupción en este país están vinculados a empresas privadas. Es probable que la entrada más fuerte de lo privado en salud y educación haya deteriorado lo público, pero no tiene que ser así. Fue que entró en un momento donde ideológicamente se quería reducir lo público. Había un discurso que hablaba del Estado mínimo, de que el Estado no debía meterse en la economía, de que los servicios se tenían que dar desde el sector privado, de que el mercado lo iba a regular todo. Eso fue lo que más daño hizo. El problema no era tanto que entren privados, sino la lógica con la que entraban.

La siguiente pregunta obvia es si usted se atiende en una clínica privada. Pero la voy a hacer bien: ¿podría aceptar que el sector privado de salud tiene una mejor atención, en consulta diaria, que el sector público?

Hay algunas clínicas de primer nivel, pero son carísimas. Si tienes un seguro, y normalmente lo tienes porque estás en una planilla, tendrás una atención que seguramente es mejor que la pública. Pero hay un montón de supuestos detrás: tienes que ser un trabajador formal, tener un buen seguro. Si no, es imposible acceder a las clínicas top. Hay un sector inmenso de la población que queda fuera. Lo que quiere la izquierda es que todo el mundo, tenga o no recursos, pueda acceder a sistemas públicos de calidad. Sistemas públicos quiere decir gratuitos. Yo creo que esto sí se puede.

¿El Estado está en capacidad, en un gobierno de cinco años, de pasar a dar un servicio de salud bueno a toda la población?

Tiene que empezar a hacerlo. Un primer paso es la articulación de todo el sistema de salud. Y también tenemos, entre los temas de fondo, la bajísima recaudación tributaria del Estado. Se dice mucho en el Perú que hay plata, que no es como en los ochentas, pero yo creo que no es tan cierto. El presupuesto público todavía sigue siendo un porcentaje chiquitito del PBI.

¿Cómo se relaciona que seamos un país 70% informal con lo que usted dice? ¿No le parece que no poder resolver el tema de la informalidad es lo que hace más discriminador a un Estado?

Si ves el mapa de dónde está la informalidad y dónde está el Perú discriminado, seguramente van a ser muy similares. Pero también hay mucho de un modelo económico que no genera empleo formal. Hace que la gente se las ingenie, porque no hay industria. Cuando leí el libro de Hernando De Soto, El otro sendero, que es sobre los ochentas, él decía que la informalidad en el Perú estaba alrededor de 54% o 55%, y decía que había que cambiar de modelo económico. De hecho, él fue uno de los promotores del modelo económico de la nueva Constitución. Y ahora, 2021, 70% de informalidad. ¿Quién me explica cómo con más libre mercado hay mucho más informalidad?

Si una bancada de derecha llegase con una sustentación técnica seria sobre cómo reducción de impuestos o un Estado más chico generan menos informalidad, ¿estaría dispuesto a escucharla?

Yo no me creo mucho el tema técnico. Hay un economista sueco, que se llama Gunnar Myrdal, que ganó el Nobel el mismo año que Von Hayek, el 74. El primero era socialdemócrata, padre del Estado de bienestar sueco, y el otro es padre de todas las derechas del mundo. Recibieron el Nobel teniendo posiciones antagónicas. ¿Qué decía Myrdal? Que había un elemento siempre político en la teoría económica. Eso es lo que muchas veces los técnicos no quieren reconocer. ¿Qué pregunta te haces, qué datos miras, cómo los interpretas? Tiene que ver siempre con un sesgo. No creo que te puedan demostrar que “menos Estado, más formalidad?

¿Y menos impuestos, más formalidad?

No lo creo tampoco. Si los países más formales tienen esquemas amplísimos de impuestos.

¿Cómo convencer a un ambulante informal que se formalice, si le tiene que decir que le vas a empezar a cobrar impuestos? ¿Cómo más impuestos lo llevarán a formalizarse?

Es que estamos en un punto en donde no se trata de exigirle cosas, sino facilitarle todo. Facilitarle créditos a la mypes, a las empresas unipersonales. Lo que sí puedo coincidir con la derecha es que tenemos que reducir trámites burocráticos. Hay que hacer las cosas muchísimo más fácil. Y mira ah, siendo de izquierda, coincidiría con la derecha en que en este país debería ser más fácil poner una empresa. Pero una vez que solucionemos ese tema: sí pues, todo el mundo debería pagar impuestos. No puede ser que haya un amplio sector de la población que no pague impuestos.

¿Cuál de sus contendores le parece el más ortodoxo en ese sentido?

Renovación Popular, que me parece que es muy derecha. Hernando De Soto también, aunque vaya aliado con una persona que era cercana al Movadef. Y el fujimorismo, que tuvo mucho de populismo y ahora es más de ultraderecha y conservadurismo. Y no veo a otros. Los otros no se definen tan claramente.

¿Ustedes sí podrían hacer coalición en el Congreso con una bancada eventual del Partido Morado?

En determinados temas. Por ejemplo, en temas de libertades y políticas de reconocimiento, creo que sí.

¿Y en temas económicos, para darle estabilidad económica al gobierno, independientemente de que si alguno lo lidera?

Lo veo un poco difícil, depende mucho de ellos. Ahora, el Partido Morado ha ido variando de posición. Antes decía “no” a la Asamblea Constituyente, “no” a la nueva Constitución, ahora dicen que sí. Yo he escuchado a varios de sus voceros que ellos están ahí para defender el modelo económico. No sé si ese es su motivo de vida todavía.

¿Piensa que Julio Guzmán es una veleta?

Ha tenido varias posiciones que han sido súper ambiguas o no han sido claras. En el tema universitario, patinó. Promoviendo créditos similares a los de Chile, que han sido la base de grandes movilizaciones estudiantiles. Después ha dicho que no, me imagino que por Daniel Mora. Pero en otros temas también ha tenido cambios bien drásticos.

¿Diría que el Partido Morado no tiene sustancia?

Mira, yo diría que con ellos habrá posibilidad de conversar en temas de libertades individuales, pero que tiene que tener propuestas más solidas en temas económicos, reforma del Estado, programas sociales. No los veo ahí. Me parece que tienen más demandas liberales identitarias, que las compartimos, pero deberían ir más allá.

Esta es de diccionario: se le critica a la izquierda siempre tener propuestas muy bienintencionadas, pero cuando se les pregunta de dónde van a sacar el dinero para hacerlo, no saben cómo responder. ¿De dónde diría que vamos a sacar el financiamiento para los programas sociales que le faltan a los morados?

Tenemos que sacar los recursos fundamentalmente de una reforma tributaria. Una reforma tributaria que ponga, por ejemplo, el impuesto extraordinario a la riqueza, algo que se está haciendo en otras partes del mundo, que tenga un sistema de pagos progresivo, los que más tienen pagan más, como pasa en otras partes del mundo, mejorar la política de evasión y elusión tributaria, camino que ya estamos empezando, eliminar exoneraciones que ya no se justifican, y ampliar la base.

Usted presidió la Megacomisión del Congreso que investigó a Alan García. Ese es un tema mucho más grande que lo que permite esta entrevista. ¿Qué hay que hacer con la Comisión de Ética para que no termine abriendo proceso a un congresista por fumar un ‘porro’, con intencionalidad política?

Los informes técnicos deberían ser elaborados por equipos externos. No le puedes quitar al congresista el voto. Pero entra el presidente de la Comisión de Ética con su partido, tiene su gente que elabora los informes y, si eres del partido, te saca un informe favorable. Si eres de la oposición, te saca un informe que te demuele. Eso no puede ser. Tienes que tener un equipo neutral que arme los informes de calificación, y el Congreso tendrá que votar.

En una lectura honesta del escenario político: ¿cree que van a tener mayoría en el Parlamento para impulsar algo como eso?

Espero que sí. Cuando fui congresista, del 2011 al 2016, hubo denuncias contra parlamentarios nuestros al inicio, no habían pasado ni seis meses. Tuvimos tres casos: Omar Chehade, Celia Anicama y Amado Romero. Los tres pasaron por la Comisión de Ética. Yo era miembro. Nosotros votamos por la sanción. Después, no he visto eso. He visto un blindaje brutal.

En la última década, la izquierda ha llevado la bandera anticorrupción y sus representantes terminaron metidos en casos emblemáticos: Susana Villarán y Ollanta Humala. ¿Por qué no ocurriría lo mismo ahora?

Lamentablemente, la corrupción atravesó todo el espectro político. En el caso de Ollanta Humala hay una acusación sobre aportes de campaña que ya debería realizarse. Está de candidato y hasta ahora no lo acusa la fiscalía. El caso de Susana Villarán también fue bastante complicado, porque era un aporte además cuando era autoridad. Incluso Humala podría decir que no era presidente cuando recibió el aporte. En el caso de Susana eso la complica más, por supuesto. Nosotros tenemos que defender nuestras posiciones con nuestra propia trayectoria.

¿Podría reconocer que el nacionalismo es un proyecto corrupto que nace desde la izquierda?

El nacionalismo representó una aspiración de cambio popular para millones de personas. Hoy la acusación más fuerte sobre Ollanta Humala es la del aporte de campaña. No veo, como en el caso del APRA, casos de corrupción por todos lados: colegios emblemáticos, Agua para Todos, los narcoindultos, el Metro de Lima. Una cosa es que otras personas hayan cometido actos de corrupción. Yo me alejé por diferencias políticas, ideológicas, pero no lo vería como una experiencia corrupta de la izquierda. Humala nunca dijo que fuera de izquierda. Decía que representaba a los de abajo, que era un nacionalismo popular.

¿Le parece menor el tema del Gasoducto?

Me parece importantísimo, pero no veo que haya muchos avances. Odebrecht, pese a toda la colaboración que está haciendo en casos de corrupción, sigue sin aceptar que haya dado sobornos a funcionarios.

¿Tiende a pensar, entonces, que en ese caso Ollanta y Nadine Heredia son inocentes?

Solamente les doy el beneficio de la duda, porque sí me llama la atención que Odebrecht no quiera reconocer. Solo han aceptado sobornos privados. PPK paralizó el gasoducto sin haber activado la cláusula anticorrupción. ¿Será un interés monetario tan fuerte que ponen en riesgo toda su colaboración eficaz, o será que no hubo corrupción, y se le pagó solo a privados y no a miembros del gobierno? Yo tengo la duda, más allá de si me gustaría que fueran o no inocentes.

Yehude Simon está de licencia de Juntos por el Perú, como corresponde políticamente en estos casos, pero está acusado por haber recibido presuntos sobornos por Olmos. ¿Por qué no pasaría aquí algo parecido al nacionalismo?

Yehude está separado. Y quien lleva la presidencia desde hace bastante tiempo es Roberto Sánchez. Fue así en el 2020, y esa distancia entre Roberto y Yehude ha aumentado desde entonces. En el 2021, no hay ninguna presencia de Yehude Simon.

¿Entonces Yehude no tiene ningún operador político en el partido?

Hay gente que simpatiza con él, sin dudas. Es un partido que él ha construido. En el Partido Humanista, desde hace muchos años, hubo un liderazgo dual. Roberto Sánchez no es un líder reciente. Ya tenía un liderazgo dentro del partido y por eso asume la presidencia. Yehude tiene que responder a la justicia por las acusaciones que le han hecho.

Por Paolo Benza y Alejandro Guzmán

El último 27 de noviembre, la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) emitió una resolución ministerial que sanciona a Daniel Olivares con una anodina amonestación escrita. Poco más de un año antes, el 8 de agosto del 2019, otra resolución había gatillado el procedimiento administrativo disciplinario que derivó en dicho castigo. ¿Qué hizo exactamente el (ahora mediático) congresista para ser sancionado? ¿La sacó barata o su falta no era para tanto?Este es el caso.

Olivares presidió la Secretaría de Comunicación Social de la PCM entre agosto y diciembre del 2017. Renunció a ese cargo poco después de que el expresidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK) indultara al reo Alberto Fujimori. En ese corto periodo, sin embargo, contrató proveedores de forma irregular para la oficina que dirigía.

¿Cuál fue la irregularidad? Olivares encargó trabajos sin tener una orden de servicio ni haber pasado por el respectivo proceso de contratación pública. El actual congresista pactó con los proveedores sin que medie ningún documento que les permitiera reclamar a la PCM de presentarse luego algún problema. El acuerdo fue únicamente de palabra. “Esto es grave”, alerta Alberto Retamozo, abogado especialista en contrataciones del Estado. La idea era que el trámite se regularizara después, para poder desembolsar los pagos.

Sin embargo, ello no ocurrió. Olivares les hizo a sus proveedores, contratados irregularmente, lo que en el argot popular se conoce como el ‘perro muerto’. Los dejó ‘tirando cintura’ y partió dos semanas de vacaciones. “Dos semanas de distancia, agua salada, sueños ligeros, desayunos largos y otras terapias”, escribió en su Facebook. Por supuesto, ya no regresó a la PCM para pagarles.

El reclamo de Eureka

Un caso es el de Eureka Films, productora a la que la oficina de Olivares contrató por S/187.409. No hubo un documento que autorizase la contratación: Olivares se aproximó al proveedor de manera informal. Ajeno a los caminos regulares de la gestión pública, el congresista argumenta que la elección del proveedor fue resultado de un estudio de mercado. “Eureka fue la mejor opción y por eso se trabajó con ellos”, indicó en descargos enviados por escrito a Sudaca.

Para tener un marco de referencia, el tope máximo para contratar sin realizar un proceso de licitación, según la Ley de Contrataciones con el Estado, es de 8 UIT. Al valor de la UIT en el 2017, dicho tope equivalía a S/32.400. La cifra acordada con Eureka fue mucho mayor. En este caso, la contratación debía hacerse a través del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), cuyos parámetros de contratación no son iguales a los de la ley peruana. Olivares, cabe resaltar, no empezó ningún proceso formal antes de encargar el trabajo al proveedor, ni el regular ni el que se hace a través del PNUD. 

Según los descargos oficiales que Olivares envió a la PCM, el proceso formal de selección del proveedor que elaboraría los videos fue declarado desierto el 8 de enero de 2018, diez días antes de que el Papa llegase al Perú. Dos semanas atrás, el 18 de diciembre de 2017, él había recibido el requerimiento formal para contratar a una agencia de publicidad que elaborara los videos.

En una carta notarial enviada en abril de 2018 al entonces primer ministro César Villanueva, Eureka Films especifica que la empresa fue contactada por la Secretaría de Comunicación Social de la PCM el 1 de diciembre, con “carácter de urgente”. Es decir, más de dos semanas antes de que se emitiera el requerimiento formal, Olivares ya le había encargado el trabajo.

“En dicha oportunidad (01/12/2017), Raúl Gómez Arrieta, productor ejecutivo de Eureka Films, en compañía del suscrito; nos reunimos [con Escudero y Olivares]; a fin de tratar los aspectos técnicos del proyecto audiovisual […] Es importante mencionar que la reunión se llevó a cabo en la oficina del último nombrado [Olivares]”, dice la carta notarial, que firma el gerente general de Eureka Films, Gonzalo Vildosola.

Pero, además de la forma en la que se eligió al proveedor, lo más difícil para este fue el lío posterior para cobrar. “A pesar de que mi representada cumplió de buena fe y a cabalidad con los términos acordados con los servidores de la PCM, Fernando Escudero Ratto y Daniel Olivares Cortés, […] la PCM nunca cumplió con su compromiso de emitir la orden de servicio durante el mes de diciembre de 2017, ni mucho menos con cancelar el servicio brindado”, dice la carta notarial.

El servicio brindado fue la elaboración de ocho videos (un video “madre” y siete videos “tácticos”) para la difusión de información de seguridad frente a la visita del Papa Francisco. En los descargos oficiales que envió a la PCM, Olivares argumenta que ante la inminencia de la visita papal –que fue del 18 al 21 de enero del 2018– optó por omitir el procedimiento regular. “Existían trámites engorrosos que realizar para el cumplimiento de la finalidad”, explica el documento.

“Efectivamente, se contrató a una productora sin el proceso regular”, aceptó Olivares a uno de los redactores de esta nota en enero del 2020. “Por eso es que les he respondido [a la PCM] dándoles la razón. Lo que yo puse por delante es que había una presión de presidencia por sacar rápidamente una campaña de comunicación de seguridad del Papa o dos millones de personas iban a estar inseguras”, alegó aquella vez el ahora congresista. La nota del 2020 no fue publicada. “Si seguíamos los pasos normales, dados los plazos con que se contaba, no se hubiera podido colocar los spots. Actué en base al principio de eficiencia”, agrega hoy.

El acuerdo era regularizar los trámites, emitir la orden de servicio y realizar el pago ese mismo diciembre, pero ello no ocurrió. Cuando Olivares emprendía un viaje de ocio, para desintoxicar su cabeza de los problemas que había tenido que abordar hacia el final del gobierno de PPK, sus proveedores empezaban un complejo camino de cobranza. “[La contratación de Eureka] sucedió días antes del indulto a Fujimori, que fue la razón por la que dejé el cargo, y no hubo oportunidad de corregir lo que hubiera que corregir”, declara Olivares a Sudaca. Su renuncia fue aceptada el 29 de diciembre del 2018. Eureka Films quedó en el aire.

“Esta situación nos perjudica sobremanera, habida cuenta de que aproximadamente el 85% del valor total del servicio cotizado a la PCM corresponde al pago de proveedores, quienes insistentemente vienen exigiendo a mi representada el pago de sus facturas por los productos y servicios utilizados en el proyecto audiovisual”, escribió Eureka Films en su carta notarial. El pago fue regularizado, atendiendo al documento de queja, recién ocho meses después.

“Las oficinas que evaluaron lo sucedido confirmaron que el precio fue el adecuado, que los productos se entregaron y que no causó perjuicio al Estado”, argumenta Olivares. “No hay atenuante, porque esa no es la imputación, sino la de haber generado una adquisición y una obligación de pago al margen de la ley de contrataciones”, le responde Retamozo.

Hay más proveedores

Tres fuentes de la PCM que trabajaron en gestiones posteriores a la de Olivares indicaron que el caso de Eureka Films no es el único en el que se realizaron contrataciones de forma irregular, sino que hay por lo menos otros cuatro. Y este medio ha podido confirmar que otro caso es el de la agencia de comunicación corporativa TOC Asociados, que brindó el servicio de gestión de prensa durante la visita del Papa y a la que, a diferencia de Eureka, nunca se le pagó. 

“[TOC] hizo un servicio de relaciones públicas muy bueno. Entendieron que la premura del pedido y mi salida a los pocos días de la PCM hicieron que los procesos se desordenen. En ese sentido, decidieron asumir su trabajo como un aporte, cosa que se hizo con los canales de TV también. Era la visita del Papa”, señala Olivares. Fuentes vinculadas al servicio de gestión de prensa explicaron a Sudaca que nada de esto es cierto: TOC simplemente tuvo que aceptar que no recibiría el pago acordado. ¿Cuánto era? Las fuentes aproximan que el acuerdo era de S/ 17.500 mensuales durante tres meses. Es decir, más de S/ 50.000 en total.

“Para hacer posible que la campaña de seguridad funcione en ese poco tiempo, contamos con la colaboración de otras empresas que comprendieron la urgencia del tema y se pusieron la camiseta entendiendo la dificultad del momento”, asegura Olivares, sobre la existencia de otros proveedores dejados en el aire.

¿Por qué a Eureka sí se le pagó, mientras que a TOC y a los demás proveedores, no? Retamozo explica que, en un caso así, el pago sólo procede luego de un proceso judicial. TOC y los otros proveedores no iniciaron procedimientos formales de reclamo. En cambio, Eureka sí lo hizo. La carta notarial enviada por la empresa fue la que llevó a la conformación de una comisión que investigó el caso. Fuentes de la PCM confirmaron que la insistencia de Eureka Films fue lo que generó que la entidad estatal abra una investigación y eleve el caso de Olivares a las instancias encargadas de fiscalización.

¿Necesidad pública?

Olivares argumenta que su actuación está respaldada por el reglamento. “Es cierto que no se siguieron paso a paso los procedimientos. Pero lo que he sostenido es que en este caso en particular yo actué en tutela de un fin superior vinculado a la seguridad pública, lo cual está previsto en el artículo 104 del Reglamento de la Ley de Servicio Civil. Si no lo hubiera hecho, no se hubiera dado los spots que se necesitaban”, declaró Olivares.

“Si bien pudo existir la necesidad urgente de realizar actuaciones para garantizar los mensajes de prevención y seguridad durante la visita del Papa Francisco, esto no atribuye facultades especiales o eximentes de responsabilidad, por lo cual su argumento no es suficiente para desvirtuar la imputación en su contra”, aclara la resolución final del caso.

Y hubo sanción. El 27 de noviembre último se emitió la mencionada resolución final. El documento fue firmado por Violeta Bermúdez, actual presidenta del Consejo de Ministros, y señala que la recomendación de la comisión que investigó el caso era que se le imponga a Olivares una sanción de suspensión de la función pública sin goce de remuneraciones, por 20 días. Sin embargo, el órgano sancionador decidió modificar la propuesta, cambiarla por una más suave, y aplicarle una amonestación escrita.

“Entiendo que los pasos hay que seguirlos, y por eso no he apelado”, dice Olivares. Y agrega que “dada la simpleza del caso y la carencia de perjuicio, una suspensión no era factible”. La sanción que finalmente recibió es una de las más leves. “Es un pañuelazo”, critica Retamozo. Queda en la reflexión de cada lector calificar si la amonestación fue excesiva, justa o insuficiente.

Al autor de esta nota siempre le ha parecido interesante el concepto ‘hogar’. Era mayo del 2019 y Renzo Ratto lo llevaba caminando por las instalaciones de Matute, tras una entrevista para una nota sobre asuntos administrativos. El levante de la misma ya estaba definido y se sostenía básicamente en cifras. No había muchas más vueltas que darle al tema.

Pero el entonces administrador temporal de Alianza Lima había insistido varias veces en mostrarle la nueva zona acondicionada para los jugadores de las menores. Para entonces, el autor de esta nota ya tenía un par de años de experiencia con gerentes entusiastas. En el periodismo económico, por alguna razón, los grandes empresarios creen que pueden inclinar el enfoque de un artículo paseando al reportero por las instalaciones de su fábrica. El autor de esta nota aceptó con su mejor cara de entusiasmo. Debía corresponder la amabilidad de haber concedido la entrevista.

El paseo fue, en su mayoría, absolutamente olvidable. Una cancha sintética es la misma donde sea que se encuentre, y el mediodía limeño estaba tan gris como de costumbre. No había una sola razón para agregar mayor detalle de ello a un artículo sobre finanzas deportivas. Cuando ya parecía hora de partir, sin embargo, tocó entrar a la residencia de menores. Es un pabellón blanquiazul en el lado norte del estadio. La gestión de Ratto terminó de renovarlo a inicios del 2019.

Los chicos que aparecieron en la escena son, en su mayoría, la principal esperanza de sus familias para salir adelante. Muchos vienen de provincia y apenas tienen parientes en Lima. La responsabilidad con la que cargan les pesa como un yunque. Llevarla lejos de casa solo lo hace todo más complicado. Con ellos, Ratto tenía un trato como de papá. Acababa de implementarles una sala de estudios, para que hagan las tareas después del fútbol.

El autor de esta nota tuvo, entonces, un enlace conceptual. Un ‘hogar’, aunque ajeno, se percibe. No tiene que ser de cuatro paredes. Puede ser la tribuna de un estadio, el bar de una esquina, la canchita donde uno conoció a su mejor amigo. Se trata de una sensación que permite distinguir pedazos de una memoria emocional compartida. El autor de esta nota entendió recién que eso –Matute, Alianza– también podía ser una casa. Que no era su casa, ni nunca sería, pero que era la de muchos otros. Una forma particular en la que millones de personas entienden el fútbol –con lo que ya bastaría–, pero a veces también la vida.

Por dios, la incompetencia

El artículo para el que declaró Ratto se publicó días después. El autor de esta nota le dio un enfoque optimista. Pero no exactamente por la labor del entonces administrador temporal. Había que reconocer, sí, su trabajo en ordenar las finanzas aliancistas, pero la verdadera oportunidad para salir de la crisis estaba recién por venir. El Fondo Blanquiazul, un grupo de hinchas millonarios de Alianza, estaba por comprar S/23,8 millones en acreencias tributarias para adquirir un porcentaje de control en el club. Era exactamente lo que este necesitaba.

La premisa era la siguiente: en el negocio del fútbol, como en cualquier otro, para obtener resultados se necesita inversión. Y la administración temporal de la Sunat estaba, como es esperable, más preocupada en cumplir con su cronograma de pago de la deuda concursal. Alianza ya no estaba perdiendo plata, pero venía de hacer un terrible papel (otro) en la Copa Libertadores. Había anotado apenas un punto y una diferencia de goles de -10.

El orden financiero de Ratto no alcanzaba para competir donde realmente hacía falta: a nivel internacional. Con la plata fresca que traería el Fondo, en cambio, se podría invertir en una plantilla más larga y sólida, y tentar quizás unos cuartos de final. “La compra es para inyectar recursos”, le aseguró al autor de esta nota una fuente del grupo de socios. “Hay un plan de inversión”. 

Diversos especialistas en gestión deportiva respaldaron esa premisa. “Las administraciones temporales han estado más preocupadas por números y dinero [para pagar la deuda]. Pero si la inversión en la plantilla es débil, es como si te estuvieras comiendo los músculos cuando ya no tienes grasa”, dijo el profesor de Pacífico Business School, Gabriel Levrini. Aunque hay muchas excepciones –que embellecen al deporte–, la regla del fútbol suele ser que las plantillas más caras juegan mejor y las más baratas, peor. Un equipo sin inversión tiene muchas menos probabilidades de elevar su performance deportiva y mantenerla en el largo plazo. 

¿Cómo llegamos, entonces, hasta aquí? ¿Qué pasó para que Alianza pase de ese horizonte alentador a irse a segunda? Antes de explicarlo es bueno hacer una pausa. El autor de esta nota sabe que corre el riesgo de que esta sea acusada de ‘renzorattista’, así que prefiere encarar la imputación de antemano ciñéndose a las cifras. Entre el 2016 y el cierre del 2019 –la gestión Ratto– los ingresos aumentaron 80%, a S/56,9 millones; el club volvió a tener utilidades, hasta las S/11,4 millones de 2019; se redujo el pasivo total en S/18 millones; y se pagaron 13 cuotas, más un prepago, de la deuda concursal. 

El año financiero del Fondo Blanquiazul se resume en una pérdida proyectada de S/4,7 millones, una caída interanual de los ingresos de más de S/16 millones, las dos últimas cuotas del Plan de Reestructuración retrasadas, por lo menos dos años sin poder jugar la Libertadores y el riesgo de no tener ingresos por taquillas si la pandemia regresa en el 2021. Y lo deportivo no vale la pena estarlo restregando. ¿Cómo es posible tanta incompetencia? ¿Cómo se puede dilapidar un equipo de esa manera, en menos de dos años? ¿Cómo hombres supuestamente exitosos en los negocios llegan a ese extremo?

No es cuánto, sino de quién

El Fondo Blanquiazul compró en junio del 2019 gran parte de la deuda de Alianza con la Sunat. Con ello, debía hacerse del control total de la Junta de Acreedores. Sin embargo, la administración tributaria recordó un crédito contingente de S/7,7 millones que el Indecopi reconoció luego. Con ello, la participación del Fondo bajó de 50,6% a 47%. Por entonces, fuentes cercanas a la transacción contaron que la actitud de la Sunat en la negociación por la compra de la deuda fue muy extraña. Casi como si, en realidad, hubieran querido mantenerla. 

El caso es que, con el asiento más gordo de la Junta, los nuevos ‘jeques’ de La Victoria empezaron a tomar decisiones. Calificarlas de ‘poco acertadas’ sería demasiado generoso. Los principales inversionistas eran Diego Gozales-Posada, presidente de Energigas, Fernando Farah, de la textilera Lancaster y el colegio Villa Per Se, y Salomón Lerner, ex primer ministro y financista esporádico. De pronto, el Fondo se convirtió en una escuela para hinchas con la billetera suficientemente gorda para jugar a ser directores técnicos.  

En lugar de canalizar los recursos que estaban inyectando en traer jugadores bien evaluados, que valgan el precio –o algo que siquiera parecido– las cabezas del Fondo optaron por influenciar en decisiones deportivas inexplicables. Todo comenzó con la llegada del colombiano Víctor Hugo Marulanda, un exjugador del club (1997) con el que –en teoría– se iba a recuperar la quimba y la alegría aliancistas. Ese fue el primer choque con el todavía administrador Ratto. Fuentes cercanas a su gestión aseguran que él había decidido no traer a Marulanda antes por algo: había que cuidar el presupuesto y era muy caro.

Luego pagó el fútbol. El efectivo ‘ratoneo’ de Pablo Bengoechea, que ese año les conseguiría un segundo subcampeonato, se mostró incompatible con la promesa de retorno del fútbol vistoso. El uruguayo tuvo que renunciar en marzo del 2020 tras perder el clásico con la U. Pero quizás lo más inexplicable –esa es la palabra más acertada para describirlo– sea el armado previo de la plantilla. Según las fuentes consultadas por Sudaca, el Fondo tuvo influencia –entre otros– en la llegada de Jean Deza, Alexi Gómez y Carlos Ascues, conocidos por sus indisciplinas, y de dos jugadores de cristal: Alberto Rodríguez y el Beto Da Silva. 

Jean Deza tuvo que ser despedido por indisciplina en junio y Alexi Gómez fue acusado dos veces por su expareja de agresión. Da Silva y Rodríguez presentaron sus esperadas lesiones. Alianza había armado una plantilla carísima cargada de jugadores cuestionados por problemas extradeportivos. Estos son apenas ejemplos de una serie de decisiones deportivas cuestionables que la prensa de ese rubro ya se ha encargado de reseñar. Durante la gestión de Ratto, no sólo se evaluaban las estadísticas deportivas de los nuevos jales, sino también su vida personal. “Que sea una buena persona, un buen esposo, un buen hijo, un buen hermano, un buen padre y también un buen jugador“, dijo el administrador hace un año.

El valor anual de la plantilla, declaró Gonzales Posada a Gestión, pasó a ser de US$12 millones de dólares. Con la salida de varios jugadores a lo largo del año y la suspensión perfecta de Ascues, uno de los más caros, el presupuesto del primer equipo igual ha terminado siendo 67% de los ingresos, frente a menos de 60% en el 2019. A finales de aquél año, Ratto había decidido irse. Quedó como administradora su exgerenta de Finanzas, Kattia Bohórquez.

Ratto se ha negado a hablar públicamente en contra del Fondo Blanquiazul, pero allegados a su gestión explican que decidió irse cuando se dio cuenta de la injerencia que este quería tener en las decisiones administrativas y deportivas del club. “Los motivos que me llevan a tomar esta decisión son personales”, excusó en su carta de renuncia, que presentó el 18 de diciembre. Grabó un video de agradecimiento. Los directivos querían que se quede. Con Bohórquez, las proyecciones de Ratto se cumplieron. La nueva premisa quedó totalmente demostrada: no importa cuánto dinero entre a un club, sino quiénes lo colocan y a quiénes le permiten administrarlo.

Nociones básicas sobre el negocio del fútbol

Vale la pena aquí hacer una última pausa para aclarar otra cosa. El autor de esta nota es hincha de la U. No es el que vaya junto al bombo en todos los partidos, pero como buen hincha de la U espera siempre que a Alianza le vaya mal. Si juega un partido de Libertadores, sonríe con los goles del rival extranjero. Si desciende, se alegra de lo mucho que va a poder molestar a sus amigos aliancistas. El autor de esta nota no entiende muy bien a las personas que viven el fútbol de otra manera.

Por eso no hace periodismo deportivo: le sería imposible separar el hinchaje de la profesión. Y por eso, también, ha decidido emplear la primera persona, no esconderla, y poner el disclaimer directamente en el titular. Cuando se trata de temas administrativos, sin embargo, es absolutamente posible hacer la mentada separación. Y la razón es clara: la U está al borde de la liquidación desde el 2016 también por decisiones administrativas y pugnas entre acreedores. En ese dolor, el de la desgracia financiera, somos hermanos. 

Para terminar de entender la debacle de Alianza Lima es imprescindible irse ocho años para atrás. En el 2011, cuando el modelo de negocios del fútbol peruano colapsó, la U y Alianza debían S/105 millones y S/26 millones, respectivamente, solo a la Sunat. Al año siguiente, el Congreso les tiró un salvavidas. La ley tiene un nombre bastante largo, pero su esencia fue esta: evitar que se liquide a los clubes más importantes del país. En el Perú ningún Parlamento querría chantarse el monstruo de haber acabado con un siglo de historia futbolística.

¿Qué hacía la ley? Creaba un régimen concursal especial donde no había posibilidad de liquidación. La idea era que las administraciones temporales cubrieran el hueco de dinero, generaran utilidades y pagaran la deuda con ellas. Esto, por supuesto, no le ocurrió de forma sostenida a ninguno de los dos ‘compadres’. Hasta la gestión de Ratto, la deuda total de ambos clubes tuvo una sólida tendencia de crecimiento. 

La diferencia entre Alianza y la U es que este último quedó atrapado entre las pugnas internas de sus dos principales acreedores, Gremco y la Sunat, ambos con suficiente cantidad de deuda como para querer tener la voz cantante en la Junta. Cada uno ha tenido periodos en los que ha podido designar a una administración temporal de acuerdo a sus intereses. Y ese tira que tira, con personajes nefastos de por medio, terminó por destruir cualquier plan para reestructurar en el club. Por eso, en 2016 pasó al régimen concursal ordinario, donde sí puede ser liquidado.

Alianza, además de una deuda menor, tuvo la suerte de tener que lidiar solo con la Sunat. Eso terminó dándole a Ratto la estabilidad administrativa para reconducir las finanzas y empezar a pagar la deuda, de S/47 millones el año pasado. Todo eso se ha acabado. Si el descenso de Alianza finalmente se confirma, la plata para pagar las acreencias va a tener que ingresar por fuente ajena a lo normal en el negocio deportivo. El Fondo Blanquiazul, el acreedor más grande del club, no tiene cómo justificarse.

El artículo 3.14 de la ley de rescate para el fútbol peruano dice claramente que “la Junta [de Acreedores] acordará el régimen de administración en el que no deberá participar el deudor, sus acreedores, u otra persona vinculada directa o indirectamente a ellos”. Y no hay mucho que interpretar ahí. La norma responde a que la caída en desgracia de los clubes se debió a los malos manejos de sus socios, en acuerdo con sus principales dirigentes. La utopía era que las administraciones temporales alcancen la profesionalización de la gestión deportiva.

El negocio del fútbol en el Perú, sin embargo, no es uno de corporaciones mega-multi-millonarias. El potencial de lo que el deporte mueve como sentimiento popular excede por mucho el volumen de sus ventas. El año pasado, en su pico de rendimiento, Alianza facturó solo S/59 millones. En el 2018, la U ingresó alrededor de S/42 millones. Eso es lo poco que cuesta mantener viva la pasión. Para comparar magnitudes, en el 2014 la Universidad César Vallejo –dueña de otro equipo de fútbol– registró ventas por S/532 millones. Solo sus utilidades fueron de S/142 millones. Otra universidad, la UPC, llegó en el 2018 a facturar más de S/1.000 millones.

El fútbol peruano, como en muchas otras partes del mundo, se sostiene principalmente en los ingresos por derechos de televisión. Significaron alrededor de 45% de los de la U y 36% de los de Alianza, respectivamente, en el 2018. La administración Ratto redujo el porcentaje y dejó de adelantar el cobro de las facturas, por el que debía soportar un castigo financiero importante. Luego están los sponsors, que representan –según eel éxito del equipo comercial– entre 2% y 20% de la facturación. La ‘tele’ y los auspicios, mal que bien, se pueden planificar por un año.

El resto de los ingresos, en cambio, está supeditado al azar deportivo. Las taquillas (alrededor del 20%) dependen de que el equipo juegue bien y la gente quiera ir a verlo. Los premios, que por clasificar a una fase de grupos de la Libertadores puede representar un quinto de los ingresos, dependen de que los jugadores los consigan. El merchandising no pasa del 2% de la facturación.

Ahí nace la inestabilidad del negocio futbolístico: casi la mitad de lo que genera no se puede prever. Pero también es esa la oportunidad de que se active un círculo virtuoso que hace lindo al deporte: cuando hay inversión inteligente, el equipo juega mejor, vende más entradas y consigue más premios. Entonces invierte más y da un salto hasta otro nivel de competencia. Mientras, empieza a pagar sus deudas. ¿Cómo lograrlo? Con eso termina este análisis.

El fútbol es una industria de grandes deudas. No hay que tenerles más miedo que a las administraciones dirigidas por personas sin criterio. Sobre todo –pero no exclusivamente– en América Latina, los equipos más importantes suelen tener acreencias elefantiásicas. El Flamengo de Brasil, por ejemplo, debía 750 millones de reales en el 2013. Al 2019, logró reducir la cifra a la mitad, apoyado en criterios básicos de gestión: un programa de incremento de socios y la venta de jugadores de su cantera. Ese año, campeonó la Libertadores. El 2020, sin embargo, su deuda ha vuelto a dispararse por el castigo del Covid-19: 703 millones de reales, según Globo Esporte.

Un cierre

Si el autor de esta nota se permite alegrarse por el descenso de Alianza es porque intuye que, más temprano que tarde, el compadre se ganará su regreso a primera en las canchas. Y entonces, este episodio quedará apenas como un estigma en la clásica rivalidad de las dos hinchadas. La lección de este desastre es, en realidad, administrativa: la gestión del club ha fracasado porque la han llevado personas ‘iluminadas’ solo por el tamaño de sus cuentas bancarias. Pero sin muchas luces arriba. A la hinchada le toca combatirlas y pelear por una gestión que pueda manejarse en base a evaluaciones sensatas y contrataciones inteligentes. Ya se probó que es posible.

Si Alianza logra convocar a 50.000 socios que paguen S/50 mensuales, podría eliminar su deuda concursal en dos años. Pero para eso se necesita gestión. Una mínimamente profesional. El 28 de noviembre, el día que se consumó la debacle aliancista, Renzo Ratto fue en su camioneta a dar vueltas por las afueras de Matute. Personal de portería del club acredita haberlo reconocido. No estuvo en la tribuna durante el partido. Vio descender al club del que asegura ser hincha en casa.

La memoria emocional de mucha gente, una forma particular de ver la vida, recuerdos compartidos de tribuna, oscureció aquél sábado. La casa de millones quedó en silencio. Para el próximo año, Bohórquez ya advirtió que habrá que ajustarse. Pero el círculo virtuoso de Alianza puede recomenzar por su hinchada, que es la que no ha perdido –ni perderá– la categoría. El primer paso es presionar para que se le pongan límites estrictos a la capacidad de decisión del Fondo Blanquiazul. El autor de esta nota espera el retorno del compadre porque, sin él, se le acaba una sana costumbre: ver a su equipo ganar en Matute.

Pero sobre todo, espera que acreedores incapaces para la gestión deportiva dejen de destruir la pasión de millones de personas. Tanto en la U como en Alianza. No hay más secreto que ese. ¿Tan difícil es administrar bien? ¿Tan difícil es mantener, al menos, a alguien que pueda hacerlo? No hay derecho a jugar con algo que, para muchos, es su única reminiscencia al concepto básico de ‘hogar’. Que condensa casi todas sus memorias felices. Que la historia los juzgue.

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