Apacheta

No cabe duda de que los conocimientos provenientes de nuestros pueblos originarios no solo deben ser valorados, sino también promovidos e incluso integrados al currículo escolar. Hay allí abundantes lecciones sobre la conservación ambiental, el aprovechamiento de suelos, la extracción de recursos, el equilibrio ecológico, para no olvidar la riqueza simbólica de sus sistemas literarios orales, fuente maravillosa de mitos, canciones, creencias y cosmovisiones que no merecen desdén.

La editorial Apacheta ha hecho un singular esfuerzo y ha publicado, en edición no venal, una colección de cinco volúmenes bajo el título El libro de los elementos. El primer volumen, el más amplio de todos, retrata no solamente el arduo trabajo que supuso acercarse a cada comunidad, sino también el proceso de elaboración de este proyecto, si se quiere una suerte de bitácora rigurosamente documentada (aquí hay un hermoso dossier fotográfico) del proyecto.

El libro de los elementos

Los cuatro libros restantes corresponden cada uno a un elemento: Yaku (el libro del agua), Jallpa (el libro de la tierra), Nina (el libro del fuego) y Wayra (el libro del aire) que reúnen 44 crónicas y relatos de inspiración ambiental, enfocados todos ellos en la sabiduría de los pobladores originarios de nuestro país para relacionarse con la naturaleza y afrontar de manera responsable tanto la explotación de sus recursos como el devoto cuidado de la vida que florece en sus comarcas.

El proyecto cuenta con la colaboración de destacados periodistas, fotógrafos y artistas gráficos, quienes se encargan de poner en página historias que iluminan el profundo vínculo que existe entre estos ciudadanos de un Perú prácticamente invisible para un centro profano –y adorador de lo urbano– y la madre naturaleza. Por supuesto, nada de esto queda confinado al dominio de lo mágico: cada volumen muestra cómo ese vínculo se traduce en tecnologías que se aplican en la vida real para promover, entre otras cosas, la producción sustentable.

Así, por ejemplo, tenemos una actividad denominada “la crianza de lagunas” que busca, por medio de diques y canales, crear lagunas que cumplen funciones importantes como la de reservorio, garantía hídrica para los sembríos y el consumo. “Y no puede faltar el watuyuna, las visitas de cariño y agradecimiento a las lagunas. La crianza del agua no es buena por ser ancestral, sino porque emana de la naturaleza”, dice una de las informantes de este relato (Yaku, p.14).

Otro relato nos conecta directamente con la portentosa diversidad biológica que posee el territorio amazónico. La fuente es un estudio de zonificación que identifica más de medio millar de plantas curativas en la provincia de El Dorado. Dice uno de los pobladores: “Las estamos preservando de forma sostenible: las comunidades no solo las usan para uso doméstico, sino que producen pomadas y ungüentos que se comercializan en diversos lugares y ferias” (Jallpa, p.34).

Entre las historias que conforman el cuarto volumen, destaca una crónica de Joseph Zárate que retrata a Ruth Buendía, la dirigente asháninka premiada por la persistencia de su lucha ambiental. Una vida llena de peripecias y sacrificios, marcada por la violencia de Sendero Luminoso, pero también por el desdén del Estado y la irresponsabilidad de algunas empresas que, en su voracidad extractiva, no conceden al cuidado del medio ambiente la importancia debida (Nina, pp.8-19).

“El alimento que cayó del cielo”, de David Hidalgo, nos recuerda el origen de la papa, cuando unos dioses, compadecidos por la hambruna que sufría un pueblo mal gobernado, arrojaron unas semillas a la tierra, de las que brotaron unas plantas con flores moradas, que fueron exterminadas por la mala autoridad. Pero los apus sugirieron a los pobladores que buscaran bajo la tierra. Y así hallaron la papa, uno de los frutos que mejor representa en capital simbólico y cultural del ande peruano (Wayra, pp.22-23).

En suma, se trata de un ambicioso proyecto editorial que, por un lado, despierta la conciencia sobre las relaciones entre naturaleza, territorio y comunidad; por otro, ofrece una oportunidad de transferir estas historias y datos en estrategias educativas que, intuyo, podrían lograr con éxito el objetivo de estrechar lazos identitarios y establecer relación con ese Perú que la niebla y el cemento nos impiden ver.

Apacheta. Lima: 2021. Este proyecto fue posible gracias al apoyo de la Agencia Suiza para la Cooperación y el Desarrollo (Cosude) y la Embajada Suiza en el Perú. Los textos se pueden leer también en el sitio web de la editorial: www.apacheta.pe

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Apacheta, El libro de los elementos
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