Asociación de Restaurantes Marinos y Afines del Perú

Tras 15 días del derrame de petróleo en Ventanilla por parte de la empresa Repsol, cientos de pescadores han perdido sus trabajos, y restaurantes marinos han bajado considerablemente sus ventas. Sudaca conversó con Javier Vargas, presidente de la Asociación de Restaurantes Marinos y Afines del Perú (ARMAP), quien advierte del largo e irreparable daño causado, mientras claman apoyo del Gobierno para sancionar a los responsables y ayudar a reactivar al sector gastronómico.

Hace más de 15 días se dio el derrame de petróleo por parte de Repsol, y esta semana sucedió nuevamente. ¿Cuánto viene afectando estos derrames al sector gastronómico?

En primer lugar, quiero expresar nuestra preocupación sobre este desastre en el mar de Grau. Este daño va a demorar mucho tiempo en volver a la normalidad. Se ha dañado la economía de cientos de pescadores, de la gente local que vive el día a día, de los restaurantes, de la visita, del turismo. La verdad es que es un daño incalculable, que afecta sobre todo a la economía local de los restaurantes de la zona de Ventanilla, Chancay, porque no afecta a las mesas populares de Lima. El volumen de esa pesca no es tan considerable para afectar precios y calidad en Lima.

De pronto mucha gente tiene miedo de consumir alimentos marinos. ¿Cuánto han bajado las ventas en estos últimos días?

Es un psicosocial por un comentario generalizado en redes sociales, creado seguramente por algún grupo económico que no le conviene que el pescado esté en precios al alcance de la mayoría. Han comentado que el pescado puede estar con ciertos olores o sabores a petróleo, y eso afectó entre un 10% y 15% de las ventas en restaurantes. Queremos decirle a toda la población que el pescado es de muy buena calidad. En el Perú tenemos pescado fresco y sobre todo la mayor parte de los pescados que se consumen en las mesas populares son de pesca de mar adentro o de otras zonas. Culebras, Chimbote, Trujillo, Chiclayo, Piura, Tumbes y por el sur, empezando desde Pisco, Nazca hasta Tacna. Es una pesca de 10 millas mar adentro.

Respecto de la parte contaminada, ¿cuánto representa respecto del abastecimiento de Lima Metropolitana?

No debe ser más del 3 o 4%, pues es más para consumo local o el consumo del día a día de cientos de pescadores que viven de esta actividad, que viven de la despensa marina. Los restaurantes zonales se han visto afectados porque la gente no va a ir por mucho tiempo a pasar la temporada de verano. La verdad es que lamentamos bastante esta situación y exigimos la investigación más severa y las sanciones que corresponden a esta empresa irresponsable que le ha causado mucho daño al Perú. Esto no se va a solucionar en dos o tres meses como lo han comentado ellos. Esto va a tomar años para solucionarse y volver a la normalidad.

¿Qué especies marinas se perdieron en estos derrames?

En esas zonas existe gran cantidad de Lorna, Pejerrey, Cabrillas, Chita. Se han afectado también las algas marinas que están en la orilla, se afectó todo el ecosistema, porque gran parte de las especies marinas anidan en estas algas. El daño es irreparable. Esperamos la enérgica protesta del Gobierno peruano.

Esta semana se reunieron en YOY Plaza para solicitar nuevas disposiciones al Gobierno y por lo pronto ya se desestimó el toque de queda. ¿Qué otras medidas solicitan con urgencia para la reactivación del sector gastronómico?

Estas restricciones de aforos, el toque de queda, no tenían razón de ser. Nos estaban matando a los restaurantes. Imagínate, en el verano las cevicherías esperan entre el 60 y 70% de la facturación del año. Trabajar con una restricción del 50% significó reducir el número de personal en cocina y dejar sin empleo a muchos mozos, administrativos, auxiliares, lavaplatos. Se arruinó la economía del sector restaurantes y a su vez hemos dejado de contribuir con impuestos. Hemos dejado de comprarle al agricultor, al pescador. En consecuencia, se ha hecho mucho daño en la gastronomía peruana. Ahora, no es justo que nosotros estemos pagando el 100% del IGV de la venta en restaurantes. Estamos pidiendo ayuda con documentos dirigidos a los señores Ministros de la Producción, Cultura, Comercio Exterior y Turismo.

¿Han conversado con alguno?

Tuvimos una reunión con la viceministra de Turismo, Isabel Álvarez, y nos ha mostrado su mejor disposición a interponer sus buenos oficios para  tener un trato especial en temas tributarios, para reactivar la gastronomía peruana. Lo necesitamos ahora más que nunca. Necesitamos trabajar, si es posible, las 24 horas para echar a andar este sector económico que interesa y está en la atención del mundo. Nuestra gastronomía es una actividad que ha conquistado paladares en todo el planeta. Como tal, el gobierno de Pedro Castillo debería declararlo como una actividad esencial, como una actividad estratégica que genera mucho a nivel interno y externo también.

Además de los representantes del sector Turismo, ¿han recibido alguna respuesta de los otros ministerios con los que se han comunicado?

Aún no hemos recibido respuesta, pero estamos apelando a que nuestros representantes del Congreso de la República nos apoyen en ese intento. Hemos tenido la atención de la parlamentaria andina Leslye Lazo, quien nos ha puesto prácticamente en su Comité Técnico para sustentar el tema de un trato especial en régimen tributario para la gastronomía. Tendremos también una reunión con la presidenta del Congreso, Maricarmen Alva, para que pueda interceder por nuestro sector ante los señores ministros. Es necesaria una Mesa Gastronómica que convoque a la sociedad civil, a los actores del día a día. Nosotros somos quienes vivimos en carne viva lo que pasa en nuestra gastronomía y nosotros también tenemos las soluciones.

De no darse pronto estas medidas que ustedes están solicitando con urgencia, ¿cuán grave podría ser el retroceso de su sector?

Hasta el cierre del año 2021 ya habíamos perdido más de 100 mil restaurantes. Se perdieron más de un millón de empleos de manera directa, e indirecta casi dos millones y medio. Estimamos que solamente en esta temporada de verano que cerramos en el mes de abril, podrían cerrar por lo menos 15 mil chevicherías. Tenemos hambre, necesitamos trabajar. Al Gobierno no le estamos pidiendo ni siquiera Reactiva, porque para los más necesitados nunca llegó. El 90% de los restaurantes son empresas familiares, son gente de diez personas naturales con negocio y nunca recibieron un Reactiva, pero si tienen un préstamo de un banco comercial a altas tasas, préstamo de usureros. Necesitamos trabajar y ya viene la temporada de la escolaridad, tenemos gastos que asumir. Señor ministro, señor presidente, no permitamos que más restaurantes mueran. Queremos trabajar, generar riqueza, generar empleo y contribuir con la economía del país y con la cocina peruana. Sí se puede.

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ARMAP, Asociación de Restaurantes Marinos y Afines del Perú, Javier Vargas
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