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El 24 de octubre, en el Hipódromo de Maroñas de Uruguay, se disputarán dos clásicos internacionales: el Gran Premio Latinoamericano y la Longines Cup Clásico Diana. El primero, de mayor tradición, es el que más momentos memorables ha brindado a la hípica peruana. Desde Galeno, hijo del recordado Santorín, que se coronó campeón del emblemático clásico en 1987 ante unas colmadas tribunas en el Hipódromo de Monterrico hasta Liberal —el último en conseguirlo en el 2015 en Palermo—, diez han sido los vencedores nacionales. Con la ilusión de inscribir sus nombres en la distinguida lista que encabeza Lutz, la semana antepasada se definieron a los representantes peruanos, en una jornada que se complementó con la Polla de Potrillos (G.I) y, su símil en la pista de césped, el Clásico Claudio Fernández Concha (G.III). 

Duelo que se ha consolidado como uno de los más atractivos en los últimos años, Nuremberg y Novillero —clasificados al ‘Latino’ y mejores fondistas de Monterrico— volvieron a enfrentarse en la primera de las pruebas clásicas de la tarde. Apenas se dio la partida, Matarani, del stud Arriba Arequipa, salió a correr fuerte y se estableció en la punta; enseñó el camino durante gran parte del recorrido, pero se agotó en la recta final, donde fue adelantado, tanto por primera como por tercera línea, por Nuremberg y Novillero. Ya en los últimos doscientos metros, ambos se quedaron peleando en un ‘mano a mano’; Nuremberg, por algunos segundos, pasó a comandar las acciones, pero fue rápidamente doblegado. Ejecutando una formidable finalización por el lado interior de la pista, cerca a la baranda —donde se siente más cómodo—  el defensor del stud Black Label pasó de largo y se adjudicó la victoria en el Clásico Asociación de Propietarios de Caballos de Carrera del Perú (Gr.II). 

El jockey Martín Chuan tuvo que ‘mover’ y exigirle bastante al hijo de Southdale; así, logró encaminarlo para que saque lo mejor de sí y vuelva a superar, como lo hizo en el Clásico Independencia (G.I), a su rival más exigente en el doble kilómetro. ‘Crack’ total, Novillero, exhibición tras exhibición, no hace sino relucir sus excelsas aptitudes. Como bien indica Camilo Henríquez, periodista de El Turf, “cinco victorias, todas clásicas, en 13 salidas ostenta Novillero, que tiene calidad de sobra para ser una de las apuestas fuertes en Maroñas, y un contrincante de peso para cualquiera que se le ponga al lado”. 

Asimismo, para obtener su boleto a la Longines Cup, Ola Perfecta se quedó con el Clásico Carlos Acuña Rey, disputado sobre la pista de césped en 1600 metros. Tras un largo descanso, la entrenada por Alfonso Arias sorprendió en su segunda incursión jerárquica en el año. Con un tranquilo Mariano Arenas en los estribos, Ola Perfecta se acomodó expectante, en la penúltima ubicación, hasta el ingreso a la recta final. En tierra derecha, aplicó una agresiva atropellada que, al restar doscientos cincuenta metros, le permitió pasar a liderar la carrera y, con un cierre en diagonal, contener la reacción de Sagrada, que llegó segunda a pesar de los contratiempos que experimentó. 

La «noción de carrera» del jinete Mariano Arenas, asimismo, fue fundamental para que, en el Claudio Fernández Concha (G.III), El Inquebrantable vuelva a imponerse de la misma forma que en su anterior presentación clásica en la milla. Conducido de forma serena, el pupilo del Tie Break se mantuvo como colero, mientras, adelante, Super Turco junto a su compañero de stud, Super Elías, seguidos de The Best Rimout, le imponían un ritmo fuerte a la competencia. Este último, en el tramo decisivo, se hizo de la punta y, cuando todo indicaba que iba a festejar, el criado en el haras Los Azahares apareció como un rayo por fuera para ponerse al frente y, en la propia meta, hacerse del triunfo. Mostrando un poderoso y sólido remate, El Inquebrantable, a partir de su nueva estrategia, ha encontrado un amplio horizonte de desarrollo, lo cual deberá refrendar en las más variadas y complejas condiciones que impongan las pruebas posteriores. El entrenamiento de Víctor Espinoza y la conducción de Mariano Arenas, al parecer, le permite sacar a relucir su máximo potencial. 

Para finalizar, recuerdo que, en este mismo espacio, comenté el nada auspicioso debut de Super Nao en el Luis Olaechea Dubois (L), clásico en el que llegó a nueve cuerpos de Milán Boy. Tras aquella perfomance, ganó una condicional y sacó un placé en el Hipódromo de San Felipe (L). Progresos mostró, pero, aún así, no fue considerado por la cátedra periodística como una carta de consideración para la Polla de Potrillos (GI), en la que el favoritismo fue para Eliitas, que se presentaba junto a sus compañeros de stud Super Rafito y Papá Chocho. 

Y fue este el que, desde la partida, se hizo de la punta e impuso rápidos parciales. No se quedó atrás Super Nao, exigido desde el arranque por José Reyes, que se estrenaba como su jinete. Escoltó a Papá Chocho hasta el cierre de la curva, en la que, sin mayores dificultades, se apoderó con solvencia de la primera ubicación y no la soltó hasta cruzar la meta. Si bien Eliitas, el gran favorito, insinuó con una súbita atropellada, el abanderado del stud Ju Ya se defendió con valentía su dominio. Por la manera en qué consiguió este logro, por  la soltura  y jerarquía con la que se empleó, lo de Super Nao, en términos de proyección, apunta bastante alto. La revancha por la segunda corona, en un contexto marcadamente distinto, será un escenario especial para observar la ratificación o, capaz, la aparición de otro contendiente en el liderazgo de la generación de los nacidos en el 2018. 

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