Pobrismo

¿Por qué esto es tan importante para el Perú? Simplemente porque desde hace unos meses el Perú y su democracia viene siendo atacado abiertamente por los cultores del pobrismo.

El primer ataque abierto vino a través del infame intento de golpe de Castillo, que buscaba instaurar una dictadura como la venezolana.

Inmediatamente después salieron los pobristas presidentes de Colombia, Bolivia, Argentina y México. Este póker de pobristas presidentes, que incluye ex (¿?) terroristas, allegados a los carteles del narcotráfico, enemigos del periodismo libre y denunciados de corrupción pretenden desconocer el ejercicio de la ley en el Perú y se inmiscuyen en nuestros asuntos internos con claros intereses políticos y delincuenciales (el libre accionar de sus socios narcotraficantes entre otros).

Tras ellos salieron la mayoría de pobristas del partido de gobierno de Castillo quienes por arte de una suerte de cuántica política pretenden pasar a la oposición (!!!).  Dirigidos por Bermejo y Bellido, lejos de hacerse responsables por su gobierno y de la barbaridad realizada por su presidente y buscar una salida adecuada al problema desde su gobierno colaborando con la vice presidenta de su fórmula presidencial ganadora en las últimas elecciones, pretenden deshacerse del muerto y ahora se victimizan y pretenden, pero en rigor no pueden, ser opositores. Queda una vez mas muy claro que para los incapaces, que no pueden construir cuando están en el gobierno, es mucho más fácil destruir, mentir, crear el caos.

A continuación salieron los agitadores asociados con los cárteles de narcos, los mercenarios del Vraem , los mineros explotadores y los contrabandistas a violentar y tomar carreteras, incendiar comisarías, locales de las fiscalías y el poder judicial con el resultado que hoy todos conocemos de una violencia inaceptable que ya le costó la vida a más de medio centenar de peruanos.

Estas acciones criminales y coercitivas no corresponden con las manifestaciones pacíficas que la población realiza como muestra de la desazón que sufre producto del abandono del Estado en sus regiones. Al contrario, las contaminan al mismo tiempo que distorsionan sus objetivos.

¿A quién beneficia todo esto? Primero a los pobristas nacionales quienes pretenden la desaparición de nuestra democracia tal que les permita la toma ilegal del poder en el Perú de la mano de sus socios criminales.

Segundo a los grupos de delincuentes mencionados dos párrafos arriba. Estoy seguro que hoy los aeropuertos ilegales de la selva tienen muchos mas vuelos que los aeropuertos de Cuzco, Arequipa y Puno combinados. Así logran mover la droga con total comodidad y mayor lucro. Las explotaciones ilegales de oro en Puno y Madre de Dios deben estar funcionando, produciendo y delinquiendo con más libertad para operar que la que tienen estos días los comerciantes formales e informales del centro de Lima.

Tercero a los grandes operadores del pobrismo internacional que quieren acabar con la democracia peruana que les causa tanto problema con su ejemplo y les impide consolidar su modelo criminal en la región andina.

La amenaza es muy grave. Ya vimos como destruyeron Venezuela. La defensa debe ser ante todo inteligente y eficaz. Y lo más eficaz es reconocer al enemigo. 

Los enemigos son estos pobristas que hemos mencionado. No son gente de izquierda, ni de derecha, son saqueadores que están, la mayoría de manera criminal, intentando tomar el poder para luego explorar a los peruanos.

Así como los criminales de Odebrecht y sus socios empresarios corruptos no son de derecha, los pobristas no lo son de izquierda. 

La verdaderas derecha e izquierda democráticas deberían tomar abierta distancia de estos ultras criminales. Hasta hoy no lo han hecho de manera efectiva, ni uno ni otro.

De la misma forma el estado está obligado a no confundir manifestantes con delincuentes, defendiendo el derecho de los primeros a manifestarse pacíficamente y castigando con todo el peso de la ley a los segundos. La democracia no puede permitir que los delitos, vengan de donde vengan, queden impunes.

Es momento de unión para los verdaderos patriotas, de todas las posiciones políticas, que queremos mantener la democracia que, con sus limitaciones, nos viene trayendo paz y progreso. Unión contra el enemigo común en lugar de caer en la desunión que estos delincuentes quieren crear para robarnos el país.

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