Roland Reber

[EL DEDO EN LA LLAGA]  El 11 de septiembre es una fecha icónica donde ocurrieron hechos tan decisivos como el golpe de estado en Chile (1973), los atentados contra las Torres Gemelas en Nueva York (2001) y la muerte del terrorista Abimael Guzmán (2021). Pero también hay alguno que otro acontecimiento más discreto, vinculado a realidades ignoradas que deben ser traídas a la luz para comprender su importancia.

Hace un año, el 11 de septiembre de 2022, moría en el pueblo bávaro de Unterdiessen, un cineasta único en Alemania, Roland Reber (1954-2022), cuya independencia artística le valió una distribución restringida de sus filmes y poco interés, si no rechazo, del público cinéfilo , lo cual también se puede deber al estilo experimental de su cine y a su renuncia absoluta a las convenciones de la narrativa cinematográfica. Pues el cine de Roland Reber no está hecho para pasar un buen rato, sino para formularse preguntas sobre el sentido de la vida, de la moral, de la religión, del sexo, de los formulismos de la sociedad burguesa, sin temor a cruzar los límites de lo socialmente permitido. Reber ha sido acusado de ser un enfant terrible, provocador, iconoclasta, sexista y hasta pornógrafo.

Efectivamente, fue un provocador en el mejor sentido de la palabra, alguien que abogaba por la igualdad y la libertad sexual de todos los géneros, y que cuestionaba en sus obras la doble moral de la sociedad y sus tabúes. En sus extrañas y bizarras películas, nos mostraba alcobas ocultas, espacios cerrados, fantasías sexuales, deseos reprimidos, placeres y vicios. En este proceso, buscaba abrir el mundo del pensamiento de las personas mediante un arte preñado de sensibilidad, poesía y filosofía.

Roland Reber nació un 11 de agosto de 1954 en Ludwigshafen (Renania-Palatinado). Comenzó a escribir poemas, textos y obras de teatro desde una edad temprana. Inició una formación como enfermero antes de estudiar actuación en la Escuela de Actuación de Bochum (Renania del Norte-Westfalia), bajo la dirección de Peter Zadek. Actuó en el Teatro de Bochum, en Essen, en Múnich y tuvo numerosas apariciones en toda la República Federal de Alemania así como en el Teatro del Mercado Nuevo en Zúrich como actor invitado en la controvertida comedia “Mistero buffo” de Dario Fo, dramaturgo italiano ganador del Premio Nobel de Literatura de 1997.

En su primer largometraje, “Ustedes doblaron mi alma como a un hermoso bailarín” (“Ihr habt meine Seele gebogen wie einen schönen Tänzer”) de 1979, participaron tanto actores profesionales como miembros del elenco del Teatro de Bochum, así como talentosos actores aficionados. El guion era sólo una propuesta, y los actores tenían voz en la creación de la obra. Reber fue fiel a este principio creativo hasta el final de sus días, formulado por él mismo de esta manera:

«No somos una consorcio que produce películas, sino cineastas. Y esto para mí es una aventura creativa y un proceso integral, que resulta divertido. No soy un domador que dicta a los actores o al equipo de filmación cómo deben funcionar. Me veo más como un director de orquesta que simplemente coordina a los solistas y los reúne en una orquesta armoniosa. Ésa es mi definición de trabajo en equipo, por lo que no son “mis” películas, sino “nuestras’ películas».

Seguirían años dedicados al teatro, con innovaciones experimentales que causaron revuelo y escándalo. Fundó el Instituto Teatral Patológico (TPI, por sus siglas en alemán), que se convertiría en el Instituto Teatral (TI) en la década de 1980.

Fue en esta década que Reber viajó a otros países como Egipto, México, India y especialmente Jamaica. A partir del TI, en 1989, desarrolló el World-Theater-Project (WTP) en colaboración con la Comisión de la UNESCO de Alemania, Rusia, el Caribe y México, en el marco de la Década Mundial para el Desarrollo Cultural de las Naciones Unidas. Durante este tiempo, fue profesor de actuación y dirección en Moscú, Nueva Delhi, El Cairo y el Caribe. El World-Theater-Project estaba compuesto por artistas de diversos países como Jamaica, Alemania e India, quienes desarrollaron y representaron una obra de teatro en cada país junto con Reber. Surgieron producciones internacionales como “El tiempo devora sus imágenes” (Egipto, 1988), “Stranger Than the Moon” y “Beyond the Horizon” (Jamaica, 1990 y 1993), así como “I Thought You Had Gone As Well” (India, 1994).

A partir 2001, con su entonces recién fundada productora cinematográfica WTP International, sita en Múnich, se dedicó a rodar películas para expresar sus inquietudes artísticas y existenciales. Además del largometraje mencionado del año 1979 y varios cortometrajes, Reber rodó a partir de la década del 2000 diez largometrajes más, todos hechos sin subvención estatal ni fondos privados y con absoluta libertad creativa, algunos de los cuales fueron premiados en festivales internacionales de cine.

Los filmes de Roland Reber son de bajo presupuesto —lo cual se nota en el resultado final— y ha solido trabajar siempre con el mismo staff de actores, que aportan ideas para el guion y participan de la producción y marketing de las películas. A decir verdad, sus filmes se resienten tal vez de una excesiva teatralidad, falta de naturalidad en las actuaciones y falta de continuidad entre las diversas escenas. Pero eso no opaca el hecho de que Reber no pretende contar historias en sus filmes sino presentar situaciones —muchas de ellas límite— e interpelar al espectador para que cuestione sus convicciones adquiridas acostumbradas sobre la vida y la sociedad.

Quizás el siguiente texto de Reber condensa el leitmotiv de lo que ha querido plasmar en su obra cinematográfica:

«¿Por qué me resulta tan difícil la verdad?

¿Será porque no hay verdad en mí? ¿O todo es verdad y simplemente no puedo comprenderlo?

¿Qué es auténtico, qué es verdadero?

La vida como un signo de interrogación.

¿Una cadena infinita de mentiras que se condensan en una verdad?

Las palabras son sentimientos muertos, ¿pero alguna vez estuvieron vivos? ¿O todo es simplemente construcción, quimera de una mente errante?

¿Es la vida sólo la suma de todas las ilusiones?

¿Debemos mentirnos durante mucho tiempo para crear una verdad?

Mi ansia de comprensión es grande, mi olvido es aún mayor.

La ilusión del ser.

¿Somos sólo moléculas creadas por nuestra traducción de nosotros mismos que llamamos mundo?

No lo sé.

(Pensamientos sobre la idea de una película,

El sucio pedacito de vida [Das schmutzige bisschen Leben], enero de 2008)

A fin de lograr un cuestionamiento profundo, Reber no ha retrocedido ante planteamientos e imágenes que provoquen al espectador. Él mismo ha aclarado cómo se debe entender este carácter provocador de sus filmes:

«La provocación no es un fin en sí misma para mí, pero libera emociones intensas en el espectador. Las películas no están pensadas como una provocación calculada. Si provocan, siempre digo que la pantalla es un espejo. No puede mostrar nada más que lo que se refleja en ella. Y si alguien se siente provocado, casi lo llamaría una auto-provocación».

En “La habitación” (“Das Zimmer”, 2001) Reber presentaa una estudiante y a un actor, que tienen que vivir en una casa deshabitada, siéndoles permitido todo menos ingresar en una habitación cerrada, cuyo interior nunca nos es revelado, pero en la cual van proyectando sus pensamientos ocultos e inconfesables.

“Pentamagica” (2003) es una comedia absurda sobre cinco mujeres en busca del sentido de la vida a través de prácticas esotéricas.

“The Dark Side of our Inner Space” (2004) plantea una situación que se perfila como una metáfora de la vida: tres mujeres y dos hombres tiene que permanecer en un cuartel militar abandonado para jugar “El Gran Juego”, donde la única regla es que no hay reglas. Lo que comienza como algo inocuo se convierte en tragedia, quedando abierta la pregunta de qué es juego y qué es realidad.

“24/7 The Passion of Life” (2005) es un film poético y provocador sobre la obsesión y la soledad, sobre el placer secreto y la moral pública. Eva, la hija de un hotelero, se encuentra casualmente con la socióloga Magdalena, que trabaja como la dominatriz Lady Maria en un estudio de sadomasoquismo. Fascinada por el mundo bizarro de Lady Maria, Eva se aboca a la búsqueda de su identidad primigenia y comienza una odisea a través de los lugares ocultos del placer: estudios de dominatrices, clubes de swingers y bares de striptease.

“Mi sueño o La soledad no está nunca sola” (“Mein Traum oder Die Einsamkeit ist nie allein”, 2007) muestra al HOMBRE que huye del día a día y encuentra en una fábrica solitaria a la misteriosa GODOT, que le da asilo por una noche y lo guía a través de los desechos de la ciudad, la basura de sus pensamientos y finalmente hacia sí mismo. Delante de pantallas deterioradas de televisión el HOMBRE zapea a través de sus recuerdos en la forma de show televisivos, talk shows, stand-up comedy o farsas imaginarias. El espectador es conducido no sólo a través de los pensamientos del protagonista, sino a través de una visión satírica de la actual cultura de entretenimiento de masas.

“Ángeles con alas sucias” (“Engel mit schmutzigen Flügeln”, 2009) causó cierto escándalo en Alemania porque aparecía por primera vez en una película de Reber la actriz Antje Nikola Mönning, quien había actuado de monja en una popular serie televisiva, y ahora no sólo aparecía desnuda sino que se masturbaba delante de un grupo de jóvenes y tenia orgasmos reales. Este detalle opacaba el resto de la historia de Michaela, Gabriela y Lucy, ángeles del vicio, que por aburrimiento bajan del cielo y recorren en motocicletas las carreteras vacías de zonas rurales, en busca del placer. Michaela y Gabriela buscarán convencer a Lucy para que se libre de ataduras y pueda ser ella misma, para lo cual la llevarán a diferentes lugares donde pueda someterse a diversas prácticas sexuales.

En “La verdad de la mentira” (“Die Wahrheit der Lüge”, 2011), un escritor en busca de un tema para su siguiente libro mantiene a dos mujeres prisioneras en una fábrica abandonada, con el fin de llevarlas hasta el límite, para lo cual aplicará diversas torturas físicas y psíquicas. Presionado por su editora, se trata de una lucha contra el reloj, donde el mismo escritor, ante la falta de efectividad de sus métodos, terminará involucrado en el juego. Las experiencias límites son sólo posibles en el límite. ¿Pero dónde está el límite? ¿Qué es verdad y que es mentira? Nada parece ser lo que es.

En “Illusion” (2013) se cuenta cómo ocho personas, que no podrían ser más diferentes, se encuentran en un bar. Por una noche huyen de su día a día y se embarcan en un viaje a su mundo interior, hacia sus deseos más profundos. Deseos reprimidos, fantasías sexuales y miedos salen a la luz, y experiencias olvidadas hace mucho tiempo vuelven a la vida.

En el año 2015 Roland Reber sufre un derrame cerebral que lo confina a una silla de ruedas, lo cual no le impediría rodar dos películas más.

“El sabor de la vida” (“Der Geschmack von Leben”, 2017) tiene como protagonista a la alegre y optimista NIKKI, para quien la respuesta a la pregunta de a qué sabe la vida es clara: a placer. Placer que buscará disfrutar en cualquier oportunidad. En busca de material para su Vlog, recorrá el país en su land rover en busca de personas y sus historias. El film es un collage gráfico de sketches sobre los temas de sexo y relaciones sentimentales, culpa y religión, sentido y sinsentido de las convenciones sociales, convirtiéndose en una mirada voyeurista a los deseos y anhelos de los protagonistas.

“La revista musical de la muerte de Roland Reber” (“Roland Rebers Todesrevue”, 2019) es un conjunto desenfadado de satíricos sketches humorísticos y números musicales en torno al tema de la muerte, donde se cuestiona el sentido de la vida. ¿Qué es la vida? ¿Es el deseo de alguien que nos ame, el miedo a envejecer, la lucha rebelde por una muerte digna o una cacería en búsqueda de likes? ¿O quizás es sólo un show?

Las películas de Reber no dejan indiferentes a nadie, y las opiniones se dividen entre quienes las consideran bodrios infumables y quienes las aprecian como obras geniales y únicas. Sea como sea, es cine independiente en estado puro, cine comprometido con la vida, cine que difícilmente llegará a salas comerciales que suelen vender ilusiones triviales y engordar los bolsillos de quienes ven en las películas un mero negocio. Se puede discrepar sobre si los filmes de Roland Reber son buenos o malos, pero lo que queda fuera de toda duda es su honestidad artística y su libertad creativa. Valores más que necesarios en estos tiempos de aplanadora masificación comercial de los gustos y de los colores.

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Cinesta Alemán, Libertad creativa en el cine, Roland Reber, Sexo y sociedad
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