Estamos, lamentablemente, en manos, de un Congreso cooptado -justamente por el mismo estilo mafioso descrito- que difícilmente logrará los votos para sacar a Castillo del poder, como se merece. Resulta, inclusive, difícil que se logre la solución alternativa de recortar su mandato, porque los señorones congresistas ya se arrellanaron en el poder y no quieren perder privilegios.
Tiene que movilizarse la calle y la sociedad civil, pero para ello la convocatoria debe enfocarse en lo que realmente importa: inseguridad ciudadana, crisis económica y corrupción, no en tonterías inasibles como la oposición a una Asamblea Constituyente, que es una quimera inviable. Erasmo Wong ya debería estar organizando una marcha contra la corrupción que su propio canal se ha encargado de poner de relieve.