En el excelente libro La crisis del capitalismo democrático, Martín Wolf, editor jefe de Economía del Financial Times, estima que hay una crisis profunda en el matrimonio de ambos sistemas, la democracia representativa y el capitalismo de mercado.
Esa distancia y crisis creciente abarca no solo a los países desarrollados sino que se escenifica también en países como el Perú. Sugiere, sin embargo, que hay caminos de solución. Y propone una receta aparentemente sencilla, pero compleja que se puede resumir en: 1.- un nivel de vida creciente, ampliamente compartido y sostenible; 2.- buenos empleos para quienes puedan trabajar y estén dispuestos a hacerlo; 3.- Igualdad de oportunidades; 4.- Seguridad para quienes la necesitan; 5.- Fin de los privilegios especiales para unos pocos.
Suena a una agenda sencilla, pero resume una alta complejidad y laboriosidad, sobre todo en países como el Perú. Veamos. 1.- implica una política proinversión privada intensiva y excepcional para salir del marasmo en el que nos encontramos. Supone una coordinación interministerial y un equipo de tecnócratas afiatado. 2.- combatir la terrible informalidad y no se ve en el horizonte otra opción que reducir los sobrecostos que impiden que la nueva masa laboral encuentre un empleo digno, con beneficios sociales. 3.- crucial es la provisión de salud y educación públicas de calidad. Es un esfuerzo político y burocrático descomunal. Casi podríamos decir que podría gastar todas las energías políticas de un gobierno emprender ambos cometidos. 4.- si eso es tarea primordial en naciones del primer mundo, en sociedades como la nuestra ya implica restaurar el contrato social roto por las mafias ilícitas que ya controlan buena parte del statu quo político. 5.- Tarea esencial la de construir un capitalismo competitivo, alejado de las prebendas gubernativas y los privilegios fiscales que con fruición consiguen a través de un Congreso solícito.
En esta tarea pueden y deben coincidir desde la centroizquierda democrática hasta la centroderecha. Supone un esfuerzo político del primer orden y que requiere consensos amplios, impulso político, mayoría congresal, además de voluntad férrea de emprender reformas a fondo.
Hay muchas más por agregar en el Perú (regionalización, reforma del Estado, institucionalidad política y electoral, etc.), pero un buen comienzo y una tarea propia de un mandato democrático es la que nos plantea Wolf.