Si un gobernante no tiene mayoría pues tiene que labrársela a punta de pactos y alianzas, como sucedió con Toledo y el FIM, el Apra y el fujimorismo. Ollanta y Perú Posible. No nos referimos obviamente a las trastadas que quiso perpetrar PPK para agenciarse una mayoría y que Castillo ha seguido como guion para armar una guardería que lo blinde.
Lo que sí corresponde, para castigar las inconductas parlamentarias o para brindarle esa mayoría indispensable para gobernar sin sobresaltos al Ejecutivo, si el pueblo así lo desea, es que haya renovación parcial a mitad del periodo legislativo –o, inclusive, antes- para reajustar las clavijas políticas del país (que, por cierto, podrían ir también sentido contrario, y terminar por darle mayor peso a la oposición). Todo sea bienvenido siempre y cuando no se le quite representatividad al Legislativo, cuyo mayor déficit es ése y se agravaría si se plasman propuestas como las señaladas.