Y así, como éstas mencionadas, las perlas prosindicales son de antología, destruyendo la relación equitativa que debe existir en una empresa entre accionistas y trabajadores, bajo la presunción básica de una sociedad capitalista, de que la libre relación laboral es potestad irrenunciable de los empresarios.
Ni en los tiempos más oscuros del velascato, cuando se impuso una dictadura sindical que destruyó el aparato productivo del país, no se había visto algo parecido a lo que hoy pretende el gobierno de Castillo, yendo a contrapelo de sus insistentes proclamas de que apoya la inversión privada y de que ésta debe estar tranquila respecto de que no se moverá el tablero institucional que está vigente. Con este proyecto de decreto, patea el tablero por los aires.