¿Hay lugar para intervenciones estatales? Los gobiernos pueden reducir diversas fricciones en los mercados, los costos sociales o casi cualquier falla de mercado a través de intervenciones que permitan acercarnos a algún punto de referencia predeterminado de eficiencia social. Básicamente, esto significa que la asignación de recursos escasos puede volverse más eficiente a través de regulaciones e intervenciones gubernamentales de tal manera que los precios tiendan a reflejar mejor los costos reales de los bienes, los servicios, y los medios de producción. Desde esta perspectiva, la fuerza de trabajo, como medio de producción, es un recurso escaso, sobre todo si nos referimos a los trabajadores altamente calificados. Entonces, el aumento de la eficiencia en los mercados laborales debería llevar a la realización de salarios más eficientes que reflejen la productividad de los trabajadores. Tanto el Gobierno como las empresas de tecnología laboral podrían preguntarse: ¿Cuáles son los puestos óptimos para los trabajadores altamente calificados, los cuales son un recurso escaso, de modo que maximicemos el bienestar social?
Teniendo esto en cuenta, los gobiernos podrían influenciar ligeramente, o ampliamente, la contratación laboral hacia transiciones del mercado laboral que puedan ser consideradas necesarias; por ejemplo, desde una perspectiva geopolítica, se podría aumentar la contratación de mano de obra altamente calificada en los sectores de energía, agricultura, y tecnología de la información para garantizar el funcionamiento óptimo de sectores estratégicos.
De una u otra manera, los trabajadores tienden a ir a donde los salarios son más altos, donde se ofrecen buenas condiciones de trabajo y amenidades como acceso a jardín de niños, varios días de vacaciones pagadas, capacitaciones profesionales competitivas, etc. Cómo se comunican estás condiciones y amenidades a nuestros teléfonos inteligentes, correos electrónicos, redes sociales y anuncios online, afecta nuestras decisiones individuales y afectan la dirección que tomamos como sociedad, a veces más rápido de lo que creemos.