[LA SEXTA EXTINCIÓN] Cuando los científicos pusieron al 2050 como el año en el que se comenzaría a sentir las consecuencias del calentamiento global fueron llamados alarmistas. Hoy en día, aquellos que mantienen esa fecha son tildados de optimistas. El verano boreal todavía no acaba y muchas ciudades compiten por cuál de ellas alcanzará el máximo de temperatura de este año.

Los seres humanos están hechos para soportar, como máximo, temperaturas de 35°C. Nuestros cuerpos tienen un sistema incorporado para balancear siempre su temperatura (sorpresa, es el sudor) mediante la pérdida y ganancia de calor. El problema surge cuando el ambiente está tan caliente que no permite que el cuerpo pierda calor lo suficientemente rápido para recuperar su estabilidad.

La sensación de calor sofocante no está solo en la cabeza. La deshidratación y la descompensación, especialmente en personas mayores y vulnerables, se volverá pan de cada día para los hospitales durante el verano.

Esto no es todo lo que el calor trae consigo. Las personas no somos las únicas afectadas, los animales y los cultivos también son vulnerables ante los cambios de temperatura. El mismo planeta parece atraparse en un ciclo de daño autoinfligido; el calor implica fuego. Hay incendios forestales en Canadá, Grecia, Algeria, Tunisia, China, Italia. Cuatro continentes, decenas de muertos, cientos de heridos, miles de personas evacuadas. Así se vive el verano en el siglo XXI.

Es difícil encontrar algo de optimismo entre tanta catástrofe, pero desde las cenizas algo nuevo se levanta. Ahora sí el cambio climático está en boca de todos. Dejó de ser algo lejano, con lo que nuestros hijos lidiarán y pasó a ser una noticia inescapable en redes sociales, el motivo por el cual los peruanos seguimos sin guardar la ropa de verano. Ya nadie puede empujar a la búsqueda de soluciones fuera de las discusiones políticas.

Los pasos a seguir no podrían estar más claros. Una transición energética que reduzca la dependencia del combustible fósil. Detener los nuevos proyectos extractivos y las expansiones inmobiliarias que requieren de la destrucción del Amazonas para existir. Crear un transporte público de calidad en todas las ciudades para reducir el uso de vehículos privados. Formar una verdadera cooperación internacional, iniciar una diplomacia verde. El incremento de temperaturas debe proporcionar la chispa para un cambio profundo y urgente, o si no nuestra eterna primavera tendrá sabor a verano.

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Calentamiento global, cooperación internacional, diplomacia verde, Incendios forestales, incremento de temperaturas, verano sin fin

La mentada XIX Encuesta de Gerentes Generales hecha por Ipsos Perú para Semana Económica, reveló que el 71% de los CEO de las empresas del país aprueba el gobierno de la presidenta Dina Boluarte. Y que sus temores han variado notablemente. El 2022 el mayor riesgo potencial percibido era una Asamblea Constituyente (36%); hoy lo es la reactivación de los conflictos sociales (57%).

No se explica la complacencia empresarial con el gobierno mediocre de Dina Boluarte y que no se vea en esa medianía un riesgo potencial, capaz por sí sola de agitar el cuco de los conflictos sociales que, a la vez, tanto se teme.

Es verdad que el empresariado lo que más aprecia es la estabilidad, así ésta sea mediocre. Es la inestabilidad y la falta de previsión lo que aterra a los directorios empresariales, ya que les impide operar con relativa capacidad de previsión del futuro inmediato y mediato.

Pero la levedad para mirar los aspectos críticos del régimen sorprende. Tiene mucho que ver, sin duda, con el alivio generado por la salida de Pedro Castillo (solo 1% de los gerentes lo aprobaba) y su nefasto gobierno, pero ese entusiasmo soslaya las groseras metidas de pata de un gobierno precario y de pocas luces como el de Dina Boluarte.

Se requiere una voz más crítica de los gremios empresariales al respecto. El mensaje de Fiestas Patrias debería haber merecido severos cuestionamientos por su falta de visión reformista y de compromiso con el estímulo a la inversión privada, que está paralizada. No ha sido así.

Un caso particular ilustra lo que denunciamos. Lo que está haciendo el gobierno de Boluarte con EsSalud es de espanto. Los nombramientos en la institución son de un nivel de incompetencia que asegura que la entidad irá a la deriva. ¿Qué ha dicho la Confiep al respecto, teniendo, como tiene, dos miembros en el directorio (un tercio lo nombra el Estado, otro los trabajadores y, finalmente, el empresariado)? Mutis absoluto.

Lo peor que le podría pasar al país es que la derecha fáctica (empresarios, medios de comunicación y tecnocracia) se alinee con un gobierno al que la ciudadanía, a diferencia de los CEO, desaprueba mayoritariamente, reforzando la percepción popular de que este es un gobierno de derecha, con las enormes implicancias negativas que eso traerá para las venideras elecciones presidenciales. Los empresarios deberían mirar un poco más allá de su Excell.

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