[MIGRANTE DE PASO] Nunca pensé que me iba a mudar a otro país por más de dos años. Tras un impulso desesperado por encontrar mi camino, decidí alejarme de mis comodidades y hacerle caso al llamado de mi intuición. Había pasado por múltiples carreras que dejaban vacía mi motivación. Me retiré de la universidad Católica sin tener rumbo fijo. Por un año trabajé redactando notas de prensa y, así, retomé la escritura que me consolaba en momentos críticos. Nada como una página en blanco para hacer florecer un tormento. Renuncié terminando el año y decidí viajar a Buenos Aires para estudiar filosofía en la UBA. De esta manera comenzó una aventura llena de luz y oscuridad que templó mi espíritu. Fue un parto de motivación y ganas empedernidas de vivir.

Viajé a la ciudad de la furia por dos semanas para inscribirme. Una cola de tres horas para entregar los documentos solicitados. La burocracia no es un punto fuerte de esa universidad. En teoría iba a regresar a Lima sólo para recoger mis cosas, pero la pandemia comenzó. De hecho, tuve la suerte de estar en el último vuelo antes del cierre de fronteras. La incertidumbre inundó cualquier perspectiva sobre mi futuro. Felizmente estudié dos años de manera virtual, pero estaba privado de la experiencia de migrar. El último ciclo pandémico tuvo finales presenciales. Las fronteras apenas abiertas. Viajé y me quedé en un pequeño departamento en Recoleta. Un barrio cheto, pituco para nosotros. Me di cuenta que en este lugar se tiene que caminar con la cabeza en alto. De lo contrario te comen vivo. Actitud maradoniana, me gusta llamarla. A pesar de lo que había escuchado, la gente me trató bastante bien, con amabilidad y gentileza. En ese momento, diciembre, el calor llegaba a 30 grados. Era insufrible. Igual pasaba las tardes caminando por los enormes parques de la ciudad, es admirable la cantidad de áreas verdes y bien cuidadas. En las mañanas, desayunaba tostados con Coca Cola en La Biela, histórico café porteño. Borges y Bioy Casares solían juntarse allí a discutir e intercambiar genialidades.

En febrero del 2021 me mudé a Palermo, en la calle Fitz Roy, en nombre del capitán del barco de exploración de Charles Darwin. Acá se aprenden cosas hasta del nombre de las calles. La vida nocturna en este barrio siempre está prendida y de vez en cuando iba a tomarme unos fernets a algún bar. Por cierto, el primer vaso siempre es feo, luego le agarras el gusto. Es una zona agradable para caminar y en cada esquina das un respiro de marihuana que fuman los transeúntes. Estaba lejos de mi facultad, en Caballito, pero los bondis y el subte son baratos, ordenados y bien planteados. Recuerdo que llegué tarde a mi primera clase y como ya no había sillas tuve que sentarme en el piso. Me pasó un par de veces. Los profesores son excelentes y las lecturas son rebuscadas, de un valor incalculable. Mi única queja sobre la universidad es que en los últimos meses del presente año falló en cuanto a la naturaleza de universo. Toda universidad debe ser plural y todo tipo de ideología debe ser aceptado. Todo estaba lleno de carteles a favor de Massa y a los que votaban a Milei los sancionaban socialmente. Eran vistos como parias. Por lo tanto, fracasó como institución.

Admiré muchos aspectos de este país. La educación, salud y transporte son de primer nivel y casi gratuitas, todos pueden acceder a ellas. En comparación con mi país, que sin dinero las oportunidades se reducen drásticamente. Veía marchas reivindicadoras todas las semanas, obstruían el tráfico, pero me gustaba ver el nivel de organización y cultura de calle que existe. El movimiento feminista está en la vanguardia mundial, hay logros como la ley de aborto que ya quisiéramos que exista en nuestro país. Las mujeres caminan empoderadas por las calles y, para mí, eso las hace más atractivas. Los taxis parecen guías, conocen la historia como la palma de su mano. Puedes hablar con ellos de fútbol, política y hasta ópera. Cada vez que me subo a un taxi es un placer conversar. Esto se debe a que como sociedad están politizados y, de cierta manera, psicoanalizados. Me he ganado con argumentos de primera categoría de parte de taxistas y mozos.

Sin embargo, se encuentran en una crisis que está bordeando la hiperinflación. Viajar al exterior es casi platónico para los ciudadanos argentinos. Cuando llegue el cambio por dólar era de 250 pesos, que ya me parecía una barbaridad, ahora está a más de mil. Es una locura. Ves a muchas personas durmiendo en las calles y en invierno se meten a los tachos de basura. La pobreza está en aumento y el sufrimiento es palpable. Tocan los timbres de los departamentos para pedir ropa o comida. Nunca había visto algo así. Te parte el alma saber que no es culpa suya, sino de un sistema que evidentemente no funciona.

De alguna manera, la vida cultural es de alta calidad y los teatros o exposiciones están siempre llenos. Las obras de teatro son impresionantes y los actores brillantes. Descubrí Timbre 4, un teatro independiente donde pasé muchas noches, a veces veía dos obras en un día. Me atrevo a decir que ninguna tiene pierde. Y es lo mismo con los demás. Sería una lástima que les corten el apoyo estatal.

Los restaurantes también están siempre llenos. Tuve la oportunidad de entrevistar al dueño del Don Julio, el mejor restaurante de carnes del mundo, y me invitó a comer ahí. Se te cae la baba de lo sabrosos que son los asados ahí. Hay colas desde las 10 am o tienes que hacer reserva con meses de anticipación. Como peruano siempre extrañé la comida, pero acá también se come bien. Tenía la costumbre de ir a Caminito, en el barrio de la Boca, para comer choripán con salsa criolla y chimichurri mientras veía tango. Una combinación de ensueño.

Después de Palermo me mudé a Barrio Norte, en un segundo piso. En realidad, es el tercero, pero acá al primer piso le dicen planta baja y comienzan a contar desde el siguiente. Cometí un grave error. Me aislé en estudios y no socialicé casi nada. Los ataques de pánico me acechaban diariamente. Entendí la verdadera soledad. Se genera una especie de ilusión en la que todo lo que está en tu país, amigos, familia, perros y más dejan de existir. Fueron uno meses bastante duros. Lloraba sin saber por qué. Estaba asustado. Gracias a terapia y el apoyo de mis seres queridos pude salir adelante y llenarme de valentía para afrontar lo que viniese. Mi personalidad aguerrida no me iba a dejar rendirme. La soledad no se debe subestimar, de lo contrario te atrapa y en el aislamiento los pensamientos rebotan. Tomar perspectiva se vuelve cada vez más difícil. Después de estos eventos me fortalecí en muchos sentidos, me conozco más, desarrollé una mayor empatía y me di cuenta de que una pequeña ayuda puede cambiarlo todo. Cuando estás lejos, el menor atisbo de tu patria puede hacerte llorar de añoranza. Recuerdo un barco en Ushuaia con la bandera peruana o escuchar El cóndor pasa en un concierto.

Vi a Argentina salir campeón del mundo con unos amigos fanáticos. Celebré junto con millones en el obelisco. Aprendí a hacer snowboard en Bariloche. Estuve en el kilómetro cero de la Panamericana luego de un tramo en canoa. Conocí El Calafate, donde tuve una conexión particular con las paradisíacas montañas y glaciares. Estuve en Córdoba, Jujuy y Salta. Prácticamente viaje de sur a norte. Me hice amigo de bodegueros y guardianes. Escuché al majestuoso Teatro Colón cantar y allí lo vi a Fito Páez. Me enamoré de las medialunas. Hice de todo. Y no puedo poner en palabras las lecciones que recibí. Sólo debo agregar que al ver el clásico en el Monumental y sentir el fervor de la popular en La Bombonera me hicieron comprender a este país.

Le doy gracias a este hermoso país que tanto me ayudó. Solo puedo desearle lo mejor y que todo vaya cuesta arriba. Que puedan salir de la crisis económica. Y transformen el potencial infinito que tienen. Gracias por todo, ya nos volveremos a ver.

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[PIE DERECHO] Hoy asume el libertario Javier Milei en Argentina, concluyendo una meteórica carrera, que en pocos años lo llevó a derrotar a ese animal político llamado peronismo, que es casi un lugar común en el país de los asados, el fútbol y el buen teatro.

Es verdad que ha debido acotar en cierta medida algunos de sus planteamientos originales, pero los centrales, vinculados al arreglo del desastre económico dejado por la gestión del peronista Alberto Fernández, se mantienen en pie, como lo demuestra el equipo de gobierno ya anunciado.

Hay expectativa mundial por lo que Milei pueda hacer. De hecho, el resultado de su gestión tendrá impacto político en la región. Si tiene éxito irradiará su mensaje en un continente preñado de populismos izquierdistas, contrarios a la prédica del excéntrico gobernante -desde hoy- de la Casa Rosada.

Si así ocurriera, habrá dos faros políticos que ya muchos en la región enarbolan: Bukele y Milei. Serán lo que fue Fujimori en los 90. Cuando en esa década uno viajaba a otros países de la región, muchos políticos, empresarios y periodistas decían “cómo no tenemos un Fujimori en nuestro país”.

Los casos contrarios: López Obrador, Petro, Lula o Boric -para no hablar de los desmanes autoritarios de Maduro u Ortega, descontando el caso de Cuba, que ya no es referente en ningún sentido-, no despiertan el sentido de emulación que sí convocan los mencionados presidentes de El Salvador y Argentina, por los temas de seguridad ciudadana, el primero, y el manejo económico, el segundo.

Si Milei lo hace bien, tendrá tiempo de remontar la inflación y recesión que inicialmente producirá el ajuste y empezar a cosechar los frutos justo en los momentos previos a la elección peruana. No será un factor determinante, claro está, pero al menos alentará a muchos políticos peruanos a entender que las propuestas económicas liberales no tienen por qué esconderse, sino que pueden resultar hasta electoralmente atractivas. Quizás allí radicará el mayor impacto de un gobierno exitoso del economista argentino.

La del estribo: hay que saludar una feliz ruptura de la mala tradición del teatro peruano de prácticamente paralizar funciones durante el verano, con el anunciado estreno de La Doctora, en el Teatro La Plaza. Con la dirección de Urpi Gibbons, y actuaciones estelares de Diana Quijano -quien vuelve a las tablas peruanas después de un buen tiempo-, Magali Bolívar, Augusto Mazzarelli, Ebelin Ortiz, Gabriela Velásquez y otros, va desde el 18 de enero hasta mediados de marzo. Entradas en Joinnus.

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[ENTREVISTAS]  El 5 de abril de 1993, a un año exacto del auto golpe de Alberto Fujimori, un grupo importante de políticos “jubilados” antes de tiempo por el régimen autocrático y jóvenes contestatarios formaron el llamado Foro Democrático del Perú, que le dio batalla política e ideológica durante el resto de la década al fujimorato. Entre los jóvenes integrantes del colectivo estuvo desde 1996 el ingeniero Juan Sheput Moore, quien posteriormente fue consejero presidencial de Alejandro Toledo y ministro de Trabajo del gobierno de este último. Invitado permanente a paneles de radio y televisión, columnista en diarios y semanarios, Sheput nos dice aquí cómo ve al país en estas horas difíciles.

Ingeniero Sheput, usted siempre ha estado pendiente de los zigzagueos del poder, de sus idas y venidas, ¿por qué cree que el poder político nacido hace un año es puramente reactivo, no acierta una, no la achunta, como dicen los chilenos?

Porque hay tres componentes fundamentales. En primer lugar, ha asumido protagonismo nacional una generación que está más preocupada por sus seguidores en las redes que de los problemas del país; en segundo lugar, es gente sin experiencia, independientemente de la edad que tiene y que ha encontrado en la política una vocación tardía, me refiero precisamente a los generales y almirantes que no tienen la menor idea de lo que es la política; y, en tercer lugar, el grave error de algunos políticos de bajar a ligas inferiores, como Rafael López Aliaga y César Acuña, dejando al país sin oposición, por lo tanto sin liderazgo en el antagonismo que siempre se necesita en política.

Usted que es un viajero constante a Colombia, un país de enorme potencial económico y con varios polos de desarrollo además de Bogotá, ¿por qué cree que sus ciudadanos eligieron a Gustavo Petro, un marxista de ideas trasnochadas?

Bueno, porque simplemente ahí hay una fuerte institucionalidad; eso me recuerda a un chiste británico que dice: “¿qué pasaría si una manada de monos toma la totalidad de los ministerios, y, obviamente, uno de ellos asume la responsabilidad de ser Primer Ministro?”. Y los británicos contestaron: “¡nada!”. “¿Por qué?, les repreguntan”. “Pues porque hay instituciones, y eso es independiente de las personas”. En el caso colombiano hay una serie de posiciones, algunas muy fuertes en el ámbito ecológico, en la igualdad de género, en respeto a las minorías, y, sobre todo, a las etnias, a las más vulnerables, que han calado muy fuerte en la juventud; y en ese sentido, la izquierda, independientemente de las ideas trasnochadas que puede tener en materia económica, tiene mucha llegada con la juventud que es mayoritaria en el país, y de ahí es que cada cierto tiempo, sobre todo en Bogotá, ganen la alcaldía y otros puestos de elección popular personas muy vinculadas a la izquierda. No nos olvidemos que el propio Petro fue alcalde de Bogotá, la capital colombiana. En esa ciudad de características muy especiales, en los últimos 23 años ha habido un predominio de alcaldes de izquierda, entonces eso irradia al resto de la República. Es más, la presidencia de Gustavo Petro está controlada por un Senado opositor, por los representantes -que es como llaman a los diputados- y por la Corte Suprema. Hay oposición, una muy fuerte oposición, y, sobre todo, una institución presidencial compuesta por los expresidentes que son la conciencia crítica del mandatario y todos han sido formados en las mejores escuelas de gobierno de Estados Unidos y Europa. Acá no, acá todos nuestros expresidentes están presos, han pasado una temporada en la cárcel o esperan sentencia para ingresar a una celda. Entonces no hay un alter ego, no hay una conciencia crítica. En ese sentido, Colombia es muy diferente al Perú.

¿Cuál es su opinión sobre la excarcelación del expresidente Fujimori, porque la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) ha sentado una posición contraria sobre ello, pareciera que no le perdonan al expresidente haber casi erradicado el terrorismo de nuestro país?

Yo creo que acá uno de los grandes errores del Perú es que el debate se ha vuelto casi totalmente jurídico y no político, vemos en diversas instancias que los que pelean en los medios de comunicación son los abogados y no los políticos como corresponde. Los abogados creen que la realidad se puede cambiar a punta de leyes, y si no está en la ley no se puede cambiar; los políticos muchas veces tienen que actuar en favor de su responsabilidad y en un marco legal mucho más amplio y se olvidan por eso que acá la institución del indulto es política, es una decisión del presidente de la República indultar a alguien, es una institución ciento por ciento política y por lo tanto en ese contexto se tiene que ver sí Pedro Pablo lo otorgó y el Tribunal Constitucional lo ratificó no tiene que haber pedidos ni de disculpas, ni resarciones económicas porque eso es mirar el reglamento y la ley y no mirar el contexto político que acompañó la decisión de Kuczynski.  Y además como bien se ha señalado y siguiendo en lo político hay decisiones en otros países de gente que ha preferido la gobernabilidad antes que la sugerencia o mandato de la Corte, un caso específico es Chile con el presidente Lagos que cuando le exigían que metiera presos a los militares incluyendo Pinochet, él dijo: “Primero está la gobernabilidad de Chile”, y no les hizo caso esas son decisiones políticas otra cosa que acá en el Perú no haya temperamento político ni calidad en los políticos  ni convicción para poder hacer eso.

¿Y sobre la posición de la Corte IDH, respecto a la excarcelación del expresidente Fujimori que abre una polémica con el Perú?

Las discusiones a nivel de la Corte IDH son discusiones de Estado, vale decir, el individuo no es la persona sino la entidad jurídica llamada Estado, es decir allí el individuo, no es la persona sino la entidad jurídica llamada Estado, por lo tanto, nuestro representante fundamental es el canciller en este caso el señor Javier Gonzáles Olaechea que es el que debe dar las explicaciones de la decisión del gobierno peruano ante la Corte, inclusive se ha solicitado un informe que tiene que elaborar el Ministerio de Justicia que se ha canalizado a través de la cancillería, un elemento que podría utilizar el señor canciller es el de complementar la posición peruana con representante de la sociedad civil o de partidos políticos, es una decisión que él podrá tomar, pues así, como los sectores opuestos al indulto viajan permanentemente a Washington para hablar de su incomodidad respecto a esa posibilidad ahora ya ejecutada, igualmente podría ir la parte peruana o la parte interesada a justificar  el indulto de Alberto Fujimori, es una cuestión de cómo se enfrenta y creo yo que tiene que ser colectivamente.

¿Con ese tema pendiente con la Corte IDH, existe la probabilidad de que el expresidente Fujimori regrese a la cárcel?

Siempre existe esa posibilidad, no solamente con la CIDH sino lo que pueda dictaminar la Corte Suprema, por eso yo no creo en elementos victoriosos, la lucha recién empieza, por eso señalaba que el problema no es tanto el indulto sino el día después, ya el 18 de diciembre el presidente tiene que acudir a un juicio oral en el cual se va a ver el caso Pativilca, entonces la situación de tensión permanece, por eso vuelvo a indicar, el tema es estrictamente político no es un tema jurídico y de la forma cómo se comporte el Gobierno y el fujimorismo y aquellos aliados o personas que han complementado el trabajo del fujimorismo en este proceso de indulto de eso dependerá la libertad de Alberto Fujimori, es evidente que la víctimas las ONGs y los partidos de izquierda van hacer lo imposible para que se revierte la situación de Alberto Fujimori.

¿De presentarse Keiko Fujimori a las próximas elecciones, cree usted que tenga alguna posibilidad de ganar?

Sí, yo mantengo mi posición que en política no hay imposibles y también creo que la cantidad de veces que alguien postula no dice absolutamente nada en relación a un eventual triunfo electoral, si no habría que preguntarle a Lula o a Pepe Mujica cómo a pesar de sus debacles políticas obtuvieron finalmente sus triunfos electorales. Todo depende básicamente del contexto, la decisión de postular no se da 2 años antes sino en el momento y dependiendo del contexto, yo no estoy dentro de aquellos que dicen que ya Keiko se tiene que mantener al margen de cualquier proceso electoral yo no creo en eso con ningún actor político, para mí no existen muertos ni jubilados en política. En estos momentos el fujimorismo es la fuerza más ordenada y disciplinada de este Parlamento de eso no hay ninguna duda, y además abona en favor de Keiko Fujimori el declive de César Acuña y de Rafael López Aliaga, ambos decidieron jugar en líneas menores, en lugar de constituirse en líderes de la oposición se convirtieron en toca puertas de la Presidenta para terminar pidiendo presupuesto. La historia dice que ningún alcalde se convierte en presidente y Rafael López Aliaga lo sabía porque como alcalde se convierte en subordinado del presupuesto nacional, no se puede pelear con el presidente no puedes y ahora vemos que ni siquiera puede conformar un buen equipo, entonces no solamente hay limitaciones políticas sino también limitaciones en la gestión; no es lo mismo ser un gran empresario o un buen empresario que un gestor público son lógicas distintas, así de simple.

¿Como entiende usted lo que está pasando en la Junta Nacional de Justicia (JNJ); estamos hablando quizá de una lucha de posiciones ideológicas a través de unas instituciones tambaleantes?

Es un poder en declive que esta enquistado en la Junta Nacional de Justicia que se niega a perder el poco poder que le queda, ellos saben perfectamente que no tienen la fuerza que antes tenían que venía básicamente del apoyo que le daba el sector progresista y obviamente lo que hay ahí es una guerra por permanecer en esa hegemonía, y como es un tema complejo detrás de ellos hay ONGs, estudios de abogados, sectores políticos, sindicatos, que no sólo están en la JNJ, sino en otros estamentos como el Poder Judicial por ejemplo, es una forma de consolidar posiciones, de tener poder de tener influencia de lograr fallos a favor, entonces definitivamente están perdiendo esa hegemonía y eso los obliga a hacer este tipo de ataques para permanecer ahí y sacar a quienes le sean incómodos.

Sobre la suspensión de la Fiscal de la Nación Patricia Benavides

En el caso de la Fiscal de la Nación ya no me asombra el doble estándar de la Junta Nacional de Justicia quienes se indignan si el Parlamento empieza una investigación sumaria contra ellos o contra la señora Zoraida Ávalos, por la cual inclusive salieron al frente y, por otro lado, empiezan un proceso sumarísimo súbito contra la fiscal Patricia Benavides, es por eso que no tienen credibilidad, por la forma distinta cómo se comportan ante hechos similares. En el caso de Zoraida Ávalos, avalan y asumen su defensa, en el caso de Patricia Benavides la condenan de antemano en el caso de ellos mismos argumentan que el Congreso no los puede investigar que no pueden avalar un proceso sumario y en el caso de Patricia Benavides empiezan un proceso sumarísimo y en 72 horas sobre la base de unos pantallazos suspenden a toda una Fiscal de la Nación, es por eso que creo yo que se tiene que reorganizar la Junta Nacional de Justicia y el Congreso por otro lados está demostrando su ingenuidad una vez más, en política la debilidad nunca termina de pagarse, el Congreso pone la otra mejilla en el caso de la Junta Nacional de Justicia y esta les responde suspendiendo a Patricia Benavides, es parte de la ingenuidad que reina que habita en los parlamentarios actuales.

Podría reflexionar sobre el porqué de la salida de Pedro Castillo antes de cumplir año y medio en el poder, si tenía 44 votos que impedían su destitución en el Congreso y contaba con una altísima aprobación en el sur del país.

En el caso de Pedro castillo lo que sucede es que empezó a cometer actos de corrupción en un contexto de deterioro económico que los convertía en un personaje insalvable. La corrupción hace que la persona piense más en su supervivencia que en los problemas de la gente. La corrupción, por ejemplo, desatada en el año 2000 era la que impulsaba al régimen fujimorista a ir por una re-reelección, la corrupción es la que obligaba a Vizcarra a mantenerse en el cargo y hacer un golpe interno, y en este caso la corrupción de este señor el temor de que su familia empiece a ir presa, lo llevó hacer un golpe que lo convirtió en indefendible, y, por otro lado, como los 44 parlamentarios de Pedro Castillo más la diferencia tienen como objetivo fundamental sobrevivir al año 2026, entonces la lealtad era a su curul  y a su quincena más que a Pedro castillo, es la más volátil de las lealtades, entonces cuando vieron peligrar su remuneración  y su beneficio entonces no dudaron en traicionarlo.

Como ve las próximas semanas y meses en nuestra política nacional, ¿cree que Dina Boluarte podrá llegar por lo menos en cuidados intensivos al relevo constitucional de 2026?

No, Dina Boluarte es tan poca cosa en política, que no se da cuenta que su principal escollo es el señor Alberto Otárola su principal lastre, yo nunca he visto tanta inexperiencia política como la que encarna Dina Boluarte, creer que una persona que tiene menos popularidad que ella le va a servir de soporte hasta el año 2026 es realmente algo ingenuo. El señor Otárola no tiene dimensión ni respeto político, y él es el que debería abrir esta oportunidad para el Gobierno, cada vez que declara el señor Otárola su declaración sale en la página 10 del periódico en una pequeña esquina, esa es su dimensión política inclusive la presidenta de la República puede dar un mensaje a la nación hoy y mañana no tiene ninguna importancia y no le mueve un dedo a la gente, la señora Boluarte no se da cuenta que la única manera de reflotar es poniendo un gabinete de primer nivel y si ella quiere que se vaya dos años de viaje y que deje al gabinete que conduzca los problemas del país hasta el año 2026, pero como no piensa hacer eso sus posibilidades de sobrevivencia van a ser mínimas, el Congreso no la va a sacar, ella va a tener que renunciar porque el Perú en un contexto de crisis institucional, económica y delictiva pues simplemente se va a convertir en inmanejable, dos años y medio es demasiado para seguir con el mismo orden de cosas.

¿Esta crisis institucional de la que me habla cree usted que genere en la próxima campaña electoral un fenómeno Milei como el que vimos en Argentina?

No, no creo yo que la derecha se convierte en opción porque la gran mayoría de peruanos cree que la derecha está gobernando, y eso es un error de la derecha torpe que en estos momentos está en el Parlamento. Yo tengo oportunidad de conversar con muchos medios de provincias en forma diaria y el sentimiento en el interior del país en buena parte inclusive del sector limeño cree que gobierna la derecha, porque la derecha es la que soporta a Dina Boluarte, la derecha es la que tolera gente como Otárola o el Ministro de Defensa que es otro incompetente y la derecha es la que sale en su defensa, basta con ver las declaraciones de Rafael López Aliaga para ver cómo blinda permanente tanto a Otárola como a la señora Boluarte, entonces en el péndulo electoral mayores posibilidades va a tener la izquierda sin ninguna duda y va a venir acompañada esa opción de izquierda con la convocatoria a Asamblea Constituyente, ese es el gran error histórico que está cometiendo la derecha en estos momento por su poca capacidad intelectual y política.

Usted ha sido congresista, ¿cuál es su opinión sobre el Congreso actual?

Yo no podría catalogarlo como el peor Congreso porque esa etiqueta se les da a todos los congresos y eso es mundial, pero yo sí creo que es el Congreso más despreciado, tanto se le desprecia que a la gente le ha dejado de importar, actúan con una desfachatez impresionante priorizando beneficios económicos por encima de los intereses de la patria y se han convertido no en transformadores de la realidad que le corresponde a un Parlamento, es un Congreso formado por 130 opinólogos que no tienen ninguna fuerza política para transformar el rumbo de los acontecimientos. No será el peor Congreso porque eso se les atribuye a todos, pero si será el más despreciado sin ninguna duda de este siglo.

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[MÚSICA MAESTRO] Hace unas semanas comentábamos acerca del nuevo ingreso de los Beatles a las primeras planas a través de Now and then, canción construida meticulosamente con retazos de grabaciones hechas en tres años distintos y muy alejados entre sí -1977, 1995 y 2023- y a nuestros oídos regresaron también las creaciones del Fab Four, que tenían en John Lennon -cantante, compositor y multi-instrumentista altamente eficiente en guitarras, pianos y armónicas- una de las dos grandes columnas que sostuvieron aquella máquina de éxitos musicales y logros artísticos.

Como sabemos, los Beatles fueron, básicamente, una entidad en las que cada individuo valía en función a lo que aportaba a la suma de las partes. Pero dentro de ese innegable trabajo de equipo, John y Paul tuvieron siempre un peso mayor al de George y Ringo, sin ser más importantes unos que otros. Y, en un tercer nivel de análisis de las estructuras beatlescas, se suele pensar que si McCartney simbolizaba, en lo musical, el lado más amable -por decirlo de alguna manera- mientras que en lo administrativo se mostraba calculador y orientado al negocio; Lennon poseía un perfil musicalmente más confrontacional y una visión despreocupada en cuanto a los aspectos comerciales de pertenecer a una banda de rock, más cercano al pragmatismo de Ringo y a la espiritualidad de George, aunque de una forma menos etérea que la del entrañable autor de joyas como Something, While my guitar gently weeps o Here comes the sun.

Esta definición de personalidades al interior del grupo, que ya se intuía en las composiciones de The Beatles, el romanticismo de Paul en Yesterday, Blackbird o Michelle frente a la oscuridad de John en Dear Prudence o Help!, el pop barroco de Macca en Penny Lane o Eleanor Rigby frente al rock ácido de Johnny en Happiness is a warm gun o Tomorrow never knows -aunque todas venían siempre firmadas por ambos como muestra de ese trabajo conjunto al que hacíamos referencia- se hizo aún más evidente en lo que hizo John Lennon como solista entre 1969 y 1980, año en que se produjo su lamentable asesinato en New York, un día como ayer, 8 de octubre, a las 10 de la noche.

La llegada de Yoko Ono (Japón, 1933) marcó un antes y un después en su vida personal y artística. Desde los cambios físicos -los pelos y barbas largas, los lentes redondos, los trajes blancos- hasta sus intentos por hacer música vanguardista con aquella triada de álbumes publicados entre 1968 y 1969 -incluso se atrevió a emular al compositor experimental norteamericano John Cage (1912-1992) con dos minutos de silencio en el LP Unfinished music No. 2: Life with the lions-, publicados en medio del desmoronamiento de la química de su banda, todo lo relacionado a su intensa relación con esta eterna aspirante a diva del avant-garde, que inició mientras aun estaba casado con Cynthia, la madre de su primer hijo Julian -a quien Paul McCartney compusiera Hey Jude- impregnó sus actividades y decisiones, elevando a la potencia aquel perfil que iba de lo libertario a lo díscolo, con serias preocupaciones sociales manifestadas desde la cínica ironía y ocasionales arranques de extravagancia y agresividad.

Así, Lennon pasó de declarar que los Beatles eran más populares que Jesucristo en 1966 -un hecho que trajo reacciones extremadamente violentas como la incineración pública de discos del grupo- a aparecer, dos años después, junto a Yoko completamente desnudos en la carátula del LP Unfinished music No. 1: Two virgins, el primero de esos lanzamientos experimentales, repletos de los insufribles alaridos de Yoko que harían palidecer a la mismísima Chilindrina en frenesí llorón (lo único rescatable es la viñeta Remember love, con arpegios al estilo de Julia), para luego hacer titulares en el mundo entero con su protesta pacifista en la cama, primero en un hotel de Holanda y luego en Canadá, en junio de 1969, desde donde grabó, guitarra acústica en mano y a grito pelado, ese himno antibélico llamado Give peace a chance -lanzado apenas dos meses después de The ballad of John and Yoko, grabada con los Beatles-, su primer single en formato convencional.

En los once años de su carrera en solitario, Lennon se paseó entre la polémica, el brillo musical y el activismo político a través de sus canciones y apariciones públicas. En diciembre de 1968, aun en actividad con los Beatles y en medio de sus jugueteos con la música concreta, la manipulación de cintas y los gritos de su flamante novia-como en esos insoportables veinte minutos titulados John & Yoko, del Wedding album-, una invitación de su amigo Mick Jagger para participar en el especial de televisión de los Rolling Stones, Rock and Roll Circus, terminó con la formación de un supergrupo, The Dirty Mac. Sus integrantes eran, todos, parte de la realeza del rock de esa época: Keith Richards (bajo), Eric Clapton (guitarra) y Mitch Mitchell (baterista de The Jimi Hendrix Experience) se unieron al Beatle para interpretar una desgarrada versión de Yer blues, clasicazo de The White Album, una rareza que se mantuvo oculta al público hasta 1996, en que se lanzó de forma oficial.

Luego de Give peace a chance, siguieron un par de singles más, Cold turkey e Instant karma! (We all shine on), grabados en los estudios Apple con Phil Spector como productor asociado. En 1970 aparecería el primer larga duración de John Lennon de pop-rock, titulado simplemente John Lennon/Plastic Ono Band, en referencia al grupo de músicos que solía acompañarlo, entre quienes estuvieron ocasionalmente George Harrison, Ringo Starr, Eric Clapton, Billy Preston, el bajista Klaus Voorman, el baterista Alan White -antes de unirse al quinteto de rock progresivo Yes- y, por supuesto, Yoko. Con ellos también grabó Imagine (1971).

En estos dos discos Lennon se mueve entre la introspección autobiográfica –Jealous guy, Isolation, Mother-, referencias a su ex banda –Hold on, con la melodía que usó para Sun King, del Abbey Road; o How do you sleep? en que lanza venenosos dardos a Paul McCartney- y baladas de tono reflexivo/confesional como Working class hero, Love, God y la archiconocida Imagine, himno utópico a la búsqueda de un mundo más solidario y humanista, algo cada vez más imposible de conseguir en estos tiempos. Ese mismo año lanzó dos singles más, el alegato democrático Power to the people y Happy Xmas (War is over). Ambas, junto con Gimme some truth -también del LP Imagine- y la mencionada Give peace a chance, conforman el canon básico del discurso pacifista y político de John Lennon, temas que fueron desapareciendo poco a poco de sus composiciones, pero no de sus actividades fuera de los escenarios.

La vida pública de John Lennon y su inseparable esposa Yoko Ono estuvo marcada por un poderoso compromiso por diversas causas sociales e incluso se le llegó a relacionar con movimientos políticos de izquierda. Sus manifestaciones contra la guerra de Vietnam, su constante apoyo en marchas -megáfono en mano- y conciertos en defensa de los derechos civiles y canciones abiertamente politizadas como John Sinclair (dedicada a un conocido escritor y activista de izquierda), Angela (para la célebre comunista afroamericana Angela Davis) o The luck of the Irish (sobre los sucesos que convulsionaban Irlanda en ese entonces) lo pusieron en la mira del FBI -el cantante vivía en New York desde 1971- y del gobierno de Richard Nixon, que trató de deportarlo en varias ocasiones, a pesar de considerarlo “poco peligroso por su permanente uso de narcóticos”.

Las canciones mencionadas aparecen en el álbum Some time in New York City, el mismo que contiene la legendaria colaboración de John y Yoko con The Mothers Of Invention, que terminó en polémica por la violación a los derechos de autor perpetrada por Lennon (ver aquí). En aquel disco figura también uno de los títulos más controvertidos de Lennon, Woman is the nigger of the world. El uso del término despectivo “nigger” generó, en su momento, gran confusión respecto de esta canción que es, en realidad, una ácida crítica contra la cosificación de la imagen femenina en la televisión. En este doble, mitad en estudio y mitad en vivo, la profusa participación vocal de Yoko Ono termina contaminando su escucha, algo que también ocurrió lastimosamente años más tarde, en 1980.

Entre 1973 y 1975, John Lennon publicó tres álbumes más: el atmosférico Mind games (1973), que contiene el soñador tema-título, un retorno a las formas musicales introspectivas de sus primeros discos, y una nueva referencia a su pasado Beatle en la canción Out the blue, usando los mismos acordes del clásico Sexy Sadie (The White Album). En 1974 apareció Walls and bridges, de sonido mucho más ecléctico, donde encontramos la famosa colaboración con Elton John, Whatever gets you thru the night (aquí la versión en vivo, con la banda del hombre del piano, en el Madison Square Garden), el bolero Bless you y hasta un instrumental en clave de funky, Beef jerky. Durante este tiempo, John estuvo separado de Yoko e inició una relación sentimental con su asistente personal y creativa May Pang, en lo que se conoció como “el fin de semana perdido”.

Cierra este ciclo el disco Rock and roll, publicado a inicios de 1975, en el que rinde homenaje a su adolescencia, desde la carátula con una foto suya tomada en la puerta de una casa en Hamburgo (Alemania), con versiones de clásicos del rock, soul, R&B y blues, entre los que destacan Be bop-a-lula (Gene Vincent, 1956), Sweet little sixteen (Chuck Berry, 1958) y Stand by me (Ben E. King, 1961). En octubre de ese mismo año, debido al nacimiento de Sean, su único hijo con Yoko Ono, Lennon decide retirarse de la actividad musical para cumplir su rol de padre, un largo paréntesis que duraría cinco años, en que reapareció con nuevos bríos y un álbum, titulado Double fantasy, grabado en New York tras un liberador viaje de vacaciones en la isla caribeña de Bermuda.

La crítica especializada vio, al principio, este retorno como demasiado “cursi” pues todas las canciones -siete de John y siete de Yoko- se centraban en su vida familiar. La animadversión por este edulcorado giro en las nuevas canciones de Lennon hizo que se pasaran por alto sus extraordinarias melodías, letras positivas, sofisticada producción e instrumentación. Desde la carátula, que mostraba a la pareja dándose un tierno beso, Double fantasy era testimonio del recuperado optimismo del ex Beatle. El disco, lanzado por el sello Geffen Records, se publicó en a comienzos de noviembre de 1980. Nadie sabía lo que iba a ocurrir tres semanas después, el 8 de diciembre.

El execrable crimen de Mark David Chapman, quien aun cumple condena en la Institución Correccional Green Haven de Beekman, New York -la tercera desde su encarcelamiento en 1981-, conmocionó al mundo de la música y de la cultura en general. Muchos fanáticos de los Beatles que vivieron aquel momento lo recuerdan como el más triste de sus vidas. Apenas tenía 40 años cuando las balas de ese enloquecido y obsesionado seguidor lo fulminaron en la puerta del edificio Dakota, ubicado a pocos metros del Central Park, en el corazón de Manhattan. Tras el lamentable hecho, Double fantasy se convirtió en un éxito de ventas y canciones como (Just like) Starting over, I’m losing you, Beautiful boy, Watching the wheels y, especialmente, Woman, se convirtieron en clásicos de inmediato.

Con la colaboración de un elenco variado de músicos, Lennon dejó material grabado que bastó para lanzar un álbum póstumo, Milk and honey (1984) del cual se extrajo el single Nobody told me, que compuso originalmente para cedérsela a su viejo amigo Ringo Starr. Dos años después, aparecería un disco con tomas alternas de varias canciones del periodo 1973-1975, llamada Menlove Ave. En años posteriores, decenas de recopilaciones y remasterizaciones de la obra musical de John Lennon han mantenido vigente su genio y figura, convirtiéndolo en un ícono del siglo XX. Del mismo modo, numerosos libros han ofrecido análisis profundos de su vida. En cuanto a producciones audiovisuales dedicadas al ex Beatle, destacan Imagine (Andrew Solt, 1988), The U.S. vs. John Lennon (David Leaf, 2006) y John & Yoko: Above Us Only Sky (2018).

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#Rock, 8 de diciembre de 1980, Imagine, John Lennon, The Beatles, Yoko Ono

[PIE DERECHO] Está a punto de inscribirse el partido de Antauro Humala y reaparecen las naturales inquietudes de un sector importante de la sociedad respecto de qué reales posibilidades de alcanzar el poder tenga un sujeto tan disruptivo y díscolo como el líder etnocacerista.

En un reciente discurso a sus seguidores ofreció cumplir dos grandes objetivos de llegar al poder: recuperar Arica y Tarapacá, y enviar un comando de etnocaceristas a secuestrar al rey de España y utilizarlo para desagraviar los saqueos de la Conquista (¿?). Ese es el estándar narrativo del excéntrico potencial candidato.

Tuvo un traspiés cuando apoyó la asunción de Dina Boluarte, al amparo de la realpolitik, pero que fue malentendido por sus propias bases socioelectorales que repudiaron ese hecho y que, más bien, no respaldara al vacado Castillo (hasta ahora un sector el sur andino no lo ve con buenos ojos por esa razón).

Pero el ánimo predominante antiestablishment en la sociedad peruana -expresado en sinfín de encuestas respecto del malestar por la democracia, el modelo económico, la propia idea del país, los grupos sociales dominantes, etc.-, llevan a pensar que la izquierda radical ha recuperado presencia en el país, luego de haberse casi suicidado por su labor de comparsa del nefasto régimen de Castillo.

Antauro Humala, Guido Bellido y hasta el propio Aníbal Torres -según una conocida encuestadora- asoman en el horizonte. Los aventaja Humala porque es más disruptivo y antiestablishment, tiene una épica propia (entre el locumbazo y el andahuaylazo le suman, por más que el primero haya tenido mucho de sainete, y lo segundo haya sido un delito que fue el que lo llevó a prisión tantos años).

Es un personaje inteligente, elocuente, políticamente culto, exmilitar, combatió a Sendero, astuto, por más desenfocado o desencajado que se muestre, con regularidad que ya parece premeditada. Cometerían un grave error el centro y la derecha si lo subestiman por su excentricidad. Despejado el camino, en la izquierda, de la centroizquierda o de líderes como Verónika Mendoza, absolutamente desprestigiada, reaparecerán con fuerza sucedáneos de Pedro Castillo, en cuanto a su carácter de outsider.

Antauro Humala es un viejo conocido en el proscenio político peruano, pero la virulencia de sus opiniones y la narrativa fuera de la caja que exhibe, lo colocan en lugar expectante para recoger la furia popular que la crisis política, social y económica vienen labrando.

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Antauro Humala, Izquierda Radical, Malestar popular, Narrativa política

[EN UN LUGAR DE LA MANCHA] Supongo que a estas alturas es poco probable que alguien quiera reivindicar la actualidad de Balzac, Tolstoi o Dostoievski. Sin embargo, nadie que reclame un conocimiento aceptable del realismo en la novela occidental podrá ignorar esos nombres y, sobre todo, los libros producidos por esos autores. Es decir, constituyen un legado, como legado serán, si no son ya, novelas como La ciudad y los perros, La casa verde, Conversación en La Catedral o La guerra del fin del mundo.

Pero en estos días impera la costumbre de denostar para quedar bien con las audiencias, sedientas de sangre e insultos. El elogio a una obra significativa universalmente está mal visto. Lo tachan a uno de complaciente, acrítico y no sé qué otras idioteces más. Las opiniones políticas de Vargas Llosa probablemente le han jugado mal, pero, realmente, exigiendo al máximo el sentido común, ¿qué tienen que ver esas opiniones con la calidad indiscutible de cuatro novelas que ya son historia?

Tampoco se trata de promover la imitación, que hoy goza de nulo valor. Lo importante es el estudio de la obra, sus secretos estructurales, sus magias, sus atributos técnicos, las capas de sentido en las que nuestra conciencia lectora puede encontrar agua donde nadar. Escribir al modo de Vallejo o Adán no asombraría particularmente a nadie, valdría más tener una comprensión amplia y suficiente de sus mundos creativos. La escritura es o debería ser un territorio personal, permeable a las influencias, claro, pero con ciertos límites.

¿Entonces, de dónde viene esa urgencia cancelatoria? ¿Dónde se origina esa infantil soberbia de descalificar autores que durante décadas han dado grandes lecciones en el ejercicio de una vocación cada vez peor entendida? Bajo esa lógica, ya deberíamos haber enterrado el pasado y cremado a Homero, a Cervantes, a Borges, a García Márquez. ¿Por qué? Porque no consideramos la idea de legado. Porque decir “ya fueron” está de moda.

Yo soy profesor de literatura. Y estoy cada vez menos interesado en dejar de estudiar los verdaderos hitos de nuestra tradición que seguir la ola frívola y el cuestionable deporte de mascullar contra todo salvo contra lo que sí me parece. Entender a fondo un arte, una literatura, significa también ponerse por encima del gusto, revisar contextos, sopesar la recepción de los textos en diversos momentos históricos e ir registrando las variaciones de la práctica lectora.

Me preocupa poco o casi nada que sobre la última novela de Vargas Llosa caigan rayos y centellas. Quizá las merezca, quizá no. Pero perder la oportunidad de examinar el conjunto de una obra y su significación por apedrear una novela me parece, sin más una tontería, una lectura sin propósito. Por supuesto soy respetuoso del hecho de que cada quien lee como le da la gana y construye sus propios horizontes. No pienso entrar en esa discusión. Enorgullecerse de leer poco y mal, esquivando el legado, en cambio, es una frecuente aberración, una máscara más de la banalidad de nuestros días. Y de eso sí reniego.

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Crítica Literaria, legado literario., Literatura, Mario Vargas Llosa, Novela contemporánea

[PIE DERECHO] Más allá de los cuestionamientos legítimos al modo de haber procedido con el indulto a Alberto Fujimori, que ya hemos planteado en esta columna, la pregunta de rigor es qué implicancias va a tener en el ámbito político y eventualmente electoral.

Por lo pronto, queda claro que el indulto, por más pronunciamientos de la Corte Interamericana que hayan, no va a mover la aguja del gobierno, más interesado en mantener sus relaciones políticas con la bancada fujimorista y las de derecha en paz suficiente, como para asegurar la permanencia de la presidenta hasta el 2026.

¿La salida de Alberto Fujimori reactivará el kraken antifujimorista? Sí, sin duda, pero a despecho de ello, ya era un monstruo políticamente debilitado, que no impidió que Keiko Fujimori estuviera a punto de ganar las elecciones tres veces y que, en la última ocasión, más que haber sido el factor determinante, lo fuera el voto antiestablishment de Pedro Castillo, el mismo que lo encumbró al poder.

A Fujimori padre, más lo recuerdan en los sectores populares por haber derrotado al terrorismo, por haber sacado al país de la mega crisis económica de los 80 y por la inmensa red de micro obras que desperdigó por todo el territorio nacional. El pasivo de la corrupción ha sido diluido por la hallada a todos los presidentes de la transición y el de los derechos humanos ya ha demostrado no ser eficaz electoralmente (si no, no hubiérase votado por Ollanta Humala, y hasta la izquierda lo hizo sin remilgos, a pesar de las denuncias de Madre Mía).

Es un bonus track para Keiko la libertad de su padre, más aún teniendo en cuenta que lo más probable es que luego de período de silencio estratégico, el exgobernante decida participar desde fuera (no va a ser candidato a nada, suponemos) en la campaña venidera.

Así se entiende, de paso, la histérica reacción de algunos operadores de López Aliaga, contra el indulto, producto de que el burgomaestre limeño se veía ya como el único representante de la derecha en las elecciones del 2026, y este probable upgrade de Keiko Fujimori lo coloca nuevamente en lugar secundario.

Al alimón, esta situación cambia o acota el escenario probable, al que nos encaminábamos a paso firme, de tener una definición electoral entre dos candidatos de izquierda radical, dada la pasmosa fragmentación del centro y la derecha. Por lo pronto, es más probable que la derecha se realinee, que haya aglomeraciones del amplio espectro fujimorista bajo la invocación del padre fundador, y que Keiko Fujimori, salvo que haya sorpresas imprevistas (como que a su progenitor se le ocurra irse del país), se vuelva a recolocar en el partidor protagónico.

 

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derechos humanos, elecciones 2026, Implicancias políticas, Indulto Alberto Fujimori

[ENTRE BRUJAS] A casi un año de la explosión de una de las crisis sociopolíticas más profundas que hemos vivido, es desalentador constatar que la situación no ha mejorado. La democracia, lejos de fortalecerse, sigue siendo erosionada y vaciada de contenido. Hoy en día la palabra «democracia» es utilizada con total impunidad por los sectores más autoritarios para justificar la vulneración de libertades y derechos humanos.

La crisis ha llevado consigo un fuerte debilitamiento del estado de derecho, evidenciado en el cooptamiento de instituciones estatales, la vulneración del principio de separación de poderes, y, una corrupción institucionalizada que se manifiesta en los últimos acontecimientos. Las protestas sociales que se desencadenaron entre el 7 de diciembre del 2022 y el 23 de enero de este año fueron históricas. Plantearon reivindicaciones postergadas por siglos y pusieron de manifiesto la profundización de la desigualdad, la discriminación y el racismo estructural arraigados en nuestra sociedad, en particular hacia las comunidades campesinas y poblaciones de los territorios ubicados al sur del país.

Sin embargo, la respuesta del Estado fue brutal, dejando un saldo trágico de 63 fallecidos y cientos de personas heridas. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) demandó una investigación con enfoque étnico/racial, calificando los hechos como posibles masacres. Además, condenó el uso desproporcionado, indiscriminado y letal de la fuerza durante las movilizaciones. Todo este escenario ha generado una profunda fragmentación difícil de superar y ha sembrado el miedo en la ciudadanía a ejercer su derecho a la protesta.

Contrariamente a los que muchos quieren posicionar, los derechos humanos son principios fundamentales para una convivencia social adecuada. Aquellos que deslegitiman estos valores son actores y sectores cuyo interés es mantener el campo libre para seguir enriqueciéndose y ejerciendo poder con impunidad. Lamentablemente, el discurso contrario a los derechos humanos crece cada día, a la par que se fortalecen posturas autoritarias y coaliciones fundamentalistas y corruptas que continúan secuestrando el Estado.

El gobierno, con un alto nivel de desaprobación, persiste en apoyar narrativas que impulsan el odio y adopta medidas que ponen en riesgo a la ciudadanía y criminalizan la protesta. Siguiendo estrategias clásicas de gobiernos autoritarios, el canal del Estado produce una canción titulada «peruanos de verdad», buscando romantizar el conflicto social que aún vivimos y negando nuevamente la condición de ciudadanos/as a quienes protestan y se oponen al gobierno.

¿Quiénes son los verdaderos peruanos y quiénes los “de mentira”? No solo se busca influir en los imaginarios de la población, como forma de manipulación, sino que también se generan medidas graves que ponen en riesgo nuevamente a quienes desean expresar su descontento. Recientemente, el Poder Ejecutivo aprobó el Decreto Legislativo 1589, que busca sancionar a quienes participan en movilizaciones. La criminalización de la protesta se esconde tras una supuesta preocupación por el funcionamiento de los servicios públicos y la prevención de disturbios.

Este decreto no solo apunta a sancionar a quienes salen a protestar, sino también a aquellos que apoyan de diferentes formas las movilizaciones. Sumado a todo esto, la reciente decisión del Tribunal Constitucional de dar la libertad a Alberto Fujimori, uno de los más grandes asesinos y violadores a los derechos humanos; confirma la erosión de la justicia y el triunfo de la impunidad.   El desafío persiste: recuperar la democracia y los derechos fundamentales en medio de una crisis que parece no ceder.

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Alberto Fujimori, Erosión democrática, Protestas históricas, violaciones a los derechos humanos

[AGENDA PAÍS] Hoy, 7 de diciembre de 2023, celebramos, sí, celebramos, le gesta ciudadana que impidió que el entonces presidente Pedro Castillo, ejecute el golpe de estado anunciado en su mensaje a la nación. Esa emocionante y espontánea proeza impidió que el golpista y su familia se asilen en la Embajada de México, lugar al cual se dirigía la hasta entonces, comitiva presidencial; acción que finalmente llevó a su destitución y apresamiento.

Si bien la vicepresidenta Dina Boluarte formaba la plancha presidencial con Pedro Castillo, esta asunción constitucional al poder de la flamante presidenta Dina Boluarte fue tomada como una nueva luz en el oscuro horizonte que el país divisaba.

Pero pronto, las fuerzas radicales azuzadas por mensajes de subversión del círculo más cercano de Castillo y otros que se adelantaron a este acontecimiento, como Aníbal Torres y su ya famoso “correrán ríos de sangre” ante una eventual destitución presidencial, condujeron a violentas protestas ciudadanas que terminaron con un trágico saldo de más de 60 compatriotas muertos incluyendo miembros de las fuerzas del orden.

Así empezaba el gobierno de Boluarte, con un gabinete integrado por profesionales de calidad, pero con una mochila pesada de llevar.

Los primeros meses transcurrieron en relativa calma, poco a poco se vio a la presidenta Boluarte con más seguridad y aplomo, sin embargo (en paralelo) un aire de desconfianza, no solamente al gobierno, sino a las instituciones en general, comenzaba a germinar.

Actualmente la inversión privada está en sus niveles más bajos, el PBI alrededor del 0% cuando países vecinos están entre 2% y 3%, y todo esto aunado a un deterioro de las principales instituciones del estado como el Congreso (8% de aprobación), un Poder Judicial siempre cuestionado por corrupción, la JNJ y su eterno conflicto de interés y ahora, el último eslabón que sostenía la cadena de la institucionalidad, el Ministerio Público.

Los peruanos nos estamos autodestruyendo. No estamos viendo el bien común sino los intereses particulares de grupos afines (económicos o políticos) e incluso intereses individuales en detrimento de la población.

Así, enfrentados los unos a los otros, en lo que más parece una guerra entre mafias, ¿Es posible tener una visión de país?

La situación que vive el Perú es tan enredada, que muchos congresistas consideran que no tienen legitimidad para hacer reformas y así llegar a las comicios del 2026 con reglas que nos permitan una mejor elección de nuestras autoridades como por ejemplo: bicameralidad, distritos uninominales en la cámara de diputados, renovación por tercios de congresistas, implementar las PASO o algún sistema que filtre el número de partidos políticos en las elecciones generales y que resguarde a la ciudadanía de candidaturas de delincuentes, etc.

En estos tiempos se vuelve a tocar la alarma del adelanto de elecciones, ya sea por iniciativa del Congreso o por una desprendida renuncia de la presidenta. Pero esto, en vez de arreglar el problema, lo agrava, porque seguimos con los mismos vicios de siempre y peor aún, con una reforma política obtusa que desincentiva las candidaturas congresales al proponer listas rígidas, olvidar los distritos uninominales y fomentar la discriminación al forzar la paridad en vez de privilegiar el voto popular.

Este congreso es el que todos hemos elegido, nos guste o no. Le corresponde hacer las reformas políticas necesarias para llegar al 2026 con una mejor base que nos permita una elección decorosa y representantes no solamente con capacidades, sino también, con probidad.

Es momento de que los distintos movimientos ciudadanos democráticos insistamos en las reformas políticas necesarias para que esta nación en formación llamada Perú no sucumba ante la tentación de liderazgos populistas, de izquierda o de derecha, que nos hundirían aún más en el caos y la desesperanza.

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Crisis política, Dina Boluarte, gestión de gobierno, Visión de país
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