[PIE DERECHO]  No se logra entender por qué la derecha es la que menos distancia crítica tiene del gobierno de Dina Boluarte. Según la última encuesta del IEP, aún un 16% de los que se identifican como de derecha lo aprueba (era el 27% a inicios de la gestión), mientras que entre los que se identifican de centro solo lo aprueba el 8% y entre los de izquierda el 3%.

Es verdad que el actual régimen ha logrado relativa estabilidad y ese es un anhelo caro a la derecha, pero es una estabilidad muy mediocre. Los principales problemas del país no son resueltos. Como dice Patricia Zárate, del IEP, “la percepción es que todo ha empeorado en el último año: la situación económica y política se percibe peor, con 73% y 69%, respectivamente; el 81% considera que la seguridad está peor y el 68% cree que la corrupción ha aumentado”.

Alberto Otárola es un buen operador político. Su mano activa, detrás de bambalinas, ha estado presente en el desenlace de la crisis del Ministerio Público y también en que el Congreso no haya discutido la destitución de la Junta Nacional de Justicia. Su pasado izquierdista lo ha dotado, al parecer, de capacidad de moverse en varios escenarios complejos, manejando actores y voluntades a su favor. Pero no es el Premier que mire el país con grandes soluciones. No es el líder ministerial que corrija la parálisis de algunos sectores bajo su manto ejecutivo.

Así, si según diversas percepciones y encuestas, es el verdadero poder, por encima del de Boluarte, se explica por qué la desaprobación general del gobierno. No es un Premier estadista sino uno hiperpolítico que le saca al régimen las castañas del fuego, pero no mucho más que eso.

¿Por qué la derecha avala este estado de cosas y no se solivianta respecto de anhelos caros a ella, como el orden social o crecimiento económico, por ejemplo? Ya no le pidamos que incorpore a su mochila de desvelos, una política de derechos humanos (seguramente aplaudió la represión violenta de principios de año) o una estrategia de mejora de la salud y la educación públicas, pero al menos en dos aspectos esenciales como los señalados (seguridad interna y parálisis económica) tiene argumentos de sobra para adherirse a una activa oposición.

 

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[INFORMES] En medio de una creciente controversia, los extrabajadores del Servicio de Parques de Lima (SERPAR) de la Municipalidad Metropolitana de Lima alzan su voz exigiendo al alcalde Rafael López Aliaga que cumpla con los compromisos pendientes de pago.

Este malestar por la falta de pagos se profundiza por las preferencias que existe en la Municipalidad de Lima. Y es que se ha visto que hay mayor preferencia en invertir en patrullaje nuevo o utensilios que, finalmente, no son utilizados o gestionados correctamente por la MML. Es por ello que se fortalece la molestia de los extrabajadores del SERPAR y la falta de atención.

Es más, se ha visto la importancia de terminar de consolidar las bases para gestionar el antiguo Parque Zoológico de Huachipa, ahora Parque de las Leyendas – Sede Huachipa. Entre bombos y platillos esta nueva gestión logró una gran inversión con las entradas y el proyecto ambicioso del Zoológico, sin embargo, está por delante la exorbitante inversión que generará sobrellevar y mantener en pie este gran proyecto. Por su parte, los extrabajadores del SERPAR han visto esta idea muy desalentadora, ya que por este tema se puede retrasar el pago de sus derechos laborales.

Entre los testimonio que se pudieron recoger, Sudaca converso con algunos extrabajdores del SERPAR para entedener desde su punto de vista dicha problematica. «Después de dedicar tres años y nueve meses al Servicio de Parques de Lima (SERPAR), la frustración embarga a muchos de los ex trabajadores, quienes llevan ocho meses esperando el pago de sus beneficios laborales bajo la nueva gestión de Rafael López Aliaga«, relata con pesar uno de los afectados.

Esta situación se suma a la serie de desafíos que enfrentan los funcionarios públicos cesados cuando cambian las administraciones en las diversas entidades del país. «Ingresé durante la gestión Muñoz y continué hasta su inesperada salida de la Municipalidad«, recuerda uno de ellos mientras señala que su cese tuvo lugar en octubre de 2022, coincidiendo con la llegada de Romero a la alcaldía.

El proceso burocrático posterior a su cese culminó en noviembre de ese mismo año con la resolución de reconocimiento de la deuda laboral. Sin embargo, a pesar de este reconocimiento formal, hasta el momento, bajo la gestión actual, no se ha materializado el pago correspondiente a los beneficios laborales acumulados durante su tiempo de servicio.

Para no creerlo. Hablando de la falta de pagos a los extrabajadores del SERPAR se ha visto lamentablemente e irónico lo que exige el productor televisivo y actual regidor de la MML, Efraín Aguilar. Según el funcionario “no es posible que sigamos con la misma dieta”.

«La falta de respuestas a nuestras comunicaciones dirigidas tanto al Presidente del SERPAR, Luis Molina, como a los Secretarios Generales correspondientes, ha dejado a los ex trabajadores en un estado de incertidumbre. Los intentos de diálogo con el secretario o el presidente se han visto frustrados, ya que no se otorgan citas para abordar la situación«, subraya el ex trabajador, manifestando su frustración ante la difícil travesía que enfrentan en busca de una solución con respecto a la deuda pendiente.

Según el testimonio recabado, la justificación de la institución se centra en la falta de recursos financieros. El ex trabajador enfatiza que, durante la reflexión sobre las actuales carencias del SERPAR LIMA, la institución depende significativamente del aporte de la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML) para cubrir su presupuesto anual, que asciende a casi 100 millones de soles.

«Desconocemos si existe una instrucción del alcalde de Lima para retener los fondos destinados al SERPAR o si se debe a deficiencias en la administración actual de la institución«, señala el ex trabajador, destacando la falta de claridad en la situación.

Es relevante destacar que, a pesar de la alegada escasez de fondos, el SERPAR asignó aproximadamente S/ 145,000 para la construcción de una «playa artificial» en el Club Zonal Wiracocha de San Juan de Lurigancho, y mantiene una plantilla de trabajadores considerable. «Con esos recursos, podrían habernos pagado, pero lamentablemente esta es nuestra triste realidad», añade el ex trabajador, subrayando la aparente disparidad en la asignación de recursos.

Hasta el momento, la Municipalidad de Lima no ha emitido declaraciones oficiales en respuesta a las demandas de los extrabajadores del SERPAR ni a las críticas sobre la asignación presupuestaria. La ausencia de una postura clara por parte de las autoridades municipales profundiza la incertidumbre y la tensión en torno a la situación del SERPAR.

La crisis financiera en el SERPAR y las tensiones laborales actuales plantean interrogantes sobre la gestión de recursos por parte de la Municipalidad de Lima. La asignación de millones de soles al patrullaje mientras el SERPAR lucha por su supervivencia económica y el cuidado de la fauna evidencia la necesidad de una revisión urgente de las prioridades presupuestarias municipales para garantizar el bienestar de la ciudad y sus trabajadores.

Las tentativas de comunicación con el presidente del SERPAR, Luis Molina, y los Secretarios Generales han sido infructuosas, generando frustración entre los afectados. La explicación institucional se centra en la escasez de fondos, mientras que los ex trabajadores reflexionan sobre las carencias actuales del SERPAR, dependiente del aporte de la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML) para cubrir su presupuesto anual.

La espera persiste y las expectativas de justicia y reconocimiento laboral enfrentan obstáculos en medio de la inestabilidad institucional. Es importante que el burgomaestre se haga cargo de sus trabajadores y exfuncionarios que siguen exigiendo acciones por parte del líder de Renovación Popular y actual Alcalde de Lima.

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[EN EL PUNTO DE LA MIRA] Por eso, cada diez años, es importante saber cuántos peruanos somos en el Perú y cuáles son las necesidades que aún faltan cubrir, para poder tener un Estado que –a través del tiempo- cubra dichas demandas. Pero detengámonos en las lecciones que nos deja el censo del año 2017.

Una de ellas es el convenio que realizó el INEI con las universidades privadas César Vallejo –de César Acuña– y Telesup –del excongresista José Luna–. Aunque el INEI se haya amparado en la ley para sostener que la realización del censo garantiza la confidencialidad individual, es políticamente incorrecto establecer convenios con universidades que tienen fines más allá de lo educativo. ¿Dónde quedaron –por ejemplo– las universidades nacionales como San Marcos, Federico Villarreal y la UNI?, ¿se los convocó? Al respecto, no dijeron nada.

Otro punto –y muy importante– es la agresión que sufrió una joven empadronadora en Breña y la violación sexual que sufrió otra joven empadronadora en Villa El Salvador. Esta situación muy grave nos hace pensar en qué tipo de sociedad se ha ido formando, durante décadas, en el Perú. Sé que es importante la autoidentificación étnica para poder visibilizar como sujetos de derecho a las comunidades afro, nikei, entre otras, pero dónde queda el tema de la sexualidad relacionado a la salud mental. Por ejemplo: ¿el Estado –a través del Ministerio de Salud y otros ministerios– hizo algún tipo de campaña, al que haya asistido el ciudadano, sobre salud mental vinculado al respeto a la mujer? No hubo una pregunta sobre el tema.

Con respecto a su desarrollo. No hubo una coordinación adecuada para su realización. En algunos distritos, varios ciudadanos no fueron censados o los pasaron olímpicamente, pero con un sello de “casa censada”. Encima, el ciudadano no empadronado tiene que llamar para poder ser atendido, quien sabe cuándo. Antes del censo, para cualquier tipo de duda, los teléfonos no tenían servicio.

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[EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS] Más allá de defensores y detractores, es evidente que algo muy malo nos está pasando, y que eso malo que nos está pasando está relacionado con la actuación del Congreso y una serie de medidas que debilitan la institucionalidad del Estado. La última de estas fue la eliminación de las PASO -elecciones primarias en los partidos políticos- manteniéndose, de esta manera, la preponderancia de sus cúpulas, así como la posibilidad de negociar -léase vender- espacios en las listas parlamentarias.

Ayer también estuvieron a punto de tumbarse a la Junta Nacional de Justicia, lo que se frustró debido a que la totalidad de sus miembros no asistió al Plenario. Sé que el rol de la JNJ divide a los peruanos, pero es también bastante evidente una maniobra congresal cuya finalidad es desactivar una institución cuyas investigaciones podrían comprometer la situación de muchos parlamentarios.

Pero mi punto es que el país no reacciona, la calle no reacciona. Hasta hace pocos años la ciudadanía peruana era como un cuarto poder del Estado que se activaba para ordenar la casa cuando era necesario. Pasó tras el cuestionado nombramiento de Manuel Merino como Presidente. La designación fue legal pero interpretada como ilegítima por multitudes que, en calles y plazas de todo el país, salieron a protestar. El resultado: dos estudiantes muertos y la renuncia del gobierno.

Sin embargo, cinco años después el Perú parece otro. Más de setenta ciudadanos murieron en las protestas de hace un año, muchos de ellos eran transeúntes, ni siquiera participaban de las movilizaciones, pero la reacción fue tibia. Entonces señalé, en algún foro, que el gobierno de Dina Boluarte tenía todas las posibilidades de durar hasta 2026, algunos pensaron que así expresaba mi apoyo al gobierno, pero no iba por ahí la cosa.

Lo que quiero decir es que los ciudadanos de bien en el Perú, que se cuentan por millones, están cansados, están aburridos, lo que es peor, están perdiendo las esperanzas. Hasta 2016, dos o tres candidaturas aglutinaban las preferencias de la población, ya se hablaba del mal menor, por supuesto, pero no en los niveles de hoy. Hoy la gente no cree en nadie y prevalecen la fragmentación y la indiferencia en un país que siempre se caracterizó por su adhesión devota a caudillos políticos que arrastraban multitudes. Es así que una sociedad política y abnegadamente creyente -pensemos por ejemplo en los arraigos de Haya de la Torre, Fernando Belaúnde y Alberto Fujimori- se ha convertido en otra, políticamente atea y hasta blasfema.

Mientras tanto, las premisas de Marx son contradichas una por una porque pasó su hora de la historia, pero también porque así es el Perú. Aquí la política condiciona la economía y no al contrario. La economía tiene buena base macroeconómica pero la clase política, ni esforzándose, podría hacer las cosas peor, entonces se desaprovecha lo que se tiene e igual generamos crisis a pesar de las cifras macro. Y por eso los jóvenes, otra vez, quieren irse del Perú.

La historia me sorprende cada tanto, y volverá a hacerlo. En la década milenio (2000-2010) les contaba a los estudiantes, refiriendo una etapa pasada de la historia, que en las décadas de los ochenta y noventa, los jóvenes se iban del Perú a labrarse un futuro al exterior. Hoy les cuento que, hasta hace cinco o diez años, los jóvenes se quedaban porque veían futuro en el país y se quedan mirándome incrédulos. La paradoja se cuenta sola.

Y este no es el efecto de una ola de larga duración histórica, ni de una crisis mundial de los precios de las materias primas tumbándose una económica tercermundista. Somos nosotros mismos los que nos hemos colocado en esta situación, o nuestras clases política y económica, para ser más claro y directo. Asimismo, la sociedad no siempre se salva, vamos al mundo informal y nos encontraremos con gente honesta trabajando al lado de dragones y monstros de todo tipo, al frente de los más deleznables negocios ilícitos.

Un Perú religiosamente creyente pero políticamente ateo, es lo que nos ha dejado el caos político de 2016 en adelante, que deviene en la guerra descarnada y descarada por el control del Estado, protagonizada por interlocutores políticos a los que ya no les importa mostrarse como son, con toda su misera, revolcándose en el fango. En suma, la corrupción política ha coronado el mayor y más pernicioso de sus objetivos: aburrir y tornar indiferentes a las gentes de bien, respecto de su propia suerte y de su propio futuro, entonces languidecen todas las resistencias. Por eso hoy ya nadie defiende nada, si acaso queda algo por defender, mientras que los jóvenes miran hacia el exterior en busca de mejores oportunidades. Una vez más en la historia del Perú, la anomia ha derrotado a la utopía.

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[ENTREVISTAS] Ha pasado un año de la salida de Pedro Castillo de la presidencia y el final de un ciclo marcado por decisiones cuestionables, ¿por qué Dina Boluarte hasta ahora no ha podido sacar al país de ese camino de incertidumbre y constantes crisis?

Lo único que demuestra el gobierno de Dina Boluarte es que es algo que se preveía desde el gobierno de Castillo. No fue una elección en la cual el ganador reflejaba un equipo de trabajo con ambiciones de ganar. Lo que tenemos es la consecuencia de eso y, además, a través de la vicepresidencia  no hubo esfuerzos previos por armar un plan sólido. Boluarte sólo quiere ser presidenta y se respalda en un operador político que es Otárola. Sumado a eso, es difícil conseguir ministros que puedan darle solidez al gobierno. Qué persona competente en su sector va a aceptar quemarse en un gobierno que no tiene idea de lo que está haciendo. En el fondo, quien está gobernando es el Congreso y el de Boluarte es un gobierno de piloto automático y muy autoritario.

Sin embargo, en los últimos años, los gobiernos de Martín Vizcarra y Francisco Sagasti lograron un considerable respaldo por parte de la población pese a llegar al poder de forma inesperada, ¿por qué el de Dina Boluarte no pudo ser un caso similar?

Hay que diferenciar los procesos. Sagasti entró y dijo que era un gobierno bisagra que se quedaría un año en el que se enfocarían en tres puntos fundamentales. Además, Sagasti tenía experiencia como gestor público y eso le permitió dar la sensación de durar poco y hacer cosas básicas. El caso de Vizcarra es muy parecido al de Boluarte en términos de proceso. Si bien no dinamitó el gobierno de Kuczynski,  se puso de lado y cuando las papas quemaron dijo aquí estoy yo. Pero Vizcarra tenía la experiencia como gobernador regional de Moquegua, una experiencia bastante positiva por lo que pudimos conocer. En el momento en que Vizcarra asume, sí se puede sentir que por lo menos había participado de un proceso en que sí había una lógica detrás. Boluarte venía de ser funcionaria pública de un rango bastante menor, una militancia política relativa y el único cargo de gestión que tuvo fue conducir un club departamental que no se asemeja a un gobierno regional ni a una alcaldía distrital.

¿No marca una diferencia importante que Dina Boluarte tiene al Congreso a su favor?

Discrepo en que ella tenga a favor al Congreso. Ella está en favor del Congreso y eso la hace parecer, ante la opinión pública, como una persona incompetente. Si sigues los discursos de Boluarte, sólo sabe decir dos o tres cosas. La primera es quiere un gobierno de paz y unión nacional, lo que es una respuesta de concurso de belleza; la segunda es que son estrictamente respetuosos de la institucionalidad y de los derechos humanos, no hace falta hacer un  fact-checking para saber que eso es una burla, y lo tercero es esta victimización al decir atacada por ser mujer. Este gobierno puede sobrevivir, pero de ahí a representar un proyecto es bastante difícil.

Algunos sectores políticos, como el fujimorismo, tienen presente a Martín Vizcarra en sus discursos, ¿se le podría considerar como un actor político vigente que podría tener chances de volver a la presidencia?

Ha sido el último presidente que se acercó al registro histórico de aprobación en el Perú. Fue alguien que pudo capitalizar una demanda y tuvo una coyuntura, la pandemia, que le permitió hacer eso. Antes del vacunagate había llevado un manejo de gobierno que parecía eficaz y eso es una amenaza para el proyecto fujimorista. Lo que vimos con Vizcarra es nada parecido a lo que vimos en los últimos treinta años, porque lo logró desde el gobierno con una gestión de crisis con la pandemia que, pese a lo que significó el vacunagate, los muertos y las decisiones ridículas, la gente apoyaba. La conferencias que daba los miércoles tenían rating. Supo cambiar el estilo de comunicación y llegada con la gente desde un lugar de poder y eso es algo peligroso para sus enemigos políticos. Si tuviéramos que hacer una elección hoy, no tengo ninguna duda que Vizcarra pasa a segunda vuelta.

Según la última encuesta de Datum, el Congreso tiene una aprobación de 7% y Dina Boluarte apenas llega al 9%, ¿por qué pese a un marcado descontento no hay movilizaciones grandes?

Tengo tres hipótesis. En 2020 tuvimos una gran manifestación contra Manuel Merino. Se salió a las calles y se logró el objetivo que era sacar a Merino. Pero luego de Sagasti vinieron otros como Castillo y Boluarte. Entonces el tema es que se logra sacar a un presidente y luego viene más de lo mismo. La gente se pregunta, cuál es el costo beneficio si luego viene la misma masa de siempre a complicarme la existencia. La segunda hipótesis tiene que ver más allá de la ineficacia de la acción, tiene que ver con la oferta política. No hay una relación entre el sentimiento antisistema y la apuesta por quien lo puede resolver. No se quieren adherir a ninguno porque todos parecen lo mismo. Una tercera es que cada vez es más evidente que más gente siente que lo que pasa en política no los afecta y se preguntan por qué comprometerse en una pelea de blancos, por llamarlo de una manera. Somos un país que ha perdido la fe en lo colectivo.

¿Por qué no se ve unión entre las manifestaciones de Lima con las del resto del Perú?

Ocurre que no hay referentes que puedan albergar un estado de ánimo colectivo. Dentro del mismo movimiento de protesta no existe una posición mayoritaria. Están los castillistas con los institucionalistas y están los que es consideraron más importante que se vaya Boluarte y los que recién ahora reaccionan. Mientras no haya una cohesión en dos o tres ideas claras, esa oposición va a ser un chiste. En el fondo lo que terminan transmitiendo ante la opinión pública es que no vale la pena.

¿Puede deberse a que la oposición de otras regiones no se siente representada por la limeña?

Lo que he podido ver es que fuera de Lima tampoco hay un movimiento tan cohesionado con una plataforma clara. Hay movimientos regionales que tienen demandas, la parte del agro y también los de la minería . Hay una serie de elementos que no necesariamente se concatenan como para decir que hay un movimiento fuera de Lima tan homogéneo. Además aunque son más nutridos que en Lima e involucran más compromiso, no termina de ser masivo ni generar un espacio sino que termina siendo uno que pone en jaque por dos o tres días una ciudad y luego se diluye. No creo que fuera de Lima haya un solo movimiento. Lo que sí creo es que no hay posibilidad de conciliar a Lima con el interior porque el tema es muy emocional.

Acorde a las últimas encuestas, el Congreso parece incapaz de levantar su porcentaje de aprobación, ¿por qué a los parlamentarios parece no importarles la desaprobación si esto podría repercutir en los votos que obtengan sus partido en una próxima elección?

El objetivo de un congresista no es ser popular sino promover una agenda. La mayoría de partidos que lleva gente al congreso no son partidos que históricamente tengan una proceso de construcción de ideología y a partir de eso un plan que suma militantes. Normalmente son construcciones en torno a personas. La lógica de un congresista no está tanto en pensar en un proceso de largo plazo sino en cómo acomodar las cosas que le permite generar leyes a favor de ellos. Por otro lado, la inmovilidad de la calle les permite seguir en eso.

Tras el triunfo del libertario Javier Milei en las elecciones de Argentina, varios políticos peruanos, como Patricia Chirinos y Alejandro Cavero, han empezado a imitar su discurso anti casta, ¿observa a alguna figura de la política nacional capaz de capitalizar el descontento de los peruanos con la clase política?

No. Todos van a ser grandes caricaturas. A Milei le reconozco una dosis de autenticidad y eso el electorado lo percibe. Acá no siento que algo así vaya a pasar. Yo tengo la hipótesis que la candidatura de Keiko Fujimori terminó de morir cuando dio el debate frente al penal de mujeres, apareció su hermano Kenji y se abrazaron. En ese momento que Keiko iba subiendo en las encuestas cae de nuevo y pierde las elecciones. Porque la gente vio eso y pensó que era una candidata que no tiene ningún problema en vendernos una telenovela que no es cierta. Con el fenómeno Milei, todos quieren copiarse un estilo que en el Perú no tiene mucho sentido. Además, creen que copiar sus estilo es ser más grosero, pero se distingue muy rápido cuando una actitud es forzada. Jaime Bayly representaba un poco eso del loco pero autentico. El problema es que acá sí tienes el sesgo de pituco y Bayly jamás hubiera sido presidente.

En los últimos meses se ha visto que personajes como Roque Benavides, Carlos Neuhaus y Carlos Añaños han mostrado interés por involucrarse en política, ¿la imagen del presidente empresario puede ser atractiva para el electorado nacional?

El votante no es estático. Esa idea del presidente empresario tenía más correlato hace unos cinco o seis años. Eso creo que es lo que finalmente termina llevando a Pedro Pablo Kuczynski, como persona y partido político, al poder. Pero hoy día estamos ante otros retos. La exigencia para un candidato hoy no pasa por el lado del éxito empresarial sino por alguien con el norte claro con respecto a seguridad, relaciones internacionales, cierta lógica de mano firme y cómo se va a comportar con otros poderes del Estado. Los grandes temas que movilizan son la inseguridad ciudadana y como frenar la recesión.

Se ha visto que en las elecciones de países considerados progresistas, como es el caso de Argentina, ha existido un fuerte cuestionamiento a los derechos humanos, ¿también será un tema central en un país conservador como Perú?

El tema va a pasar más por mostrar a los derechos humanos como el monstruo progresista y que el día que no existan vas a poder salir a trabajar tranquilo, sacar la pistola y matar al ladrón. Si logran generar ese vínculo, estamos muertos a nivel de garantía. Si logran relativizar la defensa de los derechos humanos y ubicarlo como el enemigo a vencer versus seguridad y economía, entonces hay una oportunidad para eso movimientos. Pero si siguen viéndolos como algo de caviares va a ser un discurso con el que alguna gente podrá empatizar pero que no tiene ningún sustento.

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[PIE DERECHO]  Sería hilarante que la izquierda chilena o la regional celebre los resultados del plebiscito de ayer en Chile, que rechazaron la constitución pergeñada por la derecha de ese país.

Todos han perdido. Porque hubo un inmenso voto anti Boric en el “apruebo”, un voto contra la derecha, que perciben como parte de la élite, en el “rechazo”, pero por encima de todo un voto harto de este proceso constituyente de cuatro años que ha sumido a Chile en la incertidumbre y en la parálisis económica.

El estallido del 2019 tuvo como motivaciones el rechazo al sistema de salud pública, de educación estatal, el sistema de pensiones y las inequidades del modelo económico. Todo eso, después de cuatro años, ha empeorado en Chile y se malcreyó que la salida era refundar el país con una nueva Constitución, en lugar de exigirle al gobierno que cumpliera su tarea ejecutiva básica, porque los problemas aludidos se pueden resolver sin necesidad de una nueva Carta Magna.

A la postre, Boric no tendrá que gobernar con la Constitución de Kast y de la derecha, pero va a tener que acabar su gobierno -le restan dos años- con la mal llamada Constitución de Pinochet, la de “los cuatro generales”, como él mismo la calificó (en verdad, es un texto constitucional muy cambiado, sobre todo por el presidente Ricardo Lagos).

El caso chileno es un espejo en el que nos podemos ver, no solo por el fracaso del proceso constituyente y porque, ojalá, acá la izquierda entienda el despropósito de insistir con esa cantaleta, sino porque, sociológicamente, se aprecia en el vecino país, un hartazgo generalizado con toda la clase política y se teme la aparición de candidatos populistas radicales en los comicios que se llevarán a cabo el 2025, algo que algunos tememos pueda ocurrir acá el 2026, dado el conglomerado de razones psicosociales que apuntan a ello.

El resultado de ayer le da un pequeño aire a Boric. Le va a durar una semana. La ciudadanía lo desaprueba mayoritariamente. Tiene un 30% de respaldo duro, que lo mantiene a pesar de su pésimo gobierno o de que cometa eventuales errores políticos graves. Esa es su base, pero con ella, y con la composición parlamentaria que hay en Chile, donde Boric no tiene mayoría, su gobierno no andará. No tiene nada que celebrar.

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Boric, Chile, Plebiscito, Proceso Constituyente

[INFORMES] “Ya es de conocimiento público, el Relleno Sanitario (El Zapallal) ya está clausurado. Lo que falta es que la empresa haga el cierre. Entonces la MML está esperando que haga el plan de cierre para que de una vez pueda quedar todo eso saneado”, mencionó Ivone Tapia, regidora de Alianza para el Progreso sobre el paso a seguir.

Durante todo este proceso, hemos seguido detenidamente el cauce que sigue el proceso judicial entre Innova Ambiental y la Municipalidad de Lima. Y es que la concesionaria no ha dado su brazo a torcer sobre su posible salida y la adenda que se ha visto analizada judicialmente y que se espera para el 2024 ya esté culminado

Consultamos con la regidora sobre este proceso que está llevando a cabo la MML. “Lo que sucede es que todo requiere plazos. Se hizo el cambio de zonificación que ayudó demasiado. Y ha sido la misma población solicitando y haciendo incidencias sobre todo este tema para que pudiéramos llegar a este punto, por un tema del medio ambiente”, manifestó.

La regidora también alegó que los vecinos pudieron tener contacto con ella y con otros regidores para ver todo este tema, y es que el proceso judicial de Innova no va meramente por el tema de la adenda. Desde Sudaca hemos denunciado las graves practicas de gestion que utiliza Innova Ambiental en el Relleno Sanitario “El Zapallal”.

Todo ha sido mediante documentos. Ellos han enviado documentos, no solamente a mí, sino a otros regidores. Yo como siempre respondo los documentos que me envían y citó a las personas para analizar y tomar conocimiento del caso”, mencionó Tapia mientras hace referencia a los trabajos que se tuvieron que hacer frente a esta problemática. “He presentado una incidencia a la sesión del Consejo”, añadió

Participación de Ivone Tapia en el caso del Relleno Sanitario “El Zapallal”

La regidora no considera que la MML sea la única responsable. “Tiene mucho que ver el Ministerio de Ambiente, tiene parte de responsabilidad”, manifestó. Se le hizo la consulta sobre si había conversado con responsables de la entidad, a lo que su respuesta fue negativa debido a que ella se ha encargado más de la parte municipal.

Parte de este problema ha sido (también) de la Municipalidad de Carabayllo. Por otra parte, hay que asegurar que se de la licitación y el otro tema es el terreno que se queda ahí”, manifestó la regidora sobre lo que debe seguir en el proceso.

Relleno Sanitario “El Zapallal” antes del cierre

Tapia hizo una advertencia bastante importante con respecto al Relleno Sanitario “El Zapallal” y su posible futuro. “Hay que tener mucho cuidado porque se ha hablado mucho de gente interesada en invadir, el tráfico de tierras. Entonces ahora hay que tener demasiado cuidado con ello”, mencionó.

Con la regidora también se reflexionó sobre el tema de la participación de recicladores y personas que denunciaron que no era posible el cierre del Relleno Sanitario. Y es que se tomó en cuenta que hubo partes que estuvieron en contra de las medidas de la MML. “A mi nunca, los recicladores, me mandaron ningún documento. Si he escuchado de esto, bueno cualquiera vela por sus propios intereses. Pero más allá, no he tenido ninguna comunicación con ellos”, manifestó la regidora mientras se hace referencia a que Parlamento 10 estuvo en constante comunicación con ella mediante documentos oficiales.

Acceso al Relleno Sanitario “El Zapallal”

Culminamos nuestra conversación con la regidora viendo algunos detalles del trabajo público en favor de la población. “El tema es que los procedimientos del Estado, de la gestión pública, son demasiados engorrosos. Entonces, cuando se trata de un procedimiento que hay que acelerar pasa este tipo de cosas, el factor tiempo. A parte la MML debería estar acelerando esto (el tema de la licitación)”, manifestó la regidora.

No es posible que la gestión anterior haya dado adendas, adendas y adendas cuando sabía que los contratos estaban vencidos. No ha cumplido con algunos procedimientos”, hace referencia Tapia sobre el proceso que se ha estado siguiendo y que ha tenido como consecuencia la permanencia de Innova Ambiental en la MML. Sobre todo, cómo este procedimiento ha podido alargar un problema que tiene más de 20 años en el despacho municipal y que recién ahora se está tomando cartas en el asunto.

Finalmente Ivone Tapia hace referencia a su labor en toda esta problemática. “Desde mi posición he podido señalar y exponer las malas prácticas de la gestión anterior y también los procesos actuales que se deben de pasar para poder tomar decisiones frente a ello”, sentencia la regidora esperando que para el siguiente año se tenga un panorama más claro sobre el futuro de Innova Ambiental.

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[MIGRANTE DE PASO] Regresé después de dos años y medio. Después de la pandemia pasé del encierro que nos impusieron por la cuarentena a mudarme a otro país: sin nadie conocido, comida nueva y climas más potentes. Buenos Aires fue mi techo todo este tiempo y ahora vuelvo a Lima, donde crecí y está toda la gente que quiero. Me parece poco acertada la palabra “regresar”; en una crónica sobre Messi de la Revista Orsai, hablan de los migrantes con la valija sin desarmar. Yo fui uno de ellos. Jamás cambié mi forma de hablar para encajar, ni agaché la cabeza porque crean que mi nacionalidad es menos, si tenía la oportunidad de demostrar mi peruanidad lo hacía casi como instinto.

Efectivamente mis maletas siempre estuvieron a la vista en el monoambiente donde pasé la mayor parte de mi temporada argentina. Hablaba seguido con mi familia y amigos. Y ahora que he vuelto siento que nunca me fui. Existía una resistencia perpetua en dejar mi nacionalidad atrás. No era un peruano que buscaba ser argentino. Era un peruano en otro país. Lo que comenzó como una aventura académica terminó siendo una travesía prolongada de autoconocimiento. Le debo mi solidez a Buenos Aires, que se ganó mi cariño y amor. En fin, ya lo volveré a visitar y afirmaré, orgulloso, yo viví acá.

Cuando le entregué la llave, que parecía de hace un siglo, típico de los barrios viejos de la ciudad, al arrendador, regué mis plantas una vez más y  salí, con mis tres maletas, sin mirar atrás. Preferí despedirme así del lugar que vio triunfos, fracasos, penas y alegrías mías por tanto tiempo. En el taxi le di un último vistazo a la ciudad y sonreía sin razón aparente, supongo que es un buen indicio. En migraciones utilicé por última vez mi dni de residente argentino y en el avión mi mente ya estaba tentada por llegar a mi caótica y querida ciudad. El lomo saltado, chicharrón, inka kola, limonada con limón de verdad, mis perros y el mar.

Después de las cuatro horas y media de vuelo y un paso migratorio ágil respiré por primera vez la contaminación de mi ciudad. No creo que sea algo bueno, pero llenó mis pulmones de nostalgia infantil. Luego de pasar por la inmanejable Faucett llegamos a la bajada de la Costa Verde. Neblina y brisa marina: “Ahora sí me siento en casa”. Saqué una mano por la ventana y jugaba con el impacto del aire por la velocidad. Hacía lo mismo de chico. Me relaja. Estaba pendiente de que en pocos días cumplía 30 años, pero esta última semana en Lima me regresó el ímpetu de juventud, sólo es un número y el pico de la juventud es la muerte. Me calmo con esa forma de pensar.

Ya en Barranco, los árboles y calles viejas, me hicieron regresionar hacia mis exploraciones infantiles por el distrito en bicicleta y a cuando jugaba pichangas en la calle. Unas cuantas ventanas fueron nuestras víctimas. Quipu, mi peludo siberiano, me esperaba en la puerta cuando llegaba del colegio y ahora fue igual. Casi con 16 años y con su acompañante de 55 kilos, Maui. Directo a la cocina donde me esperaba un pollo a la brasa, no podía comer por mi risa de bienestar. Extrañaba demasiado mi casa y la comida. Dormí como no lo había hecho en dos años y me desperté del mejor humor posible. Esta vez, un chicharrón de El Chinito fue mi premio matutino.

Al día siguiente fue mi cumpleaños e hice una pequeña reunión para tomar unas cervezas y conversar. Hace dos años no estaba acompañado durante mi santo. Nos reunimos los de siempre, con los que te sacas la espina, con quienes te mueres de risa, con quienes nos hemos peleado en la calle y los mismos. Son como familia. Espero que todos puedan tener un círculo de amistad similar, porque aprendí, en momentos de soledad de migrante, que alguien sin amigos es realmente peligroso. Cerveza, porros e incontables risas, de las genuinas, de las que contagian. En la misma sala que fue cuarto de juegos, taller de pintura de mi hermano, luego, mi cuarto. Hablaría de los que es cumplir 30, pero la verdad que no sé qué decir, sólo es un dígito distinto y aún no siento ninguna pegada. De hecho, siento que tengo 25.

Dos días después, partidito de fútbol 7, no jugaba desde antes de la pandemia. Es mágico lo que un parido con amigos puede hacer. Te olvidas de todo, sólo existe la pelota y tu equipo. Por dos horas sólo eso componía mi realidad. Estaba bastante oxidado, pero aun así me sorprendí. Pensé que iba a estar, pero marqué goles y planeo no abandonar las canchas de nuevo por tanto tiempo. Así que tranquilos, para los que bordean los 30, nos quedan por lo menos 50 años de vida. Bajo esa percepción somos bastante jóvenes, no hemos conocido ni la mitad de nuestras vidas.

Es muy fácil escribir sobre las injusticias de poder que están sucediendo en demasiados lugares del mundo, y en el Perú también. Intenté unas cuantas veces hacer un párrafo al respecto, pero no logré encontrarlo de mi gusto. Resulta que el panorama mundial me ha dejado sin bando. No sé si soy de izquierda, centro, derecha, arriba o abajo. Me parecen ridículas las doctrinas políticas. Por ahora prefiero recibir más información y después poder hablar al respecto. Al regresar me di cuenta de algo. Sólo es necesario encontrar lo tuyo, aferrarte a ello con todas tus fuerzas y no hacerle daño a nadie. Creo que es la manera correcta para no apresurarte con el rabo entre las patas a determinar qué está bien y qué está mal. O creen ser dioses o sólo se agrupan al montón. Ojo, que el montón está dividido también. Serían montones. Por ahora no me importa, quiero acomodarme en mi país, ahora que estoy de vuelta, estar bien yo. De esa manera, podré ayudar a quienes sienta que debo hacerlo. El poder por el poder se está saliendo de las manos en las cúspides peruanas y, francamente, es absurdo.

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[PIE DERECHO] Es cuestión de tiempo para que la ciudadanía, harta de los estropicios de nuestra clase política, tanto del Ejecutivo como del Congreso, asfixiada por la crisis económica, sofocada por la incontrolable inseguridad ciudadana, testigo del colapso moral de las principales instituciones, horrorizada por la corrupción rampante en prácticamente todas las entidades estatales, rompa su inercia y decida salir a protestar.

Ya lo ha hecho antes, cuando ciertos hechos detonaron su indignación. Los casos más recientes fueron las protestas de diciembre y enero últimos, la marcha espontánea por la imposición de un toque de queda absurdo, la reacción por la asunción de mando del inefable Manuel Merino, solo para citar las últimas acontecidas.

En el Perú no hay costumbre de movilizaciones. No hay antecedentes de que dos millones de personas salgan a las calles a protestar como ocurrió el 2019 en Chile o como sucede permanentemente en Argentina. Dentro de las muchas explicaciones que se enarbolan para ello, la más potable es la de la informalidad, que de por sí genera inactivismo y desaprensión de la política, pero, además, en términos prácticos, dificulta que la gente dedique horas a la protesta cuando apenas le alcanza al tiempo para cubrir una jornada laboral infrahumana.

Pero la coalición tácita del Ejecutivo y el Congreso está llenando el vaso de la indignación con sus estropicios democráticos (felizmente, una maniobra de Alianza para el Progreso impidió que se cometiera el legicidio de destituir a los integrantes de la Junta Nacional de Justicia). La semana que culmina, se destruyó la reforma política, se continuó desbaratando la mejor reforma de la las últimas décadas, la universitaria, se favoreció a las mafias al acotar el mecanismo de la colaboración eficaz, se atendió intereses delictivos, como los de los explotadores ilegales de los bosques, y todo ello con el silencio cómplice de un Ejecutivo rehén de la coalición gobernante en el Legislativo.

Hacemos votos para que la ebullición lenta del malestar que este trasiego inmoral de la clase política peruana genera, lleve pronto a las calles a manifestarse y eso conduzca a lo que desde un comienzo debió ser la salida más inteligente de la crisis política: el adelanto de las elecciones. La paciencia tiene límites que hace tiempo han sido desbordados por la desvergüenza de los principales poderes del Estado.

La del estribo: dos lecturas reconfortantes de la última sesión del Club del Libro de Alonso Cueto (mi mejor decisión del año inscribirme en él). Dos cuentos de Jorge Luis Borges, El milagro secreto y La forma de la espada. El teatro, el cine, la ópera y la literatura han hecho más llevaderos estos tiempos horribles que nos ha tocado vivir en los ámbitos político, social y económico.

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Adelanto de elecciones, corrupción, Crisis política, Protestas Ciudadanas
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