[INFORME] Este año, Aniceto Argüelles reconoció su intento de sobornar a una jueza para que favorezca sus intereses. Sudaca pudo conocer los detalles detrás de su ilícito accionar.

Aunque Industrias Argüelles y su fundador intentaron mediante todas las estrategias posibles ocultar el capítulo más polémico de sus historia para poder seguir participando de millonarias licitaciones públicas, ese reprochable accionar del pasado los sigue persiguiendo y los casos en los que se vieron involucrados siguen en desarrollo.

Sudaca pudo revisar los detalles que figuran en el historial de este caso que, sorprendentemente, sigue esperando que se realice la acusación pese a que la investigación preparatoria culminó en el mes de marzo del presente año y hasta la fecha esto no ha ocurrido.

LA HISTORIA DEL SOBORNO

Para entender este caso es necesario regresar a un hecho que ocurrió aproximadamente diez años atrás cuando Abel Cruz Mosquera Ortiz, quien se desempeñaba como presidente de la Comunidad Campesina de Quipán, recibió una grave acusación por la venta fraudulenta de diez mil hectáreas de terrenos comunales a la empresa de Aniceto Elvis Argüelles Loayza.

En esta venta, que claramente no se había concretado haciendo uso de los procedimientos lícitos, se hizo uso de un acta de asamblea comunal falsificada y fue por ello que Abel Cruz Mosquera Ortiz vio su nombre en una denuncia penal ante el Juzgado Mixto de Canta por la jueza Roxana Becerra.

Al encontrarse ante esta situación, Aniceto Argüelles Loayza intentó ayudar a Mosquera Ortiz en el problema que lo involucraba. Sin embargo, esta ayuda tampoco iría por el camino de lo legal sino que intentaría, como el propio Argüelles confeso, sobornar a la jueza Roxana Becerra para obtener una sentencia favorable.

Los sobornos se terminarían realizando mediante la compra de terrenos que le pertenecían a Becerra a cambio de cifras que estaban muy por encima del precio del mercado y, como se señaló en la sentencia a Argüelles, estas operaciones incluyeron a varias personas que actuaron como testaferros.

LA RUTA DEL DINERO DE ARGÜELLES

El testimonio del propio Aniceto Elvis Argüelles Loayza detalla que la estrategia para sobornar a la jueza involucraba la compra de terrenos que le pertenecían a Becerra y su familia. Por supuesto, estas compras también incluían pagos que evidenciaban un caso de precios muy inflados.

Una de estas compras ocurre en noviembre del año 2019. En aquella oportunidad, Becerra le vente a un familiar de Argüelles acciones y derechos de un terreno ubicado en Canta por el monto de S/ 533,703.09, una cantidad de dinero que la Fiscalía terminaría catalogando como “muy superior al valor real”.

Pero esta no sería la única operación que involucra a Argüelles y su entorno con la jueza Becerra. También durante el mes de noviembre del 2019, Silvio Muñoz Villanueva, quien es considerado en este caso como un operador de Aniceto Argüelles, adquiere una propiedad que también se ubicaba en Canta y le pertenecía al entorno de la jueza.

Estas situaciones fueron descubiertas durante un cuidadoso operativo realizado por la División de Investigación de Delitos de Alta Complejidad (DIVIAC) a lo largo de varios meses. En él se descubrió que a finales de abril del 2019 se registró una reunión que tuvo lugar en un restaurante de San Martín de Porres entre la jueza Becerra, una persona cercana a ella identificada como Ricardo Quispe Medrano, Aniceto Argüelles y su operador Silvio Muñoz.

Mientras que, durante julio del mismo año, se llevaron a cabo nuevos encuentros en el mismo restaurante de San Martín de Porres y en otro local ubicado en el Centro de Lima. En esta oportunidad, las reuniones no involucraban directamente a Aniceto Argüelles pero sí a quien fue señalado como su operador, Silvio Muñoz, a la jueza Becerra y a Quispe Medrano.

A ello se le han sumado llamadas a las que tuvieron acceso las autoridades y ponen al descubierto los vínculos entre Becerra y el entorno de Argüelles. Sin embargo, pese a lo contundente de estas pruebas, hasta la fecha no se ha procedido con la acusación correspondiente.

 

[OPINIÓN] Hubo un tiempo en que INDECOPI se presentaba como el caballero de armadura brillante que rescataría al indefenso consumidor del dragón empresarial. Hoy, ese caballero cambió el caballo por una calculadora y el un POS. Ya no protege: factura. Y lo hace con el entusiasmo de quien ha encontrado en la multa el nuevo petróleo nacional.

El caso de la comunicadora Luz Amelia Cárdenas es un ejemplo digno de estudio: pierde más de diez mil dólares por un hackeo bancario, la entidad financiera se hace la distraída… y ¿qué hace INDECOPI? Multa a la caja municipal, posa para la foto y se va a almorzar. La afectada, en cambio, sigue esperando que alguien le devuelva su dinero. Moral de la historia: INDECOPI sí cobra, pero no resarce ni obliga a resarcir.

Lo mismo sucede con aerolíneas, colegios y farmacias. ¿Los usuarios reciben compensación? Ni un sol. ¿INDECOPI cobra? Siempre. El escándalo no es solo lo que hace, sino lo que no hace: sanciona sin reparar, acusa sin resolver, presume de cifras pero es incapaz de devolverle al ciudadano lo que perdió.

Y no hablamos de un ente “excesivamente estricto”. No. Esto es otra categoría: la del cobrador del peaje de la moral pública, que cobra por adelantado y nunca entrega el servicio. Se ha judicializado su comportamiento y los tribunales ya le han bajado el dedo varias veces: por violar el debido proceso, por excederse en sus funciones, por inventarse criterios tan creativos como ilógicos. Porque cuando un organismo se convierte en juez, parte, policía, recaudador y vocero político a la vez… ya no regula: amenaza.

Es momento de recordar lo obvio: INDECOPI no fue creado para llenar las arcas del Tesoro ni para castigar al que genera empleo. Su tarea original era proteger al ciudadano, no usarlo como excusa contable.

Hoy, el consumidor no es el centro: es el pretexto. Y el sector productivo no es supervisado: es intimidado.

Si el gobierno habla en serio de reactivación económica, tendrá que empezar por algo simple pero urgente: devolverle a INDECOPI su brújula institucional. Porque un país donde el regulador vive de la multa… es un país donde la justicia se volvió negocio.

 

[Música Maestro] TIEMPOS DIFÍCILES: Increíblemente, nuestro país y su capital están actualmente gobernados por personajes que serían incapaces de ganar una elección por sí mismos. Un congresista del montón, un accesitario, y un teniente alcalde cuyo único talento es lanzar alabanzas a quien renunció sin haber hecho nada de lo que prometió. La marcha del fin de semana, a pesar del estado de emergencia impuesto para sabotearla, es porque nadie los quiere. A seguir peleando en las calles para acabar con estos tiempos difíciles.

Conozco un vagabundo del espacio…

¿Comenzar una reseña obituaria de uno de mis ídolos del rock con un verso de Silvio? Puede parecer absurdo pero tiene relación directa con su personaje en Kiss, Spaceman (El Hombre Espacial) o «Space Ace», nombre secundario que hacía rima consonante -como Silvio, ¿otra vez?- con el alias que cargaba consigo desde la secundaria (Ace o «as» en castellano), creación de sus compañeros de clase para resaltar su talento para conquistar chicas.

Ese apodo, que también sirve como sinónimo de sus habilidades como guitarrista, fue conservado por Frehley en el grupo neoyorquino para no confundirse con su tocayo Paul Stanley, pues su nombre de pila era Paul Daniel Frehley. Ambos formaron la poderosa línea frontal de guitarras en Kiss, configurando electrizantes riffs de puro hard-rock, a veces intercambiando solos, a veces haciendo armonías en diferentes escalas, en estilo «twin-guitars» o guitarras gemelas, que aprendieron de bandas como Lynyrd Skynyrd o Thin Lizzy. Pero, como todo fan de Kiss sabe, la principal función de Ace Frehley en la banda más caliente del mundo fue siempre la primera guitarra.

En mi niñez, Kiss fue uno de los primeros contactos que tuve con el hard-rock setentero pero, como ocurrió con millones de niños y adolescentes alrededor del mundo occidental, fueron sus alucinantes máscaras, extraterrestres trajes y magnéticos movimientos -que veíamos fascinados en los videoclips de I was made for loving you y Sure know something (LP Dynasty, 1979)- los que capturaron mi atención. Y la fantasmagórica presencia escénica de Ace, con esa capa plateada, esa identidad difícil de adivinar (¿qué era? ¿un ángel, un zombie?) y esa guitarra saturada de luces era simplemente genial.

Lamentablemente, tanto Frehley como Stanley, Simmons y, probablemente, Criss también, apoyan al gobierno de Donald Trump, tanto así que el cómplice de Netanyahu los anunció, hace dos meses, entre los galardonados de la edición 2025 del Kennedy Center Honors, un premio que el gobierno norteamericano otorga desde 1978 a destacados artistas del cine, la televisión, el arte y la música. Frehley, extraordinario músico como sus compañeros, no era perfecto.

Ace: El George Harrison de Kiss

Mientras que Paul Stanley (Starchild) inspiraba sensualidad, Peter Criss (Catman) alegría y Gene Simmons (Demon) temor, Ace Frehley (Spaceman) era puro misterio, una volatilidad casi inexpresiva y enigmática. Más que en sus movimientos -menos articulados, menos histriónicos, algo desgarbados- su poder estaba en su sonido, arrancándole creativos y veloces fraseos a sus Gibson Les Paul, esas guitarras eléctricas que aprendió a tocar de manera autodidacta –“soy una anomalía”, decía de sí mismo, “jamás tomé lecciones y soy uno de los guitarristas más famosos del mundo”-, emocionantes solos que cerraba con fogonazos artificiales, humo y luces en cada concierto.

Stanley y Simmons fueron, desde el día uno, los líderes absolutos de Kiss. Ambos controlaban tanto los aspectos musicales, de imagen, publicidad y administración del grupo. Lo que no podían sujetar era el espíritu libre y rebelde de Frehley, quien se les escapaba todo el tiempo para dar rienda suelta a sus incontenibles y peligrosos hábitos de rockstar, que colisionaban con la vida abstemia de ambos. Mientras que él y Criss salían de juerga, Stanley y Simmons preferían enfocarse en asunto más serios.

Estas diferencias en sus estilos de vida generaron más de una tensión al interior del grupo, en sus épocas de mayor éxito. En su autobiografía No regrets: A rock ‘n’ roll memoir (Simon & Schuster ediciones, 2011), Ace se refiere a dos facciones, «los negociantes» -Gene y Paul- y «los fiesteros» -él y Peter- y, de hecho, fueron los innumerables problemas que tuvieron los dos últimos con el exagerado consumo de alcohol y drogas los que aceleraron sus salidas de Kiss, en 1979 y 1982, respectivamente.

Ace Frehley no logró colocar mucho material propio a la discografía clásica de Kiss, precisamente por el control férreo que ejercía el dúo Simmons/Stanley, autores del 90% de los once álbumes que grabaron durante su primera década. Pero, cada vez que lo hizo, sus canciones se convirtieron en absolutos éxitos del cuarteto: Cold gin (Kiss, 1974), Parasite (Hotter than hell, 1974), Shock me (Love gun, 1977, que Ace escribió tras casi electrocutarse en una presentación), Hard times (Dynasty, 1979) y Two sides of the coin (Unmasked, 1980), son casi todas las canciones que firmó Spaceman. Y coescribió junto a Stanley otros dos clasicazos, Comin’ home (Hotter tan hell, 1974) y Rock bottom (Dressed to kill, 1976).

Como Harrison en los Beatles, Ace Frehley era percibido como el más callado, atrayendo simpatías por su perfil bajo en la estructura orgánica de seguidores del grupo. Y, como Harrison, sus dotes como compositor fueron floreciendo con el paso del tiempo. En 1978, cuando la banda decidió grabar cuatro álbumes individuales con música de cada uno de sus integrantes, el suyo fue el más vendido, con temas de su autoría como Rip it out, Snow blind o el instrumental Fractured mirror. Además, en ese LP figura el cover de una canción de Hello, banda setentera de glam-rock de nula recordación, New York groove, que se convirtió en su tema más representativo.

El cometa Frehley: Más allá de Kiss

Cuando salió de Kiss, dejó atrás una millonaria fuente de ingresos, pues la banda estaba en el pico más alto de su popularidad y era una máquina de vender cosas. «De un momento a otro, teníamos a niños en nuestros conciertos con muñecos, juguetes y mochilas de Kiss. No quería seguir con eso» dijo alguna vez. Entre 1982 y 1996, Kiss reemplazó a Ace con tres guitarristas: Vinnie Vincent (1982-1984), Mark St. John (1984) y Bruce Kulick (1984-1996).

«De los cuatro, fui el que más éxito tuvo como solista». Más allá de que pareciera una frase con cierto afán de revancha, es la pura verdad. Paul Stanley y Gene Simmons han seguido incrementando sus fortunas al frente de Kiss de todas las formas posibles -con pinturas, sin pinturas, conciertos sinfónicos, documentales, giras mundiales y demás-, pero sus producciones en solitario, tres en cada caso, no han tenido mayor repercusión en el submundo del hard-rock durante las siguientes décadas tras su salida de

Por su parte, Frehley ha lanzado un total de diez álbumes, dos de ellos bajo el membrete Frehley’s Comet –Frehley’s Comet (1987, que incluye uno de sus títulos emblemáticos, Rock soldiers) y Second sighting (1988). Y siempre con muy buenos resultados. En el medio, su agitada agenda de conciertos y grabaciones, a veces interrumpida por las rehabilitaciones, lo llevó a trabajar con integrantes de bandas importantes del hard-rock y heavy metal como Skid Row, Pearl Jam, Pantera, Poison, entre otros. Do ya, composición de Jeff Lynne que grabó primero con The Move (1971) y luego con Electric Light Orchestra (1976) se convirtió en uno de los mayores éxitos de su cuarto LP Trouble walking (1989).

En el periodo comprendido entre 1995 y 2002, Ace Frehley suspendió su trayectoria personal para regresar a Kiss, luego de superar diversas controversias con sus eternos amigos y rivales, Paul y Gene. Junto con su compadre de juergas Peter Criss, Frehley se reunió con ellos para un colosal retorno en el concierto acústico que hicieron el 9 de agosto de 1995 para la cadena MTV, tocando un set de cuatro canciones, un acontecimiento para el rock and roll, la única vez que los cuatro tocaron juntos sin máscaras ni trajes -sin considerar las apariciones privadas que hicieron en varias convenciones para fans.

En ese show destacó el cover que hiciera Kiss de 2,000 man, incluído originalmente en Dynasty (1979) y cantado por Ace. La letra de este clásico de los Rolling Stones, de su sexto larga duración Their satanic majesties request (1967), parece describir al Spaceman de la cabeza a los pies.

La histórica tocada, que fue vista por millones de televidentes en el mundo entero, salió al mercado como CD en 1996 y rompió récords de ventas. Dos años después, aparecería Psycho circus (1998) con la formación original, aunque después se supo que Frehley solo tocó realmente en una canción, aunque sí estuvo en la gira promocional. Sería la última vez de Ace Frehley usando el atuendo y maquillaje de Spaceman. Desde el año 2002, el guitarrista Tommy Thayer cumple esa función en Kiss y lo hace muy bien, aunque los fans más acérrimos del grupo no terminan de aceptarlo.

Ace Frehley en el siglo XXI

Una vez recuperada su libertad, Ace Frehley retomó su camino solista, con sólidos álbumes de guitarrero hard-rock como Anomaly (2009), Space invader (2014) o las dos selecciones de covers Origins Vol. 1 (2016) y Origins Vol. 2 (2020), tocando temas de bandas de rock clásico de los sesenta y setenta como Led Zeppelin, Humble Pie, The Kinks, Steppenwolf, entre otros. Su última producción discográfica se llamó 10,000 volts, apareció en el 2024 y fue uno de los lanzamientos más celebrados por la crítica especializada en su género musical.

De esa discografía podemos destacar la versión de Fire and water, tema de Free del año 1970 en que se reúne con Paul Stanley, una emotiva muestra de la amistad y camaradería que los unió siempre, a pesar de las diferencias, algunas de las cuáles fueron muy fuertes y dolorosas. Años atrás, Frehley grabó para su álbum Trouble walking (1989), una canción que Stanley había escrito un año antes para Bonnie Tyler, titulado Hide your heart y que Kiss también grabaría ese año en su celebrado disco Hot in the shade.

Además de grabar covers, Ace Frehley tenía la costumbre de incluir una composición instrumental en cada uno de sus discos. Así, tenemos Fractured too (Frehley’s Comet, 1987), Fractured III (Trouble walking, 1989), Fractured quantum (Anomaly, 2009), con títulos que hacen referencia al mencionado Fractured mirror de 1978. Pero también escribió The acorn is spinning (Second sighting, 1988) y Stratosphere (10,000 volts, 2024), todos de alta calidad.

Ace y su amistad con Eddie Trunk

Muchas estrellas de la música, especialmente del mundo del hard-rock y el heavy metal, reaccionaron a la noticia de la muerte de Ace Frehley en sus redes sociales. También muchas personas anónimas, dentro y fuera de la industria musical, publicaron canciones, carátulas de Kiss y fotos del icónico personaje en señal de admiración, sorpresa y pena por su desaparición física.

En medio de esa ola de mensajes que, más allá de que sean genuinas demostraciones de afecto o simples posteos hechos para no quedar fuera de la tendencia, el conocido disc-jockey norteamericano Eddie Trunk fue quien ofreció los homenajes más profundos, emotivos y amplios al guitarrista, con quien mantenía una amistad de más de cuatro décadas.

Trunk (61), recordado conductor del programa de entrevistas That Metal Show que transmitió el canal de cable VH1 Classic entre 2008 y 2015, viene realizando desde el día siguiente de la muerte de Frehley extensos tributos en su podcast Trunk Nation con invitados especiales hablando de él, poniendo sus canciones y contando anécdotas de la relación íntimamente familiar que desarrolló con él desde que lo conoció cuando era un joven aprendiz de productor en el recordado sello discográfico Megaforce Records, en que le encargaron trabajar con Ace y sus proyectos como Frehley’s Comet.

En sus publicaciones en Twitter (ahora X), Eddie Trunk no puede contener la emoción frente al fallecimiento de una persona que, además de haber sido uno de sus artistas favoritos desde la niñez y adolescencia -quienes seguimos That Metal Show sabemos que es un fan obsesionado de Kiss y extremadamente crítico de la visión monetaria de Gene Simmons y Paul Stanley-, se convirtió en su mejor amigo e incluso dejó grabados varios programas dedicados a Ace para asistir a sus servicios funerales.

En este video, se ve a Ace Frehley tocando algunas canciones de Kiss -Got to choose, Parasite- en la fiesta que organizó Eddie Trunk para celebrar sus 30 años en la industria musical, acompañado del baterista Peter Criss, los integrantes de Anthrax Frank Bello y Scott Ian, entre otros músicos famosos.

Su muerte, ocurrida el 16 de septiembre, generó reacciones no solo en el inmenso universo de fans del grupo -The Kiss Army- sino también en la comunidad de guitarristas de hard-rock y heavy metal que reconocen a Ace Frehley como una de sus principales inspiraciones para dedicarse al instrumento. Desde relampagueantes shredders como Steve Vai y John 5 hasta  Tom Morello (Rage Against The Machine) y Mike McCready (Pearl Jam), todos lamentaron la triste y, hasta cierto punto, inesperada noticia.

Por otra parte, sus compañeros de Kiss, con quienes compartió fama y fortuna entre 1972 y 1982 se manifestaron al instante. «Estamos devastados» comentaron Paul Stanley y Gene Simmons, tanto en las cuentas oficiales del grupo como en sus redes personales. Peter Criss, su gran amigo y cómplice en aquello de cumplir al pie de la letra con el inmortal coro de su himno rocanrolero Rock and roll all nite (Dressed to kill, 1975), publicó también una emotiva despedida. Ace Frehley, el de las guitarras que lanzaban pirotécnicos -Fernando Rospigliosi lo llamaría «terruco» seguramente- falleció en New Jersey a los 74 años.

[INFORME] La vapuleada imagen del Congreso de la República ha sufrido un nuevo revés tras las escandalosas imágenes de la congresista Lucinda Vásquez. La noche del domingo, el dominical “Cuarto Poder” sacó a luz material gráfico en el cual se observa que la parlamentaria utiliza a uno de sus asesores para que le corte las uñas de los pies en su despacho parlamentario.

No conforme con ello, Vásquez, quien obtuvo su lugar en el hemiciclo de la mano de Perú Libre, también estaría utilizando a los asesores, cuyos salarios salen del erario público, para que realicen tareas ajenas a la labor parlamentaria, como cocinar en la vivienda de la congresista.

EN MANOS DE LA COMISIÓN DE ÉTICA

“Espero que la Comisión de Ética tome todas las medidas del caso para sancionar a esta congresista. Es una humillación para trabajadores del Congreso ser empleados en este tipo de menesteres”, indicó esta mañana Fernando Rospigliosi ante los medios de comunicación al ser consultado por el caso de su colega. El titular de la Mesa Directiva también catalogó como “repudiable” y “digno de muchas críticas” el accionar de la parlamentaria.

Por otro lado, el parlamentario Roberto Sánchez, quien integra junto a Lucinda Vásquez la bancada  formada  por Juntos por el Perú, Voces del Pueblo y el Bloque Magisterial, solicitó que se realice una investigación al respecto para determinar “cuándo y cómo ocurrieron” las situaciones observadas en las imágenes.

No obstante, el congresista catalogó la situación como “indefendible” y, aunque señaló que Vásquez requiere asistencia por un tema relacionado con su salud, indicó que “eso debe mantenerse en el ámbito privado” y no involucrando a quienes trabajan en su despacho debido a que su funciones son otras.

EXTRAÑAS REPERCUSIONES

Otro de los congresistas que se pronunció ante este caso fue Alfredo Azurín, quien pidió que sea sancionada Vásquez por estas acciones. “Tengo vergüenza ajena. Pido disculpas por lo que viene pasando en el Congreso. Tenemos que asumir nuestro perfil como congresistas”, indicó el congresista a Canal N.

Pero el integrante de la bancada de Somos Perú causó sorpresa al pedir que Lucinda Vásquez no sea la única sancionada por la situación que el programa periodístico dio a conocer. El parlamentario Azurín comentó este lunes que los asesores también debían ser sancionados por “permitir que pase eso”.

Con un Congreso cuya aprobación se mantiene en niveles extremadamente bajos, el caso de Lucinda Vásquez ha llevado a que también existas posturas que intentan evitar que las acciones de esta legisladora impacten negativamente en la imagen del Legislativo y todos sus integrantes.

Por ello, mediante sus redes sociales, el congresista Alejandro Muñante señaló que criticar al Congreso por esta situación es “un análisis flojo” y “deliberadamente malintencionado”. El integrante de Renovación Popular también señaló que “la verdadera decadencia” es de la izquierda.

Al ser consultada por el equipo periodístico de “Cuarto Poder” por qué razón obligaba a sus asesores a realizar estas labores, la congresista Vásquez negó la imágnes, dijo no poder contestar y, ante la insistencia del periodista, sólo atinó a responder “¿cómo sabe que los obligo”.

[EL DEDO EN LA LLAGA] El P. Jean Pierre Teullet es recordado porque, siendo aún sacerdote sodálite, tramitó un pedido de investigación contra Luis Fernando Figari —quien fuera Superior General del Sodalicio de Vida Cristiana— ante el Tribunal Eclesiástico Interdiocesano de Lima. Esto ocurrió el 25 de octubre de 2013 y eran cuatro los agraviados que denunciaban haber sufrido diversos abusos, entre ellos abusos sexuales, abusos de poder, acciones contra la integridad física e interceptación ilícita de correspondencia. Esto se dio después de que el pedido de investigación hubiera sido presentado internamente en sendas ocasiones a otros dos superiores generales del Sodalicio —Eduardo Regal (en mayo de 2012) y Alessandro Moroni (en abril de 2013)—, siendo desestimada esta petición por parte de ambos superiores. Teullet tampoco contó con el apoyo y la aprobación de los miembros del Consejo Superior. Se convirtió así en una voz solitaria, y ad intra fue tachado por varios de traidor.

Esto traería consigo consecuencias. El 28 de mayo de 2014 el P. Teullet fue obligado a dejar su cargo como párroco de la Parroquia Nuestra Señora de la Cruz en la diócesis de Chosica, al este de Lima. Habría sido sometido a la disciplina de la obediencia y relegado a otro puesto sin mayor responsabilidad. Y obligado a guardar silencio.

Aún así, poco después de la publicación del libro “Mitad monjes, mitad soldados” de los periodistas Pedro Salinas y Paola Ugaz en octubre de 2015, circuló en redes sociales una carta del P. Teullet fechada el 20 de octubre, dirigida a Fernando Vidal, entonces asistente de comunicaciones del Sodalicio, donde lo encaraba por las falsedades del comunicado oficial del Sodalicio del 19 de octubre, en respuesta al escándalo de abusos revelado por el libro.

El 29 de febrero de 2016 el P. Teullet tomaría posesión de la Parroquia Divino Niño, en el distrito de La Molina (Lima), siendo arzobispo de Lima el cardenal Juan Luis Cipriani. Pero como ocurre con todos aquellos miembros que no bajan la cabeza ante las autoridades sodálites, el P. Teullet terminaría desvinculándose definitivamente de la institución en diciembre de 2018 y pasaría a formar parte del clero secular.

Ciertamente es encomiable lo que hizo el P. Teullet, a quien muchos consideraron un héroe por haber actuado en conciencia, haberse negado a encubrir a Figari y haberse atrevido a enfrentarse a las propias autoridades del Sodalicio por las falsedades que estaban difundiendo. Sin embargo, ya en ese momento había algo de ambigüedad en las acciones del P. Teullet, comenzando porque siempre se negó a colaborar con los periodistas que investigaban al Sodalicio. Me remito a un artículo de su autoría, “¿Qué hay detrás de los abusos sexuales?”, publicado el 19 de marzo de 2014 en InfoVaticana.

Si bien allí Teullet considera el abuso sexual por parte de miembros de la Iglesia como «algo terrible y sin justificación», tratará de minimizar su alcance afirmando que menos del 0.5% de los sacerdotes han cometido este tipo de abusos, cuando los estudios independientes realizados recientemente hablan de una cifra que oscila entre el 4% y el 7%, cifra que está por encima del porcentaje de abusadores en la sociedad civil. Luego señala que no son sólo víctimas quienes han sufrido abuso sexual, sino también los acusados injustamente (de los cuales dice exageradamente que «no son pocos») y la Iglesia como institución.

¿Qué explicación encuentra Teullet para los abusos? Expresa una perogrullada más que evidente para cualquier creyente, pero la que menos razones comprensibles y prácticas da para entender este fenómeno. Dice que es la acción de Satanás, que quiere destruir la Iglesia. Se desvía el foco de la responsabilidad humana —que Teullet no niega— y se le da más peso a una acción sobrenatural maligna, a algo que está fuera de cualquier medida práctica que se pueda aplicar para solucionar el problema. Partiendo de un dato falso —que los abusos sexuales en la Iglesia católica como fenómeno masivo ocurrieron sólo entre los años 60 y 90—, Teullet afirma lo siguiente:

«Nunca en sus dos mil años la Iglesia Católica había sufrido esta aberrante situación; de repente sucedieron durante la historia cosas aisladas fruto de pecados personales, pero una hondonada tan grande de abusos sexuales, jamás. No estamos entonces ante hechos fortuitos. Como segundo argumento quisiera que veamos el dónde han sucedido estos casos: mayoritariamente: en comunidades sanas y florecientes. La Iglesia de Estados Unidos o de Irlanda eran comunidades florecientes; varias comunidades religiosas que han sufrido esto en los años 60, eran comunidades florecientes. Y en los últimos años los casos que hemos ido encontrando curiosamente son de comunidades nuevas o nuevos movimientos religiosos, sanos y buenos en doctrina, fieles a la Iglesia y en pleno crecimiento. Es el caso de los Legionarios de Cristo (en México), de Karadima (en Chile) y algunas otras comunidades más».

Entre esas «otras comunidades más» suponemos que debe hallarse el Sodalicio, cuya legitimidad y supuesto carisma nunca han sido cuestionados por Teullet. Más aún, de lo dicho se llegaría a la conclusión absurda de que la ocurrencia de abusos sexuales en determinadas comunidades católicas sería una señal de que son «comunidades sanas y florecientes», pues la acción de Satanás se centra precisamente en las que son las mejores. Según esto, el P. Teullet habría considerado que los abusos sexuales en el Sodalicio se restringirían a unos cuantos abusadores, entre los cuales destacaba Figari, y que el problema no estaba en la institución, en un sistema de abusos inherente a ella, sino en unas cuantas “manzanas podridas”.

Sus declaraciones del 9 de abril de 2019 ante el congresista Alberto de Belaúnde, presidente de la Comisión Investigadora de Abusos Sexuales contra Menores de Edad en Organizaciones, del Congreso de la República del Perú, son reveladoras. Según Teullet, el Sodalicio fue fundado dos veces, la primera vez en 1971 por varias personas —entre las cuales, además de Figari, se encontraban el abogado Sergio Tapia, de ideología fascista, y el sacerdote marianista Gerald Haby— y la segunda vez por Figari en 1973 con un grupo de escolares adolescentes principalmente del Colegio Santa María (Marianistas), al que Figari denominó la “generación fundacional”. Figari se apropiaría del Sodalicio una vez que Tapia se retiró del proyecto y el P. Haby tuvo que regresar a Estados Unidos. Y ese Sodalicio inicial de 1971 sería para Teullet el auténtico, no el que “secuestró” Figari. Un Sodalicio que en la actualidad, aún habiendo sido suprimido, él seguiría idealizando. Como lo hizo ante Alberto de Belaúnde cuando se le preguntó por los centros de formación en San Bartolo, una localidad costera a unos 50 km al sur de Lima, donde ocurrieron los peores abusos psicológicos y físicos:

«No era una maquinaria hecha para una monstruosidad. Hubo excesos seguramente pero la formación era militar. Tú entrabas para ser soldado de Cristo, hay que ser la élite de la Iglesia, hay que reformarla. Como formador yo nadaba con los chicos, por ejemplo».

Y de Jean Pierre Teullet como formador, hay varios que guardan recuerdos ingratos y no dudan en calificarlo como un abusador. Uno de esos recuerdos es el testimonio de Félix Neyra incluido en el Informe Final de la Comisión De Belaúnde:

«Él [Félix] era el encargado del perro en la comunidad de San Bartolo. En una ocasión se olvidó de limpiar su plato de comida y Jean Pierre Teullet lo obligó a dormir con el plato sucio por dos semanas. “Yo era encargado del perro de la casa. Una vez dejé el plato de comida sucio. Tuve que dormir con el plato sucio por dos semanas al costado de mi almohada”».

Teullet también declaró sobre el caso de Daniel Murguía, quien, cuando aún era sodálite, fue sorprendido el 27 de octubre de 2007 por la policía en en el cuarto de un hotelucho del centro de Lima, junto con un niño de la calle semidesnudo. Murguía residía habitualmente en la comunidad sodálite de Santiago de Chile y se encontraba de paso en Lima, alojado en la comunidad Madre de la Fe (distrito de San Isidro), que estaba temporalmente a cargo de Teullet. Según relata éste, entre las pertenencias de Murguía en la comunidad había una computadora portátil, un USB y la tarjeta de una cámara fotográfica. Antes de entregar estos objetos al superior general Eduardo Regal, quien los había solicitado e iba a pasar por la comunidad a recogerlos, Teullet decidió revisar el contenido de la memoria USB. Según declaró ante la Comisión De Belaúnde, «con lo que hay ahí, que se lo entregué a Regal, efectivamente Murguía probablemente debería ir al paredón. Eran cosas muy, muy complicadas». Teullet tuvo la tentación de sacar una copia, por si acaso, pero finalmente la desechó. «..dije pucha, sabes que era tan escabroso que dije: mira, al final ya está en la cárcel. Sabe Dios lo que pasará», aseguró. ¿Se trataba de fotos que Murguía solamente tomaba o se veía también a Murguía participando de los actos? Teullet confirmó que también se veía a Murguía participando de esas turbias y oscuras acciones.

Fuera de este detalle y de la sensación subjetiva que le causó, hasta el día de hoy Teullet nunca ha descrito con precisión lo que vio en la memoria perteneciente a Murguía, el cual sería finalmente absuelto al no haber pruebas de delito. Las que había, tanto en Lima como en Santiago, fueron convenientemente destruidas por las autoridades sodálites del momento. Y Teullet, no obstante lo declarado ante Alberto de Belaúnde, sigue siendo hasta ahora encubridor del delito. No debería extrañarnos, pues fue él el designado por Figari para visitar regularmente en la cárcel a Murguía y encargarse de que no hable y comprometa al Sodalicio.

El P. Teullet también habría visitado posteriormente a Keiko Fujimori, la lideresa del partido fujimorista Fuerza Popular, cuando estaba en prisión preventiva. Este partido se opuso a la creación de una comisión parlamentaria que investigara exclusivamente el caso Sodalicio, y la comisión que finalmente se creó tenía un espectro más amplio, donde los abusos del Sodalicio eran sólo uno de tres casos a investigar. En el plano ideológico, el conservadurismo ultraderechista del fujimorismo es afín a la doctrina sodálite, por lo cual ad intra de las asociaciones vinculadas al Sodalicio siempre se ha recomendado votar por Keiko Fujimori en las elecciones políticas.

En la Escuela Naranja, una plataforma digital de formación política promovida por el partido Fuerza Popular, hay una entrevista al P. Teullet posteada el 19 de agosto de 2023, sobre el tema del derecho a la vida (entiéndase esto sólo como condena del aborto). Para participar de esta plataforma se requiere estar en sintonía con las ideas y los fines de uno de los partidos más autoritarios, antidemocráticos y corruptos que hay en el Perú.

No mucho tiempo después el P. Teullet colgaría los hábitos. Se casaría con la bióloga María Fe Rizo Patrón Herrera, quien, además de haber sido profesora de matemáticas y ciencias en 2012 en el Colegio Villa Caritas, gestionado por la rama femenina del Sodalicio,  es integrante de Avanzada Católica, un movimiento laico vinculado a Pro Ecclesia Sancta, institución católica peruana que también ha sido acusada de abusos psicológicos por parte de Lucía Zegarra-Ballón, una exmonja arequipeña que fue una de los diez jóvenes que participaron en el documental “Amén. Francisco responde” (2023).

Teullet se ha afincado aún más en la órbita del fujimorismo, uno de los aliados políticos del Sodalicio de Vida Cristiana. A partir de febrero de 2024 lo encontramos como director de Voluntariado Ciudadano, un programa de participación ciudadana creado en el Congreso de la República por iniciativa del partido Fuerza Popular. Los jueves participa en el programa del periodista ultraderechista Diego Acuña, transmitido por YouTube, con la sección “¿Y si pensamos?”. Y ha dictado cursos en la USIL (Universidad San Ignacio de Loyola) y en la Universidad ESAN (Escuela de Negocios para Graduados), esta última afín al fujimorismo.

El discurso conservador de Teullet —que busca promover a través de su Asociación Integrus, activa desde octubre de 2022— es idéntico a lo que se enseñaba doctrinalmente dentro del Sodalicio. Al igual que el pseudoperiodista Alejandro Bermúdez, expulsado del Sodalicio con la firma del Papa Francisco, hace suyo el tema de la batalla cultural, difunde teorías de la conspiración, es anticientífico, homofóbico, intolerante, antidemocrático y esgrime las banderas del lema fascista por excelencia: “Dios, patria y familia”. En conversaciones mantenidas con exsodálites les niega la condición de víctimas a muchos de los que sufrieron abusos no sexuales. Sigue creyendo que el Sodalicio fue una institución inspirada por el Espíritu Santo. Y cree que Pedro Salinas y Paola Ugaz tienen como fin destruir la Iglesia.

Jean Pierre Teullet Márquez, quien alguna vez fue considerado un traidor en el Sodalicio por insistir en denunciar a Figari y por ponerse del lado de las víctimas, por hacer lo correcto, se ha puesto del lado de la institución victimaria y de sus aliados, haciendo propias y difundiendo las mismas ideas que sostenían ese proyecto sectario. Y así ha traicionado a las numerosas víctimas del Sodalicio, que habían confiado en su presunta valentía, la cual resultó siendo sólo un pasajero gesto de oropel.

[MIGRANTE AL PASO] Dormíamos en el mismo cuarto, era grande. Teníamos un televisor, de esos cubos gigantes que pesaban toneladas, y un sofá al frente para nuestras maratones de películas o PlayStation. Es curioso los recuerdos que uno guarda. Pueden ser insignificantes, pero por alguna razón se quedaron tatuados en la mente. A veces uno los recuerda con ternura, otras con unas risas. Pueden ser importantes o no, puede que solo estén ahí. Muchos creen saber por qué la memoria elige ciertas cosas y descarta otras, yo no tengo idea. Yo estoy seguro de haber visto a Papá Noel en su trineo, claramente no paso.

Teníamos un plan de escape. Era simplemente salir por la biblioteca, subir al techo y pasarte a la otra casa sin correr riesgos. Nunca lo hicimos, claro. Pero eso debíamos hacer si se metía alguien peligroso a la casa y nuestros padres no estaban. Nosotros le añadimos una cosa en particular. Como solo había un acceso al segundo piso, nuestro plan incluía poner el pesado televisor al borde de la escalera y tirarlo si alguien subía. Un poco salvajes, ahora que lo pienso. Pero en ese momento nos parecía una estrategia militar. Lo cuento porque tengo ese recuerdo ahí, constantemente, como una vieja escena que mi cabeza repite sin motivo.

También recuerdo cómo envolvíamos el enorme cubo con sábanas y almohadas para amortiguar el sonido que hacía al prenderse y no despertar a nadie. En teoría deberíamos estar durmiendo, pero claro, la teoría nunca funcionó con nosotros. Era como dos imanes chocando: el sueño y la curiosidad. ¿Por qué rondan esos recuerdos? Recuerdos que giran alrededor de un televisor antiguo, pesado, testarudo. Claramente hay más detrás, pero por ahora me aburre entrar en análisis psicoanalíticos. Tampoco manejo el lenguaje, así que mejor lo dejo así.

En ese mismo cuarto, sentados en el sofá, mi padre se animó a jugar PlayStation con nosotros. Era pésimo. Menos en ese momento: era Metal Gear Solid 1, hasta el juego me acuerdo. En ese se defendía, sorprendentemente. Nosotros nos burlábamos y mi hermano comenzó a pasarse un poco. Entre nosotros nos decíamos “no seas bestia” cuando cometíamos un error. En la euforia de estar jugando, mi hermano se lo dijo a mi padre un par de veces. De pronto, mi padre se molestó y levantó solo un poco la voz:

—¿Te gustaría que te diga que eres una bestia, ah?

Nos quedamos mudos y aprendimos la lección. Después seguimos jugando y no pasó nada, como si nada hubiera ocurrido. De hecho, es uno de los pocos recuerdos que tengo de mi padre levantándonos la voz. Lo curioso es que no lo recuerdo con miedo, sino con cierta ternura. A veces pienso cómo no nos mataron… a mí, por lo menos.

Ese cuarto fue cambiando: pasó de ser de mi hermano y mío a ser solo suyo. A mí me mandaron a otro, aunque igual terminaba durmiendo en el sillón del de siempre. Podría decir que casi no usé mi nueva habitación. Salvo cuando jalé como seis cursos y me castigaron. Me quitaron el televisor y en mi cuarto solo había libros. Hasta le pusieron pestillo al cuarto de mi hermano para que no entrara. Yo sentía que estaba preso. Felizmente siempre se apiadaban y no duró mucho mi encarcelamiento. “Como hacían los niños antes”, pensaba. No tenían nada que hacer, y aun así sobrevivían.

Volví a jugar PlayStation con mi padre, esta vez, FIFA; tuve que dejarlo ganar una vez por lo menos, para no repetir la historia. Yo nunca le gané en ajedrez, eso sí. Era imbatible. Despertarme todos los días con Max a mis pies, un enorme pastor alemán que parecía más viejo que todos nosotros juntos. Hasta un fantasma creo que vi en ese cuarto, una silueta blanca que juro haber visto moverse entre los muebles. Mi hermano sacándome a la fuerza de su cama porque la dejaba caliente luego de las siestas postcolegio. Él llegaba de la universidad y se molestaba. Era su cama, su territorio, su ley.

Los “cucuruchos de la muerte”, así llamábamos a nuestro juego, una versión casera que consistía en agarrar a almohadazos a quien fuera el cucurucho en ese momento. No tenía sentido, pero era divertidísimo. La primera vez que vi a mi hermano con un cigarro me puse a llorar como si hubiera descubierto un crimen. Jugar gladiadores con los cojines como escudos. Los mismos amigos que tengo ahora, sentados ahí en versión pequeña, con los mismos gestos, las mismas risas, los mismos gritos. Todo un mundo dentro de un solo cuarto.

Tengo mil anécdotas más. Fue el cuarto donde crecí. Ahí formé gran parte de lo que soy ahora. Los valores que tengo gracias al alarido de mi madre cuando nos vio apuntándole a palomas con nuestras hondas. Nunca más se repitió nada similar. Pero así debe ser el cuarto de todos los niños: un lugar seguro donde puedan jugar, imaginar, pelear y reconciliarse.

Y que los monstruos se los imaginen, y no sea quien duerme en el cuarto de al lado. Al final, los niños son los verdaderos líderes y de quienes dependerá todo. Así que todos merecen un lugar como el que yo tuve: caótico, ruidoso, lleno de errores y pequeñas victorias. Un cuarto con un televisor que pesaba una tonelada y un millón de recuerdos que todavía, de alguna forma, siguen encendidos.

[EL CORAZON DE LAS TINIEBLAS] En 1823, el presidente de los Estados Unidos de América Joe Monroe lanzó la Doctrina Monroe, que contiene la proposición América para los americanos. De esta manera, el joven país, que apuntaba a convertirse en potencia económica en un futuro no tan lejano, les decía a los países europeos que no permitiría más intervenciones suyas en el continente, como las había tenido poco tiempo atrás. Recordemos que la Independencia de los Estados Unidos se declaró en 1776 y que, para entonces, ni siquiera se había librado la batalla de Ayacucho, del 9 de diciembre de 1824.

Sin embargo, la semántica de la proposición América para los americanos pronto se transformó en el señalamiento del “coloso del norte” al resto de América Latina como a su área exclusiva de influencia. De hecho, apenas dos décadas después, tras la gran Guerra mexicano-estadounidense, el aspirante a hegemón se anexó la mitad de México y, en 1898,  invadió Cuba, con la finalidad de colonizarla.

El imperialismo yanqui se había echado a andar pero su narrativa, su conciencia de sí y sus consecuentes acciones se multiplicaron desde que, en 1901,  el presidente Theodore Roosevelt lanzase la política del Big Stick o Gran Garrote, inspirada en una frase africana, “habla siempre suavemente pero con un gran garrote en la mano, así obtendrás grandes cosas”. De esta manera la política norteamericana hacia el resto de la región consistió desde entonces en negociar y velar por los intereses de sus ciudadanos, inversiones y empresas en los países de América Latina, pero bajo la amenaza de una futura invasión en caso no se acepten sus condiciones. Un caso tristemente recordado es la célebre United Fruit Company, que llenó de enclaves bananeros y otras frutas prácticamente a toda Centroamérica con la complicidad de sumisas oligarquías locales que se beneficiaban con los residuos de estas asimétricas relaciones comerciales.

Si por alguna razón las cosas se complicaban, entonces aparecía el Gran Garrote, es decir los Marines, la invasión militar, esto sucedió en países como la ya mencionada Cuba, Nicaragua y Haití. A esto hay que sumarse la intervención norteamericana en la independización de Panamá, con cuya independencia de Colombia contribuye firme y resueltamente hasta obtenerla en 1911. Solo tres años después, en 1914, los norteamericanos inauguran el Canal de Panamá, trasvase fundamental que une los océanos Pacífico y Atlántico, bajo su absoluto control.

Desde esos tiempos, el antimperialismo se convirtió en bandera de lucha para las viejas y nuevas generaciones políticas latinoamericanas. De la primera se destacaron José Martí, José Rodó, José Vasconcelos, Manuel Ugarte, de la segunda los peruanos José Carlos Mariátegui y nítidamente Víctor Raúl Haya de la Torre quien levantó, un siglo después de Bolívar, la bandera de la unión continental para combatir el imperialismo. Entre ambas se sitúa el recordado revolucionario nicaragüense Augusto Sandino.

Lo cierto es que tampoco está vez el sueño de la unidad se hizo realidad, como no pudo concretarse durante el Congreso Anfictiónico de Panamá de 1826, convocado con esa motivación, y con esa utopía, por el propio libertador Simón Bolívar. Las patrias chicas, como nos lo advirtieron, habían calado en la región, tanto como sus oligarquías prestas a utilizar los aparatos represivos de sus estados para mantener posiciones y, al mismo tiempo, defender los intereses de Estados Unidos en tanto que gran beneficiario de las materias primas regionales, dejando muy poco a cambio. El desarrollo no incluía a quienes se encontraban por debajo del Río Bravo.

Desde 1933, Otro Roosevelt, Franklin D. cambió la política del Gran Garrote por la del Buen Vecino, que se extendió hasta finales de la Segunda Guerra Mundial. Esta política se trazó por meta no intervenir militarmente en los países de la región y, durante la Guerra, promover el apoyo a la causa de USA en la gran conflagración, como fue el caso del Perú quien le declaró la guerra al EJE en 1944.

Tras el conflicto bélico, una leve brisa democratizadora refrescó la región pero duró muy poco: los rigores de la Guerra Fría y el triunfo de una revolución socialista en Cuba, el año nuevo de 1959, acabó con los sueños de libertad. Entonces la represión política y la dictadura acallaron los diversos movimientos que querían imitar a los revolucionarios cubanos en diferentes países de la región y América Latina vivió una de sus épocas de peor recordación en material de violación a los Derechos Humanos.

Podría continuar escribiendo sobre las relaciones entre los Estados Unidos y los países situados al sur del Río Bravo pero no hace falta. He dicho lo esencial. Estados Unidos es una potencia, es un hegemón. Eventualmente templará su actuación pero finalmente actuará como tal cuando estime necesario o si un mandatario adulto-mayor, pero que responde absolutamente a las claves ideológicas del siglo XXI, llega al poder, como es el caso de Donald Trump.

A mi no se me da criticar a Estados Unidos o a Donald Trump, porque está dado en la naturaleza de un Imperio serlo y proceder como tal. Seguramente muchos colonos o esclavos del Imperio Romano se quejaban de lo mismo pero no por ello el Imperio cambiaría sus políticas. Pensemos mejor en América Latina y en cómo puede situarse ante el mundo contemporáneo, ante el siglo XXI, y ante el flagrante nuevo Big Stick arancelario -con amenaza de invasión militar incluida- que hoy se yergue contra Brasil y Colombia.

Ignacio Lula da Silva ha convocado a los BRICS para discutir la situación de su país, “castigado por Trump” con 50% de aranceles en todos sus productos. Las economías de los BRICS son las más emergentes del planeta, las que más han crecido los últimos veinte años  y las que más pueden nivelar las economías de los países víctimas del Imperialismo Yanqui del Tercer Milenio. Pero quizá sea llegada la hora de volver a Simón Bolívar cuando planteó la unión de América Latina, que se traduce como la necesidad de asistir en bloque al mundo globalizado.

He evitado hasta ahora definir la naturaleza de este eventual pacto futuro. ¿Alianza política o económica? definitivamente debe comenzar siendo económica, son las economías las que deben integrarse para tener peso en el nivel internacional. Pero también se requiere voz política, influenciar en lo que pasa, poder hablarle directo a Donald Trump o a Xi Jinping, en tanto que bloque geopolítico y económico, que adopta postura y que toma decisiones.

Y también debemos aprender de la fallida experiencia bolivariana. No basta una potencia petrolera con el precio del crudo por las nubes para fabricar una integración duradera. La integración se sostiene sobre bases económicas sólidas, estructurales, y las primeras preguntas para construirla deben indagar por la sinergia comercial y las posibilidades de desarrollo industrial y tecnológico compartido. Cualquier otro intento resultará fatuo y artificial. Entendámoslo,  no es cuestión de derechas e izquierdas, el antimperialismo del siglo XXI debe concordar una postura a favor del desarrollo comercial, tecnológico y económico regional de América Latina.  

En suma, el hegemón del norte no lo será para siempre, Roma duró más de mil años pero al final se cayó. De todas maneras, a falta de un hegemón vendrá otro. La pregunta es si en América Latina estamos en la capacidad de constituirnos en algo más que una pequeña alberca llena de peces pequeñitos que borbotean esperando un destino cíclico e inevitable.

[PIE DERECHO] Keiko Fujimori no debería postular en el 2026. No solo porque no va a ganar —y lo sabe—, a pesar de que el reciente fallo del TC le dará la sensación de un ligero hipo político, sino porque su sola presencia en la contienda le arrebata votos valiosos a cualquier intento de recomposición del espacio de la derecha democrática.

La lideresa de Fuerza Popular se ha convertido en un lastre electoral, en una figura que divide en lugar de sumar, y que mantiene vivo un conflicto que la mayoría de peruanos ya quiere dejar atrás: el del fujimorismo versus el antifujimorismo. Esa grieta, que tanto daño ha hecho al país, vuelve a abrirse cada vez que Keiko asoma.

No es verdad, por lo demás, que el fujimorismo siga siendo hoy una suerte de dique ante la “marea roja”. Hace tiempo perdió ese papel. El voto popular, que alguna vez se sintió identificado con el discurso del orden, la autoridad y la mano dura, se ha desplazado hacia opciones mucho más antisistema, de izquierda o de derecha. Keiko dejó de representar al pueblo cuando su partido se convirtió en una maquinaria parlamentaria, encerrada en Lima, sin capacidad de conexión ni con los jóvenes ni con las provincias.

El fujimorismo, de la mano de Keiko, ha mutado: de movimiento plebeyo pasó a ser un club conservador de las clases altas y de algunos intereses empresariales que lo sostienen más por miedo que por convicción. No hay épica, no hay relato, no hay horizonte. Solo una obstinación personal.

Si Keiko insiste, no solo perderá ella. Condenará a la derecha a un nuevo ciclo de irrelevancia y facilitará el retorno de una izquierda populista que se nutre del resentimiento y del abandono. Si de verdad le interesa el futuro del país y no su revancha personal, debería dar un paso al costado. Por el bien del Perú, y también por el bien de su propio legado político, si algo de él queda.

La del estribo: !Buen teatro en Lima! Vayan a ver «El cuarto de Verónica«, de Ira Levin, dirigida por Rodrigo Falla y las muy buenas actuaciones de Alexandra Graña, Gustavo Mayer, Lilian Schiappa-Pietra y el propio Rodrigo Falla. !Va en el Teatro de Lucía hasta el 17 de noviembre! Entradas en Joinnus.

 

 

[INFORME] En sus primeros días, el gobierno de José Jerí recicló a varios exfuncionarios del cuestionado gobierno de Dina Boluarte. Incluso personajes que fueron despedidos de forma vergonzosa han encontrado puestos en los nuevos ministerios.

Este miércoles, el primer gabinete del gobierno de José Jerí se presentó en el Congreso para solicitar el voto de confianza y, aunque algunas de las bancadas que integran el hemiciclo se han mostrado críticas con el Ejecutivo, se terminaron por confirmar los rumores que indicaban que el gabinete liderado por Ernesto Álvarez recibiría el respaldo de los parlamentarios.

Apoyado en una agresiva estrategia de comunicación que muestra a Jerí Oré realizando presencias en diversos operativos, el nuevo inquilino de Palacio de Gobierno ha intentado marcar distancias con Dina Boluarte y mostrar que son una gestión que está trabajando y pendiente de cada detalle.

Sin embargo, pese a que sus ministros llevan pocos días en el cargo, se ha podido evidenciar lo que se podría catalogar como un plan de reciclaje. Sudaca ha detectado numerosas designaciones de asesores y funcionarios que estuvieron durante el cuestionado gobierno de Dina Boluarte y ahora repiten el plato.

LOS CONVOCADOS DEL GOBIERNO

La semana pasada, el presidente Jerí presentó ante los peruanos a los integrantes del primer gabinete de su gobierno. Para el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, el elegido para estar al frente fue Walter Martínez Laura y, como suele ocurrir, en sus primeros días a cargo de este ministerio designó a nuevos funcionarios en el cargo de confianza.

Uno de los primeros en ser elegidos por el nuevo titular de Justicia fue Magno Abraham García Chávarri. En sus primeras horas como ministro, Martínez Laura designó a García Chávarri como en el cargo de confianza de asesor y jefe del gabinete de asesores del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.

Pero esta no sería la primera vez que Magno García está en un cargo de confianza. Durante el gobierno de Dina Boluarte, Magno Abraham García Chávarri fue uno de los funcionarios de confianza de Eduardo Arana cuando este estuvo a cargo del Ministerio de Justicia antes de convertirse en premier.

Otro de estos convocados  por el ministro Walter Martínez para ocupar un puesto como asesor del despacho ministerial fue Óscar Enrique Malca Naranjo, quien también ocupará un lugar en el consejo directivo del Programa Nacional de Bienes Incautados (PRONABI).

Esta designación podría pasar desapercibida de no ser porque los antecedentes más resaltantes de Malca Naranjo no han sido los mejores. En el año 2018, cuando trabajaba como funcionario de confianza para el Gobierno Regional de Ica en el cargo de gerente regional de Planeamiento, Presupuesto y Acondicionamiento Territorial, el nuevo asesor del despacho ministerial fue despedido y recibió duros cuestionamientos por parte del entonces gobernador Fernando Cillóniz.

“Llegan tarde, son inoperantes e indolentes” y “salen con cada explicación ridícula peor que la otra respecto a la demora en la adjudicación” fueron algunos comentarios que realizó Cillóniz en aquella oportunidad a Diario Correo sobre el despido de Malca y otros cinco funcionarios que estaban involucrados  en la ejecución de la doble vía Ica – Salas Guadalupe y una fallida licitación de una obra de asfaltado.

Pero esto no fue lo más grave sobre su paso por el Gobierno Regional de Ica. La Contraloría detectó irregularidades que habrían representad un prejuicio económico de S/. 183,877 que involucraban a Malca Naranjo en contrataciones irregulares de personal directivo. En la nota publicada por Diario Correo se relata que encontró la presunta responsabilidad penal y administrativa de doce funcionarios de aquella época.

EL EJEMPLO DEL PREMIER

El premier Ernesto Álvarez también parece haber recurrido a este plan de reciclaje para elegir a quienes lo acompañarán en esta aventura formando parte del gobierno. El último viernes, el titular de la PCM designó a Marco Alejandro Castro Rossell como asesor de alta dirección del despacho de la Presidencia del Consejo de Ministros.

Pero Castro Rossell no parece ser precisamente un novato en el terreno político. Además de haber declarado que posee acciones de una compañía minera, el nuevo asesor de la PCM ha trabajado como asesor de la congresista María del Carmen Alva Prieto (Acción Popular) y formó parte del gobierno de Boluarte cuando actuó como asesor del Ministerio de Economía y Finanzas.

Incluso el Despacho Presidencial parece haber encontrado en los exfuncionarios del gobierno de Dina Boluarte al personal idóneo para acompañar la gestión de José Jerí. La semana pasada, el despacho del presidente designó como jefe de la oficina general de recursos humanos a Luis Álvaro Solórzano Yabar, quien recientemente se venía desempeñando como director en la Oficina General de Gestión de Recursos Humanos del Ministerio de Transportes y Comunicaciones.

Aunque el gobierno de José Jerí intenta desmarcarse de lo que fue la gestión de Dina Boluarte, esta intención parece condenada a quedar únicamente en palabras si en la búsqueda de obtener resultados distintos recurre a funcionarios que integraron uno de los gobiernos más incapaces de los últimos años.

 

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