Entendiendo de Economía

En las últimas semanas se discute mucho el modelo, pero, ¿todos tenemos claro qué es un modelo? Imagine usted que observa una maqueta de un edificio que se va a construir. Observamos cómo se verá el edificio y sus aspectos generales, pero no vemos las cañerías, los cables de energía eléctrica, etc.

Supongamos ahora que quiere realizar un viaje de Cusco a Apurímac. Tiene un plano para no perderse. Lo que no ve en el modelo son los detalles, como los restaurantes que hay en el camino, ni aquellas partes en los que la pista está en mal estado. Por lo tanto, un modelo es una simplificación de la realidad. ¿Qué pasaría si se construye el edificio, pero se hace mal el cableado?; ¿significa eso que tiene que derrumbar el edificio para hacer una nueva maqueta y construirlo otra vez? No, solo tendrá que arreglar el cableado. Tampoco va a descartar el plano de su viaje porque no aparecen los huecos en la carretera.

Igual pasa con la economía. Nadie duda de que todos los modelos se pueden mejorar. La disyuntiva hoy es la siguiente: ¿derrumbamos toda la economía para construirla otra vez o corregimos lo que está mal? El primer camino es la solución radical que, por ejemplo, se aplicó en Venezuela desde 1998; el segundo es reformar lo que está mal.

Todos los modelos económicos tienen cimientos e implicancias. Los cimientos son dos: la estabilidad monetaria con un Banco Central independiente y que mantenga a raya la inflación y el manejo responsable de las finanzas públicas. Esto último es clave. Manejar los ingresos y gastos del gobierno es igual a cómo usted maneja sus ingresos y gastos. Trata de hacer todo lo posible para que los gastos se ajusten a los ingresos. Los que no lo hacen y gastan mucho por encima de los ingresos y mantienen este comportamiento de manera indefinida entran en problemas. Ser responsable es evitarlos.

Los cimientos son una parte, pues sobre ellos aplicamos el modelo. Si el edificio que queremos construir no tiene buenos cimientos, no tiene sentido hacerlo. Por lo tanto, los cimientos tienen que quedarse al margen de lo que haga después. En las últimas décadas, el gran problema ha sido que se ha intentado aplicar en un contexto de altos niveles de corrupción y baja calidad de gasto del Estado. Sin ninguna duda que eso hay que corregirlo. Esto pasa porque los modelos económicos tienen dos componentes: mercado y Estado.

¿Cuánto dinero se ha desviado en las últimas décadas por corrupción? Tomen el ejemplo de Odebrecht. ¿Cuántas películas hemos visto en las que por ahorrar se usan cables no adecuados y se producen incendios que hacen mucho daño? Perú tiene buenos cimientos. El problema es que no se han reflejado en el bienestar de todos. Y eso hay que corregirlo a través de reformas. Considero que destruir la maqueta o decir que no sirve porque el constructor fue un corrupto o porque no pensó en que sin un buen sistema de cañerías no llegaría agua a todos es un error.

Sin un Estado que cumpla con su función de igualar oportunidades para todos y que coloque a todos en el mismo punto de partida y sin un mercado que privilegie solo a aquellos que tienen contactos con funcionarios, nada funcionará. Si no lo creen, miren en qué se parecen los países con mayor calidad de vida.

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Carlos Parodi, Economía, Entendiendo de Economía

Estamos a pocas semanas de la segunda vuelta. Los candidatos siguen planteando una serie de propuestas. Creemos poco en los políticos porque antes prometieron y luego no cumplieron. ¿Cómo se evalúa una propuesta? ¿Qué necesitamos saber?

En primer lugar, todas las propuestas cuestan. Por lo tanto, la pregunta es cuánto. Algunos podrán decir que no tienen un costo, pues solo implica una reasignación del presupuesto; aun en ese caso, quitar recursos a un objetivo para ponerlos en otro tiene un costo llamado costo de oportunidad. ¿Qué y cuánto estamos dejando de hacer al reducirle los recursos a un sector para colocarlos en otro? A veces olvidamos que nada es gratis.

En segundo lugar, y relacionada con la anterior, ¿de dónde saldrá el dinero? ¿Más impuestos? ¿Más deuda? Algunos dicen que hay que poner un impuesto a la riqueza (sin definir qué es riqueza). ¿Han calculado cuánto se puede recaudar? ¿Alcanza o solo es un deseo? ¿Qué ha pasado en países en los que se ha colocado ese impuesto? ¿Debemos endeudarnos más? No olvidemos que más deuda hoy son más impuestos mañana. Perú puede endeudarse, pero habría que estar seguros de saber cómo gastar ese dinero.

En tercer lugar, ¿se están analizando los efectos colaterales? ¿A quién voy a perjudicar? Bastiat fue un economista francés que vivió entre 1801 y 1850 y escribió un artículo llamado “El cristal roto”. La historia es simple y sirve para analizar varias de las propuestas que estamos escuchando.

Un niño arroja una piedra y rompe un vidrio. Lo que parece ser una desgracia puede, según algunos, servir para reactivar la economía. Algún familiar del niño deberá destinar dinero, para seguir el ejemplo de Bastiat, seis francos, para reponer el vidrio.

Esto creará la demanda por un vidrio nuevo, por lo que algún vidriero tendrá ahora trabajo y recibirá el pago mencionado, a cambio de construir y colocar el vidrio. Con esos seis francos, el vidriero comprará otros bienes; digamos alimentos, con lo que se moverá otro sector de la economía. De acuerdo con Bastiat, esto es lo que se ve.

Sin embargo, lo que no se ve es que esos seis francos han dejado de gastarse en otro objetivo, digamos zapatos, pues se han usado en el vidrio nuevo.

El dinero tiene un costo de oportunidad, pues puede usarse en otra cosa. Lo que no se ve es que se ha dejado de comprar zapatos y, por ende, el productor y el vendedor de zapatos no han recibido el dinero que habrían recibido si es que no se hubiera usado el dinero en reponer el vidrio. El resultado es que dejó de moverse el sector que produce zapatos.

Nótese que en caso no se hubiera roto el vidrio, la economía tendría, además del vidrio, los seis francos invertidos en zapatos. Habría vidrio más zapatos. Al romperse el vidrio, solo tendría un vidrio nuevo.

En cuarto lugar, ¿es viable políticamente la propuesta? ¿Se podrá aplicar con un Congreso fragmentado como el que tendremos? ¿Existe evidencia empírica que sustente que dicha política funciona? En economía, como en la vida, las buenas intenciones no bastan.

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Carlos Parodi, Economista, Entendiendo de Economía
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