LGBTI

Nos encontramos en una crisis democrática, en donde se están vulnerando las principales instituciones y generando un contexto propicio para los autoritarismos y las restricciones de libertades fundamentales. El escenario es grave y debe generar la alerta de toda la ciudadanía, al menos de la que cree en la democracia como sistema político idóneo para vivir en cierta armonía. 

En este contexto la demanda de una Asamblea Constituyente es contraproducente. Y digo esto convencida de que, aunque el país necesita una nueva constitución que responda a las grandes demandas de la población y ponga barreras a las múltiples exclusiones; para la construcción de este nuevo pacto social se necesita una clase política honesta, alejada de la corrupción, comprometida con los valores y principios básicos democráticos y el Estado de derecho. El escenario que tenemos no es ese, sino todo lo contrario. 

Toca a la sociedad civil encontrar salidas a la crisis, a los liderazgos sociales realmente comprometidos con la igualdad y la no discriminación promover articulaciones que contribuyan a dar una respuesta dialogante y de consensos, con mínimos que no pueden transgredirse por afectar la dignidad humana. Difícil tarea.  Aunque es penoso decirlo, por ahora que se vayan todos.

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