A la fecha son más de 65 mil los fallecidos a causa de la pandemia por Covid-19 en el Perú. Sobrellevar la pérdida de un amigo, un compañero del trabajo o un familiar es uno de los mayores retos que podemos enfrentar. Podemos ver la pérdida como parte de la vida, pero al suceder de forma tan repentina o con un virus como el Covid-19, nos embarga la confusión, que puede dar lugar a largos períodos de tristeza y depresión.
Si bien superar la pérdida toma el tiempo de un proceso muy personal, la American Psychological Association (APA), indican que esto puede ayudar a alcanzar un renovado sentido de propósito y dirección en la vida, y recomiendan. Podríamos verlo, también como una forma de sacar fuerza de la flaqueza y ser mejores cada día. Algunas estrategias para poder aceptar y superar la etapa del luto, son:
Hablar al respecto: Conversar sobre la muerte de un ser querido con amigos y colegas permite comprender lo que ha sucedido y recordar desde un mejor lugar emocional a esa persona. Negarse que ocurrió la muerte lleva fácilmente al aislamiento y puede a la vez frustrar a las personas que forman su red de apoyo.
Aceptar los sentimientos: Después de la muerte de una persona cercana, se puede experimentar todo tipo de emociones. Es normal sentir tristeza, rabia, frustración y hasta agotamiento, pero es importante reconocer que estamos atravesando estas emociones y no intentar contenerlas o reprimirlas.
Cuidarse: Parte de nuestra salud mental recae en nuestra salud física y viceversa. Comer bien, hacer ejercicio y descansar, ayudará a superar cada día y a seguir adelante.
Ayude a otras personas: Al sufrir una pérdida, es más de una la persona afectada. Al ayudar a los demás, se logra cierta mejoría, pues compartir anécdotas sobre los difuntos desde una perspectiva positiva puede ayudar a todos a lidiar con la pérdida. Los recuerdos, son una forma de revivir la alegría, aunque nos cueste.
Rememorar y celebrar la vida: Este acto de honra es muy personal. La APA recomienda acciones como hacer un donativo a la entidad benéfica predilecta del difunto, enmarcar fotos de momentos felices que vivieron juntos o plantar un jardín en su memoria.
La idea es rendirle homenaje, recordándolo con alegría, con la tranquilidad de que fuimos felices a su lado y que lo aprendido, nunca se borrará de nosotros, como un legado.