presente

Hace un tiempo escuché a un niño decir: “Yo sé que cuando sea grande voy a ser feliz”. Su mamá le contestó: “Sí, cuando seas grande vas a ser muy feliz”. 

Mientras escuchaba el diálogo entre el niño y su mamá, pensé: “Qué tal seguridad de afirmar, que algo en su futuro -no sé exactamente qué- le iba a traer esa felicidad que anhela.” Incluso que su mamá se lo reafirmara.  Al mismo tiempo, me puse a pensar, si es que ese niño estaba esperando ser “grande” para ser feliz. Y me vino a la mente lo que les pasa a muchas personas, que se la pasan pensando en lo que va a suceder, lo cual les produce ansiedad y se olvidan de vivir el presente.

Frases como: “Cuando termine el colegio, voy a estar tranquilo”; “cuando termine la universidad, voy a sentirme realizado”; “cuando me case, voy a tener estabilidad”; “cuando tenga mi casa, voy a sentirme seguro”, “cuando tenga mi primer hijo o hija, voy a sentirme pleno”, etc.

Lo primero que debemos tomar en cuenta es que, en realidad, no podemos estar 100% seguros que todos esos eventos que nos estamos imaginando, sucederán, y menos, que si suceden van a “darme, generarme o proveerme”, de esa experiencia que yo creo, obtendré. Puedo decretarlo, declararlo, poner mi compromiso en ello. Hacer todo lo necesario para que suceda, pero no hay garantías ni de que sucedan, ni de que me sienta de tal o cual manera. Y mientras que espero que suceda, para que traiga la felicidad, estabilidad, seguridad o eso que quiero tener o ser, me estoy perdiendo vivir en el único momento del que realmente dispongo y puedo hacerlo: aquí y ahora.

También vivimos en el otro extremo. No es en el futuro, de todo lo que podría ser, donde nuestra mente o nosotros estamos, sino en el pasado.  Vivimos de lo que fue, de lo que sucedió, de lo que hicimos, fuimos o tuvimos. Jóvenes en las universidades frustrados porque eran excelentes en el colegio y en la universidad no atan una. Empresarios que lo tuvieron todo y hoy no pueden salir adelante porque siguen atados a un pasado exitoso donde tuvieron todo, y esperan en el presente que, como por arte de magia, “suceda” lo mismo; sin darse cuenta que están siendo y haciendo lo mismo que funcionó en el pasado y no viviendo el presente, enfrentando la situación actual y encontrando nuevas soluciones a los nuevos problemas y retos que enfrenta. Puedo recurrir a mi pasado como un espacio de aprendizaje, pero no funciona cuando voy a él para evadir o enfrentar lo que hoy existe, tengo o soy.

Kierkegaard decía: “El ser humano crea su propia infelicidad e insatisfacción porque permanece atrapado entre los recuerdos de los placeres y éxitos pasados o sigue esperando los nuevos por venir”.  Aquí y ahora es el único tiempo en el que puedes accionar y crear. El pasado no lo puedes cambiar y el futuro es incierto y no hay garantías. Frases como: “Merezco ser feliz porque yo he sido o hecho…” me mantienen en la inacción porque estoy esperando que, como hice o fui de ciertas maneras, entonces debo recibir “un premio”. Así es como crecemos, acción y reacción, recompensas y castigos.  Cuando en realidad lo único que sí puedo es: viviendo en el presente, crear, construir y “ganármelo”, momento a momento… aquí y ahora.

¿Quieres saber cómo es o cómo vivir en el presente?  Mira a los niños pequeños.  Cualquier cosa que les sucede se trata del “ahora”. Si algo les divierte se ríen lo que quieran reírse. Si se golpean, lloran lo que necesitan llorar. Ni un segundo más ni uno menos. No se ponen a pensar si fue justo o injusto, si esta es la última vez que le pasa. Si la mesa o la silla no deberían haber estado allí, ni quién fue el culpable. Nada de eso es trascendente para un niño. Y ¿por qué? Porque viven en el “presente”, no les importa lo que ya sucedió, tener la razón de las injusticias, o pensar en el futuro que no saben si existirá. Se gozan lo que tienen, disfrutan al máximo estar vivos, y viven plenamente el “aquí” y el “ahora”, que es el regalo más grande que tenemos, no por casualidad se llama presente.

Te has preguntado cómo sería tú vida si vivieses como los niños, aquí y ahora, momento a momento, sin estar atado a tu pasado, corriéndote el riesgo de soltarlo, sin querer tener la razón, viviendo al 100% el presente, disfrutando lo que eres y tienes sin esperar a que algo en el futuro suceda?  Te invito a que lo pienses, y como alguna vez escuche: “carpe diem…” (aprovecha el día…)

Éxitos.

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