Suárez Símich

El autor explícitamente menciona que esta obra está dedicada a sus padres. Al comienzo leemos la dedicatoria “A mi madre, lectora voraz del género policial” y luego, en “A manera de prefacio”, se revela que uno de los propósitos de esta novela es rendir tributo al cuerpo de la Policía de Investigaciones del Perú (PIP), institución en la que el padre del autor trabajó por 36 años. La sensibilidad de Suárez Símich se deja ver a través de estas acciones, caballero gentil y generoso que siempre ha apostado por un Perú mejor.

Suarez Símich retorna a un acontecimiento de gran magnitud popular, cuando el deporte es manifestado como gran expresión cultural y de identidad y donde se encuentra una muerte ambigua que compromete a una alta esfera social. Esta crítica y denuncia busca reclamar y concientizar al poder político que no quiere ver más allá de sus propias ambiciones.

Estamos ante un relato cautivante, de agradable lectura, que confirma el talento narrativo de Suárez Símich y nos lleva a esperar nuevas y valiosas producciones.

Salud al Marqués de Montserrat, como suele firmar Suárez Símich, haciendo gala de sus ancestros nobiliarios.

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