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Mario Suárez Símich y su carnaval novelesco

"Ahora retorna al relato histórico y nos localiza en un año sumamente interesante tanto cultural como deportivamente: 1939, el año en que Perú triunfa en el décimo quinto Campeonato Sudamericano de fútbol, equivalente a nuestra actual “Copa América”, y se vuelve por primera vez en la historia campeón sudamericano."

Mario Suárez Símich es profesor y escritor, muy conocido en los ambientes literarios limeños por su aguda lengua y su maestría en el arte de la danza. Estudió literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y derecho en la Universidad San Martín de Porras a principios de los años de la violencia política, por lo que se le identifica como uno de los narradores más representativos de la llamada Generación del 80, la más nutrida de las últimas décadas y sin embargo poco reconocida en  nuestra tradición literaria.

Suárez Símich ha publicado las novelas El paraíso del arcángel San Miguel (2003), El tiempo que muere en nuestros brazos: cartas a Silvia (2006) y más recientemente El carnaval de los espíritus (Altazor, 2021), novela histórica de corte policial que afianza su dominio del género y lo eleva a niveles poco antes alcanzados.

Ahora retorna al relato histórico y nos localiza en un año sumamente interesante tanto cultural como deportivamente: 1939, el año en que Perú triunfa en el décimo quinto Campeonato Sudamericano de fútbol, equivalente a nuestra actual “Copa América”, y se vuelve por primera vez en la historia campeón sudamericano. Este acontecimiento es magistralmente vinculado a un tema de corte policial, donde, a través de los hechos –muerte de Don Filomeno Bianco, aparición de su viuda, la banca italiana, etc.– que se van tejiendo, el mundo narrativo se vuelve más ambiguo y se deja ver ambivalentemente mediante el narrador-personaje, el detective Alberto Kisich, quien debe resolver un intrincado misterio criminal.

El asesinato del magnate italiano don Filomeno Bianco va a generar una serie de suposiciones que implican a distintos estratos sociales, donde la hipocresía, la corrupción y la ambición son los temas notables dentro del imaginario limeño y los que destacan en el constructo nacional. Así, esta novela nos lleva por espacios populares y también por acciones mezquinas propias de una sociedad deteriorada como la limeña.

El lenguaje utilizado es vivaz, coloquial y ameno. Con humor y una justa sátira hacia ciertas convenciones capitalinas y de la política en general, el autor critica a esta sociedad corrupta y a la vez falsa. De esa manera, las descripciones de los personajes –meticulosas y detallistas– nos invitan a un mundo lleno de colorido histórico y de costumbres establecidas que serán luego cuestionadas bajo la luz de una mirada más pragmática y modernizante. Sin embargo, encontramos que muchas de las peripecias que se encuentran en la novela son acciones que enfrentamos en la actualidad, donde una política egoísta no nos deja crecer como país. En ese sentido, la alegoría histórica de Suárez Símich es una herramienta para iluminar los desoladores problemas de nuestro presente, caótico e incierto.

El autor explícitamente menciona que esta obra está dedicada a sus padres. Al comienzo leemos la dedicatoria “A mi madre, lectora voraz del género policial” y luego, en “A manera de prefacio”, se revela que uno de los propósitos de esta novela es rendir tributo al cuerpo de la Policía de Investigaciones del Perú (PIP), institución en la que el padre del autor trabajó por 36 años. La sensibilidad de Suárez Símich se deja ver a través de estas acciones, caballero gentil y generoso que siempre ha apostado por un Perú mejor.

Suarez Símich retorna a un acontecimiento de gran magnitud popular, cuando el deporte es manifestado como gran expresión cultural y de identidad y donde se encuentra una muerte ambigua que compromete a una alta esfera social. Esta crítica y denuncia busca reclamar y concientizar al poder político que no quiere ver más allá de sus propias ambiciones.

Estamos ante un relato cautivante, de agradable lectura, que confirma el talento narrativo de Suárez Símich y nos lleva a esperar nuevas y valiosas producciones.

Salud al Marqués de Montserrat, como suele firmar Suárez Símich, haciendo gala de sus ancestros nobiliarios.

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novelas literarias, Suárez Símich

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