Sudaca conversó con el periodista Carlos Cabrejos, quien ha seguido de cerca el trabajo de Juan Carrasco y analiza su trabajo en el caso que terminó con la absolución de Edwin Oviedo.
¿Le sorprendió el desenlace del caso que involucraba a Edwin Oviedo?
Me sorprende porque continuamos sin saber quiénes son los responsables de esas dos muertes. Las familias van a continuar con la intriga de saber quiénes son los autores intelectuales. Respecto a cómo se condujo la investigación, nosotros, como medio de comunicación que pudimos advertir la manera en que se realizó en su etapa inicial, sospechábamos que el final iba a ser adverso.
¿Qué cree que pretendía Juan Carrasco con este caso que presentaba tantas falencias en investigación?
Recuerdo mucho un pasaje de una conversación que ocurrió en el Ministerio de Interior en la que se mencionó que era una fuerza externa que generó un estado de violencia en esa época con la intención de sacar a Edwin Oviedo de la administración de la empresa Tumán. Lo recuerdo porque por esas épocas Chiclayo vivía muy convulsionado y, tanto la Fiscalía y como la policía, no se daban abasto. Entonces ya aparecía Carrasco mediáticamente reflejando parte de un trabajo que es normal que hagan los fiscales. Más que todo se buscó una tribuna política con el ánimo de tener un espacio en el escenario público nacional y no tanto como representante del Ministerio Público sino como representante de alguna organización política o algún gobierno. Lo que hizo fue utilizar todos los casos para poder ganar fama.
¿Carrasco sabía que la absolución sería el final del caso?
Quizá no lo esperaba, pero se ufanaba que tenía más de cien elementos de convicción y todo corroborado para arribar a una sentencia condenatoria. Lo que no advirtió fue que sus propios colegas del distrito fiscal de La Libertad, ellos sí sin mucha parafernalia, hicieron un trabajo previo y advirtieron las irregularidades al presentar el informe. Lo que ha llevado es que finalmente le terminen enrostrando el mal trabajo que hizo y a Carrasco no le queda más que sorprenderse. El hecho de forzar una colaboración eficaz hasta en cuatro juzgados de investigación preparatoria denota que hay una especie de desesperación de no haber establecido un criterio correcto para encaminar una eficaz investigación que termine de manera satisfactoria.
¿Qué situaciones extrañas encontraron del trabajo que realizó Carrasco?
Uno de los testigos señala que el señor Manuel Rimarachín había solicitado garantías porque temía por su vida y había dado los nombres de dos personas que sospechaba que estaban detrás de algún ataque. En el testimonio menciona al señor Gregorio Leguía Cerna que es el colaborador eficaz y menciona a Percy Farro Witte, que es el otro asesinado. Esa línea de investigación no se continuó y ni se ha visto en la investigación que hizo Carrasco y que quizá pudo haber ido por ese lado.
¿Carrasco buscaba fama con el caso Oviedo o también protegía a alguien?
Es probable, porque tampoco es al azar y aparecen en una línea del tiempo personajes como su cuñado vinculado a personajes con intereses a la empresa Tumán. También aparece su primo político, el abogado Fran Guevara Díaz, que también tenía participación directa en la empresa Tumán. Tenían vínculos muy cercanos y en algún momento han firmado documentos y promovido la instalación de administraciones judiciales. En el caso de Guevara Díaz acepta que es integrante de una organización criminal y Carrasco, que estuvo en la Fecor, nunca lo vio.
¿Por qué sabiendo que el caso Oviedo tenía graves falencias salió a cuestionar el trabajo de la fiscal Ludeña?
Carrasco tiene una particularidad y es la de victimizarse. Es el principal recurso que ha sabido manejar muy bien por años. Cuando se venía un proceso judicial contra alguna red criminal, si quería ejercer cierta presión sobre los magistrados, aparecía Carrasco con un informe policial diciendo que lo querían matar. Pero sus propios fiscales decían que era mentira y era un escenario creado para ejercer presión para obtener prisiones preventivas y condenas. Salir a cuestionar a la fiscal Ludeña es parte del show. Lo correcto es hacer un mea culpa. Pero Juan es un tipo que parece artista de cine. No nos sorprende nada.
¿Existen casos similares al de Oviedo en el historial de Juan Carrasco?
Hay un caso llamado ”El Señor de los Milagros”. Es un caso en el cual se lleva a la etapa de investigación inicial a casi cien personas de las cuales se terminó condenando a dos o tres. Se destinó una gran cantidad de dinero, se hizo toda la investigación que mediáticamente se decía que era una verdadera lucha contra la criminalidad pero que finalmente no arribó a nada. Se terminó exculpando a casi cien personas después de haberlas sometido a un escrutinio fiscal donde el trabajo arribó a cero y los actos delictivos que se investigaron quedaron en nada. El segundo casi tiene que ver con “La Nueva Gran Sangre” y en el cual con un testimonio de aspirante a colaborador se intentó poner condenas efectivas a un determinado número de personajes que hasta el momento continúan en un proceso judicial. El otro caso que está a punto de perder la Fiscalía es el de “La Hermanada del Norte”, en donde su propio colaborador de Carrasco les ha terminado por reventar en la cara el grosero trabajo que han hecho utilizando adrede testimonios para involucrar a inocentes.